|
Andrés Bobola, Santo |
Presbítero y Mártir
Martirologio Romano: En Janow, cerca de Pinsk,
junto al río Pripjat, en los confines de Polonia, san
Andrés Bobola, presbítero de la Orden de la Compañía de
Jesús y mártir, que se esforzó activamente por la unión
de los cristianos hasta que, habiendo sido capturado por unos
soldados cosacos, con su sangre dio gustosamente el supremo testimonio
de la fe. († 1657)
Fecha de canonización: 17 de abril
de 1938 por el Papa Pío XI. Polaco de origen extranjero (su familia procedía
de la Bohemia, pero llevaba ya varias generaciones en el
país), es uno de los símbolos de la martirizada Polonia.
Cada vez que en la historia reciente la nación polaca
se ha visto sumergida por invasiones y ha sido víctima
de desmembramientos, la defensa de la fe y la esperanza
en el futuro se han concretado en hechos milagrosos por
intercesión de este jesuita.
Era oriundo del sur del país, nació
en Sandormir el 30 de noviembre de 1591; se educó
con la Compañía de Jesús, en la que solicitó ingresar,
y en 1622 fue ordenado de sacerdote en Vilna. En
esta ciudad ejerció su ministerio, destacando como predicador, director de
conciencias y hombre de caridad inagotable atendiendo a enfermos y
moribundos, sobre todo durante la peste de 1625.
Pero su carácter
impulsivo y fogoso le llevó a querer vivir en los
lugares de mayor riesgo, y desde 1633 hasta su muerte
fue uno de los misioneros más activos en la parte
oriental de lo que entonces era Polonia, una región disputada
por los rusos y con una gran mayoría de habitantes
que vacilaban entre el cisma ortodoxo y la Iglesia romana.
Durante
un cuarto de siglo Andrés Bóbola vivió en esta azarosa
frontera de la catolicidad, mientras se sucedían a su alrededor
guerras, matanzas de religiosos, devastaciones y amenazas de todo orden,
hasta que en mayo de 1657, a sus 66 años,
en Lituania, fue apresado por los cosacos y murió entre
salvajes torturas: le azotan de pies a cabeza, le echan
al cuello una soga, y sujetándola a la silla de
dos caballos, los lanzan a correr. Después le queman todo
el cuerpo con antorchas encendidas: en odio al orden sacerdotal,
le desuellan la corona y las manos; le hincan astillas
entre las uñas de las manos y de los pies;
le cortan la nariz, las orejas, los labios; y abriéndole
el cuello por detrás, le arrancan la lengua. Por fin,
le atraviesan el corazón con una lanza. y le acribillan
con las espadas todo el cuerpo, hasta que el invicto
mártir expira. Era el 16 de mayo de 1657.
Fue
canonizado en 1938 por el Papa Pío XI y sus
restos mortales se veneran en Varsovia.
|
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario