|
Juan de Ávila, Santo |
Patrono del clero secular español
Nacido en Almodóvar del Campo, Ciudad
Real (España), el 6 de enero de 1499 ó 1500.
El año 1513 fue a estudiar leyes a Salamanca. Regresó
a casa después de cuatro años y, aconsejado por un
franciscano, estudió filosofía y teología. Al poco tiempo murieron sus
padres. Fue ordenado sacerdote el año 1526. A su primera
misa asistieron doce pobres que comieron a su mesa. El
padre Juan de Ávila repartió sus bienes a los pobres
y se entregó a la oración y a la enseñanza
del catecismo.
El año 1535, llamado por el obispo, marchó
a Córdoba donde conoció a fray Luis de Granada. Allí
organizó predicaciones por los pueblos obteniendo muchas conversiones de personas
importantes. Dedicó también mucho tiempo al clero para quien fundó
centros de estudios como los colegios de San Pelagio y
de la Asunción. Al año siguiente, se desplazó a Granada
a donde fue llamado para ayudar al arzobispo Gaspar de
Ávalos en la fundación de la universidad. En esa ciudad
tuvo lugar la conversión de san Juan de Dios, quien
después de haber escuchado la predicación del padre Juan de
Ávila decidió dedicar su vida a los pobres, enfermos y
menesterosos.
El grupo sacerdotal de Juan de Ávila se formó en
Granada hacia el año 1537. Los sacerdotes operarios, que se
dedicaban a la predicación, vivían en comunidad, bajo la obediencia
del maestro Ávila. Él les aconsejaba robustecer su vida interior:
recibir frecuentemente la confesión y comunión, hacer dos horas de
oración de mañana y tarde, y estudiar el Nuevo Testamento. Juan
acudió a Baeza (Jaén) en 1539, donde ayudó en la
fundación de la Universidad, quizá su fundación más célebre. En
todas las ciudades por donde pasaba, Juan de Ávila procuraba
dejar la fundación de algún colegio o centro de estudios
para sacerdotes: tres colegios mayores o universidades y once colegios.
Desde 1551 comenzó a sentirse enfermo. Las molestias de su
enfermedad le obligaron a residir en Montilla hasta su muerte.
Su retiro le dio la posibilidad de escribir con calma
sus cartas y preparar mejor sus sermones y tratados. Las
cartas de Juan de Ávila llegaban a todo rincón de
España e incluso de Roma. De todas partes le pedían
consejo obispos, personas de gobierno, sacerdotes y seminaristas, discípulos, conversos,
personas humildes, enfermos, religiosos y religiosas. Estuvo relacionado con grandes
santos del siglo de oro español: Juan de Dios, Ignacio
de Loyola, Francisco de Borja, Teresa de Jesús. Esta última
le dio a examinar el libro de su vida. Una de
las virtudes principales del padre Juan de Ávila fue su
gran amor a la Eucaristía. Ya enfermo, quiso ir a
celebrar misa a una ermita, pero por el camino se
sintió imposibilitado. Entonces, el Señor se le apareció, en figura
de peregrino, y le animó a llegar hasta la meta.
En una de las últimas ocasiones en que celebró la
misa le habló el crucifijo: “Perdonados te son tus pecados”.
Murió
el 10 de mayo de 1569. Santa Teresa, al enterarse
de la muerte de Juan de Ávila, se puso a
llorar. Cuando le preguntaron por qué lloraba, respondió: “Lloro porque
la Iglesia de Dios pierde pierde a una gran columna”.
Fue beatificado el 4 de abril de 1894 por el
papa León XIII. Pío XII lo declaró Patrono del clero
secular español el 2 de julio de 1946, y el
papa Pablo VI lo canonizó el 31 de mayo de
1970.
|
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario