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María del Carmen Sallés y Barangueras, Beata |
Fundadora de la Cohgregación de Hermanas de la Inmaculada Concepción
Martirologio Romano:
En Madrid, capital de España, beata María del Carmen Sallés
y Barangueras, virgen, fundadora de la Congregación de las Hermanas
de la Inmaculada Concepción, para la educación de mujeres piadosas
e incultas (1911).Todo empezó en
Vic (Barcelona, España), en 1848. El 9 de abril
nació a la vida. El 11 nació a la gracia.
Con
un nombre: Carmen Sallés. Y con un estilo que uno
de sus hermanos resumía en aquel aire suyo de andarse
en la presencia de Dios.
En el día a día,
fue colegiala en la Compañía de María. Y se preparó,
alegre y consciente, para el matrimonio. Pero con una duda
inquietante: ¿era eso, lo que Dios quería de ella?.
Unos Ejercicios
Espirituales y un discernimiento valiente, le hicieron ver que no.
Dios la invitaba a consagrarse a Él, en la vida
religiosa. Nuevos interrogantes: ¿Dónde? ¿Cómo?
Consagrada
En 1869, ingresó en el
noviciado de las Adoratrices, que se dedicaban a la recuperación
de mujeres marginales, por la delincuencia o la prostitución. Su
inquietud y su capacidad de razonamiento la llevaron a preguntarse
cómo habrían sido aquellas mujeres si la sociedad les hubiese
dado otras oportunidades. Decidió entonces dedicar la vida a la
formación de la mujer, para que pudiera ocupar en la
sociedad el lugar que le correspondía, en cualquier clase social
en que se encontrase.
Pasó para ello a una Congregación de
Religiosas, dedicadas a la enseñanza y educación de la mujer:
las Dominicas de la Anunciata, fundadas por el P. Coll,
quien la recibió en el Noviciado. Durante 22 años
se dedicó a la educación en diversos lugares, dirigió una
escuelita para que los hijos de mujeres trabajadoras no estuvieran
en la calle; en Barcelona dirigió un colegio dedicado a
la clase media, y se las ingenió para abrir en
él enseñanzas nocturnas para 300 obreras, ayudada por las alumnas
del turno diurno.
Se esforzaba por aumentar la cultura femenina y
educar a las jóvenes en una piedad honda, bien fundamentada,
sin sensiblerías, que se anticipara a la mentalidad más común
en su tiempo, de manera que todos pudieran comprender que
la mujer debía ir más allá de las primeras letras
y las “labores de su sexo”. Entre otros problemas internos se
la acusó de querer llenar de vanidad la cabeza de
la mujer. El año 1889 Carmen inicia un profundo proceso
de búsqueda. Oraba, consultaba y se ponía a la escucha
de la voz del Espíritu Santo que la hablaba al
corazón y también por las circunstancias que vivía.
Los problemas fuertes
acontecen a finales de 1891 y primeros meses de 1892.
La verdad es que ella nunca quiso salir definitivamente de
la Congregación Dominicana, sino desplegar una rama de este mismo
árbol. Quiso quedarse en la casa, para seguir impartiendo la
enseñanza en ella. Pero se lo negaron, y se
vio forzada a iniciar un camino nuevo. Acompañada de
tres compañeras -Candelaria Boleda, Remedios Pujol, Emilia Horta- inició una
Congregación nueva en la Iglesia, llamada en un primer momento:
Concepcionistas de Santo Domingo, hoy: Concepcionistas Misioneras de la Enseñanza.
En
una búsqueda perseverante pero tranquila, porque confía en el Señor
más que en sí misma, Carmen hace un viaje a
Madrid. Allí la espera la Providencia Divina. La palabra firme
y serena de Don Celestino Pazos, perteneciente al Cabildo de
Zamora, le ayuda a buscar la voluntad de Dios. Carmen
entrega su proyecto a la Virgen del Buen Consejo, situada
en la capilla de la Colegiata de S. Isidro. Después
de orar, dice a sus compañeras: "Es voluntad de Dios.
Vamos a Burgos. Allí trabajaremos y lucharemos con todo lo
que se presente. Y Dios proveerá".
El 15 de octubre de
1892, festividad de Santa Teresa de Jesús, Carmen llega a
Burgos, con las tres compañeras: Candelaria Boleda, Emilia Horta y
Remedios Pujals. Allí encuentra un gran protector en la persona
del Señor Arzobispo, D. Manuel Gómez-Salazar y Lucio Villegas, quien,
el 7 de diciembre del mismo año, otorga la aprobación
Diocesana a la naciente Congregación y autoriza la apertura del
primer colegio Concepcionista.
El 16 de abril de 1893 se obtiene
la aprobación Diocesana de las Constituciones y Carmen Sallés recibe
el nombramiento de Superiora general.
El 29 de febrero de
1908, Carmen Sallés solicita del Santo Padre la aprobación del
Instituto. Y el 19 de septiembre del mismo año recibe
el Decreto de Alabanza, otorgado por San Pío X.
Desde el
primer momento se dedicó a preparar adecuadamente a las futuras
religiosas maestras. En un momento en que las leyes no
exigían el título de maestra para enseñar en colegios privados
de la Iglesia, puso a las religiosas a estudiar la
carrera de Magisterio y la de Piano y las introdujo
en el dominio de la lengua francesa. La Universidad iba
a tardar todavía unos años en abrir sus puertas a
la mujer. Pero ya a dos años de fundado el
Instituto, sus alumnas cursaban estudios de Magisterio. Planteó la educación como
un proyecto integral y equilibrado. La niña, la joven, debían
desarrollar armónicamente su inteligencia y su corazón.
Gastó su vida
al servicio de la educación de niños y jóvenes.
Empleó
todas sus energías en fundar hasta 13 "Casas de María
Inmaculada", como gustaba llamar a sus Comunidades y Colegios. Estas
fueron: Burgos, Segovia, El Escorial, Madrid, Pozoblanco, Almadén, Valdepeñas, Manzanares,
Santa Cruz de Mudela, Murchante, Barajas de Melo, Arroyo del
Puerco (hoy de la Luz), Santa Cruz de la Zarza).
“Seguirá fiel a su vocación religiosa dedicada a la enseñanza.
En 19 años de trabajo, fundará 13 casas y desarrollará
un amplio apostolado en colegios en diversas ciudades y pueblos
de España. Emergerá la figura de una mujer de gran
carácter y de gran dulzura, que supo superar muchas dificultades
a lo largo de todo el itinerario de fundadora. Su
fe inconmovible y su ardiente caridad van unidas a una
gran sensibilidad por la formación cristiana de las mujeres en
un tiempo donde surgían presiones laicistas y anticlericales. M. Carmen
manifiesta también un gran amor por las niñas más pobres:
en efecto, en todas sus fundaciones surgen juntamente las iniciativas
para favorecer las niñas más pobres. Los testimonios ofrecen también
pruebas sobre la densidad de su vida interior y de
la delicadeza de conciencia con respecto a las experiencias dolorosas
pasadas: nunca la oirán lamentarse o hablar mal de nadie
o justificar sus propias actitudes”. (Positio). También inició los pasos previos
para llevar su obra a Italia y Brasil.
Murió en Madrid,
a los 63 años, el día 25 de julio de
1911 habiendo gastado y desgastado su vida por Dios y
los hermanos.
El 8 de diciembre de 1954, festividad de
la Inmaculada Concepción, y Año Mariano, S. S. Pío XII
aprobó definitivamente la Congregación, con su nombre actual: Concepcionistas Misioneras
de la Enseñanza.
El 15 de marzo de 1998, S. S.
Juan Pablo II la beatificó.
“Mientras haya jóvenes que educar y
valores que transmitir, las dificultades no cuentan”, decía. Madre Carmen
continúa su trabajo en la Iglesia por medio de las
Concepcionistas Misioneras de la Enseñanza.
La devoción a la Beata
Carmen Sallés se va extendiendo de manera providencial por todo
el mundo.
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