domingo, 28 de febrero de 2016

SEGUIRÉ ADELANTE!!!



¡Seguiré adelante!


Voy a seguir creyendo, aún cuando la gente pierda la esperanza.
Voy a seguir dando amor, aunque otros siembren odio.
Voy a seguir construyendo, aún cuando otros destruyan.
Voy a seguir hablando de paz, aún en medio de una guerra.
Voy a seguir iluminando, aún en medio de la oscuridad.

Y seguiré sembrando, aunque otros pisen la cosecha.
Y seguiré gritando, aún cuando otros callen.
Y dibujaré sonrisas, en rostros con lágrimas.
Y transmitiré alivio, cuando vea dolor.
Y regalaré motivos de alegría donde sólo haya tristezas.
Invitaré a caminar al que decidió quedarse.
Y levantaré los brazos a los que se han rendido.

Porque en medio de la desolación, siempre habrá un niño que nos mirará esperanzado, esperando algo de nosotros. Y aún en medio de una tormenta, por algún lado saldrá el sol y en medio del desierto crecerá una planta. Siempre habrá un pájaro que nos cante, un niño que nos sonría y mariposas que brinden su belleza.

Pero si algún día ves que ya no sigo, no sonrío o callo, acércate y dame un beso, un abrazo o regálame una sonrisa; con eso será suficiente. Seguramente, la vida me abofeteó y me sorprendió por un segundo, pero ese gesto hará que vuelva a mi camino.

"Así que no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni tampoco de mí, que por su causa soy prisionero. Al contrario, tú también, con el poder de Dios, debes soportar sufrimientos por el evangelio. Pues Dios nos salvó y nos llamó a una vida santa, no por nuestras propias obras, sino por su propia determinación y gracia.
Nos concedió este favor en Cristo Jesús antes del comienzo del tiempo; y ahora lo ha revelado con la venida de nuestro Salvador Cristo Jesús, quien destruyó la muerte y sacó a la luz la vida incorruptible mediante el evangelio. De este evangelio he sido yo designado heraldo, apóstol y maestro. Por ese motivo padezco estos sufrimientos. Pero no me avergüenzo, porque sé en quién he creído, y estoy seguro de que tiene poder para guardar hasta aquel día lo que le he confiado. Con fe y amor en Cristo Jesús, sigue el ejemplo de la sana doctrina que de mí aprendiste. Con el poder del Espíritu Santo que vive en nosotros, cuida la preciosa enseñanza que se te ha confiado" 2 Timoteo 1:8-13.

¿ESTÁS TRISTE? ¿QUIZÁS PREOCUPADO?



¿Estás triste? ¿Quizás preocupado?
¿Qué sucedería si por un solo día aceptáramos que Dios maneje nuestros problemas, y Dios se hace cargo de ellos?






Las preocupaciones son el pan nuestro de cada día. Muchas vienen de situaciones muy reales que enfrentamos en el diario vivir. Otras, sin embargo, surgen de la nada, por así decirlo.

¿Qué sucedería si por un solo día aceptáramos que Dios maneje nuestros problemas, y Dios se hace cargo de esa gerencia?

Llevemos este experimento a la práctica. Supongamos que recibimos el siguiente correo de parte de Dios:

“Hoy, yo, Dios, estaré manejando todos tus problemas. Si enfrentas una situación que no puedes manejar, no intentes resolverla. Colócala en la bandeja “Algo que sólo Dios puede hacer.” Me encargaré del asunto en mi tiempo, no en el tuyo. Una vez lo hagas, no te aferres más al problema, o pretendas retirarlo, pues tan sólo retrasarás la solución. Si crees que puedes solucionarlo, consúltalo conmigo. Asegúrate que tomarás la decisión adecuada.

Yo no duermo nunca. No hay razón que pierdas tu sueño a causa de las preocupaciones. Descansa en mí. Para contactarme, estoy a la distancia de una oración, de un diálogo, que eso es la oración. ¡Basta con que lo conversemos!

Piensa bien lo siguiente: sé feliz con lo que tienes.

Si te desesperas y peleas cuando estás metido en un gran tapón, recuerda que hay gente para quien tan sólo manejar es un privilegio.

¿Tuviste un mal día en el trabajo? Piensa en todos esos que están años sin poder conseguir uno.

¿Tienes el corazón roto por una relación sentimental deteriorada? Son muchos los que no saben qué es amar y que jamás han sido amados.

¿Luchas la que parece ser una batalla perdida con el hijo que te causa problemas? ¡Cuánto desearían tener ese reto los padres y madres que no han logrado tener un hijo!

¿A tu edad te faltan fuerzas para enfrentar una terrible pérdida, y te preguntas cuál es el propósito de esta prueba? Se agradecido. Existieron muchos que no vivieron hasta tu edad para averiguarlo.

¿Te encuentras en un momento en que eres objeto de la amargura, ignorancia, pequeñez o envidia de la gente? Las cosas podrían ser peores. ¡Tú podrías ser uno de ellos!

¿El amigo ese te ha dado la espalda cuando más lo necesitas? ¡Cristo, el amigo que nunca falla, está a tu lado, ahí mismito, pidiendo tan sólo que le abras tu corazón!

¿Por qué te confundes y te agitas y te deprimes ante los problemas? Déjame al cuidado de todas tus cosas. Todo te irá mejor. Lo que más daño te hace es tu propio razonar y tus propias ideas y el querer resolver tus cosas a tu manera.

Confía en mí. Ahora bien, no seas como el paciente que pide al médico que lo cure y luego le indica el modo de hacerlo. Déjate llevar en mis brazos, no tengas miedo. Yo te amo.

Si crees que las cosas empeoran o se complican a pesar de tu oración, sigue confiando. Cierra los ojos del alma y confía. Continúa diciéndome a toda hora: yo confío en ti.”

Hasta ahí el correo de Dios. Prepara tu respuesta y envíasela lo más pronto posible. Si ya sabes lo que tienes que hacer y no lo haces, entonces estás peor que antes. Espero ese no sea tu caso.

Bendiciones y paz.

AFRONTAR EL SUFRIMIENTO



Afrontar el sufrimiento
El sufrimiento, en sí mismo, no sirve para nada: es la respuesta de la persona lo que puede transformarlo en una oportunidad para mejorar




El pasado mes de octubre estuvo en Bilbao, en el congreso “Lo que de verdad importa”, Lopez Lomong, un niño soldado sudanés que consiguió escapar de aquel infierno y llegó a ser abanderado del equipo olímpico estadounidense en los juegos de Pekin de 2008. En el congreso, y en el libro autobiográfico “Correr para vivir”, Lomong cuenta su historia: cómo superó el sufrimiento de la separación de su familia y de los campos de refugiados y cómo llegó a triunfar en el atletismo después. Donde muchos otros se hubieran rendido, él luchó por salir adelante, y la adversidad le hizo más fuerte.

 Es una historia impresionante, como otras de personas que han pasado por situaciones duras y las han superado madurando y creciendo: luchas contra enfermedades graves, contra la injusticia, contra el fracaso profesional..,  son vidas realmente inspiradoras.  Esto nos puede hacer pensar que a nuestros hijos les viene bien pasarlo un poco mal algunas veces, como aquel padre que se enfadaba porque se había suspendido el entrenamiento del equipo de futbol de sus hijos por el frio y la lluvia: “¡Que sufran un poco!” Pero hay que tener presente que el sufrimiento por sí mismo no sirve para nada, y con frecuencia es destructivo.  Es la respuesta de nuestros hijos la que puede transformarlo en algo positivo. Por eso los padres tenemos que saber si nuestros hijos sufren para intentar evitarlo, y si no es posible, acompañarles para que lo afronten de forma positiva.

