viernes, 30 de diciembre de 2016

La sagrada Familia


sagrada familiaicono

Evangelio del día.

Viernes 30/DIC/16.
Mt 2, 13-15. 19-23.
La Sagrada Familia de Jesús, María y José.
Después de la partida de los magos, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: “Levántate, toma al niño y a su madre, huye a Egipto y permanece allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo”. José se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto. Allí permaneció hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por medio del Profeta: “Desde Egipto llamé a mi hijo”. Cuando murió Herodes, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José, que estaba en Egipto, y le dijo: “Levántate, toma al niño y a su madre, y regresa a la tierra de Israel, porque han muerto los que atentaban contra la vida del niño”. José se levantó, tomó al niño y a su madre, y entró en la tierra de Israel. Pero al saber que Arquelao reinaba en Judea, en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allí y, advertido en sueños, se retiró a la región de Galilea, donde se estableció en una ciudad llamada Nazaret. Así se cumplió lo que había sido anunciado por los profetas: “Será llamado Nazareno”.
Reflexión:
Si Jesús, que es Dios, quiso tener y necesitar de una familia, entonces es señal de que la familia es necesaria y es querida por Dios. Por eso debemos defenderla de todos los ataques que sufre hoy en día de este mundo anticristiano que cada vez más se precipita en el abismo del mal. Hoy se quiere equiparar a la familia hasta la convivencia de homosexuales. Esto es una aberración que atrae los castigos de Dios, y no nos extrañemos que en el mundo haya cada vez más odio y violencia, pues destruyendo la familia, se destruye el hombre. ¿Y qué podemos hacer para detener esto? Dos cosas: Ser buenos y amables en nuestra propia familia; y rezar el Santo Rosario, pues rezándolo hacemos mucho por la salvación de las familias y del mundo entero.
Pidamos a la Santísima Virgen la gracia de no ser confundidos en este mundo que todo lo quiere poner al revés y que es conducido por Satanás y por sus muchos secuaces.
Jesús, María, os amo, salvad las almas.

Publican edición argentina de L’Osservatore Romano con una carta del Papa Francisco

Portada de la edición para Argentina de L'Osservatore Romano


VATICANO, 30 Dic. 16 / 07:09 am (ACI).- Este viernes salió publicada por primera vez la edición argentina de L’Osservatore Romano, distribuido junto con el diario “Perfil” y estrenado con una carta escrita a mano por el Papa Francisco, que saluda a los lectores argentinos, bendice a los periodistas y pide que recen por él.
“Con alegría saludo la renovada presencia del Osservatore Romano en Argentina. A través del periódico de la Santa Sede se podrá conocer directamente el servicio del Papa. Pido a nuestro Señor bendiga a quienes trabajan en este proyecto de servicio al Reino de Dios; y que la Virgen Santa los cuide. Y, por favor, les pido a los lectores que no se olviden de rezar por mí”.
La carta publicada en el diario, una reproducción de la original redactada de puño y letra por el Santo Padre, encabeza este “número cero” de la publicación que pretende llevar a los argentinos la palabra del Pontífice de forma directa.
La edición argentina de L’Osservatore Romano, que depende de la Secretaría para la Comunicación presidida por Mons. Dario Edoardo Viganò, se suma así a otras ediciones nacionales de este órgano de comunicación del Vaticano.
L’Osservatore Romano se publicó por primera vez el 1 de julio de 1861, por lo que tiene más de 150 años de historia. El periódico busca crear un vínculo entre la sociedad y la Santa Sede, presentando a todos los textos pontificios y los documentos de la Santa Sede, en italiano y en otras lenguas. La publicación ofrece también una información completa y cuidada sobre actualidad religiosa, internacional y cultural, prestando especial atención a los acontecimientos de la Iglesia en cada rincón del mundo. Su actual director es Giovanni Maria Vian.
La novedad de la edición argentina frente a otras ediciones nacionales de L’Osservatore Romano es que, por vez primera, estará coordinada por un cristiano no católico. En concreto, el responsable de la edición argentina es el biblista y teólogo protestante Marcelo Figueroa, quien posee gran afinidad con Francisco. En su labor está acompañado por el productor ejecutivo Santiago Pont Lezica.

BEATO JUAN MARÍA BOCCARDO


1913 d.C.
30 de diciembre

Beato Juan María Boccardo

   En el pueblo de Pancalieri, cerca de Turín, en Italia, Beato Juan María Boccardo, presbítero, el cual, trabajando infatigablemente en el cuidado de los ancianos y enfermos, fundó la Congregación de Hermanas de los Pobres Hijas de San Cayetano.  

El Santo Evangelio del Día viernes 30 Diciembre 2016




Beato Juan María Boccardo, San Felix I
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Leer el comentario del Evangelio por
Juan Taulero : “Levántate… porque han muerto los que querían quitar la vida al niño”

Eclesiástico 3,2-6.12-14.

Porque el Señor quiere que el padre sea respetado por sus hijos y confirmó el derecho de la madre sobre ellos.
El que honra a su padre expía sus pecados
y el que respeta a su madre es como quien acumula un tesoro.
El que honra a su padre encontrará alegría en sus hijos y cuando ore, será escuchado.
El que respeta a su padre tendrá larga vida y el que obedece al Señor da tranquilidad a su madre.
Hijo mío, socorre a tu padre en su vejez y no le causes tristeza mientras viva.
Aunque pierda su lucidez, sé indulgente con él; no lo desprecies, tú que estás en pleno vigor.
La ayuda prestada a un padre no caerá en el olvido y te servirá de reparación por tus pecados.

Salmo 128(127),1-2.3.4-5.

¡Feliz el que teme al Señor
y sigue sus caminos!
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás feliz y todo te irá bien.

Tu esposa será como una vid fecunda
en el seno de tu hogar;
tus hijos, como retoños de olivo
alrededor de tu mesa.

¡Así será bendecido
el hombre que teme al Señor!
¡Que el Señor te bendiga desde Sión
todos los días de tu vida:

que contemples la paz de Jerusalén.




Pablo a los Colosenses 3,12-21.

