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Mártires Salesianos en Valencia de España, Beatos |
Mártires
El domingo 11 de marzo de 2001 fue
la beatificación de los mártires salesianos muertos en la diócesis
de Valencia, en 1936, durante los primeros meses de la
guerra civil española. La solemne ceremonia fue presidida por el
Papa Juan Pablo II en la Basílica de San Pedro,
en Roma.
El grupo de beatos mártires salesianos de Valencia
está compuesto por 32 miembros de la Familia Salesiana: 29
salesianos, de los cuales 16 sacerdotes, 7 coadjutores y 6
clérigos; 2 Hijas de María Auxiliadora y 1 laico Cooperador
Salesiano. Encabeza el elenco el P. José Calasanz
Marqués, asesinado en Valencia el 27 de julio de 1936,
cuando era el Inspector Provincial de la entonces denominada Inspectoría
Tarraconense, hoy dividida en las inspectorías de Valencia y Barcelona.
Todavía es difícil un juicio sereno sobre los graves sucesos
sangrientos ocurridos en España durante la guerra civil de 1936-1939.
El número de las víctimas superó el millón, y entre
ellas hubo personas de todas las clases y de todas
las creencias. Pero los historiadores serios han reconocido ya que
en el fondo de esta terrible mortandad, en los territorios
de la llamada “zona roja” (dominados por anarquistas y social
comunistas) hubo una verdadera persecución contra los cristianos, y una
auténtica mortandad de sacerdotes, religiosas, religiosos y cristianos comprometidos. Laicos
cristianos fueron asesinados a decenas de miles sólo por ser
cristianos. Y con ellos fueron asesinados 283 religiosas, 2,365 religiosos
(sacerdotes y hermanos), 4,148 sacerdotes diocesanos, 12 obispos.
Las ejecuciones
se efectuaron en ciudades y pueblos alejados del frente donde
se combatía, muchas veces sin ningún proceso o con procesos
falsos, la mayoría de las veces clandestinamente. Andrés Nin, jefe
del Partido Obrero de Unificación Marxista, había declarado públicamente en
un teatro de Barcelona: “En España había muchos problemas que
los republicanos burgueses no tuvieron interés en resolver, como el
problema de la Iglesia. Nosotros lo hemos resuelto yendo a
la raíz. Hemos eliminado curas, iglesias, culto”.
Dentro de esta
tremenda tragedia que convulsionó la nación y la Iglesia española,
se desarrolló también la pequeña pero dolorosísima tragedia de los
hijos e hijas de Don Bosco. En una nación y
en una Iglesia mártir, 97 salesianos mártires. La Familia Salesiana,
en 1936, era floreciente en España. Se articulaba en tres
“inspectorías” de salesianos y en una “inspectoría” de la Hijas
de María Auxiliadora. En ellas el Señor acogió como mártires
a 39 salesianos sacerdotes, 26 salesianos coadjutores, 22 salesianos clérigos,
cinco salesianos cooperadores, tres aspirantes salesianos, dos Hijas de María
Auxiliadora. En esta ocasión queremos rememorar con afecto y dolor
a los 32 mártires de Valencia.
Los mártires de Valencia
Amanecer
del 27 de julio de 1936.La casa salesiana de Valencia,
después de haber sido atacada con ráfagas de proyectiles durante
la noche, es invadida por los milicianos. Se están haciendo
los ejercicios espirituales, presididos por el inspector Padre José Calasanz,
uno de los primeros salesianos de España, que en 1886
conoció a don Bosco en Sarriá. Un salesiano sobreviviente declaró
bajo juramento: “Los milicianos al irrumpir armados nos encontraron a
todos los salesianos colocados a lo largo de la escalinata
central. Nos apuntaron con los fusiles. Algún instante después llegó
uno que riñó a sus compañeros. “¿Por qué no han
disparado’ ¿No estábamos de acuerdo en que cada uno matase
a uno?”...El Padre Calasanz nos dio la absolución”. El Padre
Calasanz y tres hermanos fueron obligados a subir al camión.
“Nos llevaban hacia Valencia. Durante el trayecto yo notaba que
un miliciano apuntaba continuamente su fusil contra el P. Calasanz,
del que sabía que era sacerdote. En cierto momento se
disparó un tiro. El Padre Calasanz dijo “¡Dios mío!”, y
cayó sin muestras de vida en un mar de sangre”.
Don Antonio Martín, director de la casa salesiana de Valencia,
fue encarcelado por los milicianos. “A las cuatro de la
mañana abrieron nuestra celda y llamaron al “camarada” Antonio Martín.
Él respondió. “Servidor”... Levantó los ojos, juntó las manos y
pronunció estas palabras: “Vamos, Señor, al sacrificio”. También fueron llamados
los hermanos Recadero de los Ríos, P. José Jiménez, P.
Julián Rodríguez, el coadjutor Agustín García, encerrados en la misma
prisión. Conducidos fuera de la ciudad, alineados junto a un
cerco, fueron asesinados”.
El P. Sergio Cid “viajaba
en un tranvía en Barcelona. Algunos milicianos, fijándose bien, tuvieron
la sospecha de que era un cura. Agarrándolo por un
brazo, le sacaron la mano del bolsillo: entre los dedos
tenía el rosario. Lo arrojaron del tranvía en marcha. Murió
destrozado contra un farol”. (Testimonio jurado).
También “en Barcelona, las FMA
reunidas en el colegio de Santa Dorotea pudieron embarcarse y
llegar a Italia –cuenta el P. Juan Canals. Mientras tanto,
sor Amparo Carbonell y sor Carmen Moreno no quisieron partir,
para poder asistir a una hermana operada recientemente. Las tres
fueron arrestadas. Después del interrogatorio, la hermana enferma fue dejada
en libertad, las dos enfermeras fueron fusiladas.
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