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Matías, Santo |
Apóstol
Etimológicamente significa “don de Dios”. Viene de la lengua hebrea.
Clemente
de Alejandría, basándose en la tradición, afirma que San Matías
fue uno de los 72 discípulos que el Señor envió
a predicar durante su ministerio. Los hechos de los Apóstoles
afirman que Matías acompañó al Salvador, desde el Bautismo hasta
la Ascensión.
Cuando San Pedro decidió proceder a la elección
de un nuevo Apóstol para reemplazar a Judas, los candidatos
fueron José, llamado Bernabé y Matías. Finalmente, la elección cayó
sobre Matías, quien pasó a formar parte del grupo de
los doce.
El Espíritu Santo descendió sobre él en Pentecostés
y Matías se entregó a su misión.
Clemente de Alejandría
afirma que se distinguió por la insistencia con que predicaba
la necesidad de mortificar la carne para dominar la sensualidad.
Esta lección la había aprendido del mismo Jesucristo.
Según la
tradición, predicó primero en Judea y luego en otros países.
Los griegos sostienen que evangelizó la Capadocia y las costas
del Mar Caspio, que sufrió persecuciones de parte de los
pueblos bárbaros donde misionó y obtuvo finalmente la corona del
martirio en Cólquida.
Los "Menaia" griegos sostienen que fue crucificado.
Se dice que su cuerpo estuvo mucho tiempo en Jerusalén
y que Santa Elena lo transladó a Roma.
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Matías, Santo |
---ooo0ooo--- Este
es el apóstol No. 13 (El 14 es San Pablo).
Es un apóstol "póstumo" (Se llama póstumo al que aparece
después de la muerte de otro). Matías fue elegido "apóstol"
por los otros 11, después de la muerte y Ascensión
de Jesús, para reemplazar a Judas Iscariote que se ahorcó.
La S. Biblia narra de la siguiente manera su elección:
"Después
de la Ascensión de Jesús, Pedro dijo a los demás
discípulos: Hermanos, en Judas se cumplió lo que de él
se había anunciado en la Sagrada Escritura: con el precio
de su maldad se compró un campo. Se ahorcó, cayó
de cabeza, se reventó por medio y se derramaron todas
sus entrañas. El campo comprado con sus 30 monedas se
llamó Haceldama, que significa: "Campo de sangre". El salmo 69
dice: "su puesto queda sin quién lo ocupe, y su
habitación queda sin quién la habite", y el salmo 109
ordena: "Que otro reciba su cargo".
"Conviene entonces que elijamos a
uno que reemplace a Judas. Y el elegido debe ser
de los que estuvieron con nosotros todo el tiempo en
que el Señor convivió con nosotros, desde que fue bautizado
por Juan Bautista hasta que resucitó y subió a los
cielos".
Los discípulos presentaron dos candidatos: José, hijo de Sabas y
Matías. Entonces oraron diciendo: "Señor, tú que conoces los corazones
de todos, muéstranos a cual de estos dos eliges como
apóstol, en reemplazo de Judas".
Echaron suertes y la suerte cayó
en Matías y fue admitido desde ese día en el
número de los doce apóstoles (Hechos de los Apóstoles, capítulo
1).
San Matías se puede llamar un "apóstol gris", que no
brilló de manera especial, sino que fue como tantos de
nosotros, un discípulo del montón, como una hormiga en un
hormiguero. Y a muchos nos anima que haya santos así
porque esa va a ser nuestra santidad: la santidad de
la gentecita común y corriente. Y de estos santos está
lleno el cielo: San Chofer de camión y Santa Costurera.
San Cargador de bultos y Santa Lavandera de ropa. San
Colocador de ladrillos y Santa Vendedora de Almacén, San Empleado
y Santa Secretaria, etc. Esto democratiza mucho la santidad, porque
ella ya no es para personajes brillantes solamente, sino para
nosotros los del montón, con tal de que cumplamos bien
cada día nuestros propios deberes y siempre por amor de
Dios y con mucho amor a Dios.
San Clemente
y San Jerónimo dicen que San Matías había sido uno
de los 72 discípulos que Jesús mandó una vez a
misionar, de dos en dos. Una antigua tradición cuenta que
murió crucificado. Lo pintan con una cruz de madera en
su mano y los carpinteros le tienen especial devoción.
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