Para conocer las Sagradas Escrituras
Existen miles de libros que los hombres han escrito acerca de Dios a lo largo de la historia. De éstos, algunos son famosos como el Popol-Vuh de los mayas o el Ramayana y el Mahabaratha de los brahamanes. Cuando murió Jesucristo, sus seguidores escribieron cientos de libros acerca de su vida. Algunos eran fidedignos y otros inventaban cosas sólo para ganar adeptos. Estos últimos le atribuían a Jesús niño actos extraordinarios como dar vida a sus juguetes de madera, hablar con los animales y otro hechos similares. Estos libros los conocemos como los evangelios apócrifos.
La Iglesia, con el poder que ha recibido por la Tradición apostólica, recopiló todos estos libros, los analizó y, con la luz del Espíritu Santo, seleccionó y aprobó solamente 73 de ellos como la misma Palabra de Dios. Estos 73 libros se reunieron posteriormente en uno solo, llamado Biblia o Canon de las Escrituras.
La Biblia es la Palabra de Dios, escrita por el mismo Dios a través de la pluma de los hagiógrafos.
Por ser el Espíritu Santo el que iluminó a la Iglesia al hacer la selección, podemos estar seguros de que en este conjunto de libros está escrita la Verdad de manera fiel y sin error.
1. Hay muchas Biblias distintas. ¿Cuál es la buena?
Encontramos en las librerías decenas de títulos distintos: La Biblia de los mormones, La Biblia del pueblo, La Biblia de los gedeones, La Biblia latinoamericana, La Biblia de los Testigos de Jehová, La Biblia de Jerusalén y muchas más.
Esto se debe a dos motivos:
• Personas de buena voluntad, que acordes con lo dictado por la Iglesia, han hecho traducciones y adaptaciones a los diferentes lenguajes, para hacer más accesible la Palabra de Dios a todos los hombres.
• Sectas y religiones que han suprimido o retocado lo que no les gustaba, o que han adulterado el mensaje de Dios, al modificar las palabras originalmente escritas por los hagiógrafos.
Para sabe si una Biblia es la original
Por todo lo anterior, al comprar una Biblia, es importante revisar que sea la original. ¿Cómo?
1. Verificando que incluya los 73 libros que aparecen en la siguiente tabla: 46 del Antiguo Testamento y 27 del Nuevo Testamento.
2. Verificando en la contraportada que la Biblia esté aprobada por alguna autoridad de la Iglesia Católica. Esta aprobación aparece con las palabras en latín ´imprimatur” y “nihil obstat”, que significan: “se puede imprimir” y “nada obstaculiza su impresión”.
3. Asesorándote con algún sacerdote de confianza.
2. División general
La Biblia se divide, ante todo, en dos grandes partes:
• Antiguo Testamento
• Nuevo Testamento, ambos relacionados entre sí.
La palabra latina testamentum -de donde viene la palabra española testamento- fue empleada al principio de la era cristiana, para traducir la voz griega: diatheké, que literalmente significaba disposición, contrato.
A su vez, los traductores griegos, llamados los Setenta, la usaron para traducir la expresión hebrea berit = pacto de soberanía, por medio de la cual designaban los hebreos la Alianza del Sinaí. Lo importante es que el término Testamento ha quedado para designar, hasta nuestros días, la división de las Escrituras.
3. División numérica de la Biblia
Dos grandes religiones se rigen por las enseñanzas de la Biblia: la judía y la cristiana, la cual está integrada por católicos, ortodoxos y diferentes denominaciones.
Los judíos sólo aceptan, como es claro, lo que nosotros llamamos Antiguo Testamento y lo dividen en tres grandes partes: "La Ley, los Profetas y otros escritos sagrados". Está compuesta por 39 libros.
Para los católicos, la Biblia -Antiguo y Nuevo Testamento- está formada por 73 libros: 46 del Antiguo Testamento y 27 del Nuevo Testamento. Los protestantes de las principales denominaciones, sólo aceptan una lista bíblica de 66 libros: 39 del Antiguo Testamento y 27 del Nuevo.
Como se ve, la diferencia entre católicos y protestantes se encuentra, no en el canon o lista de los libros del Nuevo Testamento, sino del Antiguo.
Antes se manejaba la hipótesis de que en el judaísmo había dos cánones, el largo (o alejandrino) y el corto (o palestinense). De acuerdo a esto, la Iglesia había seguido el canon largo o alejandrino, mientras que los judíos a partir del siglo I ó II después de Cristo, se habrían quedado con el canon corto o palestinense.
Hoy en día esta hipótesis es rechazada por las siguientes razones:
a) Por un lado, la traducción de la Biblia hebrea al griego no fue una obra unitaria en su finalidad o proyecto, ni fue traducida simultáneamente.
b) Por otro lado, conocemos la mayor parte de la Biblia de los Setenta a través de códices cristianos del siglo IV y V después de Cristo. Por lo tanto, ellos reflejarían, en todo caso, el uso cristiano de este tiempo. Y aún allí mismo, podemos comprobar la variabilidad que existía en algunos puntos.
c)Además, entre los judíos de Palestina no había una uniformidad en lo que respecta al canon; por esto, tampoco podremos hablar de un canon palestinense.
Por todos estos motivos, no podemos conocer las fronteras exactas de los libros reconocidos por los judíos de Alejandría.
Seguramente, además de los libros que habían surgido en Palestina, tenían libros propios compuestos en Alejandría, en lengua griega, como por ejemplo el de la Sabiduría.
La Iglesia católica, lo mismo que la ortodoxa, a partir del Concilio de Hipona en el año 383 después de Cristo, admitió como inspirados no sólo los protocanónicos (o aceptados primero, por eso se llaman de la primera ley) sino los deuterocanónicos (o de la segunda ley), lista que fue confirmada solemnemente por el Concilio de Trento, en 1546.
Hemos de mencionar, como argumento irrefutable para afirmar que la Biblia consta de 73 libros y no de 66, lo siguiente:
• La primera comunidad cristiana (Comunidad de los Apóstoles y discípulos del Señor) usó esta traducción de la Biblia griega de los Setenta, es decir el Antiguo Testamento con 46 libros.
• Jesucristo, al señalarle a san Pedro: "Te daré las llaves del Reino de Dios; así, lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo" (Mt 16, 19), nos obliga a hacer y a aceptar lo que los primeros cristianos creían, hacían o usaban (sea de palabra o de viva voz).
• Los argumentos que los judíos usaron para no aceptar los libros deuterocanónicos como parte del canon del Antiguo Testamento aceptado por ellos, no gozan de la autoridad divina, en virtud, de que en ese momento (año 100 después de Cristo), la Comunidad cristiana ya existía y gozaba de plena autoridad en la materia.
Como vemos, la Iglesia tiene la razón al afirmar que la Biblia consta de 73 libros y no de 66 como dicen las sectas.
No hay que olvidar que la Biblia es la Palabra de Dios puesta por escrito en un momento privilegiado de la Tradición, por lo tanto nada puede añadirse, ni nada puede quitarse "La economía cristiana, por ser la alianza nueva y definitiva, nunca pasará; ni hay que esperar otra revelación pública antes de la gloriosa manifestación de Jesucristo nuestro Señor" (La Divina Revelación, # 4).
Por otro lado, siendo sinceros y honestos descubriremos que: la única institución, la única Iglesia que transmitió por más de 1500 años la Palabra de Dios al mundo entero, es la Iglesia Católica: en sus monasterios, los monjes copiaban fielmente a mano el texto sagrado, la Iglesia en su Liturgia, en sus celebraciones la veneraba de manera especialísima, la vida de la Iglesia gira en torno a Cristo y éste contenido en la Biblia.
¿Cómo aceptar la Biblia y no aceptar a la Iglesia que ha sido fiel custodio y madre para que nada de lo que hay en ella se pierda?
¿Con qué autoridad puede alguien quitar o añadir algo a la Palabra de Dios, si la Iglesia Católica fundada por Jesucristo, haciendo uso de su autoridad divina ha declarado que nada puede añadirse ni nada puede quitarse:
"Ante todo, tened presente que ninguna predicción de la Escritura está a merced de interpretaciones personales; Porque ninguna predicción antigua aconteció por designio humano; hombres como eran, hablaron de parte de Dios movidos por el Espíritu Santo" (2 P 1, 20-21)?.
Los libros que no aceptan las sectas y los Nuevos Movimientos pseudo-religiosos son los siguientes: Tobías, Judit, Sabiduría, Eclesiástico, Baruc y 1 - 2 de Macabeos.
Usando una fórmula fácil de aprender, podemos citar estos libros de la siguiente manera: "ToJuSaEBa Mabis".
3. División temática
Teniendo en cuenta los distintos temas que nos ofrece la Biblia, podemos dividirlos en varios grupos:
Antiguo Testamento
En tiempo de Cristo -y aún ahora-, los judíos clasificaban las Escrituras en tres partes:
• la Ley,
• los Profetas
• otros Escritos.
La Ley y los Profetas eran los más importantes. El mismo Cristo los cita, por ejemplo, en Mt 7, 12. Los escritos se empleaban en las asambleas. El Eclesiástico los cita en el prefacio de su libro.
Hoy dividimos las Escrituras, así:
Los libros que componen la Biblia
Antiguo Testamento
El Antiguo Testamento comienza con un conjunto de cinco libros, a los cuales los traductores griegos dieron el nombre de Pentateuco (penta = cinco; teuco = instrumentos, de donde provino luego la expresión "estuches" para los rollos de papiro y finalmente "libros"). Los judíos llaman a estos cinco libros la Torah o la Ley y los cinco libros eran cada uno un "quinto" de la Ley.
Estos cinco libros son :
Pentateuco
• Éxodo
• Génesis
• Levítico
• Números
• Deuteronomio
Libros sapienciales
• Salmos
• Job
• Proverbios
• Eclesiastés
• Cantar de los Cantares
• Sabiduría
• Sirácide (Eclesiástico)
Libros históricos
• Josué
• Rut
• I Samuel
• II Samuel
• I Reyes
• II Reyes
• I Crónicas
• II Crónicas
• Esdras
• Nehemías
• Tobías
• Judit
• Ester
• I Macabeos
• II Macabeos
Los judíos llaman "profetas anteriores" a Josué, Jueces, Samuel y Reyes ya que en ellos se encuentra la historia de los grandes profetas: Elías, Eliseo y aún Samuel.
A los que nosotros llamamos profetas, los judíos los llaman profetas posteriores.
Digamos también que para la Biblia griega, los libros de Samuel y Reyes formaban una sola unidad y los llamaban libros de los Reyes. Del mismo modo, los libros I y II de Crónicas, formaban uno solo con Esdras y Nehemías, por considerarse como obra del mismo autor.
La Biblia griega y la Vulgata de san Jerónimo llaman a Crónicas con el nombre de Paralipómenos.
Libros proféticos
• Isaías
• Jeremías*
• Lamentaciones
• Baruc
• Ezequiel
• Daniel
• Oseas
• Joel
• Amós
• Abdías
• Jonás
• Miqueas
• Nahum
• Habacuc
• Sofonías
• Ageo
• Sofonías
• Zacarías
• Malaquías
En algunas ediciones de la Biblia, los libros de Jeremías y Lamentaciones vienen unidos como un solo libro.
Nuevo Testamento
Evangelios
• Mateo
• Marcos
• Lucas
• Juan
Hechos de los apóstoles
Pertenecen a este grupo 21 Epístolas o Cartas:
Cartas del Nuevo Testamento
• Romanos
• I Corintios
• II Corintios
• Gálatas
• Efesios
• Filipenses
• Colosenses
• I Tesalonicenses
• II Tesalonicenses
• I Timoteo
• II Timoteo
• Tito
• Filemón
• Hebreos
Cartas Católicas
• Santiago
• I Pedro
• II Pedro
• I Juan
• II Juan
• III Juan
• Judas
• Apocalipsis
4. Unidad de ambos Testamentos
El Antiguo y Nuevo Testamento se complementan mutuamente. Su interrelación es tan completa, que el primero explica el segundo y viceversa.
Sólo a la luz del Antiguo Testamento se alcanza a comprender el primero; y sólo a la luz del Nuevo Testamento, nos damos cuenta de lo que el Antiguo quiso decir.
Con razón, Cristo les decía a sus oyentes: "Investigad las Escrituras y así comprobarán que Moisés habla de mí" (Jn 5, 39-45). Y san Lucas, relatando el encuentro de Jesús con los discípulos de Emaús, dice que Jesús "empezando por Moisés y continuando por todos los profetas, les explicó todo lo que había sobre Él en las Escrituras" (Lc 24, 25-27). De igual manera, san Mateo en sus tres primeros capítulos.
5. Textos originales y copias
No existen los textos bíblicos autógrafos, escritos por la propia mano del autor del libro de los Jueces, o de la Sabiduría, o de Marcos, o de Filemón, etc. Esto no debe asustarnos, ya que tampoco se conservan los originales de las grandes obras literarias y filosóficas de la antigüedad (éstas últimas obras tienen pocos testimonios textuales, y a veces con diferencias de unos diez siglos o más entre el original y las primeras copias).
Cuando en ocasiones se habla de "originales", se refiere a las lenguas en que originalmente fueron escritos. Por ejemplo, se dice: la traducción de esta Biblia se hizo de los originales, es decir, de las lenguas originales, hebreo, arameo y griego, según el caso.
6. Copias manuscritas
Material
En la antigüedad, para escribir algunas cosas se usaban las tablillas de arcilla, las ostraka o pedazos de cerámica rota, las piedras, los cilindros y las estelas.
Para copiar un libro de la Biblia o toda ella, este material no se utilizaba, pues sólo podía aprovecharse para textos breves. El material empleado para la copia de la Biblia fue de dos tipos: el papiro y el pergamino.
El papiro (usado en Egipto desde el año 3,000 antes de Cristo). Es una planta acuática -caña o junco- que se da sobre todo en el Delta del Nilo. Se abría primero el tallo de la planta y luego se prensaba; las láminas así obtenidas se entrecruzaban, se aplastaban y se secaban. Era el material más común, pero a la vez el más frágil. Por lo regular se escribía sólo por la parte interior. Se han conservado muchos papiros de Egipto gracias a su clima seco.
Constituyen el testimonio más antiguo en el ámbito de manuscritos bíblicos. El pergamino se forma con la piel de ciertos animales (ovejas, corderos), preparada con una técnica especial perfeccionada en Pérgamo, al norte de Éfeso, hacia el año 100 después de Cristo. Parece que fue muy difundido por los persas.
En el Nuevo Testamento tenemos un testimonio de su uso en 2 Tim 4, 13: "Cuando vengas, tráeme el abrigo que dejé en Tróada, en casa de Carpo, y los libros, en especial, los pergaminos".
Del siglo IV después de Cristo en adelante fue muy común. Es un material mucho más resistente, pero, a la vez, más caro. Por eso, algunos manuscritos en pergamino fueron raspados por completo para que pudieran ser utilizados de nuevo.
Formato
El rollo es una larga tira de papiro o piel, reforzada en las extremidades con dos varas que servían para enrollarla (Cfr. Lc 4, 16-20; Jr 36). Aún en nuestros tiempos, los judíos utilizan los rollos. El códice o libro ordinario (más común en pergaminos) fue empleado por los cristianos desde el siglo II; pero por los judíos, más tarde, parece que a partir del siglo VII. Los códices griegos se distinguen en unciales o mayúsculos y minúsculos.
Los primeros son de letras mayúsculas continuas, más difíciles de leer por no haber separación entre las palabras; estuvieron en boga hasta el siglo X u XI; hay un poco más de 250 de ellos. Los segundos son de letras minúsculas, más fáciles de leer porque se da la separación entre las palabras. Empiezan a utilizarse a partir del siglo IX después de Cristo y se multiplican desde el siglo XI; son alrededor de 2 mil 600.
7. Lenguas en que se escribió la Biblia
Para la composición de la Biblia se emplearon tres lenguas: la hebrea, la aramea y la griega.
• En hebreo se escribió casi todo el Antiguo Testamento. Era la lengua propia del Pueblo de Israel. Su origen es bastante oscuro. Parece que comenzaron a hablarla los cananeos y después la adoptaron los israelitas a partir de su estancia en Canaán.
• En Arameo, lengua más antigua que el hebreo, se escribieron pocas cosas. Se pueden citar algunos capítulos de Esdras, Jeremías, Daniel y Mateo. El arameo comenzó a introducirse en Israel hacia los siglos IV y III antes de Cristo y tomó tanto fuerza, que llegó a suplantar a la lengua hebrea. Incluso Jesús hablaba con el pueblo en uno de los dialectos arameos.
• En griego fueron escritos algunos libros del Antiguo Testamento, como el de la Sabiduría, 2 Macabeos y todos los del Nuevo Testamento menos el Evangelio de san Mateo. Este griego no era un griego clásico, como era por ejemplo el de Demóstenes, sino un griego popular, vulgar y corriente, llamado Koiné = común, que usaba el hombre de la calle. Se generalizó después de la conquista en Grecia por Alejandro Magno.
Antiguo Testamento
• Daniel: hebreo, con fragmentos arameos y griegos
• Esdras: hebreo, con inserción de algunos documentos en arameo
• Ester: hebreo, con fragmentos griegos
• 1 Macabeos: hebreo. 2 Macabeos: griego
• Tobías y Judit: hebreo o arameo
• Sabiduría: griego
• Todos los demás libros: hebreo
Nuevo Testamento
• San Mateo: arameo
• Todos los demás libros: griego
8.Versiones de la Biblia
Hay que decir que, con el correr de los tiempos, se han hecho innumerables versiones de la Biblia. Entre las más antiguas -que son las que interesan más- hay dos muy importantes: la de los "Setenta" y la Vulgata.
La versión de los Setenta. Según una tradición, fue realizada por 70 sabios de Israel. Su elaboración, entre los siglos III y I antes de nuestra era, estuvo destinada a los judíos de la Diáspora o de la dispersión, es decir, para el culto de las comunidades judías que vivían en el mundo grecorromano, especialmente de Alejandría y que ya habían olvidado la lengua hebrea, o quizá mejor, con el fin de que pudieran propagarla en la griega. En cualquier caso, esta traducción fue importante para los judíos que hablaban el griego y que más tarde se extendió por los países mediterráneos, preparando así el ambiente para el Evangelio.
La versión de la Vulgata. Esta versión fue hecha en latín por san Jerónimo en el siglo IV en Belén. Partió de una necesidad, como la de los Setenta. Durante los dos primeros siglos se utilizaba en la Iglesia el griego popular, que era el que se hablaba en el imperio romano. Pero en el siglo III, se fue imponiendo el latín en Occidente. Por esa razón la tradujo san Jerónimo al latín. De ella se han sacado muchas ediciones hasta nuestros días, desde que el Concilio de Trento la reconoció solemnemente como la versión oficial latina sin negar por eso, el valor de otras versiones.
| ¡Ser discípulos!, Aprende a defender tu Fe | |||
| Le faltan libros a la Biblia, o le sobran | |||
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  La Biblia, su división, sus libros, 
  lenguas

Existen miles de 
  libros que los hombres han escrito acerca de Dios a lo largo de la 
  historia. De éstos, algunos son famosos como el Popol-Vuh de los mayas o 
  el Ramayana y el Mahabaratha de los brahamanes. Cuando murió Jesucristo, 
  sus seguidores escribieron cientos de libros acerca de su vida. Algunos 
  eran fidedignos y otros inventaban cosas sólo para ganar adeptos. Estos 
  últimos le atribuían a Jesús niño actos extraordinarios como dar vida a 
  sus juguetes de madera, hablar con los animales y otro hechos similares. 
  Estos libros los conocemos como los evangelios apócrifos.
La Iglesia, con el poder que ha recibido por la Tradición apostólica, recopiló todos estos libros, los analizó y, con la luz del Espíritu Santo, seleccionó y aprobó solamente 73 de ellos como la misma Palabra de Dios. Estos 73 libros se reunieron posteriormente en uno solo, llamado Biblia o Canon de las Escrituras.
La Biblia es la Palabra de Dios, escrita por el mismo Dios a través de la pluma de los hagiógrafos.
Por ser el Espíritu Santo el que iluminó a la Iglesia al hacer la selección, podemos estar seguros de que en este conjunto de libros está escrita la Verdad de manera fiel y sin error.
Hay muchas Biblias distintas
¿Cuál es la buena?
Encontramos en las librerías decenas de títulos distintos: La Biblia de los mormones, La Biblia del pueblo, La Biblia de los gedeones, La Biblia latinoamericana, La Biblia de los Testigos de Jehová, La Biblia de Jerusalén y muchas más.
Esto se debe a dos motivos:
• Personas de buena voluntad, que acordes con lo dictado por la Iglesia, han hecho traducciones y adaptaciones a los diferentes lenguajes, para hacer más accesible la Palabra de Dios a todos los hombres.
• Sectas y religiones que han suprimido o retocado lo que no les gustaba, o que han adulterado el mensaje de Dios, al modificar las palabras originalmente escritas por los hagiógrafos.
Para saber si una Biblia es la original
Por todo lo anterior, al comprar una Biblia, es importante revisar que sea la original. ¿Cómo?
Verificando que incluya los 73 libros que aparecen en la siguiente tabla: 46 del Antiguo Testamento y 27 del Nuevo Testamento.
Verificando en la contraportada que la Biblia esté aprobada por alguna autoridad de la Iglesia Católica. Esta aprobación aparece con las palabras en latín "imprimatur” y “nihil obstat”, que significan: “se puede imprimir” y “nada obstaculiza su impresión”.
Asesorándote con algún sacerdote de confianza.
División general
La Biblia se divide, ante todo, en dos grandes partes: Antiguo Testamento; Nuevo Testamento, ambos relacionados entre sí.
La palabra latina testamentum -de donde viene la palabra española testamento- fue empleada al principio de la era cristiana, para traducir la voz griega: diatheké, que literalmente significaba disposición, contrato.
A su vez, los traductores griegos, llamados los Setenta, la usaron para traducir la expresión hebrea berit = pacto de soberanía, por medio de la cual designaban los hebreos la Alianza del Sinaí. Lo importante es que el término Testamento ha quedado para designar, hasta nuestros días, la división de las Escrituras.
División numérica de la Biblia
Dos grandes religiones se rigen por las enseñanzas de la Biblia: la judía y la cristiana, la cual está integrada por católicos, ortodoxos y diferentes denominaciones.
Los judíos sólo aceptan, como es claro, lo que nosotros llamamos Antiguo Testamento y lo dividen en tres grandes partes: "La Ley, los Profetas y otros escritos sagrados". Está compuesta por 39 libros.
Para los católicos, la Biblia -Antiguo y Nuevo Testamento- está formada por 73 libros: 46 del Antiguo Testamento y 27 del Nuevo Testamento. Los protestantes de las principales denominaciones, sólo aceptan una lista bíblica de 66 libros: 39 del Antiguo Testamento y 27 del Nuevo.
Como se ve, la diferencia entre católicos y protestantes se encuentra, no en el canon o lista de los libros del Nuevo Testamento, sino del Antiguo.
Antes se manejaba la hipótesis de que en el judaísmo había dos cánones, el largo (o alejandrino) y el corto (o palestinense). De acuerdo a esto, la Iglesia había seguido el canon largo o alejandrino, mientras que los judíos a partir del siglo I ó II después de Cristo, se habrían quedado con el canon corto o palestinense.
Hoy en día esta hipótesis es rechazada por las siguientes razones:
a) Por un lado, la traducción de la Biblia hebrea al griego no fue una obra unitaria en su finalidad o proyecto, ni fue traducida simultáneamente.
b) Por otro lado, conocemos la mayor parte de la Biblia de los Setenta a través de códices cristianos del siglo IV y V después de Cristo. Por lo tanto, ellos reflejarían, en todo caso, el uso cristiano de este tiempo. Y aún allí mismo, podemos comprobar la variabilidad que existía en algunos puntos.
c) Además, entre los judíos de Palestina no había una uniformidad en lo que respecta al canon; por esto, tampoco podremos hablar de un canon palestinense.
Por todos estos motivos, no podemos conocer las fronteras exactas de los libros reconocidos por los judíos de Alejandría.
Seguramente, además de los libros que habían surgido en Palestina, tenían libros propios compuestos en Alejandría, en lengua griega, como por ejemplo el de la Sabiduría.
La Iglesia católica, lo mismo que la ortodoxa, a partir del Concilio de Hipona en el año 383 después de Cristo, admitió como inspirados no sólo los protocanónicos (o aceptados primero, por eso se llaman de la primera ley) sino los deuterocanónicos (o de la segunda ley), lista que fue confirmada solemnemente por el Concilio de Trento, en 1546.
Hemos de mencionar, como argumento irrefutable para afirmar que la Biblia consta de 73 libros y no de 66, lo siguiente:
• La primera comunidad cristiana (Comunidad de los Apóstoles y discípulos del Señor) usó esta traducción de la Biblia griega de los Setenta, es decir el Antiguo Testamento con 46 libros.
• Jesucristo, al señalarle a san Pedro: "Te daré las llaves del Reino de Dios; así, lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo" (Mt 16, 19), nos obliga a hacer y a aceptar lo que los primeros cristianos creían, hacían o usaban (sea de palabra o de viva voz).
• Los argumentos que los judíos usaron para no aceptar los libros deuterocanónicos como parte del canon del Antiguo Testamento aceptado por ellos, no gozan de la autoridad divina, en virtud, de que en ese momento (año 100 después de Cristo), la Comunidad cristiana ya existía y gozaba de plena autoridad en la materia.
La Iglesia tiene la razón al afirmar que la Biblia consta de 73 libros y no de 66 como dicen las sectas.
No hay que olvidar que la Biblia es la Palabra de Dios puesta por escrito en un momento privilegiado de la Tradición, por lo tanto nada puede añadirse, ni nada puede quitarse "La economía cristiana, por ser la alianza nueva y definitiva, nunca pasará; ni hay que esperar otra revelación pública antes de la gloriosa manifestación de Jesucristo nuestro Señor" (La Divina Revelación, # 4).
Por otro lado, siendo sinceros y honestos descubriremos que: la única institución, la única Iglesia que transmitió por más de 1500 años la Palabra de Dios al mundo entero, es la Iglesia Católica: en sus monasterios, los monjes copiaban fielmente a mano el texto sagrado, la Iglesia en su Liturgia, en sus celebraciones la veneraba de manera especialísima, la vida de la Iglesia gira en torno a Cristo y éste contenido en la Biblia.
¿Cómo aceptar la Biblia y no aceptar a la Iglesia que ha sido fiel custodio y madre para que nada de lo que hay en ella se pierda?
¿Con qué autoridad puede alguien quitar o añadir algo a la Palabra de Dios, si la Iglesia Católica fundada por Jesucristo, haciendo uso de su autoridad divina ha declarado que nada puede añadirse ni nada puede quitarse:
"Ante todo, tened presente que ninguna predicción de la Escritura está a merced de interpretaciones personales; Porque ninguna predicción antigua aconteció por designio humano; hombres como eran, hablaron de parte de Dios movidos por el Espíritu Santo" (2 P 1, 20-21)?
La Iglesia, con el poder que ha recibido por la Tradición apostólica, recopiló todos estos libros, los analizó y, con la luz del Espíritu Santo, seleccionó y aprobó solamente 73 de ellos como la misma Palabra de Dios. Estos 73 libros se reunieron posteriormente en uno solo, llamado Biblia o Canon de las Escrituras.
La Biblia es la Palabra de Dios, escrita por el mismo Dios a través de la pluma de los hagiógrafos.
Por ser el Espíritu Santo el que iluminó a la Iglesia al hacer la selección, podemos estar seguros de que en este conjunto de libros está escrita la Verdad de manera fiel y sin error.
Hay muchas Biblias distintas
¿Cuál es la buena?
Encontramos en las librerías decenas de títulos distintos: La Biblia de los mormones, La Biblia del pueblo, La Biblia de los gedeones, La Biblia latinoamericana, La Biblia de los Testigos de Jehová, La Biblia de Jerusalén y muchas más.
Esto se debe a dos motivos:
• Personas de buena voluntad, que acordes con lo dictado por la Iglesia, han hecho traducciones y adaptaciones a los diferentes lenguajes, para hacer más accesible la Palabra de Dios a todos los hombres.
• Sectas y religiones que han suprimido o retocado lo que no les gustaba, o que han adulterado el mensaje de Dios, al modificar las palabras originalmente escritas por los hagiógrafos.
Para saber si una Biblia es la original
Por todo lo anterior, al comprar una Biblia, es importante revisar que sea la original. ¿Cómo?
Verificando que incluya los 73 libros que aparecen en la siguiente tabla: 46 del Antiguo Testamento y 27 del Nuevo Testamento.
Verificando en la contraportada que la Biblia esté aprobada por alguna autoridad de la Iglesia Católica. Esta aprobación aparece con las palabras en latín "imprimatur” y “nihil obstat”, que significan: “se puede imprimir” y “nada obstaculiza su impresión”.
Asesorándote con algún sacerdote de confianza.
División general
La Biblia se divide, ante todo, en dos grandes partes: Antiguo Testamento; Nuevo Testamento, ambos relacionados entre sí.
La palabra latina testamentum -de donde viene la palabra española testamento- fue empleada al principio de la era cristiana, para traducir la voz griega: diatheké, que literalmente significaba disposición, contrato.
A su vez, los traductores griegos, llamados los Setenta, la usaron para traducir la expresión hebrea berit = pacto de soberanía, por medio de la cual designaban los hebreos la Alianza del Sinaí. Lo importante es que el término Testamento ha quedado para designar, hasta nuestros días, la división de las Escrituras.
División numérica de la Biblia
Dos grandes religiones se rigen por las enseñanzas de la Biblia: la judía y la cristiana, la cual está integrada por católicos, ortodoxos y diferentes denominaciones.
Los judíos sólo aceptan, como es claro, lo que nosotros llamamos Antiguo Testamento y lo dividen en tres grandes partes: "La Ley, los Profetas y otros escritos sagrados". Está compuesta por 39 libros.
Para los católicos, la Biblia -Antiguo y Nuevo Testamento- está formada por 73 libros: 46 del Antiguo Testamento y 27 del Nuevo Testamento. Los protestantes de las principales denominaciones, sólo aceptan una lista bíblica de 66 libros: 39 del Antiguo Testamento y 27 del Nuevo.
Como se ve, la diferencia entre católicos y protestantes se encuentra, no en el canon o lista de los libros del Nuevo Testamento, sino del Antiguo.
Antes se manejaba la hipótesis de que en el judaísmo había dos cánones, el largo (o alejandrino) y el corto (o palestinense). De acuerdo a esto, la Iglesia había seguido el canon largo o alejandrino, mientras que los judíos a partir del siglo I ó II después de Cristo, se habrían quedado con el canon corto o palestinense.
Hoy en día esta hipótesis es rechazada por las siguientes razones:
a) Por un lado, la traducción de la Biblia hebrea al griego no fue una obra unitaria en su finalidad o proyecto, ni fue traducida simultáneamente.
b) Por otro lado, conocemos la mayor parte de la Biblia de los Setenta a través de códices cristianos del siglo IV y V después de Cristo. Por lo tanto, ellos reflejarían, en todo caso, el uso cristiano de este tiempo. Y aún allí mismo, podemos comprobar la variabilidad que existía en algunos puntos.
c) Además, entre los judíos de Palestina no había una uniformidad en lo que respecta al canon; por esto, tampoco podremos hablar de un canon palestinense.
Por todos estos motivos, no podemos conocer las fronteras exactas de los libros reconocidos por los judíos de Alejandría.
Seguramente, además de los libros que habían surgido en Palestina, tenían libros propios compuestos en Alejandría, en lengua griega, como por ejemplo el de la Sabiduría.
La Iglesia católica, lo mismo que la ortodoxa, a partir del Concilio de Hipona en el año 383 después de Cristo, admitió como inspirados no sólo los protocanónicos (o aceptados primero, por eso se llaman de la primera ley) sino los deuterocanónicos (o de la segunda ley), lista que fue confirmada solemnemente por el Concilio de Trento, en 1546.
Hemos de mencionar, como argumento irrefutable para afirmar que la Biblia consta de 73 libros y no de 66, lo siguiente:
• La primera comunidad cristiana (Comunidad de los Apóstoles y discípulos del Señor) usó esta traducción de la Biblia griega de los Setenta, es decir el Antiguo Testamento con 46 libros.
• Jesucristo, al señalarle a san Pedro: "Te daré las llaves del Reino de Dios; así, lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo" (Mt 16, 19), nos obliga a hacer y a aceptar lo que los primeros cristianos creían, hacían o usaban (sea de palabra o de viva voz).
• Los argumentos que los judíos usaron para no aceptar los libros deuterocanónicos como parte del canon del Antiguo Testamento aceptado por ellos, no gozan de la autoridad divina, en virtud, de que en ese momento (año 100 después de Cristo), la Comunidad cristiana ya existía y gozaba de plena autoridad en la materia.
La Iglesia tiene la razón al afirmar que la Biblia consta de 73 libros y no de 66 como dicen las sectas.
No hay que olvidar que la Biblia es la Palabra de Dios puesta por escrito en un momento privilegiado de la Tradición, por lo tanto nada puede añadirse, ni nada puede quitarse "La economía cristiana, por ser la alianza nueva y definitiva, nunca pasará; ni hay que esperar otra revelación pública antes de la gloriosa manifestación de Jesucristo nuestro Señor" (La Divina Revelación, # 4).
Por otro lado, siendo sinceros y honestos descubriremos que: la única institución, la única Iglesia que transmitió por más de 1500 años la Palabra de Dios al mundo entero, es la Iglesia Católica: en sus monasterios, los monjes copiaban fielmente a mano el texto sagrado, la Iglesia en su Liturgia, en sus celebraciones la veneraba de manera especialísima, la vida de la Iglesia gira en torno a Cristo y éste contenido en la Biblia.
¿Cómo aceptar la Biblia y no aceptar a la Iglesia que ha sido fiel custodio y madre para que nada de lo que hay en ella se pierda?
¿Con qué autoridad puede alguien quitar o añadir algo a la Palabra de Dios, si la Iglesia Católica fundada por Jesucristo, haciendo uso de su autoridad divina ha declarado que nada puede añadirse ni nada puede quitarse:
"Ante todo, tened presente que ninguna predicción de la Escritura está a merced de interpretaciones personales; Porque ninguna predicción antigua aconteció por designio humano; hombres como eran, hablaron de parte de Dios movidos por el Espíritu Santo" (2 P 1, 20-21)?

