Mayo
Fundador de las hermanas de la providencia, de
Lorena, y de las Catequistas, de China, el beato Juan Martín Moyé nació
en 1730 en Cuttin (Francia), de una piadosa familia de labradores. Los
primeros estudios los realizó con los jesuitas, y más tarde cursó
teología en la ciudad de Metz y recibió las sagradas órdenes.
Después de ejercer en algunas parroquias de esa
ciudad, resolvió fundar una congregación de religiosas, a las que llamó
hermanas de la providencia, cuya ocupación sería la salvación de los
niños pobres. La fundación se inauguró a comienzos de 1763 y el éxito la
acompañó desde el primer momento.
Nombrado vicario cooperador de Dieuze, reunió nuevas
catequistas. Entre éstas sobresalió María Morel, quien, por su
indicación, fundó varias escuelas. En este período realizó un milagro,
al curar mediante la oración a un niño afectado por gravísimas
quemaduras, lo que le valió ciertas críticas y suspicacias, y la orden
del párroco de trasladarse a otra ciudad.
En Saint-Dié ejerció como director de un seminario.
Un año después, se inscribió en el de las misiones extranjeras, con el
propósito de predicar el evangelio en tierras lejanas.
En 1771 partió hacia Oriente, y casi un año después
desembarcó en Macao (China). Para poder llegar hasta el lugar que le
habían asignado debió disfrazarse, por estar prohibida la entrada de
misioneros en el país. En marzo de 1773 estaba en Se-Choan, con el
nombramiento del provicario. Pronto dominó el chino.
Resuelto a emplear el método que tantas
satisfacciones le diera en Lorena, reclutó a algunas jóvenes chinas y
fundó con ellas escuelas para niños, a los que se debía enseñar el
catecismo y las verdades fundamentales de la fe. Tuvo tan magníficos
resultados que misioneros de otras partes del país le pidieron el envío
de algunas de aquellas catequistas para formar otras en su región.
Estos fatigosos trabajos y el deterioro de su
organismo, debido a la alimentación china, hicieron que pensara regresar
a Francia.
Volvió a Lorena. Las hermanas de la providencia
habían tenido gran éxito con las escuelas, cuyo número había ido en
aumento. Como fundador, se incorporó a ellas para dirigirlas y creó en
Cuttin un nuevo noviciado. Su pueblo natal sería en adelante centro de
sus salidas misionales a diversas poblaciones, en algunas de las cuales
se hablaba alemán.
Mientras tanto, el padre Moyé mantuvo una activa
relación epistolar con las misiones de China, a las que hacía llegar
todos los recursos a su alcance. Practicaba la caridad con los pobres y
los enfermos, a los que visitaba en los hospitales. En tal actividad
contrajo una enfermedad que lo habría de llevar a la muerte, lo que
ocurrió el 4 de mayo de 1793.
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