martes, 21 de agosto de 2012

La opción.

Evangelio según San Mateo 19,16-22.
Luego se le acercó un hombre y le preguntó: “Maestro, ¿qué obras buenas debo hacer para conseguir la Vida eterna?”. Jesús le dijo: “¿Cómo me preguntas acerca de lo que es bueno? Uno solo es el Bueno. Si quieres entrar en la Vida eterna, cumple los Mandamientos”. “¿Cuáles?”, preguntó el hombre.
 Jesús le respondió: “No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, honrarás a tu padre y a tu madre, y amarás a tu prójimo como a ti mismo”.
El joven dijo: “Todo esto lo he cumplido: ¿qué me queda por hacer?”. “Si quieres ser perfecto, le dijo Jesús, ve, vende todo lo que tienes y dalo a los pobres: así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme”. Al oír estas palabras, el joven se retiró entristecido, porque poseía muchos bienes.

Reflexión:
                La salvación está en Jesús mismo y para nosotros la clave está en seguirlo, es así como entraremos a la vida eterna. Las buenas obras son buenas, los mandamientos prefectos,  pero nada sustituye a Jesús mismo. El Señor pide dejar todo atrás para seguirlo a Él. Las buenas obras tendremos que hacerlas y los mandamientos obedecerlos, pero la salvación no viene de la Ley sino de Él, San Pablo lo dijo de muchas formas.
                A este joven le pesan mucho sus riquezas materiales, a otros sus tesoros de “sabiduría”, o la seguridad de la Ley,  de forma que no pueden entregarse  a Jesús. Jesús no es un maestro con una enseñanza sublime, es el Hijo de Dios, y puede exigir mucho más que una vida religiosa, puede exigir la vida misma.
                Somos libres de elegir qué tanto queremos acercarnos a Jesús, pero tenemos que vivir con las consecuencias de nuestra opción.

No hay comentarios: