domingo, 16 de septiembre de 2012

Maura de Troyes, Santa


Virgen, 21 de septiembre
Maura de Troyes, Santa
Maura de Troyes, Santa

Virgen

Martirologio Romano: En Troyes, a orillas del Sena, en la Galia Lugdunense (hoy Francia), santa Maura, virgen, dedicada a obras de piedad y caridad (c. 850).

Etimología: Maura = oscura. Viene de la lengua latina.

Fecha de canonización: Información no disponible, la antigüedad de los documentos y de las técnicas usadas para archivarlos, la acción del clima, y en muchas ocasiones del mismo ser humano, han impedido que tengamos esta concreta información el día de hoy. Si sabemos que fue canonizado antes de la creación de la Congregación para la causa de los Santos, y que su culto fue aprobado por el Obispo de Roma, el Papa.
Estamos hoy ante la historia de una virgen del siglo IX.

Era hija de un noble llamado Mariano y de la rica Sedulia, y hermana de Eutropioo, el eminente prelado de Troyes.

Fue aquí en donde ella vivió. Su padre llevaba una vida disipada. Gracias a las advertencias de su hija, cambió de vida y se convirtió en un padre honrado y virtuoso.

Su hermano, que era sacerdote, había renunciado ya a su herencia. De esta manera, Maura disponía de una dote increíble.

Prefirió entregarse al Señor antes que un hombre.

Decía tener cuatro novios: san Pedro, san Pablo, san Gervasio y san Protasio.

Les rezaba a menudo. Mantenía y sostenía las iglesias a ellos dedicadas.

Socorría a los monjes y monjas en la diversas misiones que llevaban a cabo.

Iba los martes y los viernes descalza y de rodillas a sus iglesias. Y esos días tomaba solamente agua.

Prudencio, obispo y biógrafo de Maura, afirma que era muy querida porque hacía muchas curaciones de la vista.


21 de septiembre
  SANTA MAURA DE TROYES, 
(*)
 Virgen 
(850 d.C.)
   Nació en Troyes, la ciudad de la Champagne, en el año de 827, y gracias a sus fervientes plegarias, Dios le concedió la conversión de su padre, que hasta entonces había llevado una vida mundana y desordenada. Poco después de su arrepentimiento murió el padre de Maura, y ésta continuó su vida de siempre, sujeta por la obediencia más estricta a su madre, Sedulia. La devoción, la humildad y la paciencia de la joven fueron el ejemplo de toda la familia y el medio de santificación para su hermano Eutropio, quien llegó a ser el venerable obispo de Troyes. La doncella consagraba todo su tiempo a la oración, la práctica de la obediencia en las atenciones a su madre, de la caridad en el servicio a los pobres, o bien a su trabajo, que consistía en servir a los necesitados y a la Iglesia. Si establecer orden en lo que hacemos conduce el alma a Dios, de acuerdo con la observación de San Agustín, hay que señalar que Maura reglamentaba la distribución de su tiempo en todas sus acciones. Se pasaba prácticamente la mañana entera en la iglesia, en actos de adoración a Dios, de oración al divino Redentor y de meditación en su Pasión y su muerte. Ayunaba cada miércoles y cada viernes, sin probar otro alimento que el pan y el agua; a veces, en aquellos días de penitencia, caminaba descalza hasta el monasterio de Montenay, a dos leguas de la ciudad, para entregar los secretos de su alma al santo abad del lugar. Es difícil explicar el respeto profundo, casi doloroso, que le penetraba al espíritu cuando oía la palabra del Señor, y era tan grande la sensibilidad de su alma ante la devoción que, aún no se había arrodillado a orar, cuando las lágrimas manaban en abundancia de sus ojos. Dios obró maravillas en favor suyo, pero ella se impuso el deber de ocultar Sus beneficios, porque temía el aplauso y la admiración del mundo. En los últimos momentos de su vida, murmuró el Padre Nuestro y murió al pronunciar las palabras: "Venga a nos tu reino", cuando acababa de cumplir los veintitrés años de edad.
   El Acta Sanctorum, sept. vol. VI, reproduce una breve biografía de la que fue autor San Prudencio de Troyes, quien murió en 861. Ver también a E. Socard en Sainte Maure de Troyes (1867).
¡Felicidades a quien lleve este nombre!

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