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Sidonia (Zdenka) Cecilia Schelingová, Beata |
Mártir
Martirologio Romano: En la ciudad de Trnava, en Eslovaquia, beata
Sidonia (Cecilia) Schelingová, virgen de la Congregación de las Hermanas
de la Caridad de la Santa Cruz y mártir, que
en tiempos difíciles para la Iglesia de su país, con
motivo de proteger a un sacerdote, sufrió mucho de cuerpo
y alma, y, contraida una enfermedad, se mostró testigo alegre
y constante de Cristo (1955).
Nació el 24 de diciembre de
1916 en Krivá, en Orava, región montañosa al noroeste de
Eslovaquia. Era la penúltima de once hijos. Fue bautizada, tres
días después, con el nombre de Cecilia. Sus padres, Pavol
y Susana, que formaban una familia muy religiosa, impartieron a
todos sus hijos una ejemplar educación cristiana, fundada en la
oración y en el cumplimiento del deber diario, que para
ellos eran los trabajos del campo y los quehaceres de
la casa.
Cecilia hizo los estudios de primaria de 1922
a 1930. En la escuela era diligente y obediente, amable
y modesta; siempre estaba dispuesta a ayudar a los demás.
Por eso, todos sus compañeros la amaban.
En 1929 empezaron
a colaborar en la parroquia las Hermanas de la Caridad
de la Santa Cruz. En 1931, Cecilia, atraída por el
amor y la entrega de las religiosas, a los quince
años, solicitó la admisión en el convento, decidida a consagrar
su vida al amor a Dios y al prójimo. Tanto
sus padres como sus hermanos se alegraron mucho y se
sintieron muy orgullosos de su elección.
En Podunajské Biskupice hizo
estudios de enfermería durante dos años y luego un curso
de especialización en radiología. En 1936 entró en el noviciado
y el 30 de enero de 1937 emitió la profesión
religiosa, escogiendo como nombre Zdenka.
Destacaba por la intensidad de
su oración. Durante su trabajo se mantenía muy unida a
Dios. Se sacrificaba por amor a Dios y a los
demás: era amable con todos y siempre estaba dispuesta
a servir. La amistad espiritual con Jesús marcó su vida
religiosa y su trabajo de enfermera.
Inició su trabajo de
enfermera en Humenné, ciudad situada en la parte oriental de
Eslovaquia, cerca de Ucrania. En 1942, invitada por la dirección
del hospital del Estado, fue a trabajar a Bratislava, en
la sección de radiología, como ayudante de laboratorio. Se dedicó
a los enfermos con ejemplar generosidad, ternura y competencia, siempre
con la sonrisa en los labios, cuidando especialmente el orden
y la limpieza. Para sus compañeras de trabajo era "modelo
de religiosa y de enfermera profesional".
En 1948, el partido
comunista tomó el poder e inició la persecución contra la
Iglesia católica: los obispos y sacerdotes fueron perseguidos y
encarcelados; los laicos sufrieron discriminaciones a causa de su fe;
fueron disueltas las comunidades religiosas y sus miembros condenados a
trabajos forzados.
En esos tiempos de dificultad, sor Zdenka afrontó
el sufrimiento antes que traicionar su conciencia y faltar a
la palabra dada a Cristo y a su Iglesia. En
febrero de 1952, con gran valentía, ayudó a huir a
un sacerdote detenido que se encontraba internado en el hospital
del Estado para ser curado de las heridas causadas por
las torturas en los interrogatorios. Después de la fuga del
sacerdote, sor Zdenka oró así ante la cruz en la
capilla del hospital: "Jesús, te ofrezco mi vida por
la suya. ¡Sálvalo!".
Fue detenida el 29 de febrero de
1952. Sufrió crueles interrogatorios, con grandes humillaciones y torturas, hasta
que, el 17 de junio, acusada de alta traición, uno
de los peores crímenes contra el Estado, fue condenada a
doce años de cárcel y diez años de pérdida de
los derechos civiles.
El 26 de junio de 1952 fue
trasladada a la cárcel de Rimavská Sobota y luego, el
16 de abril de 1953, como castigo por no haber
colaborado con los guardias, a la cárcel de Pardubice, mucho
más dura. Su vía crucis prosiguió por diversas prisiones y
hospitales de cárceles, pues a causa de las torturas se
le produjo un tumor maligno en el pecho y se
agudizó la tuberculosis.
Hasta los últimos momentos de su vida
terrena soportó todos los sufrimientos con paciencia heroica, con firme
determinación, dispuesta a morir por Dios y por el bien
de la Iglesia, y sin ningún rencor con respecto a
los que le habían causado esos sufrimientos. Mientras era golpeada
casi hasta la muerte, susurró: "El perdón es lo
más grande de la vida".
El 7 de abril de
1955, las autoridades políticas, previendo que le quedaba poco tiempo
de vida, para que no muriera en la cárcel, le
concedieron la amnistía. Quedó en libertad el 16 de abril,
pero, poco más de tres meses después, el 31 de
julio, moría en Trnava, después de recibir el viático, a
la edad de treinta y ocho años.
Ya inmediatamente después
de su muerte, el pueblo de Dios la consideraba mártir
de la fe.
Fue beatificada por S.S. Juan Pablo II el
14 de septiembre de 2003.
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