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Mauricio Tornay, Beato |
Presbítero y Mártir
Martirologio Romano: En los confines del Tibet, beato
Mauricio Tornay, presbítero y mártir. Era canónigo regular de la
Congregación de los santos Nicolás y Bernardo de Monte Giove
(Gran San Bernardo). Anunció con empeño el Evangelio en China
y en el Tibet, y recibió la muerte a manos
de los enemigos del nombre cristiano (1949).
Es el séptimo de ocho hermanos. Nace en Rosiere
(comuna de Orsieres, cantón de Valais), Suiza. Sus padres le
forman en la fe católica. Estudia en la escuela del
lugar; al regresar, ayuda a sus padres en el establo
y la huerta. Después de su primera comunión, el niño
se torna más atento. Está internado por seis años en
el colegio de la abadía de San Mauricio, donde destaca
por ser fervoroso; después de sus estudios secundarios, ingresa al
noviciado de los canónigos Regulares de San Bernardo, donde expresa:
"Cumplir con mi vocación de abandonar el mundo y dedicarme
por completo al servicio de las almas para conducirlas a
Dios, y salvarme yo mismo" (1931). Su voluntad de ser
misionero es férrea; por lo mismo, al escribir a su
hermana, le dice: "Hay tantos paganos que nos llaman... Nuestra
salud, nuestra carne, es para ellos... Cuanto más vivo más
convencido estoy de que el sacrificio y la entrega de
uno mismo tienen sentido y son lo único que dan
sentido a estos días... ". Su actividad se interrumpe cuando
en 1934 es sometido a una intervención quirúrgica, momento en
el cual sus dolores los ofrece a Dios y señala:
"Las penas bien soportadas de un día tienen más mérito
que si hubieras rezado todo el día... Nuestras pequeñas penas
poseen un valor infinito si las unimos a Cristo". Hace
sus votos solemnes en 1935 y es enviado a misionar
en Weishi, Yun-nan (suroeste de China), en la frontera con
el Tíbet, actual territorio de China. Ahí continúa estudios y
aprende el idioma chino. Vive entregado a la oración, la
Misa y la reflexión. Recibe la ordenación sacerdotal en 1938,
ejerce su ministerio y está a cargo del seminario. Un
año después estalla la guerra: China es invadida por Japón
y las fronteras tibetanas son dominadas por la tropa.
El
padre Mauricio necesita pedir limosnas para alimentar a los seminaristas.
Antes de terminar el conflicto bélico (1945), es nombrado párroco
de Yerkalo (al suroeste del Tíbet), donde el lama Gun-Akhio
es soberano en todos los aspectos y odia a los
misioneros; por lo que, en enero de 1946, es conducido
al exilio en Pamé, Yunnan, China, donde se dedica a
hacer oración, visitar a los lugareños y cuidar enfermos. En
julio de 1949, disfrazado con hábito tibetano y afeitado, se
dirigió a Lhasa, capital del Tíbet, para obtener del Dalai-Lama
la libertad religiosa para los cristianos de Yerkalo; aun siendo
reconocido continuó. Cuando llega a Tothong, varios guardias disparan sobre
él, por lo que cae muerto. Su sacrificio no es
inútil, ya que en la actualidad la fe católica predomina
en Yerkalo. Así se hizo realidad uno de sus pensamientos
de adolescente: "El día de la muerte es el más
feliz de nuestra vida. Ante todo, hay que alegrarse, pues
significa la llegada a la verdadera patria".
Beatificado por Juan
Pablo II el 16 de mayo de 1993.
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