Santos Joaquin y Ana Padres de la Santísima Virgen
El
protoevangelio de Santiago cuenta que los vecinos de Joaquín se
burlaban de él porque no tenía hijos. Entonces, el santo se retiró
cuarenta días al desierto a orar y ayunar, en tanto que Ana (cuyo nombre
significa Gracia) "se quejaba en dos quejas y se lamentaba en dos
lamentaciones". Un ángel se le apareció y le dijo: "Ana, el Señor ha
escuchado tu oración: concebirás y darás a luz. Del fruto de tu vientre
se hablará en todo el mundo". A su debido tiempo nació María, quien
sería la Madre de Dios. Esta narración se parece mucho a la de la
concepción y el nacimiento de Samuel, cuya madre se llamaba también Ana (
I Reyes, I ). Los primeros Padres de la Iglesia oriental veían en ello
un paralelismo. En realidad, se puede hablar de paralelismo entre la
narración de la concepción de Samuel y la de Juan Bautista, pero en el
caso presente la semejanza es tal, que se trata claramente de una
imitación.
La mejor prueba de la antiguedad al culto a Santa Ana en Constantinopla
es que, a mediados del siglo VI, el emperador Justiniano le dedicó un
santuario. En Santa María la Antigua hay dos frescos que representan a
Santa Ana y datan del siglo VIII. En 1382, Urbano VI publicó el primer
decreto pontificio referente a Santa Ana; por él concedía la celebración
de la fiesta de la santa a los obispos de Inglaterra exclusivamente. La
fiesta fue extendida a toda la Iglesia de occidente en 1584.
El protoevangelio de Santiago cuenta que los
vecinos de Joaquín se burlaban de él porque no tenía hijos. Entonces, el
santo se retiró cuarenta días al desierto a orar y ayunar, en tanto que
Ana (cuyo nombre significa Gracia) “se quejaba en dos quejas y se
lamentaba en dos lamentaciones”. Un ángel se le apareció y le dijo:
“Ana, el Señor ha escuchado tu oración: concebirás y darás a luz. Del
fruto de tu vientre se hablará en todo el mundo”. A su debido tiempo
nació María, quien sería la Madre de Dios. Esta narración se parece
mucho a la de la concepción y el nacimiento de Samuel, cuya madre se
llamaba también Ana ( I Reyes, I ). Los primeros Padres de la Iglesia
oriental veían en ello un paralelismo. En realidad, se puede hablar de
paralelismo entre la narración de la concepción de Samuel y la de Juan
Bautista, pero en el caso presente la semejanza es tal, que se trata
claramente de una imitación.
La mejor prueba de la antiguedad al culto a Santa Ana en
Constantinopla es que, a mediados del siglo VI, el emperador Justiniano
le dedicó un santuario. En Santa María la Antigua hay dos frescos que
representan a Santa Ana y datan del siglo VIII. En 1382, Urbano VI
publicó el primer decreto pontificio referente a Santa Ana; por él
concedía la celebración de la fiesta de la santa a los obispos de
Inglaterra exclusivamente. La fiesta fue extendida a toda la Iglesia de
occidente en 1584.
Liturgia de las Horas: 1ra. Semana del Salterio
Color: Verde
Lecturas de la liturgia
- Primera Lectura: II Reyes 4,42-44
“Comerán y sobrará”En aquellos días, uno de Baal-Salisá vino a traer al
profeta Eliseo el pan de las primicias, veinte panes de cebada y grano
reciente en la alforja. Eliseo dijo: “Dáselos a la gente, que coman.” El
criado replicó: “¿Qué hago yo con esto para cien personas?” Eliseo
insistió: “Dáselos a la gente, que coman. Porque así dice el Señor:
Comerán y sobrará.” Entonces el criado se los sirvió, comieron y sobró,
como había dicho el Señor.
- Salmo Responsorial: 144
“Abres tú la mano, Señor, y nos sacias.” Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas. R.
Los ojos de todos te están aguardando,
tú les das la comida a su tiempo;
abres tú la mano,
y sacias de favores a todo viviente. R.
El Señor es justo en todos sus caminos,
es bondadoso en todas sus acciones;
cerca está el Señor de los que lo invocan,
de los que lo invocan sinceramente. R.
- Segunda Lectura: Efesios 4,1-6
“Un solo cuerpo, un Señor, una fe, un bautismo”Hermanos: Yo, el
prisionero por el Señor, os ruego que andéis como pide la vocación a la
que habéis sido convocados. Sed siempre humildes y amables, sed
comprensivos, sobrellevaos mutuamente con amor; esforzaos en mantener la
unidad del Espíritu con el vínculo de la paz. Un solo cuerpo y un solo
Espíritu, como una sola es la esperanza de la vocación a la que habéis
sido convocados. Un Señor, una fe, un bautismo. Un Dios, Padre de todo,
que lo trasciende todo, y lo penetra todo, y lo invade todo.
- Evangelio: Juan 6,1-15
“Repartió a los que estaban sentados todo lo que quisieron”En aquel
tiempo, Jesús se marchó a la otra parte del lago de Galilea (o de
Tiberíades). Lo seguía mucha gente, porque habían visto los signos que
hacía con los enfermos. Subió Jesús entonces a la montaña y se sentó
allí con sus discípulos. Estaba cerca la Pascua, la fiesta de los
judíos. Jesús entonces levantó los ojos, y al ver que acudía mucha
gente, dice a Felipe: “¿Con qué compraremos panes para que coman éstos?”
Lo decía para tentarlo, pues bien sabía él lo que iba a hacer. Felipe
contestó: “Doscientos denarios de pan no bastan para que a cada uno le
toque un pedazo.” Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón
Pedro, le dice: “Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y
un par de peces; pero, ¿qué es eso para tantos?” Jesús dijo: “Decid a la
gente que se siente en el suelo.” Había mucha hierba en aquel sitio. Se
sentaron; sólo los hombres eran unos cinco mil. Jesús tomó los panes,
dijo la acción de gracias y los repartió a los que estaban sentados, y
lo mismo todo lo que quisieron del pescado. Cuando se saciaron, dice a
sus discípulos: “Recoged los pedazos que han sobrado; que nada se
desperdicie.” Los recogieron y llenaron doce canastas con los pedazos de
los cinco panes de cebada, que sobraron a los que habían comido. La
gente entonces, al ver el signo que había hecho, decía: “Éste sí que es
el Profeta que tenía que venir la mundo.” Jesús entonces, sabiendo que
iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró otra vez a la montaña
él solo.
Santos Joaquín y Ana
Joaquín
significa: "Dios dispondrá". Ana quiere decir: "la
bienhechora".
San Joaquín y Santa Ana
tuvieron el honor de ser los padres de la Santísima Virgen María y los
abuelitos de Nuestro Señor Jesucristo. Honor único en el mundo.
Antiguas tradiciones dicen
que su hija María se las concedió Dios después de que ellos oraron con
mucha fe por años y años.
Un santo de los primeros
siglos afirma que Joaquín y Ana dividían los productos de sus campos en
tres partes iguales: una para el templo, otra para los pobres y la tercera
para los gastos de su hogar.
Escritos muy venerables
cuentan que los papas presentaron desde muy pequeña a su hijita en el
templo y que la llevaban muy frecuentemente allí para que la instruyeran en
la santa religión. Parece que le hicieron aprender muchas frases de la
Sagrada Escritura, porque Nuestra Señora en el Cántico que compuso cuando
visitó a Isabel, cita varias frases del Libro Sagrado.