Como elegidos de Dios, sus santos y amados, revístanse de sentimientos de profunda compasión. Practiquen la benevolencia, la humildad, la dulzura, la paciencia.
Sopórtense los unos a los otros, y perdónense mutuamente siempre que alguien tenga motivo de queja contra otro. El Señor los ha perdonado: hagan ustedes lo mismo.
Sobre todo, revístanse del amor, que es el vínculo de la perfección.
Que la paz de Cristo reine en sus corazones: esa paz a la que han sido llamados, porque formamos un solo Cuerpo. Y vivan en la acción de gracias.
Que la Palabra de Cristo resida en ustedes con toda su riqueza. Instrúyanse en la verdadera sabiduría, corrigiéndose los unos a los otros. Canten a Dios con gratitud y de todo corazón salmos, himnos y cantos inspirados.
Todo lo que puedan decir o realizar, háganlo siempre en nombre del Señor Jesús, dando gracias por él a Dios Padre.
Mujeres, respeten a su marido, como corresponde a los discípulos del Señor.
Maridos, amen a su mujer, y no le amarguen la vida.
Hijos, obedezcan siempre a sus padres, porque esto es agradable al Señor.
Padres, no exasperen a sus hijos, para que ellos no se desanimen.

Mateo 2,13-15.19-23.

Después de la partida de los magos, el Angel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: "Levántate, toma al niño y a su madre, huye a Egipto y permanece allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo".
José se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto.
Allí permaneció hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por medio del Profeta: Desde Egipto llamé a mi hijo.
Cuando murió Herodes, el Angel del Señor se apareció en sueños a José, que estaba en Egipto,
y le dijo: "Levántate, toma al niño y a su madre, y regresa a la tierra de Israel, porque han muerto los que atentaban contra la vida del niño".
José se levantó, tomó al niño y a su madre, y entró en la tierra de Israel.
Pero al saber que Arquelao reinaba en Judea, en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allí y, advertido en sueños, se retiró a la región de Galilea,
donde se estableció en una ciudad llamada Nazaret. Así se cumplió lo que había sido anunciado por los profetas: Será llamado Nazareno.


Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

Juan Taulero (c. 1300-1361), dominico en Estrasburgo
Sermón nº 2, para la vigilia de la Epifanía

“Levántate… porque han muerto los que querían quitar la vida al niño”

Cuando José estaba en el exilio con el niño y la madre, supo por medio del ángel, durante el sueño, que Herodes había muerto; pero, habiendo oído decir que Arquelao, su hijo, reinaba en el país, siguió teniendo miedo de que mataran al niño. Herodes, que persiguió al niño y lo quería matar, significa al mundo que, sin duda alguna, mata al niño, el mundo del que hay que huir necesariamente si se quiere salvar al niño. Pero una vez que hemos huido del mundo exteriormente…, Arquelao se levanta y reina: hay todavía todo un mundo en ti, un mundo del cual tú no vas a triunfar sino es con mucho empeño y la ayuda de Dios.

Porque hay tres enemigos fuertes y encarnizados que debes vencer en ti, y de los cuales difícilmente se triunfa. Serás atacado por el orgullo de espíritu: quieres ser visto, considerado, escuchado… El segundo enemigo es tu propia carne que te acosa por la impureza corporal y espiritual… El tercer enemigo es el que te ataca inspirándote la maldad, los pensamientos amargos, las sospechas, los malos juicios, el odio y los deseos de venganza… ¿quieres estar cada vez más cerca de Dios? Debes renunciar completamente a toda esta forma de comportarse, porque todo esto es Arquelao, el malo. Teme y vigila; realmente quiere matar al niño…

José fue avisado por el ángel  para que regresara al país de Israel. Israel significa “tierra de visión”, Egipto quiere decir “tinieblas”… Es durante el sueño, es solamente en el verdadero abandono y la verdadera pasividad que recibirás la invitación a salir, tal como le sucedió a José… Puedes, entonces, ir a Galilea, que quiere decir “paso”. Aquí es donde se está por encima de todas las cosas, se ha atravesado todo, y se llega a Nazaret “el verdadero florecer”, el país en el que alcanzan la plenitud las flores de la vida eterna. Allí se puede encontrar, seguro, un anticipo de la vida eterna; allí se está en plena seguridad, paz inexpresable, gozo y descanso; allí sólo llegan los abandonados, los que se someten a Dios hasta que él mismo los libera y que no buscan liberarse a sí mismos a través de la violencia. Estos son los que llegan a esta paz, a este florecimiento, a Nazaret , y encuentran allí lo que será su gozo eterno. ¡Que esta sea nuestra herencia para todos, y que nos ayude a ello nuestro Dios totalmente digno de amor!.

LA SAGRADA FAMILIA DE NAZARETH






PALABRA DE DIOS DIARIA


En la festividad de la Sagrada Familia, recordamos y celebramos que Dios quiso nacer dentro de una familia para que tuviera alguien que lo cuidara, lo protegiera, lo ayudara y lo aceptara como era.

Al nacer Jesús en una familia, el Hijo de Dios ha santificado la familia humana. Por eso nosotros veneramos a la Sagrada Familia como Familia de Santos.

¿Cómo era la Sagrada Familia?

María y José cuidaban a Jesús, se esforzaban y trabajaban para que nada le faltara, tal como lo hacen todos los buenos padres por sus hijos.

José era carpintero, Jesús le ayudaba en sus trabajos, ya que después lo reconocen como el “hijo del carpintero”.

María se dedicaba a cuidar que no faltara nada en la casa de Nazaret.

Tal como era la costumbre en aquella época, los hijos ayudaban a sus mamás moliendo el trigo y acarreando agua del pozo y a sus papás en su trabajo. Podemos suponer que en el caso de Jesús no era diferente. Jesús aprendió a trabajar y a ayudar a su familia con generosidad. Él siendo Todopoderoso, obedecía a sus padres humanos, confiaba en ellos, los ayudaba y los quería.

¡Qué enseñanza nos da Jesús, quien hubiera podido reinar en el más suntuoso palacio de Jerusalén siendo obedecido por todos! Él, en cambio, rechazó todo esto para esconderse del mundo obedeciendo fielmente a María y a José y dedicándose a los más humildes trabajos diarios, el taller de San José y en la casa de Nazaret.

Las familias de hoy, deben seguir este ejemplo tan hermoso que nos dejó Jesús tratando de imitar las virtudes que vivía la Sagrada Familia: sencillez, bondad, humildad, caridad, laboriosidad, etc.

La familia debe ser una escuela de virtudes. Es el lugar donde crecen los hijos, donde se forman los cimientos de su personalidad para el resto de su vida y donde se aprende a ser un buen cristiano. Es en la familia donde se formará la personalidad, inteligencia y voluntad del niño. Esta es una labor hermosa y delicada. Enseñar a los niños el camino hacia Dios, llevar estas almas al cielo. Esto se hace con amor y cariño.

“La familia es la primera comunidad de vida y amor el primer ambiente donde el hombre puede aprender a amar y a sentirse amado, no sólo por otras personas, sino también y ante todo por Dios.” (Juan Pablo II, Encuentro con las Familias en Chihuahua 1990).

