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Deogracias Palacios, Beato |
Presbítero y Mártir
Martirologio Romano: En Motril, pueblo en el litoral
español de la provincia de Granada, beatos mártires Deogracias Palacios,
León Inchausti, José Rada, Julián Moreno, presbíteros, y José Ricardo
Díez, religioso, miembros de la Orden de los Agustinos Recoletos,
detenidos inesperadamente por el populacho durante la persecución religiosa desencadenada
en la guerra civil española, e inmediatamente fusilados en el
camino (1936).Nació en Baños de
Valdearados, Burgos, España, el 22 de mayo de 1901. A
los 10 años ingresó en el Colegio Preparatorio de los
Agustinos Recoletos en Berlanga de Duero.
El 22 de setiembre
de 1918 hizo su profesión religiosa. Realizó su carrera eclesiástica
en los conventos de Villaviciosa de Odón (Madrid) y Monachil
(Granada). En 1923 fue destinado a Brasil. Terminó su carrera
eclesiástica en el Colegio de Riberao Preto. El 28 de
marzo de 1925 recibió la ordenación sacerdotal. En 1928 fue
nombrado párroco de Cajobí (Brasil), hasta 1930. Luego fue destinado
en 1931 a Argentina, permaneciendo en Buenos Aires desde el
2 de julio de 1931 hasta el 14 de mayo
de 1932. Desde el 15 de mayo de 1932 hasta
el 12 de julio de 1933 fue destinado a la
Parroquia San José de los PP. Agustinos Recoletos de la
ciudad de Santa Fe y nombrado Director Espiritual del Seminario
Diocesano "Ntra. Señora de Guadalupe".
Se desempeñó como sensor eclesiástico
de la diócesis de Santa Fe y como confesor ordinario
de las HH. del Huerto.
Volvió a España como superior
del convento de Monachil entre 1933-1936. Luego fue nombrado superior
de la comunidad de Motril (Granada) en donde el 25
de julio de 1936, junto con otros seis agustinos recoletos
y un sacerdote diocesano, recibió la palma del martirio, rubricando
con su sangre su fe y su vida ejemplar.
Fue beatificado
por S.S. Juan Pablo II el 7 de marzo de
1999.
Oración Dios todopoderoso y eterno, que diste a los beatos Deogracias
Palacios y compañeros mártires la valentía de aceptar la muerte por
el nombre de Cristo, concede también tu fuerza a nuestra
debilidad para que, a ejemplo de aquellos que no dudaron
en morir por Tí, nosotros sepamos también ser fuertes, confesando
tu nombre con nuestras vidas. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén
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