Hermanos: Paz y Bien a todos.
Beato Juan Pablo Magno |
Hoy, memorial de San José, Obrero celebramos también el primer
aniversario de la beatificación de otro José, Karol Josef Wojtyla,
conocido por el mundo como Juan Pablo II.
Poco es lo que puedo añadir a los que otros han dicho de una vida y un
papado tan trascendental. Fue el Papa de parte de mi niñez, juventud, y
mayor parte de vida adulta. Paulatinamente y con muchísima paciencia, el
Beato Juan Pablo fue rescatando a la Iglesia de la tiranía de numerosos
"mini-magisterios" de grupos de intereses de izquierda y derecha que se
habían arrogado para sí la autoridad de reinterpretar el depósito de
nuestra fe de acuerdo a sus prejuicios de clase y filosofías extrañas al
evangelio y a la ley natural. Hoy, su sucesor, Benedicto XVI puede
continuar con valentía y confianza la obra de reconstrucción y reforma
de la Iglesia gracias a los sólidos fundamentos dejados por el Beato
papa.
"Hemos sido elegidos y llamados para marchar, y no somos nosotros
quienes establecemos la meta de este camino". (Juan Pablo II - "
(¡Levantaos! ¡Vamos!)
Hoy celebramos el primer aniversario de la
beatificación del papa Juan Pablo II el Domingo de la Divina Misericordia.
No tengo palabras para agregar a la felicidad
de aquellos días. Solo puedo dar gracias
nuevamente a Dios por habérseme concedido poder estar allí. Fueron días esplendidos. Uno va cobrando
conciencia a medida que va pasando el tiempo y a su vez dándose cuenta de la
responsabilidad que nos toca como cristianos de seguir las huellas de los
santos, que de una u otra manera nos van indicando el largo camino que nos falta
recorrer.
Recomiendo leer la homilía delSanto Padre Benedicto XVI, donde resumía
brevemente vida y entrega de Juan Pablo II. Hoy – decía el Santo Padre Benedicto XVI - ,
su nombre se añade a la multitud de santos y beatos que él proclamó durante sus
casi 27 años de pontificado, recordando con fuerza la vocación universal a la
medida alta de la vida cristiana, a la santidad, como afirma la Constitución
conciliar sobre la Iglesia Lumen
gentium.
Y junto al Santo Padre repetimos: ¡Dichoso tú, amado Papa Juan Pablo, porque
has creído! Te rogamos que continúes sosteniendo desde el Cielo la fe del
Pueblo de Dios. Desde el Palacio nos has bendecido muchas veces en esta Plaza.
Hoy te rogamos: Santo Padre: bendícenos. Amén.
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