El Papa Juan Pablo II en su carta a las familias nos dice que es necesario que los esposos orienten, desde el principio, su corazón y sus pensamientos hacia Dios, para que su paternidad y maternidad, encuentre en Él la fuerza para renovarse continuamente en el amor.

Así como Jesús creció en sabiduría y gracia ante Dios y los hombres, en nuestras familias debe suceder lo mismo. Esto significa que los niños deben aprender a ser amables y respetuosos con todos, ser estudiosos obedecer a sus padres, confiar en ellos, ayudarlos y quererlos, orar por ellos, y todo esto en familia.

Recordemos que “la salvación del mundo vino a través del corazón de la Sagrada Familia”.
La salvación del mundo, el porvenir de la humanidad de los pueblos y sociedades pasa siempre por el corazón de toda familia. Es la célula de la sociedad.

Oración 

“Oremos hoy por todas las familias del mundo para que logren responder a su vocación tal y como respondió la Sagrada Familia de Nazaret.
Oremos especialmente por las familias que sufren, pasan por muchas dificultades o se ven amenazadas en su indisolubilidad y en el gran servicio al amor y a la vida para el que Dios las eligió” (Juan Pablo II)

“Oh Jesús, acoge con bondad a nuestra familia que ahora se entrega y consagra a Ti, protégela, guárdala e infunde en ella tu paz para poder llegar a gozar todos de la felicidad eterna.”

“Oh María, Madre amorosa de Jesús y Madre nuestra, te pedimos que intercedas por nosotros, para que nunca falte el amor, la comprensión y el perdón entre nosotros y obtengamos su gracia y bendiciones.”

“Oh San José, ayúdanos con nuestras oraciones en todas nuestras necesidades espirituales y temporales, a fin de que podamos agradar eternamente a Jesús. Amén.”

SANTA JUDITH



PERSONAJE BÍBLICO




Judith = aquella que alaba a Dios. Viene de la lengua hebrea.


Si quieres leer y meditar un libro sumamente interesante en la Biblia es el de esta heroína que defendió la libertad de su pueblo y la religión contra el tirano general Holofernes.

Este militar, asesorado por sus jefes, sabía que el pueblo judío cuando está bien con su Dios, no hay quien pueda con ellos.

El orgulloso general, con tantos hombres bajo sus órdenes, mandó sitiar la ciudad hasta que murieran extenuados de hambre y de sed. Cuando las cosas iban muy mal, el sacerdote Ozías, le dijo:"Esperen cinco días y en ese plazo decidiremos qué debemos hacer".

Pero en este momento se presentó una bella mujer, viuda y entregada a la penitencia y a la oración. Era la admiración de todos por su belleza física y su simpatía.

Judith les dijo:" Dios nos está probando pero no nos ha abandonado. Yo voy a hacer en estos días algo cuyo recuerdo se prolongará por muchos siglos. Esta noche saldré de la ciudad y luego Dios hará por mi mano algo que ahora no les puedo contar". Luego se postró ante Dios y le rogó que bendijera su plan y la ayudara. El sacerdote y los demás jefes le dijeron: "Vete en paz y que el Señor te proteja y te guíe".

Se puso bellísima con sus mejores vestidos y joyas y se largó al campo de los enemigos. Al verla los centinelas, ella les dijo que huía de Betulia para entrevistarse con Holofernes.

Le pidió al general que la dejaran actuar y que cada noche le permitiese ir al campo a orar. Le dijo que no había inconveniente. Se enamoró de ella al instante. Mandó hacer una gran fiesta en la que se emborrachó. Una vez que se quedó solo, cogió una espada y le cortó la cabeza.


Actuó en conciencia. Entre dos males, eligió el menor. Todos fueron a felicitarla. Y le dijeron:"Tú eres la gloria de Jerusalén, el orgullo de Israel. Bendita seas por el Señor Omnipotente por todos los siglos. Amén".

jueves, 29 de diciembre de 2016

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS, 29 DE DICIEMBRE



LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
DICIEMBRE 29



¿Por qué la Noche de Navidad es Nochebuena?

Porque en ella nace el Mensajero de la Buena Nueva de que Dios tiene buena voluntad para todos los hombres. Porque nace la Luz del mundo, para que no caminemos en nuestra vida por las tinieblas del pecado. Porque nace el que viene a damos verdaderas ganas de vivir, dando a nuestra vida un nuevo sentido y una nueva orientación. Porque nace Aquel que ha sido el único capaz de poder afirmar con verdad: "Venid a mí todos los que estáis tristes y sufriendo; Yo os aliviaré".

Porque nace el verdadero Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo, ese pecado colectivo que fabricamos todos los hombres de todos los tiempos. Porque nace Aquel que nos dará como precepto de su religión: "Amaos los unos a los otros".

Porque nace el que pudo decir: "Yo soy la resurrección y la vida; quien cree en mí, aunque muera, vivirá para siempre".

Motivos más que suficientes para que llamemos a esa noche una verdadera Nochebuena.

Cuando Jesús ya tenía doce años, fue al templo de Jerusalén con sus padres y allí se quedó, ignorándolo éstos. Cuando a los tres días se encontraron y María le expuso su extrañeza por la ausencia, Jesús les dijo: "¿No sabíais que yo debía estar en las cosas de mi

Padre?" (Lc, 2, 49). ¿No deberás tú también pensar que las cosas del Padre celestial te están encomendadas?

DOS TÓRTOLAS OFRECIDAS EN SACRIFICIO



Dos tórtolas ofrecidas en sacrificio

Se ofrecían en forma de sacrificio cuando se presentaba a Dios al hijo primogénito. 




La Redención tiene infinitas facetas para que nuestro corazón, en meditación, las descubra. Cuando rezamos el cuarto misterio gozoso del Santo Rosario, por ejemplo, meditamos la Presentación de Jesús en el templo. Y sabemos que allí recordamos la celebración de un rito que el pueblo judío heredó de las leyes de Moisés: se presentaba a Dios al hijo primogénito en el Templo, en forma de sacrificio. Y la costumbre de los humildes era presentar dos tórtolas como ofrenda. Cuando aquel día José y María ofrecieron a Jesús en el Templo se vivió un anticipo de lo que ocurriría luego: el Cordero de Dios iba a ser verdaderamente ofrecido en sacrificio, para la Salvación de toda la humanidad. Allí el anciano Simeón profetizó a María que su corazón iba a ser traspasado por una espada, por el destino de Cruz que su Hijo iba a enfrentar.

Aquí se esconde un gran misterio: se ofrecieron entonces dos tórtolas como símbolo de sacrificio a Dios. Ellas representaban a Jesús y también a María. Se ofreció en sacrificio al Redentor y a la Corredentora, juntos inseparablemente en la obra de la Salvación. Dios Padre recibió la ofrenda de Su propio Hijo y también la de la Criatura más perfecta, verdadera Arca que contuvo y dio su naturaleza humana al Salvador.

Las dos tórtolas ofrecidas en sacrificio en Jerusalén dos mil años atrás unieron indisolublemente a Madre e Hijo en la obra de la Salvación, frente a Dios Padre. Jesús murió física y místicamente por nosotros en la Cruz, pero su Madre lo siguió en todo momento, de tal modo que también sufrió místicamente la Pasión de su Hijo amado. Así, el misterio de la Redención va unido al de la Corredención de María.

El único y verdadero Salvador de la humanidad no quiso en ningún momento tener a Su Madre lejos de él: espiritualmente ellos siempre estuvieron unidos, como lo están ahora. Estos tiempos son importantes para recibir de nuestra Madre Celestial el consuelo y la guía para que lleguemos a su Hijo. Porque como dijo San Luis Grignion de Montfort: María es el camino más corto y seguro para llegar a Jesús.

¡Jesús y María, sean la Salvación del alma mía!

CONTESTACIÓN DE JESÚS



Contestación de Jesús



Mis buenos amigos: ¿Recuerdan la carta que escribí al recién nacido Jesús de Nazaret? ¿Qué me contestó?

Pues sencillamente... esa carta me la devolvió el correo, poniendo en el sobre: "al remitente".

Sí, fíjense que en el sobre, parece que el mismo Jesús puso esa notita que decía: “no soy yo, sino ustedes los cristianos los que deben procurar que nadie sienta frío, ni ausencia de hogar; vuélvase al remitente, para que tome nota".

Por eso, porque Jesús de Nazaret me devolvió la carta que le escribí, me tomé la libertad de enviárselas a ustedes ayer, cerca del nuevo aniversario de su nacimiento, para que todos tomemos conciencia de nuestra responsabilidad: que todos lleguemos de una vez a comprender que Jesús sigue naciendo en cada niño que llora, y sigue naciendo en cada niño que viene a este mundo, y sigue llorando en cada niño que llora, y sigue teniendo frío en cada niño desprovisto de ropa y sigue teniendo hambre en cada uno de los hambrientos.

Es Jesús de Nazaret el que vive hoy en la carne de cada uno de los pobres, y es en esos necesitados en los que nosotros, los cristianos, porque creemos en Jesús, debemos demostrar nuestro amor a Él.

Luego, en el Evangelio nos lo dejará escrito Él mismo cuando diga: "lo que hagan con cada uno de estos mis pequeños hermanos, lo hacen conmigo".

Así que los dejo por hoy, mis buenos amigos cristianos. ¿Quieren escribirle al Niño Jesús? ¿Quieren ayudarlo? Manden la ayuda a cualquier lugar de beneficencia, para que la hagan llegar a los nuevos Niños Jesús, que son los niños pobres, los niños que sufren, los niños que lloran, los niños que tienen hambre.

En nombre de esos niños: GRACIAS.

¡Ah! Me olvidaba: y sobre todo, en nombre del Niño Jesús: ¡MUCHAS GRACIAS!

POESÍA A LA VIRGEN DE NAVIDAD



Poesía
A la Virgen de Navidad




La olvidada campana de la estrella
toca la hora del Amor, y el viento
dispersa en las tinieblas el lamento
de los cautivos y la Paz lo sella.

Porque eres Madre, siendo aún Doncella,
y el río de tu leche es ya sustento;
porque duerme el Señor bajo tu aliento,
heno de tu campiña en la gamella:

En la Noche del Tiempo renacido,
incapaz de decir tu dulce nombre
la Palabra del Padre hecha vagido;

capullo de las fajas y del sueño,
tembloroso y mortal capullo de hombre
¡nuestro hermano mayor y el más pequeño!

JESÚS ES ESPERANZA DE PAZ



Jesús es Esperanza de Paz
Haz la prueba de acercarte a Jesús y verás cómo cambia tu corazón. Encontrarás la paz que necesitas.






VER

En varias partes del mundo hay conflictos y guerras. En Siria, entre israelíes y palestinos, en diversas regiones de Africa, en Venezuela, y en tantos otros lugares, con mayor o menor intensidad. Pero lo mismo sucede entre nosotros. En Oxchuc y Chenalhó, no han podido tomar plena posesión como presidentas municipales dos mujeres, a pesar de que las autoridades federales les han confirmado en sus puestos. No es cuestión de género, sino que hay divisiones internas en sus comunidades, que tornan muy peligrosa, incluso sangrienta, su reinstalación. Es lo que queremos evitar. Pero el interés por el dinero, por administrar los recursos públicos, impide cualquier negociación y acuerdo. No hay la paz social que anhelamos en esos lugares. Y con bloqueos carreteros, que dañan tanto a las propias comunidades y al turismo, presionan para quedarse con el poder.



Tampoco hay paz en muchos hogares. ¡Cuánto sufren los hijos con el alcoholismo de un papá, o con la violencia intrafamiliar! Hay hermanos que no se hablan, por inconformidades internas con las herencias. ¡Cuánta guerra, subterránea o abierta, entre los candidatos de partidos políticos! Entre los mismos seguidores de Jesús, hay ataques fundamentalistas, usando hasta la misma Biblia para destrozarnos. Y ¡cuántos corazones rotos por odios y resentimientos, incapaces de perdonar!





En cambio, cuando descubrimos a Jesús y lo sentimos cercano, la vida cambia por completo. Así me lo escribió un encarcelado, ahora que visité el Centro de Readaptación Social No. 5 de Chiapas, como acostumbramos hacer muchos obispos y sacerdotes en las fiestas navideñas: “Como nunca, entiendo de manera literal lo que significa no ser libre a causa del pecado. Tenemos muchas cárceles: vicios, excesos, alejamientos, rencores, enfermedades, pobreza, hambre, indiferencia, y sólo cuando estás en la cárcel y te dicen que alguien llegará para darte la libertad, tu corazón despierta y comienza a albergar una luz en su interior: esperanza… En Navidad, damos gracias a Dios que nos libera, que puso su vista en nosotros y nuestra necesidad… Por eso, para quienes no somos libres, este día es un día de alegría, porque hoy nace Dios, y por eso es un día feliz”.



PENSAR

El Papa Francisco, con ocasión de la Navidad, nos invita a volver los ojos a Jesús. Si lo aceptamos y procuramos vivir su Evangelio, no sólo encontraremos paz y esperanza para nosotros, sino que las contagiaremos a los demás:

“Cuando todo parece terminar, cuando, ante tantas realidades negativas, la fe se hace difícil y viene la tentación de decir que nada más tiene sentido, ahí está en cambio la bella noticia: Dios está viniendo a realizar algo nuevo, a instaurar un reino de paz; Dios viene a traer libertad y consolación. El mal no triunfará por siempre; existe un final para el dolor. La desesperación ha sido vencida, porque Dios está entre nosotros.

