Fiesta: 3 de septiembre
"La prueba del amor está en las obras. Donde el amor existe se obran grandes cosas y cuando deja de obrar deja de existir". - San Gregorio Magno
San
Gregorio Magno es el cuarto y último de los originales Doctores de la
Iglesia Latina. Defendió la supremacía del Papa y trabajó por la reforma
del clero y la vida monástica.
Combatió la herejía nestoriana. Hizo contribuciones claves a la cristología.
Nació
en Roma alrededor del año 540, hijo de Gordianus, un senador afluente
que llegó a renunciar al mundo y ser uno de los siete diáconos de Roma.
Después
de que Gregorio adquiriese una buena educación, el Emperador Justino lo
nombró, en 574, magistrado principal de Roma. Tenía solo 34 años.
Después
de la muerte de su padre edificó siete monasterios, el último de los
cuales fue en su propia casa en Roma, que se llamó Monasterio
Benedictino de San Andrés. El mismo tomó al hábito monástico en el 575, a
la edad de 35 años. Fue ordenado diácono y nombrado legado pontificio
en Constantinopla.
Después
de la muerte de Pelagio, San Gregorio fue escogido unánimemente Papa
por los sacerdotes y el pueblo, el día 3 de septiembre del año 590.
Ejerció su cargo como verdadero pastor, en su modo de gobernar, en su
ayuda a los pobres, en la propagación y consolidación de la fe. Mantenía
contacto con todas las iglesias y a pesar de sus sufrimientos y
labores, compuso grandes obras. Entre ellas hay magnificas
contribuciones a la Liturgia de la Misa y el Oficio.
Tiene escritas muchas obras sobre teología moral y dogmática.
Su extraordinario trabajo le valió el nombre de "El Grande". Su celo era extender la fe por todo el mundo.
Murió el 12 de Marzo del 604.
Es patrón de maestros.
San Gregorio Magno |
Papa de la Iglesia católica |
590 - 12 de marzo de 604 |
Doctor de la Iglesia |
Predecesor |
Pelagio II |
Sucesor |
Sabiniano |
Información personal |
Nombre secular |
San Gregorio Magno |
Nacimiento |
ca. 540
Roma |
Fallecimiento |
12 de marzo de 604
Roma |
Santidad |
Festividad |
12 de marzo Vetus Ordo
3 de septiembre Novus Ordo |
San Gregorio Magno (
ca. 540 en
Roma –
12 de marzo de 604),
Gregorio I o también
San Gregorio fue el sexagésimo cuarto
Papa de la
Iglesia Católica. Es uno de los cuatro
Padres de la Iglesia latina junto con
San Jerónimo de Estridón,
San Agustín de Hipona y
San Ambrosio de Milán. Fue proclamado
Doctor de la Iglesia el 20 de septiembre de 1295 por
Bonifacio VIII. También fue el primer
monje
en alcanzar la dignidad pontificia, y probablemente la figura
definitoria de la posición medieval del papado como poder separado del
Imperio romano.
Biografía
Gregorio nació en Roma en el año 540, en el seno de una rica familia
patricia romana, la
gens Anicia, que hacía mucho se había convertido al
cristianismo: su bisabuelo era el papa
Félix III (†492),
1 su abuelo el papa
Félix IV (†530)
2
y dos de sus tías paternas eran monjas. Gregorio estaba destinado a una
carrera secular, y recibió una sólida formación intelectual.
1 Oficialmente se le adjudica la invención del concepto de '
Purgatorio'.
[cita requerida]
Se dedicó a la
política de joven, y en 573 alcanzó el puesto de
prefecto de Roma (
præfectus urbis),
la dignidad civil más grande a la que podía aspirarse. Pero, inquieto
sobre cómo compatibilizar las dificultades de la vida pública con su
vocación religiosa, renunció pronto a este cargo y se hizo monje.
1 2
Tras la muerte de su padre,
1 en 575
3 transformó su residencia familiar en el
Monte Celio en un
monasterio bajo la advocación de san Andrés
1 2 (en el lugar se alza hoy la iglesia de San Gregorio Magno).
