viernes, 14 de marzo de 2014

SIGNOS Y SÍMBOLOS DE LA CUARESMA


El tiempo de Cuaresma nos ofrece una gran cantidad de signos y símbolos litúrgicos, llenos de mensaje, que debemos saber interpretar. Otros elementos que son constantes en la vida cristiana, se intensifican durante este tiempo.

Ceniza: Quiere ser el reconocimiento de nuestra condición humana, tan limitada y corruptible. Quiere ser un toque de atención a nuestro orgullo y autosuficiencia. Pero es, sobre todo, una llamada a poner el fundamento de nuestra existencia, no en nosotros mismos, sino en Cristo Salvador, el que puede librarnos de la corrupción y la muerte. Cristo es medicina de inmortalidad. Por eso, al imponer la ceniza, se dice: “Conviértete y Cree en el Evangelio”.

La ceniza que Dios quiere:Que no te gloríes de ti mismo; tus talentos los recibiste para servir.
Que no te consideres dueño de nada, sólo humilde administrador.
Que aprecies el valor de las cosas sencillas.
Que vivas el momento presente
Que no temas la muerte.

- Ayuno y Abstinencia: 
Como signo de austeridad. Se pide algún rigor en la comida y abstenerse de carne en ciertos días. Antes, el no comer carne podía suponer bastante sacrificio. Pero no importa la materialidad, sino el espíritu. La austeridad nos hace más libres y más solidarios. No importaría comer un poco más o un poco menos, importa el superar los vicios y apegos y el ofrecer el fruto de tu ayuno a los hambrientos del mundo.

- El ayuno y la abstinencia que Dios quiere:Que no seas esclavo del consumo, del placer, del poder, del tener, de nada.
Que no pases tanto tiempo ante la TV y sepas discernir y controlar.
Que seas solidario y generoso.

- Cruz: 
El cristiano debe gloriarse en la cruz de nuestro Señor Jesucristo. Por eso la cruz preside siempre nuestras celebraciones. No es sólo dolor y humillación, es salvación y victoria, es el signo del amor más grande.
Por otra parte, la cruz no es para lucirla, sino para vivirla. El signo de la cruz nos compromete a vivir un amor entregado hasta el fin, como el de Cristo.

- La cruz que Dios quiere:
Que sepas llevar la cruz de cada día.
Que sepas aceptar tus dolores y fracasos.
Que sepas compartir la cruz de los hermanos.
Que nunca pongas cruces a los demás.
Que unas siempre tu cruz a la de Cristo.

- Oración: 
La oración es vida del alma, necesidad permanente. En el tiempo cuaresmal se intensifica la escucha de la Palabra y la relación dialogal con Dios. Se nos ofrece el ejemplo de Cristo, que se retiraba al desierto y subía a la montaña para orar. 

- La oración que Dios quiere:
Que sea íntima y auténtica, “en espíritu y verdad”.
Que dejes al Espíritu que ore en ti siempre.
Que no dejes de repetir: Abba, Padre.
Que te unas a los hermanos en la oración, que te unas a la Iglesia orante .
Que aprendas a escuchar.

- Limosna: 
La limosna es fruto de la misericordia. Todo caminar hacia Cristo implica un caminar hacia el hermano, especialmente el más necesitado. Si nadie “puede ser feliz a solas”, incluso nadie puede ser cristiano a solas. Cristiano es el que abre la mano para compartir, el que tiende su mano para ayudar, el que ofrece su mano para servir.

- La limosna que Dios quiere:Que sea fruto del amor, un verdadero compartir, no sólo dar lo que te sobra.
Que seas humilde, que pidas perdón al pobre por el pan que le das
Que ayudes al pobre para que no necesite tu ayuda.
Que veas en el pobre a Jesucristo.

SÍMBOLOS DE CUARESMA
1.- La cuaresma es DESIERTO. Es sequedad, soledad, ayuno austeridad, rigor, esfuerzo, penitencia, peligro, tentación.

2.- La cuaresma es PERDÓN. Las historias bíblicas de Jonás y de Nínive y la parábola del hijo pródigo, son ejemplos de ello.

3.- La cuaresma es ENCUENTRO, es abrazo de reconciliación como en la parábola del hijo pródigo o en la conversión de Zaqueo o en el diálogo de Jesucristo con la mujer adúltera.

4.- La cuaresma es LUZ, como se pone de evidencia, por ejemplo, en el evangelio del ciego de nacimiento. Es el tránsito de las tinieblas a la luz. Jesucristo es la luz del mundo.

5.- La cuaresma es SALUD, símbolo manifestado en textos como la curación del paralítico o la sanación del hijo del centurión.

6.- La cuaresma es AGUA. Es el tránsito de la sed de nuestra insatisfacción al agua viva, el agua de Moisés al pueblo de Israel en el desierto o de Jesús a la mujer samaritana.

7.- La cuaresma LIBERACIÓN, TRIUNFO, es superación victoriosa de las pruebas y dificultades. Figuras bíblicas que sufren graves peligros y vencen en la prueba, son José hijo de Jacob, la casta Susana, Ester, el profeta Jeremías y, sobre todo, Jesús, tentado y transfigurado.

8.- La cuaresma es CRUZ. Signo y presencia permanente durante toda la cuaresma. Prefigurada en el Antiguo Testamento y patentizada con el ejemplo de Jesucristo y como su llamada a cargar con ella como condición para el seguimiento.

9.- La cuaresma es TRANSFIGURACION. Es la luz definitiva del camino cuaresmal, preanunciada y pregustada en la escena de la transfiguración de Jesús. “Por la cruz a la luz”.

10.- La cuaresma es el esfuerzo por retirar el fermento viejo e incorporar la LEVADURA NUEVA DE LA PASCUA RESUCITADA Y RESUCITADORA, ahora y para siempre.


DECÁLOGO DE LA CONVERSIÓN CUARESMAL

1.- La conversión es recordar que el Señor nos hizo para sí y que todos los anhelos, expectativas, búsquedas y hasta frenesíes de nuestra vida, sólo descansarán, sólo se plenificarán, cuando volvamos a El.

2.- La conversión es la llamada insistente a que asumamos, reconozcamos y purifiquemos nuestras debilidades.

3.- La conversión es ponernos en el camino, con la ternura, la humildad y la sinceridad del hijo pródigo, de rectificar los pequeños o grandes errores y defectos de nuestra vida.

4.- La conversión es entrar en uno mismo y tamizar la propia existencia a la luz del Señor, de su Palabra y de su Iglesia y descubrir todo lo que hay en nosotros de vanidad innecesaria, de limitación y egoísmo.

5.- La conversión es cambiar nuestra mentalidad, llena de eslóganes mundanos, lejana al evangelio, y transformarla por una visión cristiana y sobrenatural de la vida.

6.- La conversión es cortar nuestros caminos de pecado, de materialismo, paganismo, consumismo, sensualismo, secularismo e insolidaridad y emprender el verdadero camino de los hijos de Dios, ligeros de equipaje.

7.- La conversión es examinarnos de amor y encontrar nuestro corazón y nuestras manos más o menos vacías.

8.- La conversión es renunciar a nuestro viejo y acendrado egoísmo, que cierra las puertas a Dios y al prójimo.

9.- La conversión es mirar a Jesucristo -como hizo Teresa de Jesús a su Cristo muy llagado- y contemplar su cuerpo desnudo, sus manos rotas, sus pies atados, su corazón traspasado, sentir la necesidad de responder con amor al Amor que no es amado.

10.- Y así, de este modo, la conversión, siempre obra de la misericordia y de la gracia de Dios y del esfuerzo del hombre, será encuentro gozoso, sanante y transformador con Jesucristo.

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