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Inocencio XI, Beato |
CCXL Papa
Martirologio Romano: En Roma, beato Inocencio XI, papa, que
gobernó sabiamente la Iglesia, pese a estar aquejado de fuertes
dolores y pesares (1689).
Nació el
16 de mayo de 1611 y lo llamaron Benedetto Giulio
Odescalchi, era hijo de Livio Odescalchi, patricio de la ciudad
de Como, y de su esposa Paola Castelli, de una
familia de comerciantes de Bérgamo. Su padre murió pronto, pero
tres tíos y un hermano suyo fundaron una floreciente banca
en Génova que contaba con sucursales en Milán, Venecia, Roma,
Nápoles, Núremberg y Cracovia. Este negocio dio una gran prosperidad
a la familia. Otro hermano suyo, Giulio Maria, fue monje
benedictino y más tarde obispo de Novara (1656-1667).
Hizo sus primeros
estudios con los jesuitas de Como. A los quince años
realizó el aprendizaje de la profesión de banquero en la
sede de la banca familiar en la ciudad de Génova.
Estudió en la universidad La Sapienza de Roma y en
la de Nápoles, doctorándose en ésta última en derechos civil
y canónico (1639).
No constan las circunstancias de su ordenación sacerdotal.
En 1640 el papa Urbano VIII lo nombra protonotario apostólico
participantium, y dos años después referendario de los tribunales de
la Signatura Apostólica de Gracia y de Justicia. El papa
Inocencio X le designó clérigo de la Cámara Apostólica y
más tarde presidente de la misma, comisario de Ancona, gobernador
de Macerata, comisario financiero de la región de la Marca
de Roma y gobernador del Piceno.
En 1645 el papa Inocencio
X lo nombró cardenal diácono de S. Cosma e Damiano.
Dos años después fue designado prefecto del tribunal de la
Signatura Apostólica de Gracia y en 1658 legado en la
ciudad y territorio de Ferrara, cuando en estos lugares se
padecía una severa hambruna. El papa lo presentó como el
"padre de los pobres".
En 1650 Odescalchi es consagrado obispo de
Novara, posición en la cual gastó todas las ganancias de
su sede para ayudar a los pobres y enfermos en
la diócesis. Con el permiso del papa renunció al cargo
en 1656 Ya en Roma fue consultor de diversas congregaciones
y en 1659 cambió su diaconía cardenalicia por el título
de S. Onofrio. El año siguiente fue nombrado camarlengo del
Sacro Colegio Cardenalicio.
Particicpó en los cónclaves de 1655, 1667 y
1669-1670, siendo vetada en este último su candidatura al papado
por parte de Jean-François Paul de Gondi, cardenal de Retz
con el título de S. Maria sopra Minerva, en nombre
de Luis XIV, rey de Francia. También participó en el
de 1676, en el cual fue elegido papa.
La fuerte oposición
del rey de Francia Luis XIV tuvo que ceder esta
vez a la voluntad de los cardenales y del pueblo
romano. Dio precisas instrucciones a los cardenales franceses pretendía nuevamente
utilizar su influencia real en contra de la elección de
Odescalchi. Pero en vez de esto, viendo que los cardenales
y el pueblo romano deseaba a Odescalchi como su papa,
tuvo que instruir expresamente a los cardenales franceses (el citado
Gondi de Retz; Emmanuel Théodose de la Tour d´Auvergne de
Bouillon, del título de S. Lorenzo in Panisperna y Gran
Limosnero de Francia; César d´Estrées, del títlo de SS. Trinità
al Monte Pincio y Obispo de Laon, y Pierre de
Bonzi, del título de S. Onofrio y arzobispo de Toulouse)
a no interponerse en su elección. El 21 de septiembre
de 1676 y después de cincuenta días de cónclave Odescalchi
fue elegido papa. El 4 de octubre siguiente fue coronado
en la Patriarcal Basílica Vaticana por el cardenal Francesco Maidalchini,
protodiácono de S. Maria in Via Lata.
Reforma de la Administración
Vaticana Tras su ascenso, Inocencio XI movió todos sus esfuerzos hacia
reducir los gastos de la Curia. Pasó órdenes estrictas en
contra del nepotismo entre los cardenales. Vivió muy austeramente y
exhortó a los cardenales a que hicieran lo mismo. De
esta manera no solo cuadró el déficit anual, que al
momento de su ascensión sumaba los 170.000 escudos, sino que
también al cabo de pocos años el ingreso papal superaba
los gastos. No perdió en tiempo en declarar y prácticamente
manifestarse como un reformador y como un corrector de los
abusos administrativos. Comenzando con el clero, buscaba levantar a los
laicos a un nivel moral de mayor altura. En 1679
condenó 65 proposiciones, tomadas de los escritos de Escobar, Francisco
Suárez, y el mismo estilo, como "propositiones laxorum moralistarum" y
prohibió a cualquiera a enseñarlas bajo la penalidad de excomunión.
Personalmente
no era un enemigo de Miguel de Molinos, pero aún
así cedió a la enorme presión que cayó sobre el
para confirmar en 1687 el juicio de los inquisidores, por
el cual 68 proposiciones molinistas fueron condenadas como blasfemias y
herejías.
