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María Teresa Kowalska, Beata |
Religiosa, Virgen y Mártir
Martirologio Romano: En el campo de concentración
de Dzialdowo, en Polonia, beata María Teresa Kowalska, virgen de
la Orden de las Clarisas Capuchinas y mártir, la cual,
encarcelada durante la ocupación militar de Polonia, permaneció firme en
la fe, alcanzando la vida eterna (1941).Pertenecía al Convento de las Monjas Clarisas Capuchinas de
Przasnysz. Si bien su vida transcurrió en silencio, el recuerdo
de su muerte heroica - cosa única en la memoria
de este monasterio - sigue siendo aún hoy muy vivo.
Son pocas las noticias biográficas que se conservan de Sor
Teresa.
Nació en Varsovia en 1902. No se conocen los nombres
de sus padres y es probable que tuviera hermanos y
hermanas. Hizo la primera comunión el 21 de junio de
1915 y la confirmación el 21 de mayo de 1920.
Su padre, simpatizante socialista, se fue con la familia a
la Unión Soviética por los años veinte. Desde entonces no
se sabe nada de la familia de la Beata.
Por las
notas escritas en su librito religioso El libro de la
vida,sabemos que se inscribió en la asociación del "Rosario", del
"Escapulario de la Inmaculada Concepción", del "Corazón de Jesús", de
"San José", de la "Pasión del Señor", de la "Virgen
de los Dolores". Pertenecía también a la cofradía de la
"Madre de Dios de la Buena Muerte", a la "Archicofradía
de la Guardia de Honor", al "Apostolado por los enfermos".
Todo esto hace suponer que antes de entrar en la
Orden de las Capuchinas llevaba una vida piadosa y ejemplar.
A
los 21 años Mieczyslawa recibió la gracia de la vocación
religiosa. Entró en el monasterio de las Monjas Clarisas Capuchinas
de Przasnysz el 23 de enero de 1923, con la
conciencia de reparar la culpa de su familia, contagiada por
el ateísmo. Al tomar el hábito el 12 de agosto
de 1923 recibió el nombre de Sor Teresa del Niño
Jesús. Hizo la primera profesión el 15 de agosto de
1924, y la perpetua el 26 de julio de 1928.
Era
una persona delicada y enfermiza, pero muy dispuesta para todo
y para todos. En el monasterio servía a Dios con
devoción y solicitud. Con su modo de hacer se conquistaba
la confianza de todos - cuenta una de las religiosas.
Gozaba de grande respeto y consideración por parte de los
superiores y de las hermanas. Desempeñó uno tras otro diversos
cargos: portera, sacristana, bibliotecaria, maestra del noviciado y consejera.
Sor Teresa
vivió su vida religiosa en el silencio, totalmente dedicada a
Dios, distinguiéndose por su total entrega. El 2 de abril
de 1941 los alemanes irrumpieron en el monasterio y arrestaron
a todas las religiosas, llevándolas al campo de concentración de
Dzialdawo. Entre ellas iba Sor Teresa, enferma ya de tuberculosis.
Todas las 36 hermanas fueron encerradas en un único local
y sometidas a condiciones de vida humanamente afrentosas e indignas:
ambiente sucio, hambre tremenda, terror continuo. Las religiosas sufrían además
sabiendo que en aquel mismo campo eran torturadas personas, como
los obispos de Plock Antonio Nowowiejski y León Wetmanski, y
tantos otros sacerdotes.
Después de un mes transcurrido en aquellas condiciones
de vida, hasta las hermanas con más salud comenzaron a
enfermar. La que más se resintió fue Sor Teresa, que
no era ya capaz de mantenerse en pie. Aquejada de
hemorragias pulmonares, le faltó cualquier clase de socorro médico e,
incluso, el agua para aplacar la sed y para las
exigencias fundamentales de la higiene.
Pero todos los sufrimientos los
soportó con gran valor y, mientras le fue posible, acompañó
a las hermanas en los rezos, además de su oración
personal. En medio de tan duras pruebas, consciente de que
su muerte estaba cercana, decía: Yo no saldré ya de
aquí, ofrezco mi vida por que las hermanas puedan retornar
al convento. De vez en cuando preguntaba a la Abadesa:
Madre, ¿falta mucho todavía? ¿Moriré pronto? Se extinguió en la
noche del 25 de julio 1941. Su cuerpo fue llevado
de allí sin que se sepa qué fue de él.
Su muerte hizo reflexionar mucho a las hermanas. Estaban convencidas
de que Sor Teresa había concluido su vida santamente y
que moraba ya en la gloria de los bienaventurados; por
ella sentían una particular veneración. Según lo que había predicho,
dos semanas después de su muerte, el 7 de agosto
de 1941 las monjas fueron dejadas libres. Aquella liberación la
interpretaron como una gracia recibida de Dios por intercesión de
sor Teresa. Hecho realmente singular, pues normalmente los alemanes no
dejaban salir a nadie de los campos de concentración.
Las
religiosas no pudieron volver entonces al monasterio de Przasnysz, pero
quedaron libres hasta su retorno en 1945. En ellas se
ha mantenido siempre vivo el recuerdo de la santa vida
y de la muerte como mártir de su hermana. De
ello queda constancia en el "Libro de las difuntas" del
monasterio de Przasnysz. Las noticias sobre Sor Teresa Mieczyslawa Kowalska
eran comunicadas a las nuevas candidatas, lo mismo que a
los parientes o amigos que visitaban el monasterio. En la
crónica del monasterio, cuando se describen los acontecimientos del arresto
y de la permanencia de las monjas en Dzialdowo, se
da mucho espacio a la suerte de Sor Teresa. Pero
a causa de las condiciones de los monasterios contemplativos bajo
el régimen comunista, no ha habido hasta ahora publicaciones sobre
Sor Teresa Mieczyslawa Kowalska. Pero, con el proceso de beatificación,
se fue difundiendo más la fama de su martirio.
A nuestra
Beata Teresa Mieczyslawa Kowalska, monja clarisa capuchina, tratada de manera
inhumana en el campo de concentración de Dzialdowo, se pueden
atribuir las palabras de la Imitación de Cristo. Plenamente resignada
a la voluntad de Dios, su ardiente deseo era unirse
a Cristo: Si fuera probada y afligida por tantas adversidades,
no tendré miedo del mal, porque Tú estás conmigo. Tu
gracia es mi fuerza, me da consejo y me conforta.
Es más poderosa que todos mis enemigos.
He aquí por
qué Sor Teresa Mieczyslawa Kowalska vivió y testimonió a Cristo
con su santa vida y sobre todo con su valerosa
muerte.
Fue beatificada por Juan Pablo II el 13 de junio
de 1999 en Varsovia junto con otros cinco capuchinos en
el grupo de 108 mártires del nazismo. Su
memoria no ha sido integrada con la de sus hermanos
mártires capuchinos el 16 de junio, sino puesta como celebración
personal el día 25 de julio.
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