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Ramón Nonato, Santo |
Religioso, cardenal, Patrón de las parturientas
Martirologio Romano: En Cardona, de
Cataluña, san Ramón Nonato, que fue uno de los primeros
socios de san Pedro Nolasco en la Orden de la
Bienaventurada Virgen María de la Merced, y es tradición que,
por el nombre de Cristo, sufrió mucho para la redención
de los cautivos (c. 1240).
Fecha de canonización: Fue canonizado en
1657 por el Papa Alajandro VII
Nació en los mismos comienzos del siglo XIII.
Su nombre deja
boquiabierto a quien lo oye o lo lee por primera
vez. Nonnato -Nonato por más breve- sugiere a un santo
sólo potencial; como si la palabra fuera un slogan publicitario
que estuviera invitando a quien lo lee o escucha a
que se decidiera a iniciar una programa que acabara con
la santidad del guión preestablecido. De hecho, significa no-nacido. ¿Pretenderá
decir el extraño nombre que, por no haber nacido todavía
el santo que rellene el expediente completo de sus cualidades
y virtudes, está como esperando la Iglesia a que haya
uno que se decida de una vez a reproducirlas? Eso
sería, lógicamente, confundir la santidad como algo que brota de
la voluntad y decisión humana, cuando ella es en verdad
el resultado de la acción del Espíritu Santo con quien
se coopera libremente. Sería sencillamente pelagianismo.
El calificativo -que ha pasado
ya a ser nombre- le viene a Ramón por el
hecho de haber sido sacado del claustro materno, por medio
de una intervención quirúrgica, cuando ya había muerto su madre.
Por eso no nació como nacen normalmente los niños, lo
extrajeron. Fue en Portell, en Lérida, cuando se iniciaba el
siglo XIII.
La buena y alta situación de su padre le
posibilitó crecer en buen ambiente y formación, aunque sin el
cariño y los cuidados de una madre. Cuentan de su
primera juventud la devoción especialísima a la santísima Virgen que
le llevaba con frecuencia a visitar la ermita de san
Nicolás donde pasaba ratos mientras sus rebaños pastaban. Luego su
padre quiso irlo incorporando poco a poco a las tareas
de administración de sus posesiones y esa fue la razón
por la que se le encuentra en Barcelona en el
intento de aprender letras y números. Allí tuvo ocasión de
trabar amistad con Pedro Nolasco -que por aquel entonces era
comerciante- y de compartir mutuamente los deseos de fidelidad a
la fe cristiana vivida con radicalidad, llegando incluso a considerar
la posibilidad de entrar en el estado clerical.
Como el padre
disfruta de un gran sentido práctico, lo reincorpora al terruño
de Portell y le encarga la explotación de varias de
sus fincas. Pero, sigue diciendo la antigua crónica, que la
misma Virgen María le comunica su deseo de que ingrese
en la recién fundada Orden de la Merced y allí
está de nuevo en Barcelona puesto a disposición completa en
las manos de su antes amigo Pedro Nolasco.
Noviciado, profesión, ordenación
sacerdotal y ministerio en el hospital de santa Eulalia se
suceden con la normalidad propia de quien tiene prisa para
cumplir el cuarto voto mercedario consistente en redimir a los
cautivos y servir de rehén en su lugar si procede.
En
el norte del continente negro predica, consuela, cura, fortalece, atiende
y transmite paciencia a los cautivos de los piratas berberiscos;
comprende bien su situación y se hace cargo de que
están rodeados de todos los peligros para su fe. Incluso
él mismo tuvo que soportar cárcel y la tortura de
que sellaran sus labios por ocho meses con un candado
para impedirle la predicación.
A su vuelta a España entre el
clamor de las multitudes, lo nombra Cardenal de la Iglesia
el papa Gregorio IX, reconociendo sus méritos y virtud de
la caridad practicada de modo heroico; pero no le dio
tiempo a llegar a Roma por morir, antes de cumplir
los cuarenta años, cuando se disponía a hacerlo.
Por el empeño
de hacerse cargo de su cuerpo tanto los frailes mercedarios
como los nobles señores de Cardona, decidieron de común acuerdo
darle sepultura allá donde lo decidiera una mula ciega que
lo llevó a lomos hasta que quiso pararse ante la
ermita de San Nicolás, de Portell.
Desaparecieron las reliquias, irrecuperables ya
para la veneración, en el año 1936.
Lo que no ha
sido relegado al olvido por sus paisanos es la figura
del santo y su acción caritativa. Esa devoción secular que
se refleja incluso en las fiestas y en el folklore.
No digamos nada sobre la devoción que le profean todas
las parturientas que lo tienen como especial patrón para su
trance.
Se divulgó por el mundo la pintura que lo muestra
con la Custodia en la mano derecha expresando así la
fuente de su caridad con los hombres.
SAN RAMÓN NONATO
SANTO PATRONO DE LAS PARTURIENTAS
31 de Agosto
Ramón
Sarroy vió la luz de este mundo por primera vez en la localidad de
Portell, situada en la comarca catalana de la Segarra, en lo que hoy es
España, cerca de Barcelona, en los inicios del siglo XIII.
Descendía de padres
virtuosos, emparentados con la ilustre familia de Cardona. Su madre
murió antes de venir Ramón al mundo, y el niño vivió gracias a una
operación cesárea practicada con una daga de cazador sobre el cuerpo ya
muerto de su madre, por lo que se le llamó “nonato”, del latín non natus, que significa “no nacido”.
Desde muy temprana edad fue
devoto, humilde, manso, prudente, obediente a su padre, temeroso de Dios
cuidadoso de su conciencia, limpio en los pensamientos, modesto en su
porte, discreto en las palabras, como un ángel en su actuar y querido
por todos los que le conocían.
Su padre lo envió a Barcelona
para que cursara sus estudios, cultivara relaciones con gente
importante e hiciera carrera y fortuna. Pero Ramón dio muestras de
inclinarse a los asuntos de Dios y buscaba la amistad del padre Pedro
Nolasco, quien después vendría a ser el santo fundador de la orden de
los mercedarios. Como esto contrariaba sus planes, su padre le hizo
volver a Portell y lo puso al cuidado de ovejas en una finca de su
propiedad.
Mientras Ramón pastoreaba sus
rebaños por la seca y áspera Segarra, goza del silencio y el contacto
con la naturaleza, siente con más fuerza la llamada interior, habla sin
cesar con Dios, y siente crecer en su corazón un amor enorme por la
Virgen María.
Otros pastores acusaron a
Ramón diciendo a su padre que abandonaba el rebaño por sus oraciones en
la ermita de San Nicolás y allí encontró a su hijo, orando... pero,
¿quién era aquel joven tan fuerte que cuidaba de las ovejas mientras su
hijo rezaba? Se dio cuenta de que el cielo acudía en favor de Ramón,
enviando a un ángel para ayudarle, y nunca más volvió a intervenir en el
llamado de Dios a su hijo.
Pocos días después la misma
Santísima Virgen María le anunció al joven pastor su deseo de que
ingresara como religioso en la Orden de la Merced, recién fundada en
Barcelona para la redención de los cristianos que, en aquel entonces,
eran secuestrados o apresados por los musulmanes que exigían dinero como
rescate a cambio de su libertad, si no lo obtenían, los esclavizaban o
torturaban hasta morir, a menos que se convirtieran al islamismo.
Así, Ramón viajó a Barcelona y
se puso en manos de San Pedro Nolasco, el fundador de la Merced.
Creciendo siempre en el gozo de la virtud, cumplió el año del noviciado,
hizo solemne profesión y recibió las sagradas órdenes. La presencia del
joven fraile en el hospital de Santa Eulalia de Barcelona acrecentó su
fama de bondad entre propios y extraños.
La
caridad de Cristo le urgía a atender los dolores del prójimo y a ir a
Argel, el principal mercado de esclavos de África, para poner en
práctica el cuarto voto mercedario de la redención: “estar dispuestos a
entregarse como rehenes y dar la vida, si fuese necesario, por el
cautivo en peligro de perder su fe”, para ayudar a la salvación de las
almas, en medio de enemigos, en la esclavitud, en las mazmorras, en los
mercados africanos de venta de esclavos... para servir a Jesús hasta el
martirio.
Designado por sus superiores
para ir en redención de los cautivos, la alegría de padecer por Cristo y
sus hermanos le inundaba. La Virgen le dijo: “como mi Hijo se sacrificó
en la cruz, así tú has de moler el grano de tu cuerpo en el suplicio y
en el dolor, y como Él es alimento y sostén en la Eucaristía, tú lo
serás también de tus hermanos”.
Y Ramón predicó a los
cautivos, los fortaleció en la fe, los consoló en los trabajos y exhortó
a la paciencia. Servía a los enfermos, y curó a muchos de ellos. Se
dice que pagó rescate por 600 cautivos en total. Cuando se acabaron las
limosnas que traía de España para la redención, Ramón se convirtió en
cautivo a cambio de la libertad de un cristiano. Su cautiverio lo
aprovechó para tratar con moros y judíos, impugnar sus errores,
enseñarles la fe católica y convertirlos al cristianismo con santas y
eficaces razones.
Su predicación no pasó
desapercibida: lo desnudaron y apalearon públicamente y se dice que,
para que no volviese a hablar, le perforaron los labios con un hierro
candente y se los cerraron con un candado, por espacio de ocho meses,
que solo le abrían una vez al día, para comer su ración de pan de
cebada. La Virgen, que le había asociado a Jesucristo en la tarea de
redimir y salvar a sus hermanos los esclavos, no le dejó sólo en este
martirio, sino que acudía a él para consolarle.
Los mercedarios lograron
reunir el dinero para su rescate y, cuando llegó a Argel, embarcaron a
Ramón hacia España. Ya en Barcelona, se le hizo un recibimiento como a
un héroe triunfal. Pero él, ignorando aplausos, cantos y alabanzas, se
abrió paso entre la gente que le aclamaba y corrió al sagrario de su
convento a echarse a los pies de Jesús.
La noticia de su caridad, de
su defensa de la fe, de su evangelización, de su labor redentora y de su
martirio, llegó a conocimiento del papa Gregorio IX, quien le creó
cardenal de la Santa Iglesia, sin que esto cambiara para nada su forma
de vida austera y sacrificada.
Cuando en agosto de 1240 se
dirigía a Roma, llamado por Gregorio IX, pasó por Cardona, para
despedirse del vizconde Ramón VI, de quien era confesor. Aquí lo
atacaron de pronto intensas fiebres que lo llevaron a la muerte. Pidió
el santo viático y, como no hubo quien se lo administrase, se dice que
el mismo Jesucristo, con un gran cortejo de ángeles, le dio el Santísimo
Sacramento de su Cuerpo y Sangre.
Los señores de Cardona, los
frailes de la Merced y el Obispado de Barcelona, contendieron sobre los
restos mortales del santo. En vista de que no se ponían de acuerdo,
determinaron someterse a un arbitrio providencial: cargar el cuerpo del
santo sobre una mula ciega que no conocía el terreno, a fin de que fuera
sepultado en el lugar en que ésta parase. Y haciéndolo así, el animal
caminó sin parar por kilómetros, seguido de una gran muchedumbre, directamente
a la ermita de San Nicolás de Portell en donde San Ramón acostumbraba
rezar, allí quedaron sus restos depositados y venerados hasta la
revolución española de 1936, en que desaparecieron.
Al volver a la ermita, volvía
al regazo de la Virgen, después de dar al mundo un pregón de amores:
mariano, eucarístico y mercedario. Desde Portell su fama creció y por su
intercesión se obraron multitud de milagros. Urbano VIII aprobó su
culto inmemorial a 9 de mayo de 1626.
Contra la mentira pagana de
un vivir materialista y comodino, se levanta la verdad alta y divina de
la vida, santidad y milagros de San Ramón Nonato, flor amable del
santoral mercedario y gloria auténtica del jardín de la Iglesia
Católica. Al correr de los siglos, su figura fue exaltada por la
devoción de los fieles, por las letras y por las artes. Las fiestas que
aún hoy se celebran en su ermita de Portell concentran muchedumbres, no
sólo de los habitantes de la Segarra, sino de toda Cataluña.
Abundan sus cofradías, y uno
de los títulos que más popularidad le granjeó fue el de ser el abogado
de las mujeres parturientas, en recuerdo de su especial nacimiento.
También figura como patrono de las obras eucarísticas.
San Ramón Nonato ( Portell, 1204 - Cardona, 31 de agosto de 1240), 1 religioso mercedario, fue un santo catalán. Su epíteto nonnatus (en latín: no nacido) se deriva de haber sido extraído del útero de su madre por cesárea después de que ella hubiera fallecido. 1 Es el santo patrón de los partos, matronas, niños, embarazadas y personas acusadas falsamente.
Nació en Portell, comarca de La Segarra, entonces perteneciente a la diócesis de Urgel y, desde 1593, a la diócesis de Solsona. Se hizo miembro de la orden de los Mercedarios, fundada por San Pedro Nolasco para el rescate de cautivos católicos en manos de musulmanes del Norte de África. Se ordenó presbítero en 1222,
y luego fue superior en varias comunidades de la Orden de la Merced.
Como redentor de cautivos viajó al norte de África, pagó rescate por
varios prisioneros y, siguiendo el cuarto voto de estos religiosos,
cuando se agotó el dinero que llevaba, se quedó como rehén a cambio de la liberación de otro cristiano.
Estando cautivo, sus carceleros musulmanes lo martirizaron perforando
sus labios con hierro candente para colocarle un cerrojo en su boca e
impedir su prédica. 2 Fue rescatado por su orden y en 1239 retorna a España.
El Papa Gregorio IX lo nombró cardenal1 pero, de camino a Roma, fallece en Cardona. Muchos milagros le fueron atribuidos antes y después de su muerte.
Fue canonizado por el papa Alejandro VII en 1657, celebrándose su festividad el 31 de agosto. 1 Aunque su fiesta era de ámbito universal desde 1681, con la reforma del calendario fue reducida a culto local a partir de 1969.
Las ciudades de San Ramón en España, Saint-Raymond en Quebec, San Ramón en el cantón del mismo nombre en Costa Rica y San Ramón de la Nueva Orán en Argentina fueron bautizadas en su honor.
En Buenos Aires, Argentina, existe un santuario en su honor en la calle Cervantes 1150. 3 En Oaxaca de Juárez, México, también se le considera patrón de los animales y cada 31 de agosto se celebra la correspondiente bendición. 4
Notas y referencias
Enlaces externos
San Ramón Nonato Religioso, Cardenal. Patrón de las parturientas. Ramón significa: "protegido por la divinidad" (Ra=divinidad. Mon=protegido) Fiesta: 31 de agosto
Se
carece de documentación fidedigna sobre los detalles de la vida San
Ramón. He aquí lo que hemos podido recoger de la narración de Alban
Butler y otras fuentes.
San Ramón nació de familia noble en Portell, cerca de Barcelona, España en el año 1200. Recibió el sobrenombre de non natus (no
nacido), porque su madre murió en el parto antes de que el niño viese
la luz. Con el permiso de su padre, el santo ingresó en la orden de los
Mercedarios, que acababa de fundarse. San Pedro Nolasco, el fundador,
recibió la profesión de Ramón en Barcelona.
Progresó
tan rápidamente en virtud que, dos o tres años después de profesar,
sucedió a San Pedro Nolasco en el cargo de "redentor o rescatador de
cautivos". Enviado al norte de Africa con una suma considerable de
dinero, Ramón rescató en Argel a numerosos esclavos. Cuando se le acabó
el dinero, se ofreció como rehén por la libertad de ciertos prisioneros
cuya situación era desesperada y cuya fe se hallaba en grave peligro.
Pero el sacrificio de San Ramón no hizo más que exasperar a los
infieles, quienes le trataron con terrible crueldad. Sin embargo, el
magistrado principal, temiendo que si el santo moría no se pudiese
obtener la suma estipulada por la libertad de los prisioneros a los que
representaba, dio orden de que se le tratase más humanamente. Con ello,
el santo pudo salir a la calle, lo que aprovechó para confortar y
alentar a los cristianos y hasta llegó a convertir y bautizar a algunos
mahometanos. Al saberlo, el gobernador le condenó a morir empalado, pero
quienes estaban interesados en cobrar la suma del rescate consiguieron
que se le conmutase la pena de muerte por la de flagelación. San Ramón
no perdió por ello el valor, sino que prosiguió la tarea de auxiliar a
cuantos se hallaban en peligro, sin dejar escapar la menor ocasión de
ayudarlos.
San
Ramón encaró dos grandes dificultades. No tenía ya un solo centavo para
rescatar cautivos y predicar el cristianismo a los musulmanes
equivalía a la pena de muerte. Pero nada lo detuvo ante el llamado del
Señor. Conciente del martirio inminente, volvió a instruir y exhortar
tanto a los cristianos como a los infieles. El gobernador, enfurecido
ante tal audacia, ordenó que se azotase al santo en todas las esquinas
de la ciudad y que se le perforasen los labios con un hierro candente.
Mandó ponerle en la boca un candado, cuya llave guardaba él mismo y sólo
la daba al carcelero a la hora de las comidas. En esa angustiosa
situación pasó San Ramón ocho meses, hasta que San Pedro Nolasco pudo
finalmente enviar algunos miembros de su orden a rescatarle. San Ramón
hubiese querido quedarse para asistir a los esclavos en Africa, sin
embargo, obedeció la orden de su superior y pidió a Dios que aceptase
sus lágrimas, ya que no le había considerado digno de derramar su sangre
por las almas de sus prójimos.
A
su vuelta a España, en 1239, fue nombrado cardenal por Gregorio IX,
pero permaneció tan indiferente a ese honor que no había buscado, que no
cambió ni sus vestidos, ni su pobre celda del convento de Barcelona, ni
su manera de vivir. El Papa le llamó más tarde a Roma. San Ramón
obedeció, pero emprendió el viaje como el religioso más humilde. Dios
dispuso que sólo llegase hasta Cardona, a unos diez kilómetros de
Barcelona, donde le sorprendió una violenta fiebre que le llevó a la
tumba. El santo tenía aproximadamente treinta y seis años cuando murió
el 31 de agosto de 1240. Cardona pronto se transformó en meta de
peregrinaciones. Fue sepultado en la capilla de San Nicolas de Portell.
El Papa Alejandro VII lo incluyó en el Martirologio Romano en 1657.
San Ramón Nonato es el patrono de las parturientas y las parteras debido a las circunstancias de su nacimiento.
La
comisión nombrada por el Papa Benedicto XIV propuso suprimir del
calendario general la fiesta de San Ramón por la dificultad de encontrar
documentos fidedignos sobre su vida.
Oración: San Ramón Nonato, te rogamos por todos los católicos que sufren persecución, por los niños no nacidos y por sus padres.
SAN RAMÓN
NONATO
Su fiesta se celebra el 31 de
Agosto. Fue presbítero (+ 1240)
Un buen ejemplo
para las madres de hoy que tratan de limitar la descendencia y algunas, lo que es peor,
traman quitar la vida a los indefensos no nacidos.
En la provincia de
Lérida (España), en una casita de campo, cerca del pueblo del Portell, y descendientes
de las nobles familias de los Fox y Cárdenas, vino al mundo este niño de modo milagroso
ya que fue extraído del vientre de su madre cuando ella ya estaba muerta, de aquí el
sobrenombre con que es conocido, No-Nato, no nacido.
Los planes de Dios
no son nuestros planes. Tampoco los planes de los padres, a veces, son los mejores para
sus hijos. En muchas ocasiones, ellos buscan su propio egoísmo en lugar del bien de sus
hijos. El padre de Ramón le envío a Barcelona para que hiciera amistad con gente rica,
hiciera carrera, y el día de mañana fuera su orgullo y su sostén.
