"La medida del amor es amar sin medida...". San Agustín.
"Dios no manda cosas imposibles, sino que, al mandar, te enseña a que hagas cuanto puedes, y a que pidas lo que no puedes". San Agustín.
"Si no quieres sufrir no ames, ¿pero si no amas para que quieres vivir?". San Agustín.
"...Procuremos siempre mirar las virtudes y cosas buenas que vieremos en los otros y tapar sus defectos con nuestros grandes pecados... tener a todos por mejores que nosotros...". Santa Teresa de Jesús.
"Dios no manda cosas imposibles, sino que, al mandar, te enseña a que hagas cuanto puedes, y a que pidas lo que no puedes". San Agustín.
"Si no quieres sufrir no ames, ¿pero si no amas para que quieres vivir?". San Agustín.
"...Procuremos siempre mirar las virtudes y cosas buenas que vieremos en los otros y tapar sus defectos con nuestros grandes pecados... tener a todos por mejores que nosotros...". Santa Teresa de Jesús.
"La santidad
no consiste en tal o cual práctica, sino en una disposición del corazón
(del alma) que nos hace humildes y pequeños en los brazos de Dios,
conscientes de nuestra nonada y confiados hasta la audacia en la bondad
del Padre". Santa Teresa de Lisieux.
"No entones las alabanzas divinas sólo con la voz, acompaña también la voz con las obras. Si cantas sólo con la voz, por fuerza tendrás al fin que callar; canta con la vida para no callar jamás". San Agustín.
"Para mí la oración es un impulso del corazón, una sencilla mirada al cielo, un grito de agradecimiento y de amor en las penas como en las alegrías". Santa Teresa de Liseaux.
"No entones las alabanzas divinas sólo con la voz, acompaña también la voz con las obras. Si cantas sólo con la voz, por fuerza tendrás al fin que callar; canta con la vida para no callar jamás". San Agustín.
"Para mí la oración es un impulso del corazón, una sencilla mirada al cielo, un grito de agradecimiento y de amor en las penas como en las alegrías". Santa Teresa de Liseaux.
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"En la medida en que se ama algo temporal, se pierde el fruto de la caridad". Santa Clara.
"Los golpes imprevistos no permiten muchas veces que uno aproveche de ellos, a causa del abatimiento y turbación que levantan en el alma; mas tened un poquito de paciencia, y veréis como Dios os dispone a recibir gracias muy grandes precisamente por aquel medio. Sin tales percances tal vez no habrías sido del todo malos, pero tampoco del todo buenos". San Claudio de la Colombiere.
"Recuerda que la perfección consiste en conformar la vida y las acciones totalmente a las virtudes sagradas del Corazón de Jesús, especialmente su paciencia, su mansedumbre, su humildad y su caridad. Como resultado, nuestra vida interior y exterior llega a ser una imagen viva de Él". Santa Margarita.
"Un cristiano fiel, iluminado por los rayos de la gracia al igual que un cristal, deberá iluminar a los demás con sus palabras y acciones, con la luz del buen ejemplo". San Antonio de Padua.
"Es el amor lo que da precio a todas nuestras obras; no es por la grandeza y multiplicidad de nuestras obras por lo que agradamos a Dios, sino por el amor con que las hacemos". San Franciso de Sales.
"Tened por cierto el tiempo que empleéis con devoción delante de este divinísimo Sacramento, será el tiempo que más bien os reportará en esta vida y más os consolará en vuestra muerte y en la eternidad. Y sabed que acaso ganaréis más en un cuarto de hora de adoración en la presencia de Jesús Sacramentado que en todos los demás ejercicios espirituales del día". San Alfonso María de Ligorio.
"Has de saber, hija mía, que mis caudales y tesoros están cercados de espinas, basta determinarse a soportar las primeras punzadas, para que todo se trueque en dulzuras". Santa Brígida.
"Abraza al Dios Amor y abraza al Dios del amor". San Agustín.
"En la medida en que se ama algo temporal, se pierde el fruto de la caridad". Santa Clara.
"Los golpes imprevistos no permiten muchas veces que uno aproveche de ellos, a causa del abatimiento y turbación que levantan en el alma; mas tened un poquito de paciencia, y veréis como Dios os dispone a recibir gracias muy grandes precisamente por aquel medio. Sin tales percances tal vez no habrías sido del todo malos, pero tampoco del todo buenos". San Claudio de la Colombiere.
"Recuerda que la perfección consiste en conformar la vida y las acciones totalmente a las virtudes sagradas del Corazón de Jesús, especialmente su paciencia, su mansedumbre, su humildad y su caridad. Como resultado, nuestra vida interior y exterior llega a ser una imagen viva de Él". Santa Margarita.
"Un cristiano fiel, iluminado por los rayos de la gracia al igual que un cristal, deberá iluminar a los demás con sus palabras y acciones, con la luz del buen ejemplo". San Antonio de Padua.
"Es el amor lo que da precio a todas nuestras obras; no es por la grandeza y multiplicidad de nuestras obras por lo que agradamos a Dios, sino por el amor con que las hacemos". San Franciso de Sales.
"Tened por cierto el tiempo que empleéis con devoción delante de este divinísimo Sacramento, será el tiempo que más bien os reportará en esta vida y más os consolará en vuestra muerte y en la eternidad. Y sabed que acaso ganaréis más en un cuarto de hora de adoración en la presencia de Jesús Sacramentado que en todos los demás ejercicios espirituales del día". San Alfonso María de Ligorio.
"Has de saber, hija mía, que mis caudales y tesoros están cercados de espinas, basta determinarse a soportar las primeras punzadas, para que todo se trueque en dulzuras". Santa Brígida.
"Abraza al Dios Amor y abraza al Dios del amor". San Agustín.
"Cuando se ama no se sufre y si se sufre hasta se ama el mismo sufrimiento". San Agustín.
"No morirá de mala muerte el que oye devotamente y con perseverancia la Santa Misa". San Agustín.
"¡Oh démonos a Él! ¿Qué son cincuenta años y aún cien de vida, comparados con la eternidad? Sacrificio aquí en el destierro, gloria sin fin en la patria. Y ¿qué es el sacrificio, qué es la cruz sino cielo cuando en ella está Jesucristo?". Santa Teresa de los Andes.
"Tened gran cuidado en predicar la verdad de tal modo que, si acaso hay entre los oyentes un hereje, le sirva de ejemplo de caridad y moderación cristianas. No uséis de palabras duras ni mostréis desprecio por sus errores". San Ignacio de Loyola.
"La Eucaristía y la Virgen son las dos columnas que han de sostener nuestras vidas". San Juan Bosco.
"Procurad siempre vivir en la amistad de Dios". San Juan Bosco.
"Cuando no tenéis el amor de Dios en vosotros, sois muy pobres. Sois como un árbol sin flores y sin frutos". Santo Cura de Ars.
MÁS FRASES DE SANTOS
El que, por obediencia, se somete al mal, está adherido a la rebelión contra Dios y no a la sumisión. (San Bernardo).
¡Basta de silencios! ¡Gritad con cien mil lenguas! porque, por haber callado, ¡el mundo está podrido! (Santa Catalina de Siena).
Deja la tristeza para aquellos que están en el mundo, los que trabajamos para Dios debemos estar alegres. (San Leonardo).
Dios ama a cada uno de nosotros, como si sólo hubiera uno de nosotros. (San Agustín).
La verdadera enseñanza que trasmitimos es lo que vivimos; y somos buenos predicadores cuando ponemos en práctica lo que decimos. (San Francisco de Asís).
Procuremos
siempre mirar las virtudes y cosas buenas que viéremos en los otros y
tapar sus defectos con nuestros grandes pecados... tener a todos por
mejores que nosotros... (Santa Teresa de Jesús).
Meditad
bien vuestra respuesta y elegid con toda libertad: Si confesáis los
milagros de Jesucristo y de los apóstoles, al hacerlo así confesáis que
la religión cristiana es obra de Dios, pues sólo Dios puede obrar
milagros verdaderos, y no puede hacerlos sino a favor de una religión
verdadera y divina. Si negáis estos milagros, atestiguáis mejor aún la
divinidad de la religión cristiana. Porque si una religión, enemiga de
todas las pasiones, incomprensible en sus dogmas, severa en su moral, se
ha establecido sin el auxilio de los milagros, este mismo hecho es el
mayor y más inaudito de los milagros. Dadle todas las vueltas que
queráis: este dilema es un círculo de hierro del que no podéis salir.
(San Agustín).
La simulación de la humildad es la más grande soberbia. (San Agustín).
Ya no necesito más: conozco a Cristo pobre y crucificado. (San Francisco de Asís ).
Ya no necesito más: conozco a Cristo pobre y crucificado. (San Francisco de Asís ).
Si alguien vive fuera de la Iglesia, no es del número de sus hijos; y no queriendo tener a la Iglesia por Madre, no tendrá a Dios por Padre. (San Agustin).
Quien no es tentado no es probado, y quien no pasa por la prueba, no adelanta. (San Agustín).
La
oración es la mejor arma que tenemos: es la llave que abre el corazón
de Dios. Debes hablarle a Jesús, no sólo con tus labios, sino con tu
corazón. En realidad, en algunas ocasiones debes hablarle sólo con el
corazón. (Padre Pío).
Todos
los santos comenzaron su conversión por la oración y por ella
perseveraron; y todos los condenados se perdieron por su negligencia en
la oración. Digo, pues, que la oración nos es absolutamente necesaria
para perseverar. (Cura de Ars).
Errar es humano; perservar en los errores es diabólico. (San Agustín).
El
verdadero amor crece con las dificultades; el falso, se apaga. Por
experiencia sabemos que, cuando soportamos pruebas difíciles por alguien
a quien queremos, no se derrumba el amor, sino que crece. Aguas
torrenciales (esto es, abundantes tribulaciones) no pudieron apagar el
amor (Cant 8, 7). Y así los santos, que soportan por Dios
contrariedades, se afianzan en su amor con ello; es como un artista, que
se encariña más con la obra que más sudores le cuesta (Santo Tomás de
Aquino).
Trabaja en algo para que el diablo te encuentre siempre ocupado. (San Jerónimo).
El hombre no puede ser separado de Dios, ni la política de la moral. (Santo Tomás Moro).
Quien busca a Jesús por María, asegura la paz y la serenidad de su alma. (San Benito abad).
No
busco, en efecto, entender para creer, sino que creo para entender.
Pues creo esto, porque si no creyere, no entendería. (San Anselmo de
Canterbury)
La
ley de Cristo, que se cumple en el amor, nos obliga a procurar la
salvación de las almas más que la del cuerpo. (San Francisco de Asís).
No eres más santo porque te alaben, ni más vil porque te desprecien. (Beato Tomás de Kempis).
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