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María Pierina de Micheli, Beata |
Religiosa
En Centonara D´Artò, provincia de Novara, Italia, Beata Maria
Pierina de Micheli (en el siglo Giuseppina), religiosa del Instituto
de las Hijas de la Inmaculada Concepción de Buenos Aires,
Argentina. († 1945)
Fecha de Beatificación: 30 de mayo de 2010
durante el pontificado de S.S. Benedicto XVI. El 11 de septiembre de 1890 nació
en Milán (Italia) Josefina De Micheli. A la edad de
12 años, un Viernes Santo, esperando el turno para besar
el crucifijo oyó una voz interior que le dijo: “¿Nadie
me da un beso de amor en el Rostro para
reparar el beso de Judas?”. Llegado el momento, como ella
misma lo relata, le dio un fuerte beso con todo
el ardor de su corazón. Con el pasar de los
años, esta devoción fue creciendo.
En Milán, cerca de la casa
de la familia De Micheli, en 1912 se establece una
comunidad de la congregación “Hijas de la Inmaculada Concepción”, venida
de la Argentina, a la que el párroco de San
Pietro in Sala le confía el oratorio femenino.
El 15 de
octubre de 1913, a la edad de 23 años, Josefina
ingresa a esta Congregación y es recibida por la Fundadora,
Sierva de Dios María Eufrasia Iaconis.
Al año siguiente, en la
ceremonia de la vestición religiosa, recibe el nombre de María
Pierina. Cuatro años después de emitir los primeros votos, es
destinada con otras compañeras a la Casa Madre de la
Congregación, en Buenos Aires. Allí, en 1921, se consagra para
siempre, con la emisión de los votos perpetuos, y en
noviembre del mismo año, vuelve a Milán.
Luego de ser durante
varios años Superiora de Milán, en 1939 pasa a Roma
como Superiora de una nueva casa y en 1940 recibe
el nombramiento de Superiora Regional.
Con la bendición y el
aliento de Pío XII, acuña y difunde la medalla que
la Santísima Virgen le había pedido. La Madre Pierina comunica
al Papa que, el 31 de mayo de 1938, mientras
oraba en la Capilla de Milán, tuvo una visión en
la que la Virgen María le mostraba un escapulario formado
por dos retazos de tela blanca: uno con la imagen
del Divino Rostro y a su alredor el texto "Illumina,
Domine, vultum tuum super nos" (Ilumínanos con tu rostro o
Señor), y sobre el otro lado una Hostia resplandeciente y
a su alrededor el texto "Mane nobiscum Domine" (Estás con
nosotros Señor).
Ese escapulario, reemplazado luego por la medalla, será “un
arma de defensa, un escudo de fortaleza, una prenda de
amor y misericordia que Jesús quiere dar al mundo”. Promete
a los que la lleven y hagan los días martes
una visita al Santísimo Sacramento, “ser fortificados en la fe,
prontos a defenderla y a superar todas las dificultades internas
y externas” y además “una muerte serena bajo la mirada
de su Divino Hijo”.
Transcurridos los duros años de la Segunda
Guerra Mundial y apenas le fue posible, la Madre Pierina
parte el 7 de junio de 1945 de Roma hacia
Milán en un camión, con el deseo de volver a
ver a las Hermanas.
En los primeros días de julio llega
a la casa “Santo Volto” (Santo Rostro) en Centonara D´Artò,
provincia de Novara, donde habían trasladado el Noviciado. Enferma gravemente
y allí, el 26 de julio de 1945, a la
edad de 54 años, se duerme en el Señor rodeada
por sus hijas espirituales. Carisma específico de la Madre María
Pierina
María Pierina De Micheli vivió intensamente el carisma de las
“Hijas de la Inmaculada Concepción”. Amó profundamente a la Virgen
Inmaculada con un corazón siempre dispuesto a aceptar la voluntad
de Dios. Manifiesta en su Diario: “Quiero pedir cada día
a la Virgen la gracia de vivir en un abandono
gozoso…”.
Como don personal experimentó un incondicional amor al Divino Rostro
de Jesús, que se le presentó numerosas veces, haciéndole participar
de sus sufrimientos y pidiéndole que se entregase como reparadora
por la santificación de los sacerdotes y la conversión de
los pecadores, gozando también de las consolaciones propias de los
místicos.
La medalla que ella acuñó fue instrumento de numerosas gracias
y se sigue difundiendo a lo largo de los años.
Congregación Hijas de la Inmaculada Concepción de Buenos Aires
La familia
religiosa de las Hijas de la Inmaculada Concepción nació en
Buenos Aires en 1904, fundada por la Sierva de Dios
María Eufrasia Iaconis.
Sus miembros se sienten llamadas a vivir su
identidad eclesial con un carisma particular, inspirando la vida espiritual
y el apostolado en el misterio de la Inmaculada Concepción.
Animadas
de esta específica espiritualidad mariana, las Hijas de la Inmaculada
Concepción están disponibles a la Voluntad de Dios, a favor
de los hermanos, cultivando una gran apertura a las necesidades
de la Iglesia, siguiendo el ejemplo de su Fundadora, una
mujer fuerte y fiel, que enfrentó grandes dificultades, dispuesta a
cualquier sacrificio por el bien de la Congregación.
La Madre María
Eufrasia Iaconis llegó a la Argentina a fines del siglo
XIX, y su primera tarea fue la asistencia a los
enfermos en el Hospital Italiano de Buenos Aires. Más tarde
se lanzó a la tarea educativa, fundando colegios en diversas
provincias del país. Su espíritu incansable y generoso la llevó
a fundar también en Milán, Italia. Falleció el 2 de
agosto de 1916, a la edad de 48 años.
Sus hijas,
con el deseo de ser la presencia de María en
el mundo de hoy, desarrollan su apostolado en colegios, hospitales,
hogares de ancianos, pensionados, guarderías infantiles, 1arroquias y obras misioneras.
En
la Argentina se encuentran presentes en las provincias de Buenos
Aires, Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos. El carisma se
ha extendido a Italia, España, Brasil, Chile y México.
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