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Eusebio de Vercelli, San |
Obispo
Martirologio Romano: San Eusebio, primer obispo de Vercelli, en la
Liguria, que consolidó la Iglesia en toda la región subalpina
y que, por defender la fe del Concilio de Nicea,
fue desterrado por el emperador Constancio a Escitópolis y, posteriormente,
a Capadocia y a la Tebaida. Vuelto a su sede
después de ocho años, trabajó con empeño y valentía para
restablecer la fe contra los arrianos (371).
Nació en Cerdeña, Italia. Al morir su padre, su
madre lo llevó a vivir a Roma, donde el Papa
Liberio lo tomó bajo su protección, lo educó y lo
ordenó de sacerdote. Poco después en la ciudad de Vercelli,
al norte de Italia, murió el obispo, y el pueblo
y los sacerdotes proclamaron a Eusebio como el nuevo obispo,
por su santidad y sus muchos conocimientos.
San Ambrosio dice que
el obispo Eusebio de Vercelli fue el primero en Occidente
al cual se le ocurrió organizar a sus sacerdotes en
grupos para formarse mejor y ayudarse y animarse a la
santidad. Para este santo su más importante labor como obispo
era tratar de que sus sacerdotes llegaran a la santidad.
Fue obispo de Vercelli por 28 años.
Una de sus grandes
preocupaciones era instruir al pueblo en religión. Y él mismo
iba de parroquia en parroquia instruyendo a los feligreses.
En aquellos
tiempos se estaba extendiendo una terrible herejía llamada Arrianismo, que
enseñaba que Cristo no era Dios. Los más grandes santos
de la época se opusieron a tan tremendo error, pero
el jefe de gobierno, llamado Constancio, la apoyaba. Hicieron entonces
una reunión de obispos en Milán, para discutir el asunto,
pero Eusebio al darse cuenta de que el ejercito del
emperador iba a obligarlos a decir lo que él no
aceptaba, no quiso asistir. Constancio le ordenó que se hiciera
presente, y el santo le avisó que iría, pero que
no aceptaría firmar ningún error. Y así lo hizo. A
pesar de que hereje emperador lo amenazó con la muerte,
él no quiso aceptar el que Jesucristo no sea Dios,
por esto fue desterrado.
Fue llevado encadenado hasta Palestina y encerrado
en u cuartucho miserable. Los herejes lo arrastraron por las
calles y lo insultaron, pero él seguía proclamando que Jesucristo
sí es Dios. En una carta suya cuenta los espantosos
sufrimientos que tuvo que padecer por permanecer fiel a su
santa religión, y expresa su deseo de poder morir sufriendo
por el Reino de Dios.
Al morir Constancio, su sucesor decretó
la libertad de Eusebio y éste pudo volver a su
amada diócesis de Vercelli. San Jerónimo dice que toda la
ciudad sintió enorme alegría por su llegada y que su
vuelta fue como el termino de un tiempo de luto
y dolor.
EL resto de su vida lo empleó junto con
grandes santos como San Atanasio y San Hilario en atacar
y acabar la herejía de los arrianos, y en propagar
por todas partes la santa religión. Murió el 1 de
agosto del año 371.
La Iglesia lo considera mártir, no porque
haya muerto martirizado, sino porque en sus tiempos de prisión
tuvo que soportar sufrimientos horrorosos, y los supo sobrellevar con
gran valentía.
El repetía: " Puedo equivocarme en muchas cosas, pero
jamás quiero dejar de pertenecer a la verdadera religión".
¡Felicidades a
quienes lleven este nombre!
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