Que es Pentecostés.
“Cuando llegó el día de Pentecostés,
estaban todos reunidos en un mismo lugar. De pronto vino del cielo un
ruido, como el de una violenta ráfaga de viento, que llenó toda la casa
donde estaban. Se les aparecieron unas lenguas como de fuego, las que,
separándose, se fueron posando sobre cada uno de ellos; y quedaron
llenos del Espíritu Santo y se pusieron a hablar idiomas distintos, en
los cuales el Espíritu les concedía expresarse” Hechos 2:1-4.
Al principio los cristianos no celebraban esta fiesta. Las primeras alusiones a su celebración se encuentran en escritos de San Irineo, Tertuliano y Orígenes, a fin del siglo II y principio del III. Ya en el siglo IV hay testimonios de que en las grandes Iglesias de Constantinopla, Roma y Milán, así como en la Península Ibérica, se festejaba el último día de la cincuentena pascual.
Con el tiempo se le fue dando mayor importancia a este día, teniendo presente el acontecimiento histórico de la venida del Espíritu Santo sobre María y los Apóstoles (Cf. Hch 2). Gradualmente, se fue formando una fiesta, para la que se preparaban con ayuno y una vigilia solemne, algo parecido a la Pascua. Se utiliza el color rojo para el altar y las vestiduras del sacerdote; simboliza el fuego del Espíritu Santo.
Significado
Los cincuenta días pascuales y las fiestas de la Ascensión y Pentecostés, forman una unidad. No son fiestas aisladas de acontecimientos ocurridos en el tiempo, son parte de un solo y único misterio.
Pentecostés es fiesta pascual y fiesta del Espíritu Santo. La Iglesia sabe que nace en la Resurrección de Cristo, pero se confirma con la venida del Espíritu Santo. Es hasta entonces, que los Apóstoles acaban de comprender para qué fueron convocados por Jesús; para qué fueron preparados durante esos tres años de convivencia íntima con Él.
La Fiesta de Pentecostés es como el “aniversario” de la Iglesia. El Espíritu Santo desciende sobre aquella comunidad naciente y temerosa, infundiendo sobre ella sus siete dones, dándoles el valor necesario para anunciar la Buena Nueva de Jesús; para preservarlos en la verdad, como Jesús lo había prometido (Jn 14.15); para disponerlos a ser sus testigos; para ir, bautizar y enseñar a todas las naciones.
Es el mismo Espíritu Santo que, desde hace dos mil años hasta ahora, sigue descendiendo sobre quienes creemos que Cristo vino, murió y resucitó por nosotros; sobre quienes sabemos que somos parte y continuación de aquella pequeña comunidad ahora extendida por tantos lugares; sobre quienes sabemos que somos responsables de seguir extendiendo su Reino de Amor, Justicia, Verdad y Paz entre los hombres.
Una festividad universal de la iglesia, mediante la cual se conmemora el descendimiento del Espíritu Santo sobre los Apóstoles, a los cincuenta días después de la Resurrección de Cristo, en el festival judío llamado “festejo de las semanas” o Pentecostés (Ex., xxxiv, 22; Deut., xvi, 10). En algunos lugares es llamado el “domingo de blanco” (“whitesunday”) debido a los ropajes blancos que son portados por aquellos que son bautizados durante la vigilia. Pentecostés (“Pfingsten” en alemán), es la denominación griega por “quincuagésimo”, 50o., día después de la Pascua.
Se trata de una festividad cristiana que data del siglo primero, aunque no hay evidencia de que haya sido observada tan antiguamente como la Pascua, el pasaje en Corintios I (xvi, 8 ) probablemente se refiere a una festividad judía. Esto no es sorprendente ya que el festejo originalmente duraba un sólo día y se realizaba en domingo. Además estaba muy estrechamente relacionada con la Pascua de manera que se podría tratar de una actividad en la terminación pascual.
El hecho de que Pentecostés era una festividad que ya pertenecía a los tiempos apostólicos lo constata el séptimo de los fragmentos (interpolados) cuya autoría es atribuida a San Irineo. En Tertuliano (De bat., xix) el festival aparece como ya firmemente establecido. El Peregrino Gallic, da detallada cuenta de como esta festividad era observada de manera solemne en Jerusalén (“Peregin. Silvae”, ed. Geyer, iv). Las Constituciones Apostólicas (V, xx, 17) señalan que Pentecostés tenía la duración de una semana, pero en Occidente no fue observada su ejecución de ocho días sino hasta fecha más tarde. De acuerdo a Berno de Reichenau (1048) fue un aspecto controversial la duración del festejo de Pentecostés. En la actualidad la fiesta tiene un rango similar al del Domingo de Resurrección o Pascua. Durante la vigilia, los catecúmenos eran bautizados, consecuentemente, las ceremonias del sábado eran similares a las observadas en Sábado Santo.
El oficio de Pentecostés tiene sólo un nocturno, durante toda la semana. En la tercera hora tiene el “Veni Creator”, el cual es cantado en lugar del himno de costumbre, debido a que en el tercera hora se considera que descendió el Espíritu Santo. La Misa completa tiene una secuencia de “Veni Sancte Spiritus”, la autoría del cual se atribuye al Rey Roberto de Francia. El color del ropaje sacerdotal es rojo, como un símbolo de las lenguas de fuego que descendieron.
Con anterioridad, las cortes no funcionaban durante la semana entera y los trabajos clericales fueron prohibidos. El Concilio de Constanza (1094), limitó estas prohibiciones a los primeros tres días de la semana. El resto correspondiente al sábado (sabat) y el martes, fueron abolidos en 1771, y en muchos territorios de misión también el lunes. Este último día fue eliminado de observancia estricta por San Pío X en 1911. Aún hoy día, tal y como sucede en la Pascua, el rango litúrgico de lunes y martes de la semana de Pentecostés el del tipo Doble de Primera Clase.
En Italia fue costumbre que se lanzaran pétalos de rosas desde el cielo de las iglesias, simbolizando así el milagro de las lenguas de fuego, con base en ello, el domingo de Pentecostés es llamado en Sicilia y en otras regiones italianas, como Pascha Rosatum, nombre que proviene del uso de los ropajes rojos de la ocasión. En Francia la costumbre incluyó el toque de trompetas durante los servicios, con el objeto de recordar el sonido y estruendo que debió acompañar el descenso del Espíritu Santo. En Inglaterra, la nobleza se entretenía con carreras de caballos. En la actualidad el festival de Whitsun Ales es prácticamente obsoleto.
En las vísperas de Pentecostés, en las iglesias orientales, servicios extraordinarios con genuflexión o arrodillamientos, fueron acompañados por largas lecturas y recitaciones poéticas y de los salmos (de Maltzew, “Fasten-und Blumen Triodion”, p. 898 en donde se identifica el servicio completo de carácter greco-ruso; también en Baumstark, “Jacobit, Fest Brevier”, p. 255). Para los festejos de Pentecostés, los rusos llevan flores y ramas verdes en sus manos.
PENTECOSTÉS, algo más que la venida del espíritu…
La fiesta de Pentecostés es uno de los Domingos más importantes del año, después de la Pascua. En el Antiguo Testamento era la fiesta de la cosecha y, posteriormente, los israelitas, la unieron a la Alianza en el Monte Sinaí, cincuenta días después de la salida de Egipto.
Aunque durante mucho tiempo, debido a su importancia, esta fiesta fue llamada por el pueblo segunda Pascua, la liturgia actual de la Iglesia, si bien la mantiene como máxima solemnidad después de la festividad de Pascua, no pretende hacer un paralelo entre ambas, muy por el contrario, busca formar una unidad en donde se destaque Pentecostés como la conclusión de la cincuentena pascual. Vale decir como una fiesta de plenitud y no de inicio. Por lo tanto no podemos desvincularla de la Madre de todas las fiestas que es la Pascua.
En este sentido, Pentecostés, no es una fiesta autónoma y no puede quedar sólo como la fiesta en honor al Espíritu Santo. Aunque lamentablemente, hoy en día, son muchísimos los fieles que aún tienen esta visión parcial, lo que lleva a empobrecer su contenido.
Hay que insistir que, la fiesta de Pentecostés, es el segundo domingo más importante del año litúrgico en donde los cristianos tenemos la oportunidad de vivir intensamente la relación existente entre la Resurrección de Cristo, su Ascensión y la venida del Espíritu Santo.
Es bueno tener presente, entonces, que todo el tiempo de Pascua es, también, tiempo del Espíritu Santo, Espíritu que es fruto de la Pascua, que estuvo en el nacimiento de la Iglesia y que, además, siempre estará presente entre nosotros, inspirando nuestra vida, renovando nuestro interior e impulsándonos a ser testigos en medio de la realidad que nos corresponde vivir.
Culminar con una vigilia:
Entre las muchas actividades que se preparan para esta fiesta, se encuentran, las ya tradicionales, Vigilias de Pentecostés que, bien pensadas y lo suficientemente preparadas, pueden ser experiencias profundas y significativas para quienes participan en ellas.
Una vigilia, que significa “Noche en vela” porque se desarrolla de noche, es un acto litúrgico, una importante celebración de un grupo o una comunidad que vigila y reflexiona en oración mientras la población duerme. Se trata de estar despiertos durante la noche a la espera de la luz del día de una fiesta importante, en este caso Pentecostés. En ella se comparten, a la luz de la Palabra de Dios, experiencias, testimonios y vivencias. Todo en un ambiente de acogida y respeto.
Es importante tener presente que la lectura de la Sagrada Escritura, las oraciones, los cantos, los gestos, los símbolos, la luz, las imágenes, los colores, la celebración de la Eucaristía y la participación de la asamblea son elementos claves de una Vigilia.
En el caso de Pentecostés centramos la atención en el Espíritu Santo prometido por Jesús en reiteradas ocasiones y, ésta vigilia, puede llegar a ser muy atrayente, especialmente para los jóvenes, precisamente por el clima de oración, de alegría y fiesta.
Algo que nunca debiera estar ausente en una Vigilia de Pentecostés son los dones y los frutos del Espíritu Santo. A través de diversas formas y distintos recursos (lenguas de fuego, palomas, carteles, voces grabadas, tarjetas, pegatinas, etc.) debemos destacarlos y hacer que la gente los tenga presente, los asimile y los haga vida.
No sacamos nada con mencionarlos sólo para esta fiesta, o escribirlos en hermosas tarjetas, o en lenguas de fuego hechas en cartulinas fosforescentes, si no reconocemos que nuestro actuar diario está bajo la acción del Espíritu y de los frutos que vayamos produciendo.
Invoquemos, una vez más, al Espíritu Santo para que nos regale sus luces y su fuerza y, sobre todo, nos haga fieles testigos de Jesucristo, nuestro Señor.
EL ESPÍRITU SANTO.
6.1) Copia en el Blog los Dones y Frutos del Espíritu Santo.
Los siete dones del Espíritu Santo son:
- Don de Ciencia: es el don del Espíritu Santo que nos permite acceder al conocimiento. Es la luz invocada por el cristiano para sostener la fe del bautismo.
- Don de Consejo: saber decidir con acierto, aconsejar a los otros fácilmente y en el momento necesario conforme a la voluntad de Dios.
- Don de Fortaleza: es el don que el Espíritu Santo concede al fiel, ayuda en la perseverancia, es una fuerza sobrenatural.
- Don de Inteligencia: es el del Espíritu Santo que nos lleva al camino de la contemplación, camino para acercarse a Dios.
- Don de Piedad: el corazón del cristiano no debe ser ni frío ni indiferente. El calor en la fe y el cumplimiento del bien es el don de la piedad, que el Espíritu Santo derrama en las almas.
- Don de Sabiduría: es concedido por el Espíritu Santo que nos permite apreciar lo que vemos, lo que presentimos de la obra divina.
- Don de Temor: es el don que nos salva del orgullo, sabiendo que lo debemos todo a la misericordia divina.
- Caridad.
- Gozo.
- Paz.
- Paciencia.
- Longanimidad.
- Bondad
- Benignidad.
- Mansedumbre.
- Fe.
- Modestia.
- Continencia.
- Castidad.
6.2) Copia y pega en tu Blog (para rezar) la Secuencia al Espíritu Santo.
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre, don, en tus dones espléndidos.
Fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo.
Padre amoroso del pobre, don, en tus dones espléndidos.
Fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo.
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas,
y reconforta en los duelos.
Entra hasta el fondo del alma,
divina luz y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre
Si tu le faltas por dentro;
mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento.
riega la tierra en sequía,
sana el corazón enfermo,
lava las manchas,
infunde calor de vida en el hielo,
doma al Espíritu indómito,
guía el que tuerce el sendero.
Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos.
Por tu bondad y tu gracia
dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno.
6.3) Pega en tu Blog el siguiente cómic. Después de leerlo, escribe un comentario en el Blog.
Acción del Espíritu
a.- ¿Quién es el Espíritu Santo?
El
Espíritu Santo es la tercera persona de la Santísima Trinidad, que
procede del Padre y del Hijo, quienes lo enviaron al mundo para
vivificar y santificar a los hombres.
b.-¿Cuándo envió Jesús el Espíritu Santo a su Iglesia?
Jesús
envió el Espíritu Santo su Iglesia el día de Pentecostés, en forma de
lenguas de fuego, sobre los Apóstoles y María Santísima.
c.- ¿Qué indicaban las lenguas de fuego?
Las lenguas de fuego indicaban que el Espíritu Santo venía a santificarnos por medio de la luz de la verdad y el calor del amor.
d.- ¿Cómo nos santifica el Espíritu Santo?
El Espíritu Santo nos santifica por medio de la gracia, de las virtudes y de sus dones.
e.-¿Qué son los dones del Espíritu Santo?
Los
dones del Espíritu Santo son disposiciones permanentes, infundidas por
Dios, que hacen al hombre dócil, para seguir los impulsos del Espíritu
Santo.
F.-¿Cuáles son los dones del Espíritu Santo?
Los dones del Espíritu Santo son: Sabiduría, entendimiento, Consejo, Fortaleza, Ciencia, Piedad y Temor de Dios.
DOMINGO DE PENTECOSTÉS -B-
PRIMERA LECTURA
Lectura de los Hechos de los Apóstoles 2, 1‑11
Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar
Todos
los discípulos estaban juntos el día de Pentecostés. De repente un
ruido del cielo, como de un viento recio, resonó en toda la casa donde
se encontraban. Vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se
repartían, posándose encima de cada uno. Se llenaron todos de Espíritu
Santo y empezaron a hablar en lenguas extranjeras, cada uno en la lengua
que el Espíritu le sugería.
Se
encontraban entonces en Jerusalén judíos devotos de todas las naciones
de la tierra. Al oír el ruido, acudieron en masa y quedaron
desconcertados, porque cada uno los oía hablar en su propio idioma.
Enormemente sorprendidos preguntaban:
-¿No son galileos todos esos que están hablando? Entonces, )como es que cada uno los oímos hablar en nuestra lengua nativa?
Entre
nosotros hay partos, medos y elamitas, otros vivimos en Mesopotamia,
Judea, Capadocia, en el Ponto y en Asia, en Frigia o en Panfilia, en
Egipto o en la zona de Libia que limita con Cirene; algunos somos
forasteros de Roma, otros judíos o prosélitos; también hay cretenses y
árabes; y cada uno los oímos hablar de las maravillas de Dios en nuestra
propia lengua.
Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
“EL ESPIRITU DESCONOCIDO”
Los
apóstoles, hasta ahora han permanecido encerrados y unidos por el miedo
a los judíos. Su fe en Jesús ha sido muy débil, hasta se habían llevado
una decepción, pues no esperaban que ocurriera lo que ocurrió con el
maestro.
Hoy
aparece un hecho importantísimo para la iglesia: La venida del Espíritu
Santo sobre aquellos hombres atemorizados.
La
lectura del pasaje de los Hechos, nos cuenta el momento y la reacción
de los apóstoles: S. Lucas utiliza unas imágenes para exponer la
presencia del Espíritu Santo del que se llenaron y perdiendo el miedo
salieron a dar testimonio de Jesús a todo el mundo.
Es
el momento en que aquellos hombres se dan cuenta en realidad de lo que
Cristo ha supuesto para sus vidas y para el mundo y a partir de ahí,
todo cambia de sentido, todo es nuevo.
Es
a partir de este momento cuando comprenden todo lo que han visto y han
oído a Jesús y salen de una forma arrolladora para hablar de todas las
maravillas de Dios que ha hecho en sus vidas y lo hacen dando el
testimonio vivo de todo lo que han vivido y han experimentado al lado de
Jesús.
El
problema que muchas veces tenemos en nuestra vida y que hace que nos
planteemos la pregunta: ¿es que el Espíritu Santo no funciona ahora? Y
el problema no está ahí, sino en la ausencia de experiencia de vida de
Dios: no tenemos una base en la que apoyarnos, un referente al que mirar
que nos ayude a darnos cuenta y a valorar lo que hemos vivido, aunque
haya sido de forma inconsciente.
Lo
que hemos venido procurando no ha sido tener experiencia de amor, de
solidaridad, de fraternidad, de respeto, de honradez, de esfuerzo, de
lucha, de autosuperación… y lo único que se nos ha incentivado como un
gran valor ha sido la comodidad, el tener dinero, el aparentar… cuando
se nos habla de otros valores, es algo que no entra dentro de nuestros
esquemas. Por eso, no es que el Espíritu Santo se haya perdido, sino que
su fuerza y su presencia se desconoce y por eso se desprecia como algo
que está fuera de contexto.
Salmo responsorial Sal 103, 1ab y 24ac. 29bc‑30. 31 y 34
V/. Envía tu espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra. (o, Aleluya)
R/. Envía tu espíritu, Señor, y repuebla la faz de 1a tierra.
V/. Bendice, alma mía, al Señor.
(Dios mío que grande eres !
Cuántas son tus obras, Señor;
la tierra está llena de tus criaturas.
R/. Envía tu espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.
V/. Les retiras el aliento, y expiran,
y vuelven a ser polvo;
envías tu aliento y los creas,
y repueblas la faz de la tierra.
R/. Envía tu espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.
V/. Gloria a Dios para siempre,
goce el Señor con sus obras.
Que le sea agradable mi poema,
y yo me alegraré con el Señor.
R/. Envía tu espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la primera carta del Apóstol San Pablo a los Corintios 12, 3b‑7. 12‑13
Hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo
Hermanos :
Nadie puede decir *Jesús es Señor+, si no es bajo la acción del Espíritu Santo.
Hay
diversidad de dones, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de
servicios, pero un mismo Señor; y hay diversidad de funciones, pero un
mismo Dios que obra todo en todos.
En cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien común.
Porque,
lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los
miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es
también Cristo.
Todos
nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en
un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de
un solo Espíritu.
REFLEXIÓN
“VIVIR EN EL ABSURDO”
La
imagen que nos deja S. Pablo de la iglesia que ha nacido de las manos
de Jesús comparándola con un cuerpo, nos ofrece un punto de apoyo
extraordinario para hacer alguna reflexión y sacar algunas conclusiones.
Nuestro
cuerpo humano está animado por una misma vida que impulsa todos
nuestros miembros, habiendo una coordinación perfecta entre todos y
ejerciendo cada uno su función, distinta al resto, pero orientada al
conjunto total; este cuerpo, solo marcha bien el momento que cada
miembro realiza su función en beneficio del resto.
Jamás
veremos que un miembro se independice y no quiera saber nada del resto y
podamos decir que funciona perfectamente; cuando alguno se separa del
resto, muere, o cuando alguno se enferma y no realiza su función, el
cuerpo entero se adolece y sufre las consecuencias.
Cada
miembro tiene su misión específica, puesta al servicio de los demás y,
solo existe la armonía y la felicidad cuando esto funciona así.
Pues
bien, esta es la imagen que Pablo da de la iglesia: La vida y la fuerza
que anima ese gran cuerpo es el Espíritu Santo que vive en cada uno de
los miembros de ese cuerpo y los anima.
Cada
uno de nosotros viene a ser como una célula de ese cuerpo que tiene una
misión única, distinta e irreemplazable, que no puede ser ejecutada si
no es orientada al bien común del conjunto.
Lo
mismo que en un cuerpo, cuando un miembro falla, repercute en todo el
cuerpo, exactamente igual ocurre aquí, de la misma manera un miembro no
puede independizarse del resto, pues haría que todo el conjunto se
resienta.
En
un cuerpo, cuando un miembro está muerto, no hay más remedio que
extirparlo pues podría hacer morir a otros muchos. La misma conclusión
tendríamos que aplicar en la iglesia.
Cada
uno de nosotros tenemos, como miembros que somos, una misión de cara
al resto, que no podemos eludirla sin que repercuta en los demás y no
podemos descargarla en otro, ya que cada uno tiene la suya.
Cuando hay un miembro que está enfermo, no tiene más remedio que curarse o desecharse del cuerpo.
Lo
triste y lamentable es haber querido cambiar las cosas y esforzarnos en
admitir que es posible vivir desconectados los unos de los otros y
hasta haciendo lo contrario, confundiendo la tolerancia y el respeto con
la cobardía y el miedo a defender la verdad, y permitiendo que con
la excusa del respeto aparezcan signos de división y hasta de
discordia. Y la verdad no puede convivir con la mentira como tampoco lo
puede hacer la luz con la oscuridad; el Espíritu Santo no puede vivir en
estas situaciones
Secuencia
Ven, Espíritu divino,
manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre;
don, en tus dones espléndido;
luz que penetra las almas;
fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.
Entra hasta el fondo del alma,
divina luz, y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre
si tu le faltas por dentro;
mira el poder del pecado
cuando no envías tu aliento.
Riega la tierra en sequía,
sana el corazón enfermo,
lava las manchas, infunde
calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito,
guía al que tuerce el sendero.
Reparte tus siete dones
según la fe de tus siervos.
Por tu bondad y tu gracia
dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno.
Amén.
Aleluya
Aleluya, aleluya.
Ven, Espíritu Santo,
llena los corazones de tus fieles
y enciende en ellos la llama de tu amor.
Aleluya.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según San Juan 20, 19‑23.
Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo. Recibid el Espíritu Santo
Al
anochecer de aquel día, el día primero de la semana, estaban los
discípulos en una casa, con las puertas cerradas, por miedo a los
judíos. En esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:
-Paz a vosotros.
Y
diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se
llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:
-Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo.
Y dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo:
-Recibid
el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan
perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.
REFLEXIÓN
¡¡VEN ESPÍRITU SANTO!!
Cada
vez que pienso en nuestra situación no puedo evitar el proyectarla en
aquel grupito pequeño de personas que habían conocido a Jesús, que
habían vivido a su lado y lo habían visto cómo no hubo fuerza que lo
sujetara y lo aturdiera impidiéndole vivir en libertad y amarrarlo a
unos esquemas predeterminados en consonancia con un sistema.
Ellos
en cambio, pudieron sopesar dos realidades: la de Jesús y la del
sistema que les empujaba, lo mismo que hizo con Jesús. Ahora se
encuentran escondidos sin saber qué hacer, asustados, porque le temen
ser coherentes con lo que han vivido y con la tentación a olvidarse de
todo, pasar la página y no responder a nada de lo que han vivido…
Algo
muy parecido a lo que nos está ocurriendo: es increíble ver la imagen
de los niños incapacitados por completo de guardar un minuto de
silencio, de observar la belleza de una flor, la actitud solidaria de
alguien… han de estar completamente distraídos con una máquina que les
tenga ocupados, da la sensación que no tuvieran interior, incluso los
padres se sienten molestos si es que algo les conmueve y evitan que se
encuentren con el dolor.
Es
de una tristeza enorme ver cómo nos arrancado las raíces y cuando un
niño o un joven oye hablar del sufrimiento que pasaron sus mayores,
inmediatamente cambia de onda y dice que no le interesan esas historias,
pero tampoco le interesa escuchar que debemos tener aspiraciones… solo
le interesa vivir lo inmediato, pero nos encontramos a la gente perdida
completamente sin saber de dónde viene, qué hace aquí ni a dónde va.
Es
triste ver que la gente no quiere saber de nada y su único interés es
“vivir mejor”, “disfrutar de la vida”… pero cuando preguntas qué es
disfrutar de la vida o vivir mejor, te das cuenta que todo está centrado
en perderte en el ruido, en el placer, en la inconsciencia… y terminar
en el vacío y en la soledad más absoluta y sin sentido
Ansiamos
ser libres e independientes y eso lo reducimos a hacer lo que nos viene
en gana sin que haya nada ni nadie que nos lo impida, pero vemos que
nos quedamos en la ansiedad y el vacío, pues a eso que le llamamos
libertad queda supeditado a tener el dinero que se necesita para
realizarlo con lo que todo queda reducido a aquello inmediato que
podemos gozar sin necesidad del dinero y a eso le llamamos “felicidad”.
Estamos
viendo cómo en nuestra vida se han cerrado las puertas para Dios, para
los temas transcendentes, para todo aquello que no esté marcado con el
sello del dinero, del lujo, del placer, de la apariencia.
Nuestro
interior ha quedado cerrado, es un sótano oscuro donde no cabe nada, la
palabra no es un instrumento de encuentro, sino de pelea y no gozamos
escuchándonos, menos aun confiando en lo que nos dicen o decimos,
preferimos el ruido, donde no se pueda escuchar y donde no podamos
hablar… Hemos destruido el espacio donde podamos escuchar al Espíritu
del Señor y habría que gritar: VEN ESPÍRITU SANTO y ayúdanos a hacer
silencio, a vaciar el sótano y a iluminarlo con tu luz, a limpiar
nuestra vida, a romper nuestros miedos y a recibir tu PAZ, para que,
teniendo experiencia de ella, podamos ser testigos.
El Espíritu Santo
.:*Pentecostés*:.
la Venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles
la Venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles
Hola
amigos de los Mensajeros de María, tras un período de cuarenta días de
reflexión y una emotiva Semana Mayor que nos permitió acercarnos al
sacrificio de nuestro Señor, nos reunimos nuevamente con ustedes en la
espera del gran día de Pentecostés, donde Jesús asciende al cielo y en
su lugar nos envía al Espíritu Santo.
La promesa de enviar al Espíritu Santo era tan importante, que fue lo último que dijo Cristo a sus discípulos antes de elevarse al cielo, y esa promesa se CUMPLIÓ. En Pentecostés encontramos por lo tanto, una prueba más de que Dios cumple sus palabras, y que podemos esperar, con confianza, que hará lo que nos ha prometido: Su Palabra es Verdad.
La promesa de enviar al Espíritu Santo era tan importante, que fue lo último que dijo Cristo a sus discípulos antes de elevarse al cielo, y esa promesa se CUMPLIÓ. En Pentecostés encontramos por lo tanto, una prueba más de que Dios cumple sus palabras, y que podemos esperar, con confianza, que hará lo que nos ha prometido: Su Palabra es Verdad.
«Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, no vendrá a vosotros el Paráclito; pero si me voy, os lo enviaré.» (Juan 16:7)
.:*Que ES el Espíritu Santo*:.
Muchos
cristianos se preguntan: Quién es el Espíritu Santo, puesto que en
nuestra fe, se suele dar poca relevancia a éste aliado nuestro en los
momentos de dificultad, por ello, dedicaremos nuestra meditación de hoy a
hablarles del Paráclito o Consolador, o cómo más comúnmente es llamado
por el pueblo laico: El Espíritu Santo.
La Santa Biblia dedica numerosos pasajes a exaltar la importancia del Espíritu Santo en la vida del cristiano, y hasta el propio Jesús invocó su presencia en los momentos de mayor sacrificio o duda. Su mención es una constante desde el comienzo de la historia de nuestra fe, y tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento se glorifica su presencia y sus dones.
Al respecto, uno de los más grandes misterios de la teología, es el dogma de la Santísima Trinidad, esa CREENCIA nuestra que nos asegura que Dios es uno y trino.
Muchos preguntan ¿cómo puede ser esto?. Precisamente por ello se ha proclamado DOGMA, ya que no puede ser entendido completamente, pero que es verdadero. Expliquémoslo de esta manera. Imagínense ustedes un gran árbol, como un roble, que tiene tres ramas grandes de donde salen sus hojas, cada rama no es el árbol pero está prendida de él. Dios es el gran tronco y las tres ramas son las tres personas, de esta manera Dios es uno pero tres al mismo tiempo.
La Santa Biblia dedica numerosos pasajes a exaltar la importancia del Espíritu Santo en la vida del cristiano, y hasta el propio Jesús invocó su presencia en los momentos de mayor sacrificio o duda. Su mención es una constante desde el comienzo de la historia de nuestra fe, y tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento se glorifica su presencia y sus dones.
Al respecto, uno de los más grandes misterios de la teología, es el dogma de la Santísima Trinidad, esa CREENCIA nuestra que nos asegura que Dios es uno y trino.
Muchos preguntan ¿cómo puede ser esto?. Precisamente por ello se ha proclamado DOGMA, ya que no puede ser entendido completamente, pero que es verdadero. Expliquémoslo de esta manera. Imagínense ustedes un gran árbol, como un roble, que tiene tres ramas grandes de donde salen sus hojas, cada rama no es el árbol pero está prendida de él. Dios es el gran tronco y las tres ramas son las tres personas, de esta manera Dios es uno pero tres al mismo tiempo.
Por
eso a esto se le ha llamado misterio de la Santísima Trinidad siendo el
Espíritu la 3ra persona que la conforma. Nuestra Madre estuvo llena del
Espíritu Santo desde siempre y lo transmitió a Juan en el vientre de
Isabel, y luego este mismo Espíritu comulgó con ella haciéndola tan pura
y perfecta, aunque esa cualidad era una virtud que broto de ella desde
su nacimiento por lo cual Dios Padre la escogió entre todas las mujeres
para ser el Sagrario viviente.
Por ello se dice que María es Esposa del Espíritu Santo pues el vino sobre ella y engendró a Jesús.
El
Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con
su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de
Dios." (Lucas 1,35)
Este anuncio se cumple efectivamente:
"La generación de Jesucristo fue de esta manera: Su madre, María, estaba desposada con José y, antes de empezar a estar juntos ellos, se encontró encinta por obra del Espíritu Santo." (Mateo 1,18).
Como hemos dicho, el Paráclito vino también sobre Isabel y Zacarías, padres de Juan el Bautista:
"Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena del Espíritu Santo y exclamando con gran voz, dijo: «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno" (Lucas 1,41-42)
"Zacarías, su padre, quedó lleno de Espíritu Santo, y profetizó diciendo: «Bendito el Señor Dios de Israel porque ha visitado y redimido a su pueblo." (Lucas 1,67-68)
El Espíritu Santo ya actuaba y ya revelaba la Verdad a algunos. De hecho, aunque el mensaje completo de Cristo no se predicaba aun, ya podía predicarse que Él era el Mesías, Verdad revelada por el Espíritu Santo al anciano Simeón en el templo de Jerusalén:
"Y he aquí que había en Jerusalén un hombre llamado Simeón; este hombre era justo y piadoso, y esperaba la consolación de Israel; y estaba en él el Espíritu Santo. Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de haber visto al Cristo del Señor. Movido por el Espíritu, vino al Templo; y cuando los padres introdujeron al niño Jesús, para cumplir lo que la Ley prescribía sobre él, le tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: «Ahora, Señor, puedes, según tu palabra, dejar que tu siervo se vaya en paz; porque han visto mis ojos tu salvación, la que has preparado a la vista de todos los pueblos, luz para iluminar a los gentiles y gloria de tu pueblo Israel.» (Lucas 2,25-32).
Este anuncio se cumple efectivamente:
"La generación de Jesucristo fue de esta manera: Su madre, María, estaba desposada con José y, antes de empezar a estar juntos ellos, se encontró encinta por obra del Espíritu Santo." (Mateo 1,18).