Al poco tiempo de
llegar a Barcelona, Ramón se entregó a una vida de profundo estudio pero no menos se
dedicó a la vida de piedad. Para ello, en lugar de hacer amistad con ricos, se preocupaba
de los libros y de los necesitados. Al enterarse, su padre le mandó volver a Portell y
allí le encargó el cuidado de unas ovejillas. Hizo amistad con otros pastores, pero como
el demonio no duerme, pronto algún envidiosillo le acusó al amo de las ovejas de que
abandonaba el ganado. El amo le creyó y cierto día le siguió de lejos para ver si era
verdad. Y ciertamente así era: El jovencillo Ramón se retiraba a un lugar solitario, y,
puesto de rodillas, se entregaba a la oración. Pero la maravilla del amo subió de
emoción al ver que un joven bien apuesto, con alas de ángel, cuidaba de su rebaño y
alimentaba en los mejores pastos a sus ovejas. De hecho eran las que más lana y leche
producían. La envidia se trocó en admiración y respeto.
Por este tiempo es
cuando se puso al servicio total de la Virgen María y bajo su amparo. Un día, mientras
cuidaba de sus ovejillas, le habló así: "Madre mía, tú sabes que yo no he tenido
la dicha de conocer a mi madre en la tierra, pero te conozco a Ti y te amo ¿no querrás
suplir a mi madre de la tierra?" - Y la Virgen María le contestó: "Sí, sí,
hijo mío, acepto con gusto ser tu madre..."
Hasta los oídos de
Ramón llegaron los prodigios que obraba en Barcelona un joven llamado Pedro Nolasco
(posteriormente Santo) que trataba de fundar una Orden para redención de los pobres
cautivos, que, caídos en manos de los sarracenos, eran llevados a las mazmorras de
África. Marchó a Barcelona y se encontró con él y se puso a su servicio y bajo su
dirección espiritual.
En Barcelona se
entregó a hacer obras de caridad por las calles y en los domicilios particulares. Sobre
todo, dejó huellas de su gran caridad para con toda clase de enfermos en el Hospital de
Santa Eulalia. Una antigua biografía nos lo pinta así: "Era de caridad
incandescente, que amaba las letras y aprovechaba mucho en ellas. De pueblo en pueblo iba
llevando la Buena Nueva del Evangelio; todos los caballeros y nobles le respetaban; todos
los pobres le amaban y todos seguían sus huellas...
Por fin iba a
llegar al heroísmo su caridad: Se entregó a cambio de un cautivo y estuvo en las
cárceles de Argel. Grandes sufrimientos padeció allí por amor a Jesucristo y a sus
hermanos los hombres. Era por el 1237. Predicaba tanto y con tanto enardecimiento de
Cristo que, para evitarlo, los moros le pusieron un candado en su boca. Como premio, el
Papa le hizo cardenal de la Iglesia pero no se enorgulleció por ello. Enamorado de Jesús
Eucaristía y de María, partía a la eternidad por el año 1240.
Texto de "El
Santo de cada día", por Justo y Rafael Mª López-Melús
NOVENA A
SAN RAMÓN NONATO
Por la señal de la
Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos Señor, Dios nuestro.
Acto de contrición:
¡Señor mío, Jesucristo!
Dios y Hombre verdadero,
Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita,
y porque os amo sobre todas las cosas,
me pesa de todo corazón de haberos ofendido;
también me pesa porque podeís castigarme con las penas del infierno.
Ayudado de vuestra divina gracia
propongo firmemente nunca más pecar,
confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén.
Dios, Padre de bondad, que me has dado el inmenso beneficio de engendrar un hijo, gracias
por habernos hecho partícipes de tu paternidad, dando la existencia a un nuevo ser. Ante
la espera de su alumbramiento vengo a pedir tu protección, por intermedio de mi abogado
San Ramón Nonato, para que este fruto de mis entrañas llegue a feliz término. Así lo
espero por los méritos infinitos de nuestro Señor Jesucristo tu Hijo y los de su
Santísima Madre María. Amén.
Oración a San Ramón
A ti acudo glorioso San Ramón en estos días que preceden a mi maternidad, para implorar
de tu mediación la gracia de un parto feliz que, colmando mis deseos, premie mis
esperanzas. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
V. Glorioso San Ramón Nonato R. Ruega por nosotros.
Preces a la Virgen Madre
Señor, ten piedad (bis)
Cristo, ten piedad (bis)
Señor, ten piedad (bis)
Dios, Padre celestial, Ten misericordia de nosotros.
Dios, Hijo Redentor, Ten misericordia de nosotros.
Dios, Espíritu Santo, Ten misericordia de nosotros.
V. Santa María,
R. Ruega por nosotros.
V. Santa Madre de Dios,
R. Ruega por nosotros.
V. Hija del Eterno Padre,
R. Ruega por nosotros.
V. Esposa del Espíritu Santo,
R. Ruega por nosotros.
V. Madre de Jesucristo,
R. Ruega por nosotros.
V. Madre del Redentor,
R. Ruega por nosotros.
V. Madre del Salvador,
R. Ruega por nosotros.
V. Madre de la Iglesia,
R. Ruega por nosotros.
V. Madre de todos los hombres,
R. Ruega por nosotros.
V. Madre nuestra,
R. Ruega por nosotros.
V. Madre de Mercedes,
R. Ruega por nosotros.
V. Madre de nuestra esperanza,
R. Ruega por nosotros.
V. Por tu Concepción inmaculada,
R. Ruega por nosotros.
V. Por tu felicísimo nacimiento,
R. Ruega por nosotros.
V. Por tu maternidad divina,
R. Ruega por nosotros.
V. Por el nacimiento de tu Hijo,
R. Ruega por nosotros.
V. Por tu maternidad universal,
R. Ruega por nosotros.
V. Por tu amor a Jesús, tu Hijo,
R. Ruega por nosotros.
V. Por tu amor maternal hacia nosotros,
R. Ruega por nosotros.
Jesús, Hijo del Eterno Padre, perdónanos. Señor. Jesús, Hijo de María Virgen,
escúchanos, Señor. Jesús, hermano nuestro, ten misericordia de nosotros.
V. Ruega por nosotros Santa Madre de Dios.
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.
Oración. Dios Padre nuestro que escogiste a la Virgen María para ser la Madre de tu Hijo
Jesucristo y preparaste en ella una digna morada para que tomara nuestra carne, acoge
benignamente las súplicas que te dirigimos, para que, por su intercesión, atiendas
favorablemente nuestra plegaria. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor, Amén.
(Tres Padre nuestros, Ave Marías y Glorias)
Oración final:
Oh Dios, que manifestaste de modo admirable tu amor a tu siervo Ramón Nonato trayéndole
a la vida de modo maravilloso y lo pusiste como protector de las que vamos a ser madres,
por sus méritos e intercesiones te suplico que la nueva vida que has hecho germinar en
mí venga felizmente a aumentar el número de tus hijos. Por Jesucristo nuestro Señor,
Amén.
V. Piadosísima Madre de la Merced.
R. Ruega por Nosotros.
V. San Ramón Nonato.
R. Ruega por nosotros.
V. Ave María Purísima.
R. Sin pecado concebida.
ACCIÓN DE GRACIAS DESPUÉS DEL NACIMIENTO DE UN/A HIJO/A.
Acción de gracias después del nacimiento del hijo.
Hoy, Señor, vengo ante tu altar con el alma henchida de alegría y agradecimiento para
darte gracias por todos los beneficios que he recibido de tu bondad y especialmente porque
ha terminado felizmente nuestra espera, con el nacimiento de este hijo que nos has dado y
que más que nuestro es tuyo. Por eso venimos a ofrecértelo. Tuyo es, como todos somos
tuyos y, tuyos queremos seguir siendo siempre. Nos comprometemos a presentárselo a la
Iglesia para que, al ser bautizado, quede consagrado a Ti. Nos comprometemos a educarle en
la fe cristiana con nuestro ejemplo y con nuestro consejo. Que la ayuda maternal de María
sea guía en esta misión.
Queremos darte las gracias por mediación de San Ramón Nonato, protector nuestro. Que su
intercesión nos ayude también a dar a nuestro hijo una santa educación. Te lo pedimos
por tu amado Hijo Jesucristo nuestro Señor que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén.
(Tres Padre Nuestros)
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