MAYO
SU NATURALEZA
San Beda O.S.B., conocido como Beda el Venerable (735), fue un monje benedictino en el monasterio de Saint Peter en Wearmouth (parte de Sunderland), y de su monasterio adjunto, Saint Paul, actualmente Jarrow. Es conocido como escritor y erudito, siendo su obra más conocida la Historia ecclesiástica gentis Anglorum
(Historia Eclesiástica Del Pueblo de los Ingleses), que le valió el
título de "Padre de la Historia Inglesa". Beda escribió sobre muchos
otros temas, desde música hasta religión.
SU MUERTE
Cutberto narra la muerte de san Beda.
“El
martes, antes de la fiesta de la Ascensión, la enfermedad de Beda se
agravó; su respiración era fatigosa y sus pies se le hinchaban. Sin
embargo, durante todo aquel día siguió sus lecciones y el dictado de sus
escritos con ánimo alegre. Dijo, entre otras cosas: "Aprended de prisa
porque no sé cuánto tiempo viviré aún, ni si el Creador me llevará
consigo en seguida.” Nosotros teníamos la impresión de que tenía noticia
clara de su muerte; prueba de ello es que se pasó toda la noche velando
y en acción de gracias.
Al
amanecer del miércoles, nos mandó que escribiéramos lo que teníamos
comenzado; lo hicimos hasta la hora de Tercia. A la hora de Tercia
tuvimos la procesión con las reliquias de los santos, como es costumbre
ese día. Uno de los nuestros, que estaba con Beda, le dijo: “Maestro,
falta aún un capítulo del libro que últimamente dictabas, ¿te resultaría
muy difícil seguir contestando a nuestras preguntas?
A 10 que respondió:
“No hay dificultad, toma la pluma y ponte a escribir enseguida”
Así lo hizo él. Pero a la hora de Nona me dijo:
«Tengo
en mi baúl unos cuantos objetos de cierto valor, a saber, pimienta,
pañuelos e incienso; ve corriendo y avisa a los presbíteros del
monasterio para repartir entre ellos estos regalos que Dios me ha
hecho.»
Ellos
vinieron, y Beda les dirigió la palabra, rogando a todos y cada uno que
celebraran misas por él y recita· ran oraciones por su alma, 10 que
prometieron todos de buena gana.
Se
les caían las lágrimas, sobre todo cuando Beda dijo que ya no verían
por más tiempo su rostro en este mundo. Pero se alegraron cuando dijo:
«Hora
es ya de que vuelva a mi Creador (si así le agrada), a quien me creó
cuando yo no era y me formó de la nada. He vivido mucho tiempo, y el
piadoso juez ha tenido especial providencia de mi vida; es inminente el
momento de mi partida, pues deseo partir para estar con Cristo; mi
alma desea ver en todo su esplendor a mi rey, Cristo.» y dijo más cosas
edificantes, continuando con su alegría de siempre hasta el atardecer.
Wiberto, de quien ya hemos hablado, se atrevió aún a decirle:
«Querido maestro, queda aún por escribir una frase." Contestó Beda: «Pues escribe en seguida.»
Al
poco tiempo dijo el muchacho: « ya está.» y Beda contestó de nuevo:
«Bien dices, está cumplido. Ahora haz el favor de colocarme la cabeza de
manera que pueda sentarme mirando a la capilla en que solía orar; pues
también ahora quiero invocar a mi Padre.» Y pacíficamente se durmió en
su Señor.
San Beda
San Beda el Venerable, presbítero y Doctor de la Iglesia (673-735) Nació en Inglaterra en el año 673.
Ingresó en el monasterio de Wearmouth, se ordenó sacerdote y supo compaginar la piedad con el estudio y la docencia.
Sus amplios conocimientos históricos, patrísticos, teológicos y exegéticos le hicieron uno de los escritores eclesiásticos más prolíficos de su tiempo. Murió en el 735.
San Beda el Venerable, presbítero y Doctor de la Iglesia (673-735) Nació en Inglaterra en el año 673.
Ingresó en el monasterio de Wearmouth, se ordenó sacerdote y supo compaginar la piedad con el estudio y la docencia.
Sus amplios conocimientos históricos, patrísticos, teológicos y exegéticos le hicieron uno de los escritores eclesiásticos más prolíficos de su tiempo. Murió en el 735.
Oremos
Señor Dios nuestro, que iluminas
y edificas a tu Iglesia con la ciencia del presbítero San Beda el
Venerable, haz que, a la luz de sus enseñanzas y con la ayuda de su
intercesión, progresemos siempre por las sendas de la vida evangélica.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
San Beda el VenerableFiesta: 25 de mayo
(673-735)
Sacerdote benedictino Inglés, Doctor de la Iglesia
Padre de la Historia Inglesa.
Dedicó su actividad a la enseñanza y a escribir obras teológicas.
Ver de sus obras:
Magnificat -sobre el Evangelio de S. Lucas
Jesús lo vio y, porque lo amó, lo eligió -sobre el Evangelio de S. MateoNombrado Doctor de la Iglesia por León XIII en 1899.
"He gastado toda mi vida en el mismo monasterio y, mientras atento a la regla de mi orden y el servicio de la Iglesia, mi placer constante está en aprender o enseñar o escribir." -Escritos de San Beda.
En el 731 completó su obra maestra: History of the English Church and People
Patrono de los historiadores.
Sermon de San Beda el Venerable EL MAGNÍFICAT
SAN BEDA EL VENERABLE, presbítero y doctor de la Iglesia
Beda nació el año 673, y a los siete años fue ofrecido al monasterio inglés de Wearmouth-Jarrow, donde recibió su formación.
Su
vida puede resumirse en esta frase: «mis delicias fueron aprender,
enseñar o escribir.»Se le considera, como explicó Benedicto XVI, “uno de
los más insignes eruditos de la Alta Edad Media” y ” la enseñanza y la fama de sus escritos le hicieron acreedor de muchas amistades con las personalidades principales de su época, que lo alentaron a proseguir en su labor que beneficiaba a tantas personas”.
Murió en Jarrow el año 735. (Nuevo Misal del Vaticano II)
San
Beda el Venerable, presbítero y doctor de la Iglesia, el cual, servidor
de Cristo desde la edad de ocho años, pasó todo el tiempo de su vida en
el monasterio de Wearmouth, en Northumbria, en Inglaterra. Se dedicó
con fervor en meditar y exponer las Escrituras,
y entre la observancia de la disciplina regular y la solicitud cotidiana de cantar en la iglesia, sus delicias fueron siempre estudiar, o enseñar,
o escribir (735). (Martirologio Romano) [1]
y entre la observancia de la disciplina regular y la solicitud cotidiana de cantar en la iglesia, sus delicias fueron siempre estudiar, o enseñar,
o escribir (735). (Martirologio Romano) [1]
Considerado como uno de los santos más estudiosos de las Sagradas Escrituras,
pues sólo se dedicaba a escudriñar y a escribir. En 1899, el Papa León XII lo
declaró Doctor de la Iglesia. [4]
Un Poco de Historía
Obras y Ediciones
Nunca
se ha publicado una edición de las obras completas de Beda
basada en el cotejo cuidadoso de los manuscritos.
El
texto impreso por Giles en 1884 y reproducido por Migne
(XC-XCIV) muestra pocas o ninguna mejora con respecto a la
edición básica de 1563 o la edición de Colonia de 1688. Por
supuesto, a Beda se le recuerda principalmente como historiador.
Su gran obra, "Historia Ecclesiastica Gentis Anglorum" (Historia eclesiástica del pueblo inglés),
que relata el cristianismo en Inglaterra desde sus inicios
hasta la época de Beda, es la base de todos nuestros
conocimientos acerca de la historia británica –una obra maestra
elogiada por los eruditos de todas las épocas. Plummer produjo una
edición de esta obra, de la "Historia Abbatum" (Historia
de los Abades) y la "Carta a Egberto", que con toda justicia
puede llamarse la versión final (2 volúmenes, Oxford, 1896). En
la introducción, Plummer ilustró admirablemente la
extraordinaria diligencia de Beda para la recopilación de
documentos y su uso crítico de ellos (págs. XLIII-XLVII). La
"Historia de los Abades" (de los monasterios gemelos de
Wearmouth y Jarrow).
la
"Carta a Egberto", las vidas en verso y prosa de "San
Cuthbert", y otras obras de menor tamaño, también tienen
gran valor por la luz que arrojan sobre el estado del
cristianismo en Northumbria en la época de Beda.
La "Historia Eclesiástica"
fue traducida al anglosajón a petición del Rey Alfredo.
Desde entonces se ha reproducido con frecuencia,
notablemente por T. Stapleton, quien la
imprimió en 1565 en Amberes como arma controversial contra
los teólogos de la Reforma en el reino de Elizabeth.
El texto en latín apareció por primera vez en Alemania en
1475. Vale la pena hacer notar que en Inglaterra no se imprimió
ninguna edición, ni siquiera la latina, antes de 1643. El texto más
preciso de Smith vio la luz en 1742.
Los
tratados cronológicos de Beda "De temporibus liber" y
"De temporum ratione" (Sobre el cálculo del tiempo)
también contienen resúmenes de la historia general del
mundo desde la creación hasta el 725 y el 703,
respectivamente. Estas porciones históricas fueron
editadas satisfactoriamente por Mommsen en la "Monumenta
Germaniae historica" (1898), y pueden encontrarse entre los
especímenes más antiguos de este tipo de cronología general, por
lo que han sido copiados e imitados en gran medida.
La obra topográfica "De locis santis" (Sobre los lugares santos)
es una descripción de Jerusalén y los lugares santos
basada en Adamnan y Arculfus. En 1898, la obra de Beda fue
editada por Geyer en "Itinera Hierosolymitana" para el
"Corpus Scriptorum" de Viena. El hecho de que Beda compiló
un martirologio lo sabemos por él mismo, pero la obra que
se le atribuye en extensos manuscritos ha sido tan
complementada que es muy difícil saber exactamente que escribió.
En
su propia opinión, y en la de sus contemporáneos, las obras
exegéticas de Beda fueron las más importantes, pero la
lista es demasiado larga para describirla en este
documento. Entre dichas obras se
encuentra un comentario sobre el Pentateuco completo, así
como sobre algunas partes seleccionadas. También hay
comentarios sobre los libros de Reyes, Esdras, Tobías, El
Cantar de los Cantares, etcétera. En el
nuevo testamento, interpretó a san Marcos, san Lucas, los Hechos
de los Apóstoles, las Epístolas y el Apocalipsis; pero la
autenticidad del comentario de san Mateo, impreso con su
nombre, es más que dudosa. (Plaine en "Revue
Anglo-Romaine", 1896, III, 61). Las homilías de Beda toman
la forma de comentarios sobre el evangelio. La colección
de 50 (divididas en dos libros) atribuidas a Beda por
Giles (y Migne) son en su mayoría auténticas, pero se sospecha de
la autenticidad de unas cuantas. (Morin en "Revue Bénédictine",
IX, 1892, 316).
Beda
menciona varios escritos didácticos en la lista que nos
dejó de sus obras. La mayoría de ellos aún se conservan y
no hay razón para dudar de su autenticidad. Sus tratados
de gramática "De arte metricâ" y "De orthographiâ" han
sido editados adecuadamente en tiempos modernos por Keil
en su "Grammatici Latini" (Leipzig, 1863). Sin embargo,
las obras más grandes "De natura rerum", “De temporibus",
“De temporium ratione", alrededor que tratan sobre
ciencia, como era entendida en ese entonces, y
especialmente sobre cronología, nos han llegado solamente a través
de tres textos poco satisfactorios de los editores más antiguos
y Giles. Más allá de la vida métrica de san Cuthbert y
algunos versos incorporados a la "Historia Eclesiástica",
no poseemos mucha poesía que pueda ser atribuida con toda
certeza a Beda, pero al igual que otros eruditos de su
época, seguramente escribió una buena cantidad de versos.
El mismo menciona su "libro de himnos" compuesto con
diferentes métricas o ritmos. De manera que Alcuin dice de
él: Plurima versifico cecinit quoque carmina plectro.
Es posible que el más corto de sus dos calendarios
médicos impresos entre sus obras sea genuino. El
Penitencial atribuido a Beda, aunque aceptado como genuino por
Haddan, Stubbs y Wasserschleben, probablemente no sea suyo
(Plummer, I, 157).
El Venerable Beda es el testigo más antiguo de la tradición puramente gregoriana de Inglaterra.
Sus obras "Musica theoretica" y "De arte Metricâ" (Migne,
XC) son consideradas especialmente valiosas por los
eruditos que hoy en día se avocan al estudio de la forma
primitiva del canto. [2]
Sermon Magnificat
María dijo: Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador. «El Señor –dice- me ha engrandecido con un don tan inmenso y tan inaudito, que no hay posibilidad de explicarlo con palabras, ni apenas el afecto más profundo del corazón es capaz de comprenderlo; por ello ofrezco todas las fuerzas del alma en acción de gracias, y me dedico con todo mi ser, mis sentidos y mi inteligencia a contemplar con agradecimiento la grandeza de aquel que no tiene fin, ya que mi espíritu se complace en la eterna divinidad de Jesús, mi Salvador, con cuya temporal concepción ha quedado fecundada mi carne.»
Porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo.
ensalcemos juntos su nombre.
Se refiere al comienzo del himno, donde había dicho: Proclama mi alma la grandeza del Señor. Porque sólo aquella alma a la que el Señor se digna hacer grandes favores puede proclamar la grandeza del Señor con dignas alabanzas y dirigir a quienes comparten los mismos votos y propósitos una exhortación como ésta: Proclamad conmigo la grandeza del Señor, Pues quien, una vez que haya conocido al Señor, tenga en menos el proclamar su grandeza y santificar su nombre en la medida de sus fuerzas será el menos importante en el reino de los cielos. Ya que el nombre del Señor se llama santo, porque con su singular poder trasciende a toda criatura y dista ampliamente de todas las cosas que ha hecho.
Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia. Bellamente llama a Israel siervo del Señor, ya que efectivamente el Señor lo ha acogido para salvarlo por ser obediente y humilde, de acuerdo con lo que dice Oseas: Israel es mi siervo, y yo lo amo.
Porque quien rechaza la humillación tampoco puede acoger la salvación, ni exclamar con el profeta: Dios es mi auxilio, el Señor sostiene mi vida, y el que se haga pequeño como este niño, ése es el más grande en el reino de los cielos.
Como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abrahán y su descendencia por siempre. No se refiere a la descendencia carnal de Abrahán, sino a la espiritual, o sea, no habla de los nacidos solamente de su carne, sino de los que siguieron las huellas de su fe, lo mismo dentro que fuera de Israel. Pues Abrahán había creído antes de la circuncisión, y su fe le fue tenida en cuenta para la justificación.
De modo que el advenimiento del Salvador se le prometió a Abrahán y a su descendencia por siempre, o sea, a los hijos de la promesa, de los que se dice: Si sois de Cristo, sois descendencia de Abrahán y herederos de la promesa.
Con razón, pues, fueron ambas madres quienes anunciaron con sus profecías los nacimientos del Señor y de Juan, para que, así como el pecado empezó por medio de las mujeres, también los bienes comiencen por ellas, y la vida que pereció por el engaño de una sola mujer sea devuelta al mundo por la proclamación de dos mujeres que compiten por anunciar la salvación. [3]
María dijo: Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador. «El Señor –dice- me ha engrandecido con un don tan inmenso y tan inaudito, que no hay posibilidad de explicarlo con palabras, ni apenas el afecto más profundo del corazón es capaz de comprenderlo; por ello ofrezco todas las fuerzas del alma en acción de gracias, y me dedico con todo mi ser, mis sentidos y mi inteligencia a contemplar con agradecimiento la grandeza de aquel que no tiene fin, ya que mi espíritu se complace en la eterna divinidad de Jesús, mi Salvador, con cuya temporal concepción ha quedado fecundada mi carne.»
Porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo.
ensalcemos juntos su nombre.
Se refiere al comienzo del himno, donde había dicho: Proclama mi alma la grandeza del Señor. Porque sólo aquella alma a la que el Señor se digna hacer grandes favores puede proclamar la grandeza del Señor con dignas alabanzas y dirigir a quienes comparten los mismos votos y propósitos una exhortación como ésta: Proclamad conmigo la grandeza del Señor, Pues quien, una vez que haya conocido al Señor, tenga en menos el proclamar su grandeza y santificar su nombre en la medida de sus fuerzas será el menos importante en el reino de los cielos. Ya que el nombre del Señor se llama santo, porque con su singular poder trasciende a toda criatura y dista ampliamente de todas las cosas que ha hecho.
Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia. Bellamente llama a Israel siervo del Señor, ya que efectivamente el Señor lo ha acogido para salvarlo por ser obediente y humilde, de acuerdo con lo que dice Oseas: Israel es mi siervo, y yo lo amo.
Porque quien rechaza la humillación tampoco puede acoger la salvación, ni exclamar con el profeta: Dios es mi auxilio, el Señor sostiene mi vida, y el que se haga pequeño como este niño, ése es el más grande en el reino de los cielos.
Como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abrahán y su descendencia por siempre. No se refiere a la descendencia carnal de Abrahán, sino a la espiritual, o sea, no habla de los nacidos solamente de su carne, sino de los que siguieron las huellas de su fe, lo mismo dentro que fuera de Israel. Pues Abrahán había creído antes de la circuncisión, y su fe le fue tenida en cuenta para la justificación.
De modo que el advenimiento del Salvador se le prometió a Abrahán y a su descendencia por siempre, o sea, a los hijos de la promesa, de los que se dice: Si sois de Cristo, sois descendencia de Abrahán y herederos de la promesa.
Con razón, pues, fueron ambas madres quienes anunciaron con sus profecías los nacimientos del Señor y de Juan, para que, así como el pecado empezó por medio de las mujeres, también los bienes comiencen por ellas, y la vida que pereció por el engaño de una sola mujer sea devuelta al mundo por la proclamación de dos mujeres que compiten por anunciar la salvación. [3]
Homilías de San Beda el Venerable, presbítero (Libro 1, 4: CCL 122,
25-26. 30) [7]
San Beda: La maternidad de María y de la Iglesia
San Beda dice: "Todavía hoy, y así hasta la consumación de los siglos, está siendo concebido el Señor en Nazaret y está naciendo en Belén, siempre que cualquier oyente, después de haber recibido la flor de la palabra, se transforma en casa del Pan eterno.
Cada día, en las entrañas virginales, esto es, en el espíritu de los fieles, es concebido por la fe y alumbrado por el bautismo. Cada día la Iglesia, madre de Dios, siguiendo a su maestro sube de Galilea, que significa "la rueda giratoria" de la vida mundana, a la ciudad de Judá, es decir, a la ciudad del reconocimiento y de la alabanza. y presenta al rey eterno la ofrenda de su devoción. Además, la Iglesia, siendo a semejanza de la bienaventurada Virgen María, esposa a la vez que inmaculada, nos concibe virgen del Espíritu Santo y virgen nos da a luz, sin sufrir los dolores del parto".
En un sermón de Pascua, que se atribuye a Eusebio de las Galias o a Cesáreo de Arlés, se dice: "Alégrese la Iglesia de Cristo, que a semejanza de la bienaventurada María, enriquecida por la operación del Espíritu Santo, se hace madre de una prole divina...
Mirad cuántos hermanos nos ha dado desde su integridad en una sola noche, la Iglesia, madre y esposa fecunda... Comparemos, si os place, estas dos madres; su maternidad fortalecerá nuestra fe en ellas.
La sombra del Espíritu Santo colmó secretamente a María, y la infusión del Espíritu Santo en la fuente bendita obró lo mismo en la Iglesia. María engendró sin pecado a su Hijo y la Iglesia destruyó el pecado en aquellos que engendró. De María nació lo que era desde el principio; de la Iglesia renació lo que se perdió al principio. Aquélla engendró en favor de los pueblos; ésta, a los mismos pueblos. Aquélla, como sabemos, permaneciendo virgen, sólo engendró un Hijo; ésta incesantemente está dando a luz por obra de su Esposo virgen". [5]
San Beda dice: "Todavía hoy, y así hasta la consumación de los siglos, está siendo concebido el Señor en Nazaret y está naciendo en Belén, siempre que cualquier oyente, después de haber recibido la flor de la palabra, se transforma en casa del Pan eterno.
Cada día, en las entrañas virginales, esto es, en el espíritu de los fieles, es concebido por la fe y alumbrado por el bautismo. Cada día la Iglesia, madre de Dios, siguiendo a su maestro sube de Galilea, que significa "la rueda giratoria" de la vida mundana, a la ciudad de Judá, es decir, a la ciudad del reconocimiento y de la alabanza. y presenta al rey eterno la ofrenda de su devoción. Además, la Iglesia, siendo a semejanza de la bienaventurada Virgen María, esposa a la vez que inmaculada, nos concibe virgen del Espíritu Santo y virgen nos da a luz, sin sufrir los dolores del parto".
En un sermón de Pascua, que se atribuye a Eusebio de las Galias o a Cesáreo de Arlés, se dice: "Alégrese la Iglesia de Cristo, que a semejanza de la bienaventurada María, enriquecida por la operación del Espíritu Santo, se hace madre de una prole divina...
Mirad cuántos hermanos nos ha dado desde su integridad en una sola noche, la Iglesia, madre y esposa fecunda... Comparemos, si os place, estas dos madres; su maternidad fortalecerá nuestra fe en ellas.
La sombra del Espíritu Santo colmó secretamente a María, y la infusión del Espíritu Santo en la fuente bendita obró lo mismo en la Iglesia. María engendró sin pecado a su Hijo y la Iglesia destruyó el pecado en aquellos que engendró. De María nació lo que era desde el principio; de la Iglesia renació lo que se perdió al principio. Aquélla engendró en favor de los pueblos; ésta, a los mismos pueblos. Aquélla, como sabemos, permaneciendo virgen, sólo engendró un Hijo; ésta incesantemente está dando a luz por obra de su Esposo virgen". [5]
LA VISITACION DE MARIA SANTISIMA A SANTA
ISABEL
Lucas 1,39-45
Lucas 1,39-45
Por
aquellos días, María se levantó, y marchó de prisa a la montaña, a una ciudad de
Judá; y entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Y en cuanto oyó Isabel el
saludo de María, el niño saltó de gozo en su seno, e Isabel quedó llena del
Espíritu Santo; y exclamando en voz alta, dijo: Bendita tú eres entre las
mujeres y bendito es el fruto de tu vientre. ¿De dónde a mí tanto bien, que
venga la madre de mi Señor a visitarme? Pues en cuanto llegó tu saludo a mis
oídos, el niño saltó de gozo en mi seno; y bienaventurada tú que has creído,
porque se cumplirán las cosas que se te han dicho de parte del Señor.
Comenta San Beda que Isabel bendice a María con las mismas palabras usadas por el arcángel para que se vea que debe ser honrada por los ángeles y por los hombres y que con razón se ha de anteponer a todas las mujeres.
En el rezo del Avemaría repetimos estas salutaciones divinas con las cuales nos alegramos con María Santísima de su excelsa dignidad de Madre de Dios y bendecimos al Señor y le damos gracias por habernos dado a Jesucristo por medio de María.
Al llamar Isabel, movida por el Espíritu Santo, a María "Madre de mi Señor", manifiesta que la Vírgen es Madre de Dios.
San Juan Bautista, aunque fue concebido en pecado (el pecado original) como los demás hombres, sin embargo nació sin él porque fue santificado en las entrañas de su madre Santa Isabel ante la presencia de Jesucristo (entonces en el seno de María) y de la Santísima Vírgen. Al recibir este beneficio divino San Juan manifiesta su alegría saltando de gozo en el seno. Estos hechos fueron el cumplimiento de la profecía del arcángel San Gabriel.
Adelantándose al coro de todas las generaciones venideras, movida por el Espíritu Santo, proclama bienaventurada a la Madre del Señor y alaba su fe. No ha habido fe como la de María; en Ella tenemos el modelo más acabado de cuáles han de ser las disposiciones de la criatura ante su Creador: sumisión completa, acatamiento pleno. Con su fe, María es el instrumento escogido por el Señor para llevar a cabo la Redención como Mediadora universal de todas las gracias. [6]
REFLEXION
Nuestra Señora al conocer por la revelación del ángel la
necesidad en que se hallaba su prima Santa Isabel, próxima ya al parto, se
apresura a prestarle ayuda, movida por la caridad la Vírgen no repara en
dificultades. Aunque no sabemos el lugar exacto donde se hallaba Isabel (hoy se
supone que es Ayn Karim), en todo caso el trayecto desde Nazareth hasta la
montaña de Judea suponía en la antiguedad un viaje de cuatro días.Comenta San Beda que Isabel bendice a María con las mismas palabras usadas por el arcángel para que se vea que debe ser honrada por los ángeles y por los hombres y que con razón se ha de anteponer a todas las mujeres.
