Etimológicamente significa “cargado de
bellas espigas”. Viene de la lengua griega.
Cuando uno toma conciencia
de que está hecho para el Señor, todo lo mira
bajo el prisma de su amor.
El joven Eustaquio vivió entre
los años 98-117. Sin duda alguna, al estudiar su personalidad,
uno cae en la cuenta de que era el general
más joven y apreciado en todo el imperio romano.
Pero
no sentía feliz. Un día, al ir de caza, logró
algo que esperaba desde hacía tiempo: su conversión al cristianismo
y la huida de los dioses falsos que presentaba el
imperio romano.
Un ciervo, al que se perseguía, se volvió y
le dio la cara, vio una cruz en el bosque
y eso le bastó para abrazar la vida de los
creyentes en Cristo el Señor.
Al mismo tiempo, su mujer Teopista
recibió la visita de un ángel y se convirtió también
al cristianismo.
Al día siguiente, estaban tan felices que le comunicaron
la idea de la conversión a sus dos hijos, y
recibieron el bautismo.
Diez días después volvió el ciervo a avisarle
a Eustaquio que rezara mucho porque el demonio iba a
atacarle duramente.
En una semana todos sus esclavos murieron de
peste juntamente con sus ganados.
Los bandidos llegaron e incendiaron su
castillo y le robaron todo el dinero. También le atacaron
a él y a toda su familia. Visto lo cual
se embarcó para Egipto.
Fueron vendidos a un mercader de esclavos.
El trabajó como granjero, su mujer como portera de un
albergue y sus dos hijos como recaderos de boutique. Al
entrar como emperador Trajano, buscó al general Eustaquio. Lo encontraron
y ahuyentó a los enemigos de la frontera.
Había que
celebrar la victoria. Y con ella el culto a los
dioses. No quisieron tomar parte y, sin más , le
dieron muerte a toda su familia.
20 de septiembre
SAN EUSTAQUIO
y SUS COMPAÑEROS, Mártires
Vivid siempre alegres en el Señor;
vivid alegres, repito.
(Filipenses, 4, 4).
San Eustaquio, brillante oficial de Vespasiano,
persiguiendo un día a un ciervo, vio un crucifijo entre los cuernos del
animal; sus grandes limosnas le
merecieron esta merced del cielo. Se convirtió y se hizo bautizar con
toda su familia. Dios entonces le hizo comprender lo que habría de
sufrir por su gloria. En efecto, fue reducido a la mayor indigencia, y,
mientras huía de su patria, fue sorprendido en el camino y le
arrebataron a su
mujer y a sus dos hijos. Lo hizo buscar el emperador Trajano y le dio el
mando de sus ejércitos, con los que obtuvo victoria y volvió a
encontrar a su mujer e hijos; pero, habiendo rehusado dar gracias a los
dioses por su triunfo, fue arrojado a los leones con los suyos.
Respetados por las fieras,
fueron encerrados en un toro de bronce sobre el que se había encendido
una gran hoguera.
MEDITACIÓN
SIEMPRE HAY QUE ESTAR ALEGRE
I. Dios manda a los justos que se alegren: hay placeres inocentes que les permite; pero hay que
buscar a Dios en estas diversiones y encontrarlo en ellas, como encontró San Eustaquio en la caza
a Jesucristo. En medio de la alegría, acuérdate de la tristeza de Nuestro Señor, y no renueves los dolores de su
Pasión con tus placeres criminales. ¿No podemos acaso reír y darnos a la alegría sin que nuestras
diversiones sean un crimen ante Dios? (Salviano).
II. Alégrate en medio de tus más crueles aflicciones,
según el ejemplo de San Eustaquio, que soportó con paciencia la pérdida
de su
mujer, de sus hijos y de todos sus bienes, porque la voluntad de Dios se
cumplía en él.
¡Oh! ¡qué consolador es este pensamiento para un corazón afligido: Dios
quiere que esté en la
aflicción. Él halla gloria en eso y es mi mayor bien! Dios mío, hágase
vuestra voluntad; me alegraré de ello y siempre me alegraré. Si mi
cuerpo gime porque sufre, mi alma se alegrará
porque os obedece.
III. Si Dios te retira los consuelos espirituales que
te daba en la
oración, humíllate; pero ponte contento y gozoso por cumplir la voluntad
de Dios. No te dejes arrastrar al relajamiento, no abandones ninguno de
tus ejercicios de
devoción: Dios no se retira sino para probarte y humillarte. Dios mío, a
Vos os busco en mis oraciones, y no vuestros consuelos. ¿Por qué volvéis de mí vuestro rostro, Vos que sois
mi alegría? ¿Dónde estáis escondida, belleza por la cual suspiro? (San Agustín).
La alegría espiritual
Orad por los afligidos.
ORACIÓN
Oh Dios, que nos concedéis la, gracia de celebrar
el nacimiento al cielo de vuestros mártires San Eustaquio y sus compañeros, hacednos gozar con ellos de la felicidad eterna. Por
J. C. N. S. Amén.
¡Felicidades a quien lleve este
nombre!
No hay comentarios:
Publicar un comentario