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Gaspar Stanggassinger, Beato |
Sacerdote
Martirologio Romano: En Gars, cerca de Munich, en Baviera, de
Alemania, beato Gaspar Stanggassinger, presbítero de la Congregación del Santísimo
Redentor, dedicado a la educación de los jóvenes, siendo para
ellos modelo de caridad alegre y asidua oración (1899).
Nace en
una familia humilde y trabajadora en el año 1871 en
Berchtesgaden (Alemania). Es el segundo hijo de 15 hermanos. Desde
pequeño siente deseos de ser sacerdote, y con 9 años,
siendo monaguillo, escucha la llamada de Dios a entregarse a
su servicio.
Con 10 años inicia estudios en Freising, pero no
destaca por su talento. Tres años después ingresa en el
seminario, mejorando en los estudios por su alegría y tesón.
El profesor Plenther le admite hacer Voto de Castidad con
sólo 16 años. Escribe su “diario espiritual” (todo es gracia),
y siente gran devoción al Espíritu Santo, quien todo lo
hace, su fundamento espiritual. En 1889, sufre la fiebre tifoidea
y tras realizar una confesión general y recibir los sacramentos,
se recupera rápidamente. Es su gran conversión. Fruto de los
ejercicios espirituales, y de sus vacaciones en su pueblo se
va forjando su carisma, centrado en Cristo, dedicación a los
más pequeños, y acompañar a los jóvenes en el conocimiento
de Jesús. Acabado el Bachiller, ingresa en el Seminario Mayor,
destacando su interés por la Filosofía (Sto. Tomás), y por
las Ciencias Naturales debido a su profesor Max Westmeier. Obtiene
“cum laudem” en dogmática, y Sagrada Escritura, y siente pasión
por la historia de la Iglesia.
Vocación redentorista
El acercamiento a los
redentoristas es progresivo, desde que en 1887, realiza una confesión
general en Dürnberg, desde entonces se confiesa con redentoristas. Será
en 1892, tras una excursión con el seminario, y haber
rezado el rosario, cuando orando ante la Virgen de Altötting,
escucha: “vete a Gars, junto al rio Inn, con los
redentoristas”. Tiempo después escribe: “me he dado cuenta que con
los redentoristas puedo vivir una vida con Dios, en Dios
y para Dios”. Dejó el seminario y fue a casa
de sus padres, quienes se opusieron a la decisión, sobre
todo por que los redentoristas en Alemania habían sido prohibidos
por la ley Kulturkampf de Bismark, por considerarlos nocivos para
el Estado. El 6 de octubre de 1892 comienza su
noviciado en Gars, tomando el hábito el 29 de noviembre.
En ese tiempo escribe a sus padres para tranquilizarlos. Tiene
por maestro a J. Frankenberger, quien cree en extrañas revelaciones,
sobre este asunto escribe Gaspar: “Los elevados misterios no son
para mí. Lo esencial se encuentra en el Evangelio, para
mi son incomprensibles... me limito a las verdades elementales, a
la vida eterna, encarnación, redención y al Santísimo Sacramento”.
Tiene dificultades
para entender a un novicio, a quien no aguanta, y
siente deseos de abandonar el noviciado. Esta etapa viene marcada
en su espiritualidad por su apertura total a Dios y
fidelidad sólo por su amor. El camino que sigue viene
marcado por mortificaciones, oración, visitas regulares al Santísimo, 4 exámenes
de conciencia diarios, retiros y ejercicios de piedad. Con ello
busca un mayor compromiso, ser modesto y confiar en Dios:
“mi única vocación es hacer la voluntad de Dios”. El
16 de octubre de 1893 hace la profesión religiosa en
Dürrnberg.
Teologado y ordenación
Continúa sus estudios teologales en Dürrnberg, bajo la
dirección del P. Rieger, de quien queda impresionado por su
ciencia, y anota una de sus frases: “Quien estudia la
Teología sin rezar, fácilmente puede convertirse en un loco peligroso”.
Los serios propósitos del noviciado los sigue manteniendo, con la
meditación, oración sencilla y contemplación, cuidando así su vida interior:
“nuestra vida interior es nuestra verdadera vida”.
En esta época se
propone cuidar su atención a los demás, ser más respetuoso,
comprenderlos mejor, ser más amable y no sermonear ni juzgar.
Todo un estilo de vida, de honestidad y sencillez que
le acompañará toda su vida. El 28 de diciembre de
1893 recibe el subdiaconado en Ratisbona; el 21 de septiembre
del año siguiente, el diaconado. Finalmente es ordenado sacerdote en
la misma ciudad el 16 de junio de 1895, cuando
tan sólo tenía 24 años, y canta misa en su
pueblo natal el día 24 del mismo mes. Tras los
ejercicios para prepararse para la ordenación, escribió: “...en la predicación
debo evitar la palabrería vacía y aburrida. Predicaré únicamente la
palabra de Dios y no la mía”.
Trabajo pastoral
Tras ser ordenado
es destinado al Seminario Menor de futuros Misioneros Redentoristas de
Dürrnberg, como profesor y encargado de estudios. Sus cualidades personales,
le hace ganarse rápidamente la confianza de los chicos. Su
cordialidad, disponibilidad, afecto, humildad, comprensión y bondad, no le impiden
ser firme y prudente en su trato y decisiones.
Tras estudios
sobre la enseñanza, se decanta por un nuevo estilo estimulante,
que no obligue a nadie, tolerante, paciente y entregado, en
que se obedece sólo por amor, porque se quiere y
no porque se debe, un estilo alegre y sereno. Nunca
castiga ni reprende. Si algo está mal, los llama aparte,
y si se equivoca les pide perdón en público, incluso
de rodillas. Apuesta por una formación integral de los jóvenes,
donde haya juego, deporte y otras manifestaciones, orientando hacia la
madurez personal y el equilibrio interior, fundamentándolos siempre en Cristo.
También propone unos días de vacaciones para los alumnos con
sus familias. Se vuelca en la dedicación hacia los alumnos,
especialmente con los enfermos.
Además de este trabajo, se encarga de
la contabilidad del seminario, de elaborar los nuevos estatutos de
la casa, y de los programas de estudio. En la
comunidad, hace de reconciliador entre los hermanos, buscando el entendimiento
entre jóvenes impacientes y superiores exigentes.
A sus 26 años, es
el encargado de los postulantes, quienes le tienen gran cariño
por su amistad, sencillez y cercanía, llegando a decir de
Gaspar: “le gustaba pasar el rato y entretenerse sentado con
nosotros”. Aunque le hubiese gustado haber ido de misiones, Gaspar
se siente plenamente misionero en su trabajo pastoral en el
seminario, y también en su confesionario, y sus predicaciones sencillas,
destacando las referentes a María. Stanggassinger dice de sí mismo:
“soy una caña hueca a través de la cual habla
Dios”. En 1897, el intenso trabajo le desborda y entra
en un estado de tensión y agotamiento, aún así, seguirá
trabajando con toda su fuerza.
Últimos días
Los últimos días de su
vida, transcurren rápidamente en Gars, al ser trasladado el Seminario
Mayor hasta esa ciudad. Llega el 11 de septiembre de
1899, y el día 13 dirige unos ejercicios espirituales para
los alumnos, en los que presiente su final. El día 22
se siente cansado y sin fuerzas, con fuertes dolores de
vientre: “...ahora veo la diferencia entre predicar sobre la paciencia
y sufrir con paciencia el dolor”.
El 24 de septiembre, tras
celebrar la eucaristía en la enfermería, pide la unción, que
la recibe al día siguiente. Diagnosticada una apendicitis que se
vuelve peritonitis, se rodea en sus últimos momentos de los
jóvenes a los que les predica de la siguiente manera:
“Honrad y amad a la buena Madre, visitar a Jesús
Sacramentado”. Tras recibir la comunión y hacer una oración de
San Alfonso, muere en la madrugada del día 26 de
septiembre de 1899 en la ciudad de Gars. Tan sólo
tenía 28 años.
Tras su muerte, el seminario queda en un
gran desconcierto, hay que asignar un nuevo director, ya que
dos días antes Gaspar había sido nombrado director. Sus alumnos
lo reconocen rápidamente como modelo de santidad, y comienzan a
pedir su intercesión.
Modelo de santidad
En 1935, el mismo día que
da comienzo el proceso de canonización, se produce el primer
gran milagro, al ser curada de un tumor de estómago
sor María Teófilo. Sus reliquias se veneran en una capilla
de la Iglesia Redentorista de Gars. En 1986 el Papa
Juan Pablo II lo declara Heroico en la práctica de
las virtudes cristianas. Y finalmente el 24 de abril de
1988 lo declara Beato de la Iglesia Universal en Roma.
Su
vida, testimonio vivo, ejemplo y modelo de los Redentoristas en
una vida sencilla y totalmente entregada a hacer la voluntad
de Dios con amor y negación de sí mismo. Hacer
de su vida en humildad sencilla y alegre una oblación,
prolongación de la Redención de Cristo.
El Beato Gaspar Stanggassinger,
no destaca por los hechos extraordinarios. Destaca por su forma
de vivir en la vida ordinaria, por su encuentro con
Cristo en todo, por seguirlo con decisión y coherencia. Es
un modelo de sencillez, que se toma en serio la
realidad terrena, que ama la naturalez, y disfruta de ella
y de la familia y amigos, sin abandonar en ningún
momento su vida espiritual y religiosa, sin exageraciones, de una
forma sencilla y humilde.
En la Provincia Redentorista de España es
el Patrón de los formadores y formandos (postulantes, novicios y
estudiantes teólogos) y de las vocaciones a la vida misionera
redentorista.
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