jueves, 20 de septiembre de 2012

miércoles 19 Septiembre 2012
Miércoles de la vigésima cuarta semana del tiempo ordinario

San Genaro


Leer el comentario del Evangelio por
San Basilio : Dios nos llama, incansablemente, a la conversión

Lecturas

1 Corintios 12,31.13,1-13.


Ustedes, por su parte, aspiren a los dones más perfectos. Y ahora voy a mostrarles un camino más perfecto todavía.
Aunque yo hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, soy como una campana que resuena o un platillo que retiñe.
Aunque tuviera el don de la profecía y conociera todos los misterios y toda la ciencia, aunque tuviera toda la fe, una fe capaz de trasladar montañas, si no tengo amor, no soy nada.
Aunque repartiera todos mis bienes para alimentar a los pobres y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, no me sirve para nada.
El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece,
no procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tiene en cuenta el mal recibido,
no se alegra de la injusticia, sino que se regocija con la verdad.
El amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
El amor no pasará jamás. Las profecías acabarán, el don de lenguas terminará, la ciencia desaparecerá;
porque nuestra ciencia es imperfecta y nuestras profecías, limitadas.
Cuando llegue lo que es perfecto, cesará lo que es imperfecto.
Mientras yo era niño, hablaba como un niño, sentía como un niño, razonaba como un niño,
pero cuando me hice hombre, dejé a un lado las cosas de niño. Ahora vemos como en un espejo, confusamente; después veremos cara a cara. Ahora conozco todo imperfectamente; después conoceré como Dios me conoce a mí.
En una palabra, ahora existen tres cosas: la fe, la esperanza y el amor, pero la más grande de todas es el amor.


Salmo 33(32),2-3.4-5.12.22.


Alaben al Señor con la cítara,
toquen en su honor el arpa de diez cuerdas;
entonen para él un canto nuevo,
toquen con arte, profiriendo aclamaciones.

Porque la palabra del Señor es recta
y él obra siempre con lealtad;
él ama la justicia y el derecho,
y la tierra está llena de su amor.

¡Feliz la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él se eligió como herencia!
Señor, que tu amor descienda sobre nosotros,
conforme a la esperanza que tenemos en ti.



Lucas 7,31-35.


¿Con quién puedo comparar a los hombres de esta generación? ¿A quién se parecen?
Se parecen a esos muchachos que están sentados en la plaza y se dicen entre ellos: '¡Les tocamos la flauta, y ustedes no bailaron! ¡Entonamos cantos fúnebres, y no lloraron!'.
Porque llegó Juan el Bautista, que no come pan ni bebe vino, y ustedes dicen: '¡Ha perdido la cabeza!'.
Llegó el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: '¡Es un glotón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores!'.
Pero la Sabiduría ha sido reconocida como justa por todos sus hijos".


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por

San Basilio (hacia 330-379), monje y obispo de Cesarea, en Capadocia, doctor de la Iglesia
Prólogo a las Grandes Reglas

Dios nos llama, incansablemente, a la conversión

Hermanos, no permanezcamos en la despreocupación y la relajación ;
no dejemos ligeramente, para mañana o aún para más tarde, para comenzar a
hacer lo que debemos. «Ahora es la hora favorable, dice el apóstol Pablo,
ahora es el día de la salvación » (2Co 6,2). Actualmente es, para nosotros,
el tiempo de la penitencia, más tarde será el de la recompensa; ahora es el
tiempo de la perseverancia, un día llegará el de la consolación. Dios viene
ahora para ayudar a los que se alejan del mal; más adelante Él será el juez
de nuestros actos, de nuestras palabras y de nuestros pensamientos como
hombres. Hoy nos aprovechamos de su paciencia; en el día de la
resurrección  conoceremos sus justos juicios, cuando cada uno reciba lo que
corresponda a nuestras obras.

¿Cuándo nos decidiremos a obedecer a Cristo que nos llama a su
Reino celeste? ¿Es que no nos purificaremos? ¿Es que no nos decidiremos a
abandonar nuestra habitual forma de vivir para seguir, a fondo, el
Evangelio?

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