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Iván Merz, Beato |
Laico
Martirologio Romano: En la ciudad de Zagreb, en Croacia, beato
Ivan Merz, que, dedicado al estudio de las letras y
a la enseñanza, dio a los jóvenes el ejemplo de
un maestro fiel a Cristo y de un laico creyente
entregado al bien de la sociedad (1928).Nació en Banja Luka el 16 de diciembre de
1896, en la Bosnia ocupada por el imperio austro-húngaro, en
una familia liberal; fue bautizado el 2 de febrero de
1897. En el ambiente multi-étnico y multi-religioso de su ciudad
natal realizó sus estudios de primaria y secundaria, que terminó
cuando en Sarajevo era asesinado el príncipe heredero Francisco Fernando
(28 de junio de 1914). Por voluntad de sus padres,
y no suya, entró en la Academia militar de Wiener
Noustadt, que abandonó después de tres meses, molesto por la
corrupción del ambiente. En 1915 inició los estudios en la
universidad de Viena, aspirando a ser profesor, para poder dedicarse
a la instrucción y educación de los jóvenes en Bosnia,
siguiendo el ejemplo de su profesor Ljubomir Marakovic, hacia el
que sentía una profunda gratitud por haberle ayudado a descubrir
las riquezas del catolicismo.
En marzo de 1916 tuvo que
enrolarse en el ejército. Fue enviado al frente italiano, donde
pasó la mayor parte de los años 1917 y 1918.
Al concluir la primera guerra mundial se encontraba en Banja
Luka, donde vivió el cambio político y el nacimiento del
nuevo Estado yugoslavo. La experiencia de la guerra le hizo
madurar espiritualmente, pues, impresionado por los horrores de los que
fue testigo, poniéndose en las manos de Dios, se propuso
tender con todas sus fuerzas a la perfección cristiana.
Se
puede seguir su desarrollo espiritual gracias a su diario íntimo,
que comenzó a escribir durante sus estudios de secundaria y
prosiguió en el ejército, en el frente y durante los
estudios universitarios. En él se aprecia que su santidad no
fue fácil, que tuvo que luchar mucho por su ideal. Lo
atormentaba el problema del amor y luego el del dolor
y la muerte, que resolvía a la luz de la
fe. "No tengo la santa Eucaristía -escribe el 9 de
septiembre de 1917-. Vivo aquí como un pagano o una
fiera, como si el Agnus no fuera ya el centro
del cosmos, como si no existiera para nada. Dios Consolador,
ven a compenetrar mi naturaleza con átomos de eternidad, para
que, más semejante a ti, comprenda el curso de mi
existencia".
El 5 de febrero de 1918, estando en el
frente de batalla, escribió en su diario: "Nunca olvidarse
de Dios. Desear siempre unirse a él. Cada día, preferentemente
al alba, dedicarse a la meditación, a la oración, tal
vez cerca de la Eucaristía o durante la santa misa.
En esos momentos se han de hacer los proyectos para
la jornada que comienza, se examinan los propios defectos, y
se pide la gracia para superar todas las debilidades. Sería
terrible que esta guerra no me produjera ningún efecto positivo...
Debo comenzar una vida regenerada con el espíritu del nuevo
conocimiento del catolicismo. Confío sólo en la ayuda del Señor,
porque el hombre no puede hacer nada por sí mismo".
Después de la primera guerra mundial prosiguió sus estudios de
filosofía en Viena (1919-1920); luego se trasladó a París, donde
estudió en la Sorbona y el Instituto Católico (1920-1922). Con
su tesis sobre "la influencia de la liturgia en los
escritores franceses desde Chateaubriand hasta nuestros días", obtuvo el doctorado
en filosofía en la universidad de Zagreb (1923). Durante el
resto de su breve vida fue profesor de lengua y
literatura francesa y alemana en el Instituto arzobispal de Zagreb,
realizando con entrega ejemplar sus deberes de estado.
Colaboró como
apóstol de los jóvenes, primero en la Liga de los
jóvenes católicos croatas, y luego en la Liga croata de
las Águilas, que impulsó y con la que inauguró en
Croacia la Acción católica promovida por el Papa Pío XI.
Según él, la Organización debía contribuir ante todo a formar
una élite de apóstoles de la santidad. Con ese fin
debía servir también para la renovación litúrgica, de la que
fue uno de los primeros promotores en Croacia, anticipando cuatro
décadas las directrices del concilio ecuménico Vaticano II en esa
materia.
En su trabajo no le faltaron incomprensiones y dificultades
de diversos tipos, que afrontaba con una serenidad admirable, fruto
de su continua unión con Dios en la oración. En
opinión de quienes lo conocían bien, "con su mente y
su corazón se hallaba inmerso en lo sobrenatural".
Convencido de
que el medio más eficaz para la salvación de las
almas es el sufrimiento ofrecido al Señor, ofrecía sus penas
físicas y morales para obtener la bendición de sus actividades
apostólicas, y, ya cerca de su muerte, ofreció también su
joven vida por sus Águilas. Murió en Zagreb el 10
de mayo de 1928, a los 32 años de edad,
con fama de santidad.
Beatificado el 22 de Junio de
2003 por S.S. Juan Pablo II.
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