En el rezo del Avemaría repetimos estas salutaciones divinas con las cuales nos alegramos con María Santísima de su excelsa dignidad de Madre de Dios y bendecimos al Señor y le damos gracias por habernos dado a Jesucristo por medio de María.
Al llamar Isabel, movida por el Espíritu Santo, a María "Madre de mi Señor", manifiesta que la Vírgen es Madre de Dios.
San Juan Bautista, aunque fue concebido en pecado (el pecado original) como los demás hombres, sin embargo nació sin él porque fue santificado en las entrañas de su madre Santa Isabel ante la presencia de Jesucristo (entonces en el seno de María) y de la Santísima Vírgen. Al recibir este beneficio divino San Juan manifiesta su alegría saltando de gozo en el seno. Estos hechos fueron el cumplimiento de la profecía del arcángel San Gabriel.
Adelantándose al coro de todas las generaciones venideras, movida por el Espíritu Santo, proclama bienaventurada a la Madre del Señor y alaba su fe. No ha habido fe como la de María; en Ella tenemos el modelo más acabado de cuáles han de ser las disposiciones de la criatura ante su Creador: sumisión completa, acatamiento pleno. Con su fe, María es el instrumento escogido por el Señor para llevar a cabo la Redención como Mediadora universal de todas las gracias. [6]
Biografía:
[2] http://ec.aciprensa.com/b/beda.htm y http://www.mercaba.org/SANTORAL/Vida/05/05-25_S_beda_el_venerable.htm
[3] http://www.corazones.org/biblia_y_liturgia/oficio_lectura/adviento/adviento_dic22.htm#beda_venerable
Paginas de apoyo:
Vida
Casi todo lo que se conoce sobre su vida se encuentra en un anexo añadido por él en su Historia (v.24), en que se dice que fue al monasterio de Wearmouth a los 7 años de edad y que se convirtió en diácono a los 19 y en sacerdote a los 30. No está clara su ascendencia noble. Fue instruido por los abades Benedict Biscop y Ceolfrid, y posiblemente acompañase a éste último a Jarrow en 682. Allí pasó su vida, siempre ocupado aprendiendo, enseñando o escribiendo, siempre celoso con sus obligaciones monásticas. Allí murió y fue enterrado, pero sus huesos fueron trasladados a la Catedral de Durham en el Siglo XI. Beda llegó a ser conocido como Beda el Venerable al poco de morir, pero esto no fue tomado en consideración por la Iglesia Católica para su canonización. Su erudición e importancia para el Catolicismo fueron reconocidas en 1899 cuando fue declarado Doctor de la Iglesia reconociéndolo como San Beda el Venerable.Historia
En el epílogo de esta gran obra, que terminó en el año 731, hacia el final de su vida, Beda da noticias sobre su persona y sus obras, la mayoría de las cuales han llegado De Beda es una Historia eclesiástica del pueblo inglés tan celebrada que por sí sola bastaría para haberle hecho famoso. Tanto el título como el estilo recuerdan la Historia eclesiástica de Eusebio de Cesarea, pues, como él, tiene Beda un fino sentido crítico y un buen conocimiento de las fuentes, que también cita a menudo extensamente. Si Eusebio es el padre de la historia de la Iglesia, Beda lo es de la de Inglaterra.Había nacido en las tierras del monasterio de Warmouth, en el norte de Inglaterra, y a la edad de siete años había sido confiado al abad de aquel monasterio, Benedicto Biscop; dos años después pasó al cercano monasterio de Jarrow, donde permanecería el resto de su vida. Biscop, sucesivamente abad de ambos cenobios, había sido educado en el de Leríns, en Provenza, y su gran erudición influyó ciertamente en la de Beda. Tanto él como Ceolfrid, abad de Jarrow cuando Beda llegó allí, son venerados como santos.
Beda fue ordenado diácono a los 19 años y presbítero a los 30. A lo largo de su vida, dedicada al estudio y la enseñanza, tuvo ocasión de tratar y de establecer estrechas relaciones personales con muchas de las principales personalidades inglesas de su época. Murió hacia los 62 años y, venerado muy pronto como santo, figura desde 1899 entre los doctores de la Iglesia por decisión del papa León XIII, que añadió su fiesta al calendario universal.
Obra
Su obra muestra que tuvo a su disposición todo el conocimiento de su época. Se estima que la biblioteca de Wearmouth-Jarrow contaba entre 300 y 500 libros, convirtiéndose en una de las más extensas de Inglaterra. Parece que Biscop hizo grandes esfuerzos para recopilar libros en sus numerosos viajes. Beda fue muy competente en literatura de los padres de la iglesia, Plinio el Joven, Virgilio, Lucrecio, Ovidio, Horacio y otros escritores clásicos. Conocía algo de griego pero no hebreo. Su latín es claro y sin artificio y fue un habilidoso narrador. Sin embargo, su estilo puede ser más oscuro en sus comentarios bíblicos. Otras obras históricas de Beda son las biografías de los cinco primeros abades de Wearmouth y Jarrow, que él había conocido personalmente y que en cierta manera vienen a completar su obra magna; una ambiciosa crónica, en la que divide la historia del mundo en seis edades; una obra de cronología, importante para determinar las fechas y las fiestas; y, aunque de un estilo muy diverso, una vida de San Cutberto y otra de San Félix de Nola.Pero la mayor parte de la producción literaria de Beda la constituyen las exposiciones de la Sagrada Escritura, ya sea en forma de comentarios sistemáticos a muchos de los libros del Viejo y del Nuevo Testamento, en la de disertaciones sobre algunas cuestiones particulares y estudios sobre puntos especialmente obscuros, o en la de homilías, destinadas primeramente a los monjes de Jarrow y pronto difundidas por otros monasterios. Se trata, muchas veces, de resúmenes claros y ordenados de comentarios de otros padres anteriores, tanto griegos como latinos; otras veces, las reflexiones son más personales, y se puede observar entonces su gusto por la interpretación alegórica y moral con preferencia a la meramente literal.
Beda compuso un tratado de ortografía, uno de métrica y uno de retórica para la educación de los monjes. Una muestra de sus amplios intereses es el tratado Sobre la naturaleza donde recoge los conocimentos de astronomía y cosmografía de la antigüedad, y donde hace un primer ensayo de geografia general. También algunas de sus cartas, relativamente numerosas, son auténticos tratados, más o menos breves, como las que tratan del equinocio, de la celebración de la pascua o del afán enfermizo por averiguar la fecha del fin del mundo. Unos libros de poesía, no muy inspirada pero que son un testimonio más de su pericia en el uso del latín, cierran el catálogo de las obras de un autor que, a semejanza de Isidoro de Sevilla, contribuyó en gran manera a la transmisión del saber antiguo al mundo medieval, al que ya pertenecía plenamente, y cuya influencia sobre él, a juzgar por el número de ejemplares de sus obras conservados en las bibliotecas de monasterios y catedrales, no fue mucho menor que la de Ambrosio, Jerónimo y Agustín.
Beda practicó el método interpretativo alegórico y fue en cierto sentido "crédulo" con respecto a los milagros; pero en la mayoría de las ocasiones mostró un buen juicio brillante, y sus tendencias bondadosas y tolerantes, su amor por la verdad y la justicia, su nada disimulada piedad, y su devoción al servicio de los demás le daban un carácter extremadamente atractivo.
Los escritos de Beda están clasificados como científicos, históricos y teológicos. Los científicos incluyen tratados de gramática (escritos para sus pupilos), un trabajo de fenómenos naturales (De rerum natura) y dos de cronologías (De temporibus y De temporum ratione). Beda hizo un nuevo cálculo de la edad de la tierra y comenzó la práctica de dividir la era Cristiana en "Antes de Cristo" y "Después de Cristo". Es interesante anotar que Beda escribió que la tierra era redonda "como una pelota", en oposición a ser "redonda como un escudo".
De Temporum Ratione
Es su libro más importante en cuanto al ámbito historiográfico. No es un libro propiamente de historia, sino de cronología y Cosmología. En este libro se plantean los problemas de los calendarios, y el autor intenta establecer una cronología. Su propuesta es la cronología a partir del Nacimiento de Cristo, después de analizar todos los calendarios.Beda también se plantea otros problemas, como los derivados de las fechas litúrgicas cristianas. Su principal problema radica en la Semana Santa, que se debe celebrar en la primera luna de primavera, ya que la tradición sólo conoce la fecha a partir de la tradición de la Pascua Judía, como era entonces. También se plantea el problema de hacerlo en la luna llena o en el domingo siguiente. Esto, que a primera vista era un problema sin importancia, sin embargo, cobra esta importancia si pensamos que el resto de las fiestas litúrgicas derivan de la fecha en la que se celebre la Semana Santa.
En siglos posteriores, será la fuente de muchas herejías.
Historia Ecclesiastica
La más conocida de sus obras es la Historia ecclesiastica gentis Anglorum, que incluye en cinco tomos (cerca de 400 páginas) la historia de Inglaterra, eclesiástica y política, desde los tiempos de César hasta la fecha de su conclusión (731). Los primeros 21 capítulos, que se ocupan del período anterior a la misión de Agustín de Canterbury, constan de una recopilación de escritores como Orosio, Gildas, Próspero de Aquitania, las cartas del papa Gregorio I y otras, con la introducción de algunas leyendas y tradiciones.Tras 596 usa fuentes documentales que le cuesta mucho obtener, así como testimonios orales que emplea con una considerable mirada crítica. Cita siempre las referencias y se preocupa por 'las fuentes de sus fuentes', las cuales crean una importante cadena histórica. Se le adjudica la invención de la nota de pie de página. Debido a innovaciones como ésta de la nota al pie se le acusó de herejía en la morada del obispo Wilfred, si bien la acusación real fue de errar en el cálculo de la edad del mundo, al ser su cronología contraria al cálculo de la época. La controversia está ligada a la nota al pie porque Beda citó a otra fuente en una nota en lugar de opinar él mismo. Esto hizo que muchos confundieran la importancia de citar las fuentes.
Otros trabajos históricos y teológicos
Su reedición de la Vulgata tuvo una importancia capital y se mantuvo como la versión oficial de la Biblia para toda la cristiandad occidental hasta la Reforma protestante, siendo utilizada por la iglesia católica hasta 1966. En lugar de copiar de otras fuentes, investigaba a partir de fuentes distintas para crear Biblias de un solo volumen, práctica muy poco habitual en la época: con anterioridad la Biblia había circulado en forma de libros separados. Puede ser que esta labor de Beda haya ejercido una influencia mucho mayor que su Historia de los ingleses. Trabajó además en traducciones de partes de la Biblia al inglés antiguo, pero desafortunadamente no han llegado a nuestros días.Sus restantes obras históricas incluyen las vidas de los abades de Wearmouth y Jarrow, así como la vida en verso y prosa de Cuthbert de Lindisfarne. Sus escritos más numerosos son los teológicos y consisten en comentarios de libros del Antiguo y Nuevo Testamento, homilías y tratados sobre partes concretas de las Escrituras. Sus últimas obras, completadas en el lecho de muerte, fueron una traducción al inglés antiguo del Evangelio de Juan y quizás una poesía vernácula sobre el Juicio Final.
Poesía vernácula
Según su discípulo Cuthbert, Beda también fue doctus in nostris carminibus ("experto en nuestro cantar"). Se entiende además que la carta de Cuthbert a la muerte de Beda, la Epistola Cuthberti de obitu Bedae, indica que Beda compuso asimismo un poema vernáculo de cinco versos conocido entre los estudiosos modernos como La Canción de Muerte de Beda (texto y traducción Colgrave y Mynors 1969):Fuente
Historia ecclesiastica gentis Anglorum
La Historia ecclesiastica gentis Anglorum (en Inglés : Historia Eclesiástica del Pueblo Inglés) es un trabajo en América por Bede en la historia de las Iglesias cristianas en Inglaterra , y de Inglaterra en general, su atención se centra en el conflicto entre Roma y el cristianismo celta .
Es considerada como una de las referencias originales más importantes en anglosajón de la historia. Se cree que se han completado en 731, cuando se Beda fue de aproximadamente 59 años de edad.
