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Dominguito del Val, Santo |
Acólito. Mártir. Año 1250.
Por el año 1250 el rey
Alfonso el sabio escribió: ""Hemos oído decir que algunos seres
muy crueles, el Viernes Santo, en recuerdo de la Pasión
de Nuestro Señor, roban algún niño cristiano y lo crucifican"".
Esto fue lo que hicieron con Santo Dominguito del Val.
Nació este niño en Zaragoza, España, y por sus especiales
cualidades de gran piedad y pureza y por su hermosa
voz, fue admitido como acólito y cantor de la catedral.
Cada día iba de su casa al templo a ayudar
a misa, a aprender cantos y a estudiar en la
escuela parroquial. En su viaje de ida y vuelta tenía
que pasar por entre un barrio de estrechas callejuelas, y
algunos de quienes allí habitaban se disgustaban mucho cuando Domingo
y sus compañeros cantaban canciones a Cristo por las calles,
al pasar por allí.
Y dice las antiguas tradiciones que un
adivino anunció que si echaban a las aguas del río
el corazón de un cristiano y una hostia consagrada, todos
los seguidores de Cristo que bebieran de esas aguas morirían.
Entonces algunos de aquellos fanáticos valiédose de tretas consiguieron una
hostia consgrada. Luego fueron donde un hombre muy pobre
que estaba pasando mucha hambre y le ofrecieron una bolsa
de oro si les entregaba el corazón de un niño
cristiano, pero lo que les dio ese hombre, a cambio
de la bolsa de oro, fue el corazón de un
cerdo (el cual es muy parecido al del ser humano)
a cambio de la bolsa de oro.
Y siguen diciendo
las crónicas que aquellos fanáticos echaron el corazón del cerdo
y la santa hostia consagrada, al río que pasaba por
la ciudad, y que a los pocos días se produjo
una terrible epidemia entre los cerdos de los alrededores y
muchos murieron. Y con esto se dieron cuenta los criminales
de que el hombre del corazón los había engañado. Entonces
se propusieron conseguir ellos personalmente el corazón de un niño
cristiano para no equivocarse.
Ya habían obtenido de manos de
un sacristán una santa Hostia consagrada, y entonces el Viernes
Santo se propusieron sacrificar a un niño repitiendo los tormentos
con los cuales en otro tiempo otros crueles hombres mataron
a Jesucristo.
Y pasaba Dominguito del Val con su sotana
de acólito y de pequeño cantor por enfrente de una
de aquellas casas, cuando de pronto, sin tener tiempo ni
siquiera de lanzar un grito, unas manotas grandes lo toman
por el cuello y le cubren el rostro con un
manto, tapándole la boca con una tela para que no
pueda pronunciar palabra.
Temblando de pavor por lo que le
pueda suceder, siente que lo llevan ante un "tribunal". Le
preguntan si persiste en querer seguir siendo seguidor de Cristo,
y él exclama que sí, que prefiere la muerte antes
que ser traidor a la religión de Nuestro Señor Jesús.
Entonces le declaran sentencia a muerte, y así con sus
vestidos de acólito y cantor lo crucifican.
Le sacaron el
corazón y enviaron a uno de los del grupo para
que se fuera con la Hostia Consagrada y el corazón
del niño y los arrojara al río para que todos
los cristianos que de allí bebieran se murieran. Pero no
imaginaban lo que ahora les iba a suceder.
El que
llevaba los dos tesoros para echarlos al río, para que
nadie sospechara de él, dispuso entrar a un templo y
simular que estaba rezando. Y he aquí que de rodillas
allí en una banca, abrió el libro donde llevaba la
Santa Hostia. Pero unas señoras que estaban allí cerca vieron
con admiración que de aquel libro salían resplandores. Se imaginaron
que ese hombre debería ser un santo y fuero a
comunicar el prodigio a los sacerdotes. Llegaron estos y le
pidieron que les mostrara el libro y allí encontraron la
Hostia Consagrada. Luego llamaron a las autoridades y estas al
revisarlo le encontraron el corazón del niño.
Aquel bandido al
verse descubierto se llenó de pavor y propuso que si
no lo mataban denunciaría a todos los que habían cometido
el crimen. Y así lo hizo. Las autoridades fueron a
la casa de los asesinos y los apresaron a todos,
y murieron en la horca semejantes criminales (menos el que
los denunció, que pagó su pecado con cadena perpetua).
Y
desde entonces Dominguito del Val ha sido invocado como patrono
de los acólitos o monaguillos y de los pequeños cantores
(modernamente se le invoca junto a otro Patrono de estos
niños que es Santo Domingo Savio que también fue pequeño
cantor y monaguillo).
En estas líneas hemos narrado la historia -
leyenda de este santo, sin mencionar razas o creencias de
los asesinos, pues siempre es justo que el culpable cargue
con su culpa, pero esta no puede ser cargada por
aquellos que no son culpables, o lo que es lo
mismo: es posible que una persona cargue con la culpa
pero aquella no puede ser endosada a todo un pueblo.
¡Felicidades
a quienes lleven este nombre!
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