|
Mártires Escilitanos, Santos |
Mártires
Martirologio Romano: En Cartago, nacimiento en el cielo de los
mártires escilitanos Esperado, Narzalo, Citino, Venturio, Félix, Aquilino, Letancio, Genara,
Generosa, Vestina, Donata y Segunda, todos los cuales, por orden
del procónsul Saturnino y por haber confesado a Cristo, primero
fueron encarcelados, al día siguiente atados a un madero y,
finalmente, al mantenerse firmes en su fe en Cristo y
negarse a dar culto al emperador como si fuera un
ser divino, condenados a la pena capital, y puestos todos
de rodillas en el lugar en que iban a ser
ejecutados, dando gracias a Dios fueron decapitados (180).Estos santos sufrieron el martirio en el último
año de la persecución de Marco Aurelio, pero ya durante
el reinado de Cómodo. Sus actas, que son indudablemente auténticas
y las más antiguas que existen, por lo que se
refiere a la Iglesia del África, se conservan casi en
su forma original. Esperato y sus compañeros eran originarios de
Scillium o Escilio (cerca de Túnez). Eran en total doce:
siete mujeres y cinco hombres. He aquí sus nombres: Esperato,
Nartzalo, Citino, Veturo, Félix, Aquilino, Letancio, Genara, Generosa, Vestia, Donata
y Segunda.
Llevados prisioneros a Cartago, comparecieron ante el procónsul Saturnino,
quien les ofreció el perdón imperial con tal de que
adorasen a los dioses. Esperato respondió en nombre de todos:
"No hemos cometido crimen alguno ni hemos hecho injusticia a
nadie; hemos dado gracias por los malos tratos que recibimos,
porque honramos profundamente a nuestro Soberano." El procónsul replicó: "También
nosotros somos un pueblo religioso, y nuestra religión es más
sencilla. Nosotros juramos por el divino espíritu de nuestro señor
el emperador y pedimos por su bienestar. Vosotros debéis hacer
lo propio, pues tal es vuestro deber." "Si me escuchas
pacientemente unos momentos, te explicaré el misterio de la verdadera
sencillez", le pidió Esperato. Pero Saturnino le ordenó que jurase
inmediatamente por el "genio" del emperador. Esperato contestó: "Yo no
sé nada de los imperios de este mundo; sirvo a
un Dios que ningún mortal ha visto jamás ni puede
ver. Yo no he robado nunca y pago todo lo
que compro, porque reconozco a mi Maestro, que es el
Rey de reyes y soberano de todas las naciones del
mundo." Saturnino exhortó entonces a todos los reos a abjurar
de su fe y Esperato exclamó: "Tu doctrina es mala,
puesto que permite el asesinato y el perjurio." Entonces el
procónsul, volviéndose hacia los otros mártires, les pidió que desmintiesen
a Esperato, pero Citino respondió: "Nosotros no tememos más que
a nuestro Dios, que está en el cielo." Y Donata
añadió: "Damos al César el honor que se le debe,
pero sólo tememos a Dios." Y Vestia dijo: "Soy cristiana."
Y Segunda dijo: "Yo no quiero dejar de ser lo
que soy." Y así todos los demás. Entonces, el procónsul
preguntó a Esperato: "¿Sigues decidido a permanecer cristiano?" "Sí, soy
cristiano." El procónsul insistió: "¿No quieres reflexionar un poco?" Esperato
replicó: "Cuando las cosas son claras, no hace falta reflexionar."
Saturnino le preguntó: "¿Qué guardas en esa caja?" Esperato contestó:
"Los libros sagrados y las cartas de un justo llamado
Pablo."
Saturnino les concedió treinta días de plazo para que reflexionaran,
pero todos rechazaron la concesión y reiteraron que eran cristianos.
Viendo tal constancia y resolución, el procónsul pronunció la sentencia
en los siguientes términos: "Esperato, Nartzalo, Citino, Veturo, Donata, Vestia,
Segunda y los demás, habiéndose confesado cristianos y habiendo rechazado
la ocasión de volver a las costumbres romanas, quedan sentenciados
a perecer por la espada." Cuando Saturnino acabó de leer
la sentencia, Esperato exclamó: "¡Gracias sean dadas a Dios!" y
Nartzalo dijo: "¡Este día seremos mártires del cielo! ¡Gracias sean
dadas a Dios!" Inmediatamente fueron conducidos al sitio de la
ejecución, donde se les decapitó. Los fieles que copiaron las
actas del registro público, añaden: "Y así, todos recibieron juntos
la corona del martirio y reinan con el Padre y
el Hijo y el Espíritu Santo, por los siglos de
los siglos. Amén."
|
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario