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Roberto Belarmino, Santo |
Obispo y Doctor de la Iglesia
Martirologio Romano: San Roberto Belarmino,
obispo y doctor de la Iglesia, miembro de la Compañía
de Jesús, que intervino de modo preclaro, con modos sutiles
y peculiares, en las disputas teológicas de su tiempo. Fue
cardenal, y durante algún tiempo también obispo entregado al ministerio
pastoral de la diócesis de Capua, en Italia, desempeñando finalmente
en la Curia romana múltiples actividades en defensa doctrinal de
la fe (1621).
Etimológicamente: Roberto = Aquel que brilla por
su fama, es de origen germánico.
Etimológicamente: Belarmino = Aquel querrero
que tiene todas las armas,es de origen germánico.
Este santo ha sido uno de los más
valientes defensores de la Iglesia Católica contra los errores de
los protestantes. Sus libros son tan sabios y llenos de
argumentos convencedores, que uno de los más famosos jefes protestantes
exclamó al leer uno de ellos: "Con escritores como éste,
estamos perdidos. No hay cómo responderle".
San Roberto nació en Monteluciano,
Toscana (Italia), en 1542. Su madre era hermana del Papa
Marcelo II. Desde niño dio muestras de poseer una inteligencia
superior a la de sus compañeros y una memoria prodigiosa.
Recitaba de memoria muchas páginas en latín, del poeta Virgilio,
como si las estuviera leyendo. En las academias y discusiones
públicas dejaba admirados a todos los que lo escuchaban. El
rector del colegio de los jesuitas en Montepulciano dejó escrito:
"Es el más inteligente de todos nuestros alumnos. Da esperanza
de grandes éxitos para el futuro".
Por ser sobrino de un
Pontífice podía esperar obtener muy altos puestos y a ello
aspiraba, pero su santa madre lo fue convenciendo de que
el orgullo y la vanidad son defectos sumamente peligrosos y
cuenta él en sus memorias: "De pronto, cuando más deseoso
estaba de conseguir cargos honoríficos, me vino de repente a
la memoria lo muy rápidamente que se pasan los honores
de este mundo y la cuenta que todos vamos a
tener que darle a Dios, y me propuse entrar de
religioso, pero en una comunidad donde no fuera posible ser
elegido obispo ni cardenal. Y esa comunidad era la de
los padres jesuitas". Y así lo hizo. Fue recibido de
jesuita en Roma en 1560, y detalles de los misterios
de Dios: él entraba a esa comunidad para no ser
elegido ni obispo ni cardenal (porque los reglamentos de los
jesuitas les prohibían aceptar esos cargos) y fue el único
obispo y cardenal de los Jesuitas en ese tiempo.
Uno de
los peores sufrimientos de San Roberto durante toda la vida
fue su mala salud. En él se cumplía lo que
deseaba San Bernardo cuando decía: "Ojalá que los superiores tengan
una salud muy deficiente, para que logren comprender a los
débiles y enfermos". Cada par de meses tenían que enviar
a Roberto a las montañas a descansar, porque sus condiciones
de salud eran muy defectuosas. Pero no por eso dejaba
de estudiar y de prepararse.
Ya de joven seminarista y profesor,
y luego como sacerdote, Roberto Belarmino atraía multitudes con sus
conferencias, por su pasmosa sabiduría y por la facilidad de
palabra que tenía y sus cualidades para convencer a los
oyentes. Sus sermones fueron extraordinariamente populares desde el primer día.
Los oyentes decían que su rostro brillaba mientras predicaba y
que sus palabras parecían inspiradas desde lo alto.
Belarmino era un
verdadero ídolo para sus numerosos oyentes. Un superior enviado desde
Roma para que le oyera los sermones que predicaba en
Lovaina, escribía luego: "Nunca en mi vida había oído hablar
a un hombre tan extraordinariamente bien, como habla el padre
Roberto".
Era el predicador preferido por los universitarios en Lovaina, París
y Roma. Profesores y estudiantes se apretujaban con horas de
anticipación junto al sitio donde él iba a predicar. Los
templos se llenaban totalmente cuando se anunciaba que era el
Padre Belarmino el que iba a predicar. Hasta se subían
a las columnas para lograr verlo y escucharlo.
Al principio los
sermones de Roberto estaban llenos de frases de autores famosos,
y de adornos literarios, para aparecer como muy sabio y
literato. Pero de pronto un día lo enviaron a hacer
un sermón, sin haberle anunciado con anticipación, y él sin
tiempo para prepararse ni leer, se propuso hacer esa predicación
únicamente con frases de la S. Biblia (la cual prácticamente
se sabía de memoria) y el éxito fue fulminante. Aquel
día consiguió más conversiones con su sencillo sermoncito bíblico, que
las que había obtenido antes con todos sus sermones literarios.
Desde ese día cambió totalmente su modo de predicar: de
ahora en adelante solamente predicará con argumentos tomados de la
S. Biblia, no buscando aparecer como sabio, sino transformar a
los oyentes. Y su éxito fue asombroso.
Después de haber sido
profesor de la Universidad de Lovaina y en varias ciudades
más, fue llamado a Roma, para enseñar allá y para
ser rector del colegio mayor que los Padres Jesuitas tenían
en esa capital. Y el Sumo Pontífice le pidió que
escribiera un pequeño catecismo, para hacerlo aprender a la gente
sencilla. Escribió entonces el Catecismo Resumido, el cual ha sido
traducido a 55 idiomas, y ha tenido 300 ediciones en
300 años (una por año) éxito únicamente superado por la
S. Biblia y por la Imitación de Cristo. Luego redactó
el Catecismo Explicado, y pronto este su nuevo catecismo estuvo
en las manos de sacerdotes y catequistas en todos los
países del mundo. Durante su vida logró ver veinte ediciones
seguidas de sus preciosos catecismos.
Se llama controversia a una discusión
larga y repetida, en la cual cada contendor va presentando
los argumentos que tiene contra el otro y los argumentos
que defienden lo que él dice.
Los protestantes (evangélicos, luteranos, anglicanos,
etc.) habían sacado una serie de libros contra los católicos
y estos no hallaban cómo defenderse. Entonces el Sumo Pontífice
encomendó a San Roberto que se encargara en Roma de
preparar a los sacerdotes para saber enfrentarse a los enemigos
de la religión. El fundó una clase que se llamaba
"Las controversias", para enseñar a sus alumnos a discutir con
los adversarios. Y pronto publicó su primer tomo titulado así:
"Controversias". En ese libro con admirable sabiduría, pulverizaba lo que
decían los evangélicos y calvinistas. El éxito fue rotundo. Enseguida
aparecieron el segundo y tercer tomo, hasta el octavo, y
los sacerdotes y catequistas de todas las naciones encontraban en
ellos los argumentos que necesitaban para convencer a los protestantes
de lo equivocados que están los que atacan nuestra religión.
San Francisco de Sales cuando iba a discutir con un
protestante llevaba siempre dos libros: La S. Biblia y un
tomo de las Controversias de Belarmino. En 30 años tuvieron
20 ediciones estos sus famosos libros. Un librero de Londres
exclamaba: "Este libro me sacó de pobre. Son tantos los
que he vendido, que ya se me arregló mi situación
económica".
Los protestantes, admirados de encontrar tanta sabiduría en esas publicaciones,
decían que eso no lo había escrito Belarmino solo, sino
que era obra de un equipo de muchos sabios que
le ayudaban. Pero cada libro lo redactaba él únicamente, de
su propio cerebro.
El Santo Padre, el Papa, lo nombró obispo
y cardenal y puso como razón para ello lo siguiente:
"Este es el sacerdote más sabio de la actualidad".
Belarmino se
negaba a aceptar tan alto cargo, diciendo que los reglamentos
de la Compañía de Jesús prohiben aceptar títulos elevados en
la Iglesia. El Papa le respondió que él tenía poder
para dispensarlo de ese reglamento, y al fin le mandó,
bajo pena de pecado mortal, aceptar el cardenalato. Tuvo que
aceptarlo, pero siguió viviendo tan sencillamente y sin ostentación como
lo había venido haciendo cuando era un simple sacerdote.
Al llegar
a las habitaciones de Cardenal en el Vaticano, quitó las
cortinas lujosas que había en las paredes y las mandó
repartir entre las gentes pobres, diciendo: "Las paredes no sufren
de frío".
Los superiores Jesuitas le encomendaron que se encargara de
la dirección espiritual de los jóvenes seminaristas, y San Roberto
tuvo la suerte de contar entre sus dirigidos, a San
Luis Gonzaga. Después cuando Belarmino se muera dejará como petición
que lo entierren junto a la tumba de San Luis,
diciendo: "Es que fue mi discípulo".
En los últimos años pedía
permiso al Sumo Pontífice y se iba a pasar semanas
y semanas al noviciado de los Jesuitas, y allá se
dedicaba a rezar y a obedecer tan humildemente como si
fuera un sencillo novicio.
En la elección del nuevo Sumo Pontífice,
el cardenal Belarmino tuvo 14 votos, la mitad de los
votantes. Quizá no le eligieron por ser Jesuita (pues estos
padres tenían muchos enemigos). El rezaba y fervorosamente a Dios
para que lo librara de semejante cargo tan difícil, y
fue escuchado.
Poco antes de morir escribió en su testamento que
lo poco que tenía se repartiera entre los pobres (lo
que dejó no alcanzó sino para costear los gastos de
su entierro). Que sus funerales fueran de noche (para que
no hubiera tanta gente) y se hicieran sin solemnidad. Pero
a pesar de que se le obedeció haciéndole los funerales
de noche, el gentío fue inmenso y todos estaban convencidos
de que estaban asistiendo al entierro de un santo.
Murió el
17 de septiembre de 1621. Su canonización se demoró mucho
porque había una escuela teológica contraria a él, que no
lo dejaba canonizar. Pero el Sumo Pontífice Pío XI lo
declaró santo en 1930, y Doctor de la Iglesia en
1931.
Antiguamente se lo festejaba el 13 de mayo, en la
actualidad su fiesta es el 17 de septiembre, día de
su nacimiento al Reino de Dios.
ORACIÓN Señor Dios, tú que, para defender
la fe de la Iglesia y promover su renovación espiritual, diste a
San Roberto Belarmino una ciencia y una fortaleza admirables, concédenos, por la intercesión
de este insigne doctor de la Iglesia, conservar y vivir siempre en toda
su integridad el mensaje evangélico al que él consagró toda su
vida. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo. Amén.
San Roberto Belarmino (1542-1621) Fiesta: 17 de septiembre
Etim: Roberto:"El que brilla por su fama" (Ro: buena fama. Bert: brillar). Belarmino: "guerrero bien armado". (Bel: guerrero. Armin: armado). Verdaderamente su fama brilló por ser un bien armado guerrero en defensa de la verdadera fe)
Jesuita; Arzobispo de Capua, Cardenal; Doctor de la Iglesia; defensor de la doctrina durante y después de la Reforma Protestante. Escribió dos catecismos y numerosas obras de apologética.
Sus libros y prédicas sobre la defensa de la fe le ganaron el título de "martillo de los herejes". Sin embargo, era un hombre humilde y lleno de caridad para todos.
De sus obras:Con su Catecismo en forma de diálogo, llegó a ser maestro de generaciones de niños. 15 Marcas de la Iglesia.
Síntesis: Nació
el año 1542 en Montepulciano, ciudad de la región toscana. Ingresó en
la Compañía de Jesús, en Roma, y fue ordenado sacerdote. Sostuvo
célebres disputas en defensa de la fe católica y enseñó teología en el
Colegio Romano. Fue elegido cardenal y nombrado obispo de Capua. Trabajó
también en las Congregaciones romanas, contribuyendo con su ayuda a la
solución de muchas cuestiones. Murió en Roma el año 1621.
Vida de San Roberto Belarmino-Butler, Vida de los Santos, revisada SCTJM.
Uno de los más grandes defensores de la Iglesia contra la Reforma protestante, fue Roberto Francisco Rómulo Belarmino. Roberto nació en 1542 en la ciudad de Montepulciano, en Toscana, de una noble familia venida a menos. Sus padres eran Vicente Belarmino y Cintia Cervi, hermana del Papa Marcelo II. Desde
niño, Roberto dio muestras de una inteligencia superior; conocía a
Virgilio de memoria, escribía buenos versos latinos, tocaba el violín y
así, pronto empezó a desempeñar un brillante papel en las disputas
públicas, con gran admiración de sus conciudadanos.
Decisión por Cristo Cuando
tenía diecisiete años, el rector del colegio de los jesuitas de
Montepulciano escribió sobre él en una carta: "Es el mejor de nuestros
alumnos y no está lejos del Reino de los Cielos".
Por
ser sobrino de un Pontífice podía esperar obtener muy altos puestos y a
ello aspiraba cuando era joven, pero su madre, que era muy piadosa, lo
había convencido de que el orgullo y la vanidad son defectos sumamente
peligrosos. El cuenta en sus memorias: "De pronto, cuando más deseoso
estaba de conseguir cargos honoríficos, me vino de repente a la memoria
lo muy rápidamente que se pasan los honores de este mundo y la cuenta
que todos vamos a tener que darle a Dios, y me propuse entrar de
religioso, pero en una comunidad donde no fuera posible ser elegido
obispo ni cardenal. Y esa comunidad era la de los padres jesuitas". Así lo hizo, aunque le costó la oposición de su padre.
El general jesuita hasta le redujo el tiempo de su noviciado y le
destinó casi inmediatamente a proseguir los estudios en el Colegio
Romano. Fue recibido de jesuita en Roma en 1560. Quien le iba a decir a
San Roberto que Dios tenía destinado a ser cardenal.
Cambio providencial. Al principio los sermones de Roberto estaban llenos de
frases de autores famosos, y de adornos literarios, para aparecer como
muy sabio y literato. Pero de
pronto un día lo enviaron a hacer un sermón, sin haberle anunciado con
anticipación, y él sin tiempo para prepararse ni leer, se propuso hacer
esa predicación únicamente con frases de la S. Biblia (la cual
prácticamente se sabía de memoria) y el éxito fue fulminante. Aquel
día consiguió más conversiones con su sencillo sermoncito bíblico, que
las que había obtenido antes con todos sus sermones literarios. Desde
ese día cambió totalmente su modo de predicar: de ahora en adelante
solamente predicará con argumentos tomados de la S. Biblia, no buscando
aparecer como sabio, sino transformar a los oyentes. Y su éxito fue asombroso.
FormadorRoberto tuvo que luchar toda la vida contra la mala salud. Al fin de los tres años de filosofía estaba tan débil, que
los superiores le enviaron a tomar los aires natales; el joven
religioso aprovechó su estancia en Toscana para instruir a los niños y
dar conferencias de retórica y poética latinas. Un año más tarde, fue trasladado a Mondavi del Piamonte y destinado a dar cursos sobre Cicerón y Demóstenes. Roberto
no conocía del griego más que el alfabeto, pero, con su obediencia y
energía características, preparaba por la noche la lección de gramática
griega que debía impartir al día siguiente. El futuro cardenal se oponía al castigo corporal de los alumnos y jamás lo empleó. Además de ejercer el magisterio, predicaba con frecuencia y el pueblo acudía en masa a sus sermones. Su
provincial, el P. Adorno, que le oyó predicar un día, le envió
inmediatamente a la Universidad de Padua para que recibiese cuanto antes
la ordenación sacerdotal. Roberto se entregó ahí nuevamente a la predicación y al estudio; pero al poco tiempo, el padre general, San Francisco de Borja,
le envió a Lovaina a proseguir sus estudios y a predicar en la
Universidad, para contrarrestar las peligrosas doctrinas que esparcía el
canciller Miguel Bayo y otros. En el viaje a Bélgica tuvo por compañero al inglés Guillermo Allen, que sería también, un día, cardenal. Belarmino pasó siete años en Lovaina. Sus
sermones fueron extraordinariamente populares desde el primer día, a
pesar de que predicaba en latín y era de tan corta estatura, que subía
en un banquillo para sobresalir en el púlpito a fin de que el auditorio
pudiese verle y oírle. Pero sus oyentes decían que su rostro brillaba de una manera extraordinaria y que sus palabras eran inspiradas.
Después de recibir la ordenación sacerdotal, en Gante, en 1570, ocupó una cátedra en la Universidad de Lovaina. Fue el primer jesuita a quien se confirió ese honor. Sus
cursos sobre la "Summa" de Santo Tomás, en los que exponía
brillantemente la doctrina del santo Doctor, le proporcionaban la
ocasión de refutar las doctrinas de Bayo sobre la gracia, la libertad y
la autoridad pontificia.
No
cedió a la tentación de las tácticas mundanas frecuentemente utilizadas
en las disputas doctrinales: Los ataques personales, el cinismo, el
desprecio, las exageraciones, los insultos. Ni siquiera mencionaba los
nombres de sus adversarios sino que se limitaba elucidar los temas
controversiales enseñando la verdad y exponiendo el error.
No
obstante el trabajo abrumador que tenía con sus sermones y clases, San
Roberto encontró todavía tiempo en Lovaina para aprender el hebreo y
estudiar a fondo la Sagrada Escritura y los escritos de los Santos
Padres. La gramática hebrea que escribió entonces para ayuda de los estudiantes llegó a ser muy popular.
