|
Pablo Manna, Beato |
Martirologio Romano: En Nápoles, en Italia, beato Pablo Manna, presbítero
del Pontificio Instituto para Misiones Extranjeras, que fue misionero en
Birmania, pero por razón de su salud hubo de dejarlo,
dedicándose a la evangelización, a la predicación de la palabra
de Dios y a favorecer la unión de los cristianos
(1952).
Fecha de beatificación: 4 de noviembre de 2001 por S.S.
Juan Pablo II.
El 16 de
enero de 1872, en Avellino, nace Pablo Manna, quinto hijo
de Vicente y de Lorenza Ruggeri. La familia Manna pertenece
a la pequeña burguesía de la Campania y cuenta entre
sus miembros con empresarios, comerciantes y políticos. En 1874 fallece
su madre Lorenza y Pablo es enviado a Nápoles con
sus tíos. A los 10 años vuelve a Avellino y
encuentra en casa una nueva madre, pues su padre Vicente
había contraído nuevas nupcias. La vida del joven Pablo se
desliza serena, aunque el ambiente familiar haya adquirido cierta rigidez
en la educación moral y espiritual.
Acude a la escuela con
diligencia y empeño y consigue buenos resultados, sobre todo en
las materias literarias y en las ciencias. Le gusta pasar
las vacaciones con sus tíos sacerdotes, que le reciben muy
complacidos y le acompañan esmeradamente. Más tarde serán para él
una referencia en su vida. En 1897 decide entrar en
una joven Congregación de origen alemán y es enviado a
Roma para cursar estudios filosóficos y teológicos. Cuatro años más
tarde, atraído siempre por el deseo de dedicar su vida
a las misiones, tras un largo y profundo discernimiento, deja
la Sociedad Católica Instructiva y entra en el Instituto Misiones
Extranjeras de Milán. Lleva consigo la carta de un canónigo
de Avellino dirigida al Superior del Instituto misionero que dice:
«...sobre todo es de excelente conducta; considero que vuestro seminario
adquiere con él un tipo magnífico».
Pablo se prepara en Milán
con seriedad y pasión al sacerdocio misionero, integrando el estudio
de las materias teológicas con lecturas misioneras y escuchando los
relatos hechos por misioneros que han vuelto. El 19 de
mayo de 1894 es ordenado sacerdote en el Duomo de
Milán. El Padre Pablo parte hacia Birmania (Myanmar), su campo
de trabajo misionero, el 3 de octubre de 1895 y
pasa allí dos años, alternando el estudio de las lenguas
y de la cultura del pueblo con el trabajo apostólico.
Su salud se resiente debido a la gran actividad y
especialmente a la malaria que le afecta repetidamente. En pocos
años debe volver a Italia tres veces, hasta que, el
4 de julio de 1907, tendrá que hacerlo para siempre.
Escribía en esa ocasión: «Veo muy obscuro el futuro. Veo
destruidas tantas esperanzas y planes de obras buenas, me veo
a los 35 años envuelto en dificultades diversas...». No obstante,
esa prematura vuelta a casa no será una derrota para
el ardoroso misionero, sino que constituirá un cambio providencial.
Tras algunos
meses de convalecencia, al P. Manna se le confía la
redacción de la revista “Le Missioni Cattoliche”. Comienza así una
actividad que caracterizará su vida: la animación misionera y vocacional,
realizada sobre todo a través de la prensa y posteriormente
a través de la fundación de la Unión Misionera del
Clero. En 1916, en efecto, juntamente con Mons. Guido María
Conforti, fundador de las Misiones Javerianas y obispo de Parma,
presenta al Papa Benedicto XV el proyecto de la Unión
Misionera del Clero, con la intención de difundir el espíritu
misionero entre los obispos, sacerdotes y personas consagradas, consiguiendo despertar
el apoyo más entusiasta.
Al comienzo de los años veinte, un
nuevo campo de trabajo se abre al dinámico misionero de
Avellino: la apertura y la dirección en Ducenta (Campania) del
Seminario Meridional para las Misiones Extranjeras. Es la realización de
un sueño que había acariciado durante más de veinte años,
es decir, poner en marcha una obra vocacional misionera en
el Sur de Italia.
En 1924, el Instituto Misiones Extranjeras de
Milán celebra su primer Capítulo General y el P. Manna
es elegido Superior General. Este hecho encierra para el Instituto
un significado especial porque supone el comienzo de un proceso
que desembocará en el nacimiento del P.I.M.E. (Pontificio Instituto Misiones
Extranjeras), uniendo los dos Seminarios misioneros de Milán y Roma.
Precedentemente estaban presididos simplemente por un director que dependía en
todo de Propaganda Fide.
Durante su mandato de diez años, el
P. Manna contribuye a la redacción de las nuevas Constituciones,
abre las puertas del Instituto a la acogida de los
hermanos Laicos, aumenta el número de las casas en toda
Italia para el reclutamiento y la formación de los aspirantes
a las misiones. Emprende un largo y complejo viaje a
todas las fundaciones misioneras fuera de Italia.
Fue durante tal viaje
cuando el P. Manna maduró la idea de escribir las
"Observaciones sobre el método moderno de evangelización en Asia". Una
de las obras más llamativas del P. Manna como Superior
General será la preparación para la fundación de las Misioneras
de la Inmaculada, rama femenina de su Instituto.
Diez años después,
el segundo Capítulo General elige, por insistencia suya, a un
nuevo Superior, y el P. Manna, finalmente libre de esa
incumbencia, puede volver a actividades más acordes con él: sigue
el nacimientos del Instituto de las Misioneras de la Inmaculada,
toma decididamente entre sus manos la dirección de la Unión
Misionera, acompaña el crecimiento y el desarrollo de la Región
Meridional del PIME, del que es elegido Superior Regional. Aunque
su salud se va debilitando, el ardor misionero no decae.
Continúa escribiendo y publicando, insiste para que en la Iglesia
haya un creciente interés por las obras misioneras y con
tal fin se dirige a los obispos y cardenales. La
enfermedad mientras tanto iba minándole hasta invadirle totalmente. El P.
Manna muere en Nápoles el 15 de septiembre de 1952.
El 23 de junio de 1961, sus restos mortales se
llevan a “su” Seminario de Ducenta. Diez años más tarde
se pone en marcha el proceso de canonización.
Si usted tiene
información relevante para la canonización del beato Pablo, contacte a:
Secretariato P. Pablo Manna Seminario S.
Cuore Via Roma 165 81038 Trentola
Ducenta (CE), ITALIA
|
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario