domingo, 2 de septiembre de 2012

Gregorio Magno, Santo


Papa y doctor de la Iglesia, 3 de septiembre
 
Gregorio Magno, Santo
Gregorio Magno, Santo

Papa y Doctor de la Iglesia

Martirologio Romano: Memoria de san Gregorio I Magno, papa y doctor de la Iglesia, que siendo monje ejerció ya de legado pontificio en Constantinopla y después, en tal día, fue elegido Romano Pontífice. Arregló problemas temporales y, como siervo de los siervos, atendió a los cuidados espirituales, mostrándose como verdadero pastor en el gobierno de la Iglesia, ayudando sobre manera a los necesitados, fomentando la vida monástica y propagando y reafirmando la fe por doquier, para lo cual escribió muchas y célebres obras sobre temas morales y pastorales. Murió el doce de marzo (604).

Etimológicamente: Gregorio = Vigilante o aquel que está siempre preparado, es de origen griego.

Fecha de canonización: Información no disponible, la antigüedad de los documentos y de las técnicas usadas para archivarlos, la acción del clima, y en muchas ocasiones del mismo ser humano, han impedido que tengamos esta concreta información el día de hoy. Si sabemos que fue canonizado antes de la creación de la Congregación para la causa de los Santos, y que su culto fue aprobado por el Obispo de Roma, el Papa.
GREGORIO MAGNO, DE LA FAMILIA DE LOS ANICIOS

Familia profundamente cristiana de la que ha llegdo a los altares; sus padres y sus dos tías, Társila y Emiliana. En este ambiente de religiosidad se desarrolló su espíritu mientras Roma llegaba a lo más bajo de la curva de su caída. Cuando el poder imperial fue restablecido en Roma, en manos ya de Constantinopla, Gregorio comienza su formación cultural. No sobresale en la literatura, pero sí en los estudios jurídicos, donde encuentra una magnífica preparación para sus futuras actividades. Terminada su carrera de Derecho, acepta del emperador Justino II el cargo de prefecto de Roma, con todas las funciones administrativas y judiciales.

GREGORIO MONJE

Per su corazón aspiraba a cosas más altas, y tras una desgarradora lucha interior, que manifiesta en una carta a su amigo San Leandro de Sevilla, Roma ve un día cómo su prefecto cambia sus ricas vestiduras por los austeros hábitos de los campesinos que San Benito había adoptado para sus monjes. Su mismo palacio del monte Celio fue transformado en monasterio. Gregorio es feliz en la paz del claustro, aunque pronto será arrancado de ella por el mismo Sumo Pontífice, que le envía como Nuncio a Constantinopla. De aquí en adelante añorará siempre aquellos cuatro años de vida monacal.

EL MONJE GREGORIO, PAPA

En 586, llega a Roma cuando las aguas del Tíber se desbordan y siembran la desolación. Personas ahogadas, palacios destruidos, hambre y la peste. Una de las víctimas de la peste es el Papa Pelagio II. Y Gregorio es elegido Papa para suderer a Pelagio, quedando apartado de la soledad que buscaba en el monasterio. Ya no vivirá más la paz de la vida monacal, pero la espiritualidad de aquellos hombres entregados a la oración le marcará para siempre. En su fecundo Pontificado, destaca su celo por la liturgia, la organización definitiva del canto litúrgico, que se conoce
Gregorio Magno, Santo
Gregorio Magno, Santo
aún con el nombre de "canto gregoriano". Era el “Psalite sapienter” del salmo y de San Benito, cuyo estilo y estética litúrgicos, ha heredado también Benedicto XVI, a más del nombre del Fundador de los Monjes de Occidente y Patrono de Europa: San Benito.

Gregorio es el pastor auténtico, que quiere lo mejor para sus ovejas que viven en la unidad del mismo Amor. No ahorrará para ello trabajos ni sacrificios. Su voz se levanta potente y su pluma escribe sin descanso; el que no había sobresalido en sus estudios literarios nos ha legado un tesoro inagotable en sus escritos, de estilo sencillo y cordial. Y no se contenta con las ovejas que ya están en el verdadero redil; su corazón se lanza a la conquista de Inglaterra, ganándola para el catolicismo. Para todos es el padre amante, cuyas preocupaciones son las de sus hijos. Su honor es el de la Iglesia universal y su grandeza el ser y llamarse "Siervo de los siervos de Dios", título que pasarán a utilizar desde entonces todos los Papas.

VIRTUDES DEL PASTOR

"Importa que el pastor sea puro en sus pensamientos, intachable en sus obras, discreto en el silencio, provechoso en las palabras, compasivo con todos, más que todos levantado en la contemplación, compañero de los buenos por la humildad y firme en velar por la justicia contra los vicios de los delincuentes. Que la ocupación de las cosas exteriores no le disminuya el cuidado de las interiores y el cuidado de las interiores no le impida el proveer a las exteriores", escribe San Gregorio Magno en su "Regla Pastoral", y éste fue el programa de su actuación. Genio práctico en la acción, fue ante todo el buen pastor cuya solicitud se extiende a toda su grey. No es tan sólo Roma la que merece sus cuidados, sino todas las Iglesias España, Galia, Inglaterra, Armenia, el Oriente, toda Italia, especialmente las diez provincias dependientes de la metrópoli romana. Fue incansable restaurador de la disciplina católica. En su tiempo se convirtió Inglaterra y los visigodos abjuraron el arrianismo.

EL CULTO Y LA CARIDAD

Renovó el culto y la liturgia y reorganizó la caridad en la Iglesia. Sus obras teológicas y la autoridad de las mismas fueron indiscutidas hasta la llegada del protestantismo. Dio al pontificado un gran prestigio. Su voz era buscada y escuchada en toda la cristiandad. Su obra fue curar, socorrer, ayudar, enseñar, cicatrizar las llagas
Gregorio Magno, Santo
Gregorio Magno, Santo
sangrantes de una sociedad en ruinas. No tuvo que luchar con desviaciones dogmáticas, sino con la desesperación de los pueblos vencidos y la soberbia de los vencedores.

La obra realizada por San Gregorio Magno fue inmensa; aune con su gran humildad, había procurado por todos los medios no aceptar el mando supremo de la Iglesia. Pero una vez elegido Papa por el clero, el senado y el pueblo fiel, y bien vista su elección por el emperador, se entregó a aquella tarea para la que toda su vida anterior había sido una providencial preparación.

JUAN PABLO I SE PROPUSO IMITARLE

Al tomar posesión de la Catedral de San Juan de Letrán, pronunció estas palabras Juan Pablo I: “En Roma, estudiaré en la escuela de San Gregorio Magno, que dice: «Esté cercano el pastor a cada uno de sus súbditos con la compasión. Y olvidando su grado, considérese igual a los súbditos buenos, pero no tenga temor en ejercer, contra los malos, el derecho de su autoridad. Recuerde que mientras todos los súbditos dan gracias a Dios por cuanto el pastor ha hecho de bueno, no se atreven a censurar lo que ha hecho mal; cuando reprime los vicios, no deje de reconocerse, humildemente, igual que los hermanos a quienes ha corregido y siéntase ante Dios tanto más deudor cuanto más impunes resulten sus acciones ante los hombres » (Reg. past. parte II, 5 y 6). Murió el 12 de marzo de 604.

¡Felicidades a quienes lleven este nombre!
 
 Fiesta: 3 de septiembre
"La prueba del amor está en las obras. Donde el amor existe se obran grandes cosas y cuando deja de obrar deja de existir". - San Gregorio Magno
 

San Gregorio Magno es el cuarto y último de los originales Doctores de la Iglesia Latina. Defendió la supremacía del Papa y trabajó por la reforma del clero y la vida monástica.
Combatió la herejía nestoriana. Hizo contribuciones claves a la cristología.
Nació en Roma alrededor del año 540, hijo de Gordianus, un senador afluente que llegó a renunciar al mundo y ser uno de los siete diáconos de Roma.
Después de que Gregorio adquiriese una buena educación, el Emperador Justino lo nombró, en 574, magistrado principal de Roma. Tenía solo 34 años.
Después de la muerte de su padre edificó siete monasterios, el último de los cuales fue en su propia casa en Roma, que se llamó Monasterio Benedictino de San Andrés. El mismo tomó al hábito monástico en el 575, a la edad de 35 años. Fue ordenado diácono y nombrado legado pontificio en Constantinopla.
Después de la muerte de Pelagio, San Gregorio fue escogido unánimemente Papa por los sacerdotes y el pueblo, el día 3 de septiembre del año 590. Ejerció su cargo como verdadero pastor, en su modo de gobernar, en su ayuda a los pobres, en la propagación y consolidación de la fe. Mantenía contacto con todas las iglesias y a pesar de sus sufrimientos y labores, compuso grandes obras. Entre ellas hay magnificas contribuciones a la Liturgia de la Misa y el Oficio.
Tiene escritas muchas obras sobre teología moral y dogmática.  
Su extraordinario trabajo le valió el nombre de "El Grande".  Su celo era extender la fe por todo el mundo.
Murió el 12 de Marzo del 604.
Es patrón de maestros.
 