Estamos llamados a convertirnos en hombres y mujeres de esperanza. Pero qué feo es cuando encontramos un cristiano que ha perdido la esperanza: “Yo no espero nada, todo ha terminado para mí”; un cristiano que no es capaz de mirar el horizonte con esperanza y, ante su corazón, solo hay un muro.  ¡Dios destruye estos muros con el perdón! Y por esto, nuestra oración para que Dios nos dé cada día la esperanza y la dé a todos, aquella esperanza que nace cuando vemos a Dios en el pesebre en Belén. Y viendo al pequeño Niño de Belén, los pequeños del mundo sabrán que la promesa se ha cumplido, el mensaje se ha realizado. En un niño apenas nacido, necesitado de todo, envuelto en pañales y puesto en un pesebre, está contenida toda la potencia del Dios que salva” (14-XII-2016).

“Para encontrarlo, hay que ir allí, donde él está: es necesario reclinarse, abajarse, hacerse pequeño. El Niño que nace nos interpela: nos llama a dejar los engaños de lo efímero para ir a lo esencial, a renunciar a nuestras pretensiones insaciables, a abandonar las insatisfacciones permanentes y la tristeza ante cualquier cosa que siempre nos faltará. Nos hará bien dejar estas cosas para encontrar de nuevo en la sencillez del Niño Dios la paz, la alegría, el sentido luminoso de la vida” (24-XII-2016).

ACTUAR

Si piensas que esto son sólo bellas palabras, consuelos baratos, sentimentalismos ocasionales, haz la prueba de acercarte a Jesús y verás cómo cambia tu corazón. Encontrarás la paz que necesitas, suceda lo que sucediere, y serás constructor de paz a tu alrededor. Búscalo en el silencio de un Sagrario.

NECESITAMOS SABER



NECESITAMOS SABER...



Hoy muchos hombres saben muchas cosas, pero no saben la principal, lo único que hay que saber necesariamente para no ir al Infierno, es decir, saber qué hay que hacer para salvarse eternamente.

La televisión nos inunda con imágenes, ruidos y conceptos, pero éstos esconden el verdadero sentido de la existencia humana y nos mantienen como embobados frente al televisor, no dejándonos ver realmente la realidad tal cual como es. Nos mantiene “entretenidos” y sin dejarnos pensar en las cosas importantes de la vida, en la única cosa importante de la vida: salvar el alma.

Y lo que es peor, también por los medios de comunicación se nos enseña el mal. ¿Pero ya Dios no había dicho a Adán y Eva que no comieran del fruto del conocimiento del Bien y del Mal? Pero el hombre sigue sin hacer caso y quiere saber lo malo, no dándose cuenta que con ese conocimiento envenena su alma y sus sentidos, y así es fácil presa de Satanás. Dios quiere que seamos ignorantes en el mal y sabios, muy sabios en el bien.

Esta Bendición Es Para Ti!





Tu sabes Señor
Que la persona que está leyendo esto, es una persona
“MUY ESPECIAL”
Jesús, Rey de Misericordia, yo te pido que, a medida
que ella lea esto,
Tú Señor, derrames Tu gran misericordia en su vida.
Entra en su corazón y llénalo de Amor, de Paz y de Alegría.
Toca su mente, sus emociones, sus recuerdos, Señor.
Elimina sus miedos…
Líbrala de sus angustias…
Quita sus preocupaciones…
Entra en su corazón y cura las heridas de su historia;
Las frustraciones de sus sueños no realizados; Sus ilusiones perdidas;
Su cuerpo; Su mente; Sus emociones;
¡CÚRALA, SEÑOR!
Llena su vida de Luz y de Amor, de Alegría; hazle conocer La Verdad, esa Verdad que le hará “Libre”
¡Llénala de Ti, Jesús;
Enséñala a beber “El Agua Viva”
Ilumina su vida, mi Señor y enséñala a amar, como Tú la amas.
Aléjala del mal y de los malos; cúbrela con Tu manto.
Dale fuerza y ternura; entereza y dulzura; dale encanto y valor.
Dale Jesús, Tu Gracia, Tu Alegría y Tu Amor.
Haz que siempre reparta a los suyos Tu Paz y que nunca faltes en su vida, Señor.
¡Amén!

San David, santo del AT





Conmemoración de san David, rey y profeta, hijo de Jesé betlehemita, que encontró gracia ante Dios y fue ungido con el santo óleo por el profeta Samuel para regir el pueblo de Israel. Trasladó a la ciudad de Jerusalén el arca del Señor, y Dios le juró que su descendencia permanecería para siempre, porque de él nacería Jesucristo según la carne.
Así como antes de la Navidad se suceden las memorias de los profetas, que van jalonando la llegada del Emmanú-El, una vez llegada la Navidad celebramos personajes bíblicos que tienen más inmediata relación con el nacimiento, como hoy el rey David, antepasado, modelo y figura del Cristo. Porque «Cristo» es la palabra griega equivalente a lo que en el hebreo de la Biblia se llama «Mesías», es decir, Ungido, marcado por el aceite que consagra, del cual es el mayor ejemplo el ungido por excelencia, el Rey David. En efecto, «Jesucristo» no es para el Nuevo Testamento, ni fue para las primeras generaciones de cristianos, lo que lamentablemente ha llegado a ser para nosotros: un nombre propio; en todo el Nuevo Testamente la expresión «Jesúscristo» se escribe siempre «Jesús el Cristo», es decir, un nombre propio + un título, el título mesiánico. Cuando Jesús le pregunta a los suyos (Mc 8,29): «Y vosotros, ¿quién decís que soy?», Pedro, en nombre de todos, le responde «Tú eres el Cristo»... y con eso no hace falta que Pedro aclare qué quiso decir, ya que ha invocado la unción que marca el designio de Dios sobre ese Jesús, como señaló ante todo a David. Cuando Jesús quiso indicar a la multitud de creyentes venidos de todas partes de Judea y Galilea a Jerusalén para la fiesta de Pascua quién era, en realidad, él, hizo como los antiguos reyes de Israel: dio una vuelta ante todos montado en burro, antiguo gesto de los orígenes de la monarquía en Israel para reivindicar el derecho a la sucesión. Nuevamente la figura de David sirviendo de guía a la pregunta de «quién es Jesús».
David no fue exactamente el primer rey de israel, porque entre el período que llamamos «de los jueces» (entre el 1200 y el 1000), es decir, de los líderes carismáticos regionales que convocaban a las tribus para la guerra santa, y el reinado de David, hubo un período de transición que tuvo como centro la figura del malogrado Saúl: en parte juez, en parte rey. Saúl fue «juez», porque su elección fue carismática y local, logrando sólo lentamente la aceptación de todas las tribus; pero también puede decirse que fue «rey», sobre todo por su aspiración a convertir Israel en un conjunto organizado, no ya de tribus que tiraran cada una para su lado, sino en una verdadera conjunción de fuerzas en torno al convocante nombre del Dios Yahveh, que había sido dos siglos antes, en definitiva, la aspiración del padre fundador, Moisés. La historia de Saúl y su trágico final se nos cuenta -no como en un manual de historia, claro, sino en la perspectiva teológica y catequética de la Biblia- en 1Samuel 9-31.
David fue alguien del entorno de Saúl que supo comprender muy bien aquello a lo que aspiraba Saúl. Supo convocar en torno a sí, despaciosa pero certeramente, las fuerzas vivas que rodeaban al Rey (el profeta, los generales, los posibles herederos del propio Saúl, ¡incluso a los filisteos!), y cuando el poder de Saúl decayó, tomó su lugar sin que nadie pudiera decir que participaba de su misma debilidad. Y una vez en la cima, no impuso su reinado despóticamente, al contrario, dio a las tribus lo que esperaban: tiempo para que asimilaran la nueva época, y sólo siete años más tarde de ser coronado rey de su propia tribu (Judá) buscó la corona de todas las tribus, y ciñó la doble corona de Judá e Israel. Y para que quedaran claros los nuevos tiempos, conquistó la ciudad cananea de Jerusalén, que no era territorio de Israel y por tanto no podía suscitar celos entre las tribus, y allí fundó «su» ciudad: la ciudad de David, en el sentido posesivo del término: efectivamente era suya por derecho de conquista. En estos pocos rasgos, en los que podríamos seguir y acumular más y más detalles, ya se ve con claridad que estamos ante un político hábil e inteligente, alguien que sabe leer los signos de los tiempos, y moverse en esa dirección precisa. La Biblia nos cuenta que todo ello tiene que ver con algo que celebramos en él pero que poco podemos denotar con el dedo: fue elegido por el propio Dios en su plan salvífico para la humanidad, que llegaría a su cumbre en Jesús.
La historia de David se nos narra en la Biblia a poco de comenzar la de Saúl; tenemos una primer mención del nombre en 1Samuel 16: a partir de ese capítulo, en el que Yahvé declara abiertamente que ha rechazado definitivamente a Saúl y manda al profeta Samuel a que unja a David como rey conforme a sus planes, la figura de David no hara sino crecer, y la de Saúl desbarrancarse en la soledad y la locura. La historia de David continúa luego atravesando todo el libro segundo de Samuel, y acaba en 1Reyes 2, con el traspaso del reino a uno de sus hijos, Salomón, y la muerte. Pero su figura no muere allí, sino que será la medida con la que toda la historia de Israel medirá a sus gobernantes: la talla de David.
De la cronología y de los orígenes de David no hay datos del todo claros; la Biblia (nuestra única fuente) se limita a recoger diversas tradiciones y a organizarlas en torno a los núcleos de enseñanza que quiere extraer de ello, sin preocuparse demasiado por la discordancia entre esas tradiciones. Así, se lo presenta a David como casi un niño que cae en gracia a Saúl y le sirve como escudero y como músico personal que calma sus ataques de depresión (el «espíritu malo de parte de Yahvé» que lo atormentaba), 1Sam 16; pero en otro relato, contado casi a renglón seguido de ése -en 1Sam 17- lo presenta como un intrépido jovencito, hermano de tres soldados de Saúl, que se atreve a liberar a Israel de los filisteos venciendo en nombre de Yahvé al gigante Goliat con una piedra. Estos diversos relatos de los orígenes de David fueron recogidos por la tradición oral, transmitidos, ampliados, esquematizados, y llegaron siglos después al narrador bíblico, que se aprovechó de todo ese material no para contarnos una versión crítica y erudita de la historia de David, sino una catequesis en torno a su polifacética figura, y por eso se preocupó poco de armonizar las tradiciones discordantes.
Por mi parte, de todo lo que habría para señalar sobre el rey David, me gustaría detenerme en tres momentos que evocan muy claramente cierto modo de vivir el vínculo religioso con Dios, que sigue siendo aleccionador para nosotros:
-David peca gravemente ante Yahvé abusando de su poder, arrebatándole la mujer (Betsabé) a uno de sus servidores (Urías, el hitita); de esa unión nace un hijo que, en los códigos religiosos del momento «debe» morir, así que el profeta Natán anuncia a David que Yahvé lo ha perdonado, pero que el niño no vivirá, entonces, «...David suplicó a Dios por el niño; hizo David un ayuno riguroso y entrando en casa pasaba la noche acostado en tierra. Los ancianos de su casa se esforzaban por levantarle del suelo, pero el se negó y no quiso comer con ellos. El séptimo día murió el niño; los servidores de David temieron decirle que el niño había muerto, porque se decían: "Cuando el niño aún vivía le hablábamos y no nos escuchaba. ¿Cómo le diremos que el niño ha muerto? ¡Hará un desatino!" Vio David que sus servidores cuchicheaban entre sí y comprendió David que el niño había muerto y dijo David a sus servidores: "¿Es que ha muerto el niño?" Le respondieron: "Ha muerto." David se levantó del suelo, se lavó, se ungió y se cambió de vestidos. Fue luego a la casa de Yahveh y se postró. Se volvió a su casa, pidió que le trajesen de comer y comió. Sus servidores le dijeron: "¿Qué es lo que haces? Cuando el niño aún vivía ayunabas y llorabas, y ahora que ha muerto te levantas y comes." Respondió: "Mientras el niño vivía ayuné y lloré, pues me decía: ¿Quién sabe si Yahveh tendrá compasión de mí y el niño vivirá? Pero ahora que ha muerto, ¿por qué he de ayunar? ¿Podré hacer que vuelva? Yo iré donde él, pero él no volverá a mí."» (2Sam 12,16-23). Esta realista aceptación de la voluntad de Dios, muchas veces inescrutable, es también un gesto de libertad que enseña claramente que el verdadero gesto religioso no es la repetición mecánica de unos ritos, sino la aceptación completa y sin fisuras de Aquel a quien esos ritos van dirigidos.
-Se nos cuenta también relacionada con esta actitud otra historia: «Cuando el rey David llegó a Bajurim salió de allí un hombre del mismo clan que la casa de Saúl, llamado Semeí, hijo de Guerá. Iba maldiciendo mientras avanzaba. Tiraba piedras a David y a todos los servidores del rey, mientras toda la gente y todos los servidores se colocaban a derecha e izquierda. Semeí decía maldiciendo: "Vete, vete, hombre sanguinario y malvado. Yahveh te devuelva toda la sangre de la casa de Saúl, cuyo reino usurpaste. Así Yahveh ha entregado tu reino en manos de Absalón tu hijo. Has caído en tu propia maldad, porque eres un hombre sanguinario." Abisay, hijo de Sarvia, dijo al rey: "¿Por qué ha de maldecir este perro muerto a mi señor el rey? Voy ahora mismo y le corto la cabeza." Respondió el rey: "¿Qué tengo yo con vosotros, hijos de Sarvia? Deja que maldiga, pues si Yahveh le ha dicho: "Maldice a David" ¿quién le puede decir: "Por qué haces esto?... Dejadle que maldiga, pues se lo ha mandado Yahveh. Acaso Yahveh mire mi aflicción y me devuelva Yahveh bien por las maldiciones de este día."» (2Sam 16,5-12). Se trata de la aceptación incondicional de la voluntad de Dios, pero también de un paso más: de situarse del lado de la justicia de Dios, siempre distinta a nuestros criterios, incluso los más nobles y equilibrados.
-Y también precisamente con esto tiene relación una tercera historia: David traslada el Arca de la Alianza a Jerusalén, y va él personalmente ejerciendo funciones sacerdotales, ofreciendo sacrificios a medida que el arca avanza; como es lógico, viste una vestidura sacerdotal, el efod, que es una pieza de tela de lino sin costuras, y que lo cubre como una capa. Naturalmente no puede llevar ninguna otra vestidura, porque es así el símbolo de la vestidura: íntegra y sin piezas. Como va realizando una danza, posiblemente extática, ante el arca, el efod se levanta y lo muestra desnudo ante la gente, entonces la despechada Mikal, hija de Saúl, dice el relato «que estaba mirando por la ventana, vio al rey David saltando y girando ante Yahveh, y le despreció en su corazón.», y así ocurrirá que «Cuando se volvía David para bendecir su casa, Mikal, hija de Saúl, le salió al encuentro y le dijo: "¡Cómo se ha cubierto hoy de gloria el rey de Israel, descubriéndose hoy ante las criadas de sus servidores como se descubriría un cualquiera!" Respondió David a Mikal: "En presencia de Yahveh danzo yo. Vive Yahveh, el que me ha preferido a tu padre y a toda tu casa para constituirme caudillo de Israel, el pueblo de Yahveh, que yo danzaré ante Yahveh, y me haré más vil todavía; seré vil a tus ojos pero seré honrado ante las criadas de que hablas.» (2Sam 6,11ss). David vive en el «secreto de Dios», está convencido de la justicia de Yahvé, y que esa justicia implica una misteriosa inclinación de Yahvé por lo débil antes que por la fuerza y el poder; siendo el hombre más poderoso de Israel de ese momento, no mira en su poder lo que se debe a su propia habilidad, sino que sabe que la razón última de su poder está en «ser pequeño a los ojos de Dios».
David gobernó Israel por 40 años (quizás la cifra sea simbólica), durante la primera mitad del siglo X a.C., posiblemente del 980 al 940. Consolidó un reinado que había sido un mero proyecto vacilante en su antecesor; dejó una descendencia brillante también en Salomón; amplió el territorio de la tierra bíblica a límites que nunca más volvió a tener; inauguró un período de auténtico esplendor de la monarquía bíblica (en realidad el único período verdaderamente esplendoroso). Su reinado, como cualquier otro, también tiene sombras, pero si queremos buscar un ejemplo bíblico de aquello a lo que se refiere Jesús cuando enseña que debemos ser «como niños», es David el mejor modelo. Quizás por eso cuando Jesús quiere enseñar que el respeto a Dios siempre supone la libertad, vuelve su mirada al rey David, como en Mc 2,25-28.

El Santo Evangelio del Día jueves 29 Diciembre 2016


Un día cualquiera, en medio de innumerable gente, en un niño común
Lucas 2, 22-35, V día de la Octava de Navidad, Ciclo A, Jesús es presentadc en el templo.





En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Espíritu Santo, fuente de luz, ilumíname. Dame tu luz y tu gracia para que pueda reconocer a Jesús. Que en medio de las fiestas navideñas pueda descubrir el gran misterio que hay detrás de todo. Ayúdame para que no me quede en la mera celebración superficial, sino que pueda tener un encuentro profundo con Jesús, que viene a mi corazón.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)


Del santo Evangelio según Lucas 2,22-35
Transcurrido el tiempo de la purificación de María, según la ley de Moisés, Ella y José llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley: Todo primogénito varón será consagrado al Señor, y también para ofrecer, como dice la ley, un par de tórtolas o dos pichones.
Vivía en Jerusalén un hombre llamado Simeón, varón justo y temeroso de Dios, que aguardaba el consuelo de Israel; en él moraba el Espíritu Santo, el cual le había revelado que no moriría sin haber visto antes al Mesías del Señor. Movido por el Espíritu, fue al templo, y cuando José y María entraban con el niño Jesús. para cumplir con lo prescrito por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios, diciendo:
"Señor, ya puedes dejar morir en paz a tu siervo, según lo que me habías prometido, porque mis ojos han visto a tu Salvador, al que has preparado para bien de todos los pueblos, luz que alumbra a las naciones y gloria de tu pueblo, Israel".
El padre y la Madre del niño estaban admirados de semejantes palabras. Simeón los bendijo, y a María, la Madre de Jesús, le anunció: "Este niño ha sido puesto para ruina y resurgimiento de muchos en Israel, como signo que provocará contradicción, para que queden al descubierto los pensamientos de todos los corazones. Y a ti, una espada te atravesará el alma".
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
El corazón del hombre busca a Dios. El anciano Simeón había buscado durante toda su vida, había esperado con paciencia y al fin su alma se había saciado del agua viva. Había visto a Jesús. Y eso era el mayor regalo que podía desear.
Cuántas veces podemos buscar a Jesús y quedarnos en la superficie. Celebramos la Navidad, vamos a misa, compramos y regalos y al final pasan los días y nuestra vida sigue igual. No ha cambiado mucho y decimos, bueno, otra vez a trabajar, otra vez clases, otra vez la vida ordinaria… Pareces que nada ha cambiado.
Sin embargo, es un momento para hacer una pausa y descubrir que ese Jesús al que buscamos está dentro y quiere que entablar una amistad con nosotros. Por esto es necesario el Espíritu Santo que nos indique el camino que tenemos que seguir. Que nos descubra a Jesús en medio de cualquier circunstancia.
Pensemos un poco en Simeón. Era un anciano, tal vez un poco ciego, y supo descubrir al Mesías en medio de una innumerable cantidad de gente que iba y venía, en un día cualquiera, en un niño común. ¿Por qué? Porque supo escuchar la voz del Espíritu que lo guiaba; supo ver en ese niño al esperado por todos.
«También nosotros, como María y Simeón, queremos llevar hoy en brazos a Jesús para que se encuentre con su pueblo, y seguro que lo conseguiremos si nos dejamos poseer por el misterio de Cristo. Guiemos el pueblo a Jesús dejándonos a su vez guiar por Él. Eso es lo que debemos ser: guías guiados.»
(Homilía de S.S. Francisco, 2 de febrero de 2015).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy, Señor, voy a hacer una hora Eucarística o al menos voy a hacer un rato de adoración, para pensar en lo verdaderamente importante de la Navidad y renovar la gratitud y la alegría de saber que Tú vienes a mi corazón.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