Información general
Más conocidos de Beda el trabajo es la Historia ecclesiastica gentis Anglorum, o una Historia Eclesiástica del Pueblo Inglés. [1] completa en aproximadamente 731, [nota 1] el primero de los cinco libros comienza con algunos antecedentes geográficos, y expone a continuación de la historia de Inglaterra, a partir de César invasión en el año 55 aC [3] Una breve reseña de la cristiandad en la Britania romana, incluyendo el martirio de San Alban , es seguido por la historia de Agustín misión 's a Inglaterra en el año 597, que llevó el cristianismo a los anglosajones -sajones. [4] El segundo libro comienza con la muerte de Gregorio el Grande en 604, y sigue el progreso del cristianismo en Kent y los primeros intentos de evangelizar a Northumbria. [5] Estas terminó en desastre cuando Penda , el rey pagano de Mercia, mató a los nuevos cristianos Edwin de Northumbria en la batalla de Hatfield Chase, en alrededor de 632. [5] El revés fue temporal, y el tercer libro narra el crecimiento del cristianismo en Northumbria en reyes Oswald de Northumbria y Oswy . [6] El punto culminante del tercer libro es el relato de la Consejo de Whitby , tradicionalmente visto como un importante punto de inflexión en la historia de Inglés. [7] El cuarto libro comienza con la consagración de Theodore como arzobispo de Canterbury , y cuenta Wilfrid esfuerzos 's de llevar el cristianismo a la reino de Sussex . [8] El quinto libro lleva la historia hasta el día de Beda, e incluye una cuenta de trabajo misionero en Frisia, y el conflicto con la iglesia británica sobre la datación correcta de la Pascua. [8] Beda escribió un prefacio de la obra, en la que se dedica a Ceolwulf , rey de Northumbria. [9] En el prólogo menciona que Ceolwulf recibido un primer borrador del libro, presumiblemente Ceolwulf sabía suficiente latín para entenderlo, y que incluso podría haber sido capaz de leerlo. [3] [4] El prólogo deja claro que Ceolwulf había pedido a la copia anterior, y Beda había pedido para su aprobación Ceolwulf es, lo que la correspondencia con el rey indica que monasterio de Beda tenía buenas conexiones entre la nobleza de Northumbria. [4]Alcance
Dividido en cinco libros (alrededor de 400 páginas), la Historia cubre la historia de Inglaterra, eclesiástica y política, desde la época de Julio César a la fecha de su terminación (731). Los primeros veintiún capítulos, que abarcan el período anterior a la misión de San Agustín , son recopilados a partir de principios de escritores como Orosio , Gildas , Próspero de Aquitania , las letras del Papa Gregorio I , y otros, con la inserción de leyendas y tradiciones.Después del año 596, las fuentes documentales que Beda se esforzó en obtener a través de Inglaterra y de Roma se utilizan, así como testimonios orales, que se emplea junto con la consideración crítica de su autenticidad. Esto es impresionante, sin embargo, la Historia, al igual que otros escritos históricos de este periodo tiene un menor grado de objetividad que los modernos escritos históricos. Parece ser una mezcla de hecho, la leyenda y la literatura. Por ejemplo, cita a Bede en detalle algunos discursos de personas que no eran sus contemporáneos, y cuyos discursos no aparecen en ninguna otra fuente sobrevivir, es dudoso que la historia oral tradicional apoyado estas citas ostensible.
Fuentes
El monasterio de Jarrow tenía una excelente biblioteca. Tanto Benedicto Biscop y Ceolfrith había adquirido los libros del continente, y en el día de Beda el monasterio fue un prestigioso centro de aprendizaje. [10]Para el período antes de la llegada de Agustín en el año 597, Beda se basó en principios de escritores, entre ellos Orosio , Eutropio , Plinio y Solino . [4] [11] Se utiliza Constancio 's Life de Germán como una fuente de Germán 'visitas s en Gran Bretaña . [4] [11] cuenta de Beda de la invasión de los anglo-sajones se extrae gran parte de Gildas 's De Excidio et Conquestu Britanniae . [12] Bede también se han familiarizado con las cuentas más recientes, como Eddius Stephanus 's Vida de Wilfrid , y las vidas anónimas de Gregorio el Grande y Cuthbert. [11] También se refirió a Josefo Antigüedades 's, y las obras de Casiodoro , [13] y no había una copia del Liber Pontificalis en el monasterio de Beda. [14]
Beda también había corresponsales que le suministró material. Albino, el abad del monasterio de Canterbury, proporcionado mucha información acerca de la iglesia de Kent, y con la ayuda de Nothhelm , en ese momento un sacerdote en Londres, obtuvo copias de Gregorio el Grande correspondencia 's de Roma en relación con la misión de San Agustín. [4] [11] [15] Casi toda la información de Beda sobre Agustín se ha tomado de estas cartas, [4] , que incluye la responsionum Libellus como el capítulo 27 del libro de uno se conoce a menudo. [16] Bede reconoció a sus corresponsales en el prólogo a la Historia Eclesiástica; [17] que estaba en contacto con Daniel , el obispo de Winchester, para obtener información sobre la historia de la iglesia de Wessex, y también escribió para el monasterio de Lastingham para obtener información sobre Cedd y Chad . [17] Bede También menciona un Esi Abad como fuente de los asuntos de la iglesia de East Anglia, y el obispo Cynibert para obtener información sobre Lindsey. [17]
El historiador Walter Goffart argumenta que Beda basada en la estructura de la Historia en tres obras, usándolos como el marco en el que las tres secciones principales de la obra se estructura. Para la primera parte de la obra, hasta la misión Gregoriana, Goffart siente que Beda utilizan Gildas 's De excidio. La segunda sección, detallando la misión Gregoriana de Agustín de Canterbury se enmarcó en la vida anónima de Gregorio Magno escrita en Whitby. La última sección, que detalla los acontecimientos después de la misión Gregoriana, se siente Goffart fueron modeladas en Esteban de Ripon Vida 's de Wilfrid. [18] La mayoría de Beda informantes de información después de la misión de Agustín vino de la parte oriental de Gran Bretaña, dejando brechas significativas en la conocimiento de las áreas occidentales, que eran las zonas propensas a tener una presencia británico de origen. [19] [20]
Contenido
La historia de la Iglesia y el Pueblo Inglés tiene un claro propósito polémico y didáctico. Beda establece, no sólo para contar la historia del Inglés, pero para avanzar en sus puntos de vista sobre política y religión. En términos políticos es un partidario de su país natal, Northumbria , ampliando su papel en la historia de Inglés por encima de la de Mercia , su rival del sur grandes. Toma mayor dolor en la descripción de los acontecimientos del siglo VII, cuando Northumbria fue el anglosajones dominantes de poder, de la octava entrada, cuando no lo era. La única crítica que empresas de su país natal, Northumbria viene por escrito sobre la muerte del rey Ecgfrith en la lucha contra los pictos en Nechtansmere en 685.Beda atribuye la derrota a la venganza de Dios por el ataque de Northumbria sobre los irlandeses en el año anterior. Mientras que para Bede es fiel a Northumbria que muestra un mayor apego a los irlandeses y los irlandeses misioneros celtas, a quien considera que ser mucho más eficaz y dedicado que sus homólogos de Inglés más bien complaciente.
Su preocupación final es más precisa la fecha de la Pascua , que él escribe sobre el largo y tendido. Es aquí y sólo aquí, que se aventura algunas críticas de St Cuthbert y los misioneros irlandeses, que celebra el evento, según Beda, en el momento equivocado. Al final, se complace en señalar que la Iglesia irlandesa se salvó de error al aceptar la fecha correcta para la Pascua.
Modelos
Modelos estilísticos de Beda incluidos algunos de los mismos autores de la que sacó el material para las partes anteriores de su historia. Su introducción imita el trabajo de Orosio, [4] y su título es un eco de Eusebio Historia Eclesiástica . [21] Bede también siguió Eusebio en la toma de los Hechos de los Apóstoles como el modelo para el trabajo en general: en Eusebio utiliza las leyes como el tema de su descripción de la evolución de la Iglesia, Beda convirtió en el modelo por su historia de la iglesia anglo-sajona. [22] Beda citó sus fuentes en detalle en su relato, ya que Eusebio había hecho. [4] Bede también parece haber tenido cita directamente de sus corresponsales en el tiempo. Por ejemplo, casi siempre se utilizan los términos "australes" y "Occidentales" para el Sur y Oeste, respectivamente, los sajones, pero en un pasaje en el primer libro que él utiliza "Meridiani" y "Occidui" en su lugar, tal vez como su informante había hecho. [4] Al final de la obra, Beda añade una breve nota autobiográfica, lo que fue una idea tomada de Gregorio de Tours . La historia anterior "de los francos [23]Beda el trabajo como un hagiógrafo, y su atención detallada a las citas, fueron preparados útiles para la tarea de escribir la Historia Eclesiástica. Su interés en computus , la ciencia del cálculo de la fecha de la Pascua, también fue útil en la cuenta que da de la polémica entre los británicos y anglosajones iglesia sobre el método correcto para obtener la fecha de Pascua. [1]
Temas
Uno de los temas importantes de la Historia Eclesiástica es que en la conversión de las Islas Británicas al cristianismo, que había sido todo el trabajo de los misioneros irlandeses e italianos, sin esfuerzos realizados por los británicos nativos. Este tema fue desarrollado en el trabajo Gildas ', que denunció los pecados de los gobernantes nativos durante las invasiones, con la elaboración por Beda que la invasión y colonización de las Islas Británicas por los anglos y los sajones era un castigo de Dios por la falta de esfuerzo misionero y la negativa a aceptar la fecha romana para celebrar la Pascua. Aunque Beda describe la historia del cristianismo en Gran Bretaña romana, de manera significativa que ignora por completo el trabajo misionero de San Patricio . [24] Escribe aprobación de Aidan y Columba , quien vino de Irlanda como misioneros a los pictos y Northumbria, pero desaprobó el fallo de los galeses a evangelizar a los invasores anglo-sajones. [25] Bede era partidario de Roma, con respecto a Gregorio Magno, en lugar de Agustín, como el verdadero apóstol del Inglés. [26] Del mismo modo, en su tratamiento de la conversión de los invasores, cualquier participación de los nativos se reduce al mínimo, como por ejemplo cuando se habla de Chad de Mercia consagración 's primero, cuando Beda menciona que dos obispos británicos tomaron parte en la consagración, por lo tanto invalidar. No hay información sobre quiénes son o dónde estos dos obispos vinieron de se presenta. También es importante el punto de vista de Beda del proceso de conversión como un fenómeno de clase alta, con poca discusión de los esfuerzos misioneros de la población que no eran nobles o reales. [19]Otro punto de vista, tomada por el historiador granjero DH, es que el tema de la obra es "la progresión de la diversidad a la unidad". Según Farmer, Bede tomó esta idea de Gregorio el Grande, y lo ilustra en su trabajo de mostrar cómo el cristianismo se reunió a los nativos y la invasión de las razas en una iglesia. Agricultor cita un gran interés de Beda en el cisma en la fecha correcta para la Semana Santa como el apoyo a este argumento, y también cita la larga descripción del Sínodo de Whitby, que los agricultores se refiere como "la espectacular pieza central de toda la obra." [23 ] El historiador Alan Thacker, escribió en 1983 que las obras de Beda debe ser visto como la promoción de un monasterio en lugar de ministerio laico, y Thacker argumenta tratamiento que Beda de San Cuthbert es la intención de hacer Cuthbert un modelo a seguir para el papel del clero defendida por Gregory el Grande. [27]
