sábado, 12 de mayo de 2012

Salvador Hernández, cura exorcista:

 “El ritual antiguo es más contundente y eficaz que la moderna versión”


El padre Salvador Hernández Ramón es el exorcista oficial de la diócesis de Cartagena-Murcia: cuatro obispos consecutivos han confiado en él para esa función. Ha decidido hablar de su lucha contra demonios, maleficios y oscuridades en el reciente libro del periodista José María Zavala «Así se vence al demonio» (LibrosLibres). Lo hace por la misma razón que su maestro, el exorcista oficial de la diócesis de Roma, el padre Gabriel Amorth, que en 1990 publicó su libro «Habla un exorcista»: para evangelizar, ayudar a la gente oprimida por el Maligno, prevenir contra las prácticas de riesgo (brujería, «new age», adivinación, amuletos…) y animar a una vida de sacramentos y cercanía con Dios.
- ¿Cómo ha llegado usted a servir a la Iglesia como exorcista?
- Hace 27 años que trabajo en pastoral de prisiones y visito cárceles. Desde el principio me encontré allí con chicos que habían jugado con espiritismo, ouijas o habían realizado pactos satánicos. Me decían que no podían cambiar, que todo les iba mal porque pertenecían al demonio, que estaban enganchados, etc…
- ¿Enganchados como drogadictos?
- Llevo años trabajando con drogadictos. Fundé una asociacion para que se desenganchen. Muchos no admiten su problema: te dicen “bah, sólo soy porrero [fumador de hachís] de fin de semana”, o “no estoy enganchado, yo controlo”. Pero no controlan, ni el que se dedica a la droga ni el que se dedica a la magia.
- ¿Hay magia sin intervención demoníaca?
- Toda la magia consiste en que actúen demonios. Cuando actúan hechizos o maleficios, siempre hay detrás un brujo. Un brujo es una persona que busca poder y está dispuesta a hacer daño. Pacta con un demonio, pero el demonio siempre acaba dominando al brujo. Algunos magos, cuando ven que ´ya no controlan´ y que se acerca su destrucción, acuden a mí, me piden ayuda. Para liberarles son necesarios muchos años de exorcismo y un cambio de vida, una vida cristiana fuerte.
- ¿Cuánta Nueva Era es realmente diabólica, con presencia demoníaca?
- Muchas ofertas de la Nueva Era, como el reiki, consisten en que alguien te impone las manos. ¿Qué garantías tienen de esa persona? Puede ser un brujo camuflado. He tratado muchos que vienen del reiki, de recibir esa imposición de manos, de abrirse a guías, a entes, ¡es como el espiritismo, es abrir una puerta a los espíritus malignos! También puede darse en pseudo-meditaciones trascendentales. La Conferencia Episcopal de EEUU ya explicó que el Reiki y otras técnicas de Nueva Era no son eficaces según la comunidad científica, no tienen rigor… Pertenecen al mundo de la supersticion. Pero yo he visto varios casos de demonios introducidos por reiki o por invocaciones.
- En el libro “Así se vence al demonio” no se mencionan fenómenos de liberación de lo maligno ligados a la Renovación Carismática Católica, como la oración de liberación o la oración en lenguas (en griego, glosolalia). El padre Rufus Pereira, de la Asociación Internacional de Exorcistas, cuenta que su primer caso lo solucionó orando en lenguas al estilo carismático, no con un exorcismo… ¿qué validez le otorga a esto?
- No niego que haya dones y carismas que ayuden a la liberación. Eso depende sólo del Espíritu Santo. Pero creo que el ritual de nuestra madre, la Iglesia, da mayor eficacia a la liberación a corto, medio y largo plazo.
- ¿Y qué validez tiene una oración de liberación o una orden a un demonio, para que se vaya, por parte de un cristiano protestante o un pastor evangélico, etc…? Conozco exorcistas que lo valoran y otros que no.
- “Si tienes fe como un granito de mostaza”… La fe en Cristo, Dios y Hombre, invocarle a Él y su salvación, es eficaz, aunque seas protestante. Pero la eficacia de la Iglesia y de su ritual es mayor. Además, los sacramentos, la comunión, la confesión, obran por su propia gracia y son poderosos.
- ¿Y si una persona oprimida por el demonio le dice: “Bueno, padre, ya no le necesito más, yo ya rezo por mi cuenta y voy a misa de vez en cuando, no necesito sus exorcismos”?
- A medias tintas, no hay eficacia. Una profesora de Nueva Era que acudía a mí para los exorcismos no quería asumir una vida cristiana plena. Le dije: “Teléfono rojo con Dios no lo tiene nadie”. Hay que pasar por los sacramentos, la oración… Lo otro es Nueva Era y engaño. Cuando uno es liberado y baja la guardia se expone a que vuelva el demonio. No funciona eso de ser inconstante, o llevarse agua y sal exorcizada y “ya me arreglo yo”. No, hace falta conversión y sacramentos. Hay gente liberada del maligno que recayó luego por ir a macrobotellones o sitios de desenfreno, por romper su vida de fe.
- ¿Tiene sentido que un exorcista interrogue a un demonio? Me refiero a cuando lo tiene “atado”, muy debilitado…
- San Juan al demonio le llama padre de la mentira. De veinte cosas que te diga, la mayoría son falsas. Cuando está ya muy debilitado y agotado quizá te anuncie el día en que saldrá finalmente, y luego puede que sea cierto. Pero por lo general yo no les creo nunca. Jesús no parlamentaba con ellos, los expulsaba. Es inútil tratar de sacarle información a un demonio sobre temas dogmáticos, exégesis, etc… Una pérdida de tiempo. Todos ellos buscan dirigir a la persona a su destrucción.
- ¿Qué síntomas indican una presencia demoníaca en una persona?
- Todos tienen aversión contra lo sagrado, cruces, imágenes santas, Biblia… Luego hay otros signos, distintos según la persona: fuerza descomunal, dilatacion de pupilas, cosas antinaturales, hablar lenguas desconocidas, etc…
- ¿Qué es lo que lleva a sufrir esta presencia diabólica?
- Hoy hay menos “defensas” porque hay más increencia y hedonismo y se da la espalda a Dios. Volvemos a una época pre-cristiana, como en el Imperio Romano. Ese vacío lo ocupan falsos sucedáneos: la Nueva Era, las sectas, el satanismo…
- Hay quien alarga la lista y añade de todo: el alcohol, la droga, el rock…
- El desenfreno es malo siempre. El rock que puede llevar a lo demoníaco es el satánico. No todo el rock es malo. Yo de chaval estuve en un grupo de rock “bueno”, con 14 años. Nos llamábamos “The Buitres”, jaja. Y luego en otro que se llamaba “The Surfing”. Y voy a decir algo que poca gente sabe: resulta que Benedicto XVI es un gran experto en rock satanista. Parece mentira, pero es algo que él ha estudiado.
- ¿Y cómo se combate la acción maligna, diabólica?
- Todo eso se combate con oración, sacramentos, una buena confesión (los pecados mayores primero), rezando el Rosario, meditando la Palabra de Dios, con la devoción al Arcángel San Miguel… La invocación a San Pío de Pietrelcina y Juan Pablo II molesta mucho a los demonios, porque son dos grandes santos…Veo también que hoy en las casas cristianas faltan imágenes cristianas. Y que es importante bautizar a los niños cuanto antes… ¡Alguna enfermera o doctor, quizá de una secta satanista, podría hacerles un maleficio antes de su bautizo! En un caso que cuento en el libro el demonio nos dijo: “Yo llegué antes”, es decir, consagraron al demonio a ese niño antes de que le bautizaran.
- Este tema de los brujos es complejo… ¿Cómo averiguar quién hace maleficios, cómo demostrarlo? África tiene un problema con miles de personas estigmatizadas como supuestos brujos, cuando se trata sólo de niños o ancianos, cabezas de turco… Pero en República Centroafricana, por ejemplo, se mantiene un “crimen por causar daño mediante brujería”, heredado del Código de la época colonial francesa…
- Por supuesto que hay una pléyade de charlatanes de feria, buscones y aprovechados, que no tienen base satánica real y son falsos magos, estafadores que sacan el dinero a los ignorantes. Pero si se comprueba realmente que alguien es un sacerdote satánico, con eficacia real y repetida para causar el mal, con pruebas y testigos ¿no debería haber alguna penalización para alguien así? Está por legislar. Nosotros, los exorcistas, oramos desde la misericordia y pedimos la conversión de todos.
- ¿Cómo se forma un exorcista del siglo XXI?
- La enseñanza teórica que dan en los cursos del Regina Apostolurum, en Roma, está bien: leyes, temas de sectas, psicología… Van a ellos exorcistas y gente que trabaja en temas relacionados con sectas o satanismo. Yo estuve en uno. Pero además, como dicen en el “talego”, “me busqué” la vida. Hice amistad con el padre Gabriel Amorth, el exorcista de la diócesis de Roma. Había leído su libro en Planeta Testimonio. Él aprendió de su maestro, el padre pasionista Candido Amantini. Y estuve con él un año, aprendiendo en Roma. Mis cuatro obispos vieron la necesidad de especialización; de ahí mi experiencia con Amorth. Es bueno especializarse, tener la teoría y acumular casos.
- ¿Y qué aprendió?
- Bueno, los dos hemos visto que el ritual antiguo, el de 1614, sintetizado por Pablo V, es más eficaz que la nueva revisión, la moderna. Los liturgistas que la hicieron no consultaron a los exorcistas: tiene salmos más bonitos, pero es descafeinado, suave. Yo usaba antes el ritual moderno, de los años 90, pero hoy veo más eficaz el de 1614.
- ¿Tiene que ver con el latín?
- No sé si tiene algo que ver el latín. Lo que está claro es que tiene más “mandatos”, más órdenes de expulsión, es más contundente.
- ¿Cuántos exorcistas hay en España?
- Una estadística en el libro dice que hay 18 diócesis con exorcista oficial; es una tercera parte de las del país. Los que trabajamos en este campo nos consultamos unos a otros, compartimos experiencias, etc… El padre Lorenzo Alzina, de Mallorca, que lleva en esto desde 1976, me consulta casos, me envía algunos… También hablamos con el padre Juan José Gallego, de Barcelona; el padre Enrique, aquí en Madrid… “Tengo tal caso, ¿como lo trabajas tú?” Por ejemplo, casos que se quedan atrancados. Pero el ritual necesita frecuencia, hay gente que le cuesta viajar cada semana a otra región para recibir los exorcismos. Debería haber más sacerdotes dedicados a este ministerio.
- ¿Cómo evita el exorcista caer en el divismo? En varios países hay casos de exorcistas, igual que en otros servicios que llaman la atención de la gente, llevados por la fama hacia la desobediencia, ¿cómo se prevé esto?
- Nuestra referencia siempre ha de ser Cristo y su humildad. La humildad es el antídoto contra todos los engaños del demonio. “Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón”, dice el Señor. Además, los exorcistas no liberamos a nadie, no tenemos mérito: el que libera es el Señor.
- En el libro cuenta usted muchos casos y además, y es más asombroso aún, hablan personas que han sufrido en carne propia o en su familia casos muy asombrosos… ¿No le da miedo la notoriedad?
- No quiero autobombo. Cuando acabe la promoción del libro, a la que me comprometí, me vuelvo a lo mío, mi parroquia, mis casos, mis presos. Sólo lo hago porque Juan Pablo II pidió que los exorcistas estuviésemos también en los areópagos modernos. “No flowers for me”, si se me permite el inglés macarrónico. Se trata sólo de ayudar a la gente. Después de ver las orejas al demonio, nunca mejor dicho, muchos pasan de la increencia o el ateismo práctico, de una vida de comodidades, a una vida de oración, fe y dos o tres rosarios al día…



In Nomine Dei Patri

San Benito, protégenos

Te conjuramos, espíritu del Mal, para que no te acerques a estas páginas, ni a sus autores, ni a sus familias; y que te alejes de esta medalla de San Benito bajo cuya protección y amparo han sido colocadas; en el nombre de Dios Padre Omnipotente, que hizo el cielo y la tierra, el mar y todo lo que en ellos se contiene. Asimismo, que desaparezcan y se alejen de esta medalla toda la fuerza del Adversario, todo el poder del Diablo, todos los ataques e ilusiones de Satanás, a fin de que todos los que la usaren gocen de la salud de alma y cuerpo. Amén. Así sea.

San Antonio Abad, ayúdanos

San Antonio Abad, patrono de los eremitas, nos enseñó que "la meditación fortalece el alma contra las pasiones y el Mal". Y dejó escrito que para luchar contra el Mal, son infalibles armas tales como la fe, la oración, la paz interior o la humildad. Su símbolo y el de los primitivos Antonianos, la cruz Tau de color azul - cruz de la que siglos después se apropiaron los franciscanos-, es también el nuestro, junto a la medalla de San Benito, el patriarca de los monjes. Ambos santos ejemplares son nuestros protectores e inspiradores en la constante lucha que mantenemos contra las fuerzas del Mal.




El Exorcismo

El demonio existe. Sigue actuando hoy. Si Dios le dejara libre, ninguno de nosotros sobreviviría. No pudiendo matar nuestro cuerpo, busca matar nuestra alma. Pero ¿Cómo nos defenderemos de él sin saber de qué maneras puede atacarnos? En el combate directo con el maligno pocos hombres han acumulado tanta experiencia como el Padre Gabrielle Amorth. El exorcista oficial de la diócesis de Roma. Oigámosle.
Padre Pío
En el año 1986 el vicario de la diócesis de Roma, el entonces Cardenal Poletti, me encargó hacer exorcismos. Me dio esa facultad para ayudar al Padre Cándido, exorcista muy conocido, con 36 años de experiencia. Que estaba un poco enfermo y necesitaba ayuda. Entré así en un mundo nuevo. En el mundo de los exorcismos, del cual nunca me había ocupado. En nuestras comarcas, nunca se había oído hablar de exorcismo, ni de la existencia de un exorcista.
Cuando me di cuenta que había poquísimos exorcistas, pensé escribir un libro sobre los exorcismos. Yo quería que ese libro expusiera las instrucciones que el Padre Cándido me había dado a mí. El Padre Cándido, un Pasionista muerto en 1992, fue mi maestro durante seis años. El libro se llama “Habla un Exorcista”. Y yo creí que tendría un éxito modesto. Pero la realidad es que obtuvo un grandísimo éxito. En italiano está ya en la décima octava edición, y ha sido traducido a catorce lenguas. También ha sido traducido al español, y ya está en la tercera edición. El libro ha sido leído con interés, también en otras naciones. ¿Porqué?. Porque efectivamente, en toda la Iglesia Católica Latina, se había abandonado por tres siglos el ritual de los exorcismos. Y de ahí, que se haya hecho interesante hablar de ellos.
Quisiera subrayar el nuevo impulso dado a la reanudación de los exorcismos, que se vio favorecido por dos acontecimientos importantes: El primero, fue el discurso que pronunció el Papa Pablo VI el 15 de noviembre de 1972, en el que calificó al demonio de “peligro número uno para la salvación de las almas”. Fue un discurso que tuvo un gran eco, y hasta provocó escándalo en aquellos para quienes el diablo es una figura mítica y no un ser real. Debo también admitir, que a los exorcistas nos prestó un buen servicio la película El Exorcista. Un film que tuvo gran resonancia en todo el mundo, a pesar de tener escenas irreales, con efectos espectaculares. Pero logró difundir de nuevo la palabra exorcista, y la figura de ese sacerdote que tiene el poder de expulsar al demonio.
Mientras que ahora, entre nosotros, en toda la Iglesia Católica Latina, encontrar un exorcista se ha convertido una tragedia. Es dificilísimo. En este libro que he escrito en tantas lenguas, figura la dirección del editor. Este recibe continuamente cartas de todo el mundo. También de España. De gente que querría venir a Roma para ser exorcizados por mí. Y yo trato de disuadirlos, porque para exorcizar a una persona no basta un exorcismo. Algunos creen que pueden venir a Roma, recibir un exorcismo y volverse a casa curados. Se necesitan muchos y muchos exorcismos. Yo he escrito, que puedo estar contento, si en un caso de mediana gravedad, la persona se libera en cuatro o cinco años, al ritmo de un exorcismo por semana. Se entiende así que no se puede pretender, que una persona que está por ejemplo en Madrid, venga a Roma una vez por semana durante cinco, seis ó siete años. A veces incluso se necesitan más.
El exorcismo es una oración de imprecación. Para que tenga éxito, es necesario que en algún momento dado, intervenga el Señor de manera verdaderamente milagrosa.
Allí donde no hay exorcistas, trato de poner a los interesados en contacto con los grupos de oración carismática católica. Que no hacen exorcismos, sino oraciones de curación y liberación. También estas oraciones son eficaces, porque Jesús dio el poder de expulsar demonios, con la fuerza de su nombre, a todos los que creen en él. La diferencia es esta, que el exorcismo es una oración oficial, hecha en nombre de la Iglesia, con la autoridad de la Iglesia, y por sí, es más eficaz, más fuerte. En cambio, la oración de liberación, es una oración personal. Pero si se hace con fe, también resulta muy eficaz esta oración de liberación, que pueden hacer todos los que creen en Jesucristo, sean hombres, mujeres, niños o adultos.
Si el sacramento de la confesión libera las almas del poder de Satanás. Para sustraer los cuerpos a la posesión del maligno, se requiere el exorcismo. Veamos, qué es y cómo se realiza.
El exorcismo es una plegaria. No es por tanto algo espantoso. Algo que hace temblar a la gente. Es una simple oración. En la que se pide a Dios liberar a la persona de la presencia o de la influencia del diablo. Y se manda al diablo que en nombre de Cristo, se valla.
Yo antes de empezar me pongo la estola, que es el típico indumento sacerdotal, estola violeta. Me pongo la estola larga, porque me es más cómodo, poder ponérselo sobre la espalda, a la persona que debe ser exorcizada. Luego, empiezo con el agua bendita. Esto es, un frasco con agujeros. Y bendigo a la persona con el agua bendita. Luego, le hago besar el crucifijo. Yo uso un crucifijo en que está inserta la medalla de san Benito, que contiene varias frases contra el demonio. San Benito no era exorcista, pero era un santo. Y sabemos que los santos liberan del demonio, aún sin ser exorcistas. Es interesantísimos ver cuántos santos, sean hombres o mujeres, han liberado a personas del diablo. Por ejemplo, en tiempos de Santa Catalina de Siena, cuando un exorcista no lograba liberar a una persona, la enviaba a Santa Catalina de Siena, que no era sacerdote, que no era exorcista, pero era santa y lo liberaba.
Para ser exorcista es necesario ser sacerdote nombrado por el obispo. Un obispo no puede nombrar exorcista a un laico. Sólo puede designar a un sacerdote.
Luego, le hago besar el crucifijo. Y a continuación empiezo a decir mis oraciones con la mano sobre la cabeza. En general, los sacerdotes exorcistas tienen en la otra mano, el libro con el ritual de los exorcismos, pero yo no lo necesito, porque me los se de memoria, después de haber hecho tantos. Y pongo la otra mano sobre la espalda. Y así, recto. En un determinado momento utilizo el óleo. Óleo de los catecúmenos. Que es el óleo que usan en el bautismo. Y unjo con él a la persona.
Recuerdo, que para liberar a una persona posesa, se necesitan tantos y tantos exorcismos. Por eso conviene tener cerca un exorcista. Yo acostumbro a decir a los que me vienen: “diríjase a su obispo y pida el exorcismo”, con la esperanza de que los obispos, a fuerza de oír tantas y tantas demandas, se decidan a nombrar exorcistas, aunque sólo lo sea, para verse libre de la insistencia de tantas personas.
Normalmente, la persona no se libera durante un exorcismo. El exorcismo reza por la liberación. Pero a menudo la persona se ve libre cuando acude a un santuario Mariano, como por ejemplo, el de nuestra Señora del Pilar, o incluso al más cercano a su casa. A menudo se liberan después de una larga adoración eucarística. He tenido casos de pacientes míos que se han liberado en meses, después de haber rezado durante toda la noche ante la gruta de Lourdes. Es importantísima la oración. El evangelio nos dice que algunos diablos no se echan sino con la oración y el ayuno. Naturalmente es importante que rece la persona interesada, que recen sus familiares, y que se haga plegaria en cada comunidad religiosa o grupos de oración. Porque la liberación del demonio es fruto de una intervención extraordinaria de Dios, que se obtiene mediante la oración.
En sustancia, la oración del exorcismo se resume en una frase: “en nombre de Jesús, Satanás, vete”. Porque se basa en este poder que Jesucristo dio a lo apóstoles, después a los 72 discípulos, y finalmente a todos los que creen en él: “en mi nombre expulsarán a los demonios.” Por eso, lo esencial, es la imposición a Satanás; "en nombre de Jesús, Satanás, sal".
Durante los exorcismos suelen suceder tantos hechos insólitos. Tengo en la mano una serie de objetos, que han sido vomitados durante los exorcismos. Me sucede que muchas veces las personas, tienen un mal maléfico hecho mediante la invocación al demonio con un sacerdote de Satanás, o con personas ligadas a Satán, y que hacen maleficios. La causa más frecuente, por la cual una persona se ve atacada por el demonio, es porque ha sido víctima de un maleficio. Se trata de una persona que, por odio o por interés o venganza u otro motivo ha encargado a un satanísta, a un sacerdote de Satanás, a un mago, o a una bruja, que le haga un maleficio a alguien. Qué es un maleficio. Es hacer mal a una persona por medio del diablo. Maleficio es una palabra genérica. El mal infringido a la persona, por medio del diablo, puede hacerse de muchos modos diversos. La forma más común del maleficio, es el hechizo. El maleficio puede hacerse con un hechizo, con el mal de ojo, con una maldición, con un rito brujo, con una macumba, con un rito satánico. Puede hacerse de muchos modos diversos. A veces las personas que lanzan maleficios, usan objetos, que por vía maléfica, introducen dentro de la persona o dentro de la casa. Por ejemplo, sucede que una persona no logre dormir, y crea haber recibido algo malo. Mira dentro de la almohada, y descubre objetos extraños, que han sido colocados dentro. Mechones de pelo, cuerdas atadas. El caso más grave que yo he conocido, es el de uno, que dentro de su almohada encontró un sapo. Cómo consiguió entrar dentro. Por vía maléfica, por vía mágica, mediante un maleficio. O sea, a través de la acción del diablo.
Las víctimas, para liberarse, necesitan deshacerse de los objetos que les han metido en el estómago de modo invisible.  Y sucede entonces, cuando vomitan estos objetos, salen cosas verdaderamente extrañas. Voy a enseñarles algunas. Por ejemplo, vean uno que vomitó en una sola vez una cadena metálica así de larga. Esto otro, es un abre latas. Muchas pilas. Incluso viví el caso de una persona a quien el demonio le dijo que le haría vomitar una radio transmisora completa. Aquí veo otros objetos, a menudo figuras de plástico, clavos, pilas, llaves. O sea, objetos varios, que han sido vomitados. Yo me he dado cuenta que estos objetos se materializan en el instante en que salen de la boca. Si uno hubiese hecho una radiografía del estómago a aquella persona antes del exorcismo no habría visto nada. Me di cuenta de eso viendo varias veces escupir a personas poseídas. Un exorcista debe habituarse a recibir muchos salivazos.
La posesión es la más estricta a curar pero también la más rara de las actuaciones diabólicas. El demonio tiene otros modos más solapados y eficaces de influir en el mundo sin que sus víctimas se percaten. Descubrámoslo.
Tengamos presente, que el demonio es un ángel caído y conserva toda su inteligencia y toda la capacidad que tienen los espíritus impuros. El diablo ejerce una doble actividad: la ordinaria y la extraordinaria. La actividad ordinaria es tentar al hombre al pecado. Es la actividad que a él más le interesa y a la que todos estamos sujetos. Cristo, al hacerse hombre, aceptó someterse a las tentaciones del diablo. Ciertamente él derrotó a Satanás en su intento. Nosotros no poseemos la misma fortaleza que Jesucristo, pero contamos con la gracia y la pedimos con la oración y los sacramentos. Y sabemos por la Biblia, que Dios no permitirá que seamos tentados más allá de nuestras fuerzas. Pero es necesaria nuestra resistencia y nuestra lucha.
Esta es la actividad ordinaria del demonio. Su actividad extraordinaria es la de producir trastornos maléficos e incluso la posesión diabólica. Cuando decae la fe aumenta la superstición. Nosotros vivimos en un período en que de fe hay poquísima. Entonces, he aquí que va ocupando un gran espacio la superstición. Hoy la superstición puede practicarse de varios modos diversos. Como el de quienes se dejan esclavizar por magos. No son sólo personas ignorantes. También caen en esto, políticos, empresarios, personalidades del deporte, que no toman sus decisiciones sin antes consultar a su mago de confianza. Son pues, lacras muy difundidas que abren la puerta a la posesión diabólica.
El demonio puede atacar no sólo a personas individuales sino a comunidades enteras. No hay duda de que el demonio, entre todas las personas, busca preferentemente a las que ejercen más influencias sobre los otros. No me cabe ninguna duda que Stalin fuese satanista. Se vendió a Satán para tener éxito. No tengo ninguna duda también, de que un personaje como Hitler estuviese completamente invadido por Satanás. Hay que notar que Satán puede influir en grupos enteros. Yo creo que todo cuanto el nazismo ha hecho ha estado enteramente inspirado por Satán. Porque los nazis cometieron atrocidades que racionalmente no se pueden explicar.
Vemos así, cómo el diablo influye en el mundo de la política y en la vida social. Trata de apoderarse de los medios de comunicación de masas. En la televisión por ejemplo, en los programas de la tarde, predominan las películas de sexo, horror y violencia. Y tanta juventud y tantas personas mayores y de todas las edades, embotan sus mentes y se alejan enteramente de Dios a través de la continua visión de sexo, horror y violencia.
Es importante tener en cuenta, que el diablo puede atacar no sólo a personas individuales, sino a un grupo entero, que puede ser de poca monta o de gran importancia. Un ejemplo de grupo de poca monta, es el de un amigo mío que exorcizó a una clase entera de treinta a treinta y cinco jóvenes, que estaban simultáneamente influidos por el diablo. Y hubo que proceder a los exorcismos para liberarlos.
El diablo puede atacar de cuatro modos distintos. La posesión diabólica, la vejación, la obsesión y la infestación. La posesión, es cuando el diablo parece que entra dentro de la persona y actúa utilizando los miembros de esa persona. Es la forma más grave. Y si queremos un ejemplo bíblico, tenemos el caso del endemoniado de jeraza, que tenía una fuerza hercúlea y que asaltaba a quienes pasaban por aquel camino.

La segunda forma es la vejación. Cuando el diablo no está en la persona pero causa perturbaciones desde fuera. Por ejemplo, muchos santos han sido atacados por el diablo. Como el cura de Ars, que era echado de la cama, o por el Padre Pío, que era fustigado continuamente. Creo que casi todos los santos han sufrido vejaciones fuertes por parte del diablo.

La tercera forma es la obsesión. Esta se produce, cuando a uno le vienen pensamientos obsesivos, invencibles, que le martillean la cabeza y le incitan a la desesperación y al suicidio. También me he tenido que ocupar de varios de estos casos.

La cuarta forma es la infestación. Está reservada no a las personas sino a las casas, objetos e incluso los animales. El caso más común es el de la infestación de casas por el diablo. También puede actuar sobre objetos y algunas veces en animales. En estos casos, también se pueden practicar exorcismos.


El hombre ¿Cómo puede defenderse? La defensa principal es vivir en gracia de Dios. Cuando uno se acerca con frecuencia a los sacramentos, aunque le hayan lanzado un maleficio, puede que rebote como el búmeran. O sea, que el maleficio recaiga sobre la persona que lo lanza y no contra la persona contra la cual se dirige, que está acorazada con la gracia de Dios. Acorazada por la posesión de la Virgen, de los ángeles, y por tanto puede estar segura.
Sería un error gravísimo tener miedo al demonio. La Biblia nunca ha dicho que le tengamos miedo. Nos dice que le resistamos con fuerte fe. La fe vence al diablo. Esta es la victoria que vence al mundo: vuestra fe. Con la fe se vence al demonio

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