San Gregorio Magno
Papa de la Iglesia católica
590 - 12 de marzo de 604
Pope Gregory I.jpg
Doctor de la Iglesia
Predecesor Pelagio II
Sucesor Sabiniano
Información personal
Nombre secular San Gregorio Magno
Nacimiento ca. 540
Roma
Fallecimiento 12 de marzo de 604
Roma
Santidad
Festividad 12 de marzo Vetus Ordo
3 de septiembre Novus Ordo
San Gregorio Magno (ca. 540 en Roma12 de marzo de 604), Gregorio I o también San Gregorio fue el sexagésimo cuarto Papa de la Iglesia Católica. Es uno de los cuatro Padres de la Iglesia latina junto con San Jerónimo de Estridón, San Agustín de Hipona y San Ambrosio de Milán. Fue proclamado Doctor de la Iglesia el 20 de septiembre de 1295 por Bonifacio VIII. También fue el primer monje en alcanzar la dignidad pontificia, y probablemente la figura definitoria de la posición medieval del papado como poder separado del Imperio romano.

Biografía

Gregorio nació en Roma en el año 540, en el seno de una rica familia patricia romana, la gens Anicia, que hacía mucho se había convertido al cristianismo: su bisabuelo era el papa Félix III (†492),1 su abuelo el papa Félix IV (†530)2 y dos de sus tías paternas eran monjas. Gregorio estaba destinado a una carrera secular, y recibió una sólida formación intelectual.1 Oficialmente se le adjudica la invención del concepto de 'Purgatorio'.[cita requerida]
Se dedicó a la política de joven, y en 573 alcanzó el puesto de prefecto de Roma (præfectus urbis), la dignidad civil más grande a la que podía aspirarse. Pero, inquieto sobre cómo compatibilizar las dificultades de la vida pública con su vocación religiosa, renunció pronto a este cargo y se hizo monje.1 2
Tras la muerte de su padre,1 en 5753 transformó su residencia familiar en el Monte Celio en un monasterio bajo la advocación de san Andrés1 2 (en el lugar se alza hoy la iglesia de San Gregorio Magno).3 Trabajó con constancia por propagar la regla benedictina y llegó a fundar seis monasterios aprovechando para ello las posesiones de su familia sea en Roma, sea también en Sicilia.4
En el año 579 el papa Pelagio II lo ordena diácono y lo envía como apocrisiario (una suerte de embajador) a Constantinopla, donde permanece unos seis años1 y establece muy buenas relaciones con la familia del emperador Mauricio y con miembros de las familias senatoriales italianas que se habían establecido en la capital oriental.5 En Constantinopla conoce a Leandro de Sevilla, el hermano del también doctor de la Iglesia Isidoro de Sevilla. Con Leandro mantuvo una constante correspondencia epistolar que se ha conservado. Durante esta estancia disputó con el patriarca Eutiquio de Constantinopla acerca de la corporeidad de la resurrección.6
Gregorio regresa a Roma en 585 o 586 y se retira nuevamente al monasterio.1 Luego solicitó permiso de ir a evangelizar la isla de los anglosajones. Pero al saber el pueblo de Roma de sus intenciones, le pidieron al Papa que no lo dejara ir. Ocupó desde entonces el cargo de secretario de Pelagio II hasta la muerte de éste de peste en febrero de 590,7 tras lo cual es elegido para sucederle como pontífice.[cita requerida]

Pontificado (590–604)

Goya, San Gregorio Magno.
Al acceder al papado en el año 590 se ve obligado a enfrentar las arduas responsabilidades que pesan sobre todo obispo del siglo VI, pues no pudiendo contar con ayuda efectiva bizantina los ingresos económicos que reportan las posesiones de la Iglesia hacen que el papa sea la única autoridad de la cual los ciudadanos de Roma pueden esperar algo. No está claro si para esta época existía aún el Senado romano, pero en todo caso no interviene en el gobierno, y la correspondencia de Gregorio nunca menciona a las grandes familias senatoriales, emigradas a Constantinopla, desaparecidas o venidas a menos.1
Solo él poseía los recursos necesarios para asegurar la provisión de alimentos de la ciudad y distribuir limosnas para socorrer a los pobres. Para esto emplea los vastos dominios administrados por la Iglesia, y también escribe al pretor de Sicilia solicitándole el envío de grano y de bienes eclesiásticos.1
Intenta infructuosamente que las autoridades imperiales de Rávena reparen los acueductos de Roma,1 destruidos por el rey ostrogodo Vitiges en el año 537.8
En el año 592 la ciudad es atacada por el rey lombardo Agilulfo. En vano se espera la ayuda imperial; ni siquiera los soldados griegos de la guarnición reciben su paga. Es Gregorio quien debe negociar con los lombardos, logrando que levanten el asedio a cambio de un tributo anual de 500 libras de oro (probablemente entregadas por la Iglesia de Roma). Así, negocia una tregua y luego un acuerdo para delimitar la Tuscia Romana (la parte del ducado romano situada al norte del Tíber) y la Tuscia propiamente dicha (la futura Toscana), que a partir de ahora será lombarda. Este acuerdo es ratificado en 593 por el exarca de Rávena, representante del Imperio bizantino en Italia.1
En una oportunidad, en Roma, Gregorio puso su atención en un grupo de cautivos que estaba en el mercado público para ser vendidos como esclavos. Los cautivos eran altos, bellos de rostro y lo que le atrajo en particular a Gregorio, todos ellos eran rubios. Movido por la piedad y la curiosidad pregunta de dónde provienen. "Son Anglos" responde alguien. "Non Angli sed Angeli", ("No son Anglos sino Ángeles"), respondió Gregorio, tal vez, una interpretación no literal sería: "no son esclavos, son almas".
Este episodio motivó a Gregorio a enviar misioneros al norte y el trabajo estuvo a cargo del obispo Agustín de Canterbury.
Cuando Agustín llegó a Inglaterra escribió una carta a Gregorio, preguntándole que debía hacer con los santuarios paganos, en donde se practicaban sacrificios humanos. La respuesta de Gregorio (preservada en el libro de Beda) decía: "No destruyan los santuarios, límpienlos", en referencia a que los santuarios paganos debían ser re-dedicados a Dios.
Gregorio trabó alianzas con las órdenes monásticas y con los reyes de los francos en la confrontación con los ducados lombardos, adoptando la posición de un poder temporal separado del Imperio.9
También organizó las tareas administrativas y litúrgicas eclesiásticas.10
Gregorio falleció el 12 de marzo del año 604. Fue declarado Doctor de la Iglesia por Bonifacio VIII, el 20 de septiembre de 1295, aunque el título aparece hacia 800. Es uno de los cuatro Grandes Padres de la Iglesia occidental junto con Jerónimo de Estridón, Agustín de Hipona y Ambrosio de Milán.11

Obras

Gregorio es autor de una Regula pastoralis, manual de moral y de predicación destinado a los obispos. Recopiló y contribuyó a la evolución del canto gregoriano, llamado en su honor el Antifonario de los cantos gregorianos. En el año 600 d. C. ordenó que se recopilaran los escritos de los cánticos o himnos cristianos primitivos (conocidos también como Antífonas, Salmos o Himnos); dichas liturgias de alabanza a Dios eran celebradas en las antiguas catacumbas de Roma ya en el año 52 d. C., iniciadas por Simón Pedro al margen del gobierno romano que, por supuesto, celebraba sólo fiestas paganas.
Estas antífonas fueron perdidas debido al cisma o diáspora de los ciudadanos romanos por las constantes guerras romano-bárbaras al tratar de catequizarlas (Edicto de Tesalónica). También contribuyeron los cambios de estructura de los cantos por personas que decidieron crear sus obras propias y gustos a la desaparición de estos documentos.
El antifonario de los cantos gregorianos permaneció atado al altar de San Pedro, pero estos desaparecieron. El papa Pío X encomendó a los monjes benedictinos de la abadía de Solesmes la reproducción fiel de estas melodías cristianas tras una búsqueda infructuosa de estas obras por parte de Francia en el siglo XIX.
La nueva recopilación de estas melodías fue llamada Edición Vaticana del Canto Gregoriano, haciéndose esta edición oficial el 22 de noviembre de 1903, cuando el canto gregoriano quedó plenamente reconocido por la iglesia como el canto oficial de la Iglesia católica.
Entre sus obras conocidas encontramos el libro De Vita et Miraculis Patrum Italicorum et de aeternitate animarum conocido comúnmente con el nombre abreviado de Libro de Los Diálogos, que narra la vida y milagros de diversos santos italianos del siglo IV, destacando en su segundo capítulo a San Benito de Nursia.12
Desarrolló la doctrina del Purgatorio en el 593, a poco tiempo de asumir la cátedra de San Pedro.
Se conservan 866 cartas de Gregorio en su Regestum o Archivo de correspondencia, el 63% de las cuales son rescriptos (respuestas a solucitudes de normativa en asuntos eclesiásticos o administrativos). Se estima que durante su pontificado se enviaron desde Roma unas veinte mil cartas; el mismo Gregorio seleccionaba cuáles de ellas debían ser copiadas en el Regestum.13

Véase también

Notas y referencias

  1. a b c d e f g h i j k Dutour, Thierry (2003): La ciudad medieval. Orígenes y triunfo de la Europa urbana. – Paidós, Buenos Aires, 2005, pp. 42 y 45–47. ISBN 950-12-5043-1
  2. a b c Brown, Peter (1996): El primer mileno de la cristiandad occidental. – Crítica, Barcelona, 1997, pp. 124-125. ISBN 84-7423-828-5
  3. a b Guías Visuales: Roma. – El País/Aguilar, Madrid, 1997, p. 192. ISBN 84-03-59431-3
  4. Alejandro María Masoliver (1994). Historia del monacato cristiano. Encuentro. ISBN 9788474903270.
  5. Cameron, Averil (1993): El mundo mediterráneo en la Antigüedad tardía, 395-600. – Crítica, Barcelona, 1998, p. 135. ISBN 84-7423-760-2
  6. Claudio Leonardi, Andrea Riccardi, Gabriella Zarri (2000). Diccionario de los santos. Editorial San Pablo. ISBN 9788428522588.
  7. Cf. Pablo Diácono, Historia Langobardorum 3, 20. (texto en latín y en inglés)
  8. Dutour, Thierry (2003), pp. 43-44.
  9. José Orlandis (1999). Historia de la Iglesia. La Iglesia Antigua y Medieval. Ediciones Palabra. ISBN 9788482392561.
  10. Carmen Castillo, San Gregorio I Magno, Gran Enciclopedia Rialp
  11. Jean Danielou; Henri-Irénée Marrou (1982). Nueva historia de la Iglesia. Desde los orígenes a san Gregorio Magno. Ediciones Cristiandad. ISBN 9788470570384.
  12. San Gregorio Magno (1989). San Benito de Nursia. Lumen. ISBN 950550019X.
  13. Brown, Peter (1996), p. 130.

Enlaces externos


Predecesor:
Pelagio II
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Papa
590 – 604
Sucesor:
Sabiniano


LAS NUEVE ORACIONES DE SAN GREGORIO MAGNO
En reverencia de la Sagrada Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo
 
(El Maremagnum)


Santo Papa Romano
 
 

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   El Papa Inocencio VIII, concedió a los que rezaren las nueve oraciones siguientes de San Gregorio, las siguientes indulgencias:
 
Cada día: 14.185.149 años de indulgencia.
En Viernes el doble.
En Viernes Santo: 8 indulgencias plenarias.
 

Y los que no saben leer, o muy enfermos, pueden rezar 20 Padrenuestros y 20 Avemarías frente a la imagen del santo, y ganan lo mismo.

Los que dijesen 7 Padrenuestros y 7 Avemarías frente a la imagen del Santo: 50.000 años de indulgencias y el Viernes Santo, indulgencia plenaria


 Hagamos este obsequio a las  benditas almas del Purgatorio

   Puede parecer que son grandes indulgencias y que no es necesario rezarlas a menudo, pero se hacen suave brisa fresca en la inmensidad del Purgatorio y del gran número de almas que allí se encuentran. Muchas almas padecen y pocos rezan por ellas. Rezar con tesón y con la mayor frecuencia que se pueda.  
 
 
 
PRIMERA ORACIÓN
   Señor mío Jesucristo, te adoro colgado de la Santa Cruz, coronada de espinas tu Cabeza. Te ruego que Tu Santísima Cruz me libre del ángel malo. Amén Jesús.
Un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria.


 
SEGUNDA ORACIÓN
   Oh Señor mío Jesucristo, te adoro en la Cruz herido y llagado, bebiendo hiel y vinagre. Te ruego que la lanza de Tu Santísimo Costado sea remedio para mi alma. Amén Jesús.
Un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria.

 
 
TERCERA ORACIÓN
   Oh Señor mío Jesucristo, por aquella amargura, que por mí, miserable pecador, sufriste en la Cruz, principalmente en aquella hora, cuando tu Alma santísima salió de tu bendito cuerpo , te ruego Señor, que tengas misericordia de mi alma cuando salga de esta vida mortal; la perdones y la encamines a la Vida  Eterna. Amén Jesús.
Un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria.


 
CUARTA ORACIÓN
   Oh Señor mío Jesucristo, yo te adoro depositado en el Santo Sepulcro, ungido con mirra y ungüentos  fragantes. Te ruego Señor, que tu muerte sea remedio para mi alma. Amén Jesús.
Un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria.


 
QUINTA ORACIÓN
  Oh Señor mío Jesucristo, yo te adoro y considerando aquel tiempo cuando descendiste a los infiernos y de allí sacaste y pusiste en libertad en los cielos a los que allí estaban cautivos, te ruego Señor que tengas misericordia de mi.  Amén Jesús.
Un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria.



 
SEXTA ORACIÓN
  Oh Señor mío Jesucristo, que estás sentado a la derecha del Padre Eterno, yo te adoro por tu santa resurrección de entre los muertos y Ascensión a los Cielos. Te ruego Señor que yo te pueda seguir y mi alma pueda ser presentada delante de la Santísimas Trinidad. Amén Jesús.
Un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria.


 
SÉPTIMA ORACIÓN
  Oh Señor mío Jesucristo, Pastor bueno, conserva y guarda a los justos,  justifica y perdona  a los pecadores, ten misericordia de todos los fieles y acuérdate de mí, triste y miserable pecador. Amén Jesús.
Un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria.

 
 
OCTAVA ORACIÓN
  Oh Señor mío Jesucristo, yo te adoro y contemplando que el día del Juicio vendrás a juzgar a los vivos y a los muertos y a los buenos darás gloria y a los malos condenación eterna. Te ruego Señor, por tu Santa Pasión, nos libres de las penas del Infierno, nos perdones y nos lleves a la Vida Eterna.  Amén Jesús.
Un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria.


 
NOVENA ORACIÓN
  Oh amantísimo Padre, yo te ofrezco la inocente muerte de Tu Hijo y el amor tan firme de Su Corazón por toda la culpa y pena que yo miserable pecador merezco, y todos los pecadores: por aquellos enormes y gravísimos pecados míos  y por todos mis prójimos y amigos vivos y difuntos. Te ruego tengas misericordia de nosotros. Amén Jesús
Un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria.


 
OFRECIMIENTO
  Estas oraciones las ofrezco a los méritos de la Pasión y muerte de nuestro Redentor Jesucristo, a quien pido y suplico me las reciba en descuento y satisfacción de mis culpas y pecados confirmándome lo que San Gregorio y otros Pontífices han concedido a quienes la rezaren delante de su imagen o la llevasen consigo y es mi voluntad que Dios nuestro Señor aplique lo que le pareciese ser bastante para sacar del Purgatorio el alma que allí estuviese y que fuese más de mi obligación gloria suya y de la Santísima Virgen María, a quien pido y suplico sea mi abogada con su Divina Majestad. Amén Jesús.



 
ORACIÓN
  Oh altísima Cruz, oh inocente y preciosa Sangre, oh pena grande y cruel, oh pobreza de Cristo mi Redentor, oh Llagas muy lastimadas, oh Corazón traspasado, oh Sangre de Cristo derramada, oh muerte amarga de Dios, oh dignidad grande de Dios, digna de ser reverenciada. Ayúdame Señor para alcanzar la vida eterna, ahora y en la hora de mi muerte. Amén Jesús.


Agradecimientos a Mª Cristina Bustamante


 

 
 
   
 
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San Gregorio Magno
Papa y doctor de la Iglesia
San Gregorio MagnoSeñor Dios, que cuidas a tu pueblo con ternura y lo gobiernas con amor, te pedimos que, por intercesión del papa San Gregorio Magno, concedas el Espíritu de sabiduría a quienes has establecido como maestros y pastores de la Iglesia, para que así el progreso de los fieles constituya el gozo eterno de sus pastores. Por Nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.  
Gregorio significa "el Vigilante", en Griego
N
ació y murió en Roma en 540 y 604.
E
studió Derecho y en 573 fue nombrado Prefecto.
C
omo heredó la fortuna de su padre, construyó varios monasterios en Roma y se retiró al Monte Celio.
Fue ordenado diácono y en 578 el Papa Benedicto I lo ordenó presbítero.
Fungió como Nuncio en Constantinopla entre 579 y 586. Tres años después fue elegido Papa, misión en que se distinguió por su oratoria, política tolerante, administración atinada, interés misionero en Inglaterra y España y tacto en la reforma del clero y la liturgia. Su acción pastoral se refleja en varias de sus obras: Regla pastoral, Diálogos, Sacramentario y Antifonario.
Se distinguió, también, por su obra bíblica (varios comentarios), ascética (su Moralina) y epistolar (859 cartas). Apenas muerto, fue venerado como santo y la tradición lo asumió como Patrón de los liturgistas, sabios e investigadores, por su amplia erudición; de los músicos, chantres y cantores, por la escuela de canto que fundó (cantos gregorianos); Defensor contra la enfermedad de la gota y la peste; y Abogado de las almas del purgatorio por las "misas gregorianas" que hasta él se hicieron remontar.
San Gregorio Magno
En la iconografía aparece, como todos los papas, con la tiara y la cruz papal; en calidad de Padre de la Iglesia (uno de los cuatro grandes de Occidente) al que la tradición conoce como El Grande; y como monje. Una paloma, símbolo de inspiración, una cartela con notas musicales, los emblemas pontificios y el ánima sola o varias almas del purgatorio son sus atributos principales.







Ramillete espiritual: «Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre.» Mt. 13, 43
San Gregorio Magno
SAN GREGORIO MAGNO
Papa y Doctor de la Iglesia
(540-604)
San Gregorio Magno nació en Roma el año 540, de noble familia. Nació en un momento límite, cuando la caída de Roma se acentuaba y empezaba una nueva época. Es el último de los grandes Padres de Occidente y el primer hombre medieval. Sus obras serían el primer alimento espiritual de la Edad Media, hasta San Bernardo, Santo Tomás y Santa Teresa de Jesús.
En el monte Celio estaba el palacio familiar. Allí recibió Gregorio la primera educación, hondamente cristiana, de parte de sus padres, Gordiano y Silvia. Ellos y sus tías Társila y Emiliana, están en el catálogo de los santos.
Gregorio se preparó muy bien en derecho, al que desde Justiniano se daba gran importancia. Más tarde fue nombrado prefecto de la ciudad, Italia había sido arrasada por las invasiones de los lombardos. Roma estaba en ruinas. En su tiempo desaparecen los cónsules, cuando Gregorio será llamado Cónsul de Dios. Era una situación calamitosa.
Fue entonces cuando se encontró con dos benedictinos que procedían de Montecassino, que habían conocido a San Benito. De sus labios tomó los relatos llenos de candor que luego recogió en sus deliciosos e ingenuos Diálogos. ¿Qué camino tomar?, se preguntaba el Santo. Así lo escribía a su íntimo amigo San Leandro de Sevilla, en tales tonos de cordial amistad que son difíciles de superar. Por fin se decidió. Convirtió en monasterio su palacio del monte Celio y empezó allí su vida monacal.
Estudió intensamente la Sagrada Escritura y la vida de los monjes de Occidente. Se distinguió por su austeridad de vida y por la intensidad de su oración. Por eso es llamado doctor de la compunción y de la contemplación, pues fue modelo acabado tanto en ascética como en mística.
Benedicto I lo envió como nuncio a Constantinopla, donde pasó ocho años. Vuelto a Roma, el desbordamiento del Tíber produjo muchas calamidades: hambre y peste sobre todo. Una de las víctimas de la peste fue Pelagio II. Reunidos el clero, el senado y el pueblo, eligieron Papa al diácono Gregorio. Le costó mucho dejar su soledad, pero aceptó.
Era el primer Papa monje, estilo que introdujo en la espiritualidad y liturgia de su pontificado. Publicó la Regla Pastoral, que fue el código de los obispos durante la Edad Media. Restauró la disciplina.
Una de sus grandes obras fue la conversión de Inglaterra, por el envió de monjes, capitaneados por Agustín de Cantorbery. En su tiempo los visigodos abjuraron el arrianismo en el Concilio III de Toledo el 589.
Renovó el culto y la liturgia con el famoso Sacramentario. Dio al pontificado un gran prestigio, como San León Magno. Renovó la práctica de las estaciones cuaresmales en las iglesias romanas, para las que compuso Cuarenta homilías sobre los Evangelios. Fomentó las buenas obras, la piedad, el culto de las reliquias, las devociones populares.
La reforma más famosa fue la del canto, llamado por ello gregoriano. Publicó el Antifonario y formó una gran Schola Cantorum. Aunó los diversos cantos dispersos, en una sola liturgia, absorbiendo los diversos ritos, exceptó el ambrosiano y el mozárabe.
Es el escritor más fecundo de los papas medievales. Aparte de las obras ya citadas, tenemos su Epistolario, que contiene 859 cartas, Las 22 homilías sobre Ezequiel y El comentario a los libros de Job o las Morales, que tanto usaron Santa Teresa y otros Santos. Junto con San Ambrosio, San Agustín y San Jerónimo, es uno de los cuatro padres de Occidente.