3
Trabajó con constancia por propagar la regla benedictina y llegó a
fundar seis monasterios aprovechando para ello las posesiones de su
familia sea en Roma, sea también en Sicilia.
4
En el año 579 el papa
Pelagio II lo ordena
diácono y lo envía como
apocrisiario (una suerte de embajador) a
Constantinopla, donde permanece unos seis años
1 y establece muy buenas relaciones con la familia del emperador
Mauricio y con miembros de las familias senatoriales italianas que se habían establecido en la capital oriental.
5 En Constantinopla conoce a
Leandro de Sevilla, el hermano del también doctor de la Iglesia
Isidoro de Sevilla.
Con Leandro mantuvo una constante correspondencia epistolar que se ha
conservado. Durante esta estancia disputó con el patriarca
Eutiquio de Constantinopla acerca de la corporeidad de la resurrección.
6
Gregorio regresa a Roma en 585 o 586 y se retira nuevamente al monasterio.
1
Luego solicitó permiso de ir a evangelizar la isla de los anglosajones.
Pero al saber el pueblo de Roma de sus intenciones, le pidieron al Papa
que no lo dejara ir. Ocupó desde entonces el cargo de secretario de
Pelagio II hasta la muerte de éste de peste en febrero de 590,
7 tras lo cual es elegido para sucederle como pontífice.
[cita requerida]
Pontificado (590–604)
Goya,
San Gregorio Magno.
Al acceder al papado en el año 590 se ve obligado a enfrentar las
arduas responsabilidades que pesan sobre todo obispo del siglo VI, pues
no pudiendo contar con ayuda efectiva bizantina los ingresos económicos
que reportan las posesiones de la Iglesia hacen que el papa sea la única
autoridad de la cual los ciudadanos de Roma pueden esperar algo. No
está claro si para esta época existía aún el
Senado romano,
pero en todo caso no interviene en el gobierno, y la correspondencia de
Gregorio nunca menciona a las grandes familias senatoriales, emigradas a
Constantinopla, desaparecidas o venidas a menos.
1
Solo él poseía los recursos necesarios para asegurar la provisión de
alimentos de la ciudad y distribuir limosnas para socorrer a los pobres.
Para esto emplea los vastos dominios administrados por la Iglesia, y
también escribe al pretor de Sicilia solicitándole el envío de grano y
de bienes eclesiásticos.
1
Intenta infructuosamente que las autoridades imperiales de
Rávena reparen los acueductos de Roma,
1 destruidos por el rey
ostrogodo Vitiges en el año 537.
8
En el año 592 la ciudad es atacada por el rey
lombardo Agilulfo. En vano se espera la ayuda
imperial;
ni siquiera los soldados griegos de la guarnición reciben su paga. Es
Gregorio quien debe negociar con los lombardos, logrando que levanten el
asedio a cambio de un tributo anual de 500 libras de oro (probablemente
entregadas por la Iglesia de Roma). Así, negocia una tregua y luego un
acuerdo para delimitar la
Tuscia Romana (la parte del ducado romano situada al norte del Tíber) y la
Tuscia propiamente dicha (la futura
Toscana), que a partir de ahora será lombarda. Este acuerdo es ratificado en 593 por el
exarca de Rávena, representante del
Imperio bizantino en Italia.
1
En una oportunidad, en Roma, Gregorio puso su atención en un grupo de
cautivos que estaba en el mercado público para ser vendidos como
esclavos. Los cautivos eran altos, bellos de rostro y lo que le atrajo
en particular a Gregorio, todos ellos eran rubios. Movido por la piedad y
la curiosidad pregunta de dónde provienen. "Son
Anglos"
responde alguien. "Non Angli sed Angeli", ("No son Anglos sino
Ángeles"), respondió Gregorio, tal vez, una interpretación no literal
sería: "no son esclavos, son almas".
Este episodio motivó a Gregorio a enviar misioneros al norte y el trabajo estuvo a cargo del obispo
Agustín de Canterbury.