Relaciones con Francia Todo el pontificado de Inocencio XI estuvo marcado
por un forcejeo continuo con Luis XIV. Todos los esfuerzos
de Inocencio XI para inducir al Rey Sol a respetar
los derechos de la Iglesia fueron inútiles. En 1682 Luis
XIV convocó una asamblea del Clero Francés la cual adoptó
los cuatro artículos que fueron conocidos como las Libertades Galicanas.
Inocencio anuló los cuatro artículos el 11 de abril de
1682, y rehusó su aprobación a todos los futuros candidatos
episcopales que formaron parte de la asamblea.
Para apaciguar al papa,
Luis XIV comenzó a actuar en favor del catolicismo. En
1685 Luis revocó el Edicto de Nantes e inauguró una
cruel persecución de los protestantes. Inocencio XI expresó su disgusto
por estas medidas drásticas y continuó demorando su aprobación de
los candidatos episcopales. Irritó más al rey ese mismo año
al abolir el derecho de asilo, bajo la cual los
embajadores en Roma podían proteger en sus embajadas a cualquier
criminal buscado por las cortes papales de justicia. Inocencio XI
notificó al embajador francés, el Marqués de Lavardin, que no
sería reconocido como Embajador en Roma a menos que renunciara
a este derecho, pero Luis XIV no quería renunciar al
mismo. A la cabeza de una fuerza armada de 800
hombres, Lavardin entró en Roma en noviembre de 1687, y
tomó la posesión a fuerza de su palacio. Inocencio XI
lo trató como un excomulgado y puso un interdicto a
la iglesia de San Luis en donde atendía servicio (24
de diciembre de 1687). La tensión entre el papa
y el rey de Francia aumentó más cuando el papa
procedió a llenar la vacante en la sede del arzobispado
de Colonia. Los dos candidatos para la sede eran el
Cardenal William Egon Fürstenberg, en esos momentos Obispo de Estrasburgo,
y Joseph Clemens de Baviera. Fürstenberg era una herramienta en
manos de Luis XIV, y si era asignado como Arzobispo
y Elector de Colonia, la preponderancia francesa se consolidaría en
Alemania. Joseph Clemens no solo era el candidato del Emperador
Leopoldo I de Austria sino que también de todos los
líderes europeos, con la excepción del Rey de Francia, con
el apoyo del Rey Jaime II de Inglaterra. En la
elección, que fue realizada el 19 de julio de 1688,
ninguno de los candidatos recibieron la cantidad requerida de votos.
La decisión, entonces, recaía en Inocencio XI, que designó a
Joseph Clemens en el cargo. Luis XIV procedió, en represalia
a tomar posesión del territorio papal de Aviñón, tomando preso
al nuncio papal y apelando a un consejo general. Tampoco
escondió sus intenciones de separar a la Iglesia Francesa de
Roma. El papa se mantuvo firme. La subsiguiente caída de
Jaime II de Inglaterra destruyó la preponderancia francesa en Europa
y poco después de la muerte de Inocencio el roce
entre Luis XIV y el papado fue arreglado en favor
de la Iglesia.
Otras relaciones exteriores Inocencio XI despachó a Ferdinando d´Adda
como nuncio en Inglaterra, convirtiéndose este en el primer representante
de la Iglesia en ir a ese país en más
de cien años. Aún así, el papa no aprobaba la
manera imprudente bajo la cual Jaime II intentaba restaurar el
catolicismo. Repetidamente expresó su incomodidad hacia el apoyo que Jaime
II le daba a Luis XIV en sus medidas hostiles
en contra de la Iglesia. No es sorpresivo entonces, que
Inocencio XI tuviera poca simpatía hacia el Rey Católico de
Inglaterra. No parece haber, por otro lado, ningún tipo de
base para la acusación de que Inocencio XI estuviera informado
y apoyara los designios de Guillermo de Orange en Inglaterra.
Entre
otros motivos, fue debido a las incesantes exhortaciones de Inocencio
que los Estados Alemanes y el Rey de Polonia Juan
III Sobieski se apresuraron a ayudar a Viena, la cual
estaba siendo atacada por los turcos, en 1683. Luego de
que terminó el ataque, Inocencio XI no tuvo ninguna reserva
para inducir a los príncipes cristianos a que ayudaran a
la expulsión de los turcos de Hungría. Contribuyó financieramente para
la guerra turca en Austria y Hungría y tuvo la
satisfacción de sobrevivir la captura de Belgrado, el 6 de
septiembre de 1688.
Después de una larga enfermedad Inocencio XI murió
en Roma el 12 de agosto de 1689. Fue enterrado
en la Patriarcal Basílica Vaticana, en una tumba transparente bajo
el altar de San Sebastián de dicha basílica.
El proceso para
su beatificación fue introducido en 1714 pero la influencia de
Francia forzó su suspensión en 1744. En el siglo XX
fue reabierto después de nuevos hallazgos históricos acerca de su
persona, y el papa Pío XII anunció su beatificación el
7 de octubre de 1956.
La conmemoración del beato Inocencio XI
tiene lugar el 12 de agosto, aniversario de su muerte.
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