Que la familia mil
veces bendecida de Joaquín, Ana y la Virgen María, llene de bendiciones y
paz a nuestras famlias.-
Joaquín y Ana son dos
nombres llenos de grandeza a los ojos de Dios, grandeza que se esconde en la
sencillez y la humildad. Dos nombres con un sentido maravilloso y
providencial.
Joaquín significa
preparación del Señor, trabajo y constancia. La providencia divina mueve
los hilos de la historia. Durante largos siglos el Señor preparó, por
medio de los profetas y patriarcas, la venida del Deseado de las naciones.
Israel deseaba con ansia renovada esta llegada.
La tardanza no ahogaba
los anhelos de Joaquín y Ana. Ellos se acercaban al ocaso de la vida sin
descendencia. Pero seguían rezando y porfiando al Señor con oración
inflamada. Su esperanza se mantuvo incólume.
Ana "la Madre de la
Mejor", como la llama Lope de Vega en el título de una comedia, quiere
decir amor y plegaria. No era la primera que llevaba este nombre. Una
contemporánea suya, la profetisa Ana, también esperaba al Mesías. Y lo
encontró cuando Jesús fue presentado en el templo.
En el libro I de Samuel
aparece otra Ana, la madre de Samuel, con una historia parecida a la de la
madre de la Virgen María. Estaba rezando ante el Señor. Movía los labios,
pero no se oía su voz.
Los sacerdotes creen que
está borracha. "No he bebido vino, les dice, es que estaba derramando
mi alma ante el Señor". Su alma estaba llena de tristeza. Sufre el
oprobio de la esterilidad, porque Dios no la ha considerado digna de darle
un hijo que pudiera ser el Mesías de Israel. Dios la hizo madre de Samuel.
Por
eso reza y llora también la esposa de Joaquín. Presiente que va a llegar
el Redentor, ora intensamente para acelerar su venida. Pero está triste,
porque se ve envejecer en la esterilidad.
Las oraciones de Ana
fueron escuchadas. Un ángel -según algunos el mismo de la Anunciación- se
aparece a Ana en la Puerta Dorada del templo y le profetiza el nacimiento de
una Niña que se llamará María y será la predilecta del Señor. "Oh
bellísima Niña, dice San Juan Damasceno, benditas las entrañas y el
vientre de los que saliste".
En el seno estéril de
Ana germinó la plenitud de la gracia. En sus entrañas se realizó el
sublime misterio de la Concepción Inmaculada de María "prodigio de
prodigios y abismo de milagros", dice el Damascebo. "Santa tierra
estéril, que al cabo produjo, toda la abundancia, que sustenta el
mundo", según se expresa Miguel de Cervantes en "La
Gitanilla".
Todos los antiguos
anhelos se habían condensado en Joaquín y Ana, en ellos se iban a cumplir
las promesas. Fueron los padres dichosos de la niña María, que Dios luego
la haría su Madre y nuestra Madre.
De Joaquín y Ana
podemos decir que si Dios los escogió para una obra tan admirable, grandes
tuvieron que ser aquellos dos corazones. Si habían de educar a la que Dios
escogía como Madre de su Hijo, cuánta dulzura, bondad y hermosura habría
en aquellas almas. Pues habían sido destinados por Dios para ser los padres
de una Niña sin par, no sólo sin mácula, sino llena de gracia "la
llena de gracia", la bendita entre las mujeres, la Hermosa, la
Agraciada, María "lugar alto en donde habita Dios".
El culto a San Joaquín
es más reciente. Pero el culto a Santa Ana es muy antiguo. En Jerusalén
está la iglesia de Santa Ana, cerca del templo. Allí vivían, según la
tradición, Joaquín y Ana. Y, según la opinión de muchos Padres, ahí
nació la Aurora de nuestra salvación, la Virgen María.
La oración de Sta. Ana
|
Santa AnaMadre de la Santísima Virgen María
Fiesta (con San Joaquín): 26 de Julio
Ana (Hebreo, Hannah, significa gracia)
Una antigua tradición, que arranca del siglo II, atribuye los nombres San Joaquín y Santa Ana
a los padres de la Santísima Virgen María. El culto a santa Ana se
introdujo ya en la Iglesia oriental en el siglo VI, y pasó a la
occidental en el siglo X; el culto a san Joaquín es más reciente. Ver: Por sus frutos los conoceréis de San Juan Damasceno.
Todo
lo que se conoce de ellos, incluso sus nombres, procede de literatura
apócrifa: el Evangelio de la Natividad de María, el Evangelio apócrifo
de Mateo y el Protoevangelium de Santiago. El mas antiguo de estos se
remonta alrededor del 150 ad. En el Oriente el Protoevangelium gozaba
de gran autoridad, algunas porciones se leían en las fiestas de la
Virgen María. En el Occidente, sin embargo, fue rechazado por los Padres
de la Iglesia. En el siglo XIII, partes del Protoevangelium de Santiago
fue incorporado por Jacobus de Vorágine en su "Leyenda Dorada". Desde
entonces la historia de Santa Ana se propagó por el Occidente hasta
convertirse en una de las santas mas populares de la Iglesia latina.
Los
escritos llamados "apócrifos" no fueron aceptados por la Iglesia como
parte del canon de las Sagradas Escrituras porque contienen muchos datos
que no son confiables. Pero si contienen algunos datos de documentos
históricos. Lo difícil es distinguir en ellos el grano bueno de la
paja.
El Protoevangelium nos ofrece
la siguiente historia: En Nazaret vivían Joaquín y Ana, una pareja rica y
piadosa pero que no tenía hijos. Cuando en una fiesta Joaquín se
presentó para ofrecer sacrificio en el Templo, fue rechazado por un tal
Ruben, bajo el pretexto de que hombres sin descendencia no eran dignos
de ser admitidos. Joaquín, cargado de pena, no volvió a su casa sino
que se fue a las montañas a presentarse ante Dios en soledad. También
Ana, habiendo conocido la razón de la prolongada ausencia de su esposo,
clamó al Señor pidiéndole que retirase de ella la maldición de la
esterilidad y prometiéndole dedicar su descendencia a Su servicio.
Sus
oraciones fueron escuchadas; un ángel visitó a Ana y le dijo: "Ana, el
Señor ha mirado tus lágrimas; concebirás y darás a luz y el fruto de tu
vientre será bendecido por todo el mundo". El ángel hizo la misma
promesa a Joaquín, quién volvió a donde su esposa. Ana dio a luz una
hija a quien llamó Miriam (María). Esta historia se parece a la de la
concepción de Samuel en las Sagradas Escrituras, cuya madre se llamaba
también Ana (1 Re 1).
Según una
tradición antigua, los padres de la Stma. Virgen, siendo Galileos, se
mudaron a Jerusalén. Allí, según la misma tradición, nació y se crió la
Virgen Santísima. Allí también murieron estos venerables santos. Una
iglesia, conocida en diferentes épocas como Santa María, Santa María ubi
nata est, Santa María en Probatica, Santa Probatica y Santa Ana, fue
construida en el siglo IV, posiblemente por Santa Elena (madre del
emperador Constantino), sobre el lugar de la casa de San Joaquín y Ana.
Sus tumbas fueron honradas hasta el final del siglo IX, cuando los
invasores musulmanes la convirtieron en una escuela. La cripta, que
originalmente contenía las santas tumbas, fue descubierta el 18 de marzo
de 1889.
Muchas leyendas han sido
escritas sobre las vidas de San Joaquín y Santa Ana, causando gran
confusión entre los fieles. Según una de ellas, Santa Ana concibió a la
Virgen Santísima sin concurso de varón, permaneciendo así virgen. Este
error fue condenado por la Santa Sede en 1677 (Benedicto XIV, De Festis,
II, 9).
Veneración a Santa Ana
En
la Iglesia del Oriente ya se veneraba a Santa Ana en el siglo IV. La
mejor prueba de ello es que el emperador Justino I (+565) le dedicó una
iglesia. La devoción a Santa Ana se encuentra en los mas antiguos
documentos litúrgicos de la Iglesia griega. En el Occidente no se
venera a Santa Ana, excepto quizás en el sur de Francia, hasta el siglo
XIII. Su imagen, pintada en el siglo VIII en estilo Bizantino, fue mas
tarde encontrada en la iglesia de Santa María Antiqua en Roma. Su
fiesta, bajo la influencia de la "Leyenda Dorada", aparece en el siglo
XIII donde se celebraba el 26 Julio.
En
1382, Urbano VI publicó el primer decreto pontificio referente a Santa
Ana, concediendo la celebración de la fiesta de la santa a los obispos
de Inglaterra exclusivamente, tal como se lo habían pedido algunos
ingleses. Muy probablemente la ocasión de dicho decreto fue el
matrimonio del rey Ricardo II con Ana de Bohemia, que tuvo lugar en ese
año. La fiesta fue extendida a toda la Iglesia de Occidente en 1584.
Las Reliquias de Santa Ana
Se
dice que las reliquias atribuidas a Santa Ana fueron traídas de la
Tierra Santa a Constantinopla en el 710. Allí estaban en la iglesia de
Santa Sofía en 1333. La tradición de la Iglesia de Apt, en el sur de
Francia dice que el cuerpo de Santa Ana fue llevado a Apt por San
Lázaro, el amigo de Jesucristo, fue escondido por San Auspicio (+398) y
vuelto a encontrar durante el reino de Carlomagno. La cabeza de Santa
Ana se mantuvo en Mainz hasta el 1510, cuando fue robada y llevada a
Düren, Alemania. Lamentablemente, no hay sólidos fundamentos para
asegurar la autenticidad de estas reliquias.
Veneración de Santa Ana hoySu
imagen milagrosa es venerada en Notre Dame D'Auray, en la diócesis de
Vannes. También en Canada, donde es la principal patrona de la provincia
de Quebec, el santuario de Santa Ana de Beaupré es bien conocido. Santa
Ana es patrona de las mujeres en parto. También es patrona de los
mineros, Cristo siendo el oro y María la plata.
Joaquín (padre de María)
San Joaquín, según la tradición
católica y
ortodoxa, fue el padre de la
Virgen María y marido de
Santa Ana.
De san Joaquín se sabe que era natural de
Nazaret y que sus padres fueron
Matat y
Estha.
[cita requerida] La geneología que presenta san
Lucas en su evangelio es la de él, ya que los nombres
Heli y
Joaquín son equivalentes.
[cita requerida]
Los
evangelios canónicos del
Nuevo Testamento no dan cuenta del nombre de los padres de María. La historia de los mismos aparece en el
Protoevangelio de Santiago, un
texto apócrifo; allí, Joaquín es descrito como un hombre rico y piadoso que donaba bienes regularmente a los pobres del templo de
Jerusalén.
Como su esposa era estéril, las autoridades religiosas ordenan
sacrificios a Joaquín, al considerar que la esterilidad es un signo de
descontento de Dios.
Joaquín entonces decide retirarse al desierto, donde practica penitencia durante cuarenta días. Después de ese tiempo, unos
ángeles
se aparecen ante Joaquín y Ana -quien se encontraba en Jerusalén- y les
prometen el nacimiento de un hijo. Entonces Joaquín regresa con su
esposa.
La historia de Joaquín y Ana se encuentra también en la
Leyenda dorada,
hagiografía muy popular en la
Edad Media, y ha sido muy representada en el arte cristiano, incluso cuando el
Concilio de Trento
limitó la representación de los evangelios apócrifos. La devoción a san
Joaquín es moderna, mientras que la de santa Ana es más antigua, al
menos data del siglo VI.
San Joaquín es el santo patrón de numerosos pueblos en
Latinoamérica,
España y las
Filipinas.
Su festividad, junto a la de su esposa Santa Ana, se celebra el 26 de
julio, tras la reforma del calendario litúrgico. No debe celebrarse el
16 de agosto ya.
Estatua representativa de San Joaquín, ubicada en la comuna que lleva su nombre en
Santiago de Chile.
Patronazgo
De los abuelos (por ser el abuelo de Jesucristo) y los mineros (analogía a Cristo como
oro y María como
plata, que proceden de Joaquín).
Enlaces externos
JOAQUÍN Y ANA, SANTOS ABUELOS
Por fin, la Iglesia unió sus festividades, 26 de
julio, se celebran los días de Joaquín y de Ana, los padres de María,
los abuelos de Jesús. De algún modo hay que recompensar que sus nombres y
vidas no aparezcan en los Evangelios canónicos, únicamente figuran en
un texto apócrifo, el Protoevangelio de Santiago. Sin embargo, la
historia de ambos esposos resulta enternecedora, porque por parecer de
descendencia, a Joaquín le rechazan las ofrendas en el templo y él,
amargado al sentirse viejo para procrear, se retira al desierto con el
fin de ayunar, ser penitente y pedir a Dios fertilidad. Y la esposa,
Ana, que también se considera anciana, llora y reza solicitando que su
vientre sea fecundo.
Era un tiempo en que sucedían milagros y los ángeles -tan
bellos- se aparecían para dar buenas nuevas, mientras se escuchaba
música celestial; pues bien, uno de estos querubes les comunicó a ambos
que serían padres. Joaquín y Ana se encontraron de nuevo, se fundieron
en un abrazo, seguido de otro y otro; y con tanto amor que concibieron a
la niña María.
L a narración pictórica es muy alegre y poética en
Oriente, sobre todo en la Escuela de Novgorod (siglo XV); iconos que
pueden contemplarse en el Museo de Recklinghausen. En uno de ellos, el
abrazo apasionado de Joaquín y Ana sucede sobre una tarima que recuerda
la alfombra mágica de las leyendas. El texto en el que se apoya la
escena, de Vladimir Solovev, explica: 'la tarima flotante significa la
dimensión ultraterrena; y su color verde representa el mar de cristal
del que se habla en el Apocalipsis.'
Un siglo después, en el XVI ya se muestran más
expresivos, de tal modo que en el Museo Andrei Rubles, de Moscú, se
descubre un hermoso icono, en el que se aprecia detrás del matrimonio,
un lecho nupcial blanco, con almohada de color púrpura.
¡Ay! los pintores católicos de nuestra Iglesia occidental, nunca se atrevieron con un sugerente lecho. Podía hacer pensar.
Video:
Título: Joaquin y Ana, Santos protectores del matrimonio
Hoy la Iglesia Católica celebra la memoria de San Joaquín y Santa
Ana, los padres de la Virgen María. Según antiguas tradiciones, que se
remontan más o menos al siglo segundo y al siglo sexto, Joaquín y Ana
son los padres de la Virgen, y por eso son también los abuelitos de
Jesús. Estamos hoy celebrando entonces a esta pareja, a este matrimonio,
del cual apenas sabemos el nombre.
Uno puede preguntarse cómo asegura la Iglesia que ellos fueron
santos. Me parece que en ese matrimonio se cumple muy especialmente
aquella Palabra de Jesús: "Por sus frutos los conoceréis"
San Mateo 7,20.
Y lo único que sabemos de San Joaquín y de Santa Ana, prácticamente lo
único cierto que sabemos, es que son los padres de la Virgen María.
Y así como Jesús es llamado fruto del vientre de María, por
ejemplo en el Ave María decimos: "Bendito es el fruto de tu vientre,
Jesús", así también tenemos que decir, que María misma es fruto del amor
y del matrimonio, es fruto del hogar de Joaquín y de Ana.
Por consiguiente, estamos diciendo que San Joaquín y Santa Ana
son santos, ya que sólo de este modo es explicable que haya sucedido en
ese matrimonio, en ese hogar, la inmensa bendición que significa María;
porque Ella es la bendita entre todas las mujeres.
Les confieso que hace mucho tiempo, yo sentí bastante lejanos a
estos dos Santos, a este matrimonio, y no se me ocurría, ni qué pensar,
ni qué decir sobre ellos, si no sabemos siquiera dónde nacieron.
Seguramente vivieron en Nazaret, porque allá estaba María cuando la
Anunciación.
Debieron ser personas sumamente humildes, sumamente pobres,
absolutamente anónimas como esas parejas, me imagino yo, que a veces se
encuentra uno cuando en su predicación, en misiones, se va a un
determinado pueblo, y se encuentra con que hay matrimonios que llevan
una vida como escondida, pero de gran virtud y de grandísimo amor a
Dios.
Aparte de eso, yo me decía, ¿qué más se puede comentar? Hoy creo que sí hay mucho por comentar de San Joaquín y de Santa Ana.
Les voy a contar que tuve yo un par de amigos; primero conocí a
uno, y después conocí a la otra. Ellos se hicieron novios, se casaron.
¡Maravilloso! ¡Bellísimo!
Bueno, yo tuve la oportunidad de conocerlos antes del noviazgo,
en el noviazgo, y cuando se casaron. Un tiempo después del matrimonio,
ya no nos pudimos ver tanto, y luego viajaron fuera del país.
Un día me comentaron siendo novios: "Nosotros queremos vivir
cristianamente, queremos vivir según Jesucristo. Hemos encontrado el
amor de Dios en nuestra vida, nos queremos como pareja, pero además
queremos fundar un hogar verdaderamente cristiano". Y me preguntaban:
"¿Qué consejo puede darnos usted, padre?" Pero la verdad, ellos me dicen
Fray. "¿Qué consejo puede darnos, Fray? Queremos hacer realmente un
hogar según Dios".
Y yo les decía a ellos, llamémoslo una inspiración del Espíritu:
"Si ustedes quieren ser verdaderamente nobles ante Cristo Jesús, y
quieren ser esposos ante Dios, adopten ustedes como Patronos a San
Joaquín y a Santa Ana".
Bueno, esta gente lo tomó en serio, y efectivamente, eligieron
como Patronos de su matrimonio a Joaquín y a Ana. Cuando fui a
visitarlos después del matrimonio, me encontré que tenían en la sala un
cuadro que habían mandado hacer con San Joaquín y Santa Ana como
protectores de su matrimonio.
Nosotros sabemos bien, que nuestra salvación viene por
Jesucristo: Él es el Redentor, Él es el Salvador. Pero también sabemos,
porque así lo enseña nuestra fe, que Cristo fue engendrado de las
entrañas de María Santísima, sin concurso de varón.
Ahí no hubo más que la obra misteriosa pero realísima, profunda,
maravillosa del Espíritu en el vientre de María. Y precisamente la
Iglesia encuentra en San José, modelo de esposo, pero también Patrono,
protector, guía y modelo de castidad.
María Santísima, en cambio, sabemos que nació de una unión
sexual. Ella nació del matrimonio y de la unión sexual entre Joaquín y
Ana. Y así, a mí me parece que en estos esposos hay un modelo, y hay una
intercesión especial para santificar la vida sexual del matrimonio,
para santificar la intimidad del matrimonio.
Como esta pareja de amigos míos, realmente me tenía mucha confianza, y yo a ellos, me atreví a decirles lo siguiente:
"Vivan
ustedes de tal manera su matrimonio, vivan su intimidad de pareja con
tantísimo amor, como si fueran a engendrar a la Santísima Virgen María".
Porque, ¿qué celebra la Iglesia el ocho de diciembre? La
Inmaculada Concepción de la Virgen. Esto significa que desde el primer
momento de su concepción, María fue, por un privilegio especial de Dios,
por los méritos de Cristo, y para salvación del mundo, preservada del
pecado original.
Bien, pero María sólo podía ser educada en un hogar donde fuera
protegida, donde fuera florecida, donde pudiera dar fruto esa gracia
singularísima de la Inmaculada Concepción. Es evidente que la Inmaculada
Concepción de María sucedió en el vientre de Ana, y es evidente que
sucedió por la unión íntima de Joaquín y Ana.
Esto, ¿qué significa? Que creo, debemos predicar a Joaquín y
Ana, como protectores, como modelos, como ejemplos de la santidad de la
sexualidad en el matrimonio.
De la unión íntima entre ellos, Dios quiso santificar a María
desde el primer instante de su Concepción. Al comprender yo que la
Inmaculada Concepción de la Virgen sucedió en el vientre de Ana, me dí
cuenta que Joaquín y Ana son Santos de lo más actual y de lo más
necesario hoy.
Esta pareja de amigos, hasta el momento en que pude verlos,
porque ya después viajaron fuera del país, es para mí un testimonio de
lo que significa una vida en la que el amor se expresa, la intimidad se
da, pero la santidad se busca con todas las fuerzas del alma.
Ayúdenme, pues, queridos amigos, a hacerle propaganda a Joaquín y
Ana; ayúdenme a crecer en la devoción y en el amor a San Joaquín y a
Santa Ana como protectores, como amigos, como modelos del noviazgo, del
matrimonio, y especialmente de la intimidad.
Dios, que hizo todo el cuerpo humano, Dios, que imprimió su
imagen, no solamente en el hombre, ni sólo en la mujer, sino en el
hombre y en la mujer, Dios sabe bien que nuestra santidad tiene que
darse en todas las áreas de la vida.
Y aquellos que tengan o piensen tener pareja, miren hacia Joaquín y Ana como amigos, como modelos, como protectores. Ese mensaje quería compartir con ustedes.
Que ellos nos acompañen en esta celebración, y que nos enseñen a recibir la bendición de Dios, Nuestro Salvador.
Amén.
Titulo: San Joaquin y Santa Ana: patrones de la afectividad y la sexualidad humana
En nuestro tiempo miramos la santidad, la bondad y la maldad de una
persona, ante todo como el resultado de sus decisiones; pero si volvemos
nuestros ojos a los tiempos bíblicos, descubrimos una influencia mucho
mayor de la familia, digo esto por la fiesta que estamos celebrando el
día de hoy.
Por ejemplo, cuando la reina Ester, en el libro que lleva su
nombre, hace oración, ella hace alusión a su casa y a su familia; la fe
que tiene la ha recibido de su familia, la confianza en la Palabra de
Dios la adquirió en su familia.
Y si vamos al caso de la Santa Virgen María, pues ya sabemos que
María estaba desposada con José a muy temprana edad, según la costumbre
de la época. Estos matrimonios no eran fruto de un proceso de noviazgo,
como los que se dan en nuestros días, sino que eran acuerdos de
familias.
Estas reflexiones nos ayudan a descubrir en la familia de María
el ámbito de santidad, de instrucción, de luz, y el camino fundamental
de las decisiones en que se iba abriendo camino el plan de Dios y la
llegada de ese misterio sublime de la Encarnación.
Personalmente, estoy convencido de que las palabras de María
cuando responde al Ángel: “¿Cómo será la concepción si no conozco
varón?”
San Lucas 1,34 esas palabras sólo tienen sentido si María tenía un propósito virginal.
Semejante propósito, viviendo al mismo tiempo un matrimonio que
había sido acordado por sus padres, es difícil de entender sin algún
diálogo previo, sin algún conocimiento que la familia tuviera de Ella y
de la decisión que Ella tomaba, de la vocación a la que Dios la llamaba.
Esto quiere decir que, tanto el matrimonio de María, como su
propósito virginal, la escogencia de José y al mismo tiempo el deseo de
ser toda de Dios, todo esto fueron temas de conversación, del algún
modo, fueron conocimientos de Joaquín y de Ana, fueron objeto de oración
y de meditación.
No podemos dejar volar mucho nuestra imaginación y terminar
haciendo una especie de apócrifos del siglo XX, del siglo XXI, pero no
es imaginación lo que hemos dicho, sino es la realidad de la familia
hebrea en el siglo I.
Con este tipo de reflexiones descubrimos a María no como un
meteorito perfecto caído del cielo, sino como el fruto madurado de una
pareja creyente, de una familia llena de amor de Dios, llena de
comprensión y abierta increíblemente a la acción del Espíritu Santo.
¿Qué queda para nosotros de esta fiesta? Queda mucho, por lo
menos tres cosas. Primero, saber que aunque la santidad es la respuesta
personal, y no puede ser de otro modo, a la acción del Espíritu Santo,
la santidad también tiene un ámbito, el ámbito de la pareja, el ámbito
de la familia, el ámbito del hogar.
Y en otro sentido, aquellas agrupaciones humanas, que son espacio vital par el cristiano, le dan también esa importancia.
Pensemos, por ejemplo, en una comunidad. Es verdad que Dios puede
hacer santos cuando quiera y como quiera, pero es verdad que
comunidades sanas, abiertas a la Palabra, abiertas al poder del Espíritu
y al mismo tiempo fieles, prudentes, mesuradas, comunidades así, serán
el ambiente más adecuado para que florezca la santidad.
La idea no es que nosotros le pongamos todos los obstáculos
posibles a Dios y que Él saque a los santos en contra nuestra, más bien
hay que procurar que nuestras comunidades, nuestras palabras, nuestra
manera de pensar, sea terreno propicio a donde Dios pueda mirar
complacido y a donde pueda regar, con abundancia, flores de santidad.
Esto como un primer comentario, como una primera aplicación para
nosotros.
En segundo lugar, también nos ayuda a descubrir en María un
episodio más, episodio glorioso, pero un episodio más de una historia
que viene detrás de Ella y que sigue después de Ella.
Aislar demasiado a María de su ámbito familiar, de su ámbito
social, de su ámbito conyugal, va haciendo de Ella una figura extraña,
quizá admirable, pero lejana, inaccesible; pensar en que María conversó
alguna vez, digamos por lo menos, con Santa Ana, sobre su deseo de
consagrarse a Dios, nos ayuda a mirar a María de otra manera.
Efectivamente, si María tenía un propósito de este género y si
fue acordado por sus padres el matrimonio de Ella, pues Ella tenía que
saber que un propósito virginal era un propósito de alguna manera
estéril, según la fecundidad de la carne, a menos que Dios dispusiera
otra cosa, y fue lo que dispuso.
Y tenía que saber que esa esterilidad era mirada como una
maldición, pero, en fin, lo que quiero decir es que mirar a María niña,
hermana de su pueblo, creciendo en edad y sabiduría, sintiendo temor y
al mismo tiempo, aprendiendo a cuidar de sí misma y de su corazón, todo
esto hace mucho bien para descubrir en Ella una obra maravillosa de la
gracia, pero una gracia que acontece en nuestra tierra, en nuestra
historia y con nuestro barro. Esto es muy saludable para el amor a la
Santísima Virgen y para descubrir mejor la obra del Espíritu que nos
santifica.
Finalmente, estas meditaciones sobre la santidad de Joaquín y de
Ana, nos ayudan también a sanar un poco, o mucho, nuestros conceptos
sobre el afecto humano y sobre la sexualidad humana.
En algunas ocasiones, predicando sobre la Inmaculada Concepción
de la Virgen, he considerado prudente subrayar que la concepción de la
Virgen sucede en el ámbito del afecto de un hombre y de una mujer y en
una relación sexual de ellos.
La obra más limpia de Dios, acontece en el ámbito del sexo de
un hombre y de una mujer; por eso incluso me he atrevido a postular,
claro que nadie me ha hecho caso en esto y en otro poco de cosas, pero
no importa, me he atrevido a postular a Joaquín y Ana como Patronos de
la sexualidad humana.
La sexualidad es una realidad tan importante, que sin ella, no
estaría ninguno de nosotros aquí; somos frutos de sexo, y nuestros
hermanos, primos, parientes, amigos tienen una vida sexual. Esa
actividad humana no puede ser entregada simplemente al ritmo de la
publicidad, de la propaganda, o de la moda.
Decían los medios de comunicación que se conversa en el Vaticano
sobre quién podría ser el Patrono del Internet, se está pensando en San
Isidoro de Sevilla como el Patrono de Internet.
Pues si el Internet tiene Patrono, hay una actividad humana que
tiene muchos siglos de antigüedad sobre el Internet. La sexualidad
humana debería tener sus Patronos, y para mí, los mejores Patronos de la
sexualidad humana, son Joaquín y Ana.
María fue obra de sexo; sexo humano vivido en la humildad, en la
fidelidad, en el cariño; sexo humano santificado por la gracia, en donde
Dios realiza su obra más hermosa
.
Por eso esta fiesta de Joaquín y Ana nos lleva también a recibir
de otra manera nuestro ser sexuado, a dar gracias por la sexualidad, y a
pensar de otro modo sobre esta realidad tan profunda que está en
nuestros corazones, en nuestros cuerpos y en el de nuestros
contemporáneos.
Efectivamente, María Santísima, con la pureza y belleza, con la
alegría y la inocencia y la santidad de su cuerpo y de su alma, nos
devuelve algo de ese gozo que está en el Génesis, cuando Dios vio todo
lo que había hecho, y había hecho sexuados al hombre y a la mujer, “vio
todo lo que había hecho, y todo era bueno”
Gènesis 1,27-31.
Agradezcamos a Dios la santidad de esta humilde familia de
Nazaret, una familia fiel en medio de un pueblo que no era tan fiel, que
había perdido la ruta muchas veces.
Agradezcamos la santidad de Joaquín y Ana, bendigámoslos como
Patronos de la sexualidad y como antecesores nuestros en el camino de la
fe que ellos tuvieron que vivir, si se quiere, con más penumbras que
nosotros.
Y recibiendo estas enseñanzas, sigamos nuestra celebración,
porque el Dios que a ellos los condujo y los santificó, vive y está ahí
para nosotros, para bendición nuestra, para conversión nuestra y para
santificación nuestra.
Título: La bendicion que recibieron San Joaquin y Santa Ana
Joaquín y Ana traen a la historia el regalo grande de santidad, de belleza y de pureza, que es la Santísima Virgen María.
La vida de ellos, y esta hija que Dios les regaló, me hace
recordar uno de los prefacios del ritual del matrimonio en la Iglesia.
Allá decimos que le damos gracias a Dios, porque la bendición que Dios
le otorgó al matrimonio, no fue destruida por el pecado ni fue lastimada
por el castigo del pecado.
Es decir, que hay muchas cosas que nosotros no conocemos del
Paraíso. No sabemos qué significa la inmortalidad, no sabemos qué
significa la impasibilidad, o algunos otros bienes que podían tener
aquellos al comienzo.
Pero hay algo del Paraíso, hay un eco del Paraíso en la
fecundidad matrimonial, en el milagro repetido de la vida. Cada uno de
nosotros tiene, en el hecho de existir, en el estallido de gozo que trae
engendrar vida, un pedacito del Paraíso.
De manera que la serpiente logró mucho, pero no logró todo.
Quería destruir la vida; y sí, la vida de la gracia quedó destruida,
pero la bendición de Dios que hace fecunda la raza humana, no quedó
destruida. Y eso significa, que cada existencia humana tiene en sí, un
eco de la alegría que sintió Dios cuando dijo: "Todo está bien"
Génesis 1,31.
Santo Tomás de Aquino, con su característica profundidad, nos
invita a reflexionar en esto. La primera alegría, que desde el punto de
vista bíblico, es una alegría del Paraíso, y desde el punto de vista
metafísico, es una alegría del ser, es una alegría que todos cargamos
dentro. Quien se deje guiar por un pensamiento recto, quien medite en
esto, descubrirá en sí, el gozo de existir.
Ser es una victoria sobre la nada, ser es un freno a la
pretensión del demonio, ser es una participación del gozo que Dios
tiene, cuando vio todo lo que había hecho, y "todo estaba bien" Génesis 1,31.
Llevamos esa alegría. Hay Santos que han percibido especialmente
ese gozo, el gozo de existir, que es un hilo que nos conecta con el
proyecto primero de Dios. A la que yo más recordaría, en este momento,
es Santa Clara de Asís, cuando ella rompe a cantar, y le dice a Dios:
"Gracias por crearme".
Es algo tan hermoso volverse a Dios, descubrirlo Padre amoroso,
poderoso, santo, y al mismo tiempo, descubrir que el primer acto de la
compasión divina es hacernos. "¡Gracias por crearme!"
Nosotros encontramos en Joaquín y Ana ese gozo, el gozo de
participar en la obra creadora que sólo Dios tiene. A través de ellos,
se hizo posible esa explosión de alegría, ese comienzo maravilloso de la
vida de la Virgen María.
Pero Santo Tomás nos explica lo siguiente: la vida se transmite
por medio de la sexualidad, y aunque la transmisión de la vida ha
quedado garantizada, la forma como se transmite la vida es imperfecta,
en la medida en que esa explosión de gozo, no sucede como en la pureza
de una donación total, sino que está manchada.
Está manchada de cierto egoísmo, está manchada de cierta
idolatría, está cercenada de Dios, está cortada de Dios. Dice Santo
Tomás, que sin el pecado original, el placer sexual sería muchísimo más
intenso, y sería un placer que estaría acompañado plenamente de la
razón.
Pero, en cambio, las pasiones que suelen acompañar al sexo, son
una señal de cómo ese milagro vital, ese milagro de Paraíso, nos rebasa.
La misma incapacidad de raciocinio que acompaña a la pasión, muestra
que ese milagro del Paraíso nos rebasa.
Joaquín y Ana recibieron una bendición, que no sabemos si la han
tenido otros; pero hasta donde conocemos, o ha definido la Iglesia,
nadie más. Y es que la sexualidad de ellos fue bendecida con un acto de
donación, con un acto de regalo, con un acto de generosidad.
Porque ahí es donde está el punto, ¿cómo se transmite el pecado?
El pecado original no es un defecto en el ADN; el pecado original no es
un problema biológico, no es un problema bioquímico.
El problema del pecado es el contexto existencial en el que
somos engendrados. Los actos con los que nuestros padres nos
engendraron, son actos marcados por ese límite, por esa incapacidad de
recibir o de abordar su propia sexualidad en actitud de completa
donación. Dicho con otras palabras, la afirmación de la Inmaculada
Concepción de la Virgen, es la afirmación de la santidad de la
sexualidad de Joaquín y Ana.
Por eso, siempre que llega esta Fiesta, vuelvo a proponer, nadie
me hace caso, pero yo vuelvo a proponer, que Joaquín y Ana sean elevados
a la categoría de Patronos de la sexualidad humana.
La sexualidad humana necesita tener sus Patronos. Es una
actividad, que en sus propios límites y en su propio contexto, es
lícita, es bella y es querida por Dios.
Y necesita sus Patronos; no sólo el Internet, no sólo la ciencia,
no sólo el Periodismo, la Medicina, el Derecho. La sexualidad necesita
sus Patronos.
Y de acuerdo con el análisis que vamos haciendo, lo que
encontramos es que la sexualidad de Joaquín y Ana, por un acto especial
de amor de Dios hacia ellos, y a través de ellos, fue un acto como del
Paraíso. ¡Qué lindo! Fue un acto como del Paraíso, que les permitió
ofrecer la vida, sin adueñarse de la vida, que les permitió dar sin
reclamar.
Y por eso, desde el primer momento, la existencia de la Virgen
queda constituida en un contexto de absoluto regalo, de completa
donación, o por decirlo de otra manera, sin pecado original. La
Inmaculada Concepción de la Virgen reclama, que reconozcamos la
bendición que recibió la sexualidad de San Joaquín y de Santa Ana.
Este es un día, entonces, muy bello, ¿para qué? Repasemos las tres cosas que hemos enunciado:
Un día muy bello, para pedirle a Dios que nos ayude a
redescubrir el arroyo cantarino de la existencia, y poder sentir como
Clara, y desde luego, como María, como todos estos Santos, el gozo de
ser; porque ese es un eco del Paraíso.
Número dos. Este es un día maravilloso para caer en cuenta de
la herida que ha causado el pecado en la sexualidad humana, y por
consiguiente, un día para reconocer, cómo esa actividad, sólo a través
de la fidelidad, de la pobreza y de las demás virtudes que acompañaron a
estos Santos de hoy, puede ser redimida.
Y en tercer lugar, es un día para proclamar, que Dios ha
querido y quiere bendecir esa actividad, esa sexualidad en la especie
humana, y que los Patronos, creo que no encontraremos mejores, son
Joaquín y Ana.