Los libros que 
  no aceptan las sectas y los Nuevos Movimientos pseudo-religiosos son los 
  siguientes: Tobías, Judit, Sabiduría, Eclesiástico, Baruc y 1 - 2 de 
  Macabeos. 
Usando una fórmula fácil de aprender, podemos citar estos libros de la siguiente manera: "ToJuSaEBa Mabis".
División temática
Teniendo en cuenta los distintos temas que nos ofrece la Biblia, podemos dividirlos en varios grupos:
Antiguo Testamento
En tiempo de Cristo -y aún ahora-, los judíos clasificaban las Escrituras en tres partes:
• la Ley,
• los Profetas
• otros Escritos.
La Ley y los Profetas eran los más importantes. El mismo Cristo los cita, por ejemplo, en Mt 7, 12. Los escritos se empleaban en las asambleas. El Eclesiástico los cita en el prefacio de su libro.
Hoy dividimos las Escrituras, así:
Los libros que componen la Biblia
Antiguo Testamento
El Antiguo Testamento comienza con un conjunto de cinco libros, a los cuales los traductores griegos dieron el nombre de Pentateuco (penta = cinco; teuco = instrumentos, de donde provino luego la expresión "estuches" para los rollos de papiro y finalmente "libros"). Los judíos llaman a estos cinco libros la Torah o la Ley y los cinco libros eran cada uno un "quinto" de la Ley.
Estos cinco libros son:
Pentateuco
• Éxodo
• Génesis
• Levítico
• Números
• Deuteronomio
Libros sapienciales
• Salmos
• Job
• Proverbios
• Eclesiastés
• Cantar de los Cantares
• Sabiduría
• Sirácide (Eclesiástico)
Libros históricos
• Josué
• Rut
• I Samuel
• II Samuel
• I Reyes
• II Reyes
• I Crónicas
• II Crónicas
• Esdras
• Nehemías
• Tobías
• Judit
• Ester
• I Macabeos
• II Macabeos
Los judíos llaman "profetas anteriores" a Josué, Jueces, Samuel y Reyes ya que en ellos se encuentra la historia de los grandes profetas: Elías, Eliseo y aún Samuel.
A los que nosotros llamamos profetas, los judíos los llaman profetas posteriores.
Digamos también que para la Biblia griega, los libros de Samuel y Reyes formaban una sola unidad y los llamaban libros de los Reyes. Del mismo modo, los libros I y II de Crónicas, formaban uno solo con Esdras y Nehemías, por considerarse como obra del mismo autor.
La Biblia griega y la Vulgata de san Jerónimo llaman a Crónicas con el nombre de Paralipómenos.
Libros proféticos
• Isaías
• Jeremías*
• Lamentaciones
• Baruc
• Ezequiel
• Daniel
• Oseas
• Joel
• Amós
• Abdías
• Jonás
• Miqueas
• Nahum
• Habacuc
• Sofonías
• Ageo
• Sofonías
• Zacarías
• Malaquías
En algunas ediciones de la Biblia, los libros de Jeremías y Lamentaciones vienen unidos como un solo libro.
Nuevo Testamento
Evangelios
• Mateo
• Marcos
• Lucas
• Juan
Hechos de los apóstoles
Pertenecen a este grupo 21 Epístolas o Cartas:
Cartas del Nuevo Testamento
• Romanos
• I Corintios
• II Corintios
• Gálatas
• Efesios
• Filipenses
• Colosenses
• I Tesalonicenses
• II Tesalonicenses
• I Timoteo
• II Timoteo
• Tito
• Filemón
• Hebreos
Cartas Católicas
• Santiago
• I Pedro
• II Pedro
• I Juan
• II Juan
• III Juan
• Judas
• Apocalipsis
Unidad de ambos Testamentos
El Antiguo y Nuevo Testamento se complementan mutuamente. Su interrelación es tan completa, que el primero explica el segundo y viceversa.
Sólo a la luz del Antiguo Testamento se alcanza a comprender el primero; y sólo a la luz del Nuevo Testamento, nos damos cuenta de lo que el Antiguo quiso decir.
Con razón, Cristo les decía a sus oyentes: "Investigad las Escrituras y así comprobarán que Moisés habla de mí" (Jn 5, 39-45). Y san Lucas, relatando el encuentro de Jesús con los discípulos de Emaús, dice que Jesús "empezando por Moisés y continuando por todos los profetas, les explicó todo lo que había sobre Él en las Escrituras" (Lc 24, 25-27). De igual manera, san Mateo en sus tres primeros capítulos.
Textos originales y copias
No existen los textos bíblicos autógrafos, escritos por la propia mano del autor del libro de los Jueces, o de la Sabiduría, o de Marcos, o de Filemón, etc. Esto no debe asustarnos, ya que tampoco se conservan los originales de las grandes obras literarias y filosóficas de la antigüedad (éstas últimas obras tienen pocos testimonios textuales, y a veces con diferencias de unos diez siglos o más entre el original y las primeras copias).
Cuando en ocasiones se habla de "originales", se refiere a las lenguas en que originalmente fueron escritos. Por ejemplo, se dice: la traducción de esta Biblia se hizo de los originales, es decir, de las lenguas originales, hebreo, arameo y griego, según el caso.
Usando una fórmula fácil de aprender, podemos citar estos libros de la siguiente manera: "ToJuSaEBa Mabis".
División temática
Teniendo en cuenta los distintos temas que nos ofrece la Biblia, podemos dividirlos en varios grupos:
Antiguo Testamento
En tiempo de Cristo -y aún ahora-, los judíos clasificaban las Escrituras en tres partes:
• la Ley,
• los Profetas
• otros Escritos.
La Ley y los Profetas eran los más importantes. El mismo Cristo los cita, por ejemplo, en Mt 7, 12. Los escritos se empleaban en las asambleas. El Eclesiástico los cita en el prefacio de su libro.
Hoy dividimos las Escrituras, así:
Los libros que componen la Biblia
Antiguo Testamento
El Antiguo Testamento comienza con un conjunto de cinco libros, a los cuales los traductores griegos dieron el nombre de Pentateuco (penta = cinco; teuco = instrumentos, de donde provino luego la expresión "estuches" para los rollos de papiro y finalmente "libros"). Los judíos llaman a estos cinco libros la Torah o la Ley y los cinco libros eran cada uno un "quinto" de la Ley.
Estos cinco libros son:
Pentateuco
• Éxodo
• Génesis
• Levítico
• Números
• Deuteronomio
Libros sapienciales
• Salmos
• Job
• Proverbios
• Eclesiastés
• Cantar de los Cantares
• Sabiduría
• Sirácide (Eclesiástico)
Libros históricos
• Josué
• Rut
• I Samuel
• II Samuel
• I Reyes
• II Reyes
• I Crónicas
• II Crónicas
• Esdras
• Nehemías
• Tobías
• Judit
• Ester
• I Macabeos
• II Macabeos
Los judíos llaman "profetas anteriores" a Josué, Jueces, Samuel y Reyes ya que en ellos se encuentra la historia de los grandes profetas: Elías, Eliseo y aún Samuel.
A los que nosotros llamamos profetas, los judíos los llaman profetas posteriores.
Digamos también que para la Biblia griega, los libros de Samuel y Reyes formaban una sola unidad y los llamaban libros de los Reyes. Del mismo modo, los libros I y II de Crónicas, formaban uno solo con Esdras y Nehemías, por considerarse como obra del mismo autor.
La Biblia griega y la Vulgata de san Jerónimo llaman a Crónicas con el nombre de Paralipómenos.
Libros proféticos
• Isaías
• Jeremías*
• Lamentaciones
• Baruc
• Ezequiel
• Daniel
• Oseas
• Joel
• Amós
• Abdías
• Jonás
• Miqueas
• Nahum
• Habacuc
• Sofonías
• Ageo
• Sofonías
• Zacarías
• Malaquías
En algunas ediciones de la Biblia, los libros de Jeremías y Lamentaciones vienen unidos como un solo libro.
Nuevo Testamento
Evangelios
• Mateo
• Marcos
• Lucas
• Juan
Hechos de los apóstoles
Pertenecen a este grupo 21 Epístolas o Cartas:
Cartas del Nuevo Testamento
• Romanos
• I Corintios
• II Corintios
• Gálatas
• Efesios
• Filipenses
• Colosenses
• I Tesalonicenses
• II Tesalonicenses
• I Timoteo
• II Timoteo
• Tito
• Filemón
• Hebreos
Cartas Católicas
• Santiago
• I Pedro
• II Pedro
• I Juan
• II Juan
• III Juan
• Judas
• Apocalipsis
Unidad de ambos Testamentos
El Antiguo y Nuevo Testamento se complementan mutuamente. Su interrelación es tan completa, que el primero explica el segundo y viceversa.
Sólo a la luz del Antiguo Testamento se alcanza a comprender el primero; y sólo a la luz del Nuevo Testamento, nos damos cuenta de lo que el Antiguo quiso decir.
Con razón, Cristo les decía a sus oyentes: "Investigad las Escrituras y así comprobarán que Moisés habla de mí" (Jn 5, 39-45). Y san Lucas, relatando el encuentro de Jesús con los discípulos de Emaús, dice que Jesús "empezando por Moisés y continuando por todos los profetas, les explicó todo lo que había sobre Él en las Escrituras" (Lc 24, 25-27). De igual manera, san Mateo en sus tres primeros capítulos.
Textos originales y copias
No existen los textos bíblicos autógrafos, escritos por la propia mano del autor del libro de los Jueces, o de la Sabiduría, o de Marcos, o de Filemón, etc. Esto no debe asustarnos, ya que tampoco se conservan los originales de las grandes obras literarias y filosóficas de la antigüedad (éstas últimas obras tienen pocos testimonios textuales, y a veces con diferencias de unos diez siglos o más entre el original y las primeras copias).
Cuando en ocasiones se habla de "originales", se refiere a las lenguas en que originalmente fueron escritos. Por ejemplo, se dice: la traducción de esta Biblia se hizo de los originales, es decir, de las lenguas originales, hebreo, arameo y griego, según el caso.

Copias 
  manuscritas
Material
En la antigüedad, para escribir algunas cosas se usaban las tablillas de arcilla, las ostraka o pedazos de cerámica rota, las piedras, los cilindros y las estelas.
Para copiar un libro de la Biblia o toda ella, este material no se utilizaba, pues sólo podía aprovecharse para textos breves. El material empleado para la copia de la Biblia fue de dos tipos: el papiro y el pergamino.
El papiro (usado en Egipto desde el año 3,000 antes de Cristo). Es una planta acuática -caña o junco- que se da sobre todo en el Delta del Nilo. Se abría primero el tallo de la planta y luego se prensaba; las láminas así obtenidas se entrecruzaban, se aplastaban y se secaban. Era el material más común, pero a la vez el más frágil. Por lo regular se escribía sólo por la parte interior. Se han conservado muchos papiros de Egipto gracias a su clima seco.
Constituyen el testimonio más antiguo en el ámbito de manuscritos bíblicos. El pergamino se forma con la piel de ciertos animales (ovejas, corderos), preparada con una técnica especial perfeccionada en Pérgamo, al norte de Éfeso, hacia el año 100 después de Cristo. Parece que fue muy difundido por los persas.
En el Nuevo Testamento tenemos un testimonio de su uso en 2 Tim 4, 13: "Cuando vengas, tráeme el abrigo que dejé en Tróada, en casa de Carpo, y los libros, en especial, los pergaminos".
Del siglo IV después de Cristo en adelante fue muy común. Es un material mucho más resistente, pero, a la vez, más caro. Por eso, algunos manuscritos en pergamino fueron raspados por completo para que pudieran ser utilizados de nuevo.
Material
En la antigüedad, para escribir algunas cosas se usaban las tablillas de arcilla, las ostraka o pedazos de cerámica rota, las piedras, los cilindros y las estelas.
Para copiar un libro de la Biblia o toda ella, este material no se utilizaba, pues sólo podía aprovecharse para textos breves. El material empleado para la copia de la Biblia fue de dos tipos: el papiro y el pergamino.
El papiro (usado en Egipto desde el año 3,000 antes de Cristo). Es una planta acuática -caña o junco- que se da sobre todo en el Delta del Nilo. Se abría primero el tallo de la planta y luego se prensaba; las láminas así obtenidas se entrecruzaban, se aplastaban y se secaban. Era el material más común, pero a la vez el más frágil. Por lo regular se escribía sólo por la parte interior. Se han conservado muchos papiros de Egipto gracias a su clima seco.
Constituyen el testimonio más antiguo en el ámbito de manuscritos bíblicos. El pergamino se forma con la piel de ciertos animales (ovejas, corderos), preparada con una técnica especial perfeccionada en Pérgamo, al norte de Éfeso, hacia el año 100 después de Cristo. Parece que fue muy difundido por los persas.
En el Nuevo Testamento tenemos un testimonio de su uso en 2 Tim 4, 13: "Cuando vengas, tráeme el abrigo que dejé en Tróada, en casa de Carpo, y los libros, en especial, los pergaminos".
Del siglo IV después de Cristo en adelante fue muy común. Es un material mucho más resistente, pero, a la vez, más caro. Por eso, algunos manuscritos en pergamino fueron raspados por completo para que pudieran ser utilizados de nuevo.

Formato
El rollo es una larga tira de papiro o piel, reforzada en las extremidades con dos varas que servían para enrollarla (Cfr. Lc 4, 16-20; Jr 36). Aún en nuestros tiempos, los judíos utilizan los rollos. El códice o libro ordinario (más común en pergaminos) fue empleado por los cristianos desde el siglo II; pero por los judíos, más tarde, parece que a partir del siglo VII. Los códices griegos se distinguen en iniciales o mayúsculos y minúsculos.
Los primeros son de letras mayúsculas continuas, más difíciles de leer por no haber separación entre las palabras; estuvieron en boga hasta el siglo X u XI; hay un poco más de 250 de ellos. Los segundos son de letras minúsculas, más fáciles de leer porque se da la separación entre las palabras. Empiezan a utilizarse a partir del siglo IX después de Cristo y se multiplican desde el siglo XI; son alrededor de 2 mil 600.
Lenguas en que se escribió la Biblia
Para la composición de la Biblia se emplearon tres lenguas: la hebrea, la aramea y la griega.
• En hebreo se escribió casi todo el Antiguo Testamento. Era la lengua propia del Pueblo de Israel. Su origen es bastante oscuro. Parece que comenzaron a hablarla los cananeos y después la adoptaron los israelitas a partir de su estancia en Canaán.
• En Arameo, lengua más antigua que el hebreo, se escribieron pocas cosas. Se pueden citar algunos capítulos de Esdras, Jeremías, Daniel y Mateo. El arameo comenzó a introducirse en Israel hacia los siglos IV y III antes de Cristo y tomó tanto fuerza, que llegó a suplantar a la lengua hebrea. Incluso Jesús hablaba con el pueblo en uno de los dialectos arameos.
• En griego fueron escritos algunos libros del Antiguo Testamento, como el de la Sabiduría, 2 Macabeos y todos los del Nuevo Testamento menos el Evangelio de san Mateo. Este griego no era un griego clásico, como era por ejemplo el de Demóstenes, sino un griego popular, vulgar y corriente, llamado Koiné = común, que usaba el hombre de la calle. Se generalizó después de la conquista en Grecia por Alejandro Magno.
Antiguo Testamento
• Daniel: hebreo, con fragmentos arameos y griegos
• Esdras: hebreo, con inserción de algunos documentos en arameo
• Ester: hebreo, con fragmentos griegos
• 1 Macabeos: hebreo. 2 Macabeos: griego
• Tobías y Judit: hebreo o arameo
• Sabiduría: griego
• Todos los demás libros: hebreo
Nuevo Testamento
• San Mateo: arameo
• Todos los demás libros: griego
Versiones de la Biblia
Hay que decir que, con el correr de los tiempos, se han hecho innumerables versiones de la Biblia. Entre las más antiguas -que son las que interesan más- hay dos muy importantes: la de los "Setenta" y la Vulgata.
La versión de los Setenta. Según una tradición, fue realizada por 70 sabios de Israel. Su elaboración, entre los siglos III y I antes de nuestra era, estuvo destinada a los judíos de la Diáspora o de la dispersión, es decir, para el culto de las comunidades judías que vivían en el mundo grecorromano, especialmente de Alejandría y que ya habían olvidado la lengua hebrea, o quizá mejor, con el fin de que pudieran propagarla en la griega. En cualquier caso, esta traducción fue importante para los judíos que hablaban el griego y que más tarde se extendió por los países mediterráneos, preparando así el ambiente para el Evangelio.
La versión de la Vulgata. Esta versión fue hecha en latín por san Jerónimo en el siglo IV en Belén. Partió de una necesidad, como la de los Setenta. Durante los dos primeros siglos se utilizaba en la Iglesia el griego popular, que era el que se hablaba en el imperio romano. Pero en el siglo III, se fue imponiendo el latín en Occidente. Por esa razón la tradujo san Jerónimo al latín. De ella se han sacado muchas ediciones hasta nuestros días, desde que el Concilio de Trento la reconoció solemnemente como la versión oficial latina sin negar por eso, el valor de otras versiones.
El rollo es una larga tira de papiro o piel, reforzada en las extremidades con dos varas que servían para enrollarla (Cfr. Lc 4, 16-20; Jr 36). Aún en nuestros tiempos, los judíos utilizan los rollos. El códice o libro ordinario (más común en pergaminos) fue empleado por los cristianos desde el siglo II; pero por los judíos, más tarde, parece que a partir del siglo VII. Los códices griegos se distinguen en iniciales o mayúsculos y minúsculos.
Los primeros son de letras mayúsculas continuas, más difíciles de leer por no haber separación entre las palabras; estuvieron en boga hasta el siglo X u XI; hay un poco más de 250 de ellos. Los segundos son de letras minúsculas, más fáciles de leer porque se da la separación entre las palabras. Empiezan a utilizarse a partir del siglo IX después de Cristo y se multiplican desde el siglo XI; son alrededor de 2 mil 600.
Lenguas en que se escribió la Biblia
Para la composición de la Biblia se emplearon tres lenguas: la hebrea, la aramea y la griega.
• En hebreo se escribió casi todo el Antiguo Testamento. Era la lengua propia del Pueblo de Israel. Su origen es bastante oscuro. Parece que comenzaron a hablarla los cananeos y después la adoptaron los israelitas a partir de su estancia en Canaán.
• En Arameo, lengua más antigua que el hebreo, se escribieron pocas cosas. Se pueden citar algunos capítulos de Esdras, Jeremías, Daniel y Mateo. El arameo comenzó a introducirse en Israel hacia los siglos IV y III antes de Cristo y tomó tanto fuerza, que llegó a suplantar a la lengua hebrea. Incluso Jesús hablaba con el pueblo en uno de los dialectos arameos.
• En griego fueron escritos algunos libros del Antiguo Testamento, como el de la Sabiduría, 2 Macabeos y todos los del Nuevo Testamento menos el Evangelio de san Mateo. Este griego no era un griego clásico, como era por ejemplo el de Demóstenes, sino un griego popular, vulgar y corriente, llamado Koiné = común, que usaba el hombre de la calle. Se generalizó después de la conquista en Grecia por Alejandro Magno.
Antiguo Testamento
• Daniel: hebreo, con fragmentos arameos y griegos
• Esdras: hebreo, con inserción de algunos documentos en arameo
• Ester: hebreo, con fragmentos griegos
• 1 Macabeos: hebreo. 2 Macabeos: griego
• Tobías y Judit: hebreo o arameo
• Sabiduría: griego
• Todos los demás libros: hebreo
Nuevo Testamento
• San Mateo: arameo
• Todos los demás libros: griego
Versiones de la Biblia
Hay que decir que, con el correr de los tiempos, se han hecho innumerables versiones de la Biblia. Entre las más antiguas -que son las que interesan más- hay dos muy importantes: la de los "Setenta" y la Vulgata.
La versión de los Setenta. Según una tradición, fue realizada por 70 sabios de Israel. Su elaboración, entre los siglos III y I antes de nuestra era, estuvo destinada a los judíos de la Diáspora o de la dispersión, es decir, para el culto de las comunidades judías que vivían en el mundo grecorromano, especialmente de Alejandría y que ya habían olvidado la lengua hebrea, o quizá mejor, con el fin de que pudieran propagarla en la griega. En cualquier caso, esta traducción fue importante para los judíos que hablaban el griego y que más tarde se extendió por los países mediterráneos, preparando así el ambiente para el Evangelio.
La versión de la Vulgata. Esta versión fue hecha en latín por san Jerónimo en el siglo IV en Belén. Partió de una necesidad, como la de los Setenta. Durante los dos primeros siglos se utilizaba en la Iglesia el griego popular, que era el que se hablaba en el imperio romano. Pero en el siglo III, se fue imponiendo el latín en Occidente. Por esa razón la tradujo san Jerónimo al latín. De ella se han sacado muchas ediciones hasta nuestros días, desde que el Concilio de Trento la reconoció solemnemente como la versión oficial latina sin negar por eso, el valor de otras versiones.
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    «Queridos 
    jóvenes, os exhorto a adquirir intimidad con la Biblia, a tenerla a mano, 
    para que sea para vosotros como una brújula que indica el camino a seguir. 
    Leyéndola, aprenderéis a conocer a Cristo». 
     Benedicto 
    XVI. 
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    “Biblia” es una palabra 
    griega plural, que significa “libros” En la Edad Media se latinizó y se usó 
    en singular. Desde entonces se llama así al conjunto de libros que judíos y 
    cristianos admitimos como inspirados por Dios. 
    La Biblia es ante todo un 
    libro religioso. A lo largo de los escritos del Antiguo Testamento, con 
    diversos matices y tonos, nos habla de la manifestación que Yahveh hizo de 
    sí mismo a su pueblo Israel. En el Nuevo Testamento esa manifestación es la 
    del Dios único que por medio de Jesucristo, el Verbo Encarnado, manifiesta 
    su amor y su salvación para todos los hombres sin distinción. 
    La Biblia nos es, por 
    tanto, un libro de ciencia ni un libro que anuncia el futuro. No es un 
    sistema de doctrina religiosa ni una teología. Tampoco es un libro de 
    devoción o una historia piadosa. Es en su primera parte (Antiguo Testamento) 
    una historia de hombres representados por un pueblo en la que Yahveh, su 
    Dios, dirige los acontecimientos de esa historia poniendo de manifiesto su 
    amor y predilección por el pueblo que se ha elegido y al que no abandona a 
    pesar de sus infidelidades. Esa historia se hace Historia de Salvación 
    universal y definitiva en el Nuevo Testamento con Jesucristo; se convierte 
    en la Historia del inmenso amor de Dios al hombre que irrumpe en la Historia 
    de los hombres haciéndose uno de ellos porque tanto amó Dios al mundo, que 
    envió a su Hijo único para que todo el que crea en él no perezca, sino que 
    tenga la vida eterna. (Jn 3,16) |  | ||||||||||||||||||||||
| 
    Toda la Biblia gira en 
    torno al encuentro del hombre con Dios 
    y de Dios con el 
    hombre.  
    El Antiguo Testamento 
    contiene la experiencia de un pueblo que, en su búsqueda de Dios y de 
    respuestas a los interrogantes que todo hombre y todo pueblo se plantea y se 
    ha planteado siempre, encuentra un Dios que le responde a través de los 
    acontecimientos de su historia, que suscita hombres extraordinarios que 
    actúan y dirigen al pueblo por los caminos que ese Dios quiere, o que hablan 
    en su nombre movidos por la conciencia de que él mismo los envía, unas veces 
    para denunciar los pecados del pueblo y mover a la conversión, otras para 
    animar y revitalizar la esperanza caída por los acontecimientos adversos de 
    la Historia. 
    En esa búsqueda, el pueblo 
    de Israel, protagonista del Antiguo Testamento, va evolucionando en su 
    concepto de Dios. Yahveh, su Dios, pasa de ser el Dios de un clan a ser el 
    Dios de un pueblo, de ser un Dios vinculado a una tierra, la tierra de las 
    antiguas promesas donde por fin se asientan tras el Éxodo, a ser un Dios que 
    marcha con ellos al exilio. Un Dios que va al encuentro del hombre, que lo 
    busca y lo salva continuamente. Poco a poco van apareciendo hombres que tienen 
    una idea más amplia de Dios hasta llegar al concepto del Dios único. 
    Ese encuentro del hombre 
    con Dios llega a su máxima expresión en el Nuevo Testamento. No es 
    consecuencia de la búsqueda ni del esfuerzo del hombre sino del Amor de Dios 
    que en Jesucristo, el Hijo de Dios, viene al mundo para traer la salvación 
    definitiva y universal a los hombres. Ese es el mensaje del Nuevo 
    Testamento. En Jesucristo, Dios se ha manifestado como el Dios Amor y todo 
    hombre puede por medio de Él conocer a Dios y llegar al encuentro con Dios. | |||||||||||||||||||||||
| 
    El Catecismo de la 
    Iglesia Católica (n.110) señala que para comprender la Biblia debemos
    tener 
    en cuenta las condiciones de su tiempo y de su cultura, los "géneros 
    literarios" usados en aquella época, las maneras de sentir, de hablar y de 
    narrar en aquel tiempo, 
    como ya pedía el Concilio Vaticano II (DV 12,2).
     | |||||||||||||||||||||||
| 
    
    3.1.- Antiguo Testamento | |||||||||||||||||||||||
| 
    Los libros que componen el 
    Antiguo Testamento nacen en un periodo de tiempo determinado, en un ambiente 
    geográfico y cultural concreto, en el seno de un pueblo con características 
    peculiares, pero inserto en ese ambiente y tiempo. Por tanto influido por 
    las culturas más antiguas de los otros pueblos de su área geográfica: el 
    Oriente Medio, con los que tiene vínculos de raza e incluso tradiciones 
    comunes. 
    En los libros bíblicos 
    también encontramos diferentes géneros literarios que hay que tener en 
    cuenta para su comprensión. 
    La mayor parte de los 
    libros del Antiguo Testamento están escritos en hebreo, algunos fragmentos 
    de los libros postexílicos están escritos en arameo y los que se redactaron 
    en la diáspora alejandrina (Sabiduría, Eclesiástico y 2 Macabeos), en 
    griego. 
    Aunque muchos libros del 
    Antiguo Testamento recogen tradiciones muy antiguas, la redacción definitiva 
    de unos o la composición por primera vez de otros se realiza a partir del 
    siglo V aC. Hay algunos libros que se fechan en el siglo I aC. | |||||||||||||||||||||||
| 
    
    COMPOSICIÓN DE LOS LIBROS | |||||||||||||||||||||||
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    Pentateuco | |||||||||||||||||||||||
| 
    Los cinco primeros libros 
    de la Biblia recogen tradiciones antiguas que dieron lugar a relatos 
    paralelos. 
    En primer lugar, como 
    corresponde a un pueblo en su origen seminómada, existe una tradición oral 
    que se transmite tanto en el seno de la familia o tribu como en los 
    santuarios. 
    Existen también relatos 
    escritos dispersos de diversas tradiciones: 
 
    En estos primeros cinco 
    libros, que constituyen la Torá o Ley de los judíos, encontramos con 
    frecuencia relatos duplicados y yuxtapuestos, fragmentos que proyectan a 
    tiempos más antiguos situaciones o normas que están viviéndose en el tiempo 
    que se escriben y reflexiones que reinterpretan las antiguas tradiciones. 
    Todo ello da lugar a la redacción última que ha llegado hasta nosotros. | |||||||||||||||||||||||
| Libros históricos | |||||||||||||||||||||||
| 
    Al leer los libros que se 
    agrupan bajo este nombre hay que tener en cuenta que no son Historia en el 
    sentido moderno de la palabra sino el relato de unos hechos vistos desde una 
    perspectiva y con una finalidad religiosa. 
    Estos libros se formaron a 
    partir de tradiciones orales referidas al tiempo del asentamiento de las 
    tribus en Canaán, así como de la celebración de las gestas en los santuarios 
    y después, a partir del tiempo de David, cuando se organiza el estado y 
    también el culto, de las crónicas reales. 
    Tienen también influjo de 
    las corrientes reformistas: los deuteronomistas, los profetas y la escuela 
    sacerdotal. 
    Por último se hace la 
    redacción definitiva. | |||||||||||||||||||||||
| 
    
    Profetas | |||||||||||||||||||||||
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    Aunque en algunos casos, 
    como Jeremías, fueron escritos por ellos mismos, los libros proféticos se 
    compusieron a partir de los oráculos pronunciados de viva voz por los 
    profetas, que luego eran recogidos y transmitidos de unos a otros por los 
    oyentes o por discípulos del profeta. Posterior mente se hizo una redacción 
    parcial y por último la definitiva, añadiéndose algunas notas biográficas. 
    El periodo de composición de estos libros abarca desde el siglo VIII al V aC. | |||||||||||||||||||||||
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    Otros 
    Libros | |||||||||||||||||||||||
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    Un proceso similar al 
    anterior puede suponerse para otros libros, como los Salmos, Proverbios, las 
    leyes rituales, etc. Aunque algunos más tardíos fueron redactados 
    directamente. | |||||||||||||||||||||||
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    LOS 
    AUTORES | |||||||||||||||||||||||
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    Por lo anteriormente 
    expuesto vemos que no suelen ser autores de los libros los personajes a 
    quienes tradicionalmente se atribuyen (el Pentateuco a Moisés, los Salmos a 
    David, Proverbios o Sabiduría a Salomón, etc.). Esta atribución de escritos 
    a personajes importantes en la cultura de que proceden es práctica común en 
    todo el Oriente Medio Antiguo. 
    En otros casos (por ejemplo 
    Isaías) sólo pertenece al autor histórico una parte del libro (Primer 
    Isaías: Is 1-39), al que luego se le añadieron otros escritos con el mismo 
    espíritu pero de fecha posterior y de otro autor o autores (Segundo 
    Isaías: Is 40-55, y Tercer Isaías: Is 56-66). 
    También hay libros cuya 
    autoría se debe a una colectividad. Así se habla del Cronista para Esdras, 
    Nehemías y los dos de las Crónicas, o del Deuteronomista para Josué, y los 
    de los Jueces, los Reyes y el mismo Deuteronomio. | |||||||||||||||||||||||
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    GÉNEROS LITERARIOS | |||||||||||||||||||||||
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    Se habla también respecto 
    de los libros de la Biblia de géneros literarios, aunque muchas veces no 
    resulta fácil decidir el genero literario de un determinado libro y en 
    muchos casos hay partes de uno u otro género en un mismo libro. 
    En la Biblia encontramos 
    historia, aunque no con el mismo sentido que entendemos hoy lo que es un 
    libro de Historia, relatos épicos, poesía, profecía, leyes, proverbios, 
    apocalipsis, etc.  
    Desde el sustrato más 
    antiguo de la tradición oral hasta la redacción definitiva de los libros, 
    sus transmisores y sus autores reflejaron su cultura y sus ideas religiosas 
    y filosóficas, la forma de ser de su clan o del pueblo a que pertenecían, 
    así como las ideas y concepciones generales al área geográfica a la que 
    pertenecían, el Oriente Medio Antiguo, que contaba con culturas milenarias 
    cuando Israel se incorporó como pueblo a la Historia. | |||||||||||||||||||||||
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    EVANGELIOS | |||||||||||||||||||||||
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    Para conocer cómo se escribieron los Evangelios es 
    sumamente clarificador el prólogo de Lucas a su evangelio (Lc 1,1-4). 
    Nos aporta datos esenciales: | ||||||||||||||||||||||
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    ð | 
    Que muchos han tratado 
    componer un relato de los acontecimientos. | ||||||||||||||||||||||
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    ð | 
    siguiendo lo que han 
    transmitido quienes desde el principio fueron testigos oculares de los 
    mismos; | ||||||||||||||||||||||
| 
    ð | 
    que él también ha querido 
    hacer su relato, | ||||||||||||||||||||||
| 
    ð | 
    que para ello se ha 
    informado detalladamente. | ||||||||||||||||||||||
| 
    ð | 
    El fin con el que se ha 
    decidido a escribir es que se compruebe la solidez de las enseñanzas que los 
    lectores han recibido en la catequesis. | ||||||||||||||||||||||
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    Como se ve, el autor del tercer evangelio pertenece a 
    la segunda o tercera generación cristiana (lo mismo cabe decir de los 
    restantes evangelistas). Subraya que para escribirlo se informó 
    detalladamente, así como la finalidad catequética de su relato. Esta 
    finalidad se expresa también en el cuarto Evangelio: “Muchos otros signos 
    hizo Jesús en presencia de sus discípulos, que no están escritos en este 
    libro. Estos fueron escritos para que creáis que Jesús es el Mesías y 
    creyendo tengáis vida en su nombre” (Jn 20,30-31) | |||||||||||||||||||||||
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    En la composición de los 
    Evangelios se distinguen tres fases: | |||||||||||||||||||||||
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    HECHOS DE LOS APÓSTOLES | |||||||||||||||||||||||
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    Este libro es obra del 
    mismo autor que el tercer evangelio, es decir, el atribuido a Lucas. Su 
    finalidad es dar a conocer a una Iglesia ya más organizada sus orígenes, 
    exponiendo cómo se transmitió el mensaje cristiano desde Jerusalén hasta 
    Roma. Tampoco son una “historia” exhaustiva, pero tienen más de crónica que 
    los evangelios.  
    Es de suponer que el autor 
    usara fuentes anteriores a él, como en el Evangelio; una de las cuales 
    pueden ser los fragmentos redactados en primera persona del plural. 
    Está escrito en griego 
    y se data generalmente sobre el año 80. | |||||||||||||||||||||||
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    CARTAS | |||||||||||||||||||||||
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    Las cartas auténticas 
    de Pablo (Romanos, 1-2 Corintios, Gálatas, Filipenses, 1 Tesalonicenses y 
    probablemente también la 2ª y Filemón)
    son verdaderas cartas que responden a los problemas de las 
    comunidades a que se dirigen y fueron escritas por Pablo en fecha muy 
    cercana a la vida de Jesús, entre los años 50 y 63. Sólo la de los Romanos, 
    escrita a una comunidad que no conoce personalmente, es una exposición de su 
    enseñanza sobre la justificación por la fe. 
    Hay otras dos cartas 
    tradicionalmente atribuidas a Pablo (Colosenses y Efesios) que fueron 
    escritas por discípulos suyos. Estas tienen también carácter de verdaderas 
    cartas. 
    Las cartas pastorales 
    (1-2 Timoteo y a Tito), son escritos de inspiración paulina que se fechan 
    incluso en el siglo II. No tienen carácter estrictamente de cartas, son 
    consejos de tipo pastoral necesarios para la organización de comunidades que 
    van adquiriendo cierta complejidad. 
    Las llamadas cartas 
    católicas (Santiago, 1-2 de Pedro, 1-2-3 de Juan y Judas) 
    son colecciones homiléticas o escritos breves a los que se les dio forma de 
    carta, pero no están dirigidas a una comunidad determinada. Todas ellas de 
    fecha tardía. 
    La Carta a los Hebreos 
    tampoco es estrictamente una carta. Este escrito se dirige a una comunidad 
    con graves dificultades con el fin de fortalecer su fe en Jesucristo, Hijo 
    de Dios, Mediador y Redentor, que vive para interceder por nosotros y 
    ofreció a Dios el sacrificio perfecto, muy superior a los sacrificios de la 
    antigua alianza | |||||||||||||||||||||||
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    APOCALIPSIS | |||||||||||||||||||||||
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    Es un escrito tardío, 
    de los últimos años del siglo I, que contiene todos los elementos clásicos 
    de la literatura apocalíptica con la finalidad de sostener a la Iglesias de 
    Asia Menor que sufren la persecución: el Señor crucificado, resucitado y 
    exaltado, ha de volver al fin de los tiempos, en el que el mal será vencido 
    definitivamente. Se atribuye al Apóstol Juan, pero pertenece a un autor 
    desconocido. | |||||||||||||||||||||||
|  | |||||||||||||||||||||||
| 
    Israel no es un pueblo 
    aislado, cerrado en sí mismo y ajeno a toda influencia exterior. Es un 
    pueblo que ha llegado tarde a la Historia y a la Cultura, cuando otros 
    pueblos, por ejemplo, Egipto, Mesopotamia e incluso Canaán, de la misma área 
    geográfica llevan siglos de cultura y han dejado huella de la misma en la 
    tierra en que logra asentarse el pueblo hebreo; convive con otros pueblos, a 
    algunos de los cuales está unido por vínculos de raza, y mantiene 
    intercambios de toda clase con los demás pueblos y culturas de la misma área 
    geográfica. Ello genera influencias mutuas en los distintos campos de la 
    vida y de la cultura. 
    Esas influencias tienen 
    una razón aún mas fuerte y es que hunden sus raíces en un mismo pasado 
    legendario y mítico. 
    Por todo ello debemos 
    estudiar la Biblia también como cualquier otro libro de aquella época y zona 
    geográfica, aplicando los mismos medios y técnicas. Para lo cual es 
    imprescindible conocer las condiciones sociales e históricas, así como el 
    ambiente cultural, político, económico y religioso del pueblo protagonista 
    de la Biblia. Todo esto se ha hecho más fácil gracias a los hallazgos 
    arqueológicos de antiguas civilizaciones del Oriente Medio y a los 
    documentos e incluso bibliotecas enteras que contienen una literatura de 
    gran semejanza con los libros bíblicos. Todo ello nos ayuda a conocer el 
    ambiente semita en que nace la Biblia. | |||||||||||||||||||||||
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    4.1.1. Cultural | |||||||||||||||||||||||
| 
    Los semitas no conocen la 
    abstracción y sus imágenes son concretas. Sobre una idea primitiva acumulan 
    notas, matices y vivencias para darle mayor relieve y color. 
    Su visión de la historia 
    es distinta de la actual. Utiliza las fuentes de la forma que le conviene, 
    las yuxtapone y las reinterpreta desde la visión de la nueva situación 
    histórica. 
    Su concepción del mundo y 
    del cosmos es la común a todos los pueblos semitas y a esa concepción 
    responden relatos como la creación o el diluvio, que tienen paralelos en los 
    poemas sumerios mucho más antiguos. | |||||||||||||||||||||||
| 
    
    4.1.2. Moral | |||||||||||||||||||||||
| 
    La moral es regla 
    fundamental para comprender a un pueblo y la de Israel hay que situarla 
    también en esa mentalidad semita. Así, por ejemplo, la Ley de talión (Ex 
    21,24; Lv 24,20.20, etc.), que prohíbe que la venganza sea mayor que el mal 
    recibido, responde, aunque supera, a las costumbres y leyes de la época en 
    que la venganza de sangre podía llevar al exterminio de familias enteras. 
    Otros hechos que chocan 
    con nuestra mentalidad y sobre todo con nuestra concepción cristiana de 
    Dios, son asimismo propios de la cultura y mentalidad de la época. Por 
    ejemplo, la ley de “heren”, que exigía la aniquilación total del pueblo 
    conquistado, la poligamia, los sacrificios humanos, crímenes y mentiras, 
    etc., constantes, por otra parte en el comportamiento humano, incluso en 
    nuestro tiempo, que no se caracteriza precisamente por verse libre de 
    crímenes de toda clase, genocidios, abusos y aberraciones sexuales, mentiras 
    e infidelidades, etc. | |||||||||||||||||||||||
| 
    
    4.1.3. Religioso | |||||||||||||||||||||||
| 
    El Israel bíblico no 
    sólo recibió influencias culturales de los pueblos vecinos, sino también 
    religiosas. No afirmamos que Israel copie sino que debe contarse con el 
    fondo religioso de los pueblos vecinos (Canaán, Egipto, Mesopotamia) para 
    captar las imágenes que nos brinda la Biblia y su sentido, como ejemplos 
    típicos pueden aducirse los relatos de la Creación (Gn 2) o del Diluvio (Gn 
    6) de la Biblia y los paralelos de los poemas babilónicos (Enuma, Elish y 
    Guilgamés) | |||||||||||||||||||||||
| 
    a) | 
    Parece ser que los 
    clanes primitivos seminómadas fueron politeístas (Jos 24), como lo eran todos los pueblos 
    del entorno, y en sus orígenes comparten el viejo fondo pagano de las 
    religiones semitas. | ||||||||||||||||||||||
| 
    b) | 
    De ese patrimonio común 
    participan imágenes y relatos que encontramos en la Biblia, así como ritos 
    que van cambiando su sentido originario, por ejemplo, la Pascua, que en 
    principio está unida a las costumbres de los pastores nómadas pasa a ser la 
    fiesta de la libertad relacionada con la salida de Egipto y la constitución 
    de Israel como pueblo. | ||||||||||||||||||||||
| 
    Israel, como los demás 
    pueblos del Oriente Medio, tiene su propio Dios que le protege frente a los 
    demás pueblos y hace alianza con él: Yahveh. (En las versiones de uso 
    corriente en lugar de Yahveh leemos “Señor”, que traduce la palabra Adonay 
    que en la versión griega de la Biblia sustituye el nombre sagrado de Yahveh). 
    Sin embargo la religión 
    de Israel tiene rasgos propios que la diferencian notablemente del resto de 
    las religiones de su área geográfica. Los más significativos y determinantes 
    para su proceso de evolución del concepto de Dios, a lo que contribuye de 
    manera decisiva la influencia de los profetas, son la prohibición de 
    representar a su Dios: Yahveh no es un Dios abarcable por el hombre, como se 
    lo hace ver a Moisés (Ex 3,13-14) y defiende siempre la tradición yahvista. 
    Y no tener más que un Dios, frente al politeísmo de todos los pueblos 
    circundantes. La fe yavista lucha continuamente contra la tendencia a imitar 
    las costumbres politeístas cananeas y de los otros pueblos del entorno, así 
    como por mantener la pureza del culto condenando practicas habituales de las 
    otras religiones. | |||||||||||||||||||||||
| 
    La Biblia es un conjunto 
    de libros cuya primera sección, el Antiguo Testamento, compartimos judíos y 
    cristianos. Tanto para los judíos como para los cristianos estos libros 
    tienen un valor sagrado, habiéndose establecido un “canon” que los reconoce 
    como tales frente a otros libros religiosos similares a los que no se les 
    dio dicha categoría. 
    El canon de la Biblia 
    hebrea —establecido en Yabné, en una reunión de rabinos hacia el año 100 dC.— 
    no coincide exactamente con el canon católico —fijado definitivamente en el 
    Concilio de Trento (sesión 4ª, 8/4/1546) [Denz-Hün 1502]— que sigue la 
    versión griega de la Biblia, usada en la diáspora judía, que es la que 
    conocían los primeros cristianos. 
    También la distribución de 
    los libros es diferente.  | |||||||||||||||||||||||
| 
    
    La división católica 
    tradicional, 
    que consta de 46 libros casi todos escritos en hebreo, los agrupa conforme a 
    la distribución hecha por S. Jerónimo en el Siglo IV. | |||||||||||||||||||||||
| 
    PENTATEUCO: 
    Génesis, Éxodo, Levítico, 
    Números y Deuteronomio. 
    LIBROS HISTÓRICOS: 
    Josué, Jueces, Rut, 1 y 2 
    Samuel, 1 y 2 Reyes, 1 y 2 Crónicas, Esdras, Nehemías, Rut, Tobías, Judit, 
    Ester y 1 y 2 Macabeos 
    LIBROS POÉTICOS Y 
    SAPIENCIALES: 
    Job, Salmos, Proverbios, 
    Eclesiastés (Qohelet), Cantar de los Cantares, Sabiduría, Eclesiástico (Siracida) 
    LIBROS PROFÉTICOS: 
    Isaías, Jeremías, 
    Lamentaciones, Baruc, Ezequiel, Daniel, Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, 
    Miquéas, Nahum, Habacuc, Sofonías, Ageo, Zacarías y Malaquías. | |||||||||||||||||||||||
| 
    La Biblia hebrea los 
    agrupa en tres apartados: | |||||||||||||||||||||||
| 
    TORA (enseñanza): 
    Compuesta por los cinco 
    Libros de la Ley: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio 
    NEBIM (profetas): 
    
    Anteriores: Josué, Jueces, 1 y 2 
    Samuel, 1 y 2 Reyes. 
    
    Posteriores: Isaías, Jeremías, 
    Ezequiel, Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miquéas, Nahum, Habacuc, 
    Sofonías, Ageo, Zacarías y Malaquías. 
    KETUBIM (Escritos): 
Rut, Salmos, Job, 
    Proverbios, Eclesiastés (Qohelet), Cantar de los Cantares, Lamentaciones, 
    Daniel, Ester, Esdras y Nehemías, 1 y 2 Crónicas. | |||||||||||||||||||||||
| 
    La Biblia Hebrea no admite 
    como libros canónicos: Tobías, Judit, 1 y 2 Macabeos, Sabiduría, 
    Eclesiástico y Baruc, ni suplementos al libro de Ester, carta de Jeremías y 
    adicciones al libro de Daniel. Todos estos fueron escritos en griego fuera 
    de Palestina. | |||||||||||||||||||||||
|  |  | ||||||||||||||||||||||
| Todos los libros del Antiguo Testamento giran en torno a una idea central: la conciencia que tiene Israel de haber sido elegido por Yahveh y ser su pueblo, haber hecho una alianza con él y haber recibido una tierra. Esta idea era corriente entre los pueblos del Oriente Medio Antiguo, donde cada pueblo tenía sus dioses, pero Israel mantiene esa conciencia de ser el pueblo elegido por Dios cuando en su evolución del concepto de Dios llega a conocer la existencia de un Dios único de todos los pueblos y de todos los hombres. | |||||||||||||||||||||||
| 
    Estos cinco libros 
    (Génesis, 
    Éxodo, 
    Levítico, 
    Números y 
    Deuteronomio) constituyen el núcleo 
    central de la fe de Israel que los considera el gran don de Yahveh al pueblo 
    con el que ha hecho alianza: La Torá (enseñanza, instrucción, ley) contiene 
    los acontecimientos que marcan la acción de Yahveh en la historia de Israel 
    desde la creación del mundo hasta la liberación de Egipto y el Éxodo así 
    como las leyes propiamente dichas, recogidas en el decálogo y otros códigos, 
    pero sobre todo las enseñanzas y normas dadas por Yahve a favor de su pueblo 
    que han de transmitir los padres a los hijos como orientadoras de su 
    conducta y que se fundan en los acontecimientos a través de los cuales se 
    revela. 
    Cuando empiezan a 
    escribirse estos libros, Israel es un pueblo que tiene ya conciencia de 
    serlo y entonces mira hacia atrás y busca sus orígenes y los del mundo. De 
    todo ese tiempo anterior se recogen tradiciones orales y otras ya escritas, 
    así como relatos que tienen un origen común con los otros pueblos de su área 
    cultural. Todo ello es repensado una y otra vez llegándose a una reflexión 
    más depurada, aunque en la última redacción de estos libros se yuxtaponen 
    tradiciones e incluso se duplican relatos, lo que genera a veces 
    contradicciones. 
    En esa mirada 
    retrospectiva encuentran primero dos grupos de tribus que forman una liga 
    sagrada, más atrás la experiencia decisiva de un grupo de hombres sacados de 
    Egipto y conducidos a través el desierto por un jefe carismático, Moisés, y 
    en un pasado borroso la existencia de unos pastores nómadas que, procedentes 
    del otro lado del río Eúfrates, llegan a la tierra de Canaán. En el origen 
    de todo, la obra creadora de Dios y junto a ella la respuesta a los grandes 
    problemas del hombre: el mal, el dolor y la muerte. 
    Reflexionando a partir de 
    su historia y de su vida, no sin beber también de las ideas comunes a las 
    culturas anteriores de su entorno geográfico, Israel llega a expresar su fe 
    en el Dios que crea el Universo, en cuyo centro están el hombre y la mujer, 
    creados a su imagen. Un Dios que se complace en su obra creadora y la 
    reconoce como algo “muy bueno”, entrando el mal en ella a causa del pecado 
    del hombre. En la historia de los patriarcas encuentra su origen como 
    pueblo. Esta historia habla de un Dios que elige, llama, prueba y promete 
    una numerosa descendencia y una tierra de la que esos descendientes tomarán 
    posesión. Ese Dios de la promesas, el Dios de los Padres, que se manifiesta 
    a Moisés con el nombre de Yahveh, se convierte en el Dios de Israel tras la 
    salida de Egipto, la más grande de sus acciones liberadoras. Israel 
    pertenece a ese Dios que salva y que hace alianza con el pueblo en el Sinaí 
    dándole la Ley. En virtud de esa alianza tendrá unas obligaciones con el 
    Dios que le ha elegido. Moisés, figura central de estos cinco libros, es el 
    intermediario que libera al pueblo en nombre de Yahaveh y le transmite su 
    voluntad exigente. La travesía del desierto es experiencia fundamental para 
    Israel, experiencia sobre la que volverá una y otra vez a la largo de su 
    historia cuyas constantes son la ingratitud del pueblo hacia ese Dios que le 
    ha elegido y continuamente le salva, y el arrepentimiento que sigue al 
    castigo. Pero el desierto para Israel no es sólo un lugar por el que se ve 
    obligado a peregrinar en busca de la tierra de las promesas, es también, 
    sobre todo a partir de la reflexión de los profetas, el lugar de la infancia 
    y juventud de Israel como pueblo, la época del primer amor con el Dios 
    salvador que le conduce a la tierra prometida a sus padres, así como lugar 
    de castigo y de purificación.  
    En el tercero de estos 
    cinco libros, el Levítico, encontramos un detallado código legal, fruto de 
    la reflexión de los sacerdotes desterrados en Babilonia, que proyecta sobre 
    los tiempos de la marcha por el desierto la legislación religiosa y cúltica 
    del Templo de Jerusalén, y cuya redacción definitiva habría que datarla en 
    tiempos de Esdras, tras el retorno del exilio. 
    También pertenecen a esta 
    tradición sacerdotal los 10 primeros capítulos del libro  de los Números, 
    cuyo título se relaciona con los censos que en él se prescriben. 
    Cierra el Pentateuco el 
    libro del Deuteronomio, que es la obra fundamental de la corriente 
    deuteronomista de renovación religiosa yahvista que surge en el siglo VII aC. 
    y está en la base de la reforma promovida por el rey Josías (621 aC.) y 
    truncada con su muerte en la batalla de Meggido. Como los demás libros del 
    Pentateuco la redacción definitiva del Deuteronomio es del siglo V aC. | |||||||||||||||||||||||
|  |  |  | |||||||||||||||||||||
| 4.3.2. Libros históricos | |||||||||||||||||||||||
| 
    Los libros llamados 
    históricos por la división 
    católica tradicional agrupan los que la
    Biblia hebrea denomina profetas 
    anteriores (Josué, Jueces, 1-2 Samuel y 1-2 Reyes) y algunos de los que se 
    incluyen entre los Escritos (Esdras, Nehenmías, 1-2 Crónicas, Rut y Ester), 
    además de otros no admitidos por el canon hebreo (Tobías, Judit, 1-2 
    Macabeos). 
    Teniendo en cuenta, como 
    ya se ha dicho, que el concepto de historia en la Biblia es diferente de lo 
    que nosotros entendemos como tal, de estos libros unos cuentan la historia 
    de Israel, siempre desde una perspectiva y con una finalidad religiosa, pero 
    otros (Rut, Ester, Tobías, Judit y 2 Macabeos) son narraciones noveladas que 
    tienen la finalidad de enseñar mediante el ejemplo de personajes fieles a 
    Yahaveh en épocas históricas anteriores cuya situación es similar al tiempo 
    en que se escribe el libro. 
    En los libros llamados por 
    los judíos “profetas anteriores” encontramos una explicación teológica de su 
    pasado: Yahveh ha ido actuando en su historia, respondiendo con advertencias 
    y castigos a las continuas infidelidades del pueblo, y así ven en la 
    destrucción de Israel y en la desaparición del Reino de Judá con el exilio, 
    el castigo a la infidelidad y la ruptura de la Alianza. 
    Josué, Jueces, Samuel 
    (1-2) y Reyes (1-2) narran los hechos ocurridos después de la muerte de 
    Moisés, es decir, desde su penetración en Canaán, hasta la desaparición como 
    estado (s. VI aC.). Más en ningún caso son una historia lineal, pues en 
    ellos encontramos relatos que refiriéndose a los mismos hechos son 
    diferentes. Así, el libro de Josué 
    es un relato épico que describe la penetración y el asentamiento en Canaán 
    como una conquista rápida y triunfal de todo el país, y el 
    libro de los Jueces, a 
    continuación, describe una situación diferente: Las tribus que penetraron en 
    Canaán sólo habrían logrado asentarse en las montañas y desde ellas, cuando 
    surgía una caudillo, un jefe carismático suscitado por Yahveh, asaltan y 
    conquistan las ciudades fortificadas cananeas o se defienden del ataque que 
    otros pueblos. 
    Los libros de
    Samuel y de los
    Reyes (los judíos  agrupan los 
    cuatro y los denominan “libros de los reinos”) contienen la historia del 
    Reino desde sus preliminares con la figura de Samuel, puente entre los 
    jueces y los reyes, la construcción del Reino por David, con quien alcanza 
    su mayor importancia y a quien sucede su hijo Salomón; la división del Reino 
    a la muerte de éste y la historia de ambos reinos que para el del Norte o 
    Israel acaba cuando es conquistado y destruido por los asirios (721 aC.) 
    desapareciendo las tribus que lo formaban, y para Judá, con la deportación a 
    Babilonia (586 aC.). La tribu de Judá regresará del exilio, pero ya nunca 
    volverá a ser un reino independiente. 
    
    Esdras y Nehemías 
    junto con los dos libros de las
    Crónicas, que pudieron 
    formar una sola obra originariamente, nos ofrecen una nueva visión teológica 
    que pretende abarcar la historia de la humanidad desde Adán hasta la 
    reconstrucción de Israel tras el Exilio. 
El 
    cronista, nombre empleado para denominar al autor de estos cuatro libros, ve 
    la Historia totalmente dirigida por Dios a quien atribuye toda clase de 
    acciones milagrosas. Los hombres son instrumentos suyos y apenas intervienen 
    en el desarrollo de los acontecimientos si no es por la oración y la 
    liturgia. Debido a esta visión da poca importancia a la exactitud de los 
    hechos y así exagera cifras y se fija poco en el orden cronológico. Sus 
    ideas fundamentales son las legitimación de la dinastía de David, cuya 
    restauración futura espera, y la restauración del tempo como lugar de culto 
    único donde ha de reunirse, como heredera de Israel, la comunidad 
    postexílica para vivir en fidelidad a la Torá. 
    Esdras y Nehemías relatan 
    el retorno del Exilio y la configuración de Israel como comunidad de fe en 
    torno a la reconstrucción del Templo. 
    Los libros de las Crónicas 
    son una reflexión de la comunidad asentada en Israel cuando el exilio ya 
    está lejos y las esperanzas de los profetas no se han cumplido, pues Judá no 
    ha sido restablecido como Reino sino que es un reducido territorio sin 
    importancia dentro de una satrapía Persa. Esta reflexión gira sobre su 
    historia pero acomodando las fuentes a su visión teológica por lo que los 
    hechos, ya recogidos en otros libros anteriores, son narrados muchas veces 
    de forma diferente y se presenta también de manera distinta a sus 
    protagonistas. 
    De los restantes libros de 
    este apartado, sólo el libro I 
    de los Macabeos tiene el carácter de histórico, siempre en el 
    sentido ya dicho, y sigue su estilo narrativo. Presenta —intentando hacer un 
    relato objetivo y realista, aunque contiene algunas exageraciones en números 
    y victorias— una visión histórico teológica de los hechos sucedidos a partir 
    de la persecución de Antioco IV Epífanes que da lugar a la rebelión de 
    Matatías y sus hijos, hasta la muerte del último de los Macabeos. También 
    alude a lo sucedido en tiempo de Juan Hircano, que es algo posterior. 
    Antioco IV Epífanes quiere impulsar la helenización de su reino imponiendo 
    en todo el territorio incluso la religión helénica. Algunos judíos siguen la 
    iniciativa renunciando a su religión y tradiciones, acción fuertemente 
    censurada por el autor. Frente a ellos se levanta Matatías y sus hijos 
    comenzando una guerra santa, consiguiendo progresivamente la independencia 
    religiosa y política de Israel. Dios actúa en la Historia y ha querido 
    liberar a Israel por medio del valor de los Macabeos. Su acción humana y no 
    los hechos milagrosos sirven al plan providente de Dios. 
    Rut,
    Ester y Tobías, son narraciones noveladas con finalidad 
    didáctica de edificación. 
    
    Rut 
    narra el destino de dos mujeres que se mantienen fieles a Dios tanto en el 
    sufrimiento y la desgracia como en la prosperidad y la alegría. La historia 
    se sitúa en el tiempo de los jueces y posiblemente está basada en una 
    tradición popular antigua acerca del origen moabita del Rey David en cuya 
    ascendencia se encuentra Rut. 
    
    Ester 
    es una mujer judía que 
    alcanza el favor real en la corte persa en el tiempo del exilio, 
    circunstancia que aprovecha para interceder a favor de su pueblo. 
    Tanto Rut como Ester 
    forman parte de los Cinco Rollos de la liturgia judía de las grandes 
    fiestas. Rut se lee en la fiesta de Sabuot (Semanas) por la recolección del 
    trigo. Ester en la fiesta de Purim, que posiblemente pasó al calendario 
    judío tomada de las costumbres mesopotámicas y quizá este libro pretenda 
    explicar su origen. 
    
    Tobías 
    cuanta la historia de Tobit, un judío piadoso que vivió en Nínive en tiempo 
    de la deportación y al quedar ciego cae en desgracia. Su pariente Ragüel 
    tiene una hija, Sara, cuyos sucesivos maridos han muerto la misma noche de 
    bodas. Tanto Tobit como Sara han rogado a Dios verse libres de sus 
    angustias. Dios escucha las oraciones de ambos y envía a su ángel Rafael 
    para conducir a Tobías, hijo de Tobit, a casa de Ragüel y desposarlo con 
    Sara, indicándole además el remedio para curar la ceguera de su padre. Este 
    libro destinado al judaísmo de la Diáspora quiere enseñar que la observancia 
    de la Ley y la caridad con los conciudadanos no pueden conducir al fracaso; 
    la desgracia sólo es una situación transitoria que cederá el paso a la 
    prosperidad. 
    El libro de 
    Judit es 
    una historia corta de exaltación patriótica y religiosa. Aunque habla del 
    reinado de Nabucodonosor y da otros datos históricos o geográficos, no 
    pretende enseñar un hecho de la historia de Israel sino el sentido general 
    de la Historia: el orgullo del poder político que quiere ponerse en lugar de 
    Dios ha de ser confundido por el débil, instrumento de Dios para confundir 
    al fuerte. En este caso, como en tiempos antiguos lo fue Moisés, ese 
    instrumento es Judit, que además de su belleza y valor personal es fiel 
    observante de la Ley. Esta obra está dirigida a un pueblo que pasa por 
    momentos de opresión, posiblemente los años que siguen a la revuelta Macabea 
    en la mitad del S. II aC., y proclama por una parte la liberación del pueblo 
    por Dios que se muestra celoso por la justicia y la causas del débil y por 
    otra, el poder absoluto del Dios de Israel sobre los poderosos de la tierra. 
    Enseña también que el culmen de la piedad está en la observancia de la Ley, 
    que las pruebas de Israel son consecuencia del pecado y la salvación viene 
    por la confianza en Dios. 
    El libro 
    II de los Macabeos es 
    también una instrucción religiosa, apologética y moralizante, independiente 
    del Primero, aunque ambos puedan usar algunas fuentes comunes. Por ello 
    aunque habla de la rebelión de los Macabeos, la rigurosidad de los hechos 
    narrados queda en segundo plano. Su intención principal es la exaltación del 
    Templo, promover la fidelidad a la Ley y la confianza en la acción 
    providente de Dios creador y todopoderoso que acude en auxilio de su pueblo, 
    castigando duramente a los impíos en esta vida mientras hará resucitar a los 
    justos del pueblo. Su finalidad es consolidar la comunidad litúrgica entre 
    los judíos de la diáspora y los de Israel, avivando la conciencia de ser el 
    pueblo elegido por Dios que es quien dirige la Historia. | |||||||||||||||||||||||
| 4.3.3. Libros Proféticos | |||||||||||||||||||||||
| 
    La 
    división católica 
    tradicional de la Biblia agrupa como libros proféticos los que la 
    Biblia 
    hebrea llama Profetas (Nebiin) Posteriores (Isaías, 
    Jeremías,
    Ezequiel,
    Oseas, Joel, 
    Amós, Abdías, 
    Jonás, Miquéas, 
    Nahum, Habacuc, 
    Sofonías, 
    Ageo, Zacarías y
    Malaquías) así como 
    Baruc, no admitido en el 
    canon hebreo, Lamentaciones y 
    Daniel, que en la Biblia hebrea se encuentran 
    entre los Escritos. Daniel no fue un profeta histórico. Es un libro de 
    carácter apocalíptico surgido en tiempo de la persecución de Antioco IV 
    Epífanes para alentar al pueblo a permanecer fieles a Yahveh. Tampoco Jonás 
    es un profeta histórico, aunque en los dos cánones se incluye entre los 
    profetas. Se trata de un escrito de un autor con miras universalistas que 
    quiere hacer ver que el Dios de Israel lo es también de los demás pueblos, 
    incluso de sus enemigos. 
    Para comprender el 
    contenido de estos libros hay que tener en cuenta: | |||||||||||||||||||||||
|  | 
    1º Profeta, procede de la 
    palabra griega “profetes” que significa “locutor”, el que dice lo que la 
    divinidad le ha inspirado, y traduce el término hebreo “nabí” que viene a 
    significar anunciar o comunicar, como otras palabras similares sirias o 
    árabes. |  | |||||||||||||||||||||
|  | 
    2º El profetismo no es un 
    fenómeno exclusivo de Israel, es algo corriente en todo el Oriente Medio y 
    mucho más antiguo en culturas como Egipto, Mesopotamia, etc., aunque existen 
    diferencias tanto en sus formas externas de actuar como en el fondo y el 
    contenido de sus mensajes que son más elevados en los profetas bíblicos. |  | |||||||||||||||||||||
|  | 
    3 º El concepto de profeta 
    evoluciona en Israel. En la Biblia se llama profeta también a las grandes 
    figuras de su Historia: Abraham (Gn 20,7) , Moisés (Dt 18,15; 34,19), Aarón 
    (Ex 7,1) incluso a Miriam, la hermana de Moisés, (Ex 15,20) o los Ancianos 
    de Israel (Nm 11,24-29). 
                  
    Pero el profetismo bíblico 
    tiene sus orígenes en la época de los jueces, asociado a diversas formas de 
    adivinación (Ju 9,37; II Sam 5,24) mencionándose profetas antes de Samuel (Ju 
    4,4; 6,8; I Sam 2,27-36; 3,1; 9,9) a quien se le llama profeta (I Sam 
    3,19-21) hombre de Dios y vidente (I Sam 9,6-13). En tiempo de Samuel 
    aparecen las comunidades de profetas cuya forma de actuar a través de 
    trances, danzas rítmicas, gritos, etc. (I Sam 10,5-6; 19,20-24) era similar 
    a la de los videntes de los pueblos vecinos. Con frecuencia se les tenía por 
    locos y eran objeto de burla ( 2 Reyes 9,1-11). 
    Las primeras grandes 
    figuras del profetismo bíblico son Elías y Eliseo, en el siglo IX aC. Y bajo 
    el influjo del Yahvismo, a partir del siglo VIII aC aparecen los grandes 
    profetas conocidos por los libros de la Biblia que llevan sus nombres. 
    Aunque junto a estos grandes profetas individuales existen los profetas 
    profesionales vinculados al santuario real y los profetas áulicos, como 
    Natan y Gad, que actúan como consejeros de los gobernantes. |  | |||||||||||||||||||||
| 
    4º El profeta bíblico es 
    un hombre llamado por Dios para la misión de combatir las infidelidades y 
    guiar al pueblo de Israel en fidelidad a su fe y a la alianza que sellaron 
    con su Dios, Yahveh. 
                  El profeta bíblico no es un mago, ni un adivino, astrólogo o 
    interprete de horóscopos; tampoco actúa conforme a rituales, trances, etc., 
    como era corriente en los profetas de los pueblos vecinos. La magia y 
    adivinación de este tipo están expresamente prohibidas en el Deuteronomio (Dt 
    18,10-14) 
                  El profeta bíblico es un carismático, un inspirado elegido por 
    Dios. Muchas veces enfrentado a los profetas cultícos y asociados a las 
    corte. No actúan como miembros de una clase o como profesionales, sino como 
    consecuencia de una llamada de Yahveh que les hace sentirse representantes 
    suyos encargados de transmitir al pueblo un mensaje de conversión y de 
    liberación, así como de denuncia de los pecados del pueblo y de sus 
    dirigentes. Habla al pueblo en lugar de Dios y sólo dice lo que Dios le 
    ordena, es Dios quien pone las palabras en su boca (Dt 18,15-18) | |||||||||||||||||||||||
| 
    5º La misión del profeta 
    bíblico no es predecir el futuro, sino transmitir las palabras de Yahveh 
    hablando en su nombre, no las ideas o juicios del propio profeta, de ahí las 
    expresiones “Oráculo de Yahveh” , “Así habla Yavheh”, aunque expresiones 
    similares pueden encontrarse en la profecía de pueblos extrabíblicos. | |||||||||||||||||||||||
| 
    Los libros proféticos 
    contienen los oráculos de estos grandes profetas individuales cuyas palabras 
    son coleccionadas y consideradas sagradas en el periodo postexílico, durante 
    el cual los profetas profesionales prácticamente desaparecieron pues el 
    pueblo, por influjo de la teología deuteronomista, comenzó durante el exilio 
    a comprender que los grandes profetas carismáticos tenían razón y que los 
    profesionales estaban equivocados. 
    Los grandes profetas 
    tenían conciencia de haber sido llamados para esta misión por Dios y en 
    ocasiones encontramos en sus libros el relato de su vocación (Am 7,12-15; 
    3,8; Is 6,1-13; Jr 1,4-10; Ez 1,1-25; 2,1ss; 3,1ss) a la que con frecuencia 
    en principio se resisten. Reciben el mensaje que han de transmitir por 
    revelación de Dios, a veces en sueños o a través de visiones de diversos 
    tipos. Se expresan a través de la palabra pero también, en algunos casos, 
    por medio de gestos simbólicos que explican de manera plástica su 
    predicación. 
    Todo esto lo encontramos 
    en sus libros, cuyo contenido es diverso pero siempre está vinculado a los 
    acontecimientos que se están viviendo. También es característica común su 
    llamada a la búsqueda sincera de Yahveh por medio de la práctica de la 
    justicia individual y colectiva, así como la denuncia de los pecados del 
    pueblo y de sus dirigentes, la injusticia social y la opresión del pueblo 
    por los poderosos. Por medio de sus oráculos luchan contra toda clase de 
    idolatría, contra la falsa piedad y la ostentación religiosa, contra el 
    culto exterior vacío y el servilismo político de la clase sacerdotal. Todo 
    lo decisivo para la existencia del pueblo de Israel lo esperan de una 
    irrupción futura de Dios en “el día de Yahveh”, que es interpretado de forma 
    diversa según los distintos autores. 
    En estos libros, que 
    constituyen la máxima contribución a la purificación de la religión de 
    Israel liberándola del ritualismo y del nacionalismo, se reconoce al Dios de 
    Israel también como el Dios de las naciones cuyos destinos dirige. | |||||||||||||||||||||||
| 4.3.4. Libros Poéticos y Sapienciales | |||||||||||||||||||||||
| 
 Los libros poéticos y 
 sapienciales de la división católica (Job,
 Salmos,
 Proverbios,
 Eclesiastés o Qohelet, 
 Cantar de 
 los Cantares, Sabiduría, 
 Eclesiástico o Siracida) figuran en el canon hebreo 
 entre los Escritos (Ketubim) excepto Sabiduría y Eclesiástico, no admitidos 
 por dicho canon. 
 De estos libros son 
 propiamente sapienciales: Job, Proverbios, Eclesiastés, Sabiduría y 
 Eclesiástico mientras que los Salmos y el Cantar de los Cantares son 
 literatura poética. | |||||||||||||||||||||||
| 
 
 4.3.4.1. Libros sapienciales 
 La literatura 
 sapiencial existe en todo el Oriente Medio antiguo y de las grandes culturas 
 de este área geográfica bebe la literatura sapiencial de Israel, que nace 
 para salir al paso de la inevitable influencia religiosa y cultural pagana 
 sobre los judíos, especialmente los que viven en la diáspora. También en los 
 libros más tardíos influye la cultura helenista que muchos judíos asumen e 
 incluso abren escuelas y entran en contacto con los filósofos griegos y 
 utilizan sus recursos. Esta influencia es clara en el Eclesiastés y también 
 en Sabiduría y Eclesiástico que nacen en el ambiente helenista de la 
 diáspora de Egipto y son escritos en griego, por lo que no son admitidos por 
 el canon hebreo, aunque se encuentran en la versión griega de la Biblia que 
 es la que pasó al Cristianismo. Todos estos libros insisten en la fe 
 Yahvista y hacen ver la superioridad de esta fe sobre las religiones y 
 cultos paganos. Fueron escritos durante la dominación persa y griega entre 
 los siglos V y II aC. 
 La Sabiduría en la 
 cultura del Oriente Medio antiguo, de la que participa Israel, no es un 
 conocimiento de cosas o verdades, es una actitud práctica ante la vida para 
 poder llegar a ser feliz y se desarrolla por la educación, el conocimiento 
 de la tradición y la experiencia. Afecta a todas las actividades de la vida 
 humana e intenta dar al hombre los medios que necesita para acomodarse al 
 orden del universo y solucionar los problemas que la vida le va presentando. 
 La sabiduría se resumía en máximas o dichos fáciles de retener. 
 Los sabios son figuras 
 que en Israel como en otras culturas antiguas tenían entidad propia, como la 
 tenía los profetas o los sacerdotes. Pero los sabios no consideran haber 
 recibido la sabiduría por una revelación, como los profetas sus oráculos. 
 La sabiduría es un 
 atributo de los dioses y por supuesto de Yahveh, el Dios de Israel. 
 La sabiduría de Israel 
 hunde sus raíces en este vasto movimiento sapiencial que desde el segundo 
 milenio antes de Cristo floreció en los pueblos del Oriente Medio Antiguo. 
 No forma un conjunto estructurado de doctrinas, un sistema, como tampoco lo 
 forma la literatura sapiencial de los pueblos limítrofes. 
 En Israel hay una 
 sabiduría culta y cortesana y otra popular. 
 La sabiduría popular, 
 nacida del pueblo, existió antes y después del exilio. Los principios de la 
 sabiduría popular fueron transmitidos en la familia y los clanes para el 
 adiestramiento de los hijos. 
 La sabiduría oficial y 
 cortesana nace en el palacio del rey. Es la sabiduría en sentido más 
 estricto que se practicó desde el reinado de Salomón en la corte siguiendo 
 el modelo de Egipto, el país de la “sabiduría” por excelencia, y desaparece 
 con la monarquía tras la conquista de Jerusalén y deportación a Babilonia. 
 Antes del exilio no 
 parece que los sabios tuvieran audiencia fuera de los círculos cortesanos. 
 En la época preexilica los verdaderos maestros del pueblo son los profetas. 
 Tras el Exilio, a partir del siglo V, han cesado los oráculos de los 
 profetas y aparecen los sabios que vinieron a ocupar el puesto de los 
 profetas como guías en la educación del pueblo. Los sabios del postexilio 
 han comprendido que el principio de la sabiduría es el temor de Yahaveh (Prov 
 1,7). 
 La sabiduría en Israel 
 evoluciona. Los primeros sabios de Israel  compusieron enigmas (Jueces 
 14,14), parábolas (2 Sam 12,1-6) y proverbios (Ez 18,2). En las colecciones 
 más antiguas se encuentran sentencias contradictorias, paradojas y formas de 
 admiración o simplemente contemplación de la realidad enigmática en sí 
 misma. 
 Más tarde hicieron de 
 la búsqueda de la sabiduría la principal ocupación de su existencia y 
 reflexionaron desde el punto de vista religioso sobre casi todos los 
 aspectos de la existencia. De la generalización de esa reflexión nacieron 
 las colecciones de dichos de los sabios. El libro de los Proverbios 
 incorpora gran parte de esa sabiduría tradicional de Israel. Este movimiento 
 da lugar a una clase separada de maestros sapienciales o sabios que 
 probablemente ya desde el s. VIII aC actúan junto a los profetas y 
 sacerdotes (Jr 18,18). 
 Después del exilio la 
 instrucción sapiencial se convierte cada vez más en centro de interés de 
 grupos más extensos. Se produce la nacionalización de la sabiduría universal 
 del Oriente Medio Antiguo haciéndola propiedad común de todo Israel, pues 
 pierde conexión con una clase determinada convirtiéndose en elemento 
 decisivo de la vida humana. Y se va asimilando cada vez más al yahvismo, 
 hasta dejar de ser un compendio de sabiduría experimental para convertirse 
 en un cuerpo de instrucción ético religiosa, en sabiduría teológica 
 identificada con la Ley y el temor de Dios, principio de la sabiduría 
 (Eclesiástico 1,14). En la sabiduría de Israel el elemento religioso tiene 
 gran preponderancia, pues, aunque también para el sabio de Israel su ideal 
 es la búsqueda de la sabiduría y su misión es instruir por medios 
 racionalistas, conoce el precepto de Yahveh e inserta la sabiduría en su fe 
 yahvista viendo bajo otra luz la realidad, lo cual diferencia la sabiduría 
 de Israel de las otras sabidurías del Oriente Medio,  
 La literatura 
 sapiencial escrita aparece en Israel después del exilio de Babilonia, en el 
 siglo V aC, bajo el dominio persa. Sabiduría y Eclesiástico continúan y 
 exaltan la sabiduría tradicional de Israel en el contexto de los judíos de 
 la diáspora helenista que luchan por mantenerse fieles a la fe de sus padres 
 en medio de  una cultura con planteamientos totalmente distintos de los 
 suyos. 
 En la Biblia la 
 sabiduría se atribuye a Salomón, que figura como autor de algunos de estos 
 libros (Prov 1,1, Eclesiastés 1,1), más esto es un recurso literario propio 
 del mundo de los “sabios”. | |||||||||||||||||||||||
| 
 4.3.4.2. Libros 
 poéticos 
 El libro de los salmos 
 es la mayor colección de poesía lírica de Israel antiguo, aunque no son la 
 única literatura poética, pues otros libros contienen poesía lírica y épica. 
 En los salmos 
 encontramos himnos de entronización, himnos en honor de Sión y su templo, 
 cantos de peregrinación, lamentos y cantos de acción de gracias, cantos 
 reales y poesía de carácter didáctico y sapiencial. 
 Muchos salmos están 
 ligados al culto pero hay otros que reflejan expresiones religiosas al 
 margen de éste. 
 Los temas fundamentales 
 son Jerusalén y su templo, donde habita Yahve, así como la Ley, cuya 
 observancia o no distingue al justo del impío. Sus ideas centrales son el 
 dominio absoluto de Yahveh y la confianza en Él. 
 También en los otros 
 pueblos del Oriente Medio Antiguo son frecuentes los himnos a los dioses o a 
 los reyes o a los templos, así como poemas penitenciales, lamentos etc. en 
 los cuales se encuentran paralelos a algunos salmos (por ejemplo, el salmo 
 104 y el himno de Amenofis IV de Egipto). 
 El otro libro poético 
 del Antiguo Testamento es el Cantar de los Cantares. Son cantos de amor en 
 un principio independientes que hablan amor humano en todas su facetas y en 
 el que se emplean diversas figuras literarias para referirse a los 
 enamorados. La interpretación alegórica y mística hecha tanto por judíos 
 como por cristianos es muy posterior. | |||||||||||||||||||||||
| 
 En la base de todos los 
 libros del Antiguo Testamento están los hechos fundamentales de la Historia 
 de Israel. Aquellos hechos que les han constituido como pueblo y que son 
 como los hitos a través de los cuales han ido descubriendo al Dios con el 
 que hacen Alianza.  
 Por ello es esencial 
 conocer tales hechos que fueron transmitidos por viejas tradiciones a veces 
 mezcladas con la leyenda, posteriormente repensadas a la luz de los nuevos 
 acontecimientos y puestos por escrito a varios siglos de distancia de los 
 hechos que relatan.  | |||||||||||||||||||||||
| 4.4.1. Los Patriarcas | |||||||||||||||||||||||
| 
 Los Patriarcas son los 
 antepasados seminómadas procedentes de Mesopotamia en los que Israel 
 descubre sus orígenes. Su historia se relata en el libro del Génesis a 
 partir del capítulo 12. 
 El principal de los 
 Patriarcas es Abraham a quien todos los clanes reconocen como tronco común. 
 Abraham procede de un clan politeísta pero descubre a un Dios desconocido 
 que se le revela. Abraham confía en ese Dios que le promete una descendencia 
 numerosa y una tierra y con Él hace un pacto. Abraham, movido por la fe, se 
 pone en camino hacia esa tierra desconocida, pero más importante que su 
 camino material es su itinerario espiritual: su fe en ese Dios que se le ha 
 revelado, en cuyas manos se pone y sigue el camino que le va marcando sin 
 preguntar por qué. 
 En la descendencia del 
 hijo de la promesa, padre de Jacob, que con su hijos emigra a Egipto, 
 encuentra Israel el origen de las tribus que componen el pueblo que 
 posteriormente se constituyó. 
 En la historia de 
 Abraham y de los Patriarcas aparecen los elementos esenciales de la historia 
 y de la religión de Israel: Elección, promesa, alianza y tierra. 
 La historia de los 
 Patriarcas de Israel sólo está recogida en la Biblia, pero el tiempo que 
 refleja es perfectamente identificable con la fecha en que se data, 
 aproximadamente la época de Hamurabi de Babilonia (1792-1759 aC). | |||||||||||||||||||||||
| 4.4.2. El Éxodo | |||||||||||||||||||||||
| 
 El éxodo es el hecho 
 fundamental para la Historia de Israel y en el cual sitúa su nacimiento como 
 pueblo. Este hecho liberador, narrado en los libros del Éxodo y Números, es 
 la clave de la historia de la religión de Israel. Sucedió en la segunda 
 mitad del siglo XIII aC, después de más de 400 años, de los que no hay 
 noticia alguna, desde la bajada del clan de Jacob a Egipto. 
 Según la interpretación 
 de estos libros, Yahveh, que se revela a Moisés como el Dios de los Padres 
 con lo cual los redactores quieren dar continuidad a la revelación 
 primitiva, los israelitas vivían esclavizados en Egipto y les liberó con 
 mano poderosa en la noche del primer plenilunio de primavera. 
 Constituyen este hecho: | |||||||||||||||||||||||
|  |  | 
 La Revelación de Moisés 
 a Yahveh (Origen del Yahvismo) que le encomienda a Moisés la misión de 
 liberar a su pueblo (Ex 3-4). Y las dificultades de la misión (Ex 
 6-11) |  | ||||||||||||||||||||
|  |  | 
 La Pascua y Salida de Egipto (Ex 12-13) |  | ||||||||||||||||||||
|  |  | 
 La Alianza de Yahveh con Israel en el Sinaí 
 (Ex 19-24) |  | ||||||||||||||||||||
|  |  | 
 El santuario del desierto que materializa la 
 presencia de Yahveh (Ex 25-35) |  | ||||||||||||||||||||
|  |  | 
 La larga marcha hacia la Tierra Prometida a 
 través del desierto con rebeliones, castigos, cansancio... |  | ||||||||||||||||||||
| 
 Sus protagonistas 
 principales son Yahveh e Israel y secundarios, Moisés y el faraón 
 En cuanto a la ruta, 
 aunque el texto da nombres y lugares de acampada, es difícil  trazar el 
 itinerario seguido. Los hitos principales serían el Mar de las Cañas, el 
 Sinaí y el Oasis de Kadés. 
 No hay que olvidar, al 
 leer estos relatos, que no se entiende la Historia en el sentido que hoy 
 damos al término, sino que los hechos son vistos ante todo con una 
 perspectiva y finalidad religiosas, por ello se presentan bajo la luz de lo 
 maravilloso, con una constante intervención de Yahveh, pero sin negar las 
 reacciones paradójicas del pueblo. Todo ello para poner de manifiesto que 
 Israel tiene conciencia de haber sido elegido por Yahveh por puro amor, que 
 lo ha liberado portentosamente de la opresión, ha hecho con él una alianza y 
 lo ha conducido a la tierra que había prometido a sus antepasados. 
 El Éxodo es constante 
 referencia en el esfuerzo por mantener la fidelidad a su fe. Los profetas lo 
 consideran como la edad ideal de Israel, el tiempo de su noviazgo con Dios. | |||||||||||||||||||||||
| 4.4.3. Penetración en Canaán | |||||||||||||||||||||||
| 
 Está descrita en los 
 libros de Josué y Jueces y se fecha en torno a 1200-1000 aC. 
 Según el relato del 
 libro de Josué, es el cumplimiento de la finalidad del Éxodo: ocupar la 
 tierra que Yahveh les había prometido. En este libro no faltan los hechos 
 prodigiosos y parece que los israelitas ocupan todo el territorio. 
 Sin embargo, el libro 
 de los Jueces presenta una penetración lenta y difícil donde los clanes 
 hebreos que han hecho el éxodo ocupan sólo las montañas desguarnecidas, 
 están, con frecuencia, a merced de los filisteos y otros pueblos, surgiendo 
 personajes carismáticos que ocasionalmente los liberan o les llevan a 
 conseguir alguna conquista. Asimismo deja patente la precaria cohesión de 
 las tribus. 
 En el libro de los 
 Jueces está presente la teología que posteriormente se repetirá: el pueblo 
 peca apartándose de Yahveh que les castiga sometiéndolos a otro pueblo hasta 
 que se decide liberarlos por medio de un personaje carismático, cuya 
 conducta personal no suele ser modélica, lo cual subraya que el único que 
 salva y libera siempre es Yahaveh movido por el amor a su pueblo y no por 
 los méritos de éste. | |||||||||||||||||||||||
| 4.4.4. Monarquía | |||||||||||||||||||||||
|  | 
 Este periodo se recoge 
 en 1-2 Samuel y en 1-2 Reyes y abarca desde el año 1000 aC aproximadamente 
 hasta el 586 aC. 
 El sistema de los 
 jueces había fracasado y sintieron la necesidad de tener un rey como los 
 demás pueblos. Sin embargo tampoco parece que los autores de estos libros 
 estuvieran convencidos de que este sistema fuera bueno. De muchos de los 
 reyes se dice que actuaron mal ante los ojos de Yahveh. Destaca David, que 
 ha quedado como el prototipo de rey ideal. Bajo su reinado se consiguió la 
 unidad de las tribus, mantenida por su hijo Salomón, y el reino alcanzó su 
 mayor extensión. Pero ya con Salomón la monarquía entra en decadencia 
 poniéndose de manifiesto la poca solidez de los lazos que unían a las 
 tribus. A la muerte de éste, el reino se divide en dos, el del Norte o 
 Israel con diez tribus, bajo Jeroboam y el del Sur o Judá, con una sola 
 tribu, regido por Roboam. 
 El reino del Norte fue 
 conquistado por los asirios en el año 721 aC, desapareciendo sus tribus. 
 El del Sur fue 
 conquistado por los Babilonios que deportaron a su población en 597 y 586 aC, 
 pero Judá pudo regresar y reconstruirse, aunque no como reino sino como 
 comunidad de fe. 
 La historia de la 
 monarquía encierra una importante lección: por un lado que las clases 
 dirigentes, políticas o religiosas, suelen caer en los pecados que denuncian 
 los profetas: injusticias sociales, inmoralidad sexual, idolatría, 
 sincretismo... arrastrando tras de sí a los pueblos, lo que hace inevitable 
 el castigo, y, por otro, que la salvación llega por un pequeño resto que 
 permanece fiel al Dios. | ||||||||||||||||||||||
| 4.4.5. Exilio de Babilonia | |||||||||||||||||||||||
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 Durante el exilio 
 comienza un periodo de renovación espiritual, por la acción de los profetas 
 Jeremías, Ezequiel y segundo Isaías, y también de actividad cultural que 
 culminará cien años después con la reforma de Edras y Nehemías (s. V aC), 
 con la cual puede decirse que nace el Judaísmo. 
 Por influencia del 
 profeta Ezequiel, los exiliados descubren que Yahveh también marchó con 
 ellos, empiezan a reunirse en grupos donde reviven y renuevan sus 
 tradiciones, recuerdan las causas de sus males, oran... Así nace la 
 sinagoga. 
 Los deportados pudieron 
 volver por el edicto de libertad dado por Ciro el Grande (538 aC), cuando 
 sus tropas de medos y persas conquistaron Babilonia. Los que regresaron 
 renuncian a toda idea de volver a ser un estado político y se constituyen 
 como comunidad de fe dirigida por sus jefes religiosos, siendo Judá parte de 
 una satrapía persa | |||||||||||||||||||||||
| 4.4.6. Periodo persa y griego | |||||||||||||||||||||||
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 A partir del regreso 
 del exilio, Israel pierde toda importancia política pero desarrolla una 
 profunda labor cultural y espiritual. Ha renunciado definitivamente a la 
 tentación de los dioses y afirma su fidelidad a Yahveh. En este tiempo se 
 redactaron definitivamente muchos libros del Antiguo Testamento y aparecen 
 otros nuevos. 
 Asimismo aparece una 
 nueva clase de hombres, los sabios, que toman el relevo de los profetas en 
 la tarea de educar y dirigir al pueblo. | |||||||||||||||||||||||
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 En la Biblia no 
 encontramos una teología sistemática, una exposición ordenada de verdades 
 relacionadas con Dios, el hombre y el mundo, pero sí datos fundamentales que 
 muestran el concepto que Israel tiene de Dios, el hombre y el mundo, de sí 
 mismo como pueblo, del pecado, la salvación, etc. Conceptos cuya evolución 
 queda reflejada en los libros del Antiguo Testamento. | |||||||||||||||||||||||
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 4.5.1. Dios 
 Porque 
 en la Biblia no encontramos teología en el sentido actual de la palabra, 
 tampoco encontramos una definición de Dios o la demostración de su 
 existencia. Se admite sin más. Es por medio de los acontecimientos como 
 Israel conoce a su Dios y tiene certeza de su presencia y de su actividad 
 salvadora a favor de su pueblo. 
 Yahveh es el único Dios 
 a quien Israel ha de adorar y servir, porque es su Dios (Dt 7,6-8) que por 
 su parte ha de protegerles. Este concepto era general en todos los pueblos 
 del Oriente Medio Antiguo, pero Israel se diferencia de los demás en que no 
 tiene más que un Dios, frente al politeísmo de las otras religiones que 
 muchas veces identifican sus dioses con las fuerzas y fenómenos de la 
 naturaleza. El de Israel es un Dios trascendente por encima de todas esas 
 fuerzas y fenómenos naturales (Dt 4,15-19). Israel tiene prohibido 
 construirse imágenes de seres como dioses. Yahveh es un Dios al que no se le 
 puede representar (Ex 20,4.23; 34,17; Dt 5,8-9). 
 Este Dios de Israel en 
 principio es un Dios tribal, el Dios del clan seminómada de Abraham a quien 
 se revela y con quien hace un pacto y le promete una descendencia y una 
 tierra. Con el éxodo pasa a ser el Dios de un pueblo, que al penetrar en 
 Canaán y sedentarizarse, por influencia de las concepciones locales, se 
 convierte en el Dios de una tierra, que habita en Israel y en el Templo de 
 Jerusalén. Mas cuando han de marchar al exilio, por influencia de los 
 profetas, descubren que Yahveh ha marchado también con ellos, que no 
 abandona a su pueblo y es fiel a sus promesas que a su tiempo se cumplirán. 
 En cuanto a cómo es ese 
 Dios se percibe asimismo en la Biblia una evolución. En una concepción más 
 primitiva el Dios bíblico presenta una cara terrible y aparece con los 
 sentimientos que caracterizan a cualquier hombre: lo mismo alegría ( Gn 
 1,21; Nh 8,10; Sal 104,31) que disgusto (Gn 6,6) o ira (Gn 6,7.13; Ex 32,10; 
 Num 12,9), deseo de venganza (Ex 32,33; Dt 7,10) o arrepentimiento (Gn,6,6; 
 Ex 32,14 ). Es un Dios celoso (Ex 34,14; Dt 4,24) y temible (Ex 20,5; Dt 
 7,9), que ordena el extermino de los pueblos enemigos (Dt 7,2) y endurece el 
 corazón de los hombres para luego castigarlos (Ex 73,9.12) a fin de mostrar 
 su poder. Un Dios al que no se puede ver sin morir (Gn 32,31; Ex 20,19; Ex 
 33,20). Aunque Yahveh, el Dios de Israel, se presenta como superior, puede 
 coexistir con otros dioses propios de otros pueblos (Ex 18,11; Dt 4,7; Dt 
 6,14). 
 En una concepción más 
 evolucionada y purificada, a lo que contribuyen los profetas, el Dios 
 bíblico presenta una cara fascinante opuesta a la anterior. Es el Dios 
 creador y dueño de cuanto existe (Is 66,2), que está presente en todas 
 partes (Am 9,6). El Dios justo, misericordioso y santo (Lv 9,2), fiel a su 
 palabra. El Dios trascendente pero al mismo tiempo próximo a su pueblo, un 
 Dios cercano (Dt 4,7), presente en medio de él, que le ama gratuitamente (Os 
 14,5) con amor de Padre (Os 11,1). El Esposo de Israel (Os 2,16-22). 
 Poco a poco van 
 descubriendo a su Dios como un Dios viviente (Dt 5,26; Jr 10,10) frente a 
 los dioses de los otros pueblos que son obra de manos humanas, seres inertes 
 que ni ven ni oyen ni olfatean... (Dt 4,28; 
 Is 44,6ss; Jr 10,1-9; Sal135,15-17). Un Dios que acoge a 
 cualquier hombre de cualquier pueblo y condición social (Is 56,3-7), que 
 llegará a ser el Dios de Egipto y Asiria (Is 19,21-25), que dispone también 
 el destino de otros pueblos (Am 9,7) y se compadece incluso de aquellos que 
 son el prototipo de los enemigos de Israel (Jon 4,11). 
 Leyendo los libros del 
 Antiguo Testamento encontramos diversos nombres de Dios. Los más habituales 
 son Elohim y Yahveh que suelen traducirse por Dios y Señor, respectivamente. 
 Yahveh es el nombre revelado a Moisés, el nombre propio del Dios de Israel, 
 nombre impronunciable para un judío por su santidad y el respeto que se debe 
 a Dios, por ello en su lugar se lee Adonay. 
 
 4.5.2. Pueblo 
 Históricamente no puede 
 hablarse de un pueblo israelita antes de su asentamiento en Canaán (1.200 aC). 
 Existían grupos 
 tribales, con diferentes trayectorias, y uno de ellos, Efraín, aparece como 
 catalizador. A él están vinculadas las principales tradiciones que los otros 
 grupos aceptan aportando a su vez las suyas. Aquellas tribus a las que se 
 unen otros grupos de egipcios, madianitas, edomitas, cananeos, hititas, 
 amorreos, etc. van formando el pueblo de Israel a través de un proceso 
 complejo que no cesó hasta las leyes sobre la pureza de sangre que implantó 
 Esdras (Esd 9,2). Pero este pueblo no es una raza, sino que con otros 
 pueblos de la zona pertenece a la raza semita, originaria, al parecer, de 
 Arabia. 
 Israel se considera el 
 pueblo por antonomasia, frente a los gentiles (no-pueblo), elegido por 
 Yahveh que hizo con él una alianza y le dio una tierra. Esta idea perdura 
 aun cuando Israel llega a un concepto más evolucionado de Dios 
 
 4.5.3. Elección 
 Israel tiene conciencia 
 de haber sido elegido por Yahveh entre los demás pueblos (Ex 6,7; 19,8; Dt 
 26,17ss). Esta elección es gratuita (Dt 7,7-10) y amorosa (Dt 7,6), no 
 depende de méritos anteriores del pueblo (Dt 7,7-8; 4,37; 8,17; 9,5). Por 
 ella Israel es el Pueblo de Yahveh (2 Sam 14,13) como otros pueblos lo son 
 de su dios (Nm 21,29), le pertenece en propiedad (Dt 12,2), es su herencia (Dt 
 4,20). 
 El origen de esta 
 elección según algunos textos (Gn 12,1-3; Jos 24,3) proviene de la elección 
 de Abraham, pero otra tradición, de origen profético, sitúa la elección en 
 el éxodo (Ex 3, 7-10; Dt 5,21-23). En la literatura judía posterior acaba 
 por imponerse la elección en Abraham y así se recoge en el Nuevo Testamento 
 (Jn 8,33-39; Mt 3,9; Rm 4,1). 
 Esa elección supone 
 bendición, promesa, protección pero también responsabilidades: reconocer a 
 Yahveh como su único Dios, guardar su alianza, extender el conocimiento de 
 su nombre, etc. 
 Estas dos vertientes de 
 la elección son interpretadas de manera diversa. Una, correspondiente a la 
 teología nacional de los dirigentes religiosos y políticos e incluso para el 
 pueblo, la consideraban exigencia de total protección por parte de Dios, 
 independientemente del comportamiento del pueblo y sus dirigentes. Sin 
 embargo, para los profetas es exigencia de fidelidad a la alianza y 
 obligación de guardar su código por parte del pueblo y de los dirigentes. 
 Como consecuencia de la 
 evolución del concepto de Dios y de la purificación de la religión de Israel 
 que se produce por influjo de los profetas, encontramos que algunos libros 
 de la Biblia hablan de otras elecciones por parte del mismo Dios que ha 
 elegido a Israel. Por ejemplo, en el libro de Amós (Am 9,7) o Isaías (Is 
 19,25). 
 
 4.5.4. Alianza 
 Es un concepto común a 
 todos los pueblos del Oriente Medio Antiguo. El dios elige a un pueblo que 
 se convierte en “su” pueblo y con el que hace alianza por la cual el dios 
 protege a ese pueblo y el pueblo adquiere un compromiso de fidelidad con el 
 dios al que dará culto. 
 La religión de Israel 
 se centra en esa alianza (Ex 34,10.16) o pacto que Yahveh hace con su Pueblo 
 por la cual se convierte en su propiedad particular (Ex 19,5). Esta alianza 
 tiene similitud en muchos de sus elementos con los pactos políticos 
 corrientes en el Oriente Medio Antiguo que se hacían conforme a un ritual en 
 el que había sacrificio, imprecaciones, erección de un memorial, banquete 
 sagrado (Gn 15,9ss; Ex 24,4ss). 
 Hubo alianzas 
 anteriores como la de Noé y la de Abraham, pero la Alianza por excelencia es 
 la del Sinaí cuyos elementos son la promesa (Ex 19), el decálogo (Ex 20), el 
 código de la alianza (Ex 22-23), ratificación y banquete sagrado (Ex 
 24,1-11). 
 Israel no sólo 
 recordará constantemente esta alianza, sino que la renovará sobre todo en 
 los momentos cruciales de su historia: en los llanos de Moab (Dt 28,69), en 
 Sikem (Jos 24), más tarde cuando el rey Josías emprende la reforma religiosa 
 y política de Judá (2 Re 22) y a la vuelta del Exilio (Neh 10,1-30). Porque 
 la alianza no es algo estático, sino un compromiso que debe asumir cada 
 generación. 
 La alianza tiene unas 
 exigencias: 
 Para Dios, proteger a 
 su pueblo 
 Para el pueblo 
 Ser el pueblo de Yahveh 
 (Ex 19,6) por lo tanto al único que han de dar culto 
 Cumplir el código de la alianza 
 (Ex 21-23) cuyo resumen es el decálogo (Ex 20) 
 Ser un pueblo de sacerdotes en 
 medio de los demás pueblos (Ex 10,6) y una Nación Santa (Ex 19,6) 
 Para los profetas la 
 alianza es irrevocable, aunque también se habla de una alianza nueva, por la 
 que el pueblo será definitivamente libre. 
 
 4.5.5. Promesa 
 En la Biblia, como en 
 los pactos del Oriente Medio Antiguo, las promesas están vinculadas a la 
 Alianza. 
 En la Alianza con 
 Abraham la promesa es una descendencia numerosa, una tierra y una bendición. 
 En el Deuteronomio la promesa de la tierra adquiere primacía. Con David las 
 promesas anteriores son sustituidas por la de la permanencia en el trono de 
 su descendencia. Si se refirieren al pueblo se trata de abundancia de bienes 
 y prosperidad material pero unidas a la fidelidad en el cumplimento de la 
 Ley. 
 Todas las promesas 
 bíblicas tienen como constante que Dios siempre es fiel a su palabra aunque 
 el pueblo no corresponda al pacto (Lv 26,40-42; Dt 4,31; 30, 1-5). 
 
 4.5.6. Tierra 
 En la conciencia de 
 Israel, la tierra que habitaba era un don de Yahveh, su Dios (Jos 24,13), en 
 virtud de las promesas hechas a sus antepasados (Gn 12,1.7; Ex 6,8). 
 Es la tierra que 
 recorrieron los Patriarcas en sus desplazamientos, Canaán (Gn 15,7.18-19), a 
 quienes les fue prometida bajo juramento por Yahveh y entregada a Israel (Dt 
 1,8.38...) para que pudiera cumplir la Alianza (Dt 12,1). 
 La tierra es un don 
 gratuito de Yahveh que deben agradecer, pues no les ha sido dada porque lo 
 merecieran (Dt 9,6). Yahveh, el dueño de toda la tierra (Sal 24,1), ha dado 
 su heredad a Israel, su siervo (Sal 135,10-12), por su eterna misericordia 
 para con su pueblo (Sal 136,17-22). 
 Pero es un don que 
 exige fidelidad (Dt 30,16-20). Su posesión está vinculada a la observancia 
 de la Alianza por el Pueblo (Dt 4,25-25; Dt 8,6-11; Jos 23,16) que ha de dar 
 culto a Yahveh y rechazar cualquier culto a otros dioses. En caso de 
 incumplimiento será expulsado de ella como lo fueron los anteriores 
 poseedores (Dt 28,15.36). Mas si se arrepiente de sus pecados podrá 
 instalarse en ella de nuevo porque siempre será la Tierra prometida (Jr 
 25,5). 
 Por esta tierra 
 participaran en la salvación las demás naciones y Jerusalén será el centro 
 del mundo (Is 2,2ss)  
 Esa tierra material 
 adquiere con los profetas un sentido escatológico y se convierte en símbolo 
 del Reino de Dios y del mundo que ha de venir. | |||||||||||||||||||||||
| 
 La vida de Jesús se 
 desarrolla en Palestina y por lo tanto los relatos Evangélicos que la narran 
 reflejan el ambiente y costumbres del pueblo judío, la estructura de su 
 sociedad y también la geografía del país. 
 Sin embargo, el 
 cristianismo se expande y desarrolla fuera de las fronteras de Palestina por 
 lo que la sociedad en la que nacen y crecen la mayor parte de las primeras 
 comunidades cristianas  vive un ambiente helenista, greco romano. | |||||||||||||||||||||||
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 5.1.1.1. Geografía | |||||||||||||||||||||||
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 Palestina es un país 
 mediterráneo, predominantemente seco y con zonas desérticas. Prácticamente 
 no tiene más que dos estaciones, el invierno con lluvias y el verano seco y 
 caluroso. Sólo un río de importancia lo recorre de norte a sur por una 
 profunda depresión, que se ahonda según discurre hacia el sur, desembocando 
 en el Mar Muerto, donde, por su salinización. la vida es imposible. No tiene 
 grandes alturas salvo el monte Hermón, que sobrepasa los 2.000 m., al norte, 
 y a cuyos pies nace el Jordán.  
 Se distinguen tres 
 Regiones. GALILEA, al Norte, es la más fértil, con vegetación más abundante 
 característica de la zona mediterránea y muy cultivada, con cosechas 
 tempranas. En el entorno del Lago, el agua que fecunda la tierra se conduce 
 desde éste por medio de canales y norias. Predominan las montañas suaves. El 
 clima es templado y se hace subtropical en la profunda depresión del Lago de 
 Genesaret, a 200 m. bajo el nivel del mar. 
 Aunque Jesús vive la mayor 
 parte de su vida en Nazaret, los Evangelios nos hablan principalmente del 
 entorno del Lago donde se desarrolla su predicación. 
 En aquel tiempo Galilea 
 era una región populosa y relativamente próspera. Sus habitantes, que 
 hablaban con un acento peculiar, eran vivos y abiertos, de carácter rudo y 
 sencillo, con cierto aire de orgullo e independencia, aunque los de Judea 
 les consideraban provincianos y poco cultos. Era llamada “Galilea de los 
 gentiles” por haber estado poblada por una mayoría de origen gentil. Judas 
 Aristóbulo [104 aC. Pertenece a la familia de los Asmoneos, que alcanzó para 
 el reino de Judea una cierta independencia y la expansión del territorio en 
 tiempos de su padre Juan Hircano] tras su conquista obligó a judiaizar a sus 
 habitantes. 
 Por la región de Galilea 
 pasaban importantes vías comerciales que conducían a Siria y Egipto, estando 
 más en contacto con los gentiles. Una de estas grandes vías romanas, la Via 
 Maris  pasaba cerca de la ciudad de Cafarnaum. 
 SAMARIA. 
 Es la región central. Más árida que Galilea, también tiene montañas y al 
 Este una franja verde en la profunda depresión que riega el Jordán. Los 
 samaritanos eran descendientes de los colonos traídos por los asirios en el 
 siglo VIII aC. que se mezclaron con los que habían quedado tras la 
 deportación, por lo que los judíos no los consideraban puros y no les 
 dejaron colaborar en la reconstrucción del Templo de Jerusalén. Por ello y 
 otras causas políticas, como la destrucción de Templo de Garzim por Juan 
 Hircano (s. II aC.), existía una enemistad secular entre judíos y 
 samaritanos. 
 JUDEA, 
 al Sur. Es una región montañosa en el centro. Por el Oeste desciende 
 suavemente hacia el mar Mediterráneo y por el Este cae bruscamente hacia la 
 fosa del Jordán y el Mar Muerto a 400 m. bajo el nivel del mar. Gran parte 
 es desierto duro y pedregoso, en el que surge el importante oasis donde se 
 levanta la ciudad de Jericó. Su clima es áspero y seco, con mucho calor en 
 verano y frío, incluso nieve, en invierno. Su centro es la ciudad de 
 Jerusalén, donde Jesús culmina su vida y su misión. | ||||||||||||||||||||||
| 
 
 5.1.1.2. Economía | |||||||||||||||||||||||
|  | 
 La agricultura, la 
 artesanía y el comercio son los factores sobre los que se desarrolla la vida 
 de Palestina. 
 La AGRICULTURA, 
 aunque es muy diferente según las regiones, en general abundan los cereales, 
 trigo y cebada, y las legumbres, así como el olivo, la higuera, el granado. 
 Las condiciones del suelo y del clima, especialmente difíciles en el sur, 
 exigían ser hábiles agricultores. La población de Palestina era en su 
 mayoría campesinos. 
 También había GANADERÍA: 
 Cabras, ovejas y bueyes. Y PESCA en el lago de Genesaret y el las 
 localidades costeras del Mediterráneo. 
 La ARTESANÍA 
 abarcaba gran diversidad de oficios que pasaban de padres a hijos. Los 
 judíos solían ser buenos artesanos. Artesano fue Jesús quien aprendió el 
 oficio de su padre José. 
 El COMERCIO. Desde 
 siempre hubo en Palestina un comercio interior activo. Había días de mercado 
 y mercados permanentes de diversas clases. Existían pequeños mercaderes que 
 iban de pueblo en pueblo, comerciantes fijos y también grandes mercaderes. 
 El comercio exterior lo aprendieron de los griegos y adquirió importancia en 
 tiempo de los Macabeos (s. II aC). La importación y la exportación estaban 
 gravadas con tributos que eran recaudados por los llamados publicanos. |  | |||||||||||||||||||||
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 5.1.1.3 Sociedad. | |||||||||||||||||||||||
|  | 
 La clase dirigente, 
 poderosa y distanciada del pueblo, la formaban los grandes terratenientes, 
 que eran relativamente pocos, los comerciantes y las principales familias 
 sacerdotales. 
 En número algo mayor 
 existían agricultores acomodados y eran numerosos los pequeños propietarios 
 y braceros. Los pequeños propietarios cultivaban sus tierras ayudados por la 
 familia, pero nada podían ahorrar y si la cosecha era mala o padecían una 
 enfermedad larga se veían obligados a hipotecar la tierra, quedar reducidos 
 a braceros o incluso venderse como esclavos. Los hijos con frecuencia debían 
 emplearse como braceros y si no había trabajo aumentaban el número de los 
 mendigos y también de los ladrones y salteadores. 
 Los esclavos, para los que 
 no había protección legal alguna, eran señalados para ser conocidos y podían 
 ser comprados y vendidos; si no eran judíos, los llamados “cananeos”, su 
 condición era inferior. Junto con la multitud de desheredados eran terreno 
 propicio para la rebelión y determinaban muchos de los movimientos políticos 
 y religiosos de la época. Pero también se daba la reacción antagónica de la 
 sumisión resignada, la esperanza escatológica de los que aguardaban tiempos 
 mejores por la intervención milagrosa de Dios y la aparición de un Rey 
 Mesías que devolvería la libertad al pueblo y redimiría a todos los 
 oprimidos. |  | |||||||||||||||||||||
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 5.1.1.4. Cultura. | |||||||||||||||||||||||
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 La educación social, moral 
 y religiosa de los niños se realizaba en el seno de la familia y en el 
 contacto con la comunidad y sus tradiciones. Las clases poderosas solían 
 tener un preceptor. 
 La sinagoga desempeñaba un 
 papel fundamental en el desarrollo cultural de los judíos, centrado en el 
 estudio de la Escritura. Existían sinagogas en todo el país, desde el Templo 
 de Jerusalén hasta las aldeas más pequeñas. Una de sus funciones era ser 
 casa de enseñanza. Estaban dirigidas por fariseos laicos y a veces por 
 especialistas en la Ley o escribas. Aunque los grandes maestros estaban en 
 Jerusalén, cada sabio procuraba formar discípulos que llegaran a desempeñar 
 sus funciones en las sinagogas y en los tribunales. 
 Por otra parte la cultura 
 helenista había ido penetrando desde hacía varios siglos en el pensamiento y 
 las costumbres de las capas más cultas de la sociedad judía. El griego común 
 era la lengua internacional. | |||||||||||||||||||||||
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 5.1.1.5. Religión | |||||||||||||||||||||||
|  | 
 El judaísmo 
 nace con el exilio de Babilonia (586-538 aC.) y cristaliza con la reforma de 
 Esdras y Nehemías (428 aC). El pensamiento religioso de Israel se consolida 
 y adquiere una forma más depurada por la acción de los profetas y los 
 sabios, desapareciendo la atracción hacia los dioses paganos y las 
 tendencias sincretistas. Yahveh, el Dios de Israel, es el único Dios al que 
 han de adorar y servir, por medio de una conducta fiel a la alianza y los 
 mandamientos, más que por un culto brillante pero exterior. 
 El rito principal por el 
 que un niño judío queda vinculado al pueblo y a la Alianza es la 
 circuncisión, que se practica a los ocho días del nacimiento. 
 Por todo el país existen
 sinagogas que son casas de reunión, estudio de la Torá y oración. En 
 ella se celebra la fiesta de cada semana, el Sabbat (Sábado). 
 Pero el culto tenía lugar 
 en el Templo único de Jerusalén, donde se ofrecían sacrificios 
 diarios. Era atendido por un sacerdocio jerarquizado: había un Sumo 
 Sacerdote, varios rangos de sacerdotes y por último los levitas. El Sumo 
 Sacerdote y los principales sacerdotes vivían en Jerusalén y constituían el 
 “alto clero” al que pertenecían siete familias que controlaban el sumo 
 sacerdocio, el Templo, las finanzas y la política. El resto, el bajo clero, 
 vivía pobremente en la Ciudad o en sus cercanías. 
 Desde los tiempos de la 
 reforma religiosa del rey Josías (s. VII aC) todo judío varón debía subir al 
 Templo de Jerusalén con ocasión de las tres grandes fiestas: 
 Pesah (Pascua) que recuerda la salida de Egipto y celebra la 
 liberación de la esclavitud por medio de Moisés; Sabbuot 
 (Semanas=Pentecostés), que conmemora la entrega de la Ley en el Sinaí; 
 Sukkot (Tiendas) en recuerdo de los años transcurridos en el 
 desierto. En tiempo de Jesús se celebraba otra fiesta de importancia, Hanuka 
 (Dedicación), en memoria de la purificación del Templo por Judas Macabeo. 
 Dentro del judaísmo 
 existían varias corrientes religiosas siendo las principales los saduceos, 
 los fariseos y los esenios. 
 Saduceos. 
 Constituían esta corriente la aristocracia sacerdotal, los grandes 
 terratenientes y los comerciantes. En lo religioso no admitían la tradición 
 oral sino sólo la escrita del Pentateuco. Negaban la resurrección, la 
 existencia de la otra vida y la de los ángeles. Excluían el destino, pues el 
 hombre elige libremente el bien o el mal. En lo político defendían sus 
 privilegios de clase, para lo cual colaboraban con los ocupantes que se los 
 garantizaban, controlaban todas las actividades del Templo y del Sanedrín. 
 Era escasa su influencia sobre el pueblo que los criticaba por su nepotismo, 
 su ambición, su oportunismo y su falta de sentido religioso. Desaparecieron 
 en el año 70 con la destrucción del Templo de Jerusalén. 
 Fariseos. 
 Pertenecían a esta corriente los sacerdotes de rango inferior, los 
 especialistas en la Ley o escribas y la clase media de origen urbano.  En lo 
 religioso, admitían la tradición oral como una extensión de la Ley dada por 
 Moisés; la resurrección, la recompensa y el castigo en la otra vida; el 
 valor del arrepentimiento y el perdón de Dios; un futuro mesiánico y también 
 en la existencia de los ángeles. La Torá era el centro de su enseñanza y la 
 aplicaban a todos los aspectos de la vida. Para salvaguardarla establecieron 
 numerosos preceptos, cayendo a veces en una casuística minuciosa. El amor al 
 prójimo era el mandamiento clave, pero con frecuencia ese prójimo era sólo 
 quien pertenecía a su propio grupo. En lo político era un movimiento seglar, 
 renovador y nacionalista, aunque sin actitudes extremas o métodos violentos. 
 Eran los verdaderos maestros del pueblo y sus dirigentes. Sobrevivieron a la 
 destrucción del Templo en el año 70 y desarrollaron y fijaron el pensamiento 
 judío posterior. 
 Esenios. 
 Esta corriente no aparece mencionada en los Evangelios ni en otros libros 
 del Nuevo Testamento, aunque existían desde varios siglos antes. Tuvo su 
 origen en un grupo de judíos piadosos que habiendo apoyado la rebelión de 
 los Asmoneos fueron decepcionados por su conducta posterior y se retiraron 
 al desierto para fundar una comunidad de piedras vivas. El grupo más 
 conocido (gracias al hallazgo de los manuscritos, en 1947) es el de Qumrán, 
 frente al Mar Muerto. Llevaban una vida ascética de pobreza, retiro, estudio 
 de la Torá y oración. Se llamaban a sí mismos “miembros de la nueva alianza” 
 o “comunidad de los elegidos”. Esperaban dos Mesías, uno sacerdotal y otro 
 político. Parece ser que desaparecieron con la guerra del año 70. 
 En los evangelios aparecen 
 otras corrientes. Una de ellas son los celotas, que es un movimiento 
 nacionalista exaltado, vinculado a los fariseos, y promotor de todos los 
 levantamientos contra los romanos, culminando en la guerra de los años 66-70 
 que acabó con la destrucción de Jerusalén y del Templo. Su rama activista 
 eran los sicarios, que aprovechaban las aglomeraciones en fiestas y mercados 
 para asesinar, con un pequeño puñal (sica) que llevaban oculto, a los que 
 consideraban partidarios y colaboradores de los romanos. La otra corriente, 
 son los herodianos, partidarios de la dinastía de Herodes. |  | |||||||||||||||||||||
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 5.1.1.6. Política | |||||||||||||||||||||||
|  | 
 Desde la destrucción de 
 Jerusalén en el año 586 aC, Palestina estuvo dominada continuamente por las 
 grandes potencias: Babilonios, persas, griegos y romanos sucesivamente, con 
 un corto periodo de cierta independencia bajo los Asmoneos (s II aC), 
 sucesores de los Macabeos. 
 En tiempos de Jesús, 
 Palestina estaba dominada por los romanos que la ocuparon en el año 63 aC 
 bajo el mando de Pompeyo. Cuando nació Jesús era emperador César Augusto 
 y Palestina gobernada por Herodes el Grande, un rey dependiente de 
 Roma, que no era judío sino idumeo. Para congraciarse con el pueblo realizó 
 grandes obras públicas, entre ellas la reconstrucción del Templo de 
 Jerusalén comenzada en el año 20 aC. Al mismo tiempo levantaba templos 
 paganos y grandes fortalezas. Su corte era pagana, corrupta y de frivolidad 
 extraordinaria. Por su miedo a ser destronado llevó a cabo numerosas 
 matanzas para eliminar a sus posibles enemigos. 
 A su muerte, Roma dividió 
 el reino en tetrarquías quedando Galilea bajo el gobierno de su hijo 
 Herodes Antipas, amigo y confidente del emperador Tiberio. De 
 carácter débil e irresoluto, escéptico y supersticioso. Repudió a su mujer 
 para casarse con su cuñada Herodías, por instigación de la cual mandó matar 
 a Juan Bautista. Se burló de Jesús cuando el procurador Poncio Pilato se lo 
 envió por ser de su jurisdicción. En el año 38 fue depuesto por Calígula y 
 desterrado a las Galias donde murió. 
 El centro y sur de 
 Palestina, fueron entregados a otro de sus hijos, Arquelao,
 que poco después fue depuesto pasando el territorio a depender del 
 gobernador romano de la provincia de Siria y siendo gobernado por un 
 prefecto que residía en Cesárea del Mar. Durante la vida pública de Jesús 
 era prefecto de Judea Poncio Pilato, frío, escéptico y preocupado de 
 prosperar en su carrera política. En la causa de Jesús parece inclinado a 
 salvarle, pero se deja influir por la opinión popular manejada por los Sumos 
 Sacerdotes y acaba condenándole a la crucifixión como lo había hecho con 
 otros judíos. 
 Durante la dominación 
 romana las autoridades judías tenían muy limitadas sus atribuciones y en el 
 pueblo existía un fermento creciente de rebelión contra Roma, cuyos 
 gobernantes locales cometían errores y arbitrariedades que propiciaban el 
 rechazo de las gentes. |  | |||||||||||||||||||||
| 
 Aunque el mundo estaba 
 dominado por los romanos, la cultura helenista y la lengua griega popular 
 eran el ambiente de las ciudades en donde desde muy pronto fueron creándose 
 comunidades cristianas fuera de Palestina. El helenismo había surgido de la 
 cultura clásica influida por las civilizaciones y religiones orientales. | |||||||||||||||||||||||
| 
 
 5.1.2.1. Sociedad | |||||||||||||||||||||||
|  | 
 Es una época de expansión 
 y auge económico, con buenas comunicaciones tanto terrestres, con postas en 
 las vías importantes, como marítimas, con faros, puertos y muelles. También 
 tiene importancia el comercio fluvial y los artesanos. 
 La política se caracteriza 
 por continuas luchas y asesinatos y no son raras las revueltas. 
 El estado y luego el 
 emperador habían sido deificados y se les rendía culto religioso. El culto a 
 los reyes, que se difundió con relativa rapidez en la cultura helenista, 
 había sido tomado de las cortes orientales. El culto al emperador más que un 
 acto religioso en sí mismo era un acto político que no excluía la existencia 
 de otros dioses. Tenía como finalidad la cohesión política de los pueblos 
 conquistados. Rehusar este homenaje religioso al Emperador y a Roma era 
 faltar a un deber cívico fundamental, por eso para el estado el cristiano, 
 que era un ciudadano ordinario pero profesaba una fe incompatible con 
 cualquier otro culto, era un impío y un ateo. 
 Las diferencias entre 
 pobres y ricos eran muy grandes. Se despreciaba el trabajo manual. 
 Elemento importante 
 sobre cuya estabilidad reposaba en parte la estructura social del Imperio 
 eran los esclavos, muy numerosos sobre todo en las grandes ciudades. No 
 disfrutaban de ninguno de los derechos de los ciudadanos romanos. El esclavo 
 es como una cosa. No podía poseer bienes propios y el hijo de una esclava 
 pertenecía también al señor. Los esclavos en este mundo grecolatino lo eran 
 por toda la vida, a menos que lograsen su manumisión, con lo que pasaban a 
 la categoría de «libertos».  
 En las ciudades 
 helenistas las mujer no carecía, sobre todo en las capas sociales altas, de 
 cierta movilidad física y social y le era posible traspasar las fronteras de 
 su estado social. Los moralistas y pensadores veían en la promoción de la 
 mujer la causa de la degeneración social y los satíricos interpretaban que 
 el auge del los cultos mistéricos y sincretistas se debía a la superstición 
 de las mujeres, aunque lo cierto es que en ellos participaban también los 
 hombres en elevado número y ostentaban en ellas un rango superior. 
 Estaba muy difundido el 
 divorcio, el adulterio, la pederastia y la homosexualidad. | ||||||||||||||||||||||
| 
 5.1.2.2.
 Cultura | |||||||||||||||||||||||
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 Las escuelas filosóficas, 
 ampliamente extendidas, tienen un papel fundamental. Los filósofos exponían 
 sus doctrinas en el ágora de la ciudad.  
 En la época helenística, 
 las grandes escuelas platónica y peripatética (de Aristóteles) habían 
 decaído. 
 Las corrientes filosóficas 
 florecientes en el siglo I eran los estoicos, los cínicos y los epicúreos. 
 Su característica común era buscar la reforma del hombre desde una visión 
 inmanente, no trascendente. Coinciden en una imagen ética del hombre, en una 
 teología fundada en los principios de la razón y en su imagen del mundo. 
 Estoicos y cínicos 
 postulan la unidad del hombre y el mundo. La imagen del mundo para los 
 cínicos es un monismo de la materia (Concepción filosófica que trata de 
 reducir los seres y fenómenos del universo a una idea o sustancia única, de 
 la cual derivan y con la cual se identifican), 
 no hay un dios trascendente cuya providencia intervenga en el mundo. Los 
 epicúreos no admiten la inmortalidad y no creen en los dioses populares y su 
 influencia en los hombres. 
 Para estoicos y 
 cínicos, la moral consiste en la armonía del comportamiento humano con los 
 principios que rigen la naturaleza. 
 Los filósofos no hacían 
 demasiado caso de los viejos dioses de la mitología, pero sus teorías 
 planteaban problemas contra ellos. Sostenían que una persona inteligente no 
 puede creer en ellos. Aunque las especulaciones de los filósofos no llegan 
 al pueblo, sin embargo lograron que las religiones antiguas fueran 
 decayendo, creándose un vacío religioso que fue preciso llenar. Esto 
 propicia el auge de las religiones mistéricas, más espirituales, que con 
 frecuencia eran difundidas por los soldados que las conocieron en los países 
 del oriente. | |||||||||||||||||||||||
| 
 
 5.1.2.3. Religión | |||||||||||||||||||||||
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 La religión tradicional 
 greco-romana no se preocupa de la vida social y sólo prohíbe los actos 
 contra el culto público. 
 La religión de los grandes 
 dioses clásicos griegos asumidos por los romanos estaba en decadencia, 
 aunque sus cultos continuaban vigentes y conservaban parte de su 
 fastuosidad. Habían sufrido una fuerte influencia de los cultos orientales e 
 incluido alguno de sus dioses. 
 Así surgieron y florecían 
 cada vez con más fuerza las religiones mistéricas. Estas nuevas religiones 
 ofrecían una salvación personal, daban culto a un dios salvador y se regían 
 por los ciclos de la naturaleza que cada año muere y vuelve a renacer en 
 primavera. Como la naturaleza, el hombre tiene que morir para renacer a una 
 vida nueva y divina que pretendían alcanzar por medio de ritos secretos y 
 complejas iniciaciones por las que intentaban alcanzar la vida nueva que el 
 dios les proporcionaría. Los iniciados de estas religiones debían imitar con 
 sus actitudes y por medio de símbolos las acciones del dios en que 
 pretendían transformarse, pero la ley del silencio que obligaba a sus 
 miembros, hace que sean poco conocidas sus prácticas, entre las que había 
 ritos de iniciación y comidas sacramentales. Estaban envueltas en misterios 
 y secretos que no se podían revelar y que el iniciado (mister), que 
 se incorporaba por un cierto modo de bautismo, iba conociendo gradualmente. 
 Un modo gradual de ir conociendo las verdades de fe y una cierta ley del 
 arcano también se daba en los primeros tiempos del cristianismo. 
 En las religiones 
 mistéricas las gentes buscaban la felicidad que estas religiones ofrecían 
 frente a las miserias y dificultades de la vida ordinaria. 
 Las religiones helenistas 
 no tenían ley ni libros sagrados. Sí tenían sacrificios, procesiones con 
 cantos, sacerdotes que sólo se ocupaban del culto en sí. 
 El culto oficial 
 pertenecía a la ciudad y tenía como fin impetrar de los dioses la 
 prosperidad de la ciudad. No existía un día de descanso semanal, pero sí son 
 numerosas las fiestas a lo largo del año que se celebraban con procesiones, 
 sacrificios, festejos populares y juegos atléticos. 
 Los lugares y símbolos 
 sagrados se multiplicaban, levantándose por todas partes altares y 
 erigiéndose estatuas de los distintos dioses. El acto más importante de su 
 culto era la ofrenda, generalmente de los productos de la tierra, y el 
 sacrificio de animales, en los que ciertas partes del animal se quemaban en 
 el altar y otras eran reservadas para los sacerdotes que las ponían en 
 venta; otras eran consumidas en una comida festiva en el recinto del mismo 
 templo o en las casas.  
 El mundo helenista gustaba 
 de las prácticas mágicas y supersticiosas. Tenían una concepción 
 determinista de la vida del hombre y buscaba en los oráculos, la 
 interpretación de los sueños, la astrología y las señales más diversas 
 conocer voluntad de los dioses. La creencia en este poder de los dioses para 
 determinar la suerte de los hombres evolucionó en la concepción de una 
 fuerza misteriosa del destino, que se llegó a personificar consagrándose 
 santuarios a esa realidad inquietante. 
 También tenía notable 
 influencia en la sociedad grecorromana el gnosticismo que 
 pretendía ser un camino 
 para llegar al conocimiento y la visión de Dios. Consideraba que su 
 doctrina, sus ritos y sus prácticas tenían carácter revelado y habían sido 
 transmitidos y preservados a través de una misteriosa tradición. Se 
 presentaba como un infalible medio de salvación, actuando mediante fórmulas 
 y ritos mágicos pero sólo era accesible a la minoría selecta de los 
 iniciados. |  | |||||||||||||||||||||
| 
 El Nuevo Testamento 
 contiene libros de características diferentes aunque todos tengan el mismo 
 centro: Jesucristo, y el mismo fin: transmitir la fe en Él. 
 Todos ellos nacieron en 
 el seno de las primeras comunidades cristianas y desde su fe pascual, 
 conforme a los testimonios transmitidos por los testigos de los hechos. 
 Los Evangelios son 
 relatos de los hechos y enseñanzas de Jesús, mientras que las cartas de San 
 Pablo, como cartas que son –excepto la que escribe a los romanos– unas veces 
 son respuesta a situaciones concretas que le plantean las comunidades y 
 otras el apóstol les escribe para confirmarles en la fe o recordarles su 
 predicación. Las demás cartas, aunque de estilo diferente, también son 
 escritos dirigidos a comunidades concretas para responder a sus 
 características. 
 El libro de los Hechos 
 de los Apóstoles es el relato del nacimiento y primera expansión de la 
 Iglesia. A pesar del plural de su título, sólo habla en los primeros 
 capítulos de la actividad de Pedro, en algunos casos acompañado de Juan, 
 pasando, tras el relato del encuentro con Cristo de Pablo, a contar la 
 actividad apostólica de éste hasta su llegada a Roma. 
 Y el libro del 
 Apocalipsis es de características especiales. | |||||||||||||||||||||||
| 
 Evangelio significa buena 
 noticia. La buena noticia de la salvación por la muerte y resurrección de 
 Jesucristo fue el primer anuncio de los testigos de los hechos tras los 
 sucesos de Pentecostés, que en un tiempo extraordinariamente corto llegó 
 hasta los confines del Imperio. Más tarde se dio el nombre de evangelio 
 a los libros que contienen esta Buena Noticia. 
 Los cuatro evangelios 
 canónicos relatan los hechos y las enseñanzas de la vida de Jesús dedicando 
 especial atención a su pasión, muerte y resurrección. En este tema los 
 cuatro siguen un mismo hilo narrativo que pone de manifiesto que fue éste el 
 objeto principal de la fe y la reflexión cristiana en los primeros años de 
 la vida de la Iglesia. 
 La finalidad de los 
 evangelios es confirmar en la enseñanza recibida a los que acogieron el 
 anuncio del Evangelio por la predicación, como dice el prólogo de Lucas 
 (lc1,4), y despertar la fe en Jesús para que creyendo tengan vida, como dice 
 Juan (Jn 20,31). 
Por esto 
 los evangelios no son una crónica o un reportaje, ni siquiera una biografía 
 de Jesús sino una catequesis sobre su mensaje y su persona. Así encontramos 
 que no hay datos precisos sobre fechas, lugares y otros detalles y que más 
 que un relato seguido de hechos, recogen episodios y enseñanzas sin 
 localización precisa. Y también comprobamos que existen notables diferencias 
 entre un evangelista y otro en la forma de organizar la narración de los 
 acontecimientos y de agrupar las enseñanzas. 
 Los evangelios son ante 
 todo un mensaje de fe, pero esto no significa que sean narraciones 
 inventadas. Se fundan en la realidad histórica de la persona de Jesús y de 
 sus hechos y palabras transmitidos por los que fueron testigos de los mismo. 
 Por ello, a través de los evangelios llegamos al conocimiento de Jesús tal 
 como existió entre nosotros y de sus enseñanzas. 
 Para comprenderlos en 
 profundidad hay que tener en cuenta 
 el 
 proceso de elaboración hasta la redacción final
 (3.2), así como el fondo semítico en que nacen y la aportación que 
 proviene de la reflexión y vivencia de la fe de las comunidades. | |||||||||||||||||||||||
| 
 5.2.1.1. Los evangelios 
 sinópticos | |||||||||||||||||||||||
| 
 A los tres primeros 
 evangelios, Mateo, Marcos y Lucas, se da el nombre de sinópticos porque 
 siguen un esquema en muchos casos coincidente y a veces complementario.
  
 Nacen como una necesidad 
 ante el crecimiento de las comunidades cristianas que van surgiendo dentro y 
 fuera de Palestina, cuando van faltando los testigos de los hechos. Cada uno 
 responde a las características y necesidades de la comunidad de que procede, 
 pues surgen en el seno de comunidades diferentes y en lugares diferentes. 
 Su paralelismo puede 
 deberse a que hubieran utilizado un evangelio común en arameo o bien que 
 existieran dos fuentes principales nacidas en la comunidad cristiana de 
 Jerusalén, una que contendría los hechos de la vida de Jesús y otra que 
 sería una colección de sus dichos. En todo caso los evangelistas también 
 usaron sus propias fuentes, como se afirma en el prólogo de Lucas, e 
 imprimieron a la composición su sello personal. 
 En cuanto a las fechas de 
 su aparición se considera probable que para Marcos fuera antes del año 70 y 
 para Mateo y Lucas hacia el 80, aunque actualmente existen corrientes que 
 consideran que fueron escritos en fechas más próximas a los hechos. | |||||||||||||||||||||||
| 
 5.2.1.2 El cuarto 
 evangelio | |||||||||||||||||||||||
| 
 Mas que un relato es una 
 meditación profunda sobre la persona de Jesucristo. Y, aunque su finalidad 
 es la misma, en cuanto a su concepción, estilo, temas lenguaje... es muy 
 diferente a los sinópticos. Es más teológico, lo que revela un mayor 
 desarrollo en la reflexión de la fe. Se subraya la divinidad de Cristo, que 
 habla de Dios como su Padre y también del Espíritu Santo que procede de Dios 
 y Él enviará.  
 Jesús es el Hijo de Dios 
 que viene al mundo y acampa entre los hombres, para que todo el que cree en 
 Él no quede en tinieblas sino que tenga vida eterna porque no ha venido 
 para condenar al mundo sino para salvarlo. Él es la luz que ilumina a 
 todo hombre, el agua viva que sacia la sed, el pan del cielo que da la vida 
 al mundo, el camino que conduce al Padre. 
 La aparición de este 
 evangelio es también más tardía, suele fijarse entre los años 90 y 100. En 
 esta época se consuma la ruptura entre las comunidades cristiana y judía que 
 se pone de manifiesto en características propias de este evangelio, como por 
 ejemplo que engloba en el término “judíos” a grupos como los fariseos, 
 saduceos y escribas, que los sinópticos distinguen. | |||||||||||||||||||||||
| 
 Nos cuenta los orígenes de 
 la Iglesia en su comienzo en Pentecostés y la difusión del cristianismo 
 hasta que llega a Roma, capital del imperio, alcanzando así su culmen. 
 Como los evangelios no son 
 una biografía de Jesús, tampoco los Hechos son una historia exhaustiva, 
 aunque tienen más de crónica que aquellos. Nos da primero una visión del 
 nacimiento de la Iglesia y su primera difusión en Palestina, para contar 
 luego en la expansión de la misma entre los gentiles, inicialmente por la 
 acción de los aventados por la persecución y después por la actividad 
 misionera de Pablo de Tarso. 
 Al hilo de los hechos se 
 expone, principalmente en los discursos, el núcleo fundamental del primer 
 anuncio del Evangelio: La Muerte y Resurrección de Jesús que exige una 
 conversión para la remisión de los pecados. 
 En este libro su autor 
 recoge lo que para él sería el tercer tiempo de la Historia, el tiempo de la 
 Iglesia, en el que los discípulos de Jesús continúan su obra a partir de 
 Pentecostés. A este tiempo habrían precedido un primer tiempo que sería el 
 tiempo de las Promesas, el tiempo del Antiguo Testamento, que se da por su 
 puesto y un segundo tiempo, el tiempo de Jesús, que es el tiempo del 
 cumplimiento de las promesas y constituye el tema de su primer libro, el 
 tercer evangelio. 
 En el libro de los Hechos 
 encontramos detalles que ponen de manifiesto que sus destinatarios son 
 griegos, cristianos provenientes del paganismo, por ejemplo el que hable de 
 Jesús como Salvador y no como Mesías, porque para los griegos este término 
 era desconocido mientras que en las religiones mistéricas hay dioses 
 salvadores; utiliza el término Señor, que era el utilizado por los 
 emperadores; evita la palabra “transfiguración”, que en griego equivale a 
 metamorfosis lo que se daba en los dioses paganos; insiste en la 
 Resurrección de Jesús, que a los griegos les costaba admitir; saben que “por 
 gracia” han sido admitidos en el Pueblo de Dios y al mismo tiempo que están 
 vinculados a los apóstoles, tienen una visión universalista del Evangelio. 
 Puede dividirse en tres 
 partes: | |||||||||||||||||||||||
| 
 1ª. La Iglesia de 
 Jerusalén (1,15-8,3) 
 2ª. Expansión de la 
 Iglesia en Palestina (8,4-12,25) 
 3ª. Difusión en el mundo 
 greco-romano por la acción de Pablo y sus compañeros de misión (13,1-28,31). | |||||||||||||||||||||||
| 
 El Libro de los Hechos 
 enlaza con el final del tercer evangelio refiriéndose a los últimos 
 acontecimientos narrados en él. 
 Todo el libro tiene un 
 protagonista de excepción: el Espíritu Santo. Por su fuerza y su acción se 
 construye y se expande la Iglesia. era la fuerza que movía a los conversos, 
 anónimos o con nombre, a comunicar y propagar la fe que había cambiado sus 
 vidas. Esta acción es la única causa que puede explicar la prodigiosa 
 expansión del cristianismo en sus primeras décadas. 
 También destaca en este 
 libro el papel de la comunidad, la “ekklesia”. Es la comunidad la que toma 
 decisiones, la que elige, por ejemplo, a Matías como sustituto de Judas y a 
 los que se han de ocupar de las necesidades de las viudas, la que envía a 
 los misioneros, etc., siempre en unión con Dios a través de la oración y la 
 acción del Espíritu Santo.  
Pero 
 estos primeros seguidores del nuevo camino iniciado por Jesús, el Señor, 
 también llaman “ekklesia” al conjunto de todos los grupos locales de 
 cristianos pues tienen conciencia de pertenecer a una realidad más amplia a 
 la que se sienten vinculados. Así como designan con el mismo término a la 
 célula más pequeña, la familia. 
Este 
 libro también nos ayuda a conocer al gran evangelizador y propagador del 
 cristianismo entre los gentiles, Pablo de Tarso, a situar y comprender sus 
 cartas en el contexto de todo el movimiento cristiano primitivo. 
 A lo largo de todo el 
 relato se descubre la convicción de que el cristianismo constituye una fe 
 capaz de cambiar el mundo. | |||||||||||||||||||||||
| 
 Como ya se vio al estudiar 
 la redacción de los libros de la Biblia y en concreto los del Nuevo 
 Testamento (3.2), éstos que conocemos como cartas corresponden a diversos 
 autores y también es heterogéneo su contenido. 
 Tienen en común que son 
 respuesta a las necesidades de las comunidades a que se dirigen. Su 
 finalidad de alentarlas o confirmarlas en la fe, así como responder a sus 
 problemas y orientarles en cuanto a su conducta y organización. 
 Las cartas de S. Pablo, 
 escritas en los primeros años de la expansión cristiana, son una fuente 
 excepcional para asomarnos a la vida de las primitivas comunidades. En ellas 
 descubrimos el pensamiento y también la persona y la vida de Pablo, cuya 
 influencia en el desarrollo del cristianismo es de gran importancia. | |||||||||||||||||||||||
| 
 El contenido de este 
 libro, difícilmente comprensible para nosotros, es de carácter apocalíptico, 
 lleno de imágenes complejas pero familiares a este género en el Antiguo 
 Testamento. Su finalidad es alentar a las comunidades de Asia Menor que 
 sufren la persecución. A los tiempos difíciles de triunfo del mal seguirá la 
 victoria definitiva del Cordero, la venida triunfal del Señor crucificado y 
 resucitado.  
 El acontecimiento pascual, 
 la Muerte y Resurrección de Jesús, ilumina la concepción que tiene de la 
 Historia su autor. Dios es su protagonista y por medio de Cristo dirige los 
 acontecimientos históricos hacia su meta salvífica. 
 Al principio del libro se 
 exhorta a las Iglesias a reavivar su fe, a volver al ardor primero y a 
 superar su tibieza o su pecado. | |||||||||||||||||||||||
| 
 Nuestra fe confiesa que 
 Jesús es el Hijo de Dios hecho hombre. Creemos que Jesucristo es Dios 
 verdadero y hombre verdadero.  
 Para que nuestra confesión 
 de fe sea verdaderamente completa es necesario conocer a ese Jesús que 
 nació, vivió y murió en una circunstancia concreta, en un tiempo determinado 
 y en un ambiente social con características propias. Así nos lo presentan 
 los evangelios: en relación con su pueblo y la situación presente en que 
 vive; por ejemplo respecto a la dependencia de Roma (Mc 12,14-17), a la 
 tensión con los samaritanos (Lc 9,52-56; Jn 4,4ss), a la situación política 
 y social revuelta (Lc 13,1-4), a sus esperanzas (Mt 11,2-3) y temores (Mc 
 13,3ss) | |||||||||||||||||||||||
| 
 
 5.3.1. Origen | |||||||||||||||||||||||
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 Sólo Mateo y Lucas nos 
 hablan del nacimiento y la infancia de Jesús. Para Marcos y Juan el 
 Evangelio comienza con el Bautismo de Jesús. La pista para encontrar la 
 razón de este silencio la encontramos en los Hechos de los Apóstoles 
 (1,15-26) cuando Pedro, para completar el número de doce, que había sido 
 mermado por la desaparición de Judas, pide que los candidatos hayan sido 
 testigos de la Resurrección y hayan acompañado a Jesús todo el tiempo que 
 vivió con nosotros desde el Bautismo de Juan. Lo referente a este tiempo 
 es lo que anunciaban y lo que las comunidades creían y vivían. Lo anterior 
 parece que no tenía para ellos especial importancia. 
Entre 
 los relatos de la infancia de Mateo y Lucas hay notables diferencias. 
 Coinciden en señalar su concepción virginal (Mt 1,18-21; Lc 1,34-35) y en el 
 lugar del nacimiento: Belén (Mt 2,1; Lc 2,1-7). Pero los demás episodios que 
 se narran en uno no están en el otro. 
 En cuanto a la fecha, nos 
 dicen que nació en tiempo de Herodes (Mt 2,1), siendo emperador César 
 Augusto (Lc 2,1), pero no concretan año y mucho menos mes o día. Por los 
 datos históricos que se poseen, hay que situarla hacia el año 6 antes de 
 Cristo. Fue muy posterior el fijar el 25 de diciembre, lo que se hizo para 
 contrarrestar la fiesta pagana del sol invicto en honor del dios Mitra, que 
 se celebraba ese día. | |||||||||||||||||||||||
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 5.3.2. Familia | |||||||||||||||||||||||
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 Los evangelios nos hablan 
 de sus padres: María y José. Pero mientras Lucas dice que antes del 
 nacimiento de Jesús ya vivían en Nazaret, en Mateo parece que se instalaron 
 allí después, a su retorno de Egipto (Mt 2,21-23). 
 También nos hablan de sus 
 hermanos y hermanas (Mc 3,31; Mt 12,46; 3,56; Lc 8,19; Jn 2,12) de los que 
 incluso dan nombres (Mc 6,3; Mt 13,55). Estos hermanos y hermanas hay que 
 entenderlos como parientes. Juan nos dice también que los hermanos no creían 
 en Él (Jn 7,3-5) y en los sinópticos se recoge por una parte la 
 incomprensión de la familia ante la misión de Jesús (Mc 3,21) y por otra un 
 cierto despego de Jesús hacia ella (Mt 12,47-50). | |||||||||||||||||||||||
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 5.3.3. Infancia y Juventud | ||||||||||||||||||||||
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Jesús 
 creció en Nazaret, una pequeña aldea en la zona montañosa de la baja 
 Galilea. Aunque los evangelios no nos dicen nada de este periodo, salvo los 
 ritos de la circuncisión a los ocho días de nacer (Lc 2,21) y de la 
 presentación en el Templo y purificación de la Madre, a los cuarenta días, (Lc 
 2,22-24) conforme a la Ley de Moisés, así como la subida a Jerusalén por 
 Pascua a la edad de 12 años (Lc 2,41-52), es evidente que vivió como 
 cualquier niño y adolescente judío de su época. Iría con su padre a la 
 Sinagoga, aprendió el oficio de su padre, que los evangelios nos dicen que 
 era carpintero (Mc 6,3; Mt 13,55), tendría amistades. A su desarrollo y 
 proceso de maduración tanto físico como psíquico y espiritual apuntan las 
 palabras de Lucas (2,52). Y, por supuesto, estuvo sujeto a las limitaciones 
 y condicionamientos de toda persona humana (Jn 4,6; Mc 11,12). 
 Jesús es evidente que no 
 frecuentó las academias rabínicas, que no había fuera de Jerusalén, cosa que 
 incluso le echan en cara sus enemigos (Jn 7,15). Pero en las poblaciones aún 
 pequeñas como Nazaret había sinagoga, que era lugar de oración y estudio. A 
 ella acudiría como cualquier judío piadoso y allí, además de en su familia, 
 aprendería la cultura rabínica, la historia y las costumbres de su pueblo y 
 la interpretación de la Torah. 
 Lucas nos relata que ya 
 iniciada su misión vuelve a Nazaret y en la sinagoga es invitado a leer un 
 pasaje de Isaías (Lc 4,16-17), sin duda en hebreo, y lo comenta, como era 
 corriente, en arameo, la lengua hablada entonces en Palestina. Además en su 
 predicación demuestra un gran conocimiento de la Escritura (Mt 5,21ss; 9,13; 
 Mc 2,25-26; 7,6-13; 10,3-9.19; 11,17; 12;24-27.29-31.35-36; etc.). 
 En el largo periodo de su 
 vida oculta se desarrolla el proceso de su maduración humana, psicológica y 
 religiosa que culmina con su bautismo en el Jordán. | |||||||||||||||||||||||
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 5.3.4. La personalidad de Jesús | |||||||||||||||||||||||
| 
 Los Evangelios no dan una 
 descripción o un perfil de Jesús, pero muestran los rasgos a partir de los 
 cuales se puede trazar.  
 En primer lugar aparece 
 como alguien que en todo momento es dueño de sí mismo, una persona 
 equilibrada aún en los momentos más duros (Mc 14,45-49; Jn 18,22-23). 
 Hablan de sus 
 sentimientos: siente simpatía (Lc 7,44-50; 19,1-10; Jn 8,3-11), compasión (Mc 
 1,41; 6,34; Lc 7,13), trata con ternura a los niños (Mc 10,14-16) y a los 
 enfermos (Mc 141; 5,33-34), mira con amor (Mc 10,21), manifiesta alegría (Lc 
 10,21) y también tristeza (Jn 6,67), es sensible ante el desagradecimiento (Lc 
 17,17-18), se emociona y llora por la muerte del amigo (Jn 11,33-38), se 
 conmueve al pensar en la suerte que correrá Jerusalén como causa de su 
 rechazo a Dios (Lc 19,41), siente angustia ante la muerte (Lc 22,41-44). 
 Jesús tiene amigos: los 
 discípulos (Lc 12,4; Jn 15,15), los hermanos Lázaro, Marta y María (Jn 11,5; 
 Lc 10,38-42), y sus enemigos decían que era amigo de publicanos y pecadores 
 (Mt 11,19). 
 En el desarrollo de su 
 ministerio no se deja atrapar por el éxito (Mc 1,35-38; Jn 6,14-15) y sabe 
 aceptar el rechazo (Mc 5,17-18), reprendiendo a los discípulos por no saber 
 aceptarlo (Lc 9,53-56). Pero también juzga y responde con dureza ante la 
 cerrazón y terquedad de algunos (Mt 11,16. 20-24; Lc 9,41; 11,29) o de sus 
 adversarios (Mt 12,34; Mc 7,5ss), llegando a mirarlos airado y entristecido 
 (Mc 3,5). Incluso a sus discípulos les corrige en ocasiones con palabras 
 duras (Mc 8,33). Reacciona con contundencia ante las actitudes que suponen 
 una ofensa a la santidad del Dios y del Templo como lugar sagrado (Mc 
 11,15). 
 Jesús aparece siempre como 
 un hombre libre en todas sus relaciones e independiente de todo compromiso o 
 hipoteca, fiel a la línea de conducta que le marca su misión, con la que se 
 siente identificado. Vino y vivió para todos, a todos se dio y por todos 
 murió. | |||||||||||||||||||||||
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 5.3.5. Jesús, Hombre religioso | |||||||||||||||||||||||
| 
 Jesús se sometió siempre a 
 los ritos establecidos (Lc 2,21ss). Tenía por costumbre ir los sábados a la 
 sinagoga (Lc 4,16.31-33; 6,6; Mc 6,2), subía a Jerusalén en las grandes 
 fiestas (Jn 2,13; 7,2.14; 13,1; Mc 14,12), como estaba mandado, desde su 
 infancia (Lc 2,41-42), e incluso a otras menores (Jn 10,22-23). 
 Oraba, con frecuencia 
 retirándose a lugares apartados (Mc 1,35; Lc 9,29), incluso pasando la noche 
 en oración (Lc 6,12). Enseñaba a orar (Mt 6,5-15; Lc 11,2-4) y a orar con 
 confianza y perseverancia (Lc 11,5-14), sin desanimarse (Lc 18, 1ss) y con 
 humildad (Lc 18,9-14). A veces eleva su oración al Padre públicamente (Lc 
 10,21-22; Jn 11,41-42), también en el momento de la muerte en la Cruz (Mc 
 15,34; Lc 23,34.46). | |||||||||||||||||||||||
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 5.3.6. Jesús y la Ley | ||||||||||||||||||||||
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 Los evangelios dan 
 numerosas muestras de que Jesús conocía perfectamente la Torah, o Ley de 
 Moisés. Así como de que no sólo la aprendió, sino que la vivió y practicó e 
 incluso se preocupa de que otros la cumplan, como cuando manda a los 
 leprosos curados que vayan a presentarse al sacerdote (Mt 8,4; Lc 17,12-14). 
 Y afirma que no ha venido a destruir la ley sino a darle cumplimiento (Mt 
 5,17). 
 En los evangelios 
 encontramos también ocasiones en la que parece que Jesús no guarda el 
 descanso sabático o alguna otra prescripción como lavarse las manos antes de 
 comer, detalles que le echan en cara sus enemigos, pero lo que hace en 
 realidad es no someterse a las estrechas interpretaciones que de la Ley 
 hacían algunos fariseos. Los preceptos de la Ley están subordinados al bien 
 del hombre y no al revés (Mc 2,27; Lc 6,9). Jesús no se queda en la 
 observancia escrupulosa de los innumerables preceptos humanos de que había 
 sido rodeada la Ley sino en lo que la inspira, el auténtico amor a Dios y al 
 prójimo, pues en esto consiste, como afirma en línea con otros grandes 
 rabinos anteriores a Él, toda la Ley y los Profetas: no hay otro mandamiento 
 más importante (Mt 7,12; 22,36-40; Mc 12,29-31). | |||||||||||||||||||||||
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 5.3.7. El Templo y la sinagoga | |||||||||||||||||||||||
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 La vinculación de Jesús al
 Templo era la de cualquier judío piadoso: participar en el culto y 
 los sacrificios de las grandes fiestas y pagar el tributo para el 
 sostenimiento del mismo (Mt 17,24-27).  
 En los Evangelios se dice 
 que, cuando subía a las grandes fiestas, enseñaba en los atrios del Templo (Mc 
 12,35; Lc 19,47; 21,37-38; Jn 7,14. 8,2), como podían hacerlo otros 
 maestros, pues había zonas y dependencias para ello. 
 Con las autoridades 
 religiosas de Jerusalén, que integraban el sacerdocio oficial y pertenecían 
 a la secta de los saduceos, Jesús no tuvo contacto salvo en sus últimos 
 días, según los evangelios sinópticos, en los que chocó con ellos al 
 expulsar a los vendedores de los atrios del Templo (Mc 11,18 y par.) por lo 
 que le piden explicaciones sobre su autoridad para actuar así (Mc 11,27-28). 
 Este episodio el cuarto evangelio lo coloca al principio de la vida pública 
 de Jesús (Jn 2,13ss). Para ellos Jesús era una persona incómoda por lo que 
 conspiraron para matarle (Mc14,1.10-11; Mt 21,45-46; 26, 4.14-16; Lc 19,47; 
 Jn 11,46-52), situación que Jesús no ignoraba pero ante la que no se 
 acobardó, aceptándola como el cumplimiento de su misión (Mc 8,31; 9,31; 
 10,33-34). Una vez prendido, Jesús guardó silencio ante sus acusadores (Mc 
 14,60-61). 
 Más estrecha era la 
 relación de Jesús con la Sinagoga. Jesús acudía a la sinagoga, 
 especialmente los sábados “como era su costumbre”, nos dice Lucas (Lc 4,16). 
 En ellas participaba haciendo la lectura cuando era invitado y también 
 enseñaba (Mt 4,23; Mc 1,39; Lc 4,16-21.44; 6,6). Jesús trata con su 
 dirigentes, en alguna ocasión enfrentado a ellos (Lc 
 13,13) pero en otras atendiendo a sus necesidades (Mc 
 5,22-24.36-43). Asimismo se relaciona con los fariseos, maestros del 
 pueblo que tiene su centro religioso en la sinagoga. Con ellos debate 
 cuestiones (Mc 7,1-13; Mt 22,34-45), en ocasiones lo critican o atacan (Lc 
 15,2; 19,39; Mt 12,24; Mc 2,16) y en otras le invitan a comer (Lc 11,37; 
 14,1) o le avisan del peligro que corre (Lc 13,31). | |||||||||||||||||||||||
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 5.3.8. Jesús y el pueblo | |||||||||||||||||||||||
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 Las gentes de Galilea acuden a 
 Él para escucharle (Mc 2,1; 4,1; Mt 12,46; 13,1; Lc 5,1; 21,38) o para que 
 cure a sus enfermos (Mc 2,3; 3,10, 6,53-56; Mt 8,16), le buscan (Mc 1,37; 
 2,3ss; 3,7; 6,33) y le siguen (Mt 4,25; 12,15). Se admiran de su doctrina (Mc 
 2,12; Mt 7,28-29; 9,8; Jn 7,40; 12,18). También cuando sube a Jerusalén 
 acuden a escucharle (Lc 19,48;21,38). Sin embargo, no falta en ocasiones la 
 división de opiniones (Jn 7,41-43;12,18-19.34;42-43) 
 Para este pueblo, las 
 multitudes, mujeres, niños... Jesús siente una profunda compasión, los ve 
 como ovejas sin pastor (Mc 6,34; Mt 9,36), es sensible a sus carencias y 
 necesidades (Mc 8,1; Mt 15,32) , a sus sufrimientos (Lc 7,12-13), incluso en 
 los momentos en que es víctima de la tortura (Lc 23,28); se entrega a ellos 
 sin pensar en Él mismo (Mc 6,31-34) y ofrece su alivio a los que están 
 cansados y agobiados (Mt 11,28). 
 Ese pueblo son también los 
 publicanos, los pecadores y los marginados de cualquier clase (Mc 2,15, Lc 
 19,10), incluidos los leprosos (Lc 5,12-13), porque Él ha venido a buscar y 
 curar a los enfermos y pecadores (Mc 2,17; Mt 9,10-12; Lc 5,31). 
 Las mujeres, a las que 
 acepta en su compañía (Lc 8,1-3) y pone de ejemplo por sus acciones (Lc 
 21,1-4) o como protagonistas de sus parábolas (Mt 13,33; Lc 15,8-10), y los 
 niños (Mc 10,13-16; Mt 18,2-4.10; 19,13-14; Lc 18,15-17) son también objeto 
 de la atención de Jesús. 
 Jesús que ha sido en su 
 vida oculta y sigue siendo durante su misión pública parte de ese pueblo, 
 con el que se identifica y a quien ama, no se deja halagar por él (Mc 
 10,17-18) ni busca el aplauso de las gentes. Realiza con libertad su misión 
 tanto respecto de su familia (Mc 3,20) como de las tradiciones (Mc 7,5ss), 
 de sus oponentes (Mc 12,13-17) o de los poderes (Mc 11,27-29; 14, 60ss; 15, 
 2ss; Lc 13,31-33). Cuando sus gestos pueden ser interpretados con un sentido 
 temporal se aparta de las multitudes (Mc 1,38; Lc 5,1516; Jn 6,14-15). | |||||||||||||||||||||||
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 5.3.9. Jesús y los grupos sociales, religiosos y políticos de su tiempo | ||||||||||||||||||||||
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 Jesús no se vincula a 
 ningún grupo o corriente social, política o religiosa. Por su actividad de 
 maestro del pueblo y su vida, a la que más próximo estaría es a los 
 fariseos, aunque no militaba entre ellos e incluso aparece enfrentado a 
 ellos debido a sus legalismos, pero también debate con ellos cuestiones 
 doctrinales y acepta ser invitado a su mesa. 
 Jesús tampoco rehúsa el 
 trato con otros grupos muy distantes de ellos, como los publicanos o 
 recaudadores de tributos para Roma (Mc 2,15), de los cuales había uno entre 
 sus discípulos más próximos (Mt 9,9) como había también un zelota (Mc 
 3,18), movimiento nacionalista que se oponía a la dominación.  
 Su distancia era mayor con 
 los saduceos (Mc 12,18ss), corriente a la que pertenecían los altos 
 sacerdotes y dirigentes del Templo de Jerusalén y también lo grandes 
 terratenientes. 
 Con las autoridades de 
 los ocupantes romanos no aparece en conflicto ni incita a la rebelión. 
 Enseña que debe pagarse el tributo al César (Mc 12,17). Cura a un criado del 
 centurión de Cafarnaum y alaba la fe de este gentil (Mt 8,5ss).  
 De Herodes Antipas, 
 a cuya jurisdicción pertenecía como galileo, dijo en una ocasión que era un 
 zorro (Lc 13,32) y que había que guardarse de su levadura (Mc 8,15). 
 En los evangelios también 
 aparece Jesús en relación con los samaritanos, enemistados con los 
 judíos. Jesús no rehúsa el trato con ellos: Habla con una mujer samaritana y 
 permanece unos días en una aldea de Samaria (Jn 4,7-9.40), cura a un leproso 
 samaritano junto con otros y resalta su gesto de gratitud (Lc 17,15-19), en 
 su enseñanza llega a poner a un samaritano como ejemplo de amor al prójimo (Lc 
 10,30ss) y reprende a sus discípulos cuando quieren pedir que baje fuego 
 sobre una aldea samaritana que no quiso recibirles camino de Jerusalén (Lc 
 9,53-56). 
 No faltan tampoco pasajes 
 en los que Jesús trata con paganos. Hacia ellos aparecen actitudes 
 contrapuestas. Por un lado prohíbe a sus discípulos cualquier actividad 
 misionera con los paganos (Mt 10,5) y tiene palabras muy duras para una 
 mujer sirofenicia que le pide la curación de su hija (Mc 7,27). Por otro, 
 atiende y cura a los gentiles, como al criado del centurión (Mt 8,5-13), al 
 endemoniado de Gerasa, aunque no le permite unirse a su grupo (Mc 5,1-20), a 
 los enfermos que venían en grupos de Tiro y Sidón para escucharle (Mc 3,8) y 
 a la hija de la misma mujer sirofenicia de la que reconoce su gran fe (Mc 
 7,29). A los paganos les promete participar en la salvación (Mt 8,11; 
 21,43;) y afirma que todos los pueblos comparecerán ante el tribunal de Hijo 
 del Hombre (Mt 25,32). | |||||||||||||||||||||||
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 5.3.10. Jesús, el Maestro | |||||||||||||||||||||||
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 Jesús, una vez iniciada su 
 misión, es conocido, y así era llamado por sus contemporáneos, como Maestro 
 o Rabí (Mc 4,38; 9,17.38.; 10,17.35; 11,21; 12,14.19.32; Lc 7,40; 12,13; Jn 
 1,38.49; 3,2; 6,25; 8,4; 9,2; 20,16; etc.).  
 Este título solía darse a 
 cualquiera que, versado en la Ley, reunía junto a sí algunos discípulos. 
 Pero Jesús no ha conseguido este título en ninguna escuela (Jn 7,15). Es el 
 reconocimiento público de su actividad y de su doctrina, a la cual las 
 gentes reconocen una autoridad no conocida en otros maestros (Mt 7,29). 
 Aunque hay quienes por ello se escandalizan (Mc) o recelan (Mc 2,6-7; 6,2-3; 
 Jn 6,42.61). El mismo Jesús reconoce para sí este título (Mc 14,14; Jn 
 13,13). 
 Como Maestro o Rabí 
 itinerante desarrolla su misión predicando y enseñando públicamente a las 
 multitudes (Mc 2,13; 4,1; 6,34; 8,1; Lc 12,1; etc.), a grupos más o menos 
 pequeños (Mc 2,2; 4,10; 7,1) o a personas determinadas (Mc 10,17-20; Lc 
 10,39-42; Jn 3,1-21; 4,7-26). 
 Jesús enseña siempre y en 
 cualquier lugar: en las sinagogas (Mc 1,21; 6,2; Lc 4,15ss), en las plazas 
 de ciudades y aldeas (Mc 6,6; Lc 8,1; 13,22), en una casa (Mc 2,1), a la 
 orilla del Lago (Mc 2,13; 6,34; Lc 5,13), en el campo (Lc 6,17), en el monte 
 (Mt 5,1-2), yendo de camino (Mc 8,27) o haciendo en la barca la travesía del 
 lago (Mc 9,31) e incluso en el Templo de Jerusalén (Mc 12,35; Lc 20,1; 
 21,37-38; Jn 8,2). 
 Muchos le 
 escuchan pero algunos le siguen como discípulos (Lc 6,12; Mc 3,7;8,34; Jn 
 6,66).  
 Los 
 Evangelios nos presentan un grupo de discípulos que junto con algunas 
 mujeres (Lc 8,1-3) le siguen de manera estable y a los que dirige su 
 enseñanza de forma particular (Mc 9,31; 4,34; Mt 16,13). De algunos de estos 
 discípulos narran su vocación (Mc 1,16-20; 2,14; Jn 1,37ss), así como la 
 institución de un grupo diferenciado que denominan como los Doce, a los que 
 les da una formación especial (Mc 6,30-31; 10,32-34) asociándolos de manera 
 particular a su misión (Mc 3,14-15; 6,7). Aún dentro de este grupo hay tres 
 de los que se hace acompañar en ocasiones excepcionales (Mc 5,37; 9,2; 
 14,33). 
 Jesús trata 
 a sus discípulos, especialmente a ese grupo que le acompaña habitualmente, 
 como amigos, compartiendo con ellos su vida en confianza y mutua simpatía y 
 amor (Mc 10,24-27; Lc 12,4.32; Jn 15,15). Los defiende de quienes les acusan 
 de faltar a la Ley (Mc 2,24-26; Mt 15,1ss) o de no observar ciertas 
 prácticas religiosas (Mt 9,14-15), les confía sus inquietudes (Mt 17,24-27), 
 les abre su corazón (Jn 13,31-17,26) y anuncia los sucesos que le esperan (Mc 
 8,31; 9,31), con ellos sube a Jerusalén para las fiestas (Mt 26,1.17; Lc 
 9,51,55) y con el grupo que le acompaña celebra la Pascua (Mc 14,12). 
 A veces 
 tiene que corregirlos, en incluso regañarlos por su falta fe y de confianza 
 en Él (Mt 14,31; Mc 4,37-41) y porque no acaban de entenderle ni a Él ni el 
 sentido de sus palabras y su misión (Mc 8,14-21; Lc 9,55). Unas veces lo 
 hace con grandes dosis de paciencia (Mc 10,41-45; Lc 22,31-33) y otras 
 emplea un lenguaje duro (Mc 8,33). 
 Ellos, que 
 en ocasiones han mostrado su adhesión (Jn 6, 68-69) y hecho solemnes 
 promesas de fidelidad (Mt 26,33.35; Jn 13,37), en los momentos decisivos le 
 abandonan (Mc 14,50), le niegan (Mc 14,66-70) e incluso le traicionan (Mc 
 14,10). Aunque uno de ellos, junto a la Madre de Jesús y las mujeres, estuvo 
 en el Calvario (Jn 19,25-27). 
 Pero Jesús, 
 una vez resucitado los busca y les confía la misión de anunciar la salvación 
 en su nombre (Lc 24,36-48). | |||||||||||||||||||||||
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 5.3.11. 
 
