jueves, 17 de mayo de 2012

La tristeza y el gozo


Juan 16, 16-20. Pascua. Todos los cristianos deberíamos vivir en esa alegría: Cristo ha resucitado, y está presente entre nosotros.
 
La tristeza y el gozo
Del santo Evangelio según san Juan 16, 16-20


Dentro de poco ya no me veréis, y dentro de otro poco me volveréis a ver. Entonces algunos de sus discípulos comentaron entre sí: ¿Qué es eso que nos dice: Dentro de poco ya no me veréis y dentro de otro poco me volveréis a ver y Me voy al Padre? Y decían: ¿Qué es ese "poco"? No sabemos lo que quiere decir. Se dio cuenta Jesús de que querían preguntarle y les dijo: ¿Andáis preguntándoos acerca de lo que he dicho: Dentro de poco no me veréis y dentro de otro poco me volveréis a ver? En verdad, en verdad os digo que lloraréis y os lamentaréis, y el mundo se alegrará. Estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en gozo.

Oración introductoria

Gracias, Señor, por recordarme que los momentos de confusión, de dificultad o de tristeza, son momentos para crecer, para amar más, para centrarme en lo esencial, para crecer en la fe y la confianza. Fortaléceme Señor, para salir de esta oración más unido a Ti.

Petición

Padre mío, ayúdame a vivir, y a trasmitir a los demás, la alegría de tu presencia.

Meditación del Papa

Jesús cuando, dirigiéndose a sus discípulos, afirma: "volveré a veros y se alegrará vuestro corazón y nadie os quitará vuestra alegría". Son palabras que indican una propuesta rebosante de felicidad sin fin, del gozo de ser colmados por el amor divino para siempre. Plantearse el futuro definitivo que nos espera a cada uno de nosotros da sentido pleno a la existencia, porque orienta el proyecto de vida hacia horizontes no limitados y pasajeros, sino amplios y profundos, que llevan a amar el mundo, que tanto ha amado Dios, a dedicarse a su desarrollo, pero siempre con la libertad y el gozo que nacen de la fe y de la esperanza. Son horizontes que ayudan a no absolutizar la realidad terrena, sintiendo que Dios nos prepara un horizonte más grande, y a repetir con san Agustín: "Deseamos juntos la patria celeste, suspiramos por la patria celeste, sintámonos peregrinos aquí abajo." Queridos jóvenes, os invito a no olvidar esta perspectiva en vuestro proyecto de vida: estamos llamados a la eternidad. Dios nos ha creado para estar con Él, para siempre. Esto os ayudará a dar un sentido pleno a vuestras opciones y a dar calidad a vuestra existencia. Benedicto XVI, Mensaje para la XXV Jornada Mundial de la Juventud, 2010.

Reflexión

Cuando muere un familiar o un amigo, sentimos una enorme tristeza, un vacío insufrible. Dejamos de verlo. Se crea en la familia, en el lugar de trabajo, en el club de amigos, un hueco que no sabemos cómo ocupar. El o ella ya no están con nosotros. Y aunque le necesitemos, ya no lo vemos...

Algo parecido pasó con Cristo. Murió. Los discípulos se quedaron "fuera de combate". El mundo, la sociedad, la prensa, los orgullosos y egoístas, celebraron fiesta. Pero Cristo resucitó. Lo vieron pocos, muy pocos, y se llenaron de alegría. Todos los cristianos deberíamos vivir en esa alegría: Cristo ha resucitado, y está presente entre nosotros.

Cuando nos detenemos en el frenesí de cada día y entramos en una iglesia, allí lo podemos encontrar. El "mundo" no se da cuenta de esto, pues todos tienen mucho que hacer, y les falta tiempo para abrir los ojos de la fe y encontrarse con Cristo. Pero Él está allí. Te espera, y me espera...

Propósito

Vivir hoy intensamente la caridad, como si fuera hoy mi último día.

Diálogo con Cristo

Jesús, Tú me enseñas que el amor produce alegría y paz. Y, sólo puedo realizarme en el amor, en la entrega generosa y confiada a los demás. Ayúdame a hacer esta misma experiencia cada día, porque me has creado para recibir y dar amor.

jueves 17 Mayo 2012
Jueves de la Sexta Semana de Pascua

Donde la Ascensión se celebró el jueves: lecturas de la solemnidad
San Pascual Bailón



Leer el comentario del Evangelio por
San Cesáreo de Arles : «El Reino de Dios... es justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo»

Lecturas

Hechos 18,1-8.


Después de esto, Pablo dejó Atenas y fue a Corinto.
Allí encontró a un judío llamado Aquila, originario del Ponto, que acababa de llegar de Italia con su mujer Priscila, a raíz de un edicto de Claudio que obligaba a todos los judíos a salir de Roma. Pablo fue a verlos,
y como ejercía el mismo oficio, se alojó en su casa y trabajaba con ellos haciendo tiendas de campaña.
Todos los sábados, Pablo discutía en la sinagoga y trataba de persuadir tanto a los judíos como a los paganos.
Cuando Silas y Timoteo llegaron de Macedonia, Pablo se dedicó por entero a la predicación de la Palabra, dando testimonio a los judíos de que Jesús es el Mesías.
Pero como ellos lo contradecían y lo injuriaban, sacudió su manto en señal de protesta, diciendo: "Que la sangre de ustedes caiga sobre sus cabezas. Yo soy inocente de eso; en adelante me dedicaré a los paganos".
Entonces, alejándose de allí, fue a lo de un tal Ticio Justo, uno de los que adoraban a Dios y cuya casa lindaba con la sinagoga.
Crispo, el jefe de la sinagoga, creyó en el Señor, junto con toda su familia. También muchos habitantes de Corinto, que habían escuchado a Pablo, abrazaron la fe y se hicieron bautizar.


Salmo 98(97),1.2-3ab.3c-4.


Canten al Señor un canto nuevo,
porque él hizo maravillas:
su mano derecha y su santo brazo
le obtuvieron la victoria.

El Señor manifestó su victoria,
reveló su justicia a los ojos de las naciones:
se acordó de su amor y su fidelidad
en favor del pueblo de Israel.
Los confines de la tierra han contemplado
el triunfo de nuestro Dios.



Aclame al Señor toda la tierra,
prorrumpan en cantos jubilosos.



Juan 16,16-20.


Dentro de poco, ya no me verán, y poco después, me volverán a ver".
Entonces algunos de sus discípulos comentaban entre sí: "¿Qué significa esto que nos dice: 'Dentro de poco ya no me verán, y poco después, me volverán a ver'?. ¿Y que significa: 'Yo me voy al Padre'?".
Decían: "¿Qué es este poco de tiempo? No entendemos lo que quiere decir".
Jesús se dio cuenta de que deseaban interrogarlo y les dijo: "Ustedes se preguntan entre sí qué significan mis palabras: 'Dentro de poco, ya no me verán, y poco después, me volverán a ver'.
Les aseguro que ustedes van a llorar y se van a lamentar; el mundo, en cambio, se alegrará. Ustedes estarán tristes, pero esa tristeza se convertirá en gozo.


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por

San Cesáreo de Arles (470-543), monje y obispo
Sermón 166

«El Reino de Dios... es justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo»

¿Cuál es, hermanos, el verdadero gozo sino el Reino de los cielos?
Y ¿qué es el Reino de los cielos, sino Cristo Nuestro Señor? Sé que todos
los hombres quieren poseer un verdadero gozo. Pero, se engaña el que quiere
ser feliz con sus cosechas sin cultivar su campo; se equivoca el que quiere
recoger frutos sin plantar árboles. No se puede poseer el verdadero gozo
sin la justicia y la paz... Mientras tanto, respetando la justicia y
poseyendo la paz, nos fatigamos durante un corto espacio de tiempo como
absorbidos sobre un buen trabajo. Pero después, tendremos un gozo sin fin
al final de este trabajo.

Escucha qué es lo que el apóstol Pablo dice de Cristo: «Él es
nuestra paz» (Ef 2,14)... Y el Señor, hablando con sus discípulos, les
dice: «Volveré a veros y vuestro corazón se regocijará, y vuestro gozo
nadie os lo podrá quitar» ¿Qué es este gozo que nadie os podrá arrebatar
sino él mismo, vuestro Señor, que nadie os podrá quitar?

Examinad, hermanos, vuestra conciencia; si en ella reina la
justicia, si queréis, deseáis y anheláis para todos la misma cosa que para
vosotros, sabed que el Reino de los cielos, es decir, Cristo el Señor,
permanece en vosotros.

No hay comentarios: