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Honorio de Canterbury, Santo |
Obispo
Martirologio Romano: En Canterbury, en el condado de Kent, en
Inglaterra, san Honorio, obispo, antes monje romano, enviado por el
papa san Gregorio I Magno como compañero de san Agustín
para evangelizar Inglaterra, a quien sucedió, finalmente, en la sede
episcopal (653).
Etimología: Honorio = que recibe dones. Viene de la
lengua griega.
Este prelado era romano por nacimiento
y monje por vocación. San Gregorio el Grande, que conocía
las virtudes, la destreza y la sabiduría de Honorio en
las ciencias santas, le eligió para que formase parte del
grupo de misioneros que envió para evangelizar a los ingleses,
aunque no se sabe si Honorio llego con el primer
grupo que acompañaba a San Agustín o hizo el viaje
más tarde. A la muerte de San Justo, en 627,
se eligió a Honorio como obispo de Canterbury. San Paulino,
obispo de York, le consagró en Lincoln y, poco después,
recibió el palio que le enviaba el Papa Honorio I
junto con una carta en que el Santo Padre mandaba
que, en caso de que alguna de las dos sedes:
la de Canterbury o la de York, quedase sin su
titular, el otro obispo debería consagrar a la persona elegida
para ocupar la sede vacante, "en vista", decía el Pontífice,
"de la enorme distancia de tierra y de mar que
nos separa de vosotros." A fin de confirmar aquella delegación
de los poderes patriarcales para consagrar obispos, el Santo Padre
envió también un palio al obispo de York.
Honorio, el nuevo arzobispo, comprobó con júbilo creciente que la
fe de Cristo se extendía, a diario, hacia todos los
rincones de las islas y que el espíritu del Evangelio
se arraigaba en los corazones de numerosos siervos de Dios.
Su propio celo y su ejemplo contribuyeron grandemente a esos
progresos, durante los veinticinco años en que ejerció su episcopado.
Uno de sus primeros actos y de
los más importantes fue el de consagrar al burgundio San
Félix como obispo de Dunwich y enviarlo en una misión
destinada a convertir a los anglos del oriente. Tras la
muerte del rey Edwin en el campo de batalla, su
vencedor, el "cadwallon" de Gales, "con una crueldad peor que
la de cualquier pagano", como dice San Beda, "resolvió exterminar
a todos los ingleses en las Islas Británicas" y comenzó
por hacer una incursión devastadora y sangrienta en Nortumbría. Fue
entonces cuando San Paulino huyó junto con la reina Etelburga,
y ambos recibieron, con San Honorio, generosa hospitalidad. Pasado el
peligro, Honorio designó a San Paulino para que ocupase la
sede vacante de Rochester. A la muerte de San Paulino,
precisamente en Rochester, en el 644, Honorio consagró en su
lugar a San Ithamar, un sacerdote de Kent que fue
el primer obispo inglés.
El 30 de
septiembre de 653, murió San Honorio y fue sepultado en
la iglesia de la abadía de San Pedro y San
Pablo en Canterbury. A este santo se le nombra en
el Martirologio Romano y se le conmemora en la diócesis
de Southwark y de Nottingham.
30 de septiembre
SAN HONORIO,
Obispo de Canterbury(653 d.C.)
Este prelado
era romano por nacimiento y monje por vocación. San Gregorio el Grande, que
conocía las virtudes, la destreza y la sabiduría de Honorio en las ciencias
santas, le eligió para que formase parte del grupo de misioneros que envió
para evangelizar a los ingleses, aunque no se sabe si Honorio llego con el
primer grupo que acompañaba a San Agustín
o hizo el viaje más tarde. A la muerte de San Justo, en 627, se eligió a
Honorio como obispo de Canterbury. San Paulino, obispo de York, le consagró en
Lincoln y, poco después, recibió el palio que le enviaba el Papa Honorio I
junto con una carta en que el Santo Padre
mandaba que, en caso de que alguna de las dos sedes: la de Canterbury o la de
York, quedase sin su titular, el otro obispo debería consagrar a la persona
elegida para ocupar la sede vacante, "en vista", decía el Pontífice,
"de la enorme distancia
de tierra y de mar que nos separa de vosotros." A fin de confirmar aquella
delegación de los poderes patriarcales para consagrar obispos, el Santo Padre
envió también un palio al obispo de York.
Honorio, el nuevo arzobispo,
comprobó con júbilo creciente que la fe de Cristo se extendía, a diario,
hacia todos los rincones de las islas y que el espíritu del Evangelio se
arraigaba en los corazones de numerosos siervos de Dios. Su propio celo y su
ejemplo contribuyeron grandemente a esos progresos, durante
los veinticinco años en que ejerció su episcopado. Uno de sus primeros actos y
de los más importantes fue el de consagrar al burgundio San Félix como obispo
de Dunwich y enviarlo en una misión destinada a convertir a los anglos del
oriente. Tras la muerte del rey Edwin en el
campo de batalla, su vencedor, el "cadwallon" de Gales, "con una
crueldad peor que la de cualquier pagano", como dice San Beda,
"resolvió exterminar a todos los ingleses en las Islas Británicas" y
comenzó por hacer una incursión devastadora
y sangrienta en Nortumbría. Fue entonces cuando San Paulino huyó junto con la
reina Etelburga, y ambos recibieron, con San Honorio, generosa hospitalidad.
Pasado el peligro, Honorio designó a San Paulino para que ocupase la sede
vacante de Rochester. A la muerte de San
Paulino, precisamente en Rochester, en el 644, Honorio consagró en su lugar a
San Ithamar, un sacerdote de Kent que fue el primer obispo inglés. El 30 de
septiembre de 653, murió San Honorio y fue sepultado en la iglesia de la abadía
de San Pedro y San Pablo en Canterbury. A
este santo se le nombra en el Martirologio Romano y se le conmemora en la diócesis
de Southwark y de Nottingham.
Para todo lo referente a este santo, véase la Ecclesiastical
History, de Beda, libros II y III, junto con las notas de Plummer.
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