Las Controversias Como su salud empezaba a flaquear, los superiores le llamaron nuevamente a Italia. San
Carlos Borromeo trató de que le destinasen a Milán, pero fue nombrado
en 1576 para ocupar la nueva cátedra de teología apologética "de
controversiis", es decir, la defensa de la ortodoxia católica en la
Universidad Gregoriana, que en ese tiempo se llamaba Colegio Romano. La
apologética era, como lo es hoy día, de gran importancia dado a la
cantidad de errores que tienen confundidos al pueblo.
San Roberto trabajó incansablemente en esa cátedra y en la preparación de los cuatro enormes volúmenes de sus "Discusiones sobre los puntos controvertidos", popularmente conocidos como "Las Controversias". San
Roberto en estos libros explica la posición católica ante los errores
de los protestantes (luteranos, evangélicos, anglicanos, y otros.).
Estos por su parte habían sacado una serie de libros contra los
católicos y San Roberto produjo las mejores respuestas. El éxito fue
rotundo, teniendo 30 ediciones en 20 años. Los sacerdotes y catequistas de todas las naciones encontraban en ellos los argumentos que necesitaban para la sana enseñanza. San Francisco de Sales utilizaba mucho estos libros de San Roberto.
Tres
siglos más tarde, el competente historiador Hefele calificaba esa obra
como "la más completa defensa del catolicismo que se ha publicado hasta
nuestros días". San Roberto
conocía tan a fondo la Biblia, los Santos Padres y los escritos de los
herejes, que muchos de sus adversarios no podían creer que sus
"Controversias" fuesen la obra de un solo escritor y sostenían que su
nombre era el anagrama de un conjunto de sabios jesuitas.
Las
"Controversias" de San Roberto aparecieron en el momento más oportuno,
pues los principales reformadores acababan de publicar una serie de
volúmenes en los que se proponían demostrar que, desde el punto de vista
histórico, el protestantismo era el verdadero representante de la
Iglesia de los Apóstoles. Como
esos volúmenes habían sido publicados en Magdeburgo y cada tomo
correspondía a un siglo, la colección recibió el nombre de "Las
Centurias de Magdeburgo". Baronio refutó dicha obra desde el punto de vista histórico, y Belarmino desde el dogmático. El éxito de las "Controversias" fue instantáneo: clérigos y laicos, católicos y protestantes leyeron ávidamente los volúmenes. En
Londres la obra fue prohibida, sin embargo un librero declaró: "Este
jesuita me ha hecho ganar más dinero que todos los otros teólogos
juntos".
Uno de los más famosos jefes protestantes exclamó al leer uno de sus libros: "Con escritores como éste, estamos perdidos. No hay como responderle".
Diplomacia En
1589, San Roberto tuvo que interrumpir algún tiempo sus estudios para
acompañar al cardenal Cayetano en una embajada diplomática a Francia,
desgarrada entonces por la guerra entre Enrique de Navarra y la Liga. La embajada no produjo ningún resultado; pero sus miembros
vivieron la experiencia de ocho meses de sitio en París, donde, según
San Roberto Belarmino, "no hicieron nada pero sufrieron mucho". Al
contrario del cardenal Cayetano, quien favorecía a los españoles, San
Roberto apoyaba abiertamente la idea de pactar con Enrique de Navarra,
con tal de que se convirtiese al catolicismo; pero el Papa Sixto V murió
por entonces, poco después del fin del sitio, y los embajadores fueron
llamados de nuevo a Roma.
BiblistaAlgo
más tarde, San Roberto dirigió una comisión a la que el Papa Clemente
VIII encargó preparar la publicación de una edición revisada de la
Biblia Vulgata. Ya en la época de
Sixto V se había preparado una edición, bajo la supervisión del
Pontífice; pero la falta de conocimiento de los exegetas y el temor de
modificar demasiado el texto corriente, la habían convertido en un
trabajo inútil. La nueva
versión, que recibió el "imprimatur" de Clemente VIII, precedida de un
prefacio de San Roberto Belarmino, es el texto latino que se usa
actualmente.
Maestro de las almasSan Roberto vivía entonces en el Colegio Romano. Como director espiritual de la casa, había estado en estrecho contacto con San Luis Gonzaga, a quien atendió en su lecho de muerte. El
futuro cardenal profesaba tanto cariño al santo joven, que pidió ser
enterrado a sus pies, "pues fue una época mi hijo espiritual".
Por entonces empezó para San Roberto la carrera de los honores. En 1592, fue nombrado rector del Colegio Romano y, en 1594, provincial de Nápoles.
Tres años más tarde, volvió a Roma a trabajar como teólogo de Clemente VIII. Por expreso deseo del Pontífice escribió sus dos célebres catecismos para gente sencilla. Su famoso Catecismo Resumido Fue
traducido a 55 idiomas y ha tenido mas de 300 ediciones, éxito superado
solo por la Santa Biblia y La Imitación de Cristo. Luego redactó el Catecismo Explicado, el cual llegó a las manos de sacerdotes y catequistas en todos los países del mundo. Durante su vida logró ver veinte ediciones seguidas de sus preciosos catecismos.
Un Humilde Cardenal Dios
tiene sus caminos. San Roberto entró en los Jesuitas porque estos
tenían un reglamento que prohibía aceptar cargos en la jerarquía. Sin
embargo, por obediencia al Sumo Pontífice, muy en contra de sus deseos
personales, llegó a ser el único obispo y cardenal de los jesuitas en
ese tiempo. En 1598, Belarmino fue elevado al cardenalato por Clemente
VIII, "en premio de su ciencia inigualable". El
santo no abandonó su austeridad. Se alimentaba, como los pobres, de pan
y ajo y ni siquiera en invierno había fuego en su casa. En cierta ocasión pagó el rescate de un soldado que había
desertado y regalaba a los pobres los tapices de sus departamentos,
diciendo: "Las paredes no tienen frío".
Arzobispo de CapuaEn 1602, fue inesperadamente nombrado arzobispo de Capua. Cuatro días después de su consagración, partió de Roma a su sede. Aunque
fue admirable en todo, tal vez donde más se distinguía era en el
ejercicio de las funciones pastorales en su inmensa diócesis. Haciendo
a un lado los libros, aquel hombre de estudios, que no tenía ninguna
experiencia pastoral, se dedicó a evangelizar a su pueblo con el celo de
un joven misionero y a aplicar las reformas decretadas por el Concilio
de Trento. Predicaba
continuamente, visitaba su diócesis, exhortaba al clero, instruía a los
niños, socorría a los necesitados y se ganó el cariño de todos sus
hijos.
Regresa a RomaSan Roberto no pudo permanecer mas que tres años en Capua ya que el recién elegido Papa Paulo
V le insistió en que volviese a la Ciudad Eterna. San Roberto renunció a
su diócesis y, a partir de entonces, como encargado de la Biblioteca
Vaticana y como miembro de casi todas las congregaciones, desempeñó un
papel muy importante en todos los asuntos de la Santa Sede.
Cuando
Venecia abrogó arbitrariamente los derechos de la Iglesia y fue
castigada con el entredicho, San Roberto fue el gran paladín pontificio
en la discusión con el famoso servita veneciano, Fray Pablo Sarpi.
Otro adversario todavía más importante fue Jaime I de Inglaterra. El
cardenal Belarmino había reprendido a su amigo, el arcipreste
Blackwell, por haber prestado el juramento de fidelidad a dicho monarca,
ya que en él se negaban los derechos temporales del Papa. El
rey Jaime, que se consideraba como un controversista, intervino en la
contienda con dos libros en defensa del juramento, a los que respondió
el cardenal Belarmino. En su primera respuesta, San Roberto empleó el tono ligeramente humorístico que manejaba tan bien. En cambio, en el segundo tratado respondió en forma seria y aplastante a cada una de las objeciones de su adversario.
Aunque
defendió abierta y lealmente la supremacía pontificia en lo espiritual,
las opiniones de Belarmino sobre la autoridad temporal no agradaban a
los extremistas de ninguno de los dos campos. Como sostenía que la jurisdicción del Papa sobre los reyes
era sólo indirecta, perdió el favor de Sixto V; y como sostuvo contra
el jurista escocés Barclay que la monarquía no era una institución de
derecho divino, su libro De potestate Papae fue quemado públicamente en el parlamento de París.
Casi nombrado Papa. En la elección del nuevo Sumo Pontífice, el cardenal Belarmino obtuvo 14 votos, la mitad de los votantes. Quizá no lo eligieron por ser Jesuita (los cuales tenían muchos enemigos). El rezaba muy fervorosamente a Dios para que lo librara de semejante cargo.
Amigo de Galileo GalileiSan Roberto era amigo de Galileo Galilei, a quien dedicó uno de sus libros. En
1616, se le confió la misión de amonestar al gran astrónomo; pero en su
amonestación, que Galileo tomó muy bien, se limitó a rogarle que
propusiese simplemente como hipótesis las teorías que no estaban todavía
probadas. Galileo, sin renunciar a sus investigaciones, habría ganado mucho si se hubiese atenido a ese consejo.
Sería imposible mencionar aquí todas las actividades de San Roberto en sus últimos años. Siguió escribiendo hasta el fin, pero ya no obras de
controversia; terminó un comentario de los Salmos y escribió cinco
libros espirituales, el último de los cuales se titulaba "Arte de morir".
Su TestamentoPoco
antes de morir escribió en su testamento que lo poco que tenía se
repartiera entre los pobres. Lo que dejó no alcanzó sino para costear
los gastos del entierro. Pidió que sus funerales fueran de noche (para que no hubiera tanta gente) y se hicieran sin solemnidad. Pero
a pesar de que se le obedeció haciéndole los funerales de noche, el
gentío fue inmenso y todos estaban convencidos de que estaban asistiendo
al entierro de un santo.
Cuando
su vida tocaba a su fin, San Roberto obtuvo permiso de retirarse al
noviciado de San Andrés, Roma, donde murió a los setenta y siete años,
el 17 de diciembre de 1621. Precisamente en esa fecha se celebraba la fiesta de los estigmas de San Francisco de Asís, que se había introducido a petición suya.
El proceso de beatificación, que comenzó casi inmediatamente, se prolongó por tres siglos. Después,
en un solo año, en el 1930, San Roberto obtuvo del Papa Pío XI ser
beatificado y canonizado santo. Fue declarado Doctor de la Iglesia en
1931.
San
Roberto Belarmino, ruega por nosotros para que con todo el corazón
imitemos tu celo por conocer y dar a conocer la verdadera doctrina y
salvar almas.
Roberto Belarmino
Roberto Francisco Rómulo Belarmino fue un arzobispo, inquisidor y cardenal de la Compañía de Jesús, que defendió la fe y la doctrina católica durante y después de la Reforma Protestante, por lo que fue llamado el "martillo de los herejes".
Nació el 4 de octubre del año 1542 en Montepulciano, comuna de la región de la Toscana, en el centro de Italia. Era sobrino del papa Marcelo II, hermano de su madre. Desde niño se destacó por su gran inteligencia.
Se propuso seguir la vida religiosa, pero recordando las enseñanzas
de su piadosa madre, que le había enseñado cuán efímeros son los honores
del mundo, quiso optar por una comunidad donde no pudiera ser nombrado obispo ni cardenal. A pesar de la oposición de su padre, en 1560 fue recibido en la Compañía de Jesús en Roma y en 1570 fue ordenado sacerdote en Gante, Bélgica.
Dio clases en la prestigiosa Universidad Católica de Lovaina. Durante este tiempo se dedicó también a aprender el idioma hebreo y a estudiar a fondo la Sagrada Escritura y los escritos de los Santos Padres. Enseñó teología, filosofía, matemáticas y astronomía.
Escribió dos catecismos (uno resumido y uno explicado), que estuvieron en vigor hasta san Pío X.1 También compuso numerosas obras de apologética.
Estos libros llegaron a ser muy exitosos y populares entre los
sacerdotes y catequistas, que se basaban en ellos para encontrar los
argumentos necesarios para la enseñanza de la correcta doctrina y para
la defensa de la fe católica.
Especialmente son notables sus Controversias en cuatro volúmenes. Colaboró en la nueva edición de los Setenta (la biblia griega); en la corrección del Martirologio; en la redacción de la Ratio Studiorum (el plan de estudios) de la Compañía de Jesús. También intervino en la edición de la Biblia Vulgata (latina).
En sus últimos años se centra principalmente en obras devotas y espirituales, entre las que sobresale su Comentario a los Salmos, del que se hicieron 30 ediciones.
Muy en contra de sus deseos personales, fue nombrado obispo y cardenal. Se dedicó a evangelizar a las personas de su diócesis con gran celo.
En 1598, se le encarga la dirección del proceso de la Inquisición contra Giordano Bruno
(quien tras su negativa a retractarse de sus ideas sobre los múltiples
sistemas solares y la infinitud del universo, pasaría ocho años en
prisión y sería quemado vivo en la hoguera). En 1616 el Santo Tribunal
hace un análisis de la teoría heliocéntrica expuesta por Nicolás
Copérnico y que empezaba a tener mucha fama en el ámbito científico,
filosófico y teológico. De acuerdo a la experiencia cotidiana y por
ciertos fragmentos de la Sagrada Biblia, se llegó a la conclusión de que
esta teoría, aunque no era herética, era contraria a las Escrituras y
falsa en la filosofía, por eso, Belarmino es mandado a que poco después
se haga firmar a Galileo
Galilei, para no exponer su teoría como verdad absoluta, sino como una
hipótesis, puesto que las pruebas todavía no se asentaban a su favor.
El papa Paulo V le pidió que volviera a Roma, donde se hizo cargo de la Biblioteca Vaticana. Murió en Roma el 17 de diciembre del año 1621.
Fue beatificado y canonizado por el papa Pío XI en 1930. Fue declarado doctor de la Iglesia en 1931.
Notas
Bibliografía
Algunas obras
- Judicium de libro, quem lutherani vocant Concordiae. 1585
- Disputationes de controversiis christianae fidei adversus hujus temporis haereticos. Ingolstadt 1586-93
- De translatione imperii romani a Graecis ad Francos, adversus Matthiam Flacium Illyricum. 1589
- Christianae doctrinae explicatio. 1603
- Tractatus de potestate summi pontificis in rebus temporalibus. 1610
- Roberti Belarmini Politiani, Societatis Iesu, S. R. E. Cardinalis, Institutiones
linguae Hebraicae, postremò recognitae, ac locupletae. Huic editioni
accesserunt Tabulae dux, quarum prima Hebraicae linguae elementa
praecipua, altera verò omnium coniugationum tam analogarum quam
anomalarum varietatem comprehenditatem Linguae Syriaxae Iesu-Christo
vernaculae Elementa prima, Syriacis characteribus edita. Coloniae
Allobrogum [= Genf], Apud Petrum de la Rouiere. M.DC.XVI. [1616] - eine
hebräische Grammatik auf 334 S., nachfolgend auf 32 von hinten nach vorn
gezählten Seiten Prima elementa linguae Syriacae Iesu-Christo
vernaculae. Quibus adjecta sunt exercitia quaedam ad lectionem Syriacam
necessaria, cum versione interlineari. per Iohannem Gasbarum
Myricaeum Themarensem Hennembergico-Francum. Coloniae Allobrogum. Typis
Petri de la Rouiere. M.DC.XVI. 1616
- Explanatio in Psalmos. - Düsseldorf : Stahl, 1761-1765. En línea de la Universitäts- und Landesbibliothek Düsseldorf; vols. 4, 5, 6
- De gemitu columbae sive de bono lacrymarum, traducido „Die seufzende Taube (El suspiro de la paloma)“, Verlag Mayer & Co. Viena 1846
traducciones al alemán
- Disputationen über die Streitpunkte des christlichen Glaubens. Vol. I: Über das geschriebene und ungeschriebene Wort Gottes. Biblioteca Maestra Iglesia 1 Malsfeld 2012, ISBN 978-3-943506-02-0
- Disputationen über die Streitpunkte des christlichen Glaubens. Vol. II: Über Christus, das Haupt der ganzen Kirche. Biblioteca Maestra Iglesia 2) Malsfeld 2012, ISBN 978-3-943506-03-7
Literatura
- Opera Oratoria Postuma, herausgegeben von Sebastian Tromp, Roma 1942ff
- Franz Xaver Arnold. Die Staatslehre des Kardinals Bellarmin: Ein Beitrag zur Rechts- und Staatsphilosophie des konfessionellen Zeitalters, Múnich 1934
- Ludwig Sedelaar. Die Lehre von der Mittlerschaft Christi nach dem heiligen Bellarmin, Würzburg 1937
- Manfred Biersack. Initia Bellarminiana: die Prädestinationslehre bei Robert Bellarmin bis zu seinen Löwener Vorlesungen 1570-1576, Wiesbaden 1989
- Thomas Dietrich. Die Theologie der Kirche bei Robert Bellarmin (1542-1621): Systematische Voraussetzungen des Kontroverstheologen, Paderborn 1999
Enlaces externos
Atención: La clave de ordenamiento predeterminada «Belarmino, Roberto» anula la clave de ordenamiento anterior «Belarmino Roberto».
SAN ROBERTO BELARMINOfinal(1).doc
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