Cuando era adolescente, definitivamente tenía una
relación normal de sube y baja con mis padres. Mamá era una mujer muy
agradable. Posee, incuestionablemente, más paciencia que cualquier otra
persona que yo conozca. Crió a cuatro muchachos Burns, y a mi padre y
aún así se mantuvo sana. En realidad, ella era bastante lista. Yo
acostumbraba a meterla en problemas las veces que podía hacerlo y
escapar.
Uno de mis pasatiempos favoritos cuando estaba en
sétimo grado era que, cada vez que un hombre adulto estaba afuera
regando su césped y nosotros estábamos pasando en nuestro automóvil, yo
bajaba la ventanilla, le silbaba y me agachaba. Por supuesto, esto
causaba la impresión de que había sido mi mamá quien le había silbado.
¡Cómo se volvía loca!
Entonces, un día en sétimo grado, ella me curó la
silbatina para siempre. Yo estaba apasionada y locamente “enamorado” de
Chris Morris. Chris era la chica más popular en sétimo grado. Ella era
treinta centímetros más alta que yo y, desgraciadamente, apenas sabía
que yo existía. Mi madre y yo estábamos yendo hacia la tienda. Yo hice
mi conocida rutina de silbar y agacharme. Esta vez mi mamá, con toda
calma, hizo un giro en U en la mitad de la calle, condujo directamente
hacia la entrada de la casa de Chris Morris y comenzó a tocar la bocina.
Este fue uno de los momentos más vergonzosos de mi
vida, cuando Chris y su mamá miraron por la ventana. Calmadamente mi
madre me preguntó si alguna vez iba a volver a silbar y agacharme. ¡Le
rogué que diese la vuelta y prometí que nunca más lo haría.
Mi papá era un personaje de verdad. Le encantaban las
bromas pesadas y se emocionaba cuando yo soy el que las recibe. Aquí va
una de sus mejores bromas pesadas. El primer día de clase yo no podía
apartar mis ojos de Cathy Boyd. Ella estaba hermosa y su sonrisa
radiante me quitó el aliento ( ¿soy un romántico o qué? ). A pesar de no
conocerla, me prometí a mí mismo pedirle una cita. De hecho, recuerdo
haberle dicho lo siguiente a dos de mis amigos que había conocido ese
mismo día:
” ¿ ven a esa chica allí ? ” ( apunté a Cathy ).
” Sí, es bonita, ” me replicaron.
” Bueno, voy a pedirle una cita “.
” Sí, es bonita, ” me replicaron.
” Bueno, voy a pedirle una cita “.
Ellos la contemplaron en toda su hermosura y me miraron a mí y se rieron.
Para hacer la historia corta, Cathy y yo nos hicimos
buenos amigos. No éramos novios ( fue su elección, no la mía ), pero yo
creía que un día íbamos a serlo. les dije a mamá y papá que creía qe
había encontrado a la chica con la cual me casaría. Mi papá me preguntó
si ya había salido alguna vez con ella y le contesté: “No”. Él se rió.
De todas maneras, llegó el gran día en el cual iba a
llevar a casa para presentársela a mis padres. Ahora, recuerden que no
éramos novios. Según palabras de Cathy, éramos “sólo amigos” . Le pedí a
mamá que hiciera una cena especial, pedí prestada la porcelana a mi tía
Mariana y realmente creé una atmósfera memorable. Le pedí a mi padre
que mostrase su mejor conducta, y le rogué que no empezara con sus
bromas pesadas.
Cuando Cathy y yo llegamos para la cena, la mesa
estaba servida. Honestamente, nuestro hogar nunca había lucido tan
agradable. No sé si Cathy se dio cuenta, pero mi mamá y mi papá estaban
un poco nerviosos. Ambos estuvieron casi demasiado atentos a Cathy.
Nos sentamos a cenar. Mi papá estaba a mi izquierda,
Cathy a mi derecha y mamá frente a mí. Mamá me pidió que orase. Cerré
mis ojos y oré. Este era un gran momento en mi vida, tener a Cathy
sentada a nuestra mesa familiar. Luego de completar mi oración tomé un
profundo trago de mi vaso de leche delante de mi plato.
Sin embargo, muy rápidamente después de haber puesto
la leche en mi boca, mi garganta me informó que aquello no era leche
normal sino leche de manteca. Yo odio la leche de manteca. Mientras
habíamos estado orando, mi padre había cambiado su leche de manteca por
mi leche normal. Miré por el costado del ojo y pude ver que se reía,
mientras mamá y Cathy estaban ajenas a mi problema.
Con mi mente a todo vapor, pensé en levantarme de la
mesa y correr al baño. Pero la única elección que tenía era ser valiente
y tragarlo. Traté. La leche de manteca buscó su camino a través de mi
garganta hasta mi estómago. Mi estómago lisa y llanamente no quiso
aceptarla. Mi estómago y esófago tuvieron una corta disputa ¡y la
siguiente cosa de la que tuve conciencia fue que escupí toda la leche
encima del mantel, comida y platos de todos !
Mi papá se rió, y mi mamá se enfureció con mi papá.
Cathy dijo: ” qué grosero ” y yo desee arrastrarme hasta una cueva y
morir. Es decir, morir luego de estrangular a mi padre. A pesar de esta
experiencia, Cathy se casó conmigo de todas maneras ¡ y nunca sirvió
leche de manteca en casa !
Jim Burns
Sobreviviendo a la Adolescencia.
Sobreviviendo a la Adolescencia.
Todos tenemos historias que recordar y contar de
nuestros padres, durante la adolescencia. Y muchas veces nos es muy
difícil entenderlos. Pero, a pesar de, necesitas saber que tus padres no
son perfectos, que están aprendiendo a ser padres, durante el
transcurso de tu vida.
Es por este mismo motivo que nos enfocaremos a
entender primero a nuestros padres, para poder llegar a lograr una buena
relación con ellos.
Más que avergonzarnos de papá y mamá, agradecer a
Dios por sus vidas, y por lo que hacen por nosotros. Así que nos veremos
en una segunda entrega.
Bendiciones.
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