Del santo Evangelio según san Juan 16, 23-28
En verdad, en verdad os digo: lo que pidáis al Padre os lo dará
en mi nombre. Hasta ahora nada le habéis pedido en mi nombre. Pedid y
recibiréis, para que vuestro gozo sea colmado. Os he dicho todo esto en
parábolas. Se acerca la hora en que ya no os hablaré en parábolas, sino
que con toda claridad os hablaré acerca del Padre. Aquel día pediréis en
mi nombre y no os digo que yo rogaré al Padre por vosotros, pues el
Padre mismo os quiere, porque me queréis a mí y creéis que salí de Dios.
Salí del Padre y he venido al mundo. Ahora dejo otra vez el mundo y
voy al Padre.
Oración introductoria
Señor, Tú dijiste que todo lo que pidiera en tu nombre me lo
concederías. Te pido, Señor y Dios mío, la fe, la esperanza y el don de
la caridad. Estas tres virtudes me bastan, con ellas puedo amarte, darte
gloria, servirte y comunicarte a los demás.
Petición
Jesús, te suplico me concedas aquello que más necesite para ser un discípulo y misionero de tu amor.
Meditación del Papa
Después del gran descubrimiento de Jesucristo -nuestra vida, camino y
verdad- entrando en el terreno de la fe, en "la tierra de la Fe",
encontramos a menudo una vida oscura, dura difícil, una siembra con
lágrimas, pero seguros de que la luz de Cristo, al final, nos da una
gran cosecha.
Debemos aprender esto también en las noches oscuras; no olvidar que
la luz está, que Dios ya está en medio de nuestras vidas y que podemos
sembrar con la gran confianza de que el "sí" de Dios es más fuerte que
todos nosotros. Es importante no perder este recuerdo de la presencia de
Dios en nuestra vida, esta alegría profunda de que Dios ha entrado en
nuestra vida, liberándonos: es la gratitud por el descubrimiento de
Jesucristo, que ha venido a nosotros. Y esta gratitud se transforma en
esperanza, es estrella de la esperanza que nos da la confianza, es la
luz porque los dolores de la siembra son el inicio de la nueva vida, de
la grande y definitiva alegría de Dios, Benedicto XVI, 13 de octubre de 2011.
Reflexión
¿Para qué rezar, si no conseguimos nada? ¿Para qué rezar, si a veces
sentimos un muro de soledad a nuestro alrededor? Puede ser que no
recemos con fe, o que no pidamos lo que nos conviene.
Santa Teresa del Niño Jesús escribía lo siguiente: "Para mí, la
oración es un impulso del corazón, una sencilla mirada lanzada hacia el
cielo, un grito de reconocimiento y de amor tanto desde dentro de la
prueba como desde dentro de la alegría" (Santa Teresa del Niño Jesús,
ms. autob. C 25r).
Entonces sí vale la pena rezar, pues sólo se ve la luz en medio de
la oscuridad cuando miramos hacia delante, cuando descubrimos que Cristo
pasó antes que nosotros por la prueba de la cruz, y ahora está con Dios
Padre, y nos espera, y nos prepara un lugar.
También el cristiano puede ganar mucho si sabe orar en el nombre de Cristo, si no se deja aplastar por el dolor o el fracaso.
Toca a Dios decidir si nos concede eso que pedimos desde lo más
profundo del corazón. Pero incluso cuando no llega el regalo que
pedimos, no nos faltará el consuelo de saber que estamos en sus manos.
¿No es eso ya vivir en oración, el mejor regalo que podemos recibir de
nuestro Padre de los cielos?
Propósito
Hoy hablaré a alguien sobre la confianza que tengo de que Dios siempre escucha mi oración.
Diálogo con Cristo
Señor, dame la gracia de mantener siempre un buen humor, para poder
ser ese testigo de la alegría al saberme amado por Ti. Ser misionero de
la alegría y ser un misionero alegre, para los demás, que hermosa forma
de poder corresponder a tanto amor que me das.
Treinta días de oración a la Reina del Cielo.
A lo largo del mes de mayo, tengamos a María presente en nuestro
corazón y en nuestros hogares, entregándole un ramo de Rosas de oración.
No dejes de rezar la Novena al Espíritu Santo.
El domingo 27 de Mayo celebraremos la venida del Espíritu Santo que le
llamamos Pentecostés. Pidámosle al Espíritu Santo que nos renueve los
frutos y dones que nos concede.
Novena al Espíritu Santo |
Oraciones para cada día. |
|
|
Novena al Espíritu Santo |
Por la señal, etc.
Señor mío Jesucristo, etc.
ORACIONES PARA EMPEZAR TODOS
LOS DÍAS
¡Dios mío! Dios de amor y de verdad. Autor
de la santificación de nuestras almas, postrado humildemente ante vuestra
soberana Majestad, detesto en la amargura de mi corazón todos
mis pecados, como ofensas hechas a Vos, digno de ser
amado sobre todas las cesas. ¡Oh bondad infinita!
¡Quién jamás os
hubiera ofendido! Perdonadme, Señor, Dios de gracia y de misericordia,
perdonadme mis continuas infidelidades; el no haber tenido valor para
ejecutar cosa alguna buena, después que tantas veces vuestra misericordia
y gracia me han solicitado, reprendido, amenazado e inspirado amorosamente.
Me
pesa, me arrepiento de la ingrata correspondencia e indigna ceguedad
con que he resistido incesantemente a vuestros dulces y divinos
llamamientos. Mas propongo firmemente con vuestro auxilio de no ser
ya rebelde a Vos, de seguir en adelante vuestras tiernas
inspiraciones con suma docilidad. A este fin, alumbrad, oh fuente
de luz, mi entendimiento, fortaleced mi voluntad, purificad mi corazón,
arreglad todos mis pensamientos, deseos y afectos, y hacedme digno
de gustar los frutos bienaventurados que vuestros dones producen en
las almas que os poseen. Concededme las gracias que os
pido en esta Novena, si han de ser para mayor
gloria vuestra, y para que yo os vea, ame y
alabe sin fin en vuestra gloria.
Amén.
Invocación al Espíritu Santo
Ven
a nuestras almas ¡ Oh Espíritu SANTO! y del cielo envía de tu
luz un rayo.
Ven, padre de pobres, ven, de dones franco,
ven, de corazones lucido reparo.
Ven, consolador, dulce y soberano, huésped
de las almas, suave regalo.
En los contratiempos descanso al trabajo,
templanza en lo ardiente consuelo en el llanto.
Santísima luz de todo
cristiano, lo intimo del pecho, llena de amor casto.
En el
hombre nada se halla sin tu amparo, y nada haber puede
sin Ti, puro y santo.
Con tus aguas puras lava lo
manchado, riega lo que es seco pon lo enfermo sano.
Al
corazón duro doblegue tu mano, y ablande las almas que
manchó el pecado.
Vuelve al buen camino al extraviado, y al
helado enciende en tu fuego santo.
Concede a tus fieles en
Ti confiados de tus altos dones sacro setenario.
Aumento en virtudes
haz que merezcamos, del eterno gozo el feliz descanso.
Amén.
ORACIONES FINALES
PARA TODOS LOS DÍAS (excepto el último día)
Himno al Espíritu Santo
¡Ven,
oh Criador Espíritu! nuestras almas visitad, los pechos, que Vos
criasteis, llene gracia celestial.
Pues sois Paráclito Espíritu, Don del Padre
celestial, fuente viva, sacro fuego, unción santa, espiritual.
En tus dones
setiforrnes, tu promesa paternal, dedo eterno de Dios Padre nuestras
lenguas inflamad.
Ilustrad nuestros sentidos, el corazón inflamad, nuestros cuerpos, que
son flacos, con vuestra virtud armad.
Apartad los enemigos, danos la
divina paz y siendo Vos nuestra guía huyamos toda maldad.
Par
Vos al Padre y al Hijo, en esta vida mortal
conozcamos, y creamos siempre tu Divinidad.
A Dios PADRE sea gloria,
al HIJO gloria inmortal y al Espíritu PARÁCLITO por toda
la Eternidad.
Amén.
Oración
¡Oh Espíritu Santo! Divinísimo consolador de mi alma, fuego,
luz y celestial ardor de los corazones humanos, si es
para gloria de vuestra Majestad que yo consiga lo que
deseo y pido en este día, dignáos concedérmelo benignamente; y
sino dirigid mi petición, dándome las gracias que ha de
ser para vuestra mayor gloria y bien de la salvación
de mi alma. Amén.
Ahora cada uno se recogerá interiormente y
pedirá la gracia que más necesite. Hecha la petición, se concluirá
todos los días con antífona, verso, respuesta y oración siguientes:
Antífona
No
os dejaré huérfanos, aleluya; voy y vengo a vosotros, aleluya;
y se alegrará vuestro corazón, aleluya, aleluya.
V. Enviad, Señor, vuestro
Santo Espirito, y serán creados. R. Y renovaréis la faz de
la tierra.
Oración
Oh Dios, que habéis instruido los corazones de
los fieles con la ilustración del Espíritu Santo, dadnos el
sentir rectamente con este mismo Espíritu, y gozar siempre de
su consolación. Por Jesucristo Señor nuestro, tu Hijo, que vive
contigo y reina en la unidad del mismo Espíritu Santo,
Dios por todos los siglos de los siglos. Amén.
A continuación
rezar la oración del día que corresponda:
DÍA PRIMERO
Comenzar con la
oraciones preparatorias para todos los días.
¡Oh Espíritu Santo! Fuente viva
de divinas aguas que, en la creación del mundo, santificasteis
las inmensas que rodeaban el mundo y las aguas del
Jordán en el bautismo de Jesucristo, Señor nuestro; yo os
suplico que seáis en mi espíritu, tan árido y seco,
la Sagrada fuente de aguas vivas, que jamás se agote
y salte hasta la vida eterna; y la gracia que
os pido en esta Novena, si es para mayor gloria
vuestra y bien de mi alma. Amén.
Rezar tres veces el
Padre nuestro y el Ave María en honor de la
Santísima TRINIDAD, y terminar con la oraciones finales para todos
los días.
DÍA SEGUNDO
Comenzar con la oraciones preparatorias para todos los
días.
¡Oh Espíritu Santo! Que haciendo sombra con vuestra virtud altísima
a la purísima Virgen María, y llenándola al mismo tiempo
de gracia, obrasteis de un modo inefable y omnipotente la
obra infinita de la Encarnación del Verbo eterno, en el
seno virginal de vuestra celestial Esposa: haced sombra a mi
alma y concededme la gracia necesaria para que yo sea
digno de recibir al mismo Verbo divino hecho hombre y
sacramentado por mi amor, y también la especial que os
pido en esta Novena, si es para mayor gloria vuestra,
y bien de mi alma. Amén.
Rezar tres veces el Padre
nuestro y el Ave María en honor de la Santísima
TRINIDAD, y terminar con la oraciones finales para todos los
días.
DÍA TERCERO
Comenzar con la oraciones preparatorias para todos los días.
¡Oh
Espíritu Santo! Celestial paloma que, abriendo de par en par
los cielos, bajasteis sobre Jesús ya bautizado en el Jordán,
simbolizando: que desde cl momento en que tomó la naturaleza
humana, habitaba en él la plenitud de la Divinidad; bajad
sobre la mía pobre y miserable y llenadla del don
de sabiduría de consejo, de entendimiento y fortaleza, de ciencia,
piedad y temor de Dios; y dadme la gracia que
pido en esta Novena, si es para mayor gloria vuestra
y bien de mi alma. Amén.
Rezar tres veces el Padre
nuestro y el Ave María en honor de la Santísima
TRINIDAD, y terminar con la oraciones finales para todos los
días.
DÍA CUARTO
Comenzar con la oraciones preparatorias para todos los días.
¡Oh
Espíritu Santo! Nube lúcida que haciendo en el Tabor sombra
a Jesús transfigurado y glorioso, ilustrasteis aquel Santo monte, y
amparasteis en su excesivo temor a los Apóstoles, comunicándoles después
de la Ascensión de su Divino Maestro mucha luz, fervor
y gracia; ilustrad, proteged y fecundad mi alma para que
yo sea digno discípulo de Jesús, y dadme la gracia
que os pido en esta Novena, si es para mayor
gloria vuestra y bien de mi alma. Amén.
Rezar tres veces
el Padre nuestro y el Ave María en honor de
la Santísima TRINIDAD, y terminar con la oraciones finales para
todos los días.
DÍA QUINTO
Comenzar con la oraciones preparatorias para todos
los días.
¡Oh Espíritu Santo! Suave viento que llenó el Cenáculo
y dio fuerza y valor a los corazones de cuantos
os esperaban, orando fervorosamente unidos con una alma y un
corazón: ocupad ¡oh Espíritu de vida y amor! toda la
casa de mi pequeño espíritu, mí memoria, entendimiento y voluntad:
y dadme la gracia que os pido en esta Novena,
si es para mayor gloria vuestra y bien de mi
alma. Amén.
Rezar tres veces el Padre nuestro y el Ave
María en honor de la Santísima TRINIDAD, y terminar con
la oraciones finales para todos los días.
DÍA SEXTO
Comenzar con la
oraciones preparatorias para todos los días.
Oh Espíritu Santo! Luz clarísima
que ilustró el entendimiento de los santos Apóstoles, comunicándoles, como
Sol divino, toda la luz que necesitaban para su perfección
y para la conversión del mundo: llenad ¡oh luz beatísima!
todos los senos tenebrosos de mi interior, para que os
conozca y dé a conocer a todo el mundo; y
la gracia que os pido en esta Novena, si es
para mayor gloria vuestra y bien de mi alma. Amén.
Rezar
tres veces el Padre nuestro y el Ave María en
honor de la Santísima TRINIDAD, y terminar con la oraciones
finales para todos los días.
DÍA SÉPTIMO
Comenzar con la oraciones preparatorias
para todos los días.
¡Oh Espíritu Santo! Sagrado fuego que apareciendo
visible sobre los Apóstoles el día de Pentecostés, inflamasteis divinamente
sus corazones para que, abrasados en vuestro amor, encendiesen después
a todo el mundo en las mismas sagradas llamas: encended
en vuestros santísimos ardores mi corazón helado, para que, abrasado
mi espíritu en ellos, encienda en vuestro divino amor a
cuantos tratare; y dadme la gracia que os pido en
esta Novena, si es para mayor gloria vuestra y bien
de mi alma. Amén.
Rezar tres veces el Padre nuestro y
el Ave María en honor de la Santísima TRINIDAD, y
terminar con la oraciones finales para todos los días.
DÍA OCTAVO
Comenzar
con la oraciones preparatorias para todos los días.
¡Oh Espíritu Santo!
Llama ardiente de caridad que con el fuego de vuestro
amor inflamando el corazón de los santos Apóstoles y de
todos los hombres Apostólicos, les comunicasteis el don de lenguas
para la conversión del mundo; inflamad sagrado fuego de amor
a mi corazón y mi lengua para que siempre hable
gobernado por vuestro Espíritu, y fervoroso en la caridad, inflame
a todos para que observen fielmente vuestros divinos mandamientos; y
dadme la gracia que pido en esta Novena, si es
para mayor gloria vuestra y bien de mi alma. Amén.
Rezar
tres veces el Padre nuestro y el Ave María en
honor de la Santísima TRINIDAD, y terminar con la oraciones
finales para todos los días.
DÍA NOVENO
Comenzar con la oraciones preparatorias
para todos los días.
¡Oh Espíritu Santo! Caridad esencial que, difundida
en los corazones humanos, los divinizáis comunicándoles todas las divinas
gracias que se incluyen en nuestros siete dones, y comprenden
cuanto necesita la vida espiritual, propia de cada uno, y
la que deseáis se comunique a todos los hombres: difundidlos,
¡oh Caridad santísima! en mi corazón tan pobre de vuestros
siete dones, y que con ellos publique vuestras grandezas. ¡Oh
Dios misericordioso! Vos, que antiguamente llenasteis en este dichoso día
los pechos apostólicos de vuestra gracia, llenad los nuestros de
vuestros divinos carismas, concedednos tranquilos tiempos, confirmad las gracias que
os hemos pedido en esta Novena, si son para mayor
gloria vuestra y bien de nuestras almas. Amén.
Después de esta
oración, en lugar de la antífona, verso, respuesta y oración
de todos los días, se dirán las siguientes:
Antífona para el
DÍA NOVENO
Hoy se completaron los días de Pentecostés, aleluya; hoy
se reproducen los felices gozos, cuando el Espíritu Consolador bajó
sobre sus Apóstoles, aleluya; hoy, rayando el resplandor del divino
fuego, reposó el Espíritu Santo en forma de lenguas sobre
ellos, aleluya; hoy les hace fecundos en palabras, les inflama
de su amor y les llena de´ sus innumerables carismas,
aleluya, aleluya.
V. Fueron todos llenos del Espíritu Santo, aleluya. R. Y
comenzaron a hablar en varias lenguas, aleluya.
Oración
Oh Dios, que habéis
instruido en este día los Corazones de los fieles con
la ilustración del Espíritu Santo, dadme el sentir rectamente con
este mismo Espíritu, y gozar siempre de su consolación. Por
Jesucristo Señor nuestro, tu Hijo, que vive contigo y reina
en la unidad del mismo Espíritu Santo, Dios por todos
los siglos de los siglos. Amén.