 



Hoy, 3 de septiembre, conmemoramos a San GREGORIO MAGNO, Doctor de la Iglesia, Papa 64º.

SAN GREGORIO MAGNO (540-604) nació en Roma, en el linaje de los Anicia, una acaudalada familia romana de patricios que desde generaciones atrás se había vuelto cristiana.

San Gregorio era hijo de un senador romano, si bien en una época en que el senado carecía del poder público que había tenido antaño. También era bisnieto del papa Félix III.

De joven fue un estudiante dedicado. Se preparó para jurisprudencia y administración pública, y a los 30 años de edad fue electo Prefecto de Roma, el cargo civil más elevado que era posible alcanzar.

Entonces, de manera inesperada, abandonó todos sus puestos oficiales para dedicarse a la vida religiosa. Tras la muerte de su padre en 575, San Gregorio se retiró a la casa de su heredad, y pronto la transformó en monasterio benedictino consagrado a San Andrés. El sitio estaba donde actualmente se encuentra la iglesia de S. Gregorio al Celio.

San Gregorio se hizo sacerdote, y fue uno de los Siete Diáconos de Roma. En 579, el papa Pelagio II lo envió en embajada a Constantinopla, la actual Estambul, para entrevistarse con el emperador Mauricio.

Durante los aproximadamente seis años que permaneció en la capital del Imperio en Oriente, San Gregorio entabló buenas relaciones con la familia imperial, lo mismo que con personajes ilustres de la corte. Sin embargo, a su regreso a Roma hacia 586, volvió a retirarse a su monasterio.

Tiempo después solicitó permiso para salir a evangelizar a los anglosajones, pero el papa Pelagio prefirió tenerlo mejor siempre cerca, por lo que lo designó como su secretario particular.

En 590, tras una tremenda inundación que asoló Roma, Pelagio II murió, contagiado de la peste, de manera unánime fue electo como su sucesor. Sin embargo, San Gregorio lo que quería era retirarse a una ermita alejada del mundo.

Se dice que para conseguirlo había planeado salir de la ciudad escondido en un tonel como parte de un cargamento. No obstante, una columna de luz habría surgido del cielo hasta el tonel donde él se escondía, con lo que para todos fue fácil hallarle.

De este modo, San Gregorio I, Magno, se convirtió en el sexagésimo cuarto papa de la Iglesia. Los catorce años de su pontificado se caracterizan por su valentía y su capacidad diplomática para enfrentar a los enemigos de la Fe y a los invasores de Roma y de lo que quedaba del Imperio de Occidente.

Con las arcas de la ciudad vacías y sin ayuda de ningún aliado tuvo que enfrentar a los lombardos en 592 y comprometerse a pagar un fuerte tributo cada año y ceder un extenso territorio (la actual Toscana).

Así fue como de pronto el Papado bajo San Gregorio se vio convertido en la autoridad tanto religiosa como civil en Italia, estando a cargo de proteger a la población y procurar ayuda para los necesitados.

No sólo consiguió San Gregorio en su momento, y con muy escasos recursos, hacer retroceder a la herejía del arrianismo y aliarse con los reyes de los francos, sino que también se le recuerda por estructurar la liturgia eclesiástica y por la recopilación de cantos de los cristianos primitivos (500 años antes que él), a los cuales todavía conocemos y escuchamos como Cantos Gregorianos.

En 1295, el papa Bonifacio VIII lo declaró Doctor de la Iglesia. San Gregorio Magno es el santo patrono de los coros de música y de sus cantantes.

SAN GREGORIO MAGNO nos enseña el valor de conservar la alegría cuando enfrentamos las situaciones más difíciles.
 
 
 
 


 
 
 
 

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