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Sancja Szymkowiak, Beata |
Religiosa
Martirologio Romano: En Poznan, ciudad de Polonia, beata Sancja (Joanina)
Szymkowiak, virgen, de la Congregación de la Hijas de la
Bienaventurada Virgen María de los Dolores, que, en medio de
las dificultades de la guerra, se ocupó con gran entrega
de los detenidos en las cárceles (1942).
Sor Sancja Szymkowiak, nació el 10 de julio de
1910 en Możdżanów (Ostrów Wielkopolski, Polonia). Fue la última de
los hijos que tuvieron Agostino y Maria Duchalska, luego de
haber procreado a cuatro varones, de los que uno se
hiso sacerdote. El día del bautismo recibió el nombre de
Giannina. De su familia, acomodada e intensamente creyente, recibe una
sólida educación. Desde la primera juventud se distinguió por la
excepcional bondad y la auténtica devoción, fascinando con su serenidad
y sencillez. Después de la escuela superior estudió en
la Facultad de Lenguas y Literatura Extranjeras en la
universidad de Poznan, empeñándose intensamente tanto en el crecimiento intelectual
como en el espiritual. Toma parte activa en la Asociación
Mariana, desarrollando un apostolado discreto y eficaz y transmitiéndoles a
los jóvenes la alegría de vivir. Encuentra tiempo para prestarle
atención a todo, de modo particularmente sensible en ayudar a
los más débiles y abatidos, se dedica con fervor a
las obras de caridad en el barrio más pobre de
la ciudad. La eucaristía fue el centro y el manantial
de su gran celo apostólico.
Desde joven se sintió llamada a
la vida religiosa. En el verano de 1934 partió para
Francia y, durante una romería a Lourdes, decide hacerse monja
encomendándose a la Virgen Inmaculada. En junio del 1936, superadas
muchas dificultades, ingresó al convento de las Hijas de la
Bienaventurada Virgen María de los Dolores, mejor conocidas como las
Monjas Seráficas, de Poznan, asumiendo el nombre de María Sancja.
Desde el principio se distinguió por el gran celo en
la observancia de las Reglas del Instituto y en el
ejercicio de los servicios más humildes. Su vida, que no
tuvo aparentemente nada excepcional, escondió una profunda unión con Dios,
en la completa disponibilidad de atender su voluntad en todo,
también en los asuntos más modestos.
Durante la ocupación alemana Sor
Sancja, no aprovechó el permiso de poder volver a su
familia, dado los peligros y los incomodidades de la guerra,
se quedó en el convento junto a otras monjas, y
fueron sometidas por los militares a duros trabajos. Dócil a
la voluntad de Dios, infundía alrededor suyo un aire de
paz y esperanza, encarnando, para los afligidos y sufrientes, un
efectivo apoyo y un eficaz consuelo. Los prisioneros franceses e
ingleses, a los que prestó su personal ayuda en calidad
de traductora, la llamaron “ángel de bondad” y “santa Sancja“.
Las
enormes fatigas y las difíciles condiciones del convento de Poznan
pusieron a dura prueba sus fuerzas y fue víctima de
una grave forma de tuberculosis a la laringe. Abandonándose en
los brazos cariñosos de Dios Padre ofreció un fulgurante ejemplo
de sereno aguante de los sufrimientos. Con gozo profesó los
votos perpetuos el 6 de julio de 1942, profundamente unida
al Esposo Celestial, en la fervorosa espera de su venida
en el momento de la muerte, que ocurrió el 29
agosto del mismo año, cuando tenía solamente treinta y dos
años.
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