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Para una ocasión especial |
En nuestra casa tenemos un pequeño espacio entre el comedor
y la cocina en donde podría quedar bien un antecomedor.
Este tema lo hemos venido comentando en familia y
la duda es si vale la pena poner el antecomedor
para de esta manera evitar que nuestro comedor se estropeé
con el uso diario y entonces utilizar el comedor únicamente
para ocasiones especiales, visitas, etc. o si mejor disfrutamos de
nuestro comedor todos los dias asumiendo que esto puede ocasionar
que se estropeé.
En diciembre pasado hicimos un viaje por
carretera cuando en una larga recta un vehículo que venía
en dirección opuesta perdió el control y repentinamente cayó en
el vado que separa las carreteras de ida y vuelta,
se volteó dando varias vueltas en dirección de nosotros, vidrios
y partes del coche salieron volando pasando muy cerca de
nuestro coche, la escena fue impresionante, vimos el coche prácticamente
arriba del nuestro, afortunadamente para nosotros el coche se quedó
en el vado y no cruzó la carretera.
Después de comentar el accidente con un gran susto encima,
todos permanecimos en silencio por un buen rato pensando en
lo que pudo haber pasado; ¿Se trató simplemente de
un hecho fortuito, de un accidente, en el cual por
suerte o azares del destino no nos pasó nada? ó
¿Fue Dios quién nos protegió porqué aun no era nuestro
momento pero que aprovechó el suceso para enviarnos un mensaje?
Yo me inclino por la segunda y el mensaje que
recibo es que aunque todos sabemos que tarde o temprano
nos vamos a morir, vemos este suceso como algo muy
lejano, como algo que por el momento no nos va
a suceder, no vivimos con la plena conciencia de que
cualquier día simplemente podemos no regresar a casa, de que
en el momento menos pensado dejaremos de existir, de que
no disfrutamos al 100% cada uno de los momentos de
nuestra vida, de nuestros seres queridos, de nuestro trabajo, de
nuestras cosas.
En la gran mayoría de nuestras casas, tenemos una
sala y un comedor a los cuales está prohibida la
entrada porque son únicamente para cuando haya visitas, probablemente también
tengamos una vajilla, un juego de copas, un juego de
cubiertos, manteles, etc. todo guardado en un cajón para usarlos
un par de veces al año. Compramos ropa, zapatos,
perfumes, lociones, relojes, etc. que solo nos pondremos en alguna
ocasión especial. Dejamos para después las muestras de afecto,
de amor, abrazos, palabras de cariño para nuestros seres queridos.
Nos guardamos para otro día la reconciliación con quién
nos ofendió o a quién hemos ofendido, incluyendo a Dios.
Posponemos darles ayuda a los demás para cuando tengamos
tiempo o estemos en mejor situación.
Hoy la duda terminó, hemos
decidido que no habrá antecomedor, que disfrutaremos de nuestro comedor,
que disfrutaremos de lo mucho o poco que podamos tener,
que no dejaremos nada para una ocasión especial, pero sobre
todo que viviremos intensamente todos y cada uno de los
momentos que Dios nos regale, especialmente con de nuestros seres
queridos.
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