 Los 
 acontecimientos decisivos | |||||||||||||||||||||||
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 Toda la vida de Jesús tiene un 
 punto culminante hacia el que se dirige: su “hora”, la hora de pasar de este 
 mundo al Padre (Jn 13,1) que tantas veces anunció (Mc 8,31; 9,31; 10,33-34), 
 a la que se dirigió con decisión (Lc 9,51; 19,28) y que es la culminación de 
 su misión (Jn 12,27-28). | |||||||||||||||||||||||
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 5.3.11.1. 
 
 La Última Cena | |||||||||||||||||||||||
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 Jesús había 
 subido a Jerusalén con sus discípulos a celebrar la Pascua. Al aparecer la 
 primera estrella, momento en que comienza el día para los judíos, Jesús, se 
 sienta a la mesa con sus discípulos para celebrar la cena ritual de la 
 Pascua judía (Lc 22,13-15). Aunque las diferencias entre el Evangelio de 
 Juan y los sinópticos han suscitado discusiones sobre el carácter de la cena 
 que celebró Jesús con sus discípulos aquel último día, existen razones 
 suficientes para afirmar que lo que celebraron fue la cena pascual judía 
 según el ritual establecido [Consultar: La Pascua de Jesús en su Tiempo y 
 en el Nuestro. Vicente Serrano. 
 Ediciones San Pablo]. En aquella cena, Jesús introduce unas palabras nuevas 
 (Lc 22,19-20) con las que instituye la Eucaristía: Recoge un rito que 
 existía y le da un contenido nuevo, con el mandato de repetirlo en memoria 
 suya (Lc 22,19). De este modo, aquella cena que conmemoraba y actualizaba 
 una libertad, la de Israel de la esclavitud de Egipto, por la sangre del 
 cordero, sería en adelante la cena de otra libertad, ofrecida y abierta a 
 todos los hombres, la de la esclavitud más profunda del mal y del pecado, 
 por la sangre de Jesús, cordero de la nueva Pascua. | |||||||||||||||||||||||
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 5.3.11.2.
 El proceso | |||||||||||||||||||||||
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 Terminada la cena, como 
 otras noches estando en Jerusalén, salió a las afueras de la ciudad y se 
 retiró a orar (Lc 22,19). Estando en oración tuvo lugar su agonía (Lc 
 22,41ss y par.), el prendimiento por parte de los guardianes y servidores 
 del Templo, dirigidos por Judas Iscariote y el abandono de sus discípulos 
 que huyeron (Mc 14,43-52). Fue conducido al palacio del Sumo Sacerdote. Aquí 
 es interrogado y vejado (Mc 14,53-65). Pasada la noche, es conducido al 
 Prefecto romano para acusarlo y pedir su ejecución, a la que accede bajo la 
 presión de las autoridades religiosas y de la multitud manipulada por ellos. 
 Allí, en el palacio del Procurador, es flagelado por orden de éste y sufre 
 de nuevo las burlas de sus verdugos que le coronan de espinas y le atavían 
 de rey (Mc 15,1-20). 
 También aquí las 
 diferencias entre los relatos evangélicos han suscitado discusiones entre 
 los estudiosos. Sin entrar en ellas, y para entender desde un punto de vista 
 humano estos hechos, hay que precisar algunos aspectos: 
- 
 Lo que atrajo sobre Jesús la enemistad de los dirigentes religiosos de su 
 pueblo fue la libertad con que actuaba, exenta de todo compromiso y siempre 
 fiel a la Misión que del Padre había recibido. 
 - Quienes condenan a Jesús 
 y lo llevan ante el Procurador, porque ellos no podían ejecutar una 
 sentencia de muerte, son los Sumos Sacerdotes, instigadores y promotores de 
 la conjura, los ancianos y los servidores del Templo, todos ellos saduceos.
  
 - Ni ante el Sanedrín ni 
 siquiera ante el Procurador parece que existieran verdaderos juicios con los 
 requisitos formales exigidos, pues los interrogatorios en ambos casos están 
 llenos de irregularidades. 
 - La sentencia de muerte, 
 como correspondía legalmente, la dictó el Procurador romano. Sin ésta 
 hubiera sido imposible la crucifixión. 
 - El pueblo, que aparece 
 implicado en la condena de Jesús según los relatos (Mt 27,25), son los que 
 cabían en el reducido espacio ante el pretorio, la gente concentrada para 
 pedir, según la tradición, la liberación de un preso con motivo de la Fiesta 
 (Mt 27,5). Pero junto a estos hay una gran muchedumbre y mujeres que 
 lloraban que siguieron a Jesús en su camino al Calvario (Lc 23,27.48). | |||||||||||||||||||||||
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 5.3.11.3.
 La muerte | |||||||||||||||||||||||
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 Desde un punto de vista 
 humano, la causa de la muerte de Jesús fue política: Amenazaba el orden 
 establecido y guardado por la “pax romana”. Ésta fue la acusación que los 
 Sumos Sacerdotes hicieron ante Pilato, proclamarse rey, como se escribió en 
 la tablilla que publicaba la causa de la condena. 
 La crucifixión era el modo 
 de ejecución para este tipo de delito empleado por los romanos. Un tormento 
 tremendamente cruel, en que el reo acaba muriendo por asfixia. 
 Jesús, extremadamente 
 debilitado por las torturas padecidas, muere más deprisa que lo esperado por 
 los ejecutores. 
 Ha entregando su vida 
 libremente (Jn 10,18) y, consciente de consumar con ello la misión para la 
 que el Padre le ha enviado al mundo (Jn 12,27), muere perdonando (Lc 23,34). | |||||||||||||||||||||||
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 5.3.11.4.
 La Resurrección | |||||||||||||||||||||||
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 Cuando los dirigentes 
 religiosos de Jerusalén y las poderosas familias sacerdotales vieron morir a 
 Jesús, pensaron que todo había acabado y que aquel galileo habría sido uno 
 más de los falsos mesías que por entonces aparecieron. Pero pocos días 
 después empezó a correr por Jerusalén la noticia de que había resucitado. 
 Así lo proclamaron los discípulos ante la gente en la fiesta de Pentecostés 
 (Hch 2,14 ss). 
 El sepulcro vacío y las 
 apariciones a las mujeres y los discípulos son los datos que nos transmiten 
 los evangelios sobre este hecho extraordinario, que ni ellos mismos 
 aceptaron en principio con facilidad (Lc 24,11.17; Jn 20,25), pero con el 
 que empieza la fe en Jesucristo que da origen a las primeras comunidades 
 cristianas, ha alimentado a la Iglesia a lo largo de los siglos y cambió el 
 curso de la Historia. | |||||||||||||||||||||||
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    6.- BREVE RESEÑA DE CADA UNO 
    DE LOS LIBROS DE LA BIBLIA | |||||||||||||||||||||||
| (Seguimos el orden tradicional en el que aparecen los libros en la mayor parte de las traducciones de uso corriente) | |||||||||||||||||||||||
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    6.1.
    ANTIGUO TESTAMENTO | |||||||||||||||||||||||
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    Esta formado por los 
    cinco primeros libros de la Biblia, constituyen la Ley (Torá) de los judíos. 
    La denominación de cada uno de los libros que hoy conocemos, es la que les 
    da la Biblia griega que los denomina por su argumento. En estos cinco libros 
    encuentran los judíos el fundamento de su religión. |  | ||||||||||||||||||||
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|  | 
    Contiene la respuesta del pueblo de Israel, a las 
    preguntas que como todos los pueblos de su entorno (Oriente medio) se hizo 
    sobre el origen del mundo que contemplaba y sobre sus propios orígenes. 
    Tomando elementos comunes en todas las culturas del Oriente Medio antiguo 
    descubrió que todo era consecuencia del amor Yahveh a su pueblo. 
    Esa Historia de amor empezó cuando Dios creó el 
    mundo. Es lo que narra en sus primeros capítulos. 
    La narración de la 
    creación del mundo está hecha de un modo simbólico: Dios va creándolo todo: 
    la luz, el día... y por fin crea al hombre (Gn 1, 26-27). 
    Cuando Dios vio lo que 
    había creado, vio que era bueno. Pero el hombre desobedeció a Dios y tuvo 
    que abandonar el paraíso. Con su desobediencia entró el desorden en la 
    creación. Desde entonces el hombre vivió esclavo del pecado. 
    Pero como Dios seguía 
    amando al hombre, eligió a uno para hacer de él un pueblo que 
    fuera fiel a Dios. Este 
    hombre se llamaba Abram. La historia de Abram y los demás patriarcas, cuyo 
    modo de vida era similar al de los demás pueblos del próximo oriente, 
    explican el origen del pueblo de Israel. Esta historia, que se narra a 
    partir del Capítulo 12, no es una historia en el sentido moderno de la 
    palabra, sino un relato, transmitido primero oralmente, cuya finalidad es 
    expresar el plan divino sobre el pueblo de Israel. | ||||||||||||||||||||||
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|  | 
    El libro del Éxodo 
    contiene los dos grandes acontecimientos que están en el centro de toda la 
    historia de la salvación: la liberación de Egipto y la Alianza del Sinaí. 
    Normalmente se data en el s. V aC, aunque los hechos a los que se refiere 
    abarcan desde el s. XIV aC., época de los faraones que levantan los grandes 
    monumentos de Egipto, hasta el s. XIII aC. 
    El relato del libro del 
    Éxodo retoma la historia de los descendientes de Abraham que habían emigrado 
    a Egipto porque la tierra donde vivían se vio asolada por el hambre, pero, 
    en realidad, entre los últimos Patriarcas y la época de Moisés transcurren 
    430 años de los que no hay noticia. Según relata el Éxodo, con el tiempo, 
    los egipcios, que eran un pueblo poderoso, los sometieron a la esclavitud. 
    Yahveh recordando su promesa a Abraham eligió a Moisés para que los librase 
    (Éxodo 3,9-10). Moisés, sacó, con la ayuda de Yahveh, a los hebreos de 
    Egipto y los condujo por el desierto a la Tierra Prometida. Camino de la 
    Tierra Prometida, mientras atravesaban el desierto, Yahveh hizo Alianza con 
    su pueblo en el monte Sinaí (Éxodo 19, 5-6) 
Este libro contiene 
    relatos procedentes de fuentes muy diversas, algunas muy antiguas como el 
    “Cántico de María”, una de las primeras obras de la poesía hebrea. Los 
    núcleos primitivos se transmitieron oralmente y cada tribu fue introduciendo 
    nombres o hechos de la propia tradición. Contiene relatos de carácter épico 
    a través de los cuales expresa un hecho trascendental: la actuación de 
    Yahveh en la historia de Israel. | ||||||||||||||||||||||
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|  | 
    Es un libro litúrgico y legal 
    con normas sobre la tienda de reunión del pueblo y los sacrificios, etc. 
    Contiene normas y leyes, muchas de ellas de conducta moral muy elevada, que 
    son formas de santidad a la que está llamado todo el pueblo. Estas normas y 
    leyes convergen en la máxima “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Lv 
    19,18). Aunque los hechos a que se refiere corresponden al tiempo de Moisés 
    y en su núcleo fundamental contenga tradiciones antiguas, su fecha de 
    composición hay que situarla en el tiempo del exilio o poco después, como 
    resultado de la reflexión de sacerdotes desterrados. | ||||||||||||||||||||||
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|  | 
    Este libro, como los demás del Pentateuco, provine de 
    varias fuentes de diversas épocas. Más que una narración es un tratado 
    teológico, una interpretación sacerdotal de acontecimientos anteriores. 
    Describe la formación del pueblo que comienza en los últimos días de su 
    estancia en el Sinaí y termina cuando acampan en los llanos de Moab junto a 
    Canaán. Enseña cómo Yahave actúa en la historia, cómo habita en su pueblo y 
    cómo, a pesar de la infidelidad de éste, cumple su designio de amor y lleva 
    al pueblo a la Tierra Prometida. | ||||||||||||||||||||||
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|  | 
    Deuteronomio significa “segunda Ley” y es el nombre 
    que se da a este libro en la Biblia Griega. Relata la misma historia bajo la 
    forma de siete discursos de Moisés en los llanos de Moab. Contiene una 
    teología de la Alianza y sus exigencias morales, así como la respuesta del 
    pueblo que se expresa en el “Shema” (Dt 6,4), profesión de fe del pueblo 
    judío hasta la actualidad. Este libro, según la investigación actual, 
    contiene tradiciones muy antiguas transmitidas en el Reino del Norte y 
    recopiladas después en Judá. La fecha de composición puede situarse en 
    tiempo del Exilio y constituye el núcleo de la tradición deuteronomista. | ||||||||||||||||||||||
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    Los libros que tradicionalmente se agrupan en 
    nuestras Biblias bajo este nombre no son 
    historias en el sentido 
    que nosotros entendemos la historia. En la Biblia hebrea no existe esta 
    denominación. Llama "Profetas anteriores" a Josué, 
    Jueces, 1-2 Samuel y 1-2 Reyes, pues 
    narran hechos históricos desde la fe "yahvista". Rut, 1-2 de las Crónicas, 
    Esdras, Nehemías y Ester, están comprendidos entre los Escritos. Tobías, 
    Judit y 1-2 Macabeos no son admitidos como libros sagrados por los judíos.
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    Es la continuación del 
    Pentateuco. En el libro de Josué se encuentra el cumplimiento de la promesa 
    repetida en los primeros cinco libros. Contiene relatos de conquista de 
    ciudades cananeas por los hebreos bajo el mando de Josué después de morir 
    Moisés, así como otros sobre el reparto de la tierra de Canaán entre las 
    tribus. 
    En su primera parte 
    muestra la preocupación por la influencia de las costumbres cananeas que 
    podría desviarles de la fidelidad a Yahveh, por lo que los cananeos deben 
    ser totalmente destruidos. En la segunda, posiblemente escrita en el Exilio, 
    se presenta a Josué distribuyendo el territorio entre las tribus. Resalta 
    cómo la acción de Yahaveh es la que hace posible la conquista de la tierra e 
    insiste en el tema de la Alianza y la exigencia de fidelidad del pueblo, que 
    ha sido escogido gratuitamente, para poseer la tierra. |  | ||||||||||||||||||||
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    Asentados en Canaán el 
    pueblo se contamina con las costumbres cananeas y Yahveh, al mismo tiempo 
    que les hizo conocer las consecuencias de su pecado y de su infidelidad a la 
    Alianza, les envió hombres carismáticos que les libraron de sus enemigos. 
    Estos hombres fueron los Jueces. 
    El libro de los jueces 
    incluye una serie de narraciones comprendidas entre la muerte de Josué y el 
    nacimiento de Samuel. Las más antiguas proceden de traiciones ancestrales de 
    héroes de las distintas tribus. En los primeros tiempos de la monarquía se 
    añadieron nuevas narraciones y se les dio un nuevo significado para que las 
    viejas leyendas adquirieran dimensiones nacionales. |  | ||||||||||||||||||||
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    Estos dos libros hablan 
    del juez Samuel y de los primeros reyes de Israel, Saúl y David. En 
    principio formaban una unidad y se dividieron en dos en la Biblia Griega. 
    En ambos libros se 
    entremezclan diversas narraciones y hay repeticiones y contradicciones 
    frecuentes. De sus relatos se desprende que el pueblo creyó que la solución 
    de sus males estaba en tener un rey como los demás pueblos. Por orden de 
    Yahveh, Samuel, el último de los Jueces, consagró al primer rey, Saúl.
    Así nació la monarquía que permaneció unida bajo sus sucesores David y 
    Salomón, pero se dividió a la muerte de éste, surgiendo dos reinos 
    distintos: Israel, al norte, con diez tribus, y Judá, al sur, 
    con dos tribus. |  | ||||||||||||||||||||
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    También estos dos 
    libros formaban en su origen uno solo y fueron divididos en la Biblia Griega 
    donde formaban con 1 y 2 Samuel el conjunto de los llamados Libros de los 
    Reinos. 
    Comienzan con la 
    sucesión de David y presentan una visión teológica del reinado de Salomón, 
    la división de los reinos y su existencia separada hasta su respectiva 
    destrucción. El Reino del Norte, Israel, desaparece en el 722 aC conquistado 
    por los asirios, que deportaron a gran parte de su población. Estas tribus 
    llegan a desaparecer de la Historia, por eso en adelante se hablará de un 
    solo pueblo al que se llamará judío porque desciende la tribu de Judá. El 
    Reino del Sur, Judá, permaneció independiente hasta el 586 aC, que 
    fue conquistada por los babilonios, quienes también desterraron a la gente 
    principal. Pero éstos retornaron. 
    En estos libros 
    aparecen nuevos personajes: los profetas, y contienen la historia de los dos 
    primeros grandes profetas de Israel: Elías y Eliseo, defensores de la fe 
    yahvista. |  | ||||||||||||||||||||
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    Estos dos libros con 
    Esdras y Nehemías, constituían en su origen un conjunto que pretendía ser la 
    Historia de Israel desde los orígenes del mundo. Los cuatro libros, cuyo 
    autor se conoce con el nombre del Cronista, ofrecen una visión teológica de 
    esa Historia. 
    El libro Primero de las 
    Crónicas contiene las tablas genealógicas de esos orígenes y cuenta la 
    historia del Reino a partir de la muerte de Saúl, incluyendo la organización 
    del culto del templo cuya edificación, según este libro, prepara David. 
    El Segundo, narra el 
    reinado de Salomón y la construcción y dedicación del templo por este Rey. 
    Continúa con la historia del Reino de Judá hasta la deportación a Babilonia. |  | ||||||||||||||||||||
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    Estos dos libros narran las misiones de ambos personajes para reconstruir, 
    tras el retorno del Exilio, material y moralmente al pueblo, que vive una 
    realidad lejana de los anuncios de los profetas: Judá se reduce a un pequeño 
    territorio empobrecido, dentro de una satrapía persa, lo cual choca con las 
    esperanzas de triunfo y derrota de los enemigos suscitadas por aquellos 
    anuncios. |  | ||||||||||||||||||||
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    Libro tardío. Probablemente del s. IV aC. Parece 
    suponer una antigua tradición sobre el origen moabita de Rey David del que 
    Rut es ascendiente. Es un libro de edificación que cuenta el destino de dos 
    mujeres: Noemí y Rut, que se mantienen fieles y unidas en la buena y mala 
    fortuna. El nacimiento de un niño es signo de los tiempos mejores que se 
    esperan. |  | ||||||||||||||||||||
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    Narración novelada con finalidad de enseñar y 
    edificar, que cuenta la historia de un judío piadoso que vive en Nínive y 
    permanece fiel a Yahveh en medio de una sociedad pagana. Habiendo quedado 
    ciego, Yahveh le hace recobrar la vista por medio de un ángel: Rafael. La 
    enseñanza es que el mal y el fracaso son transitorios y que vendrá la 
    prosperidad si uno observa la Ley y ejerce la caridad con el prójimo. Su 
    fecha de composición más probable es la primera mitad del siglo II aC. |  | ||||||||||||||||||||
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    Libro tardío de la mitad del s. II aC. Es una 
    interpretación novelística de la Historia de Israel. Judit no existió como 
    personaje histórico. Es un prototipo de que Yahveh salva a su pueblo, -en 
    este caso por una mujer- cuando se vuelve y confía en Él. |  | ||||||||||||||||||||
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    Es también otra narración novelada del s. II aC. en 
    la época macabea. Su enseñanza es que los enemigos del pueblo judío, a pesar 
    de su aparente triunfo, terminarán por ser castigados, mientras el pueblo 
    será salvado y recompensado. 
    Ambientada en la corte de Persia, refleja, en 
    realidad, la persecución del tiempo de Antioco IV Epífanes. Hay detalles de 
    crueldad. |  | ||||||||||||||||||||
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    Es la historia de la revuelta de los Macabeos y su 
    triunfo ante los reyes helenistas de Siria. No son dos partes de la misma 
    historia, sino dos obras sobre un mismo tema. 
    El Primero es más bien un 
    libro de batallas, con muy poco culto y devoción personal en el que Yahveh 
    apoya a los combatientes de manera providencial. 
    El Segundo es una narración bastante teatral, no una 
    historia. Aprovecha datos de la historia para una enseñanza religiosa acerca 
    de la elección de Israel, la Alianza, el Templo, la Resurrección, etc. |  | ||||||||||||||||||||
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    La tradición cristiana 
    distingue cuatro Profetas mayores: Isaías, Jeremías (a quien se añade 
    Lamentaciones y Baruc), Ezequiel y Daniel; y doce menores: Oseas, Joel, 
    Amós, Abdías, Jonás Miqueas, Nahum Habacuc, Sofonías, Ageo, Zacarías y 
    Malaquías. Esta distinción sólo se debe al volumen de sus oráculos. En la 
    Biblia hebrea, exceptuando el libro de Daniel que se encuentra entre los 
    Escritos, a todos estos libros se les denomina Profetas posteriores. |  |  | ||||||||||||||||||
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    Contemporáneo de Amós y Oseas, pero en el Reino del 
    Sur (Judá), fue 
    Isaías, uno de los grandes profetas, 
    cuyos oráculos dirigidos a 
    su Reino eran similares y tenían la misma finalidad que los que aquellos 
    dirigieron al reino del Norte. Isaías (Is 1-39) es el anunciador del tiempo 
    mesiánico, unos tiempos ideales futuros que eran como un retorno a la época 
    del paraíso. Los cristianos, más tarde, verán cumplidos dichos oráculos en 
    la persona de Jesús. 
     En el mismo libro de Isaías se encuentran oráculos de 
    otros dos profetas cuyos nombres desconocemos: uno en los capítulos 40-55 a 
    cuyo autor se le ha dado el nombre de Segundo Isaías. Se supone que 
    vivió en el exilio de Babilonia en la segunda mitad del s. VI aC y su misión 
    fue dar ánimos a los desterrados y alentar su esperanza de un pronto retorno 
    a Judá. Por eso se le conoce como el 
    "profeta 
    de la consolación". 
    Entre sus oráculos se encuentra el celebre poema del "Siervo de Yahveh", que 
    los cristianos hemos identificado con Cristo 
     El otro profeta, al que se le ha dado el nombre de
    Tercer Isaías y se supone que vivió en Jerusalén después del retorno 
    de los exiliados, por tanto al final del s. VI aC., tiene sus oráculos en 
    los capítulos 56-66 del mismo libro de Isaías. Su misión fue despertar las 
    esperanzas del pueblo ante las dificultades existentes y la frustración que 
    se apoderó de muchos, al no ver plasmados los tiempos ideales que les habían 
    anunciado. |  | ||||||||||||||||||||
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    También del reino del Sur, posteriores a Isaías, son 
    Jeremías y Ezequiel. Jeremías, natural de una población próxima a Jerusalén, 
    a finales de la 
    monarquía y del siglo VII aC., 
    tuvo la difícil misión de 
    condenar los pecados de los dirigentes políticos y religiosos y de favorecer 
    un entendimiento con los babilonios, la potencia política y militar de aquel 
    tiempo. Combate la idolatría instaurada por el rey Manasés. Con su enseñanza 
    contribuyó a propiciar el clima del que nació la reforma religiosa del rey 
    Josías. Cuando los Babilonios conquistaron Jerusalén (586 aC.) pudo 
    permanecer en la ciudad con los que allí se quedaron, pero desde Judá ayudó 
    a mantener el ánimo de los exiliados. Por sus oráculos fue considerado 
    traidor, perseguido e incluso condenado a muerte y posteriormente salvado. 
    Aunque llegó a sentir la desesperación pudo más la fuerza de la Palabra de 
    Dios. |  | ||||||||||||||||||||
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    Según la tradición, 
    Jeremías sería el autor de este libro que se compone de cuatro elegías, 
    mezcladas con plegarias a Yahveh y confesión de los pecados, y una oración 
    comunitaria por Jerusalén tras su destrucción por los babilonios. 
    Los lamentos fueron 
    escritos por un testigo ocular que expresa su sentimiento personal así como 
    la reflexión  que le lleva a dar a los hechos un sentido teológico: La 
    destrucción de Judá es consecuencia de la ira de Yahaveh a causa de los 
    pecados del pueblo, siendo los principales responsables los sacerdotes y los 
    profetas cultuales. Indica, como medios para superar la crisis de fe, la 
    oración y el arrepentimiento. |  | ||||||||||||||||||||
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    Baruc fue secretario y 
    compañero de Jeremías, aunque el libro que lleva su nombre no le pertenece. 
    Su composición se debe a varios autores y no es anterior al año  300 aC. El 
    autor se sirve de la historia del Exilio para señalar a la diáspora 
    helenista el camino de la salvación y darle confianza en ella. |  | ||||||||||||||||||||
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    Procedía de una familia 
    sacerdotal y fue deportado en el año 597 aC. (primera deportación). En 
    Babilonia recibió su vocación profética. Igual que Jeremías en Jerusalén, 
    Ezequiel ejerció un gran influjo entre los deportados. La acción de 
    estos dos grandes profetas fue determinante en la renovación espiritual del 
    pueblo. 
    A Ezequiel se le ha 
    llamado padre del judaísmo. Cambió la concepción de Yahveh como Dios de un 
    territorio anunciando la presencia divina allí donde están los creyentes. 
    Asimismo enseña que la responsabilidad personal, el valor de la conducta 
    humana y la conversión del corazón por la fuerza del espíritu de Dios es lo 
    que hace irrevocable la Alianza. |  | ||||||||||||||||||||
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    Entre los libros proféticos se encuentra en muchas 
    Biblias, después del libro de Ezequiel, el de Daniel como uno de los 
    profetas mayores; pero ni en la Biblia hebrea, ni en las modernas versiones 
    (cfr. Cantera-Iglesias) se halla en el apartado de los profetas sino entre 
    los Escritos (3ª parte de la Biblia). Es un libro difícil, en gran parte 
    apocalíptico, que surge, como otros muchos -Tobías, Judit, Ester- en 
    el tiempo de la persecución de Antioco IV Epífanes (reino helenista de 
    Siria) que quiso imponer a los judíos no sólo la cultura helenista sino la 
    religión. Describen una situación semejante de dominio extranjero y 
    persecución para animar a permanecer fieles a Yahveh y a su religión, como 
    los protagonistas de dichos libros. 
    El libro de Daniel tiene dos partes. La primera es la 
    historia de Daniel y sus compañeros, la segunda, las visiones de 
    Nabucodonosor y su interpretación. El mensaje de ambas es que Dios triunfa y 
    los poderes del mal serán derrotados, por eso quienes permanecen fieles 
    también alcanzarán el triunfo. |  | ||||||||||||||||||||
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    Contiene una serie de 
    Oráculos pronunciados en ocasiones diferentes que fueron agrupados por los 
    discípulos del profeta. Amonesta a un pueblo que había adquirido prosperidad 
    económica y a causa de ella cayó en la relajación religiosa y moral. 
    Denuncia las injusticias sociales y las guerras fraticidas que vive el 
    pueblo. Anuncia la restauración basada en la fuerza liberadora de Dios. |  | ||||||||||||||||||||
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    Parece que Joel fue un 
    profeta cultual asociado al templo y su mensaje es escatológico. Habla del 
    “Día de Yahveh” como día de salvación para Israel. Es un libro postexílico 
    tardío. |  | ||||||||||||||||||||
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    Procedente de la parte 
    oriental del desierto de Judea, deja su ganado y hacienda para cumplir su 
    misión profética en el Reino del Norte, donde denuncia los males sociales 
    que existen en el reinado de Jeroboam II, tiempo de prosperidad de la que 
    sólo disfrutan unos pocos. Combate la idea de que la “elección” garantizaba 
    para Israel la protección de Yahveh así como la actitud de sustituir las 
    exigencias de la Alianza por el culto. Anunció la ruina de Israel si no 
    hacía penitencia, lo que sucedió poco después cuando el Reino fue arrasado 
    por los Asirios. |  | ||||||||||||||||||||
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    Es el libro más corto 
    del Antiguo Testamento. Va dirigido contra Edom que quedó como prototipo de 
    pueblo opresor de Israel. Se compone de cinco dichos que contienen una 
    promesa para Israel. Es probable que Abdías fuera uno de los profetas 
    cultuales que quedaron en Palestina después de la deportación a Babilonia. 
    Habla, como Joel, del “Día de Yahveh” como día de juicio contra las naciones 
    que oprimen a Israel. |  | ||||||||||||||||||||
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    El libro de Jonás no es 
    un libro profético, aunque tanto la tradición judía como la cristiana le 
    colocan entre los profetas. Fue escrito por un autor piadoso con miras más 
    universalistas que sus contemporáneos para hacer ver que Yahveh es también 
    Dios de los demás pueblos, incluso de los Asirios, pueblo prototipo de los 
    perseguidores de Israel. Describe a un profeta rebelde que quiere escapar de 
    la misión que se le propone y se enoja porque, en vez de cumplir su amenaza, 
    Dios se apiada de aquel pueblo que hizo penitencia. Parece que fue escrito 
    hacia el siglo IV aC. |  | ||||||||||||||||||||
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    Procede de una aldea 
    campesina próxima a Jerusalén y parece que su actividad comenzó antes de la 
    destrucción del Reino del Norte. En este libro, que sigue un esquema 
    escatológico, junto con partes del mismo profeta hay otras que se añadieron 
    posteriormente. Denuncia la opresión de los pobres en beneficio de los ricos 
    y desprecia a los profetas cultuales que hablan para complacer a los 
    poderosos. Presenta al Mesías como Rey pacífico que saldrá de la pequeña 
    Belén. |  | ||||||||||||||||||||
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    Este libro se abre con 
    un salmo alfabético que sirve de introducción a los oráculos del profeta. 
    responde al tipo de profecía optimista de fuerte nacionalismo dominada por 
    el elemento cultual. |  | ||||||||||||||||||||
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    Es un profeta 
    profesional, posiblemente asociado al Templo de Jerusalén, que dirige su 
    oráculo contra las naciones. Es también un profeta nacionalista. Reconoce 
    que Israel ha pecado pero se pregunta por qué Yahveh lo castiga por medio de 
    un pueblo aún más pecador. Mantiene su fe en un Dios que viene en ayuda de 
    los injustamente tratados y posee poder para gobernar la historia 
    sirviéndose de las naciones como instrumento de su voluntad. |  | ||||||||||||||||||||
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    Desarrolla su misión en 
    tiempo del rey Josías. Parece que los dichos de Sofonías circularon primero 
    sueltos y se añadieron después otros. El “Día de Yahveh” es concepto clave 
    de este libro, pero aquí es también día de juicio y castigo para Judá, no 
    sólo para las naciones. Pero si el pueblo se vuelve a Yahveh, un “resto”, 
    los pobres y humildes que sólo confían en Dios, escapará de la catástrofe y 
    vivirá en paz sobre el monte Sión. 
    A partir de él se 
    configura una nueva literatura de los pobres de Yahveh. |  | ||||||||||||||||||||
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    Profeta postexílico, 
    posiblemente cultual de Jerusalén, que habría vuelto con los desterrados que 
    retornaron. Hace una llamada para reconstruir el Templo frente a la apatía 
    general. En este libro se encuentra por primera vez la esperanza mesiánica 
    aplicada a una persona concreta (Zorobabel, gobernador de Judea), que luego 
    se trasladaría a un descendiente de la dinastía de David. |  | ||||||||||||||||||||
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    Parece que Zacarías era 
    de ascendencia sacerdotal y que regresó del exilio junto con Zorobabel. Se 
    preocupa de la reconstrucción del Templo, símbolo de la presencia de Dios, 
    pero sobre todo se orienta hacia la época escatológica y contribuye a la 
    purificación de la religión de Israel.  
    En la primera parte del 
    libro abundan las visiones cuyo mensaje se basa en tradiciones proféticas 
    anteriores, con especial acento en el aspecto ético y la pureza de la 
    religión. Anuncia la época escatológica y la renovación previa de la nación. 
    La segunda y tercera parte del libro son bastante diferentes y pudieran ser 
    de otros autores y de épocas posteriores. |  | ||||||||||||||||||||
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|  |  | 
    Probablemente fue en 
    principio una parte añadida a Zacarías que luego se independizó para 
    completar el número de 12 profetas. Malaquías no es un nombre propio, 
    significa “mi heraldo”. Se dirige a una comunidad que no ha visto cumplidas 
    las expectativas mesiánicas de los profetas anteriores como Ageo y Zacarías, 
    y esa decepción le lleva a la indiferencia y a descuidar el culto. Habla de 
    la llegada del “Día de Yahveh” como ineludible aunque indeterminada, y como 
    día de juicio para Israel. Acentúa el universalismo de la religión de 
    Israel. |  | ||||||||||||||||||||
| 
 La literatura 
 sapiencial de Israel estuvo muy influenciada por las literaturas similares 
 del Oriente Medio antiguo, pero sale al paso de la influencia de esas otras 
 culturas buscando la comprensión de la realidad desde su fe Yahvista. 
 La finalidad de la 
 literatura sapiencial es ofrecer una guía práctica de la vida, enseñar el 
 secreto de una existencia feliz y las formas del comportamiento humano, dar 
 consejos que ayuden a solucionar los problemas que la vida plantea cada día. 
 Estos libros están en 
 la Biblia hebrea entre los Escritos, salvo Sabiduría y Eclesiástico que no 
 constan en el canon judío. | |||||||||||||||||||||||
| Es una obra anónima que lleva por título el nombre de su personaje principal. Posiblemente fue compuesta en Palestina después del Exilio. Trata el problema del mal y del sufrimiento en el mundo, del lugar del dolor en relación con la Providencia y del concepto de la justicia divina. | |||||||||||||||||||||||
| 
 Los Salmos son cantos y 
 poemas nacidos muchos de ellos al calor del Santuario. Su contenido es muy 
 variado y forman parte de un movimiento común a todos los pueblos del 
 Oriente Medio antiguo. 
 El Libro de los Salmos, 
 que tradicionalmente se ha atribuido a David, aunque ya S. Jerónimo lo 
 rechazó, se formó a partir de colecciones antiguas y obras que preceden del 
 Templo postexílico. Muchos salmos van precedidos de encabezamiento y autor, 
 pero estas anotaciones son posteriores y no responden ni al autor ni a la 
 fecha reales. Sólo unos pocos salmos serían anteriores al exilio. 
 Los salmos son la 
 colección poético religiosa más importante del mundo. Abarcan todos los 
 sentimientos humanos y siguen siendo utilizados tanto en la liturgia judía, 
 por lo que también Jesús los rezó, como en la cristiana desde los primeros 
 tiempos. | |||||||||||||||||||||||
| 
 Este libro se atribuyó 
 tradicionalmente a Salomón, pero es una recopilación de colecciones 
 pertenecientes a la literatura sapiencial, no sólo israelita, que procede de 
 diversas épocas, aunque la corriente sapiencial en Israel pudo arrancar de 
 la época de Salomón. 
 Las colecciones más 
 antiguas son muy similares a la literatura sapiencial de tipo práctico 
 existente en los pueblos del Oriente Medio para la educación de los 
 funcionarios de las cortes reales. Las más tardías incorporan rasgos propios 
 de la teología de Israel identificando la sabiduría con el temor de Dios y 
 el cumplimiento de la Ley e incluso con el mismo Dios. | |||||||||||||||||||||||
| Su nombre hebreo “Qohelet” significa “predicador” que habla a la Asamblea. Es un libro tardío de autor desconocido. Está dentro de la corriente sapiencial, pero descubre, en contra de lo que ésta sostenía con anterioridad, que la felicidad no es algo que siempre acompaña a los justos. Afirma que nada en la Tierra puede satisfacer el corazón del hombre, ni siquiera la misma sabiduría. sus observaciones escépticas se mezclan con consejos prácticos y algunas afirmaciones de carácter religioso más positivo. | |||||||||||||||||||||||
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 CANTAR DE LOS CANTARES | |||||||||||||||||||||||
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 Parece que se trata de 
 una colección de cantos de amor en origen independientes, similares a otros 
 egipcios. recogería cantos antiguos que fueron redactados definitivamente 
 después del exilio. 
 Tanto la tradición 
 judía como la cristiana lo interpretan de forma simbólica aludiendo unos a 
 la relación de Dios e Israel y otros a Cristo y la Iglesia o el alma. Pero 
 lo que el libro exalta es el amor y la atracción entre los sexos que está en 
 la base del matrimonio. | |||||||||||||||||||||||
| 
 Este libro es un 
 tratado griego escrito entre los siglos II y I aC. Su autor es un judío 
 ortodoxo con conocimiento de la filosofía helenista y atribuye, como 
 artificio literario, su autoría a Salomón, prototipo de rey sabio para 
 Israel. 
 Reflexiona sobre los 
 problemas de la existencia humana a la luz de la Historia de Israel y de la 
 fe yahvista, desde el ambiente de la diáspora judía que por una parte quiere 
 ser fiel a la fe de su pueblo y por otra participa de la cultural del mundo 
 helenista en que vive.  
 Aparece en este libro 
 por primera vez en la Biblia, la palabra inmortalidad y señala que el 
 sentido de la vida se encuentra más allá del presente. 
 No está incluido en el 
 canon de la Biblia hebrea. | |||||||||||||||||||||||
| 
 Su autor, Jesús ben 
 Sira, era de Jerusalén y escribió el libro en hebreo hacia el año 180 aC. 
 Fue traducido al griego por su nieto en el año 132 aC. en Egipto. 
 El país vivía bajo la 
 dominación griega de los seleúcidas que llevaron a Israel las costumbres 
 paganas y la helenización cultural a la que sucumbió la clase dirigente. 
 Cuando más tarde trataron de imponer también la religión se produjo la 
 rebelión de los Macabeos. El autor se opone a esas novedades con la fuerza 
 de la tradición y a la sabiduría griega opone la judía que viene de Dios y 
 se identifica con la Torá. 
 Tampoco este libro se 
 encuentra en el canon de la Biblia hebrea. | |||||||||||||||||||||||
| 
    