EL PAPA FRANCISCO ACUDE A FUNERAL DE RECEPCIONISTA DE SANTA MARTA QUE MURIÓ EMBARAZADA



El Papa Francisco acude a funeral de recepcionista de Santa Marta que murió embarazada




 (ACI).- El Papa Francisco acudió esta mañana al funeral de Miriam Wuolou, una de las recepcionistas la Casa Santa Marta, que falleció la semana pasada en su domicilio. 

La mujer, de 34 años de edad, estaba embarazada de siete meses y sufría diabetes. Falleció en su departamento, donde estaba de licencia por maternidad. 


El Vocero del Vaticano, el P. Federico Lombardi, informó esta mañana que el Papa acudió a la iglesia de San Stefano degli Abissino “para orar por la difunta, demostrando su afecto y respeto por esta querida colaboradora de la Casa Santa Marta”.

Francisco “permaneció en oración silenciosa durante unos veinte minutos y ha depositado un ramo de doce rosas blancas”.

“Para nosotros, ha muerto por causas naturales. Se conocía que la mujer estaba enferma de diabetes”, explicó Lombardi.


El 23 de febrero, las fuerzas de seguridad, alertadas por el hermano de la mujer, la encontraron  muerta en su departamento luego de que durante varios días no respondiera al teléfono.

La policía italiana inició una investigación para confirmar si la muerte se debió a causas naturales. Se cree que la mujer habría muerto cuatro días antes debido al mal funcionamiento de la válvula de insulina que usaba para controlar el nivel glucémico.

El Santo Evangelio del domingo 28 Febrero 2016

Tercer domingo de Cuaresma

Beato Carlos Gnocchi, Santos Mártires de la caridad

Leer el comentario del Evangelio por
San Nersès Snorhali : «Quizá dará fruto en el futuro»

Exodo 3,1-8a.13-15.

Moisés, que apacentaba las ovejas de su suegro Jetró, el sacerdote de Madián, llevó una vez el rebaño más allá del desierto y llegó a la montaña de Dios, al Horeb.
Allí se le apareció el Angel del Señor en una llama de fuego, que salía de en medio de la zarza. Al ver que la zarza ardía sin consumirse,
Moisés pensó: "Voy a observar este grandioso espectáculo. ¿Por qué será que la zarza no se consume?".
Cuando el Señor vio que él se apartaba del camino para mirar, lo llamó desde la zarza, diciendo: "¡Moisés, Moisés!". "Aquí estoy", respondió el.
Entonces Dios le dijo: "No te acerques hasta aquí. Quítate las sandalias, porque el suelo que estás pisando es una tierra santa".
Luego siguió diciendo: "Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob". Moisés se cubrió el rostro porque tuvo miedo de ver a Dios.
El Señor dijo: "Yo he visto la opresión de mi pueblo, que está en Egipto, y he oído los gritos de dolor, provocados por sus capataces. Sí, conozco muy bien sus sufrimientos.
Por eso he bajado a librarlo del poder de los egipcios y a hacerlo subir, desde aquel país, a una tierra fértil y espaciosa, a una tierra que mana leche y miel, al país de los cananeos, los hititas, los amorreos, los perizitas, los jivitas y los jebuseos.
Moisés dijo a Dios: "Si me presento ante los israelitas y les digo que el Dios de sus padres me envió a ellos, me preguntarán cuál es su nombre. Y entonces, ¿qué les responderé?".
Dios dijo a Moisés: "Yo soy el que soy". Luego añadió: "Tú hablarás así a los israelitas: "Yo soy" me envió a ustedes".
Y continuó diciendo a Moisés: "Tu hablarás así a los israelitas: El Señor, el Dios de sus padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob, es el que me envía. Este es mi nombre para siempre y así será invocado en todos los tiempos futuros.

Salmo 103(102),1-2.3-4.6-7.8.11.

Bendice al Señor, alma mía,
que todo mi ser bendiga a su santo Nombre;
bendice al Señor, alma mía,
y nunca olvides sus beneficios.

El perdona todas tus culpas
y cura todas tus dolencias;
rescata tu vida del sepulcro,
te corona de amor y de ternura.

El Señor hace obras de justicia
y otorga el derecho a los oprimidos;
él mostró sus caminos a Moisés
y sus proezas al pueblo de Israel.

El Señor es bondadoso y compasivo,
lento para enojarse y de gran misericordia;
Cuanto se alza el cielo sobre la tierra,
así de inmenso es su amor por los que lo temen;



1 Corintios 10,1-6.10-12.

Porque no deben ignorar, hermanos, que todos nuestros padres fueron guiados por la nube y todos atravesaron el mar;
y para todos, la marcha bajo la nube y el paso del mar, fue un bautismo que los unió a Moisés.
También todos comieron la misma comida y bebieron la misma bebida espiritual.
En efecto, bebían el agua de una roca espiritual que los acompañaba, y esa roca era Cristo.
A pesar de esto, muy pocos de ellos fueron agradables a Dios, porque sus cuerpos quedaron tendidos en el desierto.
Todo esto aconteció simbólicamente para ejemplo nuestro, a fin de que no nos dejemos arrastrar por los malos deseos, como lo hicieron nuestros padres.
No nos rebelemos contra Dios, como algunos de ellos, por lo cual murieron víctimas del Angel exterminador.
Todo esto les sucedió simbólicamente, y está escrito para que nos sirva de lección a los que vivimos en el tiempo final.
Por eso, el que se cree muy seguro, ¡cuídese de no caer!

Lucas 13,1-9.

En ese momento se presentaron unas personas que comentaron a Jesús el caso de aquellos galileos, cuya sangre Pilato mezcló con la de las víctimas de sus sacrificios.
El les respondió: "¿Creen ustedes que esos galileos sufrieron todo esto porque eran más pecadores que los demás?
Les aseguro que no, y si ustedes no se convierten, todos acabarán de la misma manera.
¿O creen que las dieciocho personas que murieron cuando se desplomó la torre de Siloé, eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén?
Les aseguro que no, y si ustedes no se convierten, todos acabarán de la misma manera".
Les dijo también esta parábola: "Un hombre tenía una higuera plantada en su viña. Fue a buscar frutos y no los encontró.
Dijo entonces al viñador: 'Hace tres años que vengo a buscar frutos en esta higuera y no los encuentro. Córtala, ¿para qué malgastar la tierra?'.
Pero él respondió: 'Señor, déjala todavía este año; yo removeré la tierra alrededor de ella y la abonaré.
Puede ser que así dé frutos en adelante. Si no, la cortarás'".


Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

San Nersès Snorhali (1102-1173), patriarca armenio
Jesús, Hijo único del Padre §677-679; SC 203

«Quizá dará fruto en el futuro»

No me maldigas como a la higuera (cf Mt 21,19),
aunque me parezco al árbol estéril,
por miedo a que el follaje de la fe,
sea desecado con el fruto de mis obras.
Mas fíjame en el bien,
como el sarmiento sobre la vid santa,
del que se ocupa tu Padre celestial (Jn 15,2)
y que hace fructificar el Espíritu por el crecimiento.
Y el árbol que soy, estéril en frutos sabrosos,
pero fecundo en frutos amargos,
no lo arranques de tu viñedo,
pero cámbialo, cavando en el estiércol.

Papa Francisco recuerda en Cuaresma: Nunca es tarde para convertirse, ¡pero es urgente!


El Papa en el Ángelus. Foto: L'Osservatore Romano






VATICANO, 28 Feb. 16 / 06:23 am (ACI).- El Papa Francisco presidió hoy de nuevo el Ángelus desde la ventana de su estudio pontificio en el tercer domingo de Cuaresma y recordó el significado de la Cuaresma al invitar a los fieles a convertirse con la mirada fija en la paciencia de Dios.
El Papa explicó que nos encontramos en un “año de gracia”: “el ministerio de Cristo, el tiempo de la Iglesia antes de su regreso glorioso, el tiempo de nuestra vida, que está marcada por una serie de Cuaresmas que nos son ofrecidas como ocasión de arrepentimiento y salvación”.
Aludiendo a la paciencia de Dios, el Santo Padre aseguró que “nunca es tarde para convertirse, ¡pero es urgente, es la hora!”.
Francisco, como es habitual, comentó las lecturas de la liturgia del día y se refirió también a los terribles sucesos y tragedias que acontecen. “Cada día, por desgracia, las crónicas reportan noticias feas: homicidios, incidentes, catástrofes… en el pasaje del Evangelio de hoy, Jesús se refiere a dos acontecimientos trágicos que en aquel tiempo habían suscitado un gran revuelo: una represión cruenta a manos de los soldados romanos en el interior del templo; y el derrumbe de la torre de Siloé, en Jerusalén”.
El Papa explicó que “Jesús conoce la mentalidad supersticiosa de aquellos que le escuchan y sabe que interpretan ese tipo de acontecimientos de modo equivocado”. Creen que “esos hombres que han muerto han sido castigados por Dios”.
Sin embargo, Jesús “rechaza esta visión porque Dios no permite las tragedias para castigar las culpas, y afirma que aquellas pobres víctimas no eran peor que los otros”. Incluso les dice: “Si ustedes no se convierten, morirán de la misma manera”.
“También hoy, frente a ciertas desgracias y eventos de luto, puede venir la tentación de ‘descargar’ la responsabilidad sobre las víctimas, o incluso sobre el mismo Dios”, alertó Francisco.
“Pero el Evangelio nos invita a reflexionar: ¿qué idea nos hemos hecho de Dios?, ¿estamos convencidos de que Dios es así o no es más que una proyección nuestra, un dios hecho ‘a nuestra imagen y semejanza’?”.
El Pontífice recordó entonces que Jesús “nos llama a cambiar el corazón, a hacer una inversión radical en el camino de nuestra vida, abandonando los compromisos con el mal, las hipocresías, para tomar decididamente el camino del Evangelio”.
A su vez, pidió a los fieles que no intenten justificarse porque “cada uno de nosotros se parece a un árbol que durante años ha dado múltiples pruebas de su esterilidad”, como narra la parábola del Evangelio del día.
“Que la Virgen María nos sostenga, para que podamos abrir el corazón a la gracia de Dios, a su misericordia; y nos ayude a no juzgar nunca a los otros, sino a dejarnos provocar por las desgracias cotidianas para hacer un serio examen de conciencia y arrepentirnos”. 

28 de febrero, día de Santa Eduviges de Polonia


Hoy, 28 de febrero, conmemoramos a Santa EDUVIGES de POLONIA, Reina.

SANTA EDUVIGES DE POLONIA (1373-1399) fue hija de Luis I Anjou el Grande, rey de Hungría y de Polonia, y de Isabel de Bosnia.

Fue coronada reina a los 10 años, en1382. A pesar de su breve vida, su amor por los desamparados y desfavorecidos fue siempre un modelo para su pueblo.

A los 13 años rompe su compromiso con Wilhelm de Austria para casarse con Jargellón, gran duque de Lituania, convirtiéndose así él al cristianismo, junto con todo su pueblo, para volverse el rey Ladislao II Jagellón de Polonia-Lituania.

Esta unión fue crucial para la historia de Europa, pues significó la expansión del cristianismo hasta las fronteras más orientales. Por eso su papel se considera fundamental para la evangelización europea. Aunque el costo fue sacrificar el dictado de sus sentimientos a cambio de un matrimonio político de la mayor trascendencia histórica.

Santa Eduviges fue mecenas del conocimiento. Fundó la facultad de Teología de la Universidad de Cracovia, el obispado de Vilnus y numerosos hospitales y centros de asistencia para los menesterosos.

Falleció a los 25 años de edad como consecuencia del parto de su primera hija, que había nacido muerta. A pesar de haber sido venerada durante siglos, su canonización tuvo lugar apenas en 1997, por intercesión de Juan Pablo II.

Santa Eduviges es la patrona de las reinas y de la Federación Europea.

SANTA EDUVIGES DE POLONIA nos enseña cómo la rectitud y el deber deben ir acompañados por el amor al prójimo.

SAN ROMÁN



ABAD




PALABRA DE DIOS DIARIA

En el monte Jura, en la región lugdunense de la Galia, sepultura del abad san Román, que, siguiendo los ejemplos de los antiguos monjes, primero abrazó la vida eremítica y después fue padre de numerosos monjes (460).

Son escasas las noticias que han llegado hasta nosotros de este ilustre ermitaño y célebre fundador de Monasterios, sobre todo de su juventud y formación intelectual. Parece que apenas tenía estudios pero sí gozaba de una sabiduría e inteligencia nada comunes y que en su hogar familiar había recibido una esmerada educación cristiana que, a pesar de las no pocas dificultades por las que el trajín de la vida le arrastró, jamás llegó a olvidar.

Su vida se mueve en aquellos años tan difíciles cuando el Imperio Romano de Occidente se desmorona y cuando los pueblos bárbaros venidos del norte de Europa amenazan avasallarlo todo. De hecho reina la barbarie y la desolación. El cristianismo que hace poco ha conocido los aires de la libertad, al poder celebrar sus actos fuera de las catacumbas, encuentra ahora este enemigo al que tan sólo le interesa el materialismo y la barbarie, polos opuestos a la dulzura y valores eternos que predica la fe de Jesucristo.

La Divina Providencia iba dirigiendo los pasos de Román y poco a poco le hacía ver que aquella vida que llevaba no podía satisfacer ni llenar las ansias de su corazón. Estaba dotado de un carácter vivo, fogoso y expansivo. Por otra parte también le arrastraba la soledad y la entrega a Dios en el silencio y la oración. ¿Quién vencerá la batalla?

Es ordenado sacerdote en Besancón por el ilustre Hilario de Arlés en tiempos tan difíciles para la Iglesia. No por cobardía, sino por necesidad interior, renuncia a todas las prebendas que podía ofrecerle su Ordenación sacerdotal y se retira a la soledad para vivir la vida eremítica. Allí pasa unos años no teniendo otra compañía que los árboles, las plantas y algunos animales. Toda su jornada la pasa entregado a la oración, a la mortificación y hace también algunos trabajos manuales.

Pronto se enteran algunos hombres, igual que él hambrientos de vida de mayor entrega al Señor, y le piden los acepte en su compañía... Así van echándose los cimientos de aquel género de vida que llamará la atención por aquellos alrededores y que será foco de virtudes cristianas. Román conocía bien la vida y escritos de los Padres del Desierto de Egipto, la Tebaida, etc... y pensó que, sin abandonar su Patria, en la misma Galia, podía él y los suyos organizar el mismo género de vida que aquellos Padres... De aquí surgió su célebre convento de Condat que será después la semilla de otros muchos Monasterios o una especie de lauras aglutinadas en torno al abad o padre espiritual de todo el Monasterio.

Cierto día se sumó a aquellos monjes el mismo hermano de Román, llamado Lupicino, que después también será inscrito en el Catálogo de los Santos. Entre los dos llevaban la dirección del Monasterio. Lupicino era más fogoso que Román y a veces era un tanto duro en las penitencias que él se imponía y quería también para los demás. Entonces aparecía Román, y con su gran bondad, traía la paz y descargaba a los monjes de penitencias exageradas.

Gracias al buen hacer de Román no hubo nunca excisiones en el Monasterio y todos vivían como verdaderos hermanos, teniendo, como dice el libro de los Hechos "un mismo sentir y siendo todo común entre ellos".

Román también supo ser duro e intransigente con los príncipes y nobles cuando veía que los derechos humanos y de la Iglesia eran pisoteados por ellos. Condat se había convertido en una de las escuelas más famosas de su tiempo y de allí salían fervorosos misioneros y trabajadores para todo los campos en la viña del Señor. Famosos se hicieron aquellos cenobios por su sabiduría, copia de códices, enseñanza de idiomas antiguos, composición de preciosos tratados de vida espiritual y obradores de muchos prodigios. Lleno de méritos expiraba el año 460.

Una reflexión para cada día del mes de marzo, mes de San José




San JoséLa Iglesia dedica el mes de marzo a San José. A continuación, podrán leer una reflexión para cada día de dicho mes.


Día 1º- Padre de Jesús. Escogido por el Eterno Padre, con amor previsor, para ser un padre para Jesús, tú, oh san José, has sido uno de los principales interlocutores en el plan de la salvación, según las promesas de Dios a su pueblo.

Ayúdame, san José, a leer hoy, el proyecto de Dios sobre mi vida, conforme a su plan de salvación.

Día 2º- Hombre de los proyectos divinos. Durante tu vida, tú, san José, no te has preocupado por hacer cosas grandes, sino por cumplir bien la voluntad de Dios, inclusive en las cosas más sencillas y humildes, con mucho empeño y amor.

Enséñame, san José, la prontitud en buscar y realizar la voluntad de Dios.

Día 3º- Esposo de la Madre de Dios. Después de la perturbación inicial, oh san José, tu ‘sí’ a la voluntad de Dios fue claro y preciso, aceptando a María como tu esposa. Fue por tu ‘sí’ que Jesús formó parte, a pleno derecho, de la estirpe de David ante la ley y ante la sociedad.

Te confiamos, oh san José, a todos los padres, para que, siguiendo tu ejemplo, acepten en los hijos el don inestimable de la vida humana.

Día 4º- Hombre del silencio. Junto a Jesús y a María, san José, fuiste hombre del silencio. Tu casa fue un templo. ¡Un templo donde lo primero fue el amor!

Enséñame, oh san José, a dominar mi locuacidad y a cultivar el espíritu de recogimiento.

Día 5º- Hombre de fe. Aún más que Abraham, a ti, san José, te tocó creer en lo que es humanamente impensable: la maternidad de una virgen, la encarnación del Hijo de Dios.

Fortalece, oh san José, a quien se desanima y abre los corazones para confiar en la Providencia de Dios.

Día 6º- Hombre de la esperanza. Oh San José, tú has vivido en una actitud de serena esperanza ante la persona de Jesús, de quien, durante tu vida, jamás pudiste vislumbrar algo que revelara su divinidad.

Aumenta, san José, mi capacidad de esperanza, alimentando el aceite para mis lámparas de espera. 

Día 7º- Hombre del amor a Dios. Oh san José, tú diste pruebas de entrega plena y total a tus seres queridos, Jesús y María, y con ello dabas gloria a Dios. 

Enséñame, oh san José, a amar a Dios con todo mi corazón, con toda mi mente y con todas mis fuerzas, y al prójimo como a mí mismo.

Día 8º- Hombre de la acogida. Oh san José, tu trabajo te llevaba a relacionarte a menudo con la gente, y en ello diste pruebas de atenta cortesía y de calurosa acogida. 

Oh san José, ¡que yo sepa descubrir aquellos gestos que me hacen imagen viva de la disponibilidad con que Dios nos recibe tal como somos!

Día 9º- Hombre del discernimiento. No te fue tan fácil, oh san José, discernir entre las circunstancias de la vida lo que Dios quería de ti para tu misión y tu familia. 

Ayúdame, oh san José, a intuir entre los acontecimientos del día el paso de Dios por mi vida. 

Día 10º- Hombre de la docilidad. ¡Qué hermosa fue tu docilidad, oh querido santo, en actitud de constante atención a la Sagrada Escritura y a la voluntad de Dios! 

    Aleja de mí, oh san José, la presunción, el apego tonto a mis opiniones, la obstinación de seguir sólo mis ideas.

Día 11º- Hombre de la entrega. Tú, oh san José, no perdías tiempo en cosas vanas e inútiles y no obrabas con disgusto o mala gana.

Ayúdame, oh san José, a no ser flojo en mis responsabilidades, sino a dedicarme a mis quehaceres con la máxima entrega. 

Día 12º- Hombre de la sencillez. Ser persona sencilla como tú, oh san José, no es sólo una dimensión del carácter, sino una virtud adquirida con el esfuerzo diario de hacerse disponible a los demás. 

Ayúdame, oh san José, a no ser persona complicada, retorcida, e inaccesible, sino amable, sencilla y transparente.

Día 13º- Hombre de la confianza. Tu seguridad, oh san José, se cimentaba en la atención y adhesión constante a la voluntad de Dios, tal como iba manifestándose día tras día.

Haz, oh san José, que yo tenga la seguridad de quien confía en Dios, sabiendo que en cualquier situación, aunque adversa, estoy en sus manos.

Día 14º- Hombre de la paz. Tú, oh san José, como padre has educado a Jesús adolescente hacia aquellos valores que luego Él predicó, proclamando felices a “los que trabajan por la paz”.

Oh san José, ayúdame a promover la paz en mi propia familia y en el ambiente donde vivo y trabajo.

Día 15º- Ejemplo de humildad. ¡Cómo te sentías pequeño a tus ojos, oh san José! ¡Cómo amabas tu pequeñez! Siempre en la sombra, mantuviste tu vida bien escondida para responder al proyecto de Dios.

Ayúdame, oh san José, a huir de la vanagloria. Haz que encuentre gusto en la humildad y en relativizar mis intereses personales.

Día 16º- Ejemplo de fortaleza. Sin duda, oh san José, tu fortaleza, como jefe de familia, fue fundamental en los momentos cruciales que los Evangelios nos dejan entrever. Pero seguramente se consolidó luego en el trabajo de cada día.

Ayúdame, oh san José, a no desfallecer frente a las tentaciones, fatigas y sufrimientos.

Día 17º- Ejemplo de obediencia. Fue admirable tu obediencia en lo poco que los Evangelios nos revelan. Obedecer, casi a ciegas, a lo que las circunstancias iban indicándote como querer de Dios. 

Aleja de mí, oh san José, todas las excusas que mi egoísmo y flojera me presionan para no cumplir la voluntad de Dios.

Día 18º- Ejemplo de justicia. El evangelio te definió hombre justo, querido san José. Lo cual para nosotros ahora significa ser persona que actúa para con Dios y los hombres con rectitud y honestidad. 

Alcánzame, oh san José, la ayuda para mantener actitudes sanas en mis relaciones con Dios y los hombres.

Día 19º- Ejemplo de prudencia. Tu prudencia, querido santo, se manifestó en la correcta valoración de las circunstancias para tomar en tu vida aquellas decisiones que mejor favorecían a tu propia familia. 

Haz, oh san José, que yo no tome decisiones importantes sin antes valorar bien a quienes realmente puedan afectar. 

Día 20º- Ejemplo de pobreza. La vida pobre y escondida en Nazaret, a lado de tus seres queridos, te llevó, querido santo, a ser un trabajador responsable y activo, sin escatimar sacrificio alguno. 

Obtenme, oh san José, la gracia del espíritu de pobreza, siendo responsable en mis quehaceres. 

Día 21º- Ejemplo de gratitud. Nadie después de tu esposa, querido san José, recibió, de la bondad de Dios, tanto como tú. Y después de María, nadie cultivó tanto un corazón agradecido por los dones recibidos. 