5o día de la Octava de Navidad

San Tomás Becket,, San David A.T.
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Leer el comentario del Evangelio por
San Elredo de Rieval : «Simeón tomó al niño en sus brazos»

Epístola I de San Juan 2,3-11.

Queridos hermanos:
La señal de que lo conocemos, es que cumplimos sus mandamientos.
El que dice: "Yo lo conozco", y no cumple sus mandamientos, es un mentiroso, y la verdad no está en él.
Pero en aquel que cumple su palabra, el amor de Dios ha llegado verdaderamente a su plenitud. Esta es la señal de que vivimos en él.
El que dice que permanece en él, debe proceder como él.
Queridos míos, no les doy un mandamiento nuevo, sino un mandamiento antiguo, el que aprendieron desde el principio: este mandamiento antiguo es la palabra que ustedes oyeron.
sin embargo, el mandamiento que les doy es nuevo. Y esto es verdad tanto en él como en ustedes, porque se disipan las tinieblas y ya brilla la verdadera luz.
El que dice que está en la luz y no ama a su hermano, está todavía en las tinieblas.
El que ama a su hermano permanece en la luz y nada lo hace tropezar.
Pero el que no ama a su hermano, está en las tinieblas y camina en ellas, sin saber a dónde va, porque las tinieblas lo han enceguecido.

Salmo 96(95),1-2a.2b-3.5b-6.

Canten al Señor un canto nuevo,
cante al Señor toda la tierra;
canten al Señor, bendigan su Nombre.

Día tras día, proclamen su victoria.
Anuncien su gloria entre las naciones,
y sus maravillas entre los pueblos.

No son más que apariencia,
en su presencia hay esplendor y majestad,
en su Santuario, poder y hermosura.




Lucas 2,22-35.

Cuando llegó el día fijado por la Ley de Moisés para la purificación, llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor,
como está escrito en la Ley: Todo varón primogénito será consagrado al Señor.
También debían ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o de pichones de paloma, como ordena la Ley del Señor.
Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, que era justo y piadoso, y esperaba el consuelo de Israel. El Espíritu Santo estaba en él
y le había revelado que no moriría antes de ver al Mesías del Señor.
Conducido por el mismo Espíritu, fue al Templo, y cuando los padres de Jesús llevaron al niño para cumplir con él las prescripciones de la Ley,
Simeón lo tomó en sus brazos y alabó a Dios, diciendo:
"Ahora, Señor, puedes dejar que tu servidor muera en paz, como lo has prometido,
porque mis ojos han visto la salvación
que preparaste delante de todos los pueblos:
luz para iluminar a las naciones paganas y gloria de tu pueblo Israel".
Su padre y su madre estaban admirados por lo que oían decir de él.
Simeón, después de bendecirlos, dijo a María, la madre: "Este niño será causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción,
y a ti misma una espada te atravesará el corazón. Así se manifestarán claramente los pensamientos íntimos de muchos".


Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

San Elredo de Rieval (1110-1167), monje cisterciense
In Ypapanti Domini (Sermones inéditos p. 51-52)

«Simeón tomó al niño en sus brazos»


«Simeón vino al templo, movido por el Espíritu Santo.» Y tú, si con sumo interés has buscado a Jesús por todas partes, es decir, si –como la Esposa del Cantar de los Cantares (Ct 3,1-3)- los has buscado sobre el lecho de tu descanso, ahora leyendo, ahora orando, ahora meditando, si lo has buscado también en la ciudad preguntando a tus hermanos, hablando de él, compartiendo sobre él, si tu lo has buscado por las calles y las plazas aprovechándote de las palabras y de los ejemplos de los demás, si lo has buscado junto a los centinelas, es decir, escuchando a aquellos que buscan la perfección, entonces tú vendrás al templo «movido por el Espíritu». Ciertamente, es el mejor lugar para el encuentro del Verbo con el alma: se le busca por todas partes, se le reconoce en el templo... «He encontrado al Amado de mi alma» (Ct 3,4). Busca, pues, por todas partes, búscale en todo, búscale cerca de todos, pasa y sobrepásalo todo para, por fin, llegar al lugar de la tienda, hasta la morada de Dios, y entonces, le encontrarás.

«Simeón vino al templo movido por el Espíritu.» Cuando sus padres llevaron al Niño Jesús, también él le recibió en sus manos: he aquí el amor que gusta por el consentimiento, que se une por el abrazo, que saborea por el afecto. ¡Oh, hermanos, que se calle aquí la lengua... Aquí, nada se desea si no es el silencio: son los secretos del Esposo y la Esposa... el extraño no puede tener parte en ello. «Mi secreto es mío, mi secreto es mío!» Is 24,16 Vlgt) ¿Dónde está, para ti, Esposa, tu secreto, tú la única que ha experimentado la dulzura que se saborea cuando en un beso espiritual, el espíritu creado y el Espíritu increado se encuentra uno frente al otro y se unen el uno con el otro hasta el punto que son dos en uno, o mucho mejor, digo, uno solo: justificante y justificado, santificado y santificante, deificante y deificado?...

Ojalá merezcamos también nosotros decir lo que sigue: «Lo he cogido y no lo soltaré» (Ct 3,4). Eso es lo que ha merecido san Simeón según dice: «Ahora, Señor, puedes dejar a tu siervo irse en paz.» Ha querido que le deje marchar, liberado de los lazos de la carne, para gozar aún más fuertemente del abrazo de su corazón, Jesucristo nuestro Señor, para quien es la gloria y el honor por los siglos sin fin.