    6.2. NUEVO TESTAMENTO | |||||||||||||||||||||||
| 
    
 
 6.2.1. los Evangelios | |||||||||||||||||||||||
|  |  | 
 Evangelio significa 
 "Buena Noticia". Son la "Buena Noticia" sobre Jesucristo. 
 Nacieron en diversas 
 comunidades cristianas con el fin de mantener la enseñanza de quienes fueron 
 testigos de los acontecimientos cuando estos empezaron a faltar y las 
 comunidades cristianas se extendían y multiplicaban. 
 Aparecieron sin título 
 y sin nombre de autor. Más tarde, ya en el s.II, se atribuyeron a dos 
 apóstoles: Mateo y Juan, y a dos discípulos de apóstoles: Marcos y Lucas. | |||||||||||||||||||||
| 
 
 MARCOS |  |  |  |  |  |  |  |  |  | ||||||||||||||
|  | 
 En orden cronológico fue el primer evangelio que 
 apareció. 
 Se data comúnmente 
 antes del año 70, pero sin precisar el año. Como lugar de aparición, Roma, 
 aunque otros señalan otros lugares, p.e. el sur de Siria. 
 Por aquellos años 60-70 
 Palestina y Roma atravesaban una situación de crisis y han ido 
 desapareciendo los testigos de los hechos. Ambas cosas obligan a los 
 cristianos a recordar sus orígenes para hacer frente a la crisis. 
 Marcos, que no pretende 
 escribir una crónica de la vida de Jesús, ofrece una visión de su ministerio 
 tal como lo veían él y su comunidad. Recoge las tradiciones de la comunidad en que vivía y con 
 la que compartía alegrías, sufrimientos y esperanzas. 
 Se afirma que este 
 primer evangelio sirvió de fuente para la redacción de los de Mateo y Lucas, 
 aunque estos tuvieran también sus propias fuentes. | ||||||||||||||||||||||
| 
 MATEO |  |  |  |  |  |  |  |  |  | ||||||||||||||
|  | 
 Parece que su autor fue 
 un judeo-cristiano. Hoy nadie lo atribuye al apóstol Mateo. En cuanto a la 
 fecha, la mayoría se inclina por los años 80-85, y como lugar de origen, 
 Siria. 
 El autor presenta una 
 comunidad viva a la que él pertenece y de la que al parecer es su animador. 
 Su libro es una 
 catequesis dirigida a iglesias judeo-cristianas que revisan su trayectoria a 
 la luz de la vida y enseñanzas de Jesús, por la necesidad de hacer frente al 
 judaísmo oficial. Marca 
 una continuidad con el judaísmo, pero al mismo tiempo, su ruptura. 
 Según él, Jesús es el 
 nuevo Moisés que trae una nueva revelación de parte de Dios. Lo presenta en 
 contraste con los escribas, maestros del judaísmo. | ||||||||||||||||||||||
| 
 LUCAS |  |  |  |  |  |  |  |  |  | ||||||||||||||
|  | 
 La opinión tradicional 
 es que este evangelio fue escrito por Lucas, médico griego, que formó parte 
 del grupo de San Pablo. Hoy se admite generalmente, que su autor es un 
 cristiano de origen pagano, que no tuvo contacto con los hechos que conoció 
 a través de quienes fueron testigos oculares y servidores de la palabra. 
 Pertenece a la segunda o tercera generación cristiana. 
 Su composición se fecha 
 alrededor del año 80, pero no se sabe con certeza donde tuvo lugar, aunque 
 algunos lo sitúan en Grecia. 
 Lucas muestra predilección por las minorías, los 
 grupos marginados, los humildes y los pobres. 
 Su evangelio se ha 
 llamado por esto "evangelio de la misericordia". El perdón que Jesús predica 
 alcanza a todos los hombres, por lo cual se ha llamado también "evangelio de 
 la salvación universal". 
 Este evangelio, con el 
 de Mateo, tiene unos primeros capítulos sobre el origen e infancia de Jesús 
 (lo que se ha llamado “evangelio de la infancia”), pero ambos difieren en 
 sus relatos, sólo coinciden en que Jesús nació en Belén y que su concepción 
 fue virginal. | ||||||||||||||||||||||
| 
 JUAN | |||||||||||||||||||||||
|  | 
 Una tradición desde finales del s.II atribuye este
 evangelio a 
 Juan, el de Zebedeo. En la actualidad, se atribuye al "discípulo amado" (o a 
 su escuela), que sólo aparece en este evangelio, y que no hay que 
 identificar con Juan, el apóstol. 
 Predomina el criterio de quienes afirman que no 
 podemos conocer el 
 nombre de su autor. 
 En cuanto a la fecha, 
 se admite generalmente, que fue escrito al final del s.I, hacia el año 90: 
 según algunos en Palestina, aunque refleja situaciones del mundo helenista; 
 otros defienden, con la tradición, que fue en Éfeso. 
 Al final del evangelio 
 se dice que fue escrito "para que creáis que Jesús es el Mesías e Hijo de 
 Dios y creyendo tengáis vida en su nombre" (Jn 20,31). Es un libro escrito 
 para sostener en la fe a los cristianos sometidos a prueba. Por su 
 tratamiento y su lenguaje es diferente a los sinópticos. Cristo no es un ser 
 del pasado, sino un viviente que da sentido a la vida de los creyentes y les 
 permite hacerse hijos de Dios. | ||||||||||||||||||||||
| 
    
 
 6.2.2. 
 HECHOS DE LOS APÓSTOLES | |||||||||||||||||||||||
|  | 
 Se considera este libro 
 como una segunda parte del evangelio de Lucas y se atribuye al mismo autor. 
 En la primera (Evangelio) trata de los hechos y enseñanzas de Jesús. En la 
 segunda (Hechos) de la actividad y enseñanza de sus continuadores, los 
 apóstoles, aunque en realidad sólo se refiere a Pedro, al principio, y más 
 por extenso a Pablo. Puede decirse que lo que narra de hecho es la difusión 
 del Evangelio desde Jerusalén hasta Roma, en cumplimiento del mandato de 
 Cristo (Hch 1,8). 
 Sobre su autor, véase lo 
 dicho sobre el autor del tercer evangelio. 
 En cuanto a la fecha, se han propuesto varias, pero 
 muchos se inclinan hoy por el año 80 y parece la más aceptada. 
 Da la impresión de que 
 está dirigido a una comunidad nacida en territorio pagano formada por 
 cristianos provenientes de la gentilidad. 
 Puede dividirse en tres 
 partes: la iglesia de Jerusalén (1,1-8,3); expansión de la Iglesia en 
 Palestina (8,4-12,25); difusión en el mundo greco-romano por la acción de 
 Pablo y sus compañeros de misión (13,1-28,31). | ||||||||||||||||||||||
| 
    
 
 6.2.3.1. 
 
 CARTAS DE SAN PABLO | |||||||||||||||||||||||
|  |  | 
 Estas cartas son 
 verdaderamente cartas, no tratados teológicos, en las que se plantean los 
 problemas de dichas comunidades y las relaciones entre sus miembros, así 
 como con el apóstol. 
 Tradicionalmente se 
 atribuían a San Pablo las siguientes cartas: a los Romanos, 1-2 Corintios, 
 Gálatas, Efesios, Filipenses, Colosenses, 1-2 Tesalonicenses, 1-2 Timoteo, 
 Tito, Filemón, Hebreos. Hace ya bastante tiempo dejó de atribuírsele la 
 carta a los Hebreos. De las restantes, hoy se consideran auténticas: 
 Romanos, 1-2 Corintios, Gálatas, Filipenses, 1 Tesalonicenses (probablemente 
 también la 2ª) y Filemón. Todas las cartas auténticas de Pablo fueron 
 escritas entre el año 50 y el 63, por tanto, antes del primer evangelio. 
 Las demás son 
 consideradas de la escuela paulina, es decir, de discípulos suyos; se las 
 suele llamar deutero-paulinas. | |||||||||||||||||||||
| 
 
 ROMANOS | |||||||||||||||||||||||
|  | 
 La carta a los Romanos, 
 la más extensa y la más densa, está escrita a una comunidad que él no ha 
 fundado, ni conoce personalmente; pero sabe que es muy dinámica y fuerte. 
 Con ocasión del viaje que piensa hacer a España, manifiesta su deseo de 
 visitarla y conocerla, pero quiere también que conozcan su "evangelio". 
 Trata el problema de la 
 justificación por la fe en Jesucristo que da una nueva vida. Al final de la 
 carta se presentan las exigencias de la nueva vida. 
 Fue escrita en Corinto 
 a principio del año 58, después de su tercer viaje apostólico, | ||||||||||||||||||||||
| 
 1 y 2 
 CORINTIOS | |||||||||||||||||||||||
|  | 
 Estas cartas permiten 
 conocer la vida de una de las más antiguas comunidades cristianas urbanas, 
 que estaba compuesta de convertidos judíos, de prosélitos 
 y paganos. Fueron 
 escritas en Éfeso hacia el año 54. 
 Su contenido responde a 
 los informes que había enviado a Pablo una cristiana de Corintio, de nombre 
 Cloe, acerca de la situación moral de la comunidad. Es también respuesta a 
 las preguntas que le hicieron los dirigentes de la misma sobre el 
 matrimonio, las carnes sacrificadas a los ídolos, la asamblea cristiana y la 
 resurrección. 
 En la primera carta se 
 encuentra el testimonio más antiguo sobre la Eucaristía, así como la llamada 
 "Carta magna de la caridad" (I Cor 13) | ||||||||||||||||||||||
| 
 
 GÁLATAS | |||||||||||||||||||||||
|  | 
 La de los Gálatas (Galacia 
 estaba situada en el centro de la actual Turquía) está dirigida 
 probablemente a las comunidades de Antioquía de Pisidia, lconio, Listra y 
 Derbe, fundadas en su primer viaje, pues no se sabe que visitara la Galacia 
 auténtica, la del Norte. 
 Fue escrita hacia los años 54-57 al 
 principio del tercer viaje, estando Pablo en Éfeso. El motivo fue prevenir 
 ante ciertos convertidos judíos (Judaizantes) que pretendían imponer, a los 
 convertidos paganos la Ley mosaica y la circuncisión sin las cuales, según 
 decían, no había salvación. Atacaban también personalmente a Pablo, por lo 
 que éste reaccionó de forma inmediata y apresurada defendiendo la 
 autenticidad de su apostolado. | ||||||||||||||||||||||
| 
 
 EFESIOS | |||||||||||||||||||||||
|  | 
 Al parecer, esta carta 
 fue escrita por un discípulo de Pablo a fines del siglo I. En ella expone el 
 plan divino de la Salvación por Cristo y el misterio de la Iglesia. En su 
 parte moral, exhorta a vivir de acuerdo con la vocación cristiana. | ||||||||||||||||||||||
| 
 
 FILIPENSES | |||||||||||||||||||||||
|  | 
 Filipos fue la primera 
 comunidad fundada por Pablo en Europa, durante su segundo viaje. 
 La carta a esta 
 comunidad fue escrita en Éfeso hacia el año 56-57. 
 Agradece Pablo la ayuda 
 recibida de los filipenses y les da instrucciones para vivir dignamente y 
 ser luz para los demás. Ataca a los judaizantes, al tiempo que expone su 
 conocida doctrina de la justificación por la fe en Jesucristo. | ||||||||||||||||||||||
| 
 
 COLOSENSES | |||||||||||||||||||||||
|  | 
 En Colosas (Asia Menor) 
 había un comunidad cristiana fundada por Epafras, un convertido por Pablo. 
 Estaba compuesta por gentiles. 
 Esta carta fue escrita, al parecer, en Éfeso por un 
 discípulo de Pablo, hacía el año 63. Su contenido es contrarrestar la 
 influencia judía y pagana que sufría esta 
 joven comunidad. | ||||||||||||||||||||||
| 
 1 
 TESALONICENSES | |||||||||||||||||||||||
|  | 
 Tesalónica fue la 
 segunda ciudad evangelizada por Pablo en Europa después de Filipos. 
 Esta carta fue escrita 
 en Corinto en el año 51, veintiún años después de la muerte de Cristo. Es el 
 primer escrito del Nuevo Testamento. 
 La fe y conducta de los 
 tesalonicenses eran ejemplo no sólo para Macedonia, donde se encuentra 
 Tesalónica, sino para Acaya (sur de Grecia). A causa de su fe sufrieron 
 persecución: Pablo les exhorta a perseverar en la fe recibida. | ||||||||||||||||||||||
| 
 2 
 TESALONICENSES | |||||||||||||||||||||||
|  | 
 Esta carta fue escrita 
 poco después de la anterior, 
 también en Corintio, en 
 otoño del 51. Insiste en los temas de la primera, sobre todo en el retorno 
 de Cristo que 
 algunos creían inminente. | ||||||||||||||||||||||
| 
    
 
 6.2.3.2. 
 
 CARTAS Pastorales | |||||||||||||||||||||||
|  |  | 
 Con este nombre se 
 designan, por su contenido, las cartas 1-2 a TIMOTEO y a TITO  | |||||||||||||||||||||
| 
 1-2 
 TIMOTEO Y TITO | |||||||||||||||||||||||
|  | 
 Estas tres cartas 
 supuestamente las dirigió Pablo a sus discípulos Timoteo y Tito. En ellas 
 les da consejos sobre su ministerio. Son de inspiración paulina y tal vez su 
 autor sea un discípulo de Pablo. Mas por presentar un desarrollo y 
 organización de la Iglesia muy posterior, son fechadas entre los años 100 y 
 140. | ||||||||||||||||||||||
| 
 
 FILEMÓN | |||||||||||||||||||||||
|  | 
 Billete de Pablo a este 
 cristiano notable de Colosas, intercediendo por Onésimo, su esclavo que le 
 había abandonado y fue convertido por él mientras estaba preso, al parecer, 
 en Éfeso. Probablemente fue escrito a mediados del año 50 en esta ciudad. | ||||||||||||||||||||||
| 
    
 
 6.2.3.3. 
 
 CARTA 
 
 a los 
 hebreos | |||||||||||||||||||||||
|  | 
 Desde los primeros tiempos 
 se dudó que esta carta 
 perteneciera a Pablo. 
 Parece ser que tanto su autor como sus lectores pertenecen a la segunda o 
 tercera generación cristiana. 
 Se suele fechar después 
 del año 70, entre los años 80-90; su autor es desconocido. Parece ser que 
 fue escrita en Italia, tal vez en Roma. Está dirigida a una comunidad con 
 graves dificultades, amenazada por el desánimo. Estos cristianos necesitan 
 ser fortalecidos en su fe y el único que puede alentarles es Jesucristo, 
 Hijo de Dios, Mediador y Redentor, que vive para interceder por nosotros, 
 ofreció a Dios el sacrificio perfecto, muy superior a los sacrificios de la 
 antigua alianza. | ||||||||||||||||||||||
| 
    
 
 6.2.3.4. 
 
 CARTAS CATÓLICAS | |||||||||||||||||||||||
|  |  | 
 Se denominan así porque 
 no están dirigidas a una comunidad determinada. Son las cartas de Santiago, 
 las 1-2 de Pedro, las 1-2-3 de Juan y la de Judas. Por lo general, estas 
 cartas suelen fecharse hacia el final del siglo I. | |||||||||||||||||||||
| 
 
 SANTIAGO | |||||||||||||||||||||||
|  | 
 Autor desconocido, que 
 usó el nombre de Santiago por el prestigio que tenía como "hermano del 
 Señor". Tiene forma de carta, pero en realidad es una colección homelética 
 de consejos prácticos de tipo sapiencial. 
 Su finalidad es promover la santidad entre los 
 cristianos. Como los antiguos profetas, denuncia los abusos de los 
 poderosos, que empezaban a darse en las jóvenes comunidades. | ||||||||||||||||||||||
| 
 1-2 
 PEDRO | |||||||||||||||||||||||
|  | 
 Tradicionalmente se 
 atribuyen al apóstol Pedro. Desde el siglo XIX se dice que pertenece a un 
 cristiano que utilizó el nombre de Pedro. 
 El tema de la carta 
 Primera es una exposición de la vida cristiana iniciada en el bautismo. 
 Alienta a los cristianos que viven en un ambiente hostil. Aconseja la 
 firmeza, la paciencia, la sumisión. La fe y la esperanza deben caracterizar 
 a los cristianos. 
 El tema de la carta 
 Segunda es la escatología. Algunos, al no verse cumplida la vuelta del 
 Señor, empiezan a dudar. El autor dice que mil años para el Señor es como un 
 día para nosotros. El Señor vendrá como ladrón. | ||||||||||||||||||||||
| 
 1-2 
 y 3 JUAN | |||||||||||||||||||||||
|  | 
 Tres cartas atribuidas 
 tradicionalmente al apóstol 
 Juan, como se le 
 atribuye el 4° evangelio y el libro de la Apocalipsis. 
 Sin embargo, su autor o 
 autores nos son 
 desconocidos, La Primera
 carece de nombre de 
 autor y de 
 destinatario; el autor de la Segunda es "el Anciano” y el destinatario, la 
 "Señora Elegida"; el autor de la Tercera es también "el Anciano" y su 
 destinatario "Gayo". 
 Estas cartas nos hacen 
 conocer los problemas de una comunidad cristiana no-paulina, así como la fe 
 que proclamaba y vivía. 
 El propósito de la 
 Primera es confirmar a los cristianos en la 
 doctrina que han recibido y prevenirles contra los falsos
 profetas. Tema 
 fundamental es el amor de Dios y del prójimo. En ella se dice que "quien no 
 ama no conoce a Dios, porque Dios es amor". 
 Las cartas Segunda y 
 Tercera son muy cortas; en ellas se insiste en el precepto del amor 
 (Segunda) y sobre la hospitalidad (Tercera) | ||||||||||||||||||||||
| 
 JUDAS | |||||||||||||||||||||||
|  | 
 Es un escrito breve que 
 se presenta como carta y suele fecharse hacia fin del s.I. Su autor dice ser 
 "Judas, siervo de Jesucristo, y hermano de Santiago", pero un conjunto de 
 datos, sobre todo que no se haga referencia a Jesús, siendo su pariente, 
 hacen que la mayoría nieguen que sea su autor. 
 Por su encabezamiento 
 no puede identificarse a qué comunidad o comunidades está dirigida, aunque 
 parece ser de origen pagano, por los pecados que denuncia. 
 Exhorta a sus 
 destinatarios a luchar por la fe, puesta en peligro por "algunos impíos que 
 se han introducido en la comunidad". Termina con una doxología. | ||||||||||||||||||||||
| 
    
 
 6.2.4. Apocalipsis | |||||||||||||||||||||||
|  | 
 Como en todos los escritos apocalípticos, su mensaje 
 se contiene en visiones y tiene la finalidad de consolar y transmitir 
 esperanza a una comunidad que sufre. 
 El autor del 
 Apocalipsis usa los elementos propios de este género y los enlaza con la fe 
 de la comunidad en el Señor crucificado, resucitado y exaltado, que ha de 
 volver al fin de los tiempos, en el que el mal será vencido definitivamente. 
 Se ha atribuido 
 tradicionalmente al apóstol Juan, el de Zebedeo. El autor se presenta como 
 Juan, Siervo de Dios. En realidad, se desconoce su autor. 
 Se pone la aparición de 
 este escrito al final del siglo I, entre los años 95-100. Su finalidad 
 parece ser consolar a las comunidades cristianas de Asia Menor en medio de 
 las persecuciones. Dado su contenido, pasó un cierto tiempo hasta que fue 
 admitida como libro canónico. | ||||||||||||||||||||||


Los Libros de La Biblia
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| 
Libro | 
Resumen | 
| 
Creación y establecimiento de la relación del pacto. | |
| 
Liberación del Pueblo de Israel de la esclavitud de   Egipto | |
| 
Ley   ceremonial | |
| 
El pueblo de Dios vaga por el desierto | |
| 
Moisés entrega la Ley de nuevo antes de que el pueblo   entre en la tierra prometida. | 
| 
Libro | 
Resumen | 
| 
Conquista y división de la tierra prometida. | |
| 
Varios jueces o líderes militares rescatan a la nación   de Israel. | |
| 
Hermoso relato sobre el amor y el cuidado de Dios. | |
| 
La historia primitiva de Israel que incluye los   reinados de Saúl y David | |
| 
Historia
 política de Israel concentrada en los reinados   de ciertos reyes desde
 el tiempo de Salomón hasta el cautiverio babilónico   del pueblo judío. | |
| 
Historia religiosa de Israel que abarca el mismo   período de 2 de Samuel y 1 y 2 de Reyes. | |
| 
Regreso del pueblo Judío del cautiverio en Babilonia. | |
| 
Reedificación de las murallas de Jerusalén después que   los cautivos regresaron de Babilonia. | |
| 
Cuidado de Dios hacia su pueblo bajo dominio gentil. | 
| 
Libro | 
Resumen | 
| 
Evaluación de los problemas del mal y el sufrimiento   humano. | |
| 
Libro de canto o himnario del antiguo Israel. | |
| 
Dichos sabios y observaciones creadas para fomentar   conducta y actitudes apropiadas. | |
| 
Descripción filosófica de lo vacía que es la vida sin   Dios. | |
| 
Canto de amor que representa la belleza de una relación   humana como símbolo de amor divino. | 
| 
Libro | 
Resumen | 
| 
Profetas Mayores | |
| 
La principal profecía de condena y consolación   mesiánica. | |
| 
Mensaje de juicio contra la moral de Judá y el   deterioramiento espiritual. | |
| 
Cinco poemas de lamento por la caída de Jerusalén. | |
| 
Profecía del juicio durante el cautiverio babilónico. | |
| 
Libro de profecía sobre los postreros tiempos. | |
| 
Profetas Menores | |
| 
Mensaje de condenación a Israel seguido por el perdón   de Dios. | |
| 
Predicción de la invasión extranjera como juicio de   Dios. | |
| 
Edicto de juicio contra las naciones, sobre todo a   Israel. | |
| 
Libro que profetiza la destrucción total de Edom. | |
| 
Relato de un profeta desobediente que llevó a Nínive al   arrepentimiento. | |
| 
Predicción de juicio y promesa de restauración   mesiánica. | |
| 
Profecía sobre la destrucción de Nínive | |
| 
Un profeta que discutió con Dios y alabó su inminente   juicio contra Judá. | |
| 
Predicción de juicio destructivo seguida de tremenda   bendición. | |
| 
Llamado a reedificar el templo después que regresan de   Babilonia. | |
| 
Profecía mesiánica que llama a terminar la construcción   del templo. | |
| 
Profecía de destrucción seguida de la bendición   mesiánica. | 
| 
Libro | 
Resumen | 
| 
Se presenta a Cristo como el cumplimiento de la   profecía mesiánica del Antiguo Testamento. | |
| 
Quizás el primero de los Evangelios, se centra en el   ministerio de Cristo. | |
| 
La biografía más completa sobre Cristo, enfocándose en   su perfección y ministerio de salvación. | |
| 
El
 Evangelio más simbólico y profundamente espiritual   que presenta que 
presenta a Cristo como Hijo de Dios, el Cordero que quita el   pecado. | 
Historia de la Iglesia Primitiva
| 
Libro | 
Resumen | 
| 
Historia de la expansión de la Iglesia primitiva | 
Epístolas del apóstol Pablo
| 
Libro | 
Resumen | 
| 
Explicación de la fe cristiana para los judíos y   gentiles, dirigida a la iglesia en Roma. | |
| 
Instrucciones a la iglesia de Corinto que lidia con   problemas entre cristianos. | |
| 
Defensa de Pablo y explicación de su apostolado. | |
| 
Importancia de la necesidad de justificación por fe   antes de las obras | |
| 
Carta a la iglesia de Éfeso explicando la posición del   creyente en Cristo | |
| 
Carta gozosa a la iglesia de Filipos, relata la fe   triunfante de Pablo durante su encarcelamiento. | |
| 
Consideración de la supremacía de Cristo, escrita a la   iglesia de Colosas. | |
| 
Instrucciones a la iglesia de Tesalónica sobre la   venida del Señor. | |
| 
Manuales de liderazgo para el joven pastor en Éfeso. | |
| 
Manual de conducta cristiana para líderes de la   iglesia, escrita a un joven pastor en Creta. | |
| 
Petición por la unidad cristiana y el perdón del   esclavo fugado. | 
Epístolas Generales
| 
Libro | 
Resumen | 
| 
Presentación de Jesucristo como Sumo Sacerdote,   dirigida a los creyentes judíos. | |
| 
Instrucciones Prácticas para el Cristiano aplicado. | |
| 
Pedro consuela y anima a cristianos que sufren. | |
| 
Advertencia de Pedro contra los falsos maestros. | |
| 
Recordatorio de Juan sobre la plenitud de la humanidad   de Cristo. | |
| 
Carta de aliento y aprobación de Juan. | |
| 
Nota personal de aprecio de Juan para Gayo. | |
| 
Fuerte advertencia contra falsos maestros. | |
| 
Profecía de aliento sobre los días finales y el triunfo   definitivo de Dios | 
Tomado del Nuevo Diccionario Ilustrado de La Biblia
| 
Origen y Desarrollo de La Biblia en español 
Fundamento Literario. 
I. Copias Antiguas 
Estas posiblemente fueron hechas de los manuscritos   originales. Tres de los principales son: 
 
II. Versiones y Textos de la Antigüedad. 
 
Las Versiones Españolas. 
Con
 relación a la traducción de La Biblia a la lengua   española podemos 
distinguir tres períodos que  para nuestra conveniencia   podemos llamar 
Tomada de La Biblia de Referencia Thompson, índice   temático 4195. | 
 




 
  




 
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