Haz, oh san José, que yo sea consciente de los dones que Dios me otorga cada día. 

Día 22º- Ejemplo para los obreros. Como cada uno de nosotros, también tú, oh san José, sentiste la fatiga y el cansancio del trabajo de cada día.

Ayúdame, oh san José, a valorar la dignidad de mi trabajo, sea cual sea, y a cumplirlo con entusiasmo y responsabilidad.

Día 23º- Ejemplo de la misión. Aunque con una vida escondida, tú, oh querido santo, has cumplido una misión específica, única e irrepetible en la historia. 

Haz, oh san José, que yo pueda con la palabra y con el testimonio de vida, colaborar en la misión de la Iglesia para la construcción del reino de Dios. 

Día 24º- Custodio de la virginidad. Como esposo de la Madre de Dios cuidaste con amor casto su virginidad respondiendo así al proyecto de Dios.

Haz, oh san José, que yo viva con responsabilidad mi vocación específica, educando y fomentando mi capacidad de amar. 

Día 25º- Consuelo de los que sufren. Oh san José, tu vida no estuvo exenta de la sombra del dolor, que has asumido con mucha serenidad y paz del corazón.

Ayúdame, oh san José, a darme cuenta de que una vida de amor no puede estar exenta de la sombra del sufrimiento para que encuentre el camino hacia la verdadera felicidad.

Día 26º- Esperanza de los afligidos. En tu vida, oh san José, no todo fue claro y fácil de comprender. Sin embargo, supiste ubicarte siempre con la seguridad que te daba la esperanza de estar en las manos de Dios. 

Te ruego, oh san José, de consolar hoy a todos los que están afligidos por cualquier causa. Llena sus días de personas amigas y desinteresadas.

Día 27º- Patrono de los moribundos. Tú, oh san José, tuviste la suerte de morir asistido por Jesús y tu esposa María. ¡Nadie podría desear algo mejor en el momento más decisivo de su vida! 

Asísteme, oh querido santo, en el momento de mi muerte. 

Día 28º- Amparo de las familias. Oh san José, la Escritura afirma que a lado tuyo y de María, Jesús “crecía en edad, sabiduría y gracia”.

Te ruego, oh san José, por los niños y los jóvenes para que encuentren en su familia y en la comunidad el ambiente ideal para crecer sanos y felices.

Día 29º- Modelo de vida doméstica. Oh san José, en la Familia de Nazaret asumiste plenamente tu responsabilidad, con espíritu de colaboración y de humildad.

Haz, oh san José, que los padres sepan unir todas las potencialidades del amor humano con una buena vida cristiana.

Día 30º- Terror de los demonios. Oh san José, fortificado por la Palabra de la Escritura, has podido vencer las tentaciones siempre.

Libera, oh san José, mi corazón y mi mente de toda tentación, para que sea un buen cristiano y un honrado ciudadano.

Día 31º- Patrono de la Iglesia Universal. Oh san José, por la misión que te fue confiada, asistes a la Iglesia de Cristo, haciendo que camine siempre en la verdad y en el amor, para ser luz del mundo.

Guía, querido santo, a la Iglesia de Cristo en el camino de la santidad, para que sea siempre más eficaz y alegre anunciadora del Evangelio.

EL EJECUTIVO



ejecutivo2.jpg (14462 bytes)El hombre se despojó de su lastre terrenal y se encaminó directamente hacia las puertas del Cielo. Con un gesto le indicaron que dejara el portafolio en el umbral.

El Ángel Portero le pregunto:

-¿Qué hiciste de tu vida?...

-Tengo... tuve varias propiedades. Piso con vistas al río, un apartamento precioso, un local comercial con vivienda arriba, un chalet con piscina, etc.

-¿Qué hiciste de tu vida? -repitió el Ángel.

La flamante alma se sorprendió. Quizá los bienes inmuebles no se tenían en cuenta, pensó algo amoscado.

-Cuenta corriente en bancos, caja de caudales. Tengo... tenía una fabriquita -siempre le había gustado llamar a su empresa "fabriquita"- de unos setenta empleados entre obreros, oficinistas, corredores y personal de custodia.

Casi agrega "Nada del otro mundo", pero se dio cuenta de que estaba en el otro mundo...

-¿Qué hiciste de tu vida? -insistió el Portero Celestial.

El alma del ejecutivo se movió inquieta. Lo que más echaba de menos era el portafolios. Cuando se despojó de él, se sintió desnudo. Y, definitivamente, muerto.

-Soy...era socio de un club de golf y de otro de equitación, muy exclusivo. Justamente gracias a ese maldito accidente, perdón, se me escapó; es que estoy en tu presencia...

-¿Qué hiciste de tu vida?...

El Ejecutivo pensó si no se había equivocado de rumbo y en vez de en el Paraíso estaría en otra galaxia.

-Me casé y tuve cinco hijos.

-¿Qué hiciste...? -Comenzó el Portero y el otro se apresuró.

-A todos les dí estudio. A los varones los saqué derechos y a las mujeres las casé con excelentes partidos. Todos bien encaminados, gracias a Dios y a mis esfuerzos, continuarán con la firma, darán lustre al apellido.

-¿Qué...?

El Ejecutivo se estremeció. ¡Si pudiera aferrarse a su bienamado portafolios!...¡Eso lo haría sentirse seguro y no como ahora, parado en el aire!...

-A mi esposa nunca le hice faltar nada: creaciones de modistas famosos, pieles, joyas, viajes. Todos los caprichos...

Los ojos del Ángel se nublaron como un cielo torrentoso. Los nimbos pasaban no sólo por sus pupilas sino por todo el rostro.

-Entendámonos de una buena vez: ¿qué hiciste con tus manos?

-¿Con mis manos....? -el hombre se miró las manos como si las viera por primera vez. Después sonrió. Ahora se daba cuenta de qué quería averiguar el Ángel-. ¡Amasé una fortuna con mis propias manos!... Empecé desde abajo, golpeando el hierro, puliendo el metal, trabajando la madera...

-¿Qué más?

-Golpeé, martillé, serruché, limé, tallé -se sentía tan cansado como si todas las labores las estuviera haciendo allí mismo.

-¿Qué más?

-¿Qué más? Saqué cuentas, pagué a los acreedores, manejé autos, máquinas y herramientas. Alguna vez, lo confieso, levanté mi mano contra mis propios hijos, pero siempre por su bien, ¡para enderezarlos desde chicos!...

Advirtió que estaba gritando en un lugar donde el silencio era una bendición.

El Ángel hizo un gesto amistoso, el único gesto amistoso desde que empezara el interrogatorio. En el vaivén de ese gesto, él vio un extremo del club exclusivo y su propia caída del caballo, rodeado de curiosos...

-Ese soy yo -dijo infantilmente conmovido.

Otro movimiento y vio a su mujer, elegante en su luto, junto al clan familiar.

-Me parece que lloran... Los chicos también...-contestó casi alegre, apenas convencido, mientras las propias lágrimas le resbalaban por las traslúcidas mejillas. ¡Lloran por mí!...

-Lloran por todos los besos y caricias que nunca les brindaste en la vida -dijo el Ángel y, con infinita tristeza, mientras el ejecutivo terca e inútilmente saludaba a la inalcanzable imagen, cerró las puertas del Cielo.

Al marcharse, le devolvieron el portafolios.

27 de febrero, día de Santa Ana Line


Hoy, 27 de febrero, conmemoramos a Santa ANA LINE, Mártir.

SANTA ANA LINE (¿1569?-1601) nació a finales de la década de 1560 en Dunmow, en Essex, Inglaterra, hija de William Heigham de Dunmow, un ferviente calvinista de elevada posición socioeconómica. Era la época de la Contrarreforma.

A pesar de la tradición familiar, Anne y su hermano conocieron el catolicismo y quisieron convertirse. Esto les valió ser desheredados por su padre.

A más tardar en 1585, Ana contrajo matrimonio con otro católico converso, John Line. Ese año él fue arrestado por asistir a misa. Eso le valió ser encerrado y luego exilado a Flandes, en la actual Bélgica, donde falleció en 1594.

Cuando el padre jesuita John Gerard instauró una casa refugio para sacerdotes católicos en Londres, la señora Line fue puesta a cargo como ama de llaves, pues era una viuda bondadosa y prudente. Sin embargo, a lo que se arriesgaba era a la pena de muerte.

El padre Gerard fue capturado; y cuando escapó de la Torre de Londres, las autoridades comenzaron a sospechar que había sido con ayuda de su ama de llaves.

En 1601, el día de la Purificación, el padre Francis Page estaba oficiando misa en la casa, cuando penetraron al lugar buscadores de sacerdotes. Al padre Page le dio tiempo de quitarse la indumentaria, pero cuando las autoridades vieron el altar, Santa Ana Line fue arrestada de inmediato, por ser la responsable de la casa.

La juzgaron en el célebre Old Bailey, acusada de contravenir la prohibición dictada por la reina Isabel de ayudar o albergar a sacerdotes. Aunque esto nunca pudo ser probado, Santa Ana murió valientemente en la horca. Al mismo tiempo fueron ejecutados también los padres Mark Barkworth y Roger Filcock.

Santa Ana Line fue canonizada en 1970 por el papa Paulo VI, junto con los cuarenta mártires de Inglaterra.

SANTA ANA LINE nos enseña que la claridad interior proporciona seguridad espiritual para arriesgar incluso la vida por la fe.

SAN GABRIEL DE LA DOLOROSA



ACÓLITO




PALABRA DE DIOS DIARIA

En Isola, del Abruzo, en Italia, san Gabriel de la Dolorosa (Francisco) Possenti, acólito, que, renunciando a la vanidad del mundo, todavía adolescente ingresó en la Congregación de la Pasión y en breve tiempo consumó su vida (1862). 

Fecha de canonización: 13 de mayo de 1920 por el Papa Benedicto XV.El 1 de marzo de 1838 nació en el pueblecito de Asís (Italia) un niño llamado Francisco que, como el famoso fundador de los franciscanos, llegó a ser santo. Era el undécimo de trece hermanos y quedó huérfano de madre a los cuatro años. 

Francisco (que tomó mas tarde como nombre religioso Gabriel de la Dolorosa) tenía un "temperamento suave, jovial, insinuante, decidido y generoso, poseía también un corazón sensible y lleno de afectividad... Era de palabra fácil apropiada, inteligente, amena y llena de una gracia que sorprendía...".

De estatura más bien alta (medía 1,70 metros), tenía "buena voz, era ágil y bien formado". 

Con su familia se trasladó a Spoleto donde, como el otro Francisco, era un líder de los jóvenes. Allí fue a la escuela de los hermanos de las Escuelas Cristianas, y al liceo clásico con los jesuitas. Le agradaba mucho el canto, y consiguió premios en poesía latina y en las veladas teatrales. Era un joven dinámico, con una gran pasión por su fe cristiana. En su habitación había colocado una escultura de la Piedad para su veneración íntima . 

Cuando iba al teatro Meliso con su padre, muchas veces salía a escondidas para ir a rezar bajo el pórtico de la catedral, que estaba muy cerca; después regresaba antes de que concluyera la función para salir con los demás espectadores. Algunas veces usaba cilicio y se sabe que en una ocasión rechazó las proposiciones deshonestas de un libertino, amenazándole con una navaja. 

Interviene la Virgen María

El 22 de agosto de 1856 estaba asistiendo a la procesión de la "Santa Icone", una imagen mariana venerada en Spoleto, cuando la Virgen María le habló al corazón para invitarle con apremio: "Tú no estás llamado a seguir en el mundo. ¿Qué haces, pues, en él? Entra en la vida religiosa" (Fuentes, p. 208). El 10 de septiembre de 1856 entró en el noviciado pasionista de Morrovalle (Macerata) y tomó el nombre religioso de Gabriel. Tenía solo 18 años. Su entrega fue con todo su corazón y en la vida religiosa encontró su felicidad: "La alegría y el gozo que disfruto dentro de estas paredes son indecibles" (Escritos, p. 185). Sus mayores amores eran Jesús Crucificado, la Eucaristía y la Virgen María. 

Muerte

En el convento de Isola, cuando los primeros rayos del sol entraban por la ventana de su celda en la mañana del 27 de febrero de 1862, Gabriel, sumido en éxtasis de amor y rodeado por los religiosos que lloraban junto a su lecho, abandonó la tierra y fue al cielo, invitado por la Virgen María.

Treinta años más tarde, El 17 de octubre de 1892, se iniciaron lo trámites para inscribirlo entre los santos ya que la devoción de los fieles y los milagros que realizaba eran muchos. 

Fue canonizado por Benedicto XV en 1920.

Declarado copatrón de la juventud católica Italiana, 1926. Es el Patrón principal de Abruzo en 1959.

Santa Gemma al leer la vida de San Gabriel de la Dolorosa quedó profundamente vinculada espiritualmente con él y este se le apareció en muchas ocasiones para guiarla y consolarla.

Comprender la importancia de asistir a la Santa Misa



Santa Misa oficiada por Benedicto XVI¿Para quien son estas líneas?
En la Carta Apostólica Novo millennio ineunte, Juan Pablo II señala las prioridades pastorales de la Iglesia para el comienzo de este nuevo milenio. Entre ellas está la Eucaristía dominical: "es preciso insistir (..) dando un relieve particular a la Eucaristía dominical y al domingo mismo, sentido como día especial de la fe, día del Señor resucitado y del don del Espíritu, verdadera Pascua de la semana" (n. 35).
Posiblemente pertenezcas a una de estas tres categorías de personas:
a) Católico que ibas a Misa con tus padres cuando eras pequeño y un día, durante la adolescencia, dejaste de ir. Fue porque entraste en una crisis: era tiempo de dejar de ir sólo porque tus padres iban y no llegaste a entender por qué debías ir. Estas líneas son para ti.
b) Católico que nunca fuiste a Misa de modo constante. Quizá ni siquiera sabías de la obligación de asistir todos los domingos. Te parece hasta curioso o exagerado que la Iglesia pretenda esa práctica para todos. Estas líneas también son para ti.
c) Católico que va a Misa y, siguiendo el llamado del Papa, quiere ayudar a muchos a volver a sentir la necesidad de esta práctica tan esencial de la vida cristiana. Eres consciente que si cada católico consiguiera por año que un católico no practicante volviera a la práctica de los Sacramentos, conseguiríamos una verdadera revolución en la Iglesia. Estas líneas quieren aportarte algunas ideas que te ayuden en esta tarea.
Lee por favor el siguiente texto despacio, meditándolo.