El historiador Walter Goffart dice de la Historia que muchos historiadores modernos encuentran un cuento "de los orígenes enmarcado dinámicamente a medida que el avance de la Providencia, guiado por un pueblo del paganismo al cristianismo, un elenco de los santos en lugar de rudos guerreros, un dominio de la técnica incomparable histórico para su época, la belleza de la forma y la dicción;. y, no menos importante, un autor cuyas cualidades de la vida y el espíritu de establecer un modelo de erudición dedicada " [28] Goffart también considera que el tema principal de la Historia se ocupa de Northumbria local, preocupaciones, y que los asuntos de Bede tratados fuera de Northumbria que se refiere a secundaria a la que su principal preocupación con la historia del norte. [29] Goffart ve la escritura de la Historia como motivada por una lucha política en Northumbria entre una parte dedicada a Wilfrid, y quienes se oponen a Wilfrid políticas. [30]
Gran parte de la "actual" la historia de la Historia se ocupa de Wilfrid , quien fue un obispo de Northumbria y cuya tormentosa carrera está documentado no sólo en las obras de Beda, pero en la vida de Wilfrido. Un tema en el tratamiento de Beda de Wilfrid es la necesidad de minimizar el conflicto entre Wilfrido y Teodoro de Tarso , el arzobispo de Canterbury , quien estuvo involucrado en muchas de las dificultades de Wilfrid. [31]
La Historia Eclesiástica incluye muchos relatos de milagros y visiones. Estos eran de rigor en la narrativa religiosa medieval, [32] , pero Bede parece haber evitado relacionar los cuentos más extraordinario;. y, sorprendentemente, que casi no hace reclamos por hechos milagrosos en su propio monasterio [4] No hay duda de que Beda creía en los milagros, pero los que se incluyen son a menudo historias de sanación, o de eventos que posiblemente se podría explicar de forma natural. [4] Los milagros sirvió al propósito de servir de ejemplo para el lector, y Beda dice explícitamente que su objetivo es enseñar la moral a través de la historia, diciendo: "Si los registros de la historia de las cosas buenas de los hombres de bien, el lector atento se le anima a imitar lo que es bueno, si se registra el mal de los hombres perversos, el lector devoto se recomienda evitar todo lo que es pecaminoso y perverso . " [33]
Las omisiones y los prejuicios
Bede aparentemente no tenía informantes en cualquiera de las principales casas de Mercia religiosa. [34] Su información acerca de Mercia vino de Lastingham , en Northumbria, y de Lindsey, una provincia en la frontera de Northumbria y Mercia. [34] Como resultado de ello hay deficiencias notables en la cobertura de la historia de la iglesia de Mercia, tales como la omisión de la división de la gran diócesis de Mercia por Teodoro en el siglo séptimo tarde. [34] Sus simpatías estaban con Northumbria, Mercia Bede vistos bajo el reinado de Penda en el siglo séptimo, como una fuerza agresiva paganos, responsable de la muerte del rey cristiano Edwin de Northumbria . [35] Mercia era una potencia en ascenso, cuando Beda escribió la Historia Eclesiástica, y el sesgo regional de Beda es evidente. [35]Había lagunas en el conocimiento de Beda, [36] , pero Bede también dice mucho sobre algunos temas que debe haber estado familiarizado con. [4] Por ejemplo, aunque Beda relata las actividades misioneras de Wilfrid, no da una explicación completa de su conflicto con el arzobispo Teodoro de Canterbury , o su estilo de vida de la ambición y la aristocracia. [4] [37] Sólo la existencia de otras fuentes, tales como la Vida de Wilfrid dejar claro lo que Bede discretamente evita decir. [4] Las omisiones no se limitan a Wilfrid ; Beda no hace ninguna mención en absoluto de Bonifacio , aunque es poco probable que sabía poco de él;. y el último libro contiene menos información sobre la iglesia en su día lo que cabría esperar [4] Una posible explicación para la discrecionalidad de Beda puede ser en su comentario de que no se debe hacer acusaciones públicas contra las figuras de la iglesia, no importa lo que sus pecados. Beda pudo haber encontrado algo bueno que decir sobre la Iglesia en su día y por lo tanto, prefería guardar silencio [4] Es claro que tenía culpa de encontrar;. su carta a Ecgberht contiene varias críticas de la Iglesia [4]
La Historia Eclesiástica tiene más que decir acerca de los eventos episcopal que sobre los monasterios de Inglaterra. Bede arroja cierta luz sobre los asuntos monásticos, en particular, los comentarios en el Libro V que Northumbrians muchos dejando a un lado las armas y entrar en los monasterios "en lugar de estudiar las artes de la guerra lo que el resultado de esto será el futuro lo dirá.." [ 4] [38] Este comentario velado, otro ejemplo de la discreción de Beda en sus comentarios sobre temas de actualidad, podría ser interpretado como una crítica Bede siniestro dado que es más específico de cuasi-monasterios en su carta a Ecgberht, escrita tres años después. [4]
Bede cuenta de la vida en la corte de los reyes anglosajones incluye poco de la violencia que Gregorio de Tours menciona como un hecho frecuente en la corte franca. Es posible que los tribunales eran tan diferentes como sus descripciones las hace aparecer, pero lo más probable es que Beda se omite parte de la realidad violenta. [36] afirma Beda, que escribió la obra como una instrucción para los gobernantes, a fin de que "la escucha reflexiva es impulsado a imitar lo bueno ". [39] Además, no era parte del objetivo de Beda para describir a los reyes que no se convirtieron al cristianismo en la Historia. [40]
Anno Domini
El uso de Beda de algo similar a lo anno Domini época, creado por el monje Dionisio el Exiguo en el año 525, a lo largo de la Historia Eclesiástica fue muy influyente en la causa de esa época que se adoptó a partir de entonces en Europa Occidental. [41] En concreto, se utiliza anno ab incarnatione Domini ( en el año de la Encarnación del Señor) o anno Incarnationis Dominicae (en el año de la Encarnación del Señor). Nunca el término abreviado como el AD moderna. Beda, al igual que Dionisio, contados a Anno Domini desde el nacimiento de Cristo, no de Cristo concepción . [42] : 778 En este trabajo, también fue el primer escritor en utilizar un término similar al Inglés antes de Cristo. En el libro I del capítulo 2 que usó ante tempus Incarnationis Dominicae (antes de la hora de la Encarnación del Señor). Sin embargo, éste no fue muy influyente, sólo que esta utilización aislada fue repetido por otros escritores durante el resto de la Edad Media . El primer uso extenso de "BC" (cientos de veces) se produjo en Temporum Fasciculus por Werner Rolevinck en 1474, junto con años de todo el mundo (anno mundi).Continuación del Bede
Algunos manuscritos antiguos contienen entradas adicionales que se extienden más allá de anales de la fecha de finalización de la Historia Eclesiástica, con la última fecha de entrada 766. [43] No manuscritos anteriores al siglo 12 contienen estas entradas, a excepción de las entradas de 731 a 734, lo que se presentan en los manuscritos anteriores. [43] Gran parte del material se replica lo que se encuentra en el Simeón de Durham 's crónica, el material restante se cree que derivan de las crónicas del norte desde el siglo octavo. [43] La Historia fue traducida al Inglés Antiguo en algún momento del siglo noveno en el sur de Gran Bretaña, y esta traducción ha sido tradicionalmente lugar de haber sido hecho por el rey Alfred de Inglaterra , pero ahora tiene la beca dudas sobre esta tradición. Aunque Alfred no puede tener personalmente hizo la traducción, probablemente estaba relacionado con la promoción del aprendizaje que fomenta Alfred. [44] La Crónica anglosajona, compuesta alrededor de este tiempo, se inspiró mucho en la Historia, que sirvió de marco cronológico de la primeras partes de la Crónica. [45]Evaluación
La Historia Eclesiástica fue copiado muchas veces en la Edad Media, y cerca de 160 manuscritos que contienen sobrevivir. Alrededor de la mitad de esos se encuentran en el continente europeo, en lugar de en las Islas Británicas. [46] La mayoría de los textos de 8 º y 9 º siglo de Historia de Beda provienen de las regiones del norte del Imperio Carolingio. [47] Esta cifra se No incluye manuscritos, con sólo una parte de la obra, de los cuales unos 100 más o menos sobrevivir. Fue impreso por primera vez entre 1474 y 1482, probablemente en Estrasburgo, Francia . [46] Los historiadores modernos han estudiado extensamente la Historia, y un número de ediciones se han producido. [48] Durante muchos años, a principios de la historia anglosajona era esencialmente un recuento de la Historia, pero estudios recientes se ha centrado tanto en lo que Beda no escribió como lo que hizo. La creencia de que la Historia fue la culminación de las obras de Beda, el objetivo de toda su beca, una creencia común entre los historiadores en el pasado, ya no es aceptada por la mayoría de los estudiosos. [49]La Historia Eclesiástica de Beda ha dado una gran reputación, pero sus preocupaciones eran diferentes a las de un escritor moderno de la historia. [4] Su enfoque en la historia de la organización de la iglesia Inglés, y en las herejías y los esfuerzos realizados para que las raíces a cabo, lo llevaron a excluir a la historia secular de los reyes y reinos, excepto en una lección moral podría ser elaborado o eventos donde se ilumina en la iglesia. [4] Además de la crónica anglosajona, los escritores medievales de Guillermo de Malmesbury , Henry de Huntingdon y Geoffrey de Monmouth utilizar sus obras como fuentes e inspiraciones. [50] Los primeros escritores modernos, como Polidoro Virgilio y Mateo Parker , el arzobispo de Canterbury isabelino, también utilizó la Historia, y sus trabajos fueron utilizados por ambos lados protestantes y católicos en las guerras de religión. [51]
Algunos historiadores han cuestionado la fiabilidad de algunas de las cuentas de Beda. Un historiador, Charlotte Behr, siente que cuenta la Historia de la llegada de los invasores germánicos en Kent no se debe considerar a relatar lo que sucedió realmente, sino que más bien se relaciona mitos que eran corrientes en Kent durante el tiempo de Beda. [52]
tradición manuscrita
Los manuscritos de la Historia Eclesiástica caída general en dos grupos, conocidos por los historiadores como el "tipo C" y la "m-tipo". [53] Charles Plummer , en su edición de 1896 de Beda, se identificaron seis diferencias características entre los dos manuscritos tipos. [53] Por ejemplo, los manuscritos de tipo C omitir uno de los milagros atribuidos a San Oswaldo en el libro IV, capítulo 14, y el tipo C, también incluye los años 733 y 734 en el resumen cronológico al final de la trabajo, mientras que los manuscritos de tipo M-STOP con el año 731. [53] Plummer pensó que esto significaba que el m-tipo era definitivamente anterior a la de tipo C, pero esto ha sido cuestionado por Bertram Colgrave en su edición de 1969 del texto . [53] Colgrave señala que la adición de un par de anales es una simple alteración de un copista de hacer en cualquier punto de la historia original, sino que también señala que la omisión de uno de los milagros de Oswald no es el error de un copista , y sugiere firmemente que la m-tipo es una revisión posterior. [53]Algunas relaciones genealógicas se pueden distinguir entre los numerosos manuscritos que han sobrevivido. Los manuscritos más antiguos utilizados para establecer el c-m de texto y texto son los siguientes. [54] Las letras en la "versión" de columna son la identificación de las letras usadas por los historiadores para referirse a estos manuscritos.
