viernes, 20 de julio de 2012

Misericordia quiero y no sacrificio


Mateo 12, 1-8. Tiempo Ordinario. No se puede llorar con quien llora, alegrarse con quien se alegra, si no es con el corazón.
 
Misericordia quiero y no sacrificio
Del santo Evangelio según san Mateo 12, 1-8

Un sábado de aquellos, Jesús atravesaba un sembrado; los discípulos, que tenían hambre, empezaron a arrancar espigas y a comérselas. Los fariseos, al verlo, le dijeron: -Mira, tus discípulos están haciendo una cosa que no está permitida en sábado. Les replicó: -¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y sus hombres sintieron hambre? Entró en la casa de Dios y comieron de los panes presentados, cosa que no les estaba permitida ni a él ni a sus compañeros, sino sólo a los sacerdotes. ¿Y no habéis leído en la ley que los sacerdotes pueden violar el sábado en el templo sin incurrir en culpa? Pues os digo que aquí hay uno que es más que el templo. Si comprendierais lo que significa «quiero misericordia y no sacrificio», no condenaríais a los que no tienen culpa. Porque el Hijo del Hombre es señor del sábado.

Oración introductoria

Padre Santo, me pongo en tu presencia mientras contemplo a tu Hijo en la cruz… Te imploro por la luz de tu Espíritu Santo, para comprender en esta oración qué es lo que tengo que hacer para crecer en el amor. Dame tu gracia para amar como Tú amas.

Petición

Señor, hazme comprender el auténtico sentido de tu Palabra, para vivirla,

Meditación del Papa

Quien cree en Dios, Padre lleno de amor por sus hijos, pone en primer lugar la búsqueda de su Reino, de su voluntad. Es todo lo contrario del fatalismo o el ingenuo irenismo. La fe en la Providencia, de hecho, no exime de la cansada lucha por una vida digna, sino que libera de la preocupación por las cosas y del miedo del mañana. Está claro que esta enseñanza de Jesús, si bien sigue manteniendo su verdad y validez para todos, es practicada de maneras diferentes según las diferentes vocaciones: un fraile franciscano podrá seguirla de manera más radical, mientras que un padre de familia deberá tener en cuenta sus deberes hacia su esposa e hijos. En todo caso, el cristiano se distingue por su absoluta confianza en el Padre celestial, como Jesús. Precisamente la relación con Dios Padre da sentido a toda la vida de Cristo, a sus palabras, a sus gestos de salvación, hasta su pasión muerte y resurrección. Jesús nos ha demostrado qué significa vivir con los pies bien plantados en la tierra, atentos a las situaciones concretas del prójimo, y, al mismo tiempo, teniendo el corazón en el Cielo, sumergido en la misericordia de Dios. Benedicto XVI, 27 de febrero de 2011.

Reflexión

La actitud de quien contempla la vida como destinada a solucionarse entre una serie de reglas y reglas resulta gravemente deprimente porque cree que los medios son los fines últimos de nuestra vida.

Si lo que hacemos se convierte en cumplir la regla, porque "así está escrito", sin entender por ello el pensamiento de aquél Quien ha dictado la Ley del amor, se acaba ciertamente por traicionar el espíritu de quien la fundó. Sencillamente compasión, honestidad, fidelidad, respeto y amor perderían todo el sentido.

No se puede llorar con quien llora, alegrarse con quien se alegra, socorrer a quién sufre si esto nos parece obligaciones incómodas y extrañas a nuestra mentalidad y no deseos espontáneos del corazón. Cuando no se convierte en lazo mortal, las normas y las reglas deben ser útiles instrumentos para ayudarnos a mejorar día tras día nuestra conducta y ayudarnos a llegar a Dios. Queda de nuestra parte el modo como queremos vivir y aceptar las leyes y mandamientos que el Señor nos ha dado.

Propósito

Procurar un estilo de vida más sencillo y sobrio para ser solidario con los necesitados.

Diálogo con Cristo

«Vivir con los pies bien plantados en la tierra, atentos a las situaciones concretas del prójimo, y, al mismo tiempo, teniendo el corazón en el Cielo, sumergido en la misericordia de Dios». Permite, Señor, que ésta sea mi actitud, mi estilo de vida. No evadir egoístamente los problemas, afrontarlos sabiendo que Tú estás conmigo, viviendo auténticamente mi libertad, dando a mi vida la trascendencia para la cual fue creada. 
 
 
 viernes 20 Julio 2012
Viernes de la decimoquinta semana del tiempo ordinario

San Aurelio Cartago


Leer el comentario del Evangelio por
Epístola de Bernabé : “Aquí hay alguien mayor que el Templo”

Lecturas

Isaías 38,1-6.21-22.7-8.


En aquellos días, Ezequías cayó gravemente enfermo. El profeta Isaías, hijo de Amós, fue a verlo y le dijo: "Así habla el Señor: Ordena los asuntos de tu casa, porque vas a morir. Ya no vivirás más".
Ezequías volvió su rostro hacia al pared y oró al Señor,
diciendo: "¡Ah, Señor! Recuerda que yo he caminado delante de ti con fidelidad e integridad de corazón, y que hice lo que es bueno a tus ojos". Y Ezequías se deshizo en llanto.
Entonces la palabra del Señor llegó a Isaías en estos términos:
"Ve a decir a Ezequías: Así habla el Señor, el Dios de tu padre David: He oído tu súplica, he visto tus lágrimas. Yo añadiré otros quince años a tu vida;
te libraré, a ti y a esta ciudad, de manos del rey de Asiria, y defenderé a esta ciudad".
Luego dijo Isaías: "Traigan un emplasto de higos; aplíquenlo sobre la úlcera, y el rey sanará".
Ezequías respondió: "¿Cuál es la señal de que podré subir a la Casa del Señor?".
"Esta es la señal que te da el Señor para confirmar la palabra que ha pronunciado:
En el reloj de sol de Ajaz, yo haré retroceder diez grados la sombra que ha descendido". Y el sol retrocedió en el reloj los diez grados que había descendido.


Isaías 38,10.11.12abcd.16.


"Yo decía: En lo mejor de mis días me tengo que ir:
he sido destinado a las puertas del Abismo por el resto de mis años.
Yo decía: Ya no contemplaré al Señor en la tierra de los vivientes;
no verá más a los hombres entre los habitantes del mundo.

Arrancan mi morada y me la arrebatan, como una carpa de pastores.
Como un tejedor, yo enrollaba mi vida, pero él me corta de la trama:
¡de la mañana a la noche terminas conmigo!




Los que el Señor protege, vivirán, y su espíritu animará todo lo que hay en ellos:
tú me restablecerás y me harás revivir.



Mateo 12,1-8.


En aquel tiempo, Jesús atravesaba unos sembrados y era un día sábado. Como sus discípulos sintieron hambre, comenzaron a arrancar y a comer las espigas.
Al ver esto, los fariseos le dijeron: "Mira que tus discípulos hacen lo que no está permitido en sábado".
Pero él les respondió: "¿No han leído lo que hizo David, cuando él y sus compañeros tuvieron hambre,
cómo entró en la Casa de Dios y comieron los panes de la ofrenda, que no les estaba permitido comer ni a él ni a sus compañeros, sino solamente a los sacerdotes?
¿Y no han leído también en la Ley, que los sacerdotes, en el Templo, violan el descanso del sábado, sin incurrir en falta?
Ahora bien, yo les digo que aquí hay alguien más grande que el Templo.
Si hubieran comprendido lo que significa: Yo quiero misericordia y no sacrificios, no condenarían a los inocentes.
Porque el Hijo del hombre es dueño del sábado".


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por

Epístola de Bernabé
(vers 130) § 15-16 (Padres Apostólicos. BAC)

“Aquí hay alguien mayor que el Templo”

Pasando a otro punto, también acerca del sábado, les dice:
“Vuestros novilunios y vuestros sábados no los aguanto”. (Is 1,13). Mirad
cómo dice: No me son aceptos vuestros sábados de ahora, sino el que yo he
hecho, aquél en que, haciendo descansar todas las cosas, haré el principio
de un día octavo, es decir, el principio de otro mundo. Por eso justamente
nosotros celebramos también el día octavo con regocijo, por ser día en que
Jesús resucitó de entre los muertos y, después de manifestado, subió a los
cielos.Quiero también hablaros acerca del templo, cómo extraviados los
miserables confiaron en el edificio y no en su Dios que los creo,...
Examinemos si existe un templo de Dios: Existe, ciertamente, allí donde Él
mismo dice que lo ha de hacer y perfeccionar. Está, efectivamente, escrito:
Y será, cumplida la semana, que se edificará el templo de Dios
gloriosamente en el nombre del Señor. Constato, pues, que existe un
templo. ¿Cómo se edificará en el nombre del Señor? Aprendedlo. Antes de
creer nosotros en Dios, la morada de nuestro corazón era corruptible y
flaca, como templo verdaderamente edificado a mano, pues estaba llena de
idolatría y era casa de demonios, porque no hacíamos sino cuanto era
contrario a Dios. Mas se edificará en el nombre del Señor. Atended a que el
templo del Señor se edifique gloriosamente. ¿De qué manera? Aprendedlo.
Después de recibido el perdón de los pecados, y por nuestra esperanza en el
Nombre, fuimos hechos nuevos, creados otra vez desde el principio. Por lo
cual, Dios habita verdaderamente en nosotros, en la morada de nuestro
corazón.
 
 
 

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