Cuando Agustín llegó a
Inglaterra
escribió una carta a Gregorio, preguntándole que debía hacer con los
santuarios paganos, en donde se practicaban sacrificios humanos. La
respuesta de Gregorio (preservada en el libro de
Beda) decía: "No destruyan los santuarios, límpienlos", en referencia a que los santuarios paganos debían ser re-dedicados a Dios.
Gregorio trabó alianzas con las órdenes monásticas y con los
reyes de los francos en la confrontación con los ducados lombardos, adoptando la posición de un poder temporal separado del Imperio.
9
También organizó las tareas administrativas y litúrgicas eclesiásticas.
10
Gregorio falleció el 12 de marzo del año 604. Fue declarado
Doctor de la Iglesia por
Bonifacio VIII, el 20 de septiembre de 1295, aunque el título aparece hacia 800. Es uno de los cuatro Grandes
Padres de la Iglesia occidental junto con
Jerónimo de Estridón,
Agustín de Hipona y
Ambrosio de Milán.
11
Obras
Gregorio es autor de una
Regula pastoralis, manual de moral y de predicación destinado a los obispos. Recopiló y contribuyó a la evolución del
canto gregoriano, llamado en su honor el
Antifonario de los cantos gregorianos.
En el año 600 d. C. ordenó que se recopilaran los escritos de los
cánticos o himnos cristianos primitivos (conocidos también como
Antífonas,
Salmos o
Himnos); dichas liturgias de alabanza a Dios eran celebradas en las antiguas catacumbas de Roma ya en el año 52 d. C., iniciadas por
Simón Pedro al margen del gobierno romano que, por supuesto, celebraba sólo fiestas paganas.
Estas antífonas fueron perdidas debido al
cisma o
diáspora de los ciudadanos romanos por las constantes guerras romano-bárbaras al tratar de catequizarlas (
Edicto de Tesalónica).
También contribuyeron los cambios de estructura de los cantos por
personas que decidieron crear sus obras propias y gustos a la
desaparición de estos documentos.
El antifonario de los cantos gregorianos permaneció atado al altar de San Pedro, pero estos desaparecieron. El papa
Pío X encomendó a los monjes benedictinos de la
abadía de
Solesmes
la reproducción fiel de estas melodías cristianas tras una búsqueda
infructuosa de estas obras por parte de Francia en el siglo XIX.
La nueva recopilación de estas melodías fue llamada
Edición Vaticana del Canto Gregoriano,
haciéndose esta edición oficial el 22 de noviembre de 1903, cuando el
canto gregoriano quedó plenamente reconocido por la iglesia como el
canto oficial de la Iglesia católica.
Entre sus obras conocidas encontramos el libro
De Vita et Miraculis Patrum Italicorum et de aeternitate animarum conocido comúnmente con el nombre abreviado de
Libro de Los Diálogos, que narra la vida y milagros de diversos santos italianos del siglo IV, destacando en su segundo capítulo a
San Benito de Nursia.
12
Desarrolló la doctrina del
Purgatorio en el 593, a poco tiempo de asumir la
cátedra de San Pedro.
Se conservan 866 cartas de Gregorio en su
Regestum o
Archivo de correspondencia, el 63% de las cuales son
rescriptos
(respuestas a solucitudes de normativa en asuntos eclesiásticos o
administrativos). Se estima que durante su pontificado se enviaron desde
Roma unas veinte mil cartas; el mismo Gregorio seleccionaba cuáles de
ellas debían ser copiadas en el
Regestum.
13
Véase también
Notas y referencias
- ↑ a b c d e f g h i j k Dutour, Thierry (2003): La ciudad medieval. Orígenes y triunfo de la Europa urbana. – Paidós, Buenos Aires, 2005, pp. 42 y 45–47. ISBN 950-12-5043-1
- ↑ a b c Brown, Peter (1996): El primer mileno de la cristiandad occidental. – Crítica, Barcelona, 1997, pp. 124-125. ISBN 84-7423-828-5
- ↑ a b Guías Visuales: Roma. – El País/Aguilar, Madrid, 1997, p. 192. ISBN 84-03-59431-3
- ↑ Alejandro María Masoliver (1994). Historia del monacato cristiano. Encuentro. ISBN 9788474903270.
- ↑ Cameron, Averil (1993): El mundo mediterráneo en la Antigüedad tardía, 395-600. – Crítica, Barcelona, 1998, p. 135. ISBN 84-7423-760-2
- ↑ Claudio Leonardi, Andrea Riccardi, Gabriella Zarri (2000). Diccionario de los santos. Editorial San Pablo. ISBN 9788428522588.
- ↑ Cf. Pablo Diácono, Historia Langobardorum 3, 20. (texto en latín y en inglés)
- ↑ Dutour, Thierry (2003), pp. 43-44.
- ↑ José Orlandis (1999). Historia de la Iglesia. La Iglesia Antigua y Medieval. Ediciones Palabra. ISBN 9788482392561.
- ↑ Carmen Castillo, San Gregorio I Magno, Gran Enciclopedia Rialp
- ↑ Jean Danielou; Henri-Irénée Marrou (1982). Nueva historia de la Iglesia. Desde los orígenes a san Gregorio Magno. Ediciones Cristiandad. ISBN 9788470570384.
- ↑ San Gregorio Magno (1989). San Benito de Nursia. Lumen. ISBN 950550019X.
- ↑ Brown, Peter (1996), p. 130.
Enlaces externos
LAS NUEVE ORACIONES DE SAN GREGORIO MAGNO
En reverencia de la Sagrada Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo
(El
Maremagnum)
Santo Papa Romano
Al
final versión imprimible
El Papa Inocencio VIII, concedió a los que rezaren las nueve
oraciones siguientes de San Gregorio, las siguientes indulgencias:
Cada día:
14.185.149 años de indulgencia.
En Viernes el
doble.
En Viernes Santo:
8 indulgencias plenarias.
Y
los que no saben leer, o muy enfermos, pueden rezar 20 Padrenuestros y 20
Avemarías frente a la imagen del santo, y ganan lo mismo.
Los que dijesen 7 Padrenuestros y 7 Avemarías frente a la imagen del Santo:
50.000 años de indulgencias y el Viernes Santo, indulgencia plenaria
Hagamos
este obsequio a las benditas almas del Purgatorio
Puede parecer que son grandes indulgencias y que no es necesario rezarlas a
menudo, pero se hacen suave brisa fresca en la inmensidad del Purgatorio y del
gran número de almas que allí se encuentran. Muchas almas padecen y pocos rezan
por ellas. Rezar con tesón y con la mayor frecuencia que se pueda.
PRIMERA ORACIÓN
Señor mío
Jesucristo, te adoro colgado de la Santa Cruz, coronada de espinas tu Cabeza. Te ruego
que Tu Santísima Cruz me libre del ángel malo. Amén Jesús.
Un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria.
SEGUNDA ORACIÓN
Oh Señor mío
Jesucristo, te adoro en la Cruz herido y llagado, bebiendo hiel y vinagre. Te
ruego que la lanza de Tu Santísimo Costado sea remedio para mi alma. Amén Jesús.
Un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria.
TERCERA ORACIÓN
Oh Señor mío
Jesucristo, por aquella amargura, que por mí, miserable pecador, sufriste en la
Cruz, principalmente en aquella hora, cuando tu Alma santísima salió de tu
bendito cuerpo , te ruego Señor, que tengas misericordia de mi alma cuando salga
de esta vida mortal; la perdones y la encamines a la Vida Eterna. Amén Jesús.
Un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria.
CUARTA ORACIÓN
Oh Señor mío
Jesucristo, yo te adoro depositado en el Santo Sepulcro, ungido con mirra y
ungüentos fragantes. Te ruego Señor, que tu muerte sea remedio para mi alma.
Amén Jesús.
Un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria.
QUINTA ORACIÓN
Oh Señor mío
Jesucristo, yo te adoro y considerando aquel tiempo cuando descendiste a los
infiernos y de allí sacaste y pusiste en libertad en los cielos a los que allí
estaban cautivos, te ruego Señor que tengas misericordia de mi. Amén Jesús.
Un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria.
SEXTA ORACIÓN
Oh Señor mío
Jesucristo, que estás sentado a la derecha del Padre Eterno, yo te adoro por tu
santa resurrección de entre los muertos y Ascensión a los Cielos. Te ruego Señor
que yo te pueda seguir y mi alma pueda ser presentada delante de la Santísimas
Trinidad. Amén Jesús.
Un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria.
SÉPTIMA ORACIÓN
Oh Señor mío
Jesucristo, Pastor bueno, conserva y guarda a los justos, justifica y perdona
a los pecadores, ten misericordia de todos los fieles y acuérdate de mí, triste
y miserable pecador. Amén Jesús.
Un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria.
OCTAVA ORACIÓN
Oh Señor mío
Jesucristo, yo te adoro y contemplando que el día del Juicio vendrás a juzgar a
los vivos y a los muertos y a los buenos darás gloria y a los malos condenación
eterna. Te ruego Señor, por tu Santa Pasión, nos libres de las penas del
Infierno, nos perdones y nos lleves a la Vida Eterna. Amén Jesús.
Un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria.
NOVENA ORACIÓN
Oh amantísimo
Padre, yo te ofrezco la inocente muerte de Tu Hijo y el amor tan firme de Su
Corazón por toda la culpa y pena que yo miserable pecador merezco, y todos los
pecadores: por aquellos enormes y gravísimos pecados míos y por todos mis
prójimos y amigos vivos y difuntos. Te ruego tengas misericordia de nosotros.
Amén Jesús
Un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria.
OFRECIMIENTO
Estas oraciones
las ofrezco a los méritos de la Pasión y muerte de nuestro Redentor Jesucristo,
a quien pido y suplico me las reciba en descuento y satisfacción de mis culpas y
pecados confirmándome lo que San Gregorio y otros Pontífices han concedido a
quienes la rezaren delante de su imagen o la llevasen consigo y es mi voluntad
que Dios nuestro Señor aplique lo que le pareciese ser bastante para sacar del
Purgatorio el alma que allí estuviese y que fuese más de mi obligación gloria
suya y de la Santísima Virgen María, a quien pido y suplico sea mi abogada con
su Divina Majestad. Amén Jesús.
ORACIÓN
Oh altísima Cruz,
oh inocente y preciosa Sangre, oh pena grande y cruel, oh pobreza de Cristo mi
Redentor, oh Llagas muy lastimadas, oh Corazón traspasado, oh Sangre de Cristo
derramada, oh muerte amarga de Dios, oh dignidad grande de Dios, digna de ser
reverenciada. Ayúdame Señor para alcanzar la vida eterna, ahora y en la hora de
mi muerte. Amén Jesús.
Agradecimientos a Mª Cristina
Bustamante
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San Gregorio
Magno
Papa y doctor de la Iglesia
Señor
Dios, que cuidas a tu pueblo con ternura y lo gobiernas con amor, te
pedimos que, por intercesión del papa San Gregorio Magno, concedas el
Espíritu de sabiduría a quienes has establecido como maestros y pastores
de la Iglesia, para que así el progreso de los fieles constituya el gozo
eterno de sus pastores. Por Nuestro Señor Jesucristo, tu
Hijo.
Gregorio
significa "el Vigilante", en Griego
Nació y murió en Roma en
540 y 604.
Estudió Derecho y en 573
fue nombrado Prefecto.
Como heredó la fortuna de
su padre, construyó varios monasterios en Roma y se retiró al Monte
Celio.
Fue
ordenado diácono y en 578 el Papa Benedicto I lo ordenó presbítero.
Fungió
como Nuncio en Constantinopla entre 579 y 586. Tres años después fue
elegido Papa, misión en que se distinguió por su oratoria, política
tolerante, administración atinada, interés misionero en Inglaterra y
España y tacto en la reforma del clero y la liturgia. Su acción pastoral
se refleja en varias de sus obras: Regla pastoral, Diálogos,
Sacramentario y Antifonario.