Versión | Tipo | Ubicación | Manuscrito |
---|---|---|---|
K | c-texto | Kassel , Landesbibliothek | 4 ° EM. theol. 2 |
C | c-texto | Londres, British Museum | Algodón Tiberio II C. |
O | c-texto | Oxford , Bodleian Library | Hatton 43 (4106) |
n / a | c-texto | Zürich , Zentralbibliothek | Rh. 95 |
M | m-texto | Cambridge , Biblioteca de la Universidad | Kk. 5. 16 |
L | m-texto | San Petersburgo , la Biblioteca Pública | Lat. P. v. I. 18 |
U | m-texto | Wolfenbüttel , Herzog-August Bibliothek | Weissenburg 34 |
E | m-texto | Würzburg , Universitätsbibliothek | M. p. ª. f. 118 |
N | m-texto | Namur , la Biblioteca Pública | Fondos de la ville 11 |
Las relaciones entre los manuscritos
Con pocas excepciones, las copias Continental de la Historia Eclesiástica son del tipo M, mientras que las copias son Inglés de la c-tipo. [53] Entre los c-textos, manuscrito K sólo incluye libros IV y V, pero C y O completa. O es un texto antes de C, pero es independiente de ella y los dos son un cheque valioso en la corrección. Se cree que ambos derivados de un manuscrito anterior, marcado "C2" en el diagrama, que no sobrevive. Una comparación de los K y c2 se obtiene una comprensión exacta de la original de c-texto, pero para los tres primeros libros, que no están en K, a veces es imposible saber si una variante de lectura en C y O representa el estado original de la c-texto, o es una variante sólo se encuentra en c2. Un largo capítulo, el libro I capítulo 27, también se encuentra en otro manuscrito, Rh. 95 en la Zentralbibliothek Zürich;. Este es otro testimonio de la c-texto y parece ser independiente de c2, y así es más útil como comprobación cruzada de la c-texto [54]El m-texto depende en gran parte manuscritos M y L, que son copias muy temprano, hace no mucho tiempo después de la muerte de Beda. Tanto parece probable que se han tomado del original, aunque esto no es cierto. Tres manuscritos más, U, E y N, son al parecer los descendientes de un manuscrito de Northumbria que no sobrevive sino que se fue al continente en los finales del siglo octavo. Estos tres son los manuscritos antiguos, pero son menos útiles que podría pensarse, ya que L y M son en sí mismos tan cerca del original. [54]
El texto tanto del tipo M y tipo C-parece haber sido copiado con extrema precisión. Tomando un texto de consenso a partir de los manuscritos más antiguos, Bertram Colgrave contar 32 lugares en los que hubo un error aparente de algún tipo. Sin embargo, 26 de estos se encuentran dentro de una transcripción de una fuente anterior, y es evidente por la comprobación de copias independientes de las fuentes que en tales casos el error Bede copiado fielmente en su propio texto. [55]
La historia de los manuscritos
- K parece haber sido escrito en Northumbria en el siglo octavo tarde. Sólo los libros IV y V sobrevivir, los otros se perdieron, probablemente durante la Edad Media. El manuscrito tiene una signatura del siglo 15 de la abadía de Fulda. [54]
- C fue escrito en el sur de Inglaterra en la segunda mitad del siglo octavo. Plummer alegó que era de Durham, pero esto es rechazado por Colgrave. El manuscrito contiene glosas en Inglés Antiguo que se han añadido en el sur durante el siglo noveno. [54]
- O se remonta al siglo 11 temprano, y ha correcciones posteriores muchos de los cuales son del siglo 12. [54]
- L, también conocido como el Bede San Petersburgo , fue copiado por cuatro escribas, a más tardar 747. Los escribas eran probablemente, ya sea en Wearmouth o la Abadía de Jarrow. [54]
- M fue escrito en Northumbria en 737 o poco después. El manuscrito era propiedad de una sola vez por John Moore , el obispo de Ely, y como resultado se le conoce como el MS Moore. Colección de Moore fue comprado por el rey Jorge I y entregado a la Universidad de Cambridge en 1715, donde todavía reside. [54]
- U se remonta al siglo octavo tarde, y se cree que es una copia, hecha en el continente, de un manuscrito antes de Northumbria ("C2" en el diagrama anterior). Ha estado en Weissenburg desde el final de la Edad Media. [54]
- E fechas en el tercio medio del siglo noveno. En el año 800, se elaboró un listado de libros en Würzburg catedral, la lista incluye una Historia Anglorum y E puede ser una copia de este manuscrito. Posteriormente E es conocido por haber estado en posesión de la abadía de Ebrach . [54]
- N se ha copiado en el siglo noveno por los escribas de varios, en un momento que era propiedad de San Huberto en el Ardenas . [54]
- Corbie MS, Bibliothèque Nationale, París
- San Gall Monasterio de la Biblioteca
historia de la impresión
La primera copia impresa de la Historia Eclesiástica apareció en la prensa de Heinrich Eggestein en Estrasburgo , probablemente entre 1475 y 1480. Un defecto en el texto permite la identificación de los Eggestein manuscrito utilizada y posteriormente apareció en un catálogo de los Dominicos de Viena de 1513. Eggestein había publicado también una edición de Rufino 's traducción de Eusebio 's Historia de la Iglesia , y las dos obras fueron reimpresas, ligados como un solo volumen, el 14 de marzo de 1500 por Georg Husner , también de Estrasburgo. Otra reedición apareció el 7 de diciembre de 1506, de Heinrich Gran Ryman y S. en Haguenau . [57]Una edición de París apareció en 1544, [58] y en 1550 Juan de Grave producido una edición en Amberes . Dos copias de esta edición apareció en 1566 y 1601. En 1563, Johann Herwagen lo incluyó en el volumen III de su Opera Omnia de ocho volúmenes, y esto a su vez fue reimpreso en 1612 y 1688. Michael Sonnius producido una edición en París en 1587, incluyendo la Historia Eclesiástica en una colección de otras obras históricas , y en 1587 Johann Commelin lo incluyó en una recopilación similar, impreso en Heidelberg . En 1643, Abraham Whelock producido en Cambridge una edición con el texto Inglés Antiguo y el texto latino en columnas paralelas, la primera en Inglaterra. [57]
Todas las ediciones anteriores se basaron en la C-texto. La primera edición de utilizar los manuscritos del tipo M fue impreso por Pierre Chifflet en 1681, con un descendiente de la MS Moore. En 1722, John Smith obtuvo el MS Moore., Y también tener acceso a dos ejemplares en la Biblioteca de algodón fue capaz de imprimir una edición de muy alta calidad. Posteriormente, la edición más notable fue el de Charles Plummer, cuya Venerabilis 1896 Bedae Opera Histórica, con un comentario completo, ha sido una piedra angular de todas las becas posteriores. [57] [59]
Ediciones
- 1475: impreso en Alemania
- 1563: "Basic Edition" (incompleta)
- 1643: primera edición impresa en Inglaterra
- 1688: "Colonia edición"
- 1742: John Smith
- 1884: Giles, reimpreso en Patrología Latina
- 1896 C. Plummer, Oxford
- 1969: Bertram Colgrave y RAB Mynors , Oxford, Clarendon Press, reimpresión con correcciones 1992
- 2005: Michael Lapidge , París
Traducciones
Historia Eclesiástica de Beda fue traducido al Inglés Antiguo , probablemente en el siglo 10 finales.- 1565: Thomas Stapleton , Amberes (impresos en Amberes: Por Iohn Laet, en el signe de la Violación)
- 1643/4: Anglo-Saxon version parallel with the Latin in Abraham Whelock's edition (editio princeps of the Anglo-Saxon)
- 1866: (German) MM Wilden, Schaffhausen.
- 1903: LC Jane, Temple Classics.
- 1907: AM Sellar, London, George Bell & Sons.
- 1955: Leo Sherley-Price, Penguin, reprinted with revisions 1965, revised 1968, revised 1990.
- 1969: Bertram Colgrave and RAB Mynors, Oxford, Clarendon Press, reprint with corrections 1992.
- 1982: (German) Günter Spitzbart, Darmstadt.
- 1994: McClure, Judith and Roger Collins, Oxford, Oxford University Press
- 2005: (French) Histoire ecclésiastique du peuple anglais , notes by André Crépin, ed. Michael Lapidge, trans. Pierre Monat and Philippe Robin (Paris: Cerf).
- 2008: (Japanese) Hirosi Takahashi (Tokyo: Kodansha).
- 2009: (Italian) Beda il Venerabile, Storia degli Inglesi , ed. M. Lapidge, trans. Paolo Chiesa (Milan: Fondazione Valla-Arnoldo Mondadori).
Literatura
- Jones, Putnam Fennell, A Concordance to the Historia ecclesiastica of Bede , Cambridge, 1919.
- Wallace-Hadrill, JM, Bede's Ecclesiastical history of the English people: a historical commentary , Oxford: Clarendon Press; New York: Oxford University Press, 1988.
Véase también
- Saint Petersburg Bede (the Leningrad manuscript)
- Moore Bede
- Anglo-Saxon Chronicle
- List of manuscripts of Bede's Historia Ecclesiastica
- Cædmon
Notas
Referencias
- ^ a b Farmer 1978 , p. 21
- ^ Goffart Narrators p. 242 and footnote 36
- ^ a b Farmer 1978 , p. 22
- ^ a b c d e f g h i j k l m n o p q r s t u v Campbell "Bede" Oxford Dictionary of National Biography
- ^ a b Farmer 1978 , p. 31
- ^ Farmer 1978 , pp. 31–32
- ^ Abels 1983 , pp. 1–2
- ^ a b Farmer 1978 , p. 32
- ^ Bede, "Preface", Historia Ecclesiastica , p. 41.
- ^ Cramp, "Monkwearmouth (or Wearmouth) and Jarrow", pp. 325–326.
- ^ a b c d Farmer 1978 , p. 25
- ^ Lapidge, "Gildas", p. 204.
- ^ Meyvaert "Bede" Speculum p. 831
- ^ Meyvaert "Bede" Speculum p. 843
- ^ Keynes, "Nothhelm", pp. 335 336.
- ^ Wallace-Hadrill Bede's Ecclesiastical History pp. 37-38
- ^ a b c Bede, Historia Ecclesiastica , Preface, p. 42.
- ^ Goffart Narrators pp. 296-307
- ^ a b Brooks "From British to English Christianity" Conversion and Colonization pp. 07.10
- ^ Brooks "From British to English Christianity" Conversion and Colonization pp. 12-14
- ^ Ray 2001 , pp. 57–59
- ^ Farmer 1978 , p. 26
- ^ a b Farmer 1978 , p. 27
- ^ Brooks "From British to English Christianity" Conversion and Colonization pp. 4-7
- ^ Farmer 1978 , p. 30
- ^ Farmer 1978 , pp. 30–31
- ^ Higham 2006 , p. 54
- ^ Goffart Narrators p. 235
- ^ Goffart Narrators p. 240
- ^ Goffart Narrators p. 326
- ^ Chadwick "Theodore" Archbishop Theodore pp. 92-93
- ^ Farmer 1978 , pp. 26–27
- ^ Farmer 1978 , pp. 25–26
- ^ a b c Yorke, Kings and Kingdoms , p. 100.
- ^ a b Farmer 1978 , pp. 29–30
- ^ a b Farmer 1978 , p. 23
- ^ Thacker 1998 , pp. 474–476
- ^ Bede, HE, V.23
- ^ Quoted in Brown 1999 , p. 20
- ^ Tyler 2007 , p. 148
- ^ Blair 1990 , p. 269
- ^ Blackburn, Bonnie; Holford-Strevens, Leofranc (1999). The Oxford companion to the Year: An exploration of calendar customs and time-reckoning . Oxford: Oxford University Press. ISBN 0-19-214231-3 . (first published 1999)
- ^ a b c Whitelock, English Historical Documents , p. 259–260.
- ^ Higham 2006 , p. 24
- ^ Higham 2006 , p. 25
- ^ a b Wright Companion to Bede pp. 4.5
- ^ Higham 2006 , p. 21
- ^ Goffart Narrators p. 236
- ^ Goffart Narrators pp. 238-9
- ^ Higham 2006 , p. 27
- ^ Higham 2006 , p. 33
- ^ Behr "Origins of Kingship" Early Medieval Europe pp. 25-52
- ^ a b c d e f Colgrave & Mynors, Bede's Ecclesiastical History , pp. xl–xli.
- ^ a b c d e f g h i j k Colgrave & Mynors, Bede's Ecclesiastical History , pp. xli–xlv.
- ^ Colgrave & Mynors, Bede's Ecclesiastical History , pp. xxxix–xl.
- ^ Laistner, MLW (with HH King), A Hand-List of Bede Manuscripts , Ithaca NY: Cornell UP (1943).
- ^ a b c Colgrave & Mynors, Bede's Ecclesiastical History , pp. lxx–lxxiii.
- ^ Colgrave gives the sources for this as Pierre Chifflet, who produced an edition of Bede in 1681; Colgrave comments that he himself has not seen this edition. See Colgrave & Mynors, Bede's Ecclesiastical History , p. lxxi, n. 1.
- ^ Colgrave comments that his omission of manuscript L "does not impair the value of his text, which can fairly be described as final. The width of his interests and the accuracy of his learning must be the envy of any successor". DH Farmer, in the Penguin Bede, says that "like all previous editions of Bede's Ecclesiastical History this one depends on the pioneer work of Charles Plummer". See Colgrave & Mynors, Bede's Ecclesiastical History , p. lxxiii, and Farmer 1978 , p. 17
Enlaces externos.
- Bede, Historia ecclesiastica gentis Anglorum , in Latin from The Latin Library .
- Bede, Ecclesiastical History of the English Nation , Excerpts. From the Internet Medieval Sourcebook .
- Bede, Bede's Ecclesiastical History of England , AM Sellar's 1907 Translation. From the Christian Classics Ethereal Library .
Comentarios al Magníficat de san Beda.
En este mes, especialmente dedicado a María, Nuesta Madre, os ofrecemos diversos materiales para la catequesis. Unos modernos y otros procedentes de la larga tradición católica. De este último grupo hemos seleccionado, con ocasión de su fiesta el 25 de mayo, un maravilloso comentario de san Beda, el Venerable, sobre el Magnificat.
María dijo: Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador.
«El Señor –dice- me ha engrandecido con un don tan inmenso y tan inaudito, que no hay posibilidad de explicarlo con palabras, ni apenas el afecto más profundo del corazón es capaz de comprenderlo; por ello ofrezco todas las fuerzas del alma en acción de gracias, y me dedico con todo mi ser, mis sentidos y mi inteligencia a contemplar con agradecimiento la grandeza de aquel que no tiene fin, ya que mi espíritu se complace en la eterna divinidad de Jesús, mi Salvador, con cuya temporal concepción ha quedado fecundada mi carne.»
Porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo.
Se refiere al comienzo del himno, donde había dicho: Proclama mi alma la grandeza del Señor. Porque sólo aquella alma a la que el Señor se digna hacer grandes favores puede proclamar la grandeza del Señor con dignas alabanzas y dirigir a quienes comparten los mismos votos y propósitos una exhortación como ésta: Proclamad conmigo la grandeza del Señor, ensalcemos juntos su nombre.
Pues quien, una vez que haya conocido al Señor, tenga en menos el proclamar su grandeza y santificar su nombre en la medida de sus fuerzas será el menos importante en el reino de los cielos. Ya que el nombre del Señor se llama santo, porque con su singular poder trasciende a toda criatura y dista ampliamente de todas las cosas que ha hecho.
Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia. Bellamente llama a Israel siervo del Señor, ya que efectivamente el Señor lo ha acogido para salvarlo por ser obediente y humilde, de acuerdo con lo que dice Oseas: Israel es mi siervo, y yo lo amo.
Porque quien rechaza la humillación tampoco puede acoger la salvación, ni exclamar con el profeta: Dios es mi auxilio, el Señor sostiene mi vida, y el que se haga pequeño como este niño, ése es el más grande en el reino de los cielos.
Como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abrahán y su descendencia por siempre. No se refiere a la descendencia carnal de Abrahán, sino a la espiritual, o sea, no habla de los nacidos solamente de su carne, sino de los que siguieron las huellas de su fe, lo mismo dentro que fuera de Israel. Pues Abrahán había creído antes de la circuncisión, y su fe le fue tenida en cuenta para la justificación.
De modo que el advenimiento del Salvador se le prometió a Abrahán y a su descendencia por siempre, o sea, a los hijos de la promesa, de los que se dice: Si sois de Cristo, sois descendencia de Abrahán y herederos de la promesa.
Con razón, pues, fueron ambas madres quienes anunciaron con sus profecías los nacimientos del Señor y de Juan, para que, así como el pecado empezó por medio de las mujeres, también los bienes comiencen por ellas, y la vida que pereció por el engaño de una sola mujer sea devuelta al mundo por la proclamación de dos mujeres que compiten por anunciar la salvación.
Sobre el Evangelio de San Lucas, libro 1, 46-55: CCL 120, 37-39.
Enlaces sobre san Beda el VenerableSan Beda el Venerable, presbítero y doctor de la Iglesia, el cual, servidor de Cristo desde la edad de ocho años, pasó todo el tiempo de su vida en el monasterio de Wearmouth, en Northumbria, en Inglaterra. Se dedicó con fervor en meditar y exponer las Escrituras, y entre la observancia de la disciplina regular y la solicitud cotidiana de cantar en la iglesia, sus delicias fueron siempre estudiar, o enseñar, o escribir (735).
- Beda el Venerable, santo "sabio y humilde", alocución de Benedicto XVI
- Biografía en Enciclopedia Católica
- Biografía en Corazones.org
- Breve biografía en Catholic.net
San Beda el venerable (Bartolomeo
Romano, Museo del Prado, Madrid - España
SAN BEDA EL VENERABLE
Presbítero y doctor de la Iglesia
(675-735)
Presbítero y doctor de la Iglesia
(675-735)
Sacerdote benedictino
Memoria libre
Memoria libre
25 de mayo
San Beda es una de las más grandes figuras monásticas
de todos los siglos y de todos los países. Fue enviado por la
Providencia para recoger la herencia literaria de los primeros siglos
del cristianismo y transmitirla a los pueblos medievales recién
convertidos a la fe, y esto precisamente al tiempo en que los lombardos
sofocaban en Italia la cultura de los discípulos de Casiodoro
y Boecio; cuando moría al golpe de los árabes la brillante
civilización visigoda; cuando la de los franceses estaba aún
por nacer. Por eso es San Beda un eslabón necesario en la cadena
de transmisión del saber medieval. Sin él, habría
solución de continuidad entre San Isidoro y Alcuino.
De su vida apenas sabemos más de lo que él nos quiso decir en la última página de su Historia de los ingleses:
«Yo, Beda, siervo de Cristo y sacerdote del monasterio de San Pedro y San Pablo, de Wearmouth y Yarrou, he compuesto con la ayuda de Dios esta historia, aprovechando en ella los documentos antiguos, las tradiciones de los ancianos y lo que he podido ver con mis ojos. Nací en el pueblo de dicho monasterio y cuando no tenía más que siete años, mis padres me pusieron bajo la dirección del abad Benito.
Desde aquella época he pasado toda mi vida dentro del claustro, repartiendo el tiempo entre el estudio de Las Sagradas Escrituras, la observancia de la disciplina monástica y la carga diaria de cantar en la Iglesia. Todas mis delicias eran aprender, enseñar o escribir. A los diecinueve años fui ordenado de diácono, y a los treinta de sacerdote. Ambas órdenes las recibí de manos del obispo Juan de Beverley. Desde mi admisión al sacerdocio hasta el año presente, en que cuento cincuenta y nueve de edad, me he ocupado en redactar para mi uso y el de mis Hermanos algunas notas sobre la Sagrada Escritura, sacadas de los Santos Padres o en conformidad con su espíritu e interpretación.»
El abad Benito, de quien aquí se habla, es San Benito Biscop, que se encargó de la dirección de Beda en el año 680. Dos después pasaba Beda de Wearmouth a Yarrou, colonia de Wearmouth, distante de él unos pasos. Gobernaba allí en nombre de San Benito un sabio monje llamado Ceolfrido, que fue desde entonces el maestro de Beda. Todavía no tenía éste trece años cuando se desencadenó en la abadía una peste horrorosa, que no perdonó más que al abad y a él; pero los dos, maestro y discípulo, continuaron impertérritos celebrando los divinos Oficios. Por lo demás; la vida de Beda se resume en estas palabras: trabajo y observancia. Gracias a esto pudo llegar a encarnar el tipo ideal del monje—sin acallar la sed legítima de estudio y de saber, mejor dicho, sirviéndose de ella como de escala bienhechora—: saber ascender a las más altas cumbres de la perfección propia de su estado.
Sólo con un amor al trabajo tan fuerte e intenso como el suyo se puede concebir que un hombre escribiese lo que él escribió. Entre sus libros hay de teología, filosofía, historia, hagiografía, meteorología, física, aritmética, retórica, gramática, música y versificación; y en todos ellos muestra un conocimiento no común de las obras de los sabios y escritores antiguos, cristianos y paganos, filósofos y poetas, físicos e historiadores.
Si a esto añadimos sus tareas de maestro y educador, nos costará trabajo encontrar una existencia tan ocupada como la suya. Se ve por un gran número de pasajes de sus libros que ni aun la noche tenía a su disposición para descansar; cuando no leía o meditaba sobre un antiguo manuscrito, se le veía rodeado de un ejército de discípulos, en cuyas filas no sólo se contaban los seiscientos monjes de Yarrou y Wearmouth, sino otros muchos venidos de toda Inglaterra, de Flandes y de Francia. Y en todo esto nadie le ayudó hasta su última enfermedad. «Yo soy—decía—-secretario de mí mismo; todo me lo hago: dicto, redacto y transcribo.»
A pesar de esto, el sabio no eclipsaba en él al monje. Reconocía los obstáculos que este ardor vivificante del trabajo podía encontrar en la sujeción, o, como él decía, en la servidumbre a la Regla; pero nunca pensó en sustrarse a ninguna de sus prescripciones. Es más: de todo conocimiento cimentar de una manera más sólida las virtudes del verdadero monje, realizando así aquella máxima de San Agustín: «En lo temporal, busco lo eterno, y en lo visible, aquello que está sobre nosotros.»
Por eso estampó al fin de uno de sus libros esta plegaria reveladora de un hambre infinita de saber: « ¡Oh Jesús amante, que te has dignado abrevar a mi alma en las ondas suaves de la ciencia, concédeme la gracia de hacerme llegar un día hasta Ti, que eres la fuente de la sabiduría, y no permitas me vea defraudado para siempre de tu divino rostro!»
Pero nada nos hace penetrar más profundamente en el alma del Venerable Beda como la narración de los últimos momentos de su vida. Esta narración acaba de imprimir en él el sello del verdadero religioso: humilde, trabajador, obediente hasta la muerte. Tal es la fuerza de su sencillez; y realismo, que, al leerla, la imagen de San Beda se presenta involuntariamente a nuestros ojos, nos fascina por la majestad serena con que se despide del mundo, nos encanta y la amamos.
El autor de ella es un religioso de Yarrou, testigo ocular, que escribía a una discípula del santo, llamada Cutwina: «Deseas—dice—que te diga cómo nuestro Padre y maestro Beda, el amado de Dios, ha salido de este mundo. Dos semanas antes de Pascua empezó a sentir una extrema debilidad, causada por la falta de respiración, aunque no sufría grandes dolores. Así vivió hasta la Ascensión, siempre alegre y regocijado, dando gracias a Dios noche y día, mejor dicho, en todos los instantes de la noche y del día. Aun durante este tiempo continuaba dándonos lecciones, empleando las horas que le quedaban libres en cantar salmos. Las noches, después de un corto sueño, las pasaba con los ojos abiertos, sin que se asomase en su frente la menor sombra de tristeza. Desde que se levantaba, se ponía a rogar y alabar a Dios; con los brazos en cruz. ¡Oh hombre verdaderamente dichoso! Unas veces cantaba textos de San Pablo o de la Escritura; otras, versos en nuestra propia lengua. En cierta ocasión le oí éstos: «Nadie puede vanagloriarse de tener la prudencia necesaria a la hora de la partida; nadie sabe cuál será el juicio del alma, en bien o en mal, después del día de la muerte.»
«Cantaba también antífonas según su liturgia y la nuestra, entre otras ésta: « ¡Oh Rey de gloria, que subiste hoy por encima de todos los Cielos, no nos abandones como huérfanos; envíanos el espíritu de verdad prometido a nuestros padres!» A estas palabras: como huérfanos, se deshacía en lágrimas. Una hora después repitió la misma antífona, y nosotros mezclamos nuestras lágrimas con las suyas. A veces llorábamos, a veces leíamos; pero no, nunca leímos sin llorar. Así se pasaron los cuarenta días que hay desde Pascua a la Ascensión. él, siempre alegre, decía con San Pablo: «El Señor castiga al hijo que va a recibir»; o bien, con San Ambrosio: «No he vivido de una manera tal que tenga que avergonzarme de estar entre vosotros; pero tampoco tengo miedo de morir, porque tenemos un Señor muy bueno.»
»Durante estos días, sin interrumpir las lecciones ni el canto de los salmos, empezó dos obras: una traducción del evangelio de San Juan en nuestra lengua inglesa y algunos extractos de San Isidoro, obispo de Sevilla. «No quiero—decía—que mis hijos se alimenten con mentiras, ni que después de mi muerte se entreguen a trabajos estériles.»
»El martes ante de la Ascensión se le agravó la enfermedad; sus pies se hincharon y su respiración se hizo más difícil. A pesar de esto, continuó dictando alegremente, diciendo de cuando en cuando: «Daos prisa para aprender, pues mi Creador no va a tardar mucho en llamarme.» La víspera de la fiesta, a eso del amanecer, nos mandó que nos apresuráramos a acabar lo comenzado, y trabajamos hasta la hora de tercia. Entonces nos fuimos a la procesión con las reliquias de los santos, como la solemnidad lo pedía. Quedóse con él uno de nosotros, el cual le dijo:
»—Todavía falta un capítulo, querido maestro; ¿os fatigaría demasiado hablar un poco?
»Beda contestó:
»—Aún tengo fuerzas; coge la pluma, córtala y escribe ligero.
»EI monje obedeció.
»A la hora de nona mandó llamar a los sacerdotes del monasterio y les repartió el incienso, perfumes y lienzos que guardaba en una arquilla, como objetos de valor; se despidió de ellos y les rogó no se olvidasen de decir alguna misa por él. Así pasó el último día de su vida. Después, el discípulo de que antes he hablado, dijo:
»—Maestro querido, hay todavía un versículo que no está escrito.
»—Escríbelo pronto—respondió.
»A los pocos momentos decía el joven:
»—Todo está acabado.
»—Dices bien — repuso el santo—, todo está acabado. Coge mi cabeza con tus manos y vuélvela. Siento gran consolación al volverme hacia el lugar santo en que tantas veces he rezado y alabado a Dios.
»Y de esta suerte, echado en el pavimento de su celda, se puso a cantar por última vez: «¡Gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo!»; y después de haber pronunciado el último de estos nombres divinos, entregó su alma a Dios.»
Nada hay que añadir a este relato conmovedor, tan parecido a aquel otro que Platón nos dejó sobre los últimos instantes de su maestro Sócrates. El hombre, el religioso, el padre y el maestro, aparecen en él retratados con pinceladas admirables.
Su memoria siguió viviendo radiante y luminosa en medio de sus discípulos, que lo amaban y reverenciaban, y no pronunciaban su nombre sino con respeto filial.
De su escuela salieron los hombres más eminentes del siglo VII en virtud y en saber: Juan Escoto, el profundo escrutador de las cuestiones filosóficas; Claudio, el fundador de la Escuela, más tarde Universidad de Pavía; Alcuino, el maestro de Carlomagno y de toda la Francia carolingia.
La veneración de Alcuino por su maestro se descubre en aquellas palabras que escribía a los monjes de Yarrou, donde Beda había brillado: «Acordaos—les dice—de la nobleza de vuestros padres, y no seáis vosotros sus indignos hijos. Que vuestros jóvenes aprendan a perseverar en la alabanza de Dios y no a espantar los zorros y las liebres. ¡Qué locura dejar las huellas de Cristo por seguir las huellas del raposo! Mirad al doctor más noble de nuestro siglo, Beda; mirad el celo que ha demostrado por la ciencia desde su juventud, y la gloria de que goza entre los hombres, muy pequeña y mezquina en comparación de la que tiene a los ojos de Dios. Despertad con su ejemplo vuestras inteligencias dormidas; estudiad sus obras, que en ellas encontraréis para vosotros y los demás los secretos de la eterna belleza.»
De su vida apenas sabemos más de lo que él nos quiso decir en la última página de su Historia de los ingleses:
«Yo, Beda, siervo de Cristo y sacerdote del monasterio de San Pedro y San Pablo, de Wearmouth y Yarrou, he compuesto con la ayuda de Dios esta historia, aprovechando en ella los documentos antiguos, las tradiciones de los ancianos y lo que he podido ver con mis ojos. Nací en el pueblo de dicho monasterio y cuando no tenía más que siete años, mis padres me pusieron bajo la dirección del abad Benito.
Desde aquella época he pasado toda mi vida dentro del claustro, repartiendo el tiempo entre el estudio de Las Sagradas Escrituras, la observancia de la disciplina monástica y la carga diaria de cantar en la Iglesia. Todas mis delicias eran aprender, enseñar o escribir. A los diecinueve años fui ordenado de diácono, y a los treinta de sacerdote. Ambas órdenes las recibí de manos del obispo Juan de Beverley. Desde mi admisión al sacerdocio hasta el año presente, en que cuento cincuenta y nueve de edad, me he ocupado en redactar para mi uso y el de mis Hermanos algunas notas sobre la Sagrada Escritura, sacadas de los Santos Padres o en conformidad con su espíritu e interpretación.»
El abad Benito, de quien aquí se habla, es San Benito Biscop, que se encargó de la dirección de Beda en el año 680. Dos después pasaba Beda de Wearmouth a Yarrou, colonia de Wearmouth, distante de él unos pasos. Gobernaba allí en nombre de San Benito un sabio monje llamado Ceolfrido, que fue desde entonces el maestro de Beda. Todavía no tenía éste trece años cuando se desencadenó en la abadía una peste horrorosa, que no perdonó más que al abad y a él; pero los dos, maestro y discípulo, continuaron impertérritos celebrando los divinos Oficios. Por lo demás; la vida de Beda se resume en estas palabras: trabajo y observancia. Gracias a esto pudo llegar a encarnar el tipo ideal del monje—sin acallar la sed legítima de estudio y de saber, mejor dicho, sirviéndose de ella como de escala bienhechora—: saber ascender a las más altas cumbres de la perfección propia de su estado.
Sólo con un amor al trabajo tan fuerte e intenso como el suyo se puede concebir que un hombre escribiese lo que él escribió. Entre sus libros hay de teología, filosofía, historia, hagiografía, meteorología, física, aritmética, retórica, gramática, música y versificación; y en todos ellos muestra un conocimiento no común de las obras de los sabios y escritores antiguos, cristianos y paganos, filósofos y poetas, físicos e historiadores.
Si a esto añadimos sus tareas de maestro y educador, nos costará trabajo encontrar una existencia tan ocupada como la suya. Se ve por un gran número de pasajes de sus libros que ni aun la noche tenía a su disposición para descansar; cuando no leía o meditaba sobre un antiguo manuscrito, se le veía rodeado de un ejército de discípulos, en cuyas filas no sólo se contaban los seiscientos monjes de Yarrou y Wearmouth, sino otros muchos venidos de toda Inglaterra, de Flandes y de Francia. Y en todo esto nadie le ayudó hasta su última enfermedad. «Yo soy—decía—-secretario de mí mismo; todo me lo hago: dicto, redacto y transcribo.»
A pesar de esto, el sabio no eclipsaba en él al monje. Reconocía los obstáculos que este ardor vivificante del trabajo podía encontrar en la sujeción, o, como él decía, en la servidumbre a la Regla; pero nunca pensó en sustrarse a ninguna de sus prescripciones. Es más: de todo conocimiento cimentar de una manera más sólida las virtudes del verdadero monje, realizando así aquella máxima de San Agustín: «En lo temporal, busco lo eterno, y en lo visible, aquello que está sobre nosotros.»
Por eso estampó al fin de uno de sus libros esta plegaria reveladora de un hambre infinita de saber: « ¡Oh Jesús amante, que te has dignado abrevar a mi alma en las ondas suaves de la ciencia, concédeme la gracia de hacerme llegar un día hasta Ti, que eres la fuente de la sabiduría, y no permitas me vea defraudado para siempre de tu divino rostro!»
Pero nada nos hace penetrar más profundamente en el alma del Venerable Beda como la narración de los últimos momentos de su vida. Esta narración acaba de imprimir en él el sello del verdadero religioso: humilde, trabajador, obediente hasta la muerte. Tal es la fuerza de su sencillez; y realismo, que, al leerla, la imagen de San Beda se presenta involuntariamente a nuestros ojos, nos fascina por la majestad serena con que se despide del mundo, nos encanta y la amamos.
El autor de ella es un religioso de Yarrou, testigo ocular, que escribía a una discípula del santo, llamada Cutwina: «Deseas—dice—que te diga cómo nuestro Padre y maestro Beda, el amado de Dios, ha salido de este mundo. Dos semanas antes de Pascua empezó a sentir una extrema debilidad, causada por la falta de respiración, aunque no sufría grandes dolores. Así vivió hasta la Ascensión, siempre alegre y regocijado, dando gracias a Dios noche y día, mejor dicho, en todos los instantes de la noche y del día. Aun durante este tiempo continuaba dándonos lecciones, empleando las horas que le quedaban libres en cantar salmos. Las noches, después de un corto sueño, las pasaba con los ojos abiertos, sin que se asomase en su frente la menor sombra de tristeza. Desde que se levantaba, se ponía a rogar y alabar a Dios; con los brazos en cruz. ¡Oh hombre verdaderamente dichoso! Unas veces cantaba textos de San Pablo o de la Escritura; otras, versos en nuestra propia lengua. En cierta ocasión le oí éstos: «Nadie puede vanagloriarse de tener la prudencia necesaria a la hora de la partida; nadie sabe cuál será el juicio del alma, en bien o en mal, después del día de la muerte.»
«Cantaba también antífonas según su liturgia y la nuestra, entre otras ésta: « ¡Oh Rey de gloria, que subiste hoy por encima de todos los Cielos, no nos abandones como huérfanos; envíanos el espíritu de verdad prometido a nuestros padres!» A estas palabras: como huérfanos, se deshacía en lágrimas. Una hora después repitió la misma antífona, y nosotros mezclamos nuestras lágrimas con las suyas. A veces llorábamos, a veces leíamos; pero no, nunca leímos sin llorar. Así se pasaron los cuarenta días que hay desde Pascua a la Ascensión. él, siempre alegre, decía con San Pablo: «El Señor castiga al hijo que va a recibir»; o bien, con San Ambrosio: «No he vivido de una manera tal que tenga que avergonzarme de estar entre vosotros; pero tampoco tengo miedo de morir, porque tenemos un Señor muy bueno.»
»Durante estos días, sin interrumpir las lecciones ni el canto de los salmos, empezó dos obras: una traducción del evangelio de San Juan en nuestra lengua inglesa y algunos extractos de San Isidoro, obispo de Sevilla. «No quiero—decía—que mis hijos se alimenten con mentiras, ni que después de mi muerte se entreguen a trabajos estériles.»
»El martes ante de la Ascensión se le agravó la enfermedad; sus pies se hincharon y su respiración se hizo más difícil. A pesar de esto, continuó dictando alegremente, diciendo de cuando en cuando: «Daos prisa para aprender, pues mi Creador no va a tardar mucho en llamarme.» La víspera de la fiesta, a eso del amanecer, nos mandó que nos apresuráramos a acabar lo comenzado, y trabajamos hasta la hora de tercia. Entonces nos fuimos a la procesión con las reliquias de los santos, como la solemnidad lo pedía. Quedóse con él uno de nosotros, el cual le dijo:
»—Todavía falta un capítulo, querido maestro; ¿os fatigaría demasiado hablar un poco?
»Beda contestó:
»—Aún tengo fuerzas; coge la pluma, córtala y escribe ligero.
»EI monje obedeció.
»A la hora de nona mandó llamar a los sacerdotes del monasterio y les repartió el incienso, perfumes y lienzos que guardaba en una arquilla, como objetos de valor; se despidió de ellos y les rogó no se olvidasen de decir alguna misa por él. Así pasó el último día de su vida. Después, el discípulo de que antes he hablado, dijo:
»—Maestro querido, hay todavía un versículo que no está escrito.
»—Escríbelo pronto—respondió.
»A los pocos momentos decía el joven:
»—Todo está acabado.
»—Dices bien — repuso el santo—, todo está acabado. Coge mi cabeza con tus manos y vuélvela. Siento gran consolación al volverme hacia el lugar santo en que tantas veces he rezado y alabado a Dios.
»Y de esta suerte, echado en el pavimento de su celda, se puso a cantar por última vez: «¡Gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo!»; y después de haber pronunciado el último de estos nombres divinos, entregó su alma a Dios.»
Nada hay que añadir a este relato conmovedor, tan parecido a aquel otro que Platón nos dejó sobre los últimos instantes de su maestro Sócrates. El hombre, el religioso, el padre y el maestro, aparecen en él retratados con pinceladas admirables.
Su memoria siguió viviendo radiante y luminosa en medio de sus discípulos, que lo amaban y reverenciaban, y no pronunciaban su nombre sino con respeto filial.
De su escuela salieron los hombres más eminentes del siglo VII en virtud y en saber: Juan Escoto, el profundo escrutador de las cuestiones filosóficas; Claudio, el fundador de la Escuela, más tarde Universidad de Pavía; Alcuino, el maestro de Carlomagno y de toda la Francia carolingia.
La veneración de Alcuino por su maestro se descubre en aquellas palabras que escribía a los monjes de Yarrou, donde Beda había brillado: «Acordaos—les dice—de la nobleza de vuestros padres, y no seáis vosotros sus indignos hijos. Que vuestros jóvenes aprendan a perseverar en la alabanza de Dios y no a espantar los zorros y las liebres. ¡Qué locura dejar las huellas de Cristo por seguir las huellas del raposo! Mirad al doctor más noble de nuestro siglo, Beda; mirad el celo que ha demostrado por la ciencia desde su juventud, y la gloria de que goza entre los hombres, muy pequeña y mezquina en comparación de la que tiene a los ojos de Dios. Despertad con su ejemplo vuestras inteligencias dormidas; estudiad sus obras, que en ellas encontraréis para vosotros y los demás los secretos de la eterna belleza.»
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Invensibles de la sierra
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