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Eugenia Picco, Beata |
Virgen
Martirologio Romano: En Parma, ciudad de la Emilia, en Italia,
beata Eugenia Picco, virgen, de la Congregación de las Pequeñas
Hijas de los Sagrados Corazones de Jesús y de María,
que, entregada al cumplimiento de la voluntad de Dios, promovió
la dignidad de la mujer y se dedicó a la
formación de las religiosas (1921).
Fecha de beatificación: Fue beatificada el
7 de octubre de 2001 por S.S. Juan Pablo II.
"Como Jesús ha escogido el pan,
algo tan común, así debe ser mi vida, común... accesible
a todos y, al mismo tiempo, humilde y escondida, como
lo es el pan".
Estas palabras de Eugenia Picco brotan de
una larga contemplación de Jesús, Pan de vida, entregado por
todos. A esta contemplación Eugenia llega tras un largo y
doloroso camino.
Nace en Crescenzago (Milán) el 8 de noviembre de
1867 de José Picco y Adelaida del Corno. El padre
es un excelente músico de «La Scala» de Milán, ciego.
La madre es una mujer frívola, que no ama a
su marido, sino que prefiere el dinero, el éxito y
los viajes. De Eugenia cuidan habitualmente los abuelos y encuentra
a sus padres durante las breves pausas que se conceden
entre una gira y otra, hasta que un día la
madre vuelve sola, sin su marido, dándolo por muerto.
Eugenia, no
sabrá nunca nada de su padre. Desde este momento la
madre obliga a la hija a vivir con ella y
con su amante, del que luego tendrá otros dos hijos.
Eugenia crece en un ambiente irreligioso y moralmente malsano, teniendo
que convivir entre los deseos mundanos de la madre que
la quiere cantante famosa y con el amante de la
madre que la molesta y la fastidia frecuentemente.
«Peligros y ocasiones
tanto en casa como afuera» dirá luego Eugenia recordando aquellos
años de tribulación y aquel «instintivo» anhelo de orar, de
mirar hacia arriba, en el silencio de la austera basílica
de S. Ambrosio de Milán, donde cada día va a
pedir ayuda a Dios, casi sin conocerlo. Hasta que una
tarde de mayo de 1886, Eugenia siente dentro de sí
la llamada a la santidad y desde aquel instante caminará,
con prontitud y fidelidad indefectibles hacia la perfección.
A los veinte
años Eugenia decide amar a Jesús y ser santa. Ingresa
en la todavía joven Familia Religiosa de las Pequeñas Hijas
de los Sagrados Corazones de Jesús y de María huyendo
de casa el 31 de agosto de 1887, siendo inmediatamente
acogida, comprendida y amada por el Fundador, el venerable Agustín
Chieppi.
El 26 de agosto de 1888 comienza el noviciado y
el 10 de junio de 1891 emite la primera profesión
religiosa en manos del mismo Fundador. Hace la profesión perpetua
el 1 de junio de 1894.
Simple y humilde, fiel y
generosa, se entrega sin reservas a las alumnas del Colegio
de las que es maestra de música, canto y francés;
a las novicias de las que es madre y maestra;
a las hermanas como archivista, Secretaria general y Consejera. En
junio de 1911 es elegida Superiora general permaneciendo en el
cargo hasta la muerte.
Mujer valiente, hace voto de cumplir con
perfección serena y tranquila los deberes de Superiora y esto
para cumplir la voluntad de Dios.
Animadora sabia y prudente de
la Congregación de las Pequeñas Hijas de los Sagrados Corazones
de Jesús y de María, durante su gobierno desarrolla una
actividad iluminadora y prudente para una organización definitiva del Instituto,
proponiéndose cumplir las directrices transmitidas por el Fundador.
Para todos es
madre, especialmente para los pobres, para los pequeños y para
los marginados, a los que sirve con caridad generosa e
incansable. Las necesidades y los dramas de muchos hermanos durante
la gran guerra de 1915-1918 le abren aun más el
corazón para acoger todo llanto, tanto dolor y toda preocupación
social o privada.
Su principal apoyo, el eje vital de su
vida interior y de toda la obra y trabajo apostólico
es para Sor Eugenia la Eucaristía, su gran amor, centro
de piedad, alimento, consuelo y gozo de sus jornadas densas
de oración y de fatiga.
Jesús le infunde su celo por
la salvación de las almas, su deseo ferviente de llevar
a todos a la Casa del Padre y es en
su ardiente amor a Jesús donde se encuentra la explicación
de su incesante actividad caritativa.
De salud débil, con un cuerpo
consumido por la tuberculosis ósea, tiene que someterse, el año
1919, a la amputación de la extremidad inferior derecha. Sor
Eugenia se ofrece con toda disponibilidad a cumplir los planes
del Padre sobre ella, pronta a cualquier inmolación, mostrándose siempre
la amiga sonriente de Jesús, de los hermanos y del
mundo.
Este dinamismo que concentra todos sus deseos y toda su
voluntad en Dios, esta decisión resuelta de caminar hacia la
perfección, expresada en una vida de mortificación, de pureza, de
obediencia, de heroismo, de obras virtuosas, viviendo lo ordinario y
más humilde de la vida de manera extraordinaria, es el
clima en el que se desarrolla la existencia de Sor
Eugenia Picco.
En la enfermedad y en la muerte cumple su
total consagración a Dios. Sor Eugenia muere santamente el 7
de septiembre de 1921.
Su fama de santidad pervive e incluso
irá en aumento después de su muerte. Por todas partes
se oyen expresiones de devota admiración y veneración hacia Sor
Eugenia, considerada por todos como ejemplo de extraordinaria virtud y
modelo de piedad, celo, prudencia, espíritu de sacrificio y sabiduría.
Comenzado
el Proceso de beatificación en septiembre de 1945, el 18
de febrero de 1989 fue reconocido el ejercicio heroico de
las virtudes y el 20 de diciembre de 1999 se
publicó el Decreto sobre el milagro, atribuido a su intercesión,
que reconoce la curación prodigiosa de Camilo Talubingi Kingombe de
la diócesis de Uvira (ex Zaire) acaecida el 25 de
agosto de 1992.
El 7 de octubre del 2001, Juan Pablo
II la proclama «beata».
La luz que acompañó los pasos de
Eugenia niña, contemplada sólo por Dios, la luz que brilló
de repente en los días de su juventud, la luz
que la condujo a la santidad, la luz a través
de la cual ha llegado a la vida de tantos
hermanos y hermanas desorientados y confusos, se transforma en mensaje
para hoy, cuando tanto se insiste sobre los condicionamientos psicológicos
negativos, que pueden provenir de situaciones dificiles, sin tener debidamente
en cuenta lo que puede la gracia cuando es acogida
y secundada.
Si usted tiene información relevante para la canonización de
la Beata Eugenia, contacte a: P.le S. Giovanni,
7 43100 Parma, ITALY
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