Como hemos dicho, el Paráclito vino también sobre Isabel y Zacarías, padres de Juan el Bautista:
"Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena del Espíritu Santo y exclamando con gran voz, dijo: «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno" (Lucas 1,41-42)
"Zacarías, su padre, quedó lleno de Espíritu Santo, y profetizó diciendo: «Bendito el Señor Dios de Israel porque ha visitado y redimido a su pueblo." (Lucas 1,67-68)
El Espíritu Santo ya actuaba y ya revelaba la Verdad a algunos. De hecho, aunque el mensaje completo de Cristo no se predicaba aun, ya podía predicarse que Él era el Mesías, Verdad revelada por el Espíritu Santo al anciano Simeón en el templo de Jerusalén:
"Y he aquí que había en Jerusalén un hombre llamado Simeón; este hombre era justo y piadoso, y esperaba la consolación de Israel; y estaba en él el Espíritu Santo. Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de haber visto al Cristo del Señor. Movido por el Espíritu, vino al Templo; y cuando los padres introdujeron al niño Jesús, para cumplir lo que la Ley prescribía sobre él, le tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: «Ahora, Señor, puedes, según tu palabra, dejar que tu siervo se vaya en paz; porque han visto mis ojos tu salvación, la que has preparado a la vista de todos los pueblos, luz para iluminar a los gentiles y gloria de tu pueblo Israel.» (Lucas 2,25-32).
Son
muy importantes los relatos en que los evangelistas hablan del Bautismo
de Jesús, donde se hizo visible el Espíritu Santo, en forma de paloma, y
que aparecía para dar fe de su existencia y de su poder, y que el
Espíritu de Dios estaba en y con Cristo, quien bautizaría con Espíritu
Santo a sus seguidores:
"Sucedió que cuando todo el pueblo estaba bautizándose, bautizado también Jesús y puesto en oración, se abrió el cielo, y bajó sobre él el Espíritu Santo en forma corporal, como una paloma; y vino una voz del cielo: «Tú eres mi hijo; yo hoy te he engendrado.» (Lucas 3,21-22).
"Bautizado Jesús, salió luego del agua; y en esto se abrieron los cielos y vio al Espíritu de Dios que bajaba en forma de paloma y venía sobre él. Y una voz que salía de los cielos decía: «Este es mi Hijo amado, en quien me complazco.» (Mateo 3,16-17).
"En cuanto salió del agua vio que los cielos se rasgaban y que el Espíritu, en forma de paloma, bajaba a él. Y se oyó una voz que venía de los cielos: «Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco.» A continuación, el Espíritu le empuja al desierto" (Marcos 1,10-12).
"Y Juan dio testimonio diciendo: «He visto al Espíritu que bajaba como una paloma del cielo y se quedaba sobre él. Y yo no le conocía pero el que me envió a bautizar con agua, me dijo: "Aquel sobre quien veas que baja el Espíritu y se queda sobre él, ése es el que bautiza con Espíritu Santo." (Juan 1,32-33).
"Sucedió que cuando todo el pueblo estaba bautizándose, bautizado también Jesús y puesto en oración, se abrió el cielo, y bajó sobre él el Espíritu Santo en forma corporal, como una paloma; y vino una voz del cielo: «Tú eres mi hijo; yo hoy te he engendrado.» (Lucas 3,21-22).
"Bautizado Jesús, salió luego del agua; y en esto se abrieron los cielos y vio al Espíritu de Dios que bajaba en forma de paloma y venía sobre él. Y una voz que salía de los cielos decía: «Este es mi Hijo amado, en quien me complazco.» (Mateo 3,16-17).
"En cuanto salió del agua vio que los cielos se rasgaban y que el Espíritu, en forma de paloma, bajaba a él. Y se oyó una voz que venía de los cielos: «Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco.» A continuación, el Espíritu le empuja al desierto" (Marcos 1,10-12).
"Y Juan dio testimonio diciendo: «He visto al Espíritu que bajaba como una paloma del cielo y se quedaba sobre él. Y yo no le conocía pero el que me envió a bautizar con agua, me dijo: "Aquel sobre quien veas que baja el Espíritu y se queda sobre él, ése es el que bautiza con Espíritu Santo." (Juan 1,32-33).
Más
aun, sobre los Apóstoles ya había descendido también, aunque con otro
efecto, el de darles poder de perdonar los pecados, dice la Escritura:
"Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.» (Juan 20,22-23).
Luego,
en la Transfiguración de Jesús (4to misterio de luz en el rosario) la
misma voz habló desde lo alto y una luz encegueció a los apóstoles
mientras Jesús brillaba en gloria delante de ellos.
Es el Espíritu Santo el que habita en nosotros cuando obramos las cosas que Nuestro Padre del cielo nos ordena. Pero cuando obramos mal, el Espiritu Santo queda relegado pero no ausente de nosotros. Es él, precisamente quien inspira los cantos a Nuestro Dios, las oraciones, y lo más importante, las palabras que forman parte de la Biblia y orienta las leyes de la Iglesia.
Tambien
ha sido llamado el “Paráclito”, y ¿Qué significa esta palabra?,
significa abogado o intercesor aun cuando otros lo han relacionado como
Consolador, por eso se le llama al Espíritu Consolador de las almas.
La Iglesia nos enseña que el Espíritu Santo es capaz de proveer en nosotros 7 dones sagrados que desarrollan en nuestro ser diferentes virtudes agradables a Dios, los cuales son:
La Iglesia nos enseña que el Espíritu Santo es capaz de proveer en nosotros 7 dones sagrados que desarrollan en nuestro ser diferentes virtudes agradables a Dios, los cuales son:
• Sabiduría
• Inteligencia
• Consejo
• Fortaleza
• Ciencia
• Piedad
• Temor de Dios
Estos dotes no son mas que disposiciones permanentes que hacen al hombre dócil para seguir los impulsos del Espíritu Santo. Debemos conocerlos bien para poder pedirlos con mas exactitud. Por ello cuando vemos a una persona sabemos si el Espiritu de Dios está en ella pues reconocemos los dones de él y vemos sus virtudes.
Es fácil llamarlo y para ello tenemos dos caminos: El primero es pedirselo directamente a Jesús con nuestra oración, al leer la Biblia, al comulgar, al iniciarse la misa o el Santo Rosario. Nuestra Madre del cielo, en sus apariciones en Medgujorje, ha insistido fuertemente en la invocación al Espíritu Santo más que a los mismos Santos del cielo.
El
segundo camino es pedirle a su Esposa, para que nos salude como lo hizo
con Isabel dejandonos impregnados de su presencia. La gente cree que
puede rezar horas a un Santo sin la intervención del Espiritu Santo,
pero esto no sirve de nada, el Espíritu de Dios debe estar en nosotros y
manifestarse como abogado principal para llevar nuestra oración a Dios
Padre, aun cuando el Santo interceda Él también usará al Espíritu Santo
pues sabe que el camino a Dios es éste.
Tan importante es esto, que Jesús en su misericordia dejo dicho:
De cierto os digo que todos los pecados serán perdonados a los hijos de los hombres, y las blasfemias cualesquiera que sean; pero cualquiera que blasfeme contra el Espíritu Santo, no tiene jamás perdón, sino que es reo de juicio eterno (Marcos 3:28-29).
Hoy día, se ofende mucho al Espíritu de Dios con las prácticas de la brujería, horóscopos, Feng Shui o la Nueva Er, las cuales son ritualizaciones ideadas por hombres sin la intervención de ninguna fuerza proveniente de Dios. Todas estas falsas creencias intentan sustituir la fe de un Dios Verdadero con la adoración a otros dioses falsos.
Asi
que hermanos no nos dejemos engañar. Los cristianos debemos estar
claros, El Espíritu de Dios es una entidad real, un soplo de vida que
nos asiste sana y fortifica NO PERMITAMOS QUE SE LE OFENDA con estas prácticas que solo confían en los astros, nuestra fe debe estar en EL CREADOR DE LOS ASTROS Y TODO EL UNIVERSO.
Invoquemos al Espíritu Santo en todo momento, al despertar, al comer, al orar y al iniciar cualquier actividad. Santifiquemos para Dios todas nuestras cosas, pidiéndole al Padre que derrame su Espíritu sobre ello, sobre nuestra familia, nuestro hogar y sobre nuestra vida, pero eso si, hagamos de nuestro cuerpo y nuestro ser un templo digno para que Él more en nosotros.
Y bien, son innumerables las cosas que podemos decir del Espíritu Santo pero no nos alcanza este corto espacio así que dejemos que sea él mismo quien las de a conocer a ustedes.
Invoquemos al Espíritu Santo en todo momento, al despertar, al comer, al orar y al iniciar cualquier actividad. Santifiquemos para Dios todas nuestras cosas, pidiéndole al Padre que derrame su Espíritu sobre ello, sobre nuestra familia, nuestro hogar y sobre nuestra vida, pero eso si, hagamos de nuestro cuerpo y nuestro ser un templo digno para que Él more en nosotros.
Y bien, son innumerables las cosas que podemos decir del Espíritu Santo pero no nos alcanza este corto espacio así que dejemos que sea él mismo quien las de a conocer a ustedes.
.:*Oración al Espíritu Santo*:.
Ven, Dios Espíritu Santo
y envíanos desde el cielo
Tu luz, para iluminarnos.
Ven ya, padre de los pobres
Luz que penetra en las almas
Dador de todos los dones.
Fuente de todo consuelo,
Amable huésped del alma,
Paz en las horas de duelo.
Eres pausa en el trabajo,
brisa en un clima de fuego,
consuelo en medio del llanto.
Ven, luz santificadora,
Y entra hasta el fondo del alma
de todos los que te adoran.
Sin tu inspiración divina
los hombres nada podemos
y el pecado nos domina.
Lava nuestras inmundicias,
fecunda nuestros desiertos
y cura nuestras heridas.
Doblega nuestra soberbia,
calienta nuestra frialdad,
endereza nuestras sendas.
Concede a aquellos que ponen
en Ti su fe y su confianza,
tus siete sagrados dones.
Danos virtudes y méritos,
danos una buena muerte
y contigo el gozo eterno.
Ven, Dios Espíritu Santo
y envíanos desde el cielo
Tu luz, para iluminarnos.
Ven ya, padre de los pobres
Luz que penetra en las almas
Dador de todos los dones.
Fuente de todo consuelo,
Amable huésped del alma,
Paz en las horas de duelo.
Eres pausa en el trabajo,
brisa en un clima de fuego,
consuelo en medio del llanto.
Ven, luz santificadora,
Y entra hasta el fondo del alma
de todos los que te adoran.
Sin tu inspiración divina
los hombres nada podemos
y el pecado nos domina.
Lava nuestras inmundicias,
fecunda nuestros desiertos
y cura nuestras heridas.
Doblega nuestra soberbia,
calienta nuestra frialdad,
endereza nuestras sendas.
Concede a aquellos que ponen
en Ti su fe y su confianza,
tus siete sagrados dones.
Danos virtudes y méritos,
danos una buena muerte
y contigo el gozo eterno.
QUE
EL SANTO ESPIRITU DE DIOS DESCIENDA SOBRE USTEDES Y LES ACOMPAÑE
SIEMPRE. BENDITO Y ALABADO SEA POR SIEMPRE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO.
Les dejamos a continuación un enlace para quienes quieran ahondar un poco mas sobre los dones del Espíritu Santo.
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