Que ellos, con su ejemplo de humildad, con su apertura total a
Dios, con su esperanza puesta sólo en el Señor, con su completa
gratuidad, con su práctica devota de la Ley, nos enseñen las virtudes de
una vida abierta a Dios, una vida bendecida, especialmente, en tiempos,
en que el mundo parece no comprender nada de este lenguaje, que es
místico, que es bello, y que es necesario.
Venga, entonces, en ayuda del pueblo de Dios, el ejemplo de
Joaquín y Ana, para que este testimonio constituya hogares distintos.
Tengo el gozo de contarles, que una pareja de novios, que luego
celebró su matrimonio, tomó esa actitud. Me pareció tan lindo que ellos,
cuando tuvieron su primera casita, su primer apartamento, lo primero
que hicieron fue traer un cuadro de San Joaquín y de Santa Ana, para
poner en manos de Dios toda su intimidad, y para pedirle al Señor que
les enseñara a ser uno, y a ser ministros de la vida.
Creo que es un ejemplo que se puede multiplicar, y un ejemplo cuyo mayor fruto y más hermoso, es la Santísima Virgen María.
Título: ¿Por que San Joaquin y Santa Ana deberian ser los Patronos de la sexualidad humana?
Una idea ha rondado mi pensamiento hace ya varios años, y la recuerdo
cada vez que llega esta fiesta del veintiséis de julio. Hoy celebramos
con toda la Iglesia la santidad de los papás de la Virgen María.
De acuerdo con la tradición, se llamaban Joaquín y Ana. San
Joaquín y Santa Ana están hoy ante nuestros ojos, pero casi no sabemos
nada de ellos, a ellos sólo los conocemos por el fruto precioso de su
amor y de la familia que formaron, es decir, de ellos lo único que
conocemos con certeza es que son papás de la Madre del Hijo de Dios.
Por supuesto, a partir de lo que confesamos con fe católica como
propio de la santidad de María, a partir de eso sí que sabemos algo de
Joaquín y Ana; sabemos por ejemplo, que siendo María esa joya preciosa
de santidad, esa respuesta plena al amor de Dios, al amor gratuito de
Dios, pues, suponemos en ese hogar, suponemos en esa unión, y suponemos
con razón, que tenía que haber un lenguaje, tenía que haber un espíritu,
tenía que haber una conjunción de afectos humanos y divinos para que
esa flor pudiera crecer con tanta rectitud y con tan preciosa belleza.
Hasta ahí podemos saber, humanamente hablando, sobre Joaquín y Ana.
Pero, y aquí es donde viene la idea que quería comentar, sabemos
que María concibió a Nuestro Señor Jesucristo de una manera
completamente milagrosa, que se describe con aquellas palabras del
capítulo primero de San Lucas: "El Espíritu del Señor vendrá sobre ti,
el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra"
San Lucas 1,34.
De modo que no hay semilla de varón en los comienzos de la vida
de Cristo, en la concepción de Cristo. De hecho, tampoco es que el
Espíritu Santo reemplace al varón, sino que más bien que de las entrañas
de María sucede como una nueva creación, y eso es lo que celebramos en
la concepción de Jesucristo.
Pero al recordar a los papás de María tenemos que recordar
también que Ella misma fue engendrada de otra forma, o mejor dicho, Ella
fue engendrada de la misma forma que nosotros, todos los demás seres
humanos, hemos sido engendrados, es decir, a través de la unión íntima
entre el varón y la mujer.
Y por eso yo he propuesto en otros momentos, y es lo que quiero volver a
proponer, que ha estos santos Joaquín y Ana, los declaremos y
proclamemos Patronos de la sexualidad humana.
En efecto, la sexualidad es parte integral de la vida humana, es
una realidad también que nos afecta a todos en la medida en que cada una
de nuestras células, cada una de las células de nuestro cuerpo lleva el
sello de nuestra condición o de varón o de mujer. Además, en nuestro
tiempo, y ya desde hace muchos años, se abusa en el lenguaje y en la
imagen de todo lo que tiene que ver con la sexualidad, y se quiere
presentar todo lo sexual como una invitación al pecado.
Pues es la sexualidad de Joaquín y de Ana la que ha hecho
posible la flor preciosa de virginidad, de hermosura, de santidad que es
María, y por eso dejo esa idea: Joaquín y Ana: Patronos de la
sexualidad humana.
1.1 En este día de San Joaquín y Santa Ana, padres de la Santísima
Virgen María, quiero hacer una propuesta. Quiero proponer que la Iglesia
reconozca a estos dos santos, Joaquín y Ana, como Patronos de la
Sexualidad Humana.
1.2 Las razones de esta propuesta son varias. Ante todo, porque la
sexualidad humana pertenece al plan original del Creador y en ella hay
una participación de la hermosura misma de Dios, así como de la alegría,
la fecundidad y la gratuidad propias de su acto creador.
2. Algunos argumentos
2.1 El bien intrínseco del sexo humano no debe quedar oscurecido ante
nuestros ojos por la multitud de pecados, imperfecciones y defectos que
suelen rodear el ejercicio de la sexualidad, ni por la evidente
dificultad que entraña guardar la pureza según el propio estado de vida.
Por el contrario, estas mismas limitaciones nos muestran cuánto auxilio
necesita nuestra fe en este aspecto, y cuánto bien puede hacer a
nuestro corazón el testimonio de quienes han vivido santamente su
sexualidad.
2.2 Y es que además hay una falsa idea, bastante extendida: que la
única santidad de la sexualidad es no ejercerla. En la teoría la Iglesia
sostiene exactamente lo contrario, porque enseña la santidad del
matrimonio y defiende la dignidad de los actos propios de la unión
lícita entre hombre y mujer. Pero en la práctica faltan ejemplos claros
que sepan mostrar cómo se une el servicio a Dios y el ejercicio mismo de
la genitalidad de hombre y mujer. Es aquí donde el humilde, discreto y
fecundo testimonio de Joaquín y Ana puede hacer inmenso bien al pueblo
cristiano, según es mi opinión.
3. María, Fruto Eximio de una Sexualidad Sana y Santa
3.1 María, la Inmaculada, la llena de gracia, la flor de pureza, la
obra más hermosa del universo, fue engendrada por la unión sexual de sus
padres, a quienes una antiquísima tradición da los nombres de Joaquín y
Ana.
3.2 María misma, entonces, es la señal bellísima que Dios ha otorgado
para que reconozcamos cuál es el sentido, la hermosura y la preciosa
fecundidad del sexo que marca nuestro ser desde el primero hasta el
último instante de nuestra vida. En ella descubrimos que el sexo no
tiene por qué ser ocasión o puerta para el pecado, sino que está llamado
a ser instrumento de vida, de alegría, de unión y de santidad.
3.3 Por todo ello sugiero que la Iglesia proclame a San Joaquín y Santa Ana como Patronos de la Sexualidad Humana.
Ana (madre de María)
Icono de Santa Ana y San Joaquín con la pequeña María.
La tradición
cristiana dice que
Santa Ana o
Ana, casada con
Joaquín, fue la madre de
María y por tanto la abuela de
Jesús de Nazaret.
Ana es patrona de la
Bretaña
y muchas ciudades en diversos países, así como patrona de las mujeres
trabajadoras y los mineros, pues se considera a Jesús el oro y María la
plata; también es patrona de las mujeres embarazadas a la hora del
parto. Su fiesta es el
26 de julio.
Ana en los evangelios apócrifos
El nombre es conocido en hebreo como
Hannah. Todo lo que se conoce sobre su vida, incluso su nombre, está basado en los
Evangelios apócrifos, los cuales no fueron admitidos por la Iglesia dentro de sus libros canónicos. Santa
Ana era natural de
Belén. Sus padres eran
Mathan y
Emerenciana. Descendía del rey
David y de
Leví (
casta sacerdotal).
Según el
Protoevangelio de Santiago,
Joaquín y Ana eran una pareja acomodada, pero estéril. Joaquín fue
rechazado al llevar su ofrenda al templo por no tener descendencia.
Apenado, Joaquín no volvió a su casa, sino que se dirigió a una montaña,
donde rogó a Dios que le diera un hijo
ayunando
durante 40 días y 40 noches; Ana, mientras tanto, lloraba su dolor.
Entonces un ángel se les apareció simultáneamente, anunciando que sus
ruegos habían sido escuchados y que concebirían un hijo.
Ana prometió dedicar al niño al servicio de Dios y cumplidos los
nueve meses dio a luz a una niña a la que llamó Miriam (María). Al
cumplir los tres años, Joaquín y Ana llevaron a María al templo para
consagrarla a Dios como habían prometido. María vivió en el templo hasta
que cumplió los 12 años, edad en la que fue entregada a José como
esposa.
Lugares de los cuales es patrona
Cientos de ciudades y pueblos la tienen como patrona.
OMG
Otros datos
En un pueblo de
Albacete, (España), llamado
Férez,
se venera a santa Ana en una imagen triple, tallada en una pieza (santa
Ana, en sus brazos la Virgen María, y en los brazos de ésta el Niño
Jesús).
Esta iconografía familiar de la santa con su hija y nieto en una misma imagen fue muy usual durante la
Edad Media y la
Edad Moderna, siendo repetidas las veces que aparece en esculturas o pinturas; esta tipología se conoce también como
Triple santa Ana, o
Sagrada Parentela.
Leonardo da Vinci o
Rafael Sanzio
cultivaron este tipo de representaciones, entre otros muchos artistas.
en Bolivia- Tarija se hace todo los años una fiesta una ceremonia y una
feria con cosas chiquitas
Iconografía
Representación
copta de santa Ana, siglo VIII.
En la
iconografía occidental, Ana puede reconocerse por la larga túnica
roja y un manto
verde que le cubre la cabeza, a menudo sosteniendo un libro. También pueden encontrarse a Ana acompañada por una
pequeña María quien sostiene, a veces, al
Niño Jesús en brazos.
1 Tales representaciones trinitarias reflejan de manera especular a representaciones similares de la
Trinidad y a veces se producían en parejas.
2
El tema iconográfico de
Joaquín y Ana en la Puerta de Oro aúna ambos puntos de vista, y fue un componente regular de ciclos artísticos de la
Vida de la Virgen. La pareja se encuentra en la «Puerta de Oro» de
Jerusalén y se abrazan. Son conscientes del embarazo de Ana, del que ya les había informado un
arcángel por separado. El
nacimiento de la Virgen, la
Presentación de María y el
Matrimonio de la Virgen eran componentes usuales de ciclos de la
Vida de la Virgen en la que se muestra normalmente a Ana.
No se suele mostrar a Ana en el
Nacimiento de Cristo, pero frecuentemente se la representa con el Niño Jesús en varios temas. Se cree que se la representa a veces en escenas de la
Presentación de Jesús en el Templo y la
Circuncisión de Cristo pero en el primer caso esto probablemente sea una identificación errónea por confusión con
Ana la Profetisa.
Ana no es representada con el Cristo adulto, así que se considera que
murió durante la juventud de Jesús. Ana también es mostrada como la
matriarca de la
Sagrada Familia, la familia amplia de Jesús, un tema popular en la Alemania de la Baja Edad Media.
-
Ana con María y Jesús, siglo XV.
-
-
Representaciónb alemana del siglo XV, Leyendas de Santa Ana.
-
Referencias
Enlaces externos
ORACIÓN
I
Bienaventurados sois, oh Santos
Joaquín y Ana, por habernos dado aquella niña benditísima,
que alcanzó la más alta dignidad que puede tener
criatura, pues vino a ser Madre del mismo Dios hecho hombre,
y a tener en sus entrañas al que tiene colgado de tres
dedos el universo; y vosotros después de ella sois gloriosísimos,
pues sois padre de la Madre de Dios porque engendrasteis por
gracia y por don sobrenatural a la que nos dio a Jesucristo fuente
de gracia y Salvador del mundo. ¡Oh cuan ricamente adornó
con todas las virtudes vuestras almas el Señor, para haceros
tan señalada merced! Pues por estas mismas gracias que
recibisteis, y por aquella soberana Princesa que disteis al mundo,
os suplicamos que nos seáis abogados piadosos para con
vuestra hija y con su Hijo Jesucristo, y nos alcancéis
al amparo de la Madre y la bendición del Hijo, y perseverancia
en la virtud y buena muerte, para gozar con ellos y de vos en
los siglos de los siglos. Amén. |
La infancia
de la Virgen María
Dante Gabriel Rossetti. 1849
Tate Gallery. Londres |
__________
ORACIÓN
II
Gloriosísimos padres
de María Santísima, amados abogados míos:
me alegro con vosotros de aquel consuelo que tuvisteis cuando,
después de muchos ruegos y oraciones, os avisó
el Ángel que habíais de tener una hija tan santa.
Miradme aquí postrado a vuestros pies, os suplico me recibáis
por vuestro humildísimo siervo para que como tal os reverencie
y ame. Es verdad que no merezco esta gracia, pero confío
lo haréis por el amor de María Santísima,
vuestra benditísima hija, y por los méritos de
Jesús. Acordaos de mi ahora, y sobre todo en la hora de
mi agonía; asistidme entonces, junto con Jesús,
María y José. Amén.
__________
ORACIÓN
III
Gloriosísimos padres
de María Santísima, felicísimos abuelos
de Jesús, modelos perfectísimos de casados, y dulces
abogados míos, yo me alegro con vosotros de aquel gozo
y consuelo que tuvisteis cuando, después de una larga
esterilidad y de fervorosas oraciones, os avisó el Ángel
que tendrías tan santa Hija. ¡Oh, quién supiera
imitar vuestras heroicas virtudes! ¡Quién fuera,
como vosotros, frecuente en la oración, compasivo con
los pobres, amante de la soledad, sufrido en los trabajos y callado
en los improperios! A lo menos por las gracias con que os previno
el cielo para tan eminente dignidad, alcanzadme que, haciendo
siempre la voluntad divina, y venciendo mis pasiones logre la
dicha de gozar de vuestra amable compañía en la
gloria. Os lo pido por el amor de vuestra benditísima
Hija, y por los méritos de vuestro santísimo Nieto
Jesús. Amén.
1. Aunque
de los padres de la Virgen María, San Joaquín y
Santa Ana, apenas se sabe nada con certeza, la tradición
demuestra no obstante que su culto fue temprano en Oriente, desde
donde mas tarde se extendió a todo Occidente. Con la reforma
del calendario después del Concilio Vaticano II, la festividad
de San Joaquín se celebra junto con la de su esposa, es
decir el 26 de julio. Esta es la razón por la que se ha
preferido añadir a las páginas de devoción
a Santa Ana estas otras en las que se incluye a su santo esposo.
|
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