Los motivos básicos para ir a Misa

Sentando la base de que casi siempre el comenzar a faltar a Misa el domingo responde a una actitud caprichosa, a la que es muy difícil refutar -precisamente por su falta de racionalidad- aquí tienes unas consideraciones sobre el precepto dominical y la importancia de la Misa en tu vida. Está escrito para personas con fe.
1. Porque Dios es tu Creador y debes dedicarle un tiempo semanal a Él.
Es la manifestación de vivir centrado en Dios y en la salvación: vivir el año centrado en la Pascua; la semana, en el domingo; el domingo, en la Misa. No importa cuánto te aburras, tu Creador ha dispuesto que un día de la semana sea para Él: "Acuérdate da santificar el día sábado. Los seis días de la semana trabajarás y harás todas tus labores. Mas el séptimo es sábado, consagrado al Señor tu Dios" (Exodo 20,8-10). Y parece que tiene derecho a tu obediencia. Faltar sería una desobediencia evidente y frontal (decirle a Dios "no te quiero dar mi tiempo"). Y más allá de la obediencia... Dios se lo merece.
2. Porque como miembro de la familia de Dios, debes rendir culto a Dios de acuerdo a tu naturaleza, junto a tus hermanos.
Esto exige que el culto a Dios no sólo sea interior (en tu corazón) sino también exterior (que los demás vean tu fe) y comunitario (dar culto unido a tus hermanos). Es decir, que te reúnas con otros para adorar juntos a Dios. Más allá de tus gustos personales, asistes a Misa no por ti mismo (porque te guste) sino para mostrar tu reverencia al Omnipotente en comunión con los demás. Nuestra relación con Dios tiene una dimensión comunitaria. No basta rezar solo, tampoco en familia, hace falta hacerlo unidos a nuestros hermanos en la fe. En este sentido es un acto de comunión con nuestros hermanos en la fe: compartir lo más importante que tenemos: la Eucaristía, es decir, Cristo mismo. En este sentido, faltar a la Misa sería un desprecio a tus hermanos y una falta de unidad.
3. Porque tienes que obedecer a la Iglesia.
No es cuestión de un capricho del Papa, sino de una necesidad. En el siglo IV, la Iglesia se vio obligada a imponer este precepto para garantizar a sus fieles el mínimo de vida eucarística que necesitan. Tú eres consciente de la importancia que la Sagrada Escritura da a la obediencia (cfr. Adán y Eva, diluvio, Abraham, Saúl). Desde esta perspectiva, faltar a Misa es una acto de rebeldía.
4. Porque si no fueras, cometerías un pecado mortal
Y no creo que te quieras ir al infierno por esto. Como sabes, hay un precepto que obliga a los bautizados a asistir a Misa los domingos y fiestas de precepto. Es una obligación grave, de manera que su incumplimiento es una falta grave. No te olvides que un día te morirás y te encontrarás a ese Dios a quien ahora estás tentado de ignorar, para darle cuenta de tu vida.
5. Porque necesitas de la Eucaristía para vivir una vida realmente cristiana.
Es una necesidad vital, de manera que sin la Eucaristía semanal, no te darían las fuerzas espirituales para vivir como un hijo de Dios.
6. Porque sin la Eucaristía no tendrías acceso a la vida eterna.
Jesús no dejó lugar a dudas: "Yo soy el pan vivo bajado del cielo; si alguno come de este pan, vivirá para siempre"; "en verdad os digo, si no coméis la carne del Hijo de Dios y no bebéis su sangre no tendréis vida en vosotros"; "el que come mi cuerpo y bebe mi sangre tiene vida eterna" (cfr. Juan 6,30-58)
7. Porque Jesús te invita a su mesa y sacrificio.
Él lo mandó explícitamente a sus discípulos al instituir la Eucaristía: "Haced esto en memoria mía". Asistir a Misa no es más que cumplir este mandato del Señor. Y no es sólo una memoria histórica, es una memoria que lo hace presente. Jesús te invita y se te entrega. No responder, ser indiferente a su llamado, sería un desprecio bastante considerable.
8. Porque viviendo en una sociedad que, en muchos aspectos no es cristiana, la Misa es la primera manera de defender, robustecer y manifestar nuestra fe.
Es necesaria para "proteger" tu espíritu del materialismo sofocante que nos rodea: que tu espíritu pueda al menos una vez a la semana "respirar" un aire espiritual. Además, es el primer testimonio cristiano: los demás necesitan tu ejemplo. ¿Te das cuenta qué testimonio de fe da a los que no creen, quien dice creer y muestra no valorar lo que cree?
9. Porque es mucho mejor ir que no ir.
Puede parecer tonto, pero para quien aspira a lo mejor, bastaría sólo este motivo. Yo no creo que haya un plan más santo y santificante para el domingo.

La contradicción del católico no practicante. Y cómo se llega a serlo

Pocas cosas hay más inconsistentes que el llamado "católico no practicante". Es prácticamente una contradicción de términos. A veces, uno escucha a alguien decirlo de sí mismo, incluso hasta con cierto acento de orgullo, como si definiese su modo de ser católico con un calificativo normal, como si dijese un "católico hispanoparlante". Es decir, como si fuese una variedad normal de católico, una opción más, como si se pudiera ser un "buen católico" no practicante.
Pero si lo piensas, en realidad es un término bastante negativo, que tiene poco de honroso para quien se lo auto-atribuye, ya que significa "un católico que no vive como católico", "un católico que no es un buen católico", "un católico que no parece católico", "un católico que no vive lo que cree" o "que piensa que no vale la pena vivir lo que cree", "cuya fe no es lo suficientemente grande como para vencer su pereza", "un católico que piensa que su fe no es tan importante como para vivirla"; "que piensa que da igual vivir que no vivir su fe", etc.
Un católico que vive como si no lo fuera, que permanece siendo católico sólo en el campo teórico, va perdiendo también la fe, su adhesión a la doctrina católica. Y estos es así, en primer lugar, porque la va olvidando. Es cada vez menos católico. Se cumple lo de San Agustín: "el que no vive como piensa, termina pensando como vive". Su relación con Dios llegará a reducirse a compromisos sociales (bautismos, bodas, primeras comuniones, confirmaciones, funerales...) y necesidades (salud, dinero, trabajo) que sean tan imperiosas como para hacerle acordar que Dios existe y que uno debe dirigirse a Él.
Un problema serio de dejar de ir a Misa, es que significa el comienzo de una religiosidad centrada en uno mismo, en la que lo que Dios manda deja de ser la regla, para ser reemplazado por lo que yo siento, pienso, me cae bien, etc. Una religiosidad frente al espejo. Uno ha dejado de ponerse frente a Dios para ponerse frente a sí mismo. Como consecuencia de abandonar esta cita semanal con lo sagrado, comienza un proceso de insensibilización espiritual: la espiritualidad se va secando, el terreno del alma se va volviendo cada vez más árido para las cosas de Dios, que cada día mueven menos, aburren más, etc. Pecados que antes preocupaban, dejan de preocupar, cada vez son más los días que no reza nada. El alma se va volviendo indiferente, pierde sensibilidad espiritual. Y esto sucede poco a poco. Quien deja de ir a Misa, al principio puede tener la impresión de que no ha pasado nada, de que todo sigue igual, pero no es así. Ha dejado de ser teocéntrico, de vivir centrado en la Eucaristía semanal. Ha desplazado a Dios del centro y esto se paga. Es como el pecador a quien puede parecer que su pecado no tiene consecuencias, pero tarde o temprano descubre que de Dios nadie se burla. Que sí tiene serias consecuencias dejar a Dios.
En el camino para ser un católico no practicante, el punto central es el abandono de la Misa dominical. Nunca encontrarás un motivo positivo para dejar de ir a Misa, que sea virtuoso, es decir que provenga de algo valioso, que dé valor al acto de no ir, que demuestre que es mejor no ir que ir.
Lamentablemente, casi nadie ha dejado de ir a Misa por una decisión serenamente meditada, después de haber pensado y estudiado el asunto, racionalmente decidido que era mejor no ir. Es decir, casi nadie decide dejar de ir a Misa. Lo que pasa es que de hecho se deja de ir, sin saber bien porqué.
El error es bastante común: se deja de ir un domingo por dejadez y pereza, o porque le daba vergüenza confesarse; y como no se confesaba, no podía comulgar; y como no comulgaba se sentía mal en Misa; y como se sentía mal y le daba no sé qué no comulgar, dejó de ir. Y después otro domingo, y uno se acostumbra a no ir, casi sin darse cuenta, y al final algunos tratan de justificar el incumplimiento de este deber básico del cristiano. El argumento final y definitivo para tapar la boca de la madre que insiste para que vayas a Misa es "¡Déjame en paz, vieja!", lo que no parece un argumento muy convincente. No se quiere por nada del mundo que a uno le recuerden el tema... Es normal que muchos quieran no cumplir y olvidarse de que deberían...
Seriamente, ¿te has puesto a pensar qué es lo que Dios quiere que hagas? Si el domingo se te apareciera un ángel y le preguntaras ¿que hago, voy a Misa o me quedo viendo una película? ¿Qué piensas que te contestaría?
Está claro que el más interesado en que no vayas a Misa es el Demonio... De esto no cabe duda.

Motivos comúnmente aducidos para no ir a Misa

1. Pereza.
"Prefiero quedarme durmiendo". En realidad los motivos que siguen son sólo excusas para cubrir este primero. No parece que sea un motivo muy racional, meritorio o valioso.
2. No tengo ganas/No lo siento.
¿Desde cuándo tus ganas son ley que hay que obedecer? ¿Es que tus ganas son más importantes que la voluntad de Dios? Además a Misa no vas porque a ti te guste, sino para agradar a Dios. Se va a Misa a honrar a Dios y no a honrarte a ti. Y si te cuesta... ¿acaso Dios no merece ese sacrificio que incluso hace más valioso y meritorio el acto?
3. Me aburro.
La acusación más frecuente contra la Misa es que es aburrida. Refleja bastante superficialidad, en cuanto que a Misa no vamos a divertirnos. Y es un problema personal, en cuanto que no parece que Dios sea aburrido -es la perfección absoluta-. Además si tanta gente va a Misa con gusto, algunos incluso todos los días, será que algo le ven que a ti se te escapa. La solución será descubrir qué tiene la Misa para que los cristianos la consideren tan importante.
4. Es siempre lo mismo.
Si se tratara de una obra de teatro o de una película, estaría absolutamente de acuerdo contigo. Pero no es una representación teatral. Es algo vivo, que pasa ahora. No eres (al menos no deberías ser) un espectador. Eres partícipe. Imagináte que alguien dejara de asistir a un asado porque en los asados siempre pasa lo mismo... (perdón a la Santa Misa por la comparación).
5. Desinterés.
Las cosas de Dios no me interesan. Si Dios te da igual, tienes un grave problema. Habrá que ver como solucionar la falta de apetencia de lo divino que te hace no apto para el cielo.
6. No tengo tiempo.
No parece que lo que te pide Dios -1 de las 168 horas de la semana- sea una pretensión excesiva. En concreto, quien te creó, te mantiene en el ser y te da lo que te queda de vida -y sólo El sabe de cuánto se trata- se merece el 0,59% del tiempo que Él te da. Si no tienes tiempo para Dios, ¿para quién lo vas a tener?
7. Otros planes mejores.
No parece que a Dios le interese competir con el fútbol, hockey, cine... No te olvides que el primer mandamiento es "amar a Dios sobre todas las cosas". Si tienes otros planes que te importan más que Dios, quizá el problema más que en el tercer mandamiento está antes en el primero.
8. Tengo dudas de fe.
La fe es un don de Dios, con lo cual hay que pedirla. Alejarte de Dios dejando de ir a Misa, no parece el mejor método para resolver dudas de la fe e incrementarla. La frecuencia de sacramentos -confesión y comunión- es la más efectiva manera de aumentar la fe.
9. Estoy enfadado con Dios.
"Hubo algo que pasó en mi vida (la muerte de un ser muy querido, un fracaso muy doloroso, una enfermedad o cualquier otra tragedia) que me hizo enfadarme con Dios: si Él me hace esto... ¿por qué yo voy a ir a Misa? Es la manera de mostrarle a Dios mi disconformidad con la forma de tratarme". Hay quienes dejan de ir a Misa como una manera de vengarse de Dios. Pero, en los momentos de dolor ¿no será mejor refugiarnos en Dios y buscar su fortaleza más que reaccionar como un chiquito caprichoso de tres años? Él sabe mas... Además, acusar de maltratarnos a quien más nos quiere y murió por nosotros... ¿no será demasiado? ¿No seré yo el que pierdo alejándome de Dios?
10. "Hay gente que va y después se porta mal".
"Yo no quiero ser como ellos", decís seguro de ti mismo. "Además, hay otros que no van, y son buenos". Es evidente que ir a Misa sólo no basta. Pero, no se puede mezclar la física nuclear con el dulce de leche, ya que las dos cosas no tienen nada que ver. En aquellos que van y después no son honestos, lo que es malo es ser deshonestos, no el hecho de ir a Misa, que sigue siendo algo bueno aunque ellos después se porten mal. Además, la causa de su supuesta deshonestidad no es el ir a Misa. Lo mismo se puede decir de los "buenos" que no van a Misa: su "bondad" no procede de su falta de Misa y tan "buenos" no serán si les falta una dimensión tan importante de bondad como la bondad misma, es decir Dios. Por otro lado, yo creo que nadie en el mundo se atrevería a decir que los que no van a Misa son mejores que los que van. Finalmente, esto no es un concurso de bondad, ni comparaciones, sino tratar de determinar cuán bueno es ir a Misa. Y claramente, el dejar la Misa no mejora a nadie, en todo caso lo empeora.
11. No me he confesado y entonces no puedo comulgar.
No es necesario comulgar, ni hay ninguna obligación de hacerlo. No comulgar no es pecado; no ir a Misa, sí. Además el problema se solucionaría bastante fácilmente con una breve confesión...
12. Llevarle la contraria a mis padres.
Ofender a Dios para hacer sufrir a tus padres no parece una actitud muy inteligente.
13. El cura me cae mal.
Por mal que te caiga el cura, no vas a Misa para darle el gusto, ni para hacerle un favor. Él no gana ni pierde nada con tu asistencia o ausencia. El que gana o pierde, eres tú: tu amor a Dios. Además... estoy seguro de que la ciudad en que vives es lo suficientemente grande como para que puedas encontrar alguno que te caiga más simpático...

¿Cómo conseguir pasarlo bien en Misa?

1. El sistema básico consiste, primero, en ir a Misa: nunca nadie ha conseguido valorar la Misa a base de no ir.
2. El segundo punto consiste en tratar de vivir la Misa. Es decir, dejar de estar como una estatua y comenzar a estar atento, responder, rezar, cantar, evitar las distracciones, etc. Es decir, que "gozar" la Misa depende más de ti que de la Misa.
3. Estudiar. No se ha inventado otro sistema para aprender lo que uno no sabe. Para gozar la Misa hay que entenderla, para entenderla hay que saber qué es. Hay muchísimos libros y folletos que los encontrarás en cualquier librería. Y además, tienes los webs católicos como éste en Internet para informarte sin salir de casa.
4. Leer y meditar los textos de la Liturgia. Tiene una riqueza inagotable, de manera que nadie que medite las partes y oraciones de la Misa puede aburrirse. Es absolutamente imposible. No se encuentra un límite, de manera que siempre se les puede sacar nuevos sentidos, matices, dimensiones, etc.
5. Prepararse. Hay oraciones lindísimas para preparar el corazón para tan importante encuentro con Dios.
Texto modificado y acortado del original escrito por el Pbro. Dr. Eduardo Volpacchio
PIDAMOS A LA SANTISIMA VIRGEN QUE POR INTERCESIÓN SUYA NOS CONCEDA LA GRACIA DEL AMOR Y PERSEVERANCIA A LA SANTA MISA.