Se
distinguió, también, por su obra bíblica (varios comentarios),
ascética (su Moralina) y epistolar (859 cartas). Apenas muerto, fue
venerado como santo y la tradición lo asumió como Patrón de los
liturgistas, sabios e investigadores, por su amplia erudición; de los
músicos, chantres y cantores, por la escuela de canto que fundó (cantos
gregorianos); Defensor contra la enfermedad de la gota y la peste; y
Abogado de las almas del purgatorio por las "misas gregorianas"
que hasta él se hicieron remontar.
En
la iconografía aparece, como todos los papas, con la tiara y la cruz
papal; en calidad de Padre de la Iglesia (uno de los cuatro grandes de
Occidente) al que la tradición conoce como El Grande; y como monje. Una
paloma, símbolo de inspiración, una cartela con notas musicales, los
emblemas pontificios y el ánima sola o varias almas del purgatorio son
sus atributos principales.
Ramillete espiritual: «Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre.» Mt. 13, 43
San Gregorio Magno nació en Roma el año 540, de noble
familia. Nació en un momento límite, cuando la caída de Roma se
acentuaba y empezaba una nueva época. Es el último de los grandes Padres
de Occidente y el primer hombre medieval. Sus obras serían el primer
alimento espiritual de la Edad Media, hasta San Bernardo, Santo Tomás y
Santa Teresa de Jesús.
En el monte Celio estaba el palacio familiar. Allí
recibió Gregorio la primera educación, hondamente cristiana, de parte de
sus padres, Gordiano y Silvia. Ellos y sus tías Társila y Emiliana,
están en el catálogo de los santos.
Gregorio se preparó muy bien en derecho, al que desde
Justiniano se daba gran importancia. Más tarde fue nombrado prefecto de
la ciudad, Italia había sido arrasada por las invasiones de los
lombardos. Roma estaba en ruinas. En su tiempo desaparecen los cónsules,
cuando Gregorio será llamado Cónsul de Dios. Era una situación
calamitosa.
Fue entonces cuando se encontró con dos benedictinos
que procedían de Montecassino, que habían conocido a San Benito. De sus
labios tomó los relatos llenos de candor que luego recogió en sus
deliciosos e ingenuos Diálogos. ¿Qué camino tomar?, se preguntaba el
Santo. Así lo escribía a su íntimo amigo San Leandro de Sevilla, en
tales tonos de cordial amistad que son difíciles de superar. Por fin se
decidió. Convirtió en monasterio su palacio del monte Celio y empezó
allí su vida monacal.
Estudió intensamente la Sagrada Escritura y la vida de
los monjes de Occidente. Se distinguió por su austeridad de vida y por
la intensidad de su oración. Por eso es llamado doctor de la compunción y
de la contemplación, pues fue modelo acabado tanto en ascética como en
mística.
Benedicto I lo envió como nuncio a Constantinopla,
donde pasó ocho años. Vuelto a Roma, el desbordamiento del Tíber produjo
muchas calamidades: hambre y peste sobre todo. Una de las víctimas de
la peste fue Pelagio II. Reunidos el clero, el senado y el pueblo,
eligieron Papa al diácono Gregorio. Le costó mucho dejar su soledad,
pero aceptó.
Era el primer Papa monje, estilo que introdujo en la
espiritualidad y liturgia de su pontificado. Publicó la Regla Pastoral,
que fue el código de los obispos durante la Edad Media. Restauró la
disciplina.
Una de sus grandes obras fue la conversión de
Inglaterra, por el envió de monjes, capitaneados por Agustín de
Cantorbery. En su tiempo los visigodos abjuraron el arrianismo en el
Concilio III de Toledo el 589.
Renovó el culto y la liturgia con el famoso
Sacramentario. Dio al pontificado un gran prestigio, como San León
Magno. Renovó la práctica de las estaciones cuaresmales en las iglesias
romanas, para las que compuso Cuarenta homilías sobre los Evangelios.
Fomentó las buenas obras, la piedad, el culto de las reliquias, las
devociones populares.
La reforma más famosa fue la del canto, llamado por
ello gregoriano. Publicó el Antifonario y formó una gran Schola
Cantorum. Aunó los diversos cantos dispersos, en una sola liturgia,
absorbiendo los diversos ritos, exceptó el ambrosiano y el mozárabe.
Es el escritor más fecundo de los papas medievales.
Aparte de las obras ya citadas, tenemos su Epistolario, que contiene 859
cartas, Las 22 homilías sobre Ezequiel y El comentario a los libros de
Job o las Morales, que tanto usaron Santa Teresa y otros Santos. Junto
con San Ambrosio, San Agustín y San Jerónimo, es uno de los cuatro
padres de Occidente.
Hoy, 3 de septiembre, conmemoramos a San GREGORIO MAGNO, Doctor de la Iglesia, Papa 64º.
SAN
GREGORIO MAGNO (540-604) nació en Roma, en el linaje de los Anicia, una
acaudalada familia romana de patricios que desde generaciones atrás se
había vuelto cristiana.
San Gregorio era hijo de un senador
romano, si bien en una época en que el senado carecía del poder público
que había tenido antaño. También era bisnieto del papa Félix III.
De
joven fue un estudiante dedicado. Se preparó para jurisprudencia y
administración pública, y a los 30 años de edad fue electo Prefecto de
Roma, el cargo civil más elevado que era posible alcanzar.
Entonces,
de manera inesperada, abandonó todos sus puestos oficiales para
dedicarse a la vida religiosa. Tras la muerte de su padre en 575, San
Gregorio se retiró a la casa de su heredad, y pronto la transformó en
monasterio benedictino consagrado a San Andrés. El sitio estaba donde
actualmente se encuentra la iglesia de S. Gregorio al Celio.
San
Gregorio se hizo sacerdote, y fue uno de los Siete Diáconos de Roma. En
579, el papa Pelagio II lo envió en embajada a Constantinopla, la actual
Estambul, para entrevistarse con el emperador Mauricio.
Durante
los aproximadamente seis años que permaneció en la capital del Imperio
en Oriente, San Gregorio entabló buenas relaciones con la familia
imperial, lo mismo que con personajes ilustres de la corte. Sin embargo,
a su regreso a Roma hacia 586, volvió a retirarse a su monasterio.
Tiempo
después solicitó permiso para salir a evangelizar a los anglosajones,
pero el papa Pelagio prefirió tenerlo mejor siempre cerca, por lo que lo
designó como su secretario particular.
En 590, tras una tremenda
inundación que asoló Roma, Pelagio II murió, contagiado de la peste, de
manera unánime fue electo como su sucesor. Sin embargo, San Gregorio lo
que quería era retirarse a una ermita alejada del mundo.
Se dice
que para conseguirlo había planeado salir de la ciudad escondido en un
tonel como parte de un cargamento. No obstante, una columna de luz
habría surgido del cielo hasta el tonel donde él se escondía, con lo que
para todos fue fácil hallarle.
De este modo, San Gregorio I,
Magno, se convirtió en el sexagésimo cuarto papa de la Iglesia. Los
catorce años de su pontificado se caracterizan por su valentía y su
capacidad diplomática para enfrentar a los enemigos de la Fe y a los
invasores de Roma y de lo que quedaba del Imperio de Occidente.
Con
las arcas de la ciudad vacías y sin ayuda de ningún aliado tuvo que
enfrentar a los lombardos en 592 y comprometerse a pagar un fuerte
tributo cada año y ceder un extenso territorio (la actual Toscana).
Así
fue como de pronto el Papado bajo San Gregorio se vio convertido en la
autoridad tanto religiosa como civil en Italia, estando a cargo de
proteger a la población y procurar ayuda para los necesitados.
No
sólo consiguió San Gregorio en su momento, y con muy escasos recursos,
hacer retroceder a la herejía del arrianismo y aliarse con los reyes de
los francos, sino que también se le recuerda por estructurar la liturgia
eclesiástica y por la recopilación de cantos de los cristianos
primitivos (500 años antes que él), a los cuales todavía conocemos y
escuchamos como Cantos Gregorianos.
En 1295, el papa
Bonifacio VIII lo declaró Doctor de la Iglesia. San Gregorio Magno es el
santo patrono de los coros de música y de sus cantantes.
SAN GREGORIO MAGNO nos enseña el valor de conservar la alegría cuando enfrentamos las situaciones más difíciles.
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