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sábado 19 Mayo 2012 Sábado de la sexta semana de Pascua
San
Ivo
Leer el comentario del Evangelio por San
Fulgencio de Ruspe : «...el Padre os dará todo lo que le pidáis en mi nombre»
(Jn 15,16)
Lecturas
Hechos 18,23-28.
Después de haber
permanecido un tiempo allí, partió de nuevo y recorrió sucesivamente la región
de Galacia y la Frigia, animando a todos los discípulos. Un judío
llamado Apolo, originario de Alejandría, había llegado a Efeso. Era un hombre
elocuente y versado en las Escrituras. Había sido iniciado en el Camino
del Señor y, lleno de fervor, exponía y enseñaba con precisión lo que se
refiere a Jesús, aunque no conocía otro bautismo más que el de Juan. Comenzó a hablar con decisión en la sinagoga. Después de oírlo, Priscila y
Aquila lo llevaron con ellos y le explicaron más exactamente el Camino de
Dios. Como él pensaba ir a Acaya, los hermanos lo alentaron, y
escribieron a los discípulos para que lo recibieran de la mejor manera
posible. Desde que llegó a Corinto fue de gran ayuda, por la gracia de Dios,
para aquellos que habían abrazado la fe, porque refutaba vigorosamente a
los judíos en público, demostrando por medio de las Escrituras que Jesús es el
Mesías.
Salmo 47(46),2-3.8-9.10.
Aplaudan, todos
los pueblos,
aclamen al Señor con gritos de alegría; porque el Señor, el
Altísimo, es temible,
es el soberano de toda la tierra.
el Señor es el Rey de toda
la tierra,
cántenle un hermoso himno. El Señor reina sobre las naciones
el Señor se sienta en su trono sagrado.
Los nobles de los
pueblos se reúnen
con el pueblo del Dios de Abraham:
del Señor son los poderosos de la tierra,
y él se ha elevado inmensamente.
Juan 16,23b-28.
Aquél día no me
harán más preguntas. Les aseguro que todo lo que pidan al Padre, él se lo
concederá en mi Nombre. Hasta ahora, no han pedido nada en mi Nombre.
Pidan y recibirán, y tendrán una alegría que será perfecta. Les he dicho
todo esto por medio de parábolas. Llega la hora en que ya no les hablaré por
medio de parábolas, sino que les hablaré claramente del Padre. Aquel día
ustedes pedirán en mi Nombre; y no será necesario que yo ruegue al Padre por
ustedes, ya que él mismo los ama, porque ustedes me aman y han creído
que yo vengo de Dios. Salí del Padre y vine al mundo. Ahora dejo el
mundo y voy al Padre".
Extraído de la Biblia, Libro del
Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por
San Fulgencio de Ruspe (467-532) obispo Carta 14, 36
«...el Padre os dará todo lo que le pidáis en mi nombre» (Jn 15,16)
Al final de nuestras plegarias decimos: «Por Nuestro Señor Jesucristo, Tu Hijo» y no «Por el Espíritu Santo». Esta práctica de la Iglesia universal tiene su explicación. Se debe al misterio según el cual el hombre Jesucristo es el mediador entre Dios y los hombres (1 Tim 2,5) sacerdote eterno según el orden de Melquisedec, él que con su propia
sangre ha entrado en el Santuario, no en aquel que es imagen del
verdadero, sino en el cielo donde está sentado a la derecha del Dios e
intercede por nosotros (Heb 6,20; 9,24). El apóstol dice,
refiriéndose al sacerdocio de Cristo: «Así pues, ofrezcamos a Dios sin
cesar por medio de él un sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de
los labios que bendicen su nombre» (Heb 13,15). Por él ofrecemos el
sacrificio de alabanza y de oración, porque gracias a su muerte fuimos
reconciliados cuando aún éramos enemigos (Rm 5,10). Ha querido ofrecerse
como víctima por nosotros. Por esto, desde entonces, nuestra ofrenda
puede ser agradable a Dios. Por esto, San Pedro nos advierte con las
siguientes palabras: «También vosotros, como piedras vivas, vais
construyendo un templo espiritual, dedicado a un sacerdocio santo, para
ofrecer, por medio de Jesucristo, sacrificios espirituales agradables a
Dios» (1P 2,5). Por esto decimos a Dios Padre: «Por Jesucristo, tu Hijo,
Nuestro Señor.»
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