viernes, 17 de agosto de 2012

Jerarquía de la Iglesia católica



Iglesia católica
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Basílica de San Pedro, en el Vaticano
El término Jerarquía de la Iglesia Católica se usa para referirse a los miembros de la Iglesia Católica que desempeñan la función de gobernar en la fe y guiar en las cuestiones morales y de vida cristiana a los fieles católicos. La Iglesia Católica tiene una estructura jerarquizada porque, según los católicos, Cristo la instituyó para "alimentar al pueblo de Dios en su nombre, y para eso le dio autoridad".1 La Iglesia está formada por laicos y por el clero, que está constituido por "ministros sagrados que recibieron el sacramento del orden", pudiendo estos dos grupos tener como miembros personas consagradas.2

Clero

Existen determinadas tareas, como por ejemplo la celebración de la Misa (especialmente la consagración de la hostia) y de los sacramentos (exceptuando el bautismo en casos de extrema necesidad), que son exclusivos de los miembros del clero (exceptuando los diáconos). Ellos se pueden distinguir entre aquellos que componen el clero regular y el clero secular. El clero está organizado en una jerarquía ascendente, basado en los 3 grados del sacramento del orden (el Episcopado, el Presbiterado y el Diaconado), que va desde del simple diácono, pasando por el presbítero, obispo, arzobispo, primado, patriarca (en casos más especiales) y cardenal, hasta llegar al cargo supremo de Papa.3 El clero regular tiene su propia jerarquía y títulos eclesiásticos, siendo el por lo menos subordinado al Papa. Todos los ministros sagrados son hombres, porque los doce Apóstoles son todos hombres y Jesús, en su forma humana, también es hombre.4 Pero esto no quiere decir que el papel de la mujer en la Iglesia sea menos importante, sino apenas diferente. Exceptuando en casos referentes a los diáconos y a padres ordenados por las Iglesias orientales católicas y por los ordinariatos personales (estructuras que albergan ex-anglicanos que se convirtieron al catolicismo), todo el clero católico está obligado a observar y cumplir el celibato.5 6 7 En las Iglesias orientales, el celibato es sólo obligatorio para los obispos, que son escogidos entre los sacerdotes célibes.8 La actividad y disciplina del clero son reguladas y supervisadas por la Congregación para el Clero (en el caso de los padres y de los diáconos) y por la Congregación para los obispos (en el caso del episcopado). El clero de rito oriental es también supervisado por la Congregación para las Iglesias Orientales. La Iglesia defiende que todos sus obispos (que son asistidos por los presbíteros y diáconos), debido al sacramento del orden, son los sucesores de los Apóstoles, siendo el Papa el sucesor directo del Apóstol Pedro 9 De la autoridad y primacía que el Papa goza.

Episcopado

El Episcopado católico está formado por prelados, que son los ministros sagrados que recibieron la totalidad del sacramento del Orden, siendo por eso considerados como los sucesores directos de los doce Apóstoles. Exceptuando el Papa, que posee jurisdicción universal y suprema sobre toda la Iglesia Católica, los prelados pueden tener jurisdicción ordinaria o no sobre sus respectivas circunscripciones eclesiásticas.

Papa


Benedicto XVI, el actual Papa. Fue electo el 19 de abril de 2005.
Para los católicos, el Papa es el Sumo Pontífice y jefe de la Iglesia Católica, el Vicario de Cristo en la Tierra, el Obispo de Roma y el poseedor del Pastoreo de todos los cristianos, concedido por Jesucristo a San Pedro y, consecuentemente, a todos los Papas.10 El Papa es aconsejado y electo por el Colegio cardenalicio y, en el gobierno de la Iglesia, es asistido por la Curia Romana. El tiene a su sede (la cátedra de Pedro) en Roma y es también periódicamente aconsejado por el Sínodo de los Obispos.
Entre otras funciones, el Papa tiene la misión de mantener la integridad y fidelidad del depósito de la fe, corrigiendo si fuera necesario cualquier interpretación incorrecta de la Revelación divina vigente en la Iglesia. Para tal, convoca concilios ecuménicos o entonces ejerce personalmente la Infalibilidad pontificia, que es una prerrogativa dada a los Papas por el Concilio Vaticano I. Este derecho solo puede ser usado para cuestiones de fe y costumbres (morales).11 En la Iglesia Latina y en algunas de las Iglesias orientales, solo el Papa puede designar los miembros por encima del nivel de presbítero. Todos los miembros de la jerarquía rinden cuentas ante la Santa Sede, lo que significa la totalidad del Papa y los departamentos de la Curia Romana. Toda esta autoridad papal (jurisdicción universal) viene de la fe que él es el sucesor directo del Apóstol Pedro.12

Cardenal


Cardenales con sus vestidos corales.
Los cardenales, reunidos en el Colegio cardenalicio, son los consejeros y los colaboradores más íntimos del Papa, siendo en su inmensa mayoría obispos. De hecho, el Papa es electo, de forma vitalicia (la abdicación es rara, porque ya no acontecía desde la Edad Media) por el Colegio cardenalicio. Pero, sin embargo, el Papa concedió en el pasado a presbíteros destacados (por ejemplo, a teólogos) lugares de miembro del Colegio, después de superar la edad electoral, desde que ellos se "distingan en fe, moral y piedad".
Muchos de los cardenales sirven en la Curia Romana, que asiste el Papa en la administración de la Iglesia. Todos los cardenales con menos de 80 años tienen el derecho de votar para elegir un nuevo Papa después de su muerte de su predecesor. A cada cardenal es atribuida una iglesia o capilla en Roma para hacer de él miembro del clero de la ciudad, de ahí nació la clasificación de:

Patriarca

Los patriarcas son normalmente valores en poder de algunos líderes de las Iglesias Católicas Orientales sui juris, con sus sínodos, son la máxima autoridad en todos los asuntos de los patriarcados orientales, sin excluir el derecho de formar nuevas eparquías y nombrar obispos de su rito dentro de los límites del territorio patriarcal, salvo el derecho inalienable del Papa de intervenir en cada caso. Estos patriarcas son elegidos por sus respectivos sínodos y después reconocidos por el Papa. En total, existen en la Iglesia Católica seis patriarcas orientales:
En la Iglesia Latina, algunos grandes e importantes obispos también reciben el título de Patriarca, a pesar de que el título sea solamente honorífico y no les dan poderes adicionales. Por lo que no tienen el mismo poder que los patriarcas orientales. Entre los Patriarcas latinos se cuentan el Patriarca Latino de Jerusalén, el Patriarca de las Indias Orientales, el Patriarca de Lisboa y el Patriarca de Venecia. Los Patriarcas, ya sean del rito latino o del rito oriental gozan de precedencia, aunque sólo sea como un título honorífico de todos los arzobispos (incluidos los primados).

Arzobispo

Los arzobispos son prelados que, en la mayoría de los casos, están al frente de las archidiócesis. Si su archidiócesis fuera la sede de una provincia eclesiástica (lo que puede no suceder), ellos, que se volverían arzobispos metropolitanos, normalmente tienen también poderes de supervisión y jurisdicción limitada sobre las diócesis (llamadas sufragáneas) que forman parte de la respectiva provincia eclesiástica.
El título de arzobispo metropolitano es también dado a algunos líderes de las Iglesias orientales sui iuris que, debido a su reducido tamaño, no pudieron ser elevados a Archidiócesis Mayores o a Patriarcados. Existen también cuatro Iglesias orientales sui iuris que, no consiguiendo satisfacer determinadas condiciones, solo tuvieron que contentarse con el grado de Archidiócesis Mayor. Para estas Iglesias, su gobierno es entregado a un Arzobispo Mayor, que también es elegido por su respectivo sínodo y después confirmado por el Papa. Estos cuatro Arzobispos mayores son honoríficamente superiores que los demás Arzobispos de la Iglesia Católica.
Además de los arzobispos metropolitanos, existen también muchos otros títulos, como por ejemplo el título de arzobispo titular]], que es dado a arzobispos que no tienen jurisdicción ordinaria sobre su archidiócesis; y también el de arzobispo primado]], que es dado a Arzobispos de las circunscripciones eclesiásticas más antiguas o representativas de algunos países o regiones.

Obispo


Un obispo diocesano.
Los obispos (Diocesano, Titular, coadjutor, auxiliar y emérito) son los sucesores directos de los doce Apóstoles y, por eso, recibieron el todo del sacramento del orden. Esto les confiere, en la mayoría de los casos, jurisdicción completa sobre los fieles de su diócesis. Normalmente, solo los obispos diocesanos (y los Eparcas, que es el título equivalente de Obispo en las Iglesias católicas orientales) es que gozan de este poder jurisdiccional.
Además de los diferentes tipos de obispos, existen también varios títulos y cargos que, por ley canónica, son equivalentes al del obispo diocesano:

Presbiterado


Un grupo de presbíteros (o padres) y diácono.
Los presbíteros (o sacerdotes) son los colaboradores de los obispos y solo tienen un nivel de jurisdicción parcial sobre los fieles. Esto porque ellos no recibieron todavía la totalidad del sacramento del orden. Algunos de ellos lideran las parroquias de su diócesis y tienen varios títulos (unos honoríficos, otros no tanto), como por ejemplo:
Existen dos tipos de padres: religiosos y diocesanos. Los padres religiosos profesan los votos religiosos de pobreza, castidad y obediencia. Pertenecen a una Congregación Religiosa, como por ejemplo los Franciscanos, Salesianos, Scalabrinianos. Viven una Regla de Vida propia, con un carisma y viven en comunidad y son misioneros. Ya los padres diocesanos quedan ligados a la diócesis por la cual fue ordenado. Es el colaborador del Obispo diocesano. No profesan los votos. Trabajan casi siempre en su diócesis.

Diaconado


Un diácono.
Los diáconos son los auxiliares de los presbíteros y obispos y poseen el primer grado del sacramento del orden. Son ordenados no para el sacerdocio, sino para el servicio de la caridad, de la proclamación de la Palabra de Dios y de la liturgia. A pesar de eso, ellos no consagran la hostia (parte central de la misa) y no administran la confesión o reconciliación.

Laicos


Gran grupo de laicos participando en una misa.
La mayoría de los miembros de la Iglesia Católica son laicos, que tiene la misión de testimoniar y difundir el Evangelio, así como también como la vocación propia de buscar el Reino de Dios, iluminando y ordenando las realidades temporales según Dios, correspondiendo así al llamamiento a la santidad y al apostolado, dirigido a todos los bautizados.13 Pero aún así, también deben participar en las diversas formas de gobierno y administración de sus iglesias locales. El origen de la palabra laico viene del griego "Laos theon", que significa el "Pueblo de Dios". Antiguamente relegado a un papel secundario por la jerarquía eclesiástica, los laicos hoy se volvieron cada vez más importantes e influentes en el seno de la vida eclesial porque, desde del Concilio Vaticano II (1962-1965), ellos gozan de igualdad en relación al clero, en términos de dignidad, pero no de funciones.14 15 Desde entonces, los laicos se volvieron, por ejemplo, más activos y dinámicos en la administración de las iglesias, en la recaudación de fondos, en la organización y participación de expresiones de culto (siendo, como por ejemplo, acólitos, lectores o miembros de la cantoría) y de otras actividades parroquiales o diocesanas, en la catequesis, en el apostolado, en la evangelización, en la solidaridad social, entre otras áreas. Actualmente, los laicos pueden dividirse en dos grupos: el de los católicos no practicantes, que tiende ser cada vez mayor en los países desarrollados y occidentales; y el de los católicos practicantes. Pero esta clasificación no está oficializada por la Iglesia Católica.

Consagrados

Las personas consagradas, que pueden ser laicos o clérigos, normalmente se agrupan en ordenes religiosas o en institutos seculares, existiendo sin embargo aquellos que viven aisladamente o hasta en comunidad abierta, junto a los otros laicos no consagrados. Ellos decidieron vivir una vida consagrada de modo especial a Dios con la profesión de los consejos evangélicos: castidad en el celibato, pobreza y obediencia".2 Entre estas personas, algunas aceptan levar una vida de clausura monástica o conventual.
Esta forma de vida es reconocida y supervisada por la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica (los consagrados de rito oriental es también supervisado por la Congregación para las Iglesias Orientales), siendo clasificada por la Iglesia Católica como una respuesta libre a una llamada particular de Cristo, mediante la cual los consagrados se entregan totalmente a Dios y tienden a la perfección de la caridad sobre la movimiento del Espírito Santo.16
Entre los diferentes tipos de personas consagradas y títulos existentes se destacan:

Véase también

Referencias

  1. Compendio del Catecismo de la Iglesia católica (CCIC), n. 179
  2. a b Ibidem, n. 178
  3. Ibidem, n. 179
  4. Catecismo de la Iglesia Católica (CIC), n. 1577
  5. IGLESIA CATÓLICA (2000). Catecismo de la Iglesia Católica. pp. N. 1579 y 1580. ISBN 972-603-208-3.
  6. PAPA BENEDICTO XVI (2009). .
  7. «Normas complementarias a la constitución apostólica Anglicanorum coetibus» (en español) (2009). Consultado el 4 de octubre de 2010.
  8. «Celibato» (en portugués). Consultado el 4 de octubre de 2010.
  9. CCIC; n. 174 y 176
  10. CCIC, n. 182
  11. Ibidem, n. 185
  12. Ver Evangelio de Mateo 16, 18-19
  13. CCIC, n. 188
  14. Ver el capítulo 4 de la Constitución dogmática Lumen Gentium, del Concilio Vaticano II.
  15. CCIC, n. 177
  16. Ibidem, n. 192

Iglesia católica

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Organización
PapaBenedicto XVI
Colegio cardenalicioSanta Sede
Iglesia Latina
Iglesias orientales católicas
Contexto
Historia •  Cristianismo
Catolicismo •  Sucesión apostólica
Diez mandamientos
Crucifixión y Resurrección de Jesús
Ascensión •  Asunción de María
Críticas a la Iglesia
Teología
Santísima Trinidad (Padre, Hijo, Espíritu Santo)
Teología
Gracia divina • Sacramentos
Purgatorio •  Salvación
Pecado original •  Santos •
Virgen María •  Mariología
Inmaculada Concepción de María
Angelología
La Iglesia católica apostólica1 es la iglesia cristiana más grande del mundo.2 La Iglesia católica se considera a sí misma como un "sacramento", como un "signo e instrumento de la unión íntima con Dios y de la unidad de todo el género humano", en cuanto se autodeclara como fundada por Cristo.3

Introducción

La Iglesia católica se conoce como Iglesia Católica Apostólica Romana o como Iglesia Católica Romana. Católica es término originario del idioma griego que significa universal. Se hace esta distinción en relación a otras iglesias cristianas, como la Comunión Anglicana y las Iglesias Ortodoxas, las cuales se refieren a sí mismas dentro de la única "Iglesia, una, santa, católica y apostólica" del Credo y que también serían católicas (tanto en sentido etimológico como en todo el contenido del término dado que se dirigen a prosélitos de todo el mundo). La diferencia de esas iglesias ortodoxas respecto de la Iglesia católica romana consiste en situarse fuera de la autoridad del Papa, o bien se trata de personas procedentes de países en los que el habla ha adoptado esta expresión debido al uso intenso por parte de comunidades relevantes de anglicanos y otros protestantes y de ortodoxos.
A la Iglesia católica pertenecen todos los bautizados según sus ritos propios y que no hayan realizado un acto formal de apostasía.4
La Iglesia católica tiene como cabeza al obispo de Roma, el Papa, que recibe el trato honorífico de "Su Santidad". Según el dogma católico,5 el primer papa fue Pedro; el actual es Benedicto XVI, nombre adoptado por el Cardenal electo Joseph Ratzinger.
El territorio gobernado directamente por el papa es la Ciudad del Vaticano, que es la sede de las instituciones (llamadas dicasterios) que le ayudan en el gobierno de la Iglesia. La Iglesia católica tiene su sede central en Roma, donde se encuentra la Sede Apostólica, relacionada con la Sede está el Estado de la Ciudad del Vaticano (Status Civitatis Vaticanæ, en latín y oficialmente; Stato della Città del Vaticano, en italiano), un enclave dentro de la ciudad de Roma, y es un estado independiente y reconocido internacionalmente. Si bien el Estado Vaticano está estrechamente ligado a la Sede Apostólica, se trata de entidades distintas, ya que el Estado Vaticano es un poder temporal, mientras que la Sede Apostólica es entendido por los católicos como poder espiritual.
Existen Iglesias en plena comunión con el obispo de Roma que, al tener tradiciones litúrgicas distintas, no añaden el término "Romana". Por lo tanto, para englobar a las Iglesias orientales católicas y la Iglesia Católica Romana se usará el término más general Iglesia Católica, tal como está en el título del artículo.
En los países en los que el culto católico es mayoritario, a la Iglesia católica se le conoce normalmente con el término la Iglesia, término que en países como Suecia se aplicaría a la iglesia nacional luterana, o en Rumania, Bulgaria, Montenegro, Serbia, Georgia, Rusia, Albania, Etiopía, Armenia, la ex República Yugoslava de Macedonia o Grecia, a la Iglesia Católica Apostólica Ortodoxa.
Según una larga tradición, existen otros términos para referirse a la Iglesia católica, tales como Sacramento de Cristo, Pueblo de Dios, Cuerpo místico de Cristo, Esposa de Cristo, Jerusalén de arriba, edificación de Dios,6 Barca de Pedro o Nave de salvación.7

Etimología

La palabra «Iglesia» ["ἐκκλησία" (ekklesia), del griego "ἐk-kαλεῖν"(ek-kalein) - 'llamar fuera'] significa 'convocatoria'. Designa asambleas del pueblo (cf. Hch 19, 39), de carácter religioso. Es el término frecuentemente utilizado en el texto griego del Antiguo Testamento para designar la asamblea del pueblo elegido en la presencia de Dios, sobre todo cuando se trata de la asamblea del Sinaí, en donde Israel recibió la Ley y fue constituido por Dios como su pueblo santo (cf. Éxodo 19; 5, 1. 3). Dándose a sí misma el nombre de "Iglesia", la primera comunidad de los que creían en Cristo se reconoce heredera de aquella asamblea. En ella, Dios "convoca" a su Pueblo desde todos los confines de la tierra. El término "Kiriaké", del que se deriva las palabras "church" en inglés, y "Kirche" en alemán, significa "la que pertenece al Señor".8
El término «católico» proviene del griego καθολικός (katholikós), que significa 'universal'. Ignacio de Antioquía da en el año 110 el testimonio más antiguo de este nombre: "Que la muchedumbre se reúna allí donde haya un Obispo, al modo como la Iglesia Católica está allí donde está Cristo".9 En los tres primeros siglos de la Iglesia los cristianos decían "cristiano es mi nombre, católico es mi apellido".10 Posteriormente se usó el término "católico", para distinguirse de otros grupos cristianos cuyas doctrinas diferían de la línea principal (como los gnósticos).
Teológicamente el término "iglesia" designa al pueblo creyente que Dios llama y reúne de todas partes para formar la "asamblea" de todos aquellos, que por la fe y el Bautismo, han sido hechos "hijos de Dios",11 "miembros de Cristo"12 y "templo del Espíritu Santo".13 14

Características


La Eucaristía (de rito oriental).
La Iglesia católica se ve a sí misma y se proclama como la encargada por Jesucristo para ayudar a recorrer el camino espiritual hacia Dios viviendo el amor recíproco y por medio de la administración de los sacramentos, a través de los cuales Dios otorga la gracia al creyente.
La Iglesia católica se concibe a sí misma como la única Iglesia fundada por Cristo, y por tanto, la única auténtica frente a las demás iglesias y denominaciones cristianas que han surgido históricamente después de ella.15
La Iglesia católica considera que tiene encomendada la misión de elaborar, impartir y propagar la enseñanza cristiana, así como la de cuidar de la unidad de los fieles. Debe también disponer la gracia de los sacramentos a sus fieles por medio del ministerio de sus sacerdotes. Además, la Iglesia católica se manifiesta como una estructura jerárquica y colegial, cuya cabeza es Cristo, que se sirve del colegio de los apóstoles, y que en la historia posterior ejerce la autoridad mediante sus sucesores: el Papa y los obispos.16
La autoridad para enseñar el Magisterio de la Iglesia basa sus enseñanzas en la Revelación,que está expresada tanto en las Sagradas Escrituras como en la Sagrada Tradición.

Atributos de la Iglesia católica

De acuerdo al Catecismo de la Iglesia católica, ésta es Una, Santa, Católica y Apostólica. Estos cuatro atributos, inseparablemente unidos entre sí, indican rasgos esenciales de la Iglesia y de su misión.17
Los católicos profesan su fe en los cuatro atributos (o notas) de la Iglesia a través del Credo de los Apóstoles y del Credo Niceno-Constantinopolitano. Las notas de la Iglesia son Dogma de Fe, estas son según la enseñanza oficial:
Unidad: La Iglesia es "una" debido a su origen, Dios mismo. Dios es uno según la doctrina católica. Es una debido a su Fundador, Cristo. El apóstol San Pablo, en su Primera Carta a los Corintios, hace referencia a la Iglesia como "Cuerpo de Cristo": Las partes del cuerpo son muchas, pero el cuerpo es uno; por muchas que sean las partes, todas forman un solo cuerpo.18 En otra carta, también Pablo enseña sobre este atributo: Mantengan entre ustedes lazos de paz y permanezcan unidos en el mismo espíritu. Un solo cuerpo y un mismo espíritu, pues ustedes han sido llamados a una misma vocación y una misma esperanza. Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que está por encima de todos, que actúa por todos y está en todos.19 Cristo mismo enseña y ruega por esta unidad de su Iglesia: Que todos sean uno, como tú, Padre, estás en mí y yo en ti. Que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado.20
Santidad: la Iglesia católica, a pesar de los pecados y faltas de cada uno de sus miembros que aún peregrinan en la Tierra, es en sí misma "santa" pues "Santo" es su fundador y "santos" son sus fines y objetivos. Asimismo, es santa mediante sus fieles, ya que ellos realizan una acción santificadora, especialmente aquellos que han alcanzado un alto grado de virtud y han sido canonizados por la misma Iglesia. La Iglesia católica contiene la plenitud de los medios de santificación y salvación. Es Santa porque sus miembros están llamados a ser santos.21
Catolicidad: con el significado de "universal" la Iglesia es "católica" en cuanto busca anunciar la Buena Nueva y recibir en su seno a todos los seres humanos, de todo tiempo y en todo lugar, que acepten su doctrina y reciban el Bautismo; dondequiera que se encuentre uno de sus miembros, allí está presente la Iglesia católica. También es "católica" porque Cristo está presente en ella, lo que implica que recibe de Él la plenitud de los medios de salvación.22
Apostolicidad: la Iglesia católica fue fundada por Cristo sobre el fundamento de Pedro y los demás apóstoles.23 Todo el Colegio Apostólico goza de autoridad y poder siempre que esté en comunión con Pedro y sus sucesores;24 Pedro y los demás Apóstoles tienen en el Papa y los Obispos a sus sucesores, que ejercen la misma autoridad y el mismo poder que en su día ejercieron los primeros, que fueron elegidos e instituidos por Cristo.25 También es "apostólica" porque guarda y transmite las enseñanzas oídas a los apóstoles.26
Estos atributos se encuentran en todas las Iglesias particulares que engloba la Iglesia católica, que son las Iglesias particulares de la Iglesia Católica Romana (Rito Latino) y las Iglesias Rituales Autónomas (Ritos Orientales); todas ellas tienen en común los mencionados atributos o características esenciales y la autoridad suprema del Sumo Pontífice como vicario de Cristo en la Tierra.
La Iglesia católica se considera a sí misma como heredera de la tradición y la doctrina de la iglesia primitiva fundada por Jesucristo y, por lo tanto, como la única representante legítima de Cristo en la Tierra. Mediante la figura de los obispos, sucesores sin interrupción de los apóstoles, cumple con el mandato de Jesús de cuidar de su ovejas.27

Asunción de la Virgen, Tiziano, Santa María dei Frari (Venecia). Una creencia que distingue al catolicismo del resto del cristianismo son los dogmas marianos.

Doctrina esencial

La doctrina fundamental para la Iglesia católica se encuentra en el Credo, que recoge las fórmulas de fe elaboradas en los primeros concilios de la historia. El Credo encuentra una explicación sistemática en el Catecismo de la Iglesia católica, aprobado en 1992 por Juan Pablo II.
Una característica sobresaliente y genuina para distinguir a los católicos de los demás grupos cristianos es su aceptación de todos los concilios ecuménicos de la historia (desde el Concilio de Nicea I hasta el Concilio Vaticano II).
La noción de Revelación es central en la doctrina católica, porque bajo tal término se incluyen dos fuentes inseparables entre sí: la Sagrada Escritura y la Tradición. Una síntesis sobre este tema se encuentra en la constitución dogmática Dei Verbum del Concilio Vaticano II. Para los católicos el culmen de la Revelación es Jesucristo.28
También es notable la posición que ocupa el obispo de Roma. Este recibe el título de Papa y se le considera no sólo obispo de su diócesis sino Obispo de la Iglesia católica entera, es decir, Pastor y Doctor de todos los cristianos debido a que es considerado el sucesor de San Pedro.29 Su elección ha ido variando a lo largo de la historia; desde el siglo XI es elegido por el colegio cardenalicio en el cónclave. El Papa actual es Benedicto XVI (que sería el Papa número 265).
El Papa goza en la Iglesia católica de un estatus de jerarquía suprema, poseyendo el primado sobre todos los demás obispos y la plenitud de la potestad de régimen (como se denomina en la Iglesia católica al poder legislativo, ejecutivo y judicial), la cual puede ejercer de forma universal, inmediata y suprema sobre todos y cada uno de los pastores y de los fieles católicos. La autoridad del obispo de Roma, su jerarquía dentro del Magisterio de la Iglesia católica es reconocida solo por los católicos, y no así por los cristianos no católicos, y fue expuesta en diversos momentos de la historia y de modo especial en el Concilio Vaticano I.
Otras partes de la doctrina católica, sobresalientes y distintivas en relación al resto de los cristianos, son la creencia en el Dogma de la Inmaculada Concepción, y en la Asunción de María, madre de Jesús, así como la fe en la autoridad espiritual efectiva de la Iglesia católica para perdonar pecados y remitir las penas temporales debidas por ellos, mediante el Sacramento de la Penitencia y las indulgencias.
Otro dogma sobresaliente en la Iglesia católica es la creencia en la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía, en que mediante el cambio que es llamado transubstanciación el pan y el vino presentados en el Altar se transforman en el cuerpo y en la sangre de Cristo.30

Estructura organizativa

La Iglesia católica tiene miembros en todos los países de la Tierra[cita requerida], aunque su proporción en la población varía desde una mayoritaria en algunos a casi nula en otros. Es una organización jerárquica en la que el clero ordenado está dividido en obispos, presbíteros y diáconos. El clero está organizado de forma jerárquica, pero tiene en cuenta la comunión de los fieles. Cada miembro del clero depende de una autoridad superior, pero la autoridad superior debe ejercer su gobierno teniendo en cuenta la comunidad, a través de consultas, reuniones e intercambio de ideas.

Basílica de San Juan de Letrán, catedral de Roma y Madre y Cabeza de todas las iglesias del Mundo, por su condición de sede del Romano Pontífice.
Territorialmente, la Iglesia católica se organiza en diócesis o Iglesias particulares, cada una bajo la autoridad de un obispo; algunas de éstas, de mayor rango, son llamadas arquidiócesis (o archidiócesis) y están bajo la autoridad de un arzobispo. En las iglesias orientales católicas, estas circunscripciones suelen llamarse eparquías y archieparquías, respectivamente. Actualmente (julio de 2012), hay 2830 diócesis en todo el mundo, de las cuales 631 son arquidiócesis [1]. La diócesis de Roma, que incluye a la Ciudad del Vaticano, es la Sede Papal. Asimismo, existen 9 Patriarcados (3 latinos y 6 de ritos orientales), 9 Exarcados Patriarcales y 5 territorios dependientes de Patriarcas.
Algunos territorios, sin llegar a considerarse diócesis, funcionan en la práctica como tales: son las prelaturas y abadías territoriales, regidas por un prelado o un abad, respectivamente. Actualmente, existen 45 prelaturas territoriales, 80% de ellas en América Latina (sobre todo en Brasil y Perú), y 11 abadías territoriales, principalmente en Italia, así como 1 prelatura personal (la Prelatura de la Santa Cruz y Opus Dei), con sede en Italia, 36 ordinariatos militares, 8 ordinariatos para los fieles de ritos orientales que se encuentran en territorios sin eparca (obispo) de su propio rito y 3 ordinariatos personales para los fieles convertidos del anglicanismo (católicos de rito anglicano): Ordinariato personal de Nuestra Señora de Walsingham en el Reino Unido, Ordinariato personal de la Cátedra de San Pedro en los Estados Unidos, y Ordinariato personal de Nuestra Señora de la Cruz del Sur en Australia.
Las diócesis pueden agruparse en provincias eclesiásticas y éstas, a su vez, en regiones eclesiásticas. La arquidiócesis que preside una provincia eclesiástica es llamada metropolitana. En ocasiones, la provincia eclesiástica está conformada únicamente por la arquidiócesis metropolitana. De las 631 arquidiócesis existentes, 550 son metropolitanas, 4 son archieparquías mayores (una de ellas posee además 3 exarcados archiepiscopales, en Ucrania) y las restantes 77 son llamadas arquidiócesis archiepiscopales.
Los territorios en donde la organización de la Iglesia aún no es suficiente para erigir una diócesis (o una eparquía) son dirigidos por un vicario (o exarca) y son llamados vicariatos (o exarcados) apostólicos; actualmente existen 86 vicariatos apostólicos (sobre todo en América; pero también en África y Asia) y 17 exarcados apostólicos (sobre todo en Europa; pero también en América y Asia). Si la organización es muy incipiente, se erigen prefecturas apostólicas (actualmente existen 40, casi las tres cuartas partes en China). Por razones graves, se erigen administraciones apostólicas estables (actualmente existen 8, en Europa y Asia); además, existe la Administración Apostólica Personal de San Juan María Vianney, en Brasil (diócesis de Campos), para los fieles que se adhieren al "rito romano extraordinario" o Misa tridentina. En los territorios en que la Iglesia aún no ha penetrado oficialmente, se organizan misiones independientes sui iuris (actualmente existen 8).
El gobierno de la Iglesia Católica reside en los obispos, a quienes ayudan los sacerdotes:
  • Los obispos: se encargan de cada diócesis. Son ayudados por los presbíteros y los diáconos. Ningún obispo, aunque haya sido nombrado cardenal, tiene autoridad sobre otro, sino que cada uno depende directamente del Papa.
  • Los cardenales: ayudan al Papa en la acción pastoral de la Iglesia Católica universal y en la administración del Vaticano y la Curia Romana. Cuando el Papa muere, eligen al sucesor en un cónclave. Colectivamente forman el Colegio cardenalicio. Los cardenales son elegidos personalmente por el Papa.
  • El Papa: es electo por el Colegio de Cardenales, reunido en cónclave. En 1871, el Concilio Vaticano I hizo énfasis particular sobre la ya existente doctrina de la infalibilidad papal, lo cual ha generado hasta el día de hoy grandes polémicas. Él desarrolla su ministerio coadyuvado por dos grupos de colaboradores: los cardenales y el concilio ecuménico.
  • El concilio ecuménico: asamblea de todos los obispos del mundo presidida por el Papa, es convocado cuando hay que tomar las decisiones más importantes, en materia de fe (dogmas) y de moral.
Los obispos de un país pueden organizarse en una conferencia episcopal (o asamblea de Ordinarios, en Oriente), cuyos cargos son electivos entre los obispos de la misma nación. También existen organizaciones inter-diocesanas que involucran a más de un país. Tenemos así:

Congregaciones y órdenes

Las órdenes religiosas no forman parte en cuanto órdenes de la jerarquía de la Iglesia Católica, pero dependen del Papa y de los obispos de formas diversas. Ellas pueden ser de dos tipos:
  • Órdenes religiosas de derecho diocesano: dependen del obispo de la diócesis en la que han sido reconocidas.
  • Órdenes religiosas de derecho pontificio: dependen directamente del Papa, aunque deben trabajar en comunión con los obispos de las diócesis en las que actúan.
Las congregaciones y órdenes religiosas son establecidas conforme a los tres votos básicos de pobreza, castidad y obediencia. El origen de cada una se explica, según los católicos, por una inspiración dada al fundador, que debe ser reconocida como auténtica por la autoridades jerárquicas. Tal inspiración o carisma se concreta en constituciones que valen sólo si son aprobadas por las autoridades jerárquicas, y según las cuales deben vivir los miembros de cada orden o congregación. Después del renacimiento, los nuevos movimientos fundados dejan de recibir el nombre orden y se llaman congregaciones. No todas las congregaciones hacen el voto de pobreza, algunas hacen sólo un compromiso de pobreza utilitaria.
Dentro de la Iglesia Católica se encuentran muchas órdenes religiosas monásticas de frailes y monjas, así como también congregaciones e Institutos de vida religiosa. Sus miembros suelen hacer los votos de obediencia, pobreza y castidad; de todos modos los votos a realizar quedan a disposición de la cada institución. Todos ellos dedican sus vidas enteramente a Dios. Otras prácticas religiosas incluyen el ayuno, la meditación, la oración, la penitencia y la peregrinación.
La finalidad fundamental de los miembros de las órdenes y congregaciones es salvar su propia alma y ser ejemplo salvífico para toda la sociedad con su pobreza, castidad y obediencia, vividas conforme al carisma específico de la constitución de cada orden o congregación.

Iglesias católicas de rito oriental

Iglesias orientales católicas
Categorías
Iglesias patriarcales
Iglesia Católica Maronita
Iglesia Católica Copta
Iglesia Católica Armenia
Iglesia Católica Siria
Iglesia Católica Caldea
Iglesia Greco-Católica Melquita
Iglesias archiepiscopales mayores
Son similares a las patriarcales, pero el Arzobispo Mayor, después de ser elegido por el Sínodo, debe ser confirmado por el Papa antes de ser entronizado. Iglesia Greco-Católica Ucraniana
Iglesia Greco-Católica Rumana
Iglesia Católica Siro-Malabar
Iglesia Católica Siro-Malankara
Iglesias metropolitanas sui iuris
Los metropolitanos son elegidos por el Papa a partir de una lista de tres candidatos enviada por el Concilio de obispos. Iglesia Católica Etíope
Iglesia Católica Bizantina en América
Iglesia Greco-Católica Eslovaca
Otras iglesias orientales sui iuris
Iglesias con jerarquía propia: Sin Sínodo ni Concilio de obispos ya que tienen una o dos diócesis, sus jerarquías son elegidas por el obispo de Roma. Iglesia Católica Bizantina Búlgara
Iglesia Católica Bizantina Húngara
Iglesia Católica Bizantina Ítalo-Albanesa
Iglesia Católica Bizantina Griega
Iglesia Católica Bizantina Rutena
Iglesia Greco-Católica de la Eparquía de Križevci
Iglesia Greco-Católica Macedonia
Iglesias sin jerarquía propia: Tras finalizar la era comunista no se les ha nombrado todavía un obispo propio.
Iglesia Católica Bizantina Albanesa
Iglesia Católica Bizantina Rusa
Iglesia Greco-Católica Bielorrusa
La división entre las iglesias de oriente y occidente dio lugar a la existencia de comunidades de ritos orientales que se mantuvieron o entraron en plena comunión con la iglesia de Roma, conservando su liturgia, pero que en algunos casos se han latinizado en algún grado. Algunas nunca han estado en cisma con la iglesia de Roma (como la iglesia Maronita y la ítalo-albanesa) y otras han surgido de divisiones de las iglesias Ortodoxas o de las antiguas iglesias nacionales de oriente.
En el pasado fueron también llamadas uniatas pero hoy el término es considerado despectivo e inexacto. Regularmente constituyen minorías en países donde su contraparte ortodoxa predomina (como en Grecia, Serbia, Bulgaria, Armenia y Rusia), otras son minorías junto con sus contrapartes ortodoxas en países donde predomina otra religión (melquitas en Siria, caldeos en Irak, malankaras en la India, etc.) y otras no tienen contraparte en cisma con Roma (maronitas e ítalo-albaneses), también debido a la migración muchos católicos orientales viven hoy en países occidentales (Australia, América del Norte, Argentina, Brasil, Francia, etc).
Son consideradas iglesias sui iuris y están en un plano de igualdad con el rito latino, como afirmó el Concilio Vaticano II a través del documento Orientalium Ecclesiarum. Los fieles de estas iglesias están fuera de las jurisdicciones de los obispos latinos, excepto en los casos donde no tengan una jurisdicción propia. De la misma manera los católicos latinos están fuera de las jurisdicciones de los obispos orientales, excepto en Eritrea, país donde no existe jerarquía latina, en parte de Etiopía, en las diócesis siro-malabares que están fuera del estado de Kerala en la India y en algunas parroquias de las eparquías ítalo-albanesas de Italia.
La organización eclesial de las iglesias orientales católicas está gobernada por el Código de Cánones de las Iglesias Orientales, promulgado por el papa Juan Pablo II el 18 de octubre de 1990, que entró en vigor el 1 de octubre de 1991.
Las Iglesias patriarcales eligen su propio patriarca a través de su Sínodo patriarcal, el cual luego de ser elegido es inmediatamente proclamado y entronizado sin intervención del Papa, a quien luego le remite la comunión eclesial. En su propio territorio canónico sus obispos son elegidos por el Sínodo Patriarcal tomándolos de una lista de candidatos previamente aprobada por la Santa Sede. También los santos Sínodos pueden erigir diócesis dentro de su territorio canónico, pero no en zonas de rito latino.
En el caso de la Iglesia greco-católica rusa, los dos exarcados apostólicos existentes en Rusia y China antes de las revoluciones marxistas no han sido aún reactivados por la Santa Sede, dependiendo los fieles en Rusia de los obispos latinos y ucranianos. En China la Iglesia continúa en las "catacumbas"; las pocas parroquias existentes dependen de obispos latinos.
La Iglesia católica bizantina en América (aunque es parte de la Iglesia católica rutena, lo mismo que el exarcado de la República Checa y la Eparquía de Mukachevo, constituye una jurisdicción independiente, no existiendo en la práctica ningún órgano que reúna a estas jurisdicciones rutenas, como tampoco existe para las jurisdicciones que constituyen, por ejemplo, la Iglesia católica bizantina griega o la Iglesia católica ítalo-albanesa).
En el caso de la iglesia albanesa, la Santa Sede ha reactivado la administración apostólica del Sur de Albania que, a pesar de ser catalogada como de rito oriental, tiene un obispo latino y la mayoría de sus escasos fieles son también de este rito.
La iglesia bielorrusa es la más floreciente de las tres, pero debido a las diferencias con el Patriarcado Ortodoxo de Moscú, la Santa Sede no le ha nombrado aún jerarquía, dependiendo sus fieles directamente de la Congregación para las Iglesias Orientales.
Existió una pequeña comunidad católica bizantina georgiana, pero nunca fue erigida en iglesia ni incluida en la lista oficial de ritos orientales publicada en el Anuario Pontificio.
La Santa Sede ha erigido también cinco ordinariatos para los fieles de rito oriental desprovistos de un ordinario de su propio rito; estos ordinariatos se encargan de la atención espiritual de católicos orientales de ritos sin jerarquía organizada en la Argentina, Francia, Austria, Polonia y Brasil, dependiendo de los arzobispos latinos de Buenos Aires, París, Viena, Varsovia y Río de Janeiro respectivamente.

Historia

Edad Antigua

Según la doctrina católica, Jesús fundó una comunidad cristiana jerárquicamente organizada y con autoridad, dirigida por los apóstoles (el primero de los cuales era San Pedro). Posteriormente (según los Hechos de los apóstoles), los apóstoles y los primeros seguidores de Jesús estructuraron una iglesia organizada. Una carta escrita poco después del año 100 por san Ignacio de Antioquía a los de Esmirna (capítulo 8) es el texto más antiguo que se conserva en el cual se usa el término ἡ καθολική ἐκκλησία (la Iglesia católica o universal): "Allí donde aparezca el obispo, allí debe estar el pueblo; tal como allí donde está Jesús, allí está la Iglesia Católica." De esta Iglesia él evidentemente excluía a los herejes, contra los cuales usó palabras muy fuertes: "fieras en forma humana - hombres a quienes no sólo no deberíais recibir, sino, si fuera posible, ni tan sólo tener tratos con ellos" (capítulo 4). El mismo Ignacio de Antioquía testimonia la existencia de una jerarquía de tres grados que consistía en obispos, presbíteros (sacerdotes) y diáconos.31 En el siglo III, san Cipriano, obispo de Cartago, habla de una jerarquía monárquica de siete grados, en la cual la posición suprema la ocupaba el obispo. En esta jerarquía el obispo de Roma ocupaba un lugar especial, en cuanto sucesor de san Pedro.32 33
Además, el que el obispo de Roma llegara a tener una importancia particularmente grande, se debió, según algunos, por motivos políticos: Roma fue la capital del Imperio Romano hasta que el Emperador Constantino I el Grande hizo de Constantinopla la nueva capital, el 11 de mayo de 330[cita requerida]. Otros atribuyen esta importancia al hecho, reconocido entonces por todos[cita requerida], que el obispo de Roma era sucesor de san Pedro, a quien, según el Evangelio de Lucas 22:32, Jesús le dijo: Pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú una vez vuelto, confirma a tus hermanos. Incluso en el primer siglo, cuando todavía vivía el Apóstol Juan, el papa Clemente, obispo de Roma entre 89 y 97, escribió a la comunidad cristiana de Corinto para resolver un problema interno de esa Iglesia particular[cita requerida].
Algunos autores han afirmado que no hay argumentos suficientes para confirmar que Pedro haya sido obispo en Roma.34 35 La tradición que afirma que Pedro fue a Roma y ahí murió martirizado se basa también en esta carta de san Clemente, que menciona su martirio (capítulo 5), en la Carta de san Ignacio de Antioquía a los Romanos ("No os mando nada, cosa que hicieron Pedro y Pablo." – capítulo 4), y en la obra de c. 175-185 Contra las herejías (libro III, 1.3.1) de san Ireneo de Lyon, donde dice: "Como sería demasiado largo enumerar las sucesiones de todas las Iglesias en este volumen, indicaremos sobre todo las de las más antiguas y de todos conocidas, la de la Iglesia fundada y constituida en Roma por los dos gloriosísimos Apóstoles Pedro y Pablo, la que desde los Apóstoles conserva la Tradición y «la fe anunciada» (Rom. 1,8) a los hombres por los sucesores de los Apóstoles que llegan hasta nosotros".
El Concilio de Nicea I (325) condenó el Arrianismo excluyendo de la Iglesia los seguidores de esta opinión teológica. Otros Concilios también definieron más precisamente la fe católica y excluyeron a otros grupos, en particular los Concilios de Éfeso (431) y de Calcedonia (451)[cita requerida].

Edad Media

La Iglesia católica, en el siglo V, se había extendido por casi todo el territorio del Imperio Romano (desde Hispania hasta Siria, con las zonas costeras del norte de África). Posteriormente, se realizaron misiones hacia zonas del norte de Europa, que llegaron hasta Irlanda, Gran Bretaña, Germania, y posteriormente zonas de Escandinavia, Centroeuropa y las poblaciones eslavas del Este. Este largo proceso abarca de los siglos V al XI. Buena parte de estas misiones, así como el trabajo de recristianizar los territorios del antiguo Imperio Romano de Occidente, fue posible gracias a los monasterios, sobre todo a los benedictinos.
La expansión de poblaciones convertidas al Islam llevó a un progresivo declive de las poblaciones católicas del norte de África, que llegaría a ser casi completo en el mundo moderno.
Un hecho posterior significó la división entre numerosas iglesias: el Gran Cisma entre sus porciones de Occidente y Oriente (cuya iglesia, aún denominada como "Católica Ortodoxa", pasaría a ser conocida solo por esta última palabra) ocurrido en el año 1054 a causa de las rivalidades entre los patriarcados de Roma y Constantinopla y, teológicamente, alrededor de la cláusula filioque.
Durante los siglos XI y XIV se produce un gran desarrollo cultural gracias a la institución de nuevas universidades eclesiásticas, centradas sobre todo en la teología, pero también con facultades de artes, de derecho y, en algunos lugares, de medicina.
En el siglo XIII fueron fundadas y empezaron a desarrollarse las órdenes mendicantes, que tuvieron un gran influjo en la vida religiosa de la sociedad.
Hacia finales del siglo XIV se produjo un cisma, conocido como Cisma de Occidente, que afectó a la Iglesia católica desde 1378 hasta 1417, y que provocó fuertes tensiones y el surgimientos de ideas de tipo conciliaristas, según las cuales un concilio podría tener más autoridad que el Papa en algunos puntos. El conciliarismo fue condenado en el concilio V de Letrán en 1516.

La Inquisición

El término Inquisición (latín: Inquisitio Haereticae Pravitatis Sanctum Officium') hace referencia a varias instituciones dedicadas a la supresión de la herejía en el seno de la Iglesia Católica. La Inquisición medieval, de la que derivan todas las demás, fue fundada en 1184 en la zona de Languedoc (en el sur de Francia) para combatir las herejías de los cátaros, albigenses y valdenses. En 1249, se implantó también en el reino de Aragón (fue la primera Inquisición estatal). En la Edad Moderna, con la unión de Aragón con Castilla, fue extendida a ésta con el nombre de Inquisición Española (1478 - 1821), bajo control directo de la monarquía hispánica, cuyo ámbito de acción se extendió después a América. También fueron importantes la Inquisición portuguesa (1536 - 1821) y la Inquisición romana (1542 - 1965), conocida también como Santo Oficio. El número de ejecutados por autoridades civiles tras ser condenados no puede determinarse con certeza, por la existencia de numerosas lagunas en la evidencia documental. Extrapolando detallados estudios,36 Pérez estima en menos de 10 000 las condenas a muerte ejecutadas en España;.37 En Portugal, sobre alrededor de 23 000 casos documentados, se registran 1454 condenas a muerte en la hoguera.38 Estas cifras no toman en cuenta el número de muertes causadas por la tortura o por las condiciones de encarcelamiento.

Edad Moderna

La Iglesia católica afronta profundos cambios en la Edad Moderna. Por una parte, se inicia una expansión de las misiones hacia algunas zonas de África y Asia y hacia América desde los viajes y conquistas de españoles y portugueses. Por otro lado, se viven fuertes tensiones internas y un deseo profundo de reforma.
La invención de la imprenta permitió una mayor difusión de la Biblia y de sus traducciones, que empezaron a circular entre los católicos en diversos lugares.
El rechazo de la autoridad papal por causas de independencia política y económica y el rechazo de Martín Lutero al hecho de que se cobrara dinero por las indulgencias, provocó el surgimiento del protestantismo en 1517. En el mismo siglo XVI, empezó a desarrollarse el calvinismo en Suiza, y luego se extendió rápidamente en otros países europeos. Un importante cisma siguió con el surgimiento de la Iglesia Anglicana (nacida del Acta de Supremacía inglesa en 1534).

Contrarreforma

La contrarreforma fue la respuesta a la reforma protestante de Martín Lutero, que había debilitado a la Iglesia Católica. Denota el período de resurgimiento católico desde el pontificado del Papa Pío IV en 1560 hasta el fin de la Guerra de los Treinta Años, en 1648. Sus objetivos fueron renovar la Iglesia Católica y evitar el avance de las doctrinas protestantes.
Entre los años 1545 y 1563 se desarrolló el Concilio de Trento, con diversas etapas. Antes y después del Concilio de Trento se fundaron diversas congregaciones religiosas que buscaron promover una profunda renovación entre los católicos. Una de esas congregaciones, que adquirió más tarde un gran desarrollo, fue la Compañía de Jesús.

Edad Contemporánea


El papa Juan Pablo II destacó por su apertura al diálogo entre religiones y su carisma entre la juventud católica.

El papa Benedicto XVI, actualmente la cabeza de la Iglesia Católica, es considerado un prominente teólogo.

Número de católicos

Situación Actual

Según los datos del Anuario Pontificio de 2012 referentes al año 2010, habría en el mundo 1.196 millones de bautizados, el 17,5% de la población mundial.39
De entre los católicos según los registros, no todos se reconocen como tales, y entre quienes se declaran católicos hay quienes participan poco a las ceremonias religiosas. Por ejemplo, en España, un país tradicionalmente católico en la que la mayoría de las personas son bautizadas al poco tiempo de nacer, según la libre elección de sus padres, se desprende de la encuesta realizada por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) en mayo de 2010 (preguntas 46 y 46a) que el número de personas que se declara católica es del 73,7%, y de este porcentaje el 56,8% declara que no asiste a las celebraciones religiosas.
La Iglesia católica cuenta como católicos a todos los bautizados en la Iglesia (o admitidos a la misma si lo piden y habían sido antes bautizados en otros grupos cristianos) con sus derechos y deberes, y que no hayan hecho acto formal de defección de ella. Para la Iglesia Católica quien no practica como católico sigue formando parte de ella. Pero celebrar otros sacramentos no es lo que les hace católicos, sino el bautismo. También considera católicos a los que viven de modo imperfecto, como pecadores con posibilidad de conversión:
Jesús les dijo: «No son los sanos los que necesitan al médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores, para que se conviertan».
Lucas 5,31-32
Es posible abandonar la Iglesia mediante «un acto formal» de defección llamado Apostasía, cumpliendo con la manifestación formal de la voluntad de realizar tal acto ante la autoridad eclesiástica competente. Aún habiendo realizado declaración de apostasía, conforme al derecho canónico, el vínculo sacramental de pertenencia a la Iglesia dado por el bautismo permanece, dado el carácter sacramental del bautismo, que para los católicos, es indeleble en el sentido de que sigue existiendo su unión con Cristo. Conforme al Código de Derecho Canónico (cánones del 865 al 869), hay casos en los que el bautismo sería ilícito (lo cual no quita la validez) y otros en los que sería inválido (lo cual significa que nunca se produjo el bautismo), por lo que la persona interesada puede proceder a solicitar la nulidad o ilegalidad de su bautismo fundamentándose en la forma que fue bautizada, por tanto, esta unión con Cristo también puede quedar revocada. Esta es una de las fórmulas utilizadas para que el interesado pueda cambiar de religión
Quienes han dejado la fe católica, pueden volver, si lo desean, a la Iglesia, y existen programas y grupos que buscan facilitar el retorno al catolicismo.40
La excomunión es una pena medicinal, una medida cuyo fin es la conversión, no la expulsión. Por eso sólo inhabilita para tomar parte de lleno en las actividades de la comunidad, pero el excomulgado sigue siendo considerado miembro de la Iglesia Católica.
Algunos críticos opinan que quienes no aceptan todos los principios del catolicismo no deberían llamarse católicos, los que no realizan el acto formal de defección pueden con total libertad personal considerarse todavía dentro de la Iglesia Católica, al igual que aquellos católicos cuyas infidelidades intelectuales y morales son mucho menos notables y otros que se declaran católicos sólo como una etiqueta de identidad cultural.
La doctrina de la Iglesia Católica exige de los fieles la aceptación del Magisterio (la doctrina oficial), siendo delito de herejía "la negación pertinaz, después de recibido el bautismo, de una verdad que ha de creerse con fe divina y católica, o la duda pertinaz sobre la misma" (canon 751 del Código de Derecho Canónico). Actualmente, sólo se inician acciones disciplinarias contra los teólogos católicos que defienden, con cierta influencia, ideas alternativas en esos terrenos, privándolos de la autoridad de enseñar con el título de profesores de teología católica, pero no respecto a los fieles comunes, por mucha que sea su relevancia pública, contra los cuales puede aplicar sólo penas espirituales.
En Alemania 1,78 millones de católicos, con una declaración hecha delante de la autoridad civil y reconocida por los obispos, han «salido de la Iglesia Católica» desde 1990 para evitar el impuesto eclesiástico (que de promedio se eleva a 9 % de la renta imponible): 143.500 en 1990, 192.766 en 1992, 168.244 en 1995, 101.252 en 2004, año en el cual 141.567 protestantes hicieron el mismo paso.[2]
En otros países, mientras generalmente las personas se alejan de la Iglesia Católica sin desear cortar formalmente su conexión con ella, algunas asociaciones de ateos o escépticos y algunos grupos protestantes animan a entregar declaraciones de apostasía o herejía. Sólo con la carta circular del Pontificio Consejo para la Interpretación de los Textos Legislativos del 13 de marzo de 2006 se hizo totalmente claro el procedimiento eclesiástico a seguir en estos casos.

Distribución en el mundo


Mapa que muestra el porcentaje de católicos en los diferentes países (Colores aproximados).
El número total de católicos, si se toman como tales a los bautizados, es de más de mil millones en el mundo, concentrándose en los continentes de Europa y América y en países en vías de desarrollo. En los últimos años, ha habido un aumento de católicos con respecto a la población en África [3].
En Europa, los bautizados como católicos son mayoritarios en la población de los siguientes países: Andorra, Austria, Bélgica, Croacia, Eslovaquia, Eslovenia, España, Francia, Hungría, Irlanda, Italia, Liechtenstein, Lituania, Luxemburgo, Malta, Mónaco, Polonia, Portugal, San Marino. En Alemania, República Checa, Países Bajos, Suiza, e Irlanda del Norte, están representados por números similares a los de los protestantes.
En los países de habla inglesa y en general en la Mancomunidad Británica de Naciones (en inglés, Commonwealth of Nations) el catolicismo no ha prosperado a raíz del desencuentro histórico de Enrique VIII con la autoridad espiritual del Vaticano.
La mayor parte de la población de América Latina se considera católica en mayor o menor grado, (exceptuando Cuba, en donde el catolicismo se extiende a poco más de la mitad de la población). El país con mayor cantidad de católicos en el mundo es Brasil (139,5 millones).
Los países con mayor número de católicos de América Latina, de mayor a menor porcentaje, son los siguientes: Brasil, Colombia, Paraguay, México,Argentina, Venezuela, Ecuador, Puerto Rico, El Salvador, Chile, Costa Rica, Perú, Bolivia.
En Asia, los países católicos como Filipinas (antigua colonia española) y Timor Oriental (antigua colonia portuguesa) están rodeados de países musulmanes; en otros, como Líbano, sólo lo son la mitad de la población y en Palestina y Siria, hay pequeñas minorías destacables, y algo menores aún en Corea, India, y Vietnam.
En África, el número de católicos superaría el 50% de la población en los siguientes países: Angola, Burundi, Cabo Verde, Congo, Guinea Ecuatorial, Lesoto, Reunión, Santo Tomé y Príncipe y Seychelles. El número total de católicos africanos, según el Anuario Pontificio 2010, con datos referidos a 2008, sería de 173 millones.41

Compromiso social

Desde los tiempos de la Iglesia naciente la comunidad cristiana ha buscado comprometerse socialmente, teniendo preferencia por los más necesitados.42 Esto fue reconocido por el Emperador Juliano el Apóstata (332-363), quien fue un fuerte opositor de la Iglesia.43 44 La Iglesia Católica fue fundadora de los primeros hospitales, asilos y orfanatos en la historia de Occidente desde la temprana Edad Media.45 Las primeras escuelas europeas nacieron de la labor de las Órdenes Religiosas, siendo las universidades más célebres las fundadas por los Papas. En Europa, de las 52 universidades anteriores al año 1400, 40 fueron fundadas por los Papas, entre ellas las de París, Montpellier, Oxford, Cambridge, Heidelberg, Leipzig, Colonia, Varsovia, Cracovia, Vilna, Lovaina, Roma, Padua, Bolonia, Pisa, Ferrara, Alcalá, Salamanca y Valladolid.45
La Iglesia católica actualmente cuenta con misioneros religiosos y laicos de ambos sexos que realizan de forma regular obras sociales, tanto materiales como de apoyo moral y espiritual.46 En 1996, el Vaticano dedicó unos 5,2 millones de dólares a ayuda humanitaria, sin contar con los aportes que hicieron privadamente los laicos y las Órdenes Religiosas.47
En casi todas las diócesis del mundo, en los países donde le es permitido, la Iglesia Católica lleva a cabo algún tipo de obra social. La cantidad de Fundaciones o Pastorales parroquiales de ayuda abarcan estos campos: escuelas, dispensarios, centros de acogida para niños y ancianos, hospitales, centros de rehabilitación de toda índole, leproserías, etc.
En Estados Unidos, la asistencia caritativa católica encuentra una organización corporativa en la Catholic Charities USA, que agrupa a más de 1.700 asociaciones que trabajan en las diócesis y que apoyan a más de 9 millones de personas, según se informó en 2010.48
Hacia finales del siglo XX, la Iglesia católica educaba en el Tercer Mundo a un millón de universitarios, 96.000.000 en enseñanza media y 15.000.000 en la enseñanza primaria.49 La Compañía de Jesús educa en Hispanoamérica a más de un millón de niños en las Escuelas Gratuitas de Promoción Popular "Fe y Alegría".50
En 1985 la Iglesia contaba alrededor del mundo con 45.562 jardines de infancia, con 3.786.723 de niños en ellos. De estos centros, 3.835 estaban en África, 5.331 en América del Norte, 5.857 en Hispanoamérica, 6.654 en Asia, 23.566 en Europa y 319 en Oceanía. Este mismo año dirigía 78.160 escuelas primarias y elementales con 22.390.309 alumnos; atendía 6.056 hospitales, 12.578 ambulatorios, 781 leproserías, 10.467 Casas para ancianos, enfermos crónicos, inválidos y minusválidos, 6.351 consultorios familiares, 6.583 guarderías infantiles, 7.187 centros especiales de educación o reeducación social y otros 23.003 centros asistenciales.51
Hacia el año 2000, la Iglesia administraba 408.637 parroquias y misiones, 125.016 escuelas primarias y secundarias, 1.046 Universidades, 5.853 Hospitales, 13.933 centros de acogida para ancianos y discapacitados, 74.936 dispensarios, leproserías, enfermerías y otras instituciones. En total, la Iglesia es responsable de la educación de 55.440.887 niños y jóvenes (más de 55 millones), y dispone de 687.282 centros sociales en todo el mundo.52
La agrupación católica de mayor presencia mundial, con mayor número de obras, es Cáritas, que realiza labores humanitarias y guía proyectos humanos, con presencia en los 5 continentes. Cáritas Española, por ejemplo, invirtió en 1999 más de 19.000.000.000 de pesetas en la lucha contra la pobreza.53 En 2009, y a pesar de la crisis económica que vivió el país aquel año, Cáritas Española destinó 230 millones de euros para ayudas sociales.54
Los últimos papas han mostrado un marcado interés por los crecientes problemas sociales. Así, Juan Pablo II en una ocasión destinó 1.720.000 dólares a poblaciones afectadas por calamidades y para proyectos de promoción cristiana; 1.313.000 a comunidades indígenas, mestizas, afroamericanas y campesinos pobres de América Latina; 1.800.000 para la lucha contra la desertificación y la carencia de agua en el Sahel. Esto entre otras ayudas menores de cientos de miles de dólares dirigidas a solucionar situaciones humanas críticas y estimular la solidaridad.55
Según datos del Anuario Pontificio dados a la luz en 2008, "las instituciones de asistencia y de beneficencia de identidad católica, en todo el mundo, son más de 114.738; de éstas, 5.246 son hospitales; 17.530 son dispensarios; 577 son leproserías; 15.208 son residencias de ancianos, enfermos incurables y discapacitados.".56
El Vaticano ha distribuido, a petición del Sumo Pontífice, 5.000.000 de dólares en el año 1997; 7.000.000 en 1998 y 9.000.000 en 1999, etc. Estas cifras han sido destinadas a ayudar a las poblaciones afectadas por catástrofes naturales o humanas.57 Y en 1999 la suma destinada por el Vaticano a ayudas en general ascendieron a un total de 30.000.000.58
Según el Pontificio Consejo para la Pastoral de la Salud, la Iglesia Católica administra y sirve el 26% de los centros hospitalarios y de ayuda sanitaria existentes en todo el mundo.59 Cuenta con 117.000 centros de salud (hospitales, clínicas, casas de alojamiento para huérfanos), 18.000 dispensarios y 512 centros para la atención de personas con lepra.59 En el Vaticano existen más de 100 organizaciones que se dedican a repartir limosnas a los pobres de todo el mundo.60
La Iglesia católica opera numerosos establecimientos de atención a las víctimas de la epidemia de sida alrededor del mundo. Se ha manifestado en el sentido de que los seropositivos al VIH merecen apoyo, comprensión y compasión. En 2010 se dio a conocer el uso de 1,2 millones de euros por parte de la Congregación para la evangelización de los pueblos (del Vaticano) para sostener el trabajo de 131 centros de prevención y tratamiento del SIDA, en 41 países.61 La iglesia reconoce que la epidemia de sida es grave, pero se muestra crítica hacia las estrategias adoptadas en varios países. Por ejemplo, rechaza el modelo "biológico-higienista" adoptado en la educación sexual y las estrategias de prevención de la infección por VIH que incluyen el uso del condón.62 Desde el punto de vista de la Iglesia católica, la promoción del condón es un engaño porque no brinda protección total y alienta el adelanto de la edad de iniciación sexual. Como estrategia para detener la epidemia la iglesia propone la promoción de un "preservativo moral", basado en la promoción de la fidelidad y la educación sexual familiar.63
Por deseo de Juan Pablo II, desde 1984 exista una Fundación para la ayuda del Sahel, que promueve proyectos de desarrollo en países del norte de África afectados por la desertificación. Entre los años 2001 y 2004, la Fundación había invertido más de 9 millones de euros en distintos proyectos.64
La ONG católica Manos Unidas ha invertido (entre 2007 y 2009), 2.373.890,83 euros en 68 proyectos orientados al desarrollo de Haití.65

Financiación

La Iglesia Católica y sus instituciones se financian por varias vías, entre las que se pueden distinguir:
  1. Aportaciones de las instituciones propias o ligadas a la propia Iglesia Católica.
  2. Rendimientos económicos recibidos en forma de plusvalías de empresas e instituciones donde tiene capital invertido.
  3. Aportaciones y recolectas directas o indirectas, tanto de carácter público como de carácter privado.
  4. Financiación proveniente de las arcas públicas de muchos de los países donde tiene presencia.
  5. Fuentes diversas.
La principal institución financiera de la Iglesia Católica es el Instituto para las Obras de Religión[cita requerida] (abreviado IOR) y popularmente llamado Banco Vaticano, envuelto en importantes escándalos de diversa índole entre los que se encuentran los sucesos relacionados con el Banco Ambrosiano, en el marco de no regirse por las normas financieras de Italia por la extraterritorialidad en la que se encuentra la Ciudad del Vaticano. Según noticias de 2010 y anteriores, el IOR está siendo investigado y procesado judicialmente en varios países.66 67
La contribución de los Estados al sostenimiento económico de la Iglesia católica es diferente en cada caso. Algunos ejemplos:
En España, las aportaciones establecidas por ley a la Iglesia Católica van destinadas a la conservación del patrimonio histórico-artístico, a la enseñanza concertada y a obras sociales promovidas por la Iglesia, además de la sufragación del salario de los profesores de religión católica en las escuelas y los capellanes militares y de prisiones, así como a sus gastos de carácter puramente religioso. Además de las donaciones directas de los fieles, la contribución a la Iglesia Católica se realiza a través de una asignación voluntaria en la declaración de la renta que supuso, en el año 2009, cerca de 253 millones de euros.68 Esta asignación no es un impuesto adicional para el contribuyente sino sólo la decisión sobre si el 0,7% de sus aportes por el IRPF se dirige a la Iglesia, pudiendo elegir a otros fines sociales. Por último, la financiación de la Iglesia se completa con una aportación directa del Estado y de las Comunidades Autónomas que le reporta aproximadamente el 25% de sus ingresos directos.[cita requerida] La Iglesia, a través de sus más de 40.000 instituciones, es propietaria en España de un patrimonio que le reporta beneficios directos e indirectos a la vez que estimula el turismo. NO en vano, el 80% de los edificios que visitan los turistas en España son patrimonio de la Iglesia.69 Aunque no es posible una estimación exacta, se han estimado estos ingresos en 2009 en más de 6.800 millones de euros.[cita requerida]
En Alemania la relación Iglesia-Estado es mayor por el predominio de la Unión Democrática Cristiana desde hace años. A quienes se declaran católicos se les gravan en forma de impuesto sus donaciones (lo mismo ocurre con la Iglesia Evangélica). Muchos alemanes han dejado expresamente la Iglesia, pues quienes no profesan religión alguna no contribuyen.[cita requerida]
En Argentina, los obispos ordenados antes de 1994 reciben un haber salarial y luego jubilatorio, asignado y pagado directamente por el Estado, equivalente al de un juez de primera instancia (aproximadamente 1300 euros mensuales).[cita requerida]
En Chile, además de las limosnas y colectas, cualquier persona tiene la posibilidad de donar a la Iglesia Católica el 1% de sus ingresos mensuales, inscribiéndose en la parroquia correspondiente.70
En México, la Iglesia católica no recibe aportaciones estatales de ningún tipo. Durante la época colonial la Iglesia recibía ingresos importantes, hasta que en 1859 el presidente Benito Juárez decretó la "Ley de Nacionalización de los Bienes Eclesiásticos", amortizando los bienes del clero y separando legalmente a la Iglesia Católica del Estado. Actualmente, la Iglesia mexicana se sostiene con las limosnas y el cobro de servicios a sus fieles. Templos, parroquias, catedrales, monasterios, conventos y basílicas, entre ellos los expropiados por Benito Juárez y Plutarco Elías Calles, son patrimonio de la nación encargados en comodato a asociaciones religiosas. Sacerdotes y obispos no tienen paga alguna por parte del Estado.

Críticas

La Iglesia Católica ha recibido muchas críticas a lo largo de su historia, desde dentro como desde fuera de ella. Las críticas se dividen principalmente en dos grupos: las que se refieren a aspectos doctrinales, y las que censuran el comportamiento (real o supuesto) de los católicos en su conjunto o en porcentajes de cierta relevancia (sea que vivan de acuerdo con las enseñanzas de la Iglesia, sea que actúen en contra de las mismas).
Delitos y faltas de algunos miembros: entre ellas cabe mencionar las críticas a la Inquisición, tema que desde el punto de vista de la Iglesia, admite que fue un error y no niegan que haya sucedido, por este motivo, el Papa Juan Pablo II en su Carta Apostólica Tertio Milenio Adveniente (10-11-94) ha subrayado la necesidad de revisar algunos pasajes oscuros de la historia de la Iglesia para reconocer ante el mundo los errores de determinados fieles.71 En los últimos años se han producido varios escándalos de casos de abuso sexual que han dado lugar a condenas penales y civiles, además de condenas eclesiásticas, en varios países, aunque en general, la Iglesia mantiene una política de protección a sus miembros, en muchos casos, pese a delitos comprobados[cita requerida]. También ha recibido críticas por el apoyo activo que algunos miembros destacados de la jerarquía católica dieron a regímenes dictatoriales (dictaduras militares en América Latina, regímenes fascistas en España o Italia), o la posición negacionista de ciertos clérigos y obispos.72
Críticas en materia doctrinal: las críticas en cuanto a la doctrina se han basado muchas veces en que la iglesia católica expone creencias, doctrinas y conceptos que algunos piensan no están presentes en la Biblia. Además, se destaca la controversia con grupos protestantes en torno a algunos libros bíblicos, considerados apócrifos por los protestantes (entre ellos, el libro del Eclesiástico y Tobit) los cuales se encuentran definidos como parte del canon original de la Biblia (conocido como Canon Alejandrino o Canon Católico), conformando la clasificación de los libros bíblicos Deuterocanónicos.

Véase también

Referencias

  1. En ocasiones, sobre todo por influjo de países de habla inglesa, se añade el adjetivo de "romana" a los anteriores. En el Credo y en el Catecismo de la Iglesia católica se dice simplemente "una, santa, católica y apostólica", sin "romana". Existen, sin embargo, otros textos donde aparece la palabra "romana" añadida a las anteriores. Cf. Juan Pablo II, Audiencia general del miércoles 26 de junio de 1985
  2. «Major Branches of Religions». adherents.com. Consultado el 24 de agosto de 2010.
  3. Cf. Concilio vaticano II, declaración dogmática Lumen gentium, nn. 1, 5.
  4. La Iglesia Católica entiende que el bautismo puede recibirse una sola vez, dado que lo considera un sacramento que reviste carácter. Así, sólo puede ser bautizado quien no haya sido bautizado antes, tal como se indica en la pregunta 257 del Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica y el nº1246 del Catecismo de la Iglesia Católica. De este modo, en quien haya realizado una apostasía, la Iglesia no considera que quede revocada su unión con Cristo.
  5. Constitución dogmática Lumen gentium, 22.
  6. Cf. Concilio vaticano II, declaración dogmática Lumen gentium, nn. 6-9.
  7. El uso de Nave de salvación o Barca de Pedro proviene del Evangelio de Marcos, 4, 35-41, y es expresión utilizada para referirse a la Iglesia católica al menos desde el siglo IV. Cf. Ramón Pellitero, La barca de Pedro
  8. Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 751.
  9. San Ignacio de Antioquía, Carta a los de Esmirna 8,1-2. (cerca del año 110 dC) Esta es la primera vez que se tenga conocimiento en los escritos en que la iglesia es llamada Katholiké.
  10. San Paciano de Barcelona, siglo IV.
  11. Cf. Gál 3, 26-29; 4, 4-7; Jn 1, 12; 3, 3-5; 11, 52; Rm 8, 14-17; 1 Ped 1, 23; 1 Jn 3, 1-2.
  12. Rm 12, 4-5; 1 Co 12, 12-30; Ef 1, 22-23; Col 1, 18.
  13. 1 Co 3, 16-17; 6, 19; 2 Co 6, 16; Ef 2, 20-22.
  14. Cf. Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica, 147.
  15. La Iglesia alega que ésta es la voluntad de Cristo, su fundador, que desea "un solo rebaño y un solo Pastor" (Jn 10, 16; 17, 11. 20-23) Según la doctrina católica, Cristo es "Dios verdadero" (Cf. Credo Niceno; Jn 1,1. 18; 5, 17-18; 10,33; 1Jn 5,20; Rm 9,5; Hch 20,28; Tit 2,13; Hb 1,5-9; Ap 1,18) y solo Dios puede fundar válidamente su Iglesia (Sal 87). Así, Jesús aparece como la "Piedra angular" y "fundamental" sobre la que se funda la Iglesia (Cf. 1Co 3,9-15; 1Ped 2,3-10) cuya base también está constituída por los apóstoles (Cf. Ef 2, 20-22) y especialmente por Pedro (Cf. Mt 16, 16-19; Jn 1,42), que según la enseñanza oficial católica, fue constituído como el Pastor universal de la Iglesia por institución de Cristo (Cf. Jn 21,15-22; Lc 22, 28-32). Esto sumado a la promesa de Cristo a los primeros discípulos sobre una constante asistencia (Mt 28,20) y la compañía del Espíritu Santo (Cf. Jn 16, 7-15; 14,15-17. 26; 15,26; 1 Jn 2, 27) y a la garantía que le dio a la Iglesia de nunca ser vencida por el mal (Mt 16,18), han bastado para que la Iglesia católica se proclame a sí misma como "columna y fundamento de la Verdad" (1 Tm 3, 15), "Esposa de Cristo" (Ef 5, 24-30) y heredera y depositaria de toda la Verdad Evangélica legada por los Apóstoles (Cf. 1 Co 11, 1-2; 1 Jn 2,24; 2 Ts 2,15; 1 Tm 6, 20-21; 2 Tm 1, 12-14; Flp 4, 8-9). Y exigiendo para sí la obediencia debida a los mismos apóstoles (Cf. Hb 13, 17; 2 Ped 3,2), esto especialmente en la persona del Papa, que según la fe católica es el sucesor del apóstol Pedro, en la Cátedra episcopal de Roma (Cf. Sucesión apostólica). Él es el "pastor de toda la Iglesia, sobre la que tiene, por institución divina, la potestad plena, suprema, inmediata y universal." (Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica, 181).
  16. Dominique Le Tourneau (1997). El Derecho de la Iglesia (2ª edición). Ediciones Rialp. pp. 36 ss. ISBN 9788432131363.
  17. Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 811.
  18. 1 Co 12, 12.
  19. Ef 4, 3-6.
  20. Jn 17, 20-21.
  21. Cf. Jn 17, 17; Ef 5, 27; 1 Tes 3, 13; 2 Co 1, 1; 1 Ped 1, 16; Hb 12, 22-24.
  22. Cf. Mt 28, 19; Hch 1, 8; 2, 37-41.
  23. Cf. Ef 2, 20; Mt 16, 16-19; Jn 1, 42; 20, 21-23.
  24. Compárese Mt 18, 18 con Mt 16, 16-19. nótese que solo Pedro recibe las "llaves". Cf. Lc 22, 31-32.
  25. 1 Tm 4, 14; 5, 22; 2 Tm 2, 1-2; 1,6; Hch 20, 17-32; Tit 1, 5;
  26. Cf. Jn 20, 21-23; Lc 10, 16; Ef 2, 20; Jn 13,20; Mt 10, 40-42; Gál 4, 14; 1 Co 4, 1; 1 Jn 1, 1-5; Hch 4, 20. véase también: Sucesión apostólica.
  27. En el Evangelio según san Juan, Jesús le dice a Pedro: "Apacienta a mis ovejas". De allí el axioma patrístico "Donde está Pedro está la Iglesia" (Ubi Petrus ibi ecclesia).
  28. Dei Verbum, nº4: "La economía cristiana, por tanto, como alianza nueva y definitiva, nunca cesará, y no hay que esperar ya ninguna revelación pública antes de la gloriosa manifestación de nuestro Señor Jesucristo".
  29. Lumen Gentium, nº8.
  30. Catecismo de la Iglesia católica, nº1376.
  31. Véase Augustus Neander, The History of the Christian Religion and Church, During the Three First Centuries, traducido al inglés por Henry John Rose, segunda edición, Nueva York, 1848.
  32. Véase el Dictionnaire de Théologie Catholique. También la Cyclopedia de McClintock y Strong.
  33. Augustus Neander, The History of the Christian Religion and Church, traducido al inglés por Henry John Rose, segunda edición, Nueva York, 1848, pág. 111.
  34. Tratado De Ecclesia de Juan Hus (1371-1415).
  35. Véase el comentario de John L. McKenzie, profesor de teología en Notre Dame en 1971, en la Despertad (22.02.1972 pág.11).
  36. Entre ellos: Contreras, Jaime y Gustav Henningsen (1986). “Forty-four thousand cases of the Spanish Inquisition (1540-1700): analysis of a historical data bank”, en G.Henningsen, JA Tedeschi et al. (comps.), The Inquisition in early modern Europe: studies on sources and methods. Dekalb: Northern Illinois University Press; García Cárcel, Ricard (1976). Orígenes de la inquisición española: el Tribunal de Valencia, 1478-1530. Barcelona: Ediciones Península.
  37. Pérez, Joseph (2006). The Spanish Inquisition: A History. Yale University Press. pp. 173. ISBN 9780300119824.
  38. Po-chia Hsia, R. (1998). The world of Catholic renewal, 1540-1770. Cambridge: Cambridge University Press; p. 45
  39. Cfr. PRESENTAZIONE DELL’ANNUARIO PONTIFICIO 2012, 10.03.2012.
  40. Cf. como ejemplo www.catolicosregresen.org
  41. Aumento considerable del número de católicos en África (29-4-2010)
  42. Cf. Hechos de los Apóstoles 6, 1-5.
  43. Decía de los cristianos: "Estos impíos galileos no sólo alimentan a sus propios pobres, sino también a los nuestros; recibiéndolos en sus ágapes los atraen como los niños son atraídos con pasteles". en Alvin J. Schmidt, Social Result of Early Christianity, pág.328.
  44. Cardenal Caetano Baluffi, The Charity of the Church: A Proof of Her Destiny, 1885, pág. 16.
  45. a b Toth, Tihamer, Cristo y los cristianos, 3ª edición. Atenas. Madrid; II, pág. 3.
  46. Compromiso social de la Iglesia, Compendio de Doctrina social.
  47. Diario ABC de Madrid, 14-II-1997, pág. 73.
  48. Centenario de la Catholic Charities USA,2010.]
  49. Diario ABC de Madrid, 21-X-1995, pág. 63.
  50. Loring SI, Jorge, Para Salvarte: Enciclopedia Católica del siglo XXI, Nº96,1. 53ª Edición. I.S.B.N.: 84-856662-96-2, Depósito legal: M-33714-2000.
  51. Secretariado General de la Conferencia Episcopal Española, Estadísticas de la Iglesia Católica, 1989, Madrid. págs.43-44. También en: Jesús Polo Carrasco, Razones de la Fe, III, 18. 2ª ed., Ediciones Palabra S.A., Madrid, 1995. I.S.B.N.: 84-7118-911-9.
  52. Público.es (13 nov. 2009).
  53. Revista Ecclesia, nº2949. 12-VI-99. 13.
  54. Cáritas Española mejora las condiciones de vida de 6,25 millones de personas (28/10/2010).
  55. Boletín de ZENIT, ZE980618-3.
  56. http://www.zenit.org/article-27075?l=/.
  57. Boletín de ZENIT, ZS00012705.
  58. Boletín de ZENIT, ZS00030810.
  59. a b ACI Prensa 10-2-2010" Hospitales católicos representan 26 por ciento de estructuras de salud del mundo", (consultado el 8-9-2010).
  60. Loring SI, Jorge: Ob. cit. Nº 38,4.
  61. Boletín de ZENIT, ZS10082503 (consultado el 25-8-2010).
  62. Por ejemplo, se considera que la educación sexual ofrecida por el estado argentino (La Nación, 28 de julio de 2010) sobredimensiona el "modelo biológico-higienista, al proponer como eje prioritario la promoción de la salud en general y reproductiva en particular" y que no orienta el ejercicio de la sexualidad hacia el amor. En el caso de México (Zenit, 8 de noviembre de 2009), se demanda al Estado que indebidamente se inmiscuye en la educación sexual de los menores, interfiriendo en la facultad que corresponde a los padres, pues desde la perspectiva eclesiástica se trata de un derecho de patria potestad.
  63. Sobre el "preservativo moral", léase la declaración de la Conferencia Episcopal Española ""La Iglesia y el SIDA: la solución y el problema" (consultado el 1-9-2010). Sobre la crítica de la iglesia a la promoción del sexo seguro, crf. Alfonso López Trujillo (2003) "Los valores de la familia contra el sexo seguro", en el VI Encuentro Mundial de Familias, Ciudad de México.
  64. Fundación papal Juan Pablo II para el Sahel.
  65. Manos Unidas en Haití.
  66. «Banco del Vaticano investigado por la justicia italiana». Consultado el 17 de junio de 2010.
  67. «Sitio web oficial para las demandas en Estados Unidos contra el Banco del Vaticano en su presunta implicación en el llamado "Oro Nazi"».
  68. La Iglesia recaudó 11 millones de euros más en la última declaración de la renta Diario 20 minutos, 17-2-2010 (consultado el 06/09/10).
  69. "La Conferencia Episcopal no es un Gobierno, el presidente es uno más"
  70. Modelo de financiamiento de la Iglesia Católica genera admiración en EE.UU. Diario El mercurio 24-12-2009 (consultado el 06/09/10).
  71. Comella, Beatriz (s/f), "El Tribunal del Santo Oficio o Inquisición", en Catholic.net.
  72. Goldhagen, Daniel Jonah (2002). La Iglesia Católica y el Holocausto: una deuda pendiente. Editorial Taurus. ISBN 9788430604913.

Bibliografía adicional

Enlaces externos


Wikiquote alberga frases célebres de o sobre Iglesia católica.

Teología cristiana

La Teología cristiana puede ser definida como las verdades fundamentales de la Biblia y de otras fuentes reconocidas como divinamente inspiradas presentadas de forma sistemática; o incluso, la filosofía que trata de nuestro conocimiento de Dios y del relacionamiento del Dios Altísimo como el hombre, comprendiendo así todo lo se relaciona con Dios, la Biblia y los propósitos divinos.
Se encuentra expresada, básicamente, en cuatro grandes secciones: teología sistemática, teología bíblica/teología exegética, teología práctica y teología histórica. Los teólogos cristianos usan la exégesis bíblica, el análisis racional y los argumentos para comprender, explicar, probar, criticar y defender el cristianismo.
La teología también puede ser utilizada para certificar la veracidad del cristianismo, hacer comparaciones entre ella y otras tradiciones o religiones, defender de críticos, corroborar cualquier reforma cristiana, propagar el cristianismo, o una variedad de otras razones. La teología cristiana fue de gran influencia en Europa occidental, especialmente en la Europa pre-moderna.

Perspectiva católica

La Iglesia Católica defiende el uso de la teología como una ciencia o estudio racional, pero siempre basada en la obediencia a la fe, que estudia sistemáticamente y con método la Revelación divina en su totalidad, que está compilada en la llamada Tradición. La Tradición tiene una parte oral y una parte escrita que está centrada en la Biblia. Las conclusiones de la Teología hacen evolucionar la comprensión y definición de la doctrina católica.
Los métodos usados, los tópicos estudiados y sus disciplinas son semejantes a las otras teologías de las principales confesiones cristianas, algo que tiene mucho que ver con su base común. Pero su interpretación de las verdades reveladas y posterior definición de las doctrinas presentan diferencias en relación a sus congéneres cristianas, especialmente en la cuestión de la veneración de los santos y de la Virgen María, de la justificación, de la infalibilidad y primacía del Papa, de la noción de verdadera Iglesia de Cristo, de la composición de los cánones de la Biblia y de la validez de la Tradición oral.

Divisiones de la teología cristiana

Síntesis

Muchas veces, las variadas disciplinas teológicas y sus respectivas sub-disciplinas se asocian y engloban unas a las otras, interrelacionándose, poniendo frecuentemente un tema o hasta un locus (área específica de estudio y reflexión) ser tratado en conjunto, sobre aspectos diferentes, por varias disciplinas (y sub-disciplinas). Por esta razón, existe entre ellas una gran permeabilidad, intercambio e interdisciplinaridad.
De un modo resumido y general, el relacionamiento entre las disciplinas teológicas se de de la siguiente manera:

Lista de las disciplinas y loci

De un modo más concreto, la Teología cristiana puede ser dividida en: Nota 1
Además de estas disciplinas y sub-disciplinas, que pueden ser clasificados y ordenadas de manera diferente en relación a la lista supra-mencionada, existen muchas otras dentro de la tan diversa teología.

Algunos temas tratados

Movimientos controversiales

Pos-reforma

Véase también

Notas aclaratorias

  1. Las disciplinas y loci que no tienen explicación en esta sección, porque ya están explicados en la anterior sección Síntesis
  2. La Teología dogmática estudia sistemáticamente el conjunto de los dogma y de las verdades fundamentales reveladas por Dios, a las cuales se debe en primero lugar o asentimiento de la fe.
  3. La Teología moral se ocupa del estudio sistemático de los principios ético-morales subyacentes a las verdades reveladas por Dios, bien como a su aplicación posterior en la vida cotidiana del cristiana y de la Iglesia. Muchas veces, la teología moral está también íntimamente asociada a la teología práctica.
  4. A veces, la Eclesiología está también asociada a la teología práctica.
  5. La teología litúrgica se relaciona a veces a la teología pastoral.
  6. a Teología de Derecho Canónico está más relacionada con la Iglesia Católica, que es una de las Iglesias cristiana más jerarquizadas
  7. La Teología espiritual está a veces asociada a la teología especulativa y hasta a la teología sistemática.
  8. A apologética se asocia a veces a la teología sistemática.

Enlaces externos


Doctrina de la Iglesia católica

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Iglesia católica
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Basílica de San Pedro, en el Vaticano
La doctrina de la Iglesia Católica, o simplemente la doctrina católica, es el conjunto de todas las "verdades de fe" profesadas por la Iglesia Católica. Según el Catecismo de San Pío X, la doctrina católica fue enseñada por Jesucristo para mostrar a los hombres el camino de la salvación y de la vida eterna. Sus partes más importantes y necesarias son cuatro: el Credo, el Padre nuestro, los Diez Mandamientos y los siete sacramentos.1 2
Esta Iglesia cristiana cree que su doctrina fue siendo gradualmente revelada por Dios a través de los tiempos, llegando a su plenitud y perfección en Jesús, Cristo,3 que es considerado por los católicos como el Hijo de Dios, el Mesías y el Salvador del mundo y de la humanidad.4 5 Pero, la definición y comprensión de esa doctrina es progresiva, necesitando por eso del constante estudio y reflexión de la Teología, pero siempre fiel a la revelación divina y orientada por la Iglesia.6
Para los católicos, su fe consiste en su libre entrega y amor a Dios, dándole "la sumisión plena de su intelecto y de su voluntad y dando consentimiento voluntario a la revelación hecha por Él".7 Esa revelación es transmitida por la Iglesia sobre la forma de Tradición.8 La fe en Dios "opera por la caridad" (Gal 5,6), por eso la vida de santificación de un católico lo obliga, además de participar en los sacramentos, a obedecer la voluntad divina,9 que debe efectuarse a través de, por ejemplo, la práctica de las enseñanzas reveladas (que se resumen en los mandamientos de amor enseñados por Jesús), de las buenas obras y también de las reglas de vida propuestas por la Iglesia fundada y encabezada por Jesús.2 10 11 12 Esa entrega a Dios tiene por finalidad y esperanza últimas su propia salvación13 14 y la implementación del Reino de Dios. En ese reino eterno, el mal será inexistente y los hombres salvos y justos, después de la resurrección de los muertos y el fin del mundo, pasarán a vivir eternamente en Dios, con Dios y junto a Dios.15
Las principales verdades de la fe de la Iglesia Católica se encuentran expresadas y resumidas en el Credo Niceno-Constantinopolitano y en variadísimos documentos de la Iglesia, como por ejemplo en el Catecismo de la Iglesia Católica (CIC) y en el Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica (CCIC).16 17

Revelación divina y tradición


Dios se revela a Abraham, el mayor patriarca del Antiguo Testamento y el "padre de los creyentes".18
Según la fe católica, Dios se reveló al hombre, a través de palabras y acontecimientos, para que el hombre pueda conocer su designio de benevolencia. Ese designio "consiste en hacer participar, por la gracia del Espíritu Santo, a todos los hombres en la vida divina, como sus hijos adoptivos en su único hijo", que es Jesucristo.19 Esa infalible Revelación divina, manifestada a lo largo de los siglos que corresponden al Antiguo Testamento, es plenamente realizada y completada en Jesucristo.3 A partir de la resurrección de Cristo, no será revelado más nada a los hombres hasta la Parusía.6 Pero, "a pesar de que la Revelación ya está completa, todavía no está plenamente explicitada. Y está reservado a la fe cristiana aprender gradualmente todo su alcance, y el transcurso de los siglos."20
A partir de ahí, con la asistencia sobrenatural del Espíritu Santo, la Revelación inmutable (o el depósito de fe) es transmitida ininterrumpidamente e íntegramente por la Iglesia a través de una doble Tradición (que en latín significa entrega el acto de confiar) indisociable,21 que puede ser oral o escrita (2 Tesalonicenses 2,15; 2 Timoteo 1,13-14; 2,2):
  • la Tradición oral, o simplemente la Tradición, que conserva las enseñanzas de Cristo a los Apóstoles. A su vez, ellos transmiten integralmente estas enseñanzas a sus sucesores (los obispos unidos con el Papa), para que ellos puedan conservar y difundirlos;21 22
  • la Tradición escrita, o la Biblia, es el producto del registro escrito de la Tradición oral por los cuatro evangelistas y otros escritores sagrados, siempre inspirados por el Espíritu Santo. Para los católicos, la Biblia está constituida por 73 libros, organizados en el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento.21
Ambas están intercomunicadas, visto que "Jesús ha hecho en presencia de los discípulos muchas otras señales, que no están escritas en este libro",23 a saber, el Evangelio de San Juan. Además de la Revelación inmutable, existen también las apariciones privadas (ej.: las apariciones marianas), que no pertenecen a la Revelación ni pueden contradecirlas. Por eso, los católicos no están obligados a creer en ellas, aunque algunas de ellas fueran reconocidas como auténticas por la Iglesia (ej.: apariciones de Fátima). Su papel es solamente ayudar a los fieles a vivir mejor la Revelación divina, en una determinada época de la historia.24

Magisterio de la Iglesia y desarrollo de la doctrina


El Cardenal Newman (siglo XIX) reflexionó mucho sobre el desarrollo de la doctrina.25
La Tradición, sea ella oral o escrita, es interpretada y profundizada progresivamente por el Magisterio de la Iglesia Católica, que debe ser obedecida y seguida por los católicos. Esto porque el Magisterio es la función de guardar, interpretar, trasmitir y enseñar la Tradición, que es propia de la autoridad de la Iglesia, pero más concretamente del Papa y de los obispos unidos al Papa.26 Fue en base a su interpretación que la Iglesia escogió los libros pertenecientes al canon bíblico. Ella cree que sus verdades de fe no están solamente contenidas en la Biblia, queriendo eso decir que las Tradiciones orales y escritas "deben ser recibidas y veneradas con igual espíritu de piedad y reverencia".27 21
La Iglesia Católica cree que, "a pesar de que la Revelación ya está completa, todavía no está plenamente explicitada. Y está reservado a la fe cristiana aprender gradualmente todo su alcance, en el transcurso de los siglos."20 Por eso, la Iglesia admite el desarrollo progresivo de su doctrina, bien como las costumbres y la expresión de la fe de sus fieles, a lo largo de los siglos. Ese desarrollo doctrinal, que según cree es orientado por la gracia del Espíritu Santo, es resultado de l00a interpretación gradual de la Revelación divina (o "crecimiento y la inteligencia de la fe"), que no puede ser confundida con a materia de la propia Revelación, que es inalterable. En otras palabras, el Magisterio de la Iglesia, al meditar y estudiar la Revelación inmutable, se daría cuenta de manera gradual de ciertas realidades que antes no tenía comprendida explícita y totalmente.6 25 28
El proceso de desarrollo de la doctrina, que tiene que ser siempre continuo y fiel a la Tradición, implica la definición gradual de dogmas, que, una vez proclamados solemnemente, son inmutables y eternos.6 Pero, eso "no quiere decir que tales verdades solo tardíamente han sido reveladas, sino que se vuelven más claras y útiles para la Iglesia en su progresión en la fe."29

Dogmas, verdades de fe e hipótesis

Existe una jerarquía que divide y clasifica las varias verdades de fe profesadas por la Iglesia Católica, ya que su relación con el "fundamento de la fe cristiana" es diferente.30
De ese modo, existen los dogmas, que son las verdades infalibles e inmutables que constituyen a base de la doctrina católica.6 31 Los dogmas son definidos y proclamados solemnemente por el Supremo Magisterio (Papa o Concilio Ecuménico con el Papa32 ) siendo verdades definitivas, porque ellas están contenidas en la Revelación divina o tienen con ella una conexión necesaria.33 Una vez proclamado solemnemente, ningún dogma puede ser alterado o negado, a no ser por el Papa o por decisión conciliar.6 Por eso, el católico está obligado a adherir, aceptar y creer en los dogmas de una manera irrevocable.33
Además de los dogmas, existen todavía muchas definiciones doctrinarias que, no estando expresamente definidas en la Biblia o en la Tradición oral, plantean todavía dudas y no se encuentran todavía completamente desarrolladas.6 Esas definiciones, que después se pueden volver dogmas,6 son divididas en:
  • verdades de fe, que son objeto de creencia por todos los católicos, aunque todavía no sean dogmas y que pueden sufrir algún desarrollo doctrinal posterior;6
  • verdades próximas a la fe, que faltan poco para volverse verdades de fe;6
  • hipótesis, que pueden ser creídas por los católicos y que permanecen solamente como temas de reflexión por parte de teólogos debidamente acreditadas por la Santa Sede.6

Ortodoxia, heterodoxia y herejía


El fundador del Protestantismo.
Además de la doctrina oficial o ortodoxa propuesta por el Magisterio de la Iglesia Católica ordinariamente a través del munus docendi (deber de enseñar) del obispo en comunión con el Papa y extraordinariamente a través de los Concilios Ecuménicos y definiciones pontificias solemnes, aparecieron varias otras versiones teológicas heterodoxas. Esos desvíos de la enseñanza normativa de la Iglesia pueden ser tolerados, combatidos a través de la catequesis y discusiones o condenados solemnemente por la Iglesia.34 35 Un de los ejemplos más paradigmáticos de versión teológica heterodoxa es la teología de la liberación, de fuerte inspiración marxista, que fue corregida por la Instrucción Libertatis Nuntius.36
Las herejías son doctrinas heterodoxas desarrolladas por bautizados cristianos que niegan y dudan explícitamente un dogma o verdad fundamental católica. Cualquier hereje, excepto los nacidos y bautizados en comunidades no católicas o aquellos que cayeron en herejía o cisma antes de los 16 años, es condenado con la excomunión latae sententiae y con otras penas canónicas, como a demisión del estado clerical, en caso de que el hereje sea un clérigo. Algunas de las principales herejías condenadas por la Iglesia fueron el gnosticismo (siglo II), el maniqueísmo (siglo III), el arrianismo (siglo IV), el pelagianismo (siglo V), iconoclastia (siglo VIII), catarismo (siglo XII-XIII), protestantismo (siglo XVI), anglicanismo (siglo XVI), jansenismo (siglo XVII) y modernismo (siglo XIX). Hoy, la Iglesia considera el relativismo moral y doctrinal como la gran herejía actual.35

Supresión de la herejía: la Inquisición

La Inquisición se refiere a varias instituciones creadas para combatir y suprimir la herejía en el seno de la Iglesia Católica. La Inquisición medieval fue jurídicamente instituida en 1231. La instalación de esos tribunales eclesiásticos era común en Europa a pedido de los poderes regios, especialmente en España (1478) y en Portugal (1531/1536), donde ambas dependieron mucho del poder civil.37 38 39
El condenado era muchas veces responsabilizado por una "crisis de fe", pestes, terremotos y miseria social, siendo entregado a las autoridades del Estado para que fuese punido. Las penas variaban desde el ayuno, multas, pequeñas penitencias, prisión, confiscación de bienes, pérdida de libertad y tortura hasta la pena de muerte aplicada por el poder civil, cuya modalidad más famosa es la hoguera.40 38 41 A pesar de eso, activistas y estudiosos católicos argumentan que la Inquisición papal fue instituida principalmente para impedir y evitar las supersticiones judiciales (ex: ordalía) y los abusos de población o de gobernantes seculares,42 como Federico II, que ejecutaba herejes por cuestiones políticas.43 42
En los siglos XV y XVI, influenciados por la Reforma protestante, la Inquisición fue reorganizada: en 1542, el Papa Pablo III instituyó la Sagrada Congregación de la Inquisición Universal.44 En el siglo XIX, los tribunales de la Inquisición fueron suprimidos por los Estados europeos, pero todavía mantenidos por el Estado Pontificio. En 1908, sobre el Papa Pío X, la institución fue renombrada Sacra Congregación del Santo Oficio. En 1965, con motivo del Concilio Vaticano II, durante el pontificado de Pablo VI, asumió su nombre actual de Congregación para la Doctrina de la Fe.44 45
Aunque señalar que sería un anacronismo interpretar la Inquisición fuera del contexto social, cultural y religioso que la vio nacer,46 la Iglesia Católica reconoció recientemente que la Inquisición "es inconcebible para la actual mentalidad y cometió, más allá de la crudeza de sus propias costumbres de entonces, verdaderos abusos e injusticias (como la condenación de los Templarios, de Santa Juana de Arco" entre otros).37 Actualmente, la Iglesia, comprendiendo mejor la libertad de pensamiento, prefiere utilizar el diálogo y el ecumenismo para combatir las herejías y otros desvíos de la doctrina.35

Historia

Las alteraciones y adiciones verificados en la doctrina católica en el transcurso del tiempo son llamados por la Iglesia Católica desarrollo de la doctrina y justificados por el hecho de que, "a pesar de que la Revelación ya está completa, todavía no está plenamente explicitada" y, por eso, a lo largo de los tiempos, la doctrina católica fue siendo enriquecida por nuevas clarificaciones, nuevas definiciones de dogmas y nuevos pronunciamientos papales o conciliares.20

Los siete primeros concilios

El Primer Concilio de Nicea (325) formuló el Credo Niceno original, que reconocía las tres Personas de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y enseñaba que Jesús, Hijo de Dios, era consubstancial al Dios Padre. Al definir la divinidad de Jesús, ese concilio condenó el arrianismo.47 48 49 De hecho, uno de los dogmas centrales del catolicismo, la Santísima Trinidad, ya era ampliamente discutido, reflexionado y aceptado por muchos cristianos antes del Concilio de Nicea: ya en 180 d.C., la palabra Trinidad era usada por Teófilo de Antioquia. Pero, antes de eso, esta doctrina peculiar ya aparecía con gran frecuencia en el ámbito de la praxis bautismal (véase "Didaché" 7, 1; y Justino, "Apología" 1, 61, 13) y eucarística (véase Justino, "Apología" 1, 65-67; y Hipólito, "Tradición Apostólica" 4-13). La fórmula trinitaria (Padre, Hijo y Espíritu Santo) ya aparecía también en varias cartas y escritos cristianos (véase Ignacio de Antioquia, "Carta a los Efesios", 9, 1; 18, 2; y en la "Primera Carta de Clemente Romano" 42; 46, 650 ). En el siglo III, Tertuliano, Orígenes y Gregorio Taumaturgo reflexionaron con gran profundidad sobre este dogma católico.51
El Primer Concilio de Constantinopla (381) definió la divinidad del Espíritu Santo, cuya divinidad es la misma del Padre y del Hijo. El concilio también reformuló el Credo Niceno, que pasó a constar de más informaciones sobre la naturaleza del Espíritu Santo, sobre Jesús y sobre otros dogmas importantes. Ese concilio condenó el macedonianismo, el apolinarismo y, una vez más, el arrianismo.52
En 431, el Concilio de Éfeso proclamó la Virgen María como la Madre de Dios (en griego: Theotokos), en oposición a Nestorio, que defendía que María solo debía ser llamada de Madre de Cristo, porque ella era solo la madre de naturaleza humana de Cristo y no de su naturaleza divina. Nestorio defendía que esas dos naturalezas eran distintas y separadas, algo que el concilio condenó. Además del nestorianismo, el concilio condenó todavía el pelagianismo, que entraba en oposición con la doctrina del pecado original y de la gracia desarrollada por San Agustín, en el siglo V.53 54
San Agustín es considerado uno de los Padres de la Iglesia. Esos teólogos, que vivieron entre el siglo II y el siglo VII, clarificaron y consolidaron los principales conceptos de la fe (ex.: primacía papal, Santísima Trinidad, naturaleza de Cristo, naturaleza de la Iglesia, gracia, canon bíblico, salvación, pecado, etc.), combatieron muchas herejías y, de cierta forma, fueron responsables de la fijación y sistematización de la Tradición apostólica. Por eso, lo pensamiento y la reflexión teológica de los Padres de la Iglesia son todavía hoy una base fundamental de la construcción teológica.55 56
En 451, el Concilio de Calcedonia definió que subsisten en la persona de Jesucristo dos naturalezas (divina y humana) unidas: "Jesús es perfecto en divinidad y perfecto en humanidad, verdadero Dios y verdadero hombre, compuesto de un alma racional y de un cuerpo, consubstancial al Padre según la divinidad, consubstancial a nosotros según la humanidad".57 58 Por eso, el concilio condenó o monofisismo de Eutiques, que defendía que Jesús tenía solo una naturaleza, siendo la naturaleza humana tan unida a la naturaleza divina que fue absorbida por la última. Además, el concilio condenó también la simonía.59
El Tercer Concilio de Constantinopla (680-681) condenó el monotelismo y reafirmó que Cristo, siendo Dios y hombre, tenía las voluntades humana y divina.60 El Segundo Concilio de Nicea (787) definió la validez de la veneración de imágenes santas, condenando así la iconoclastia.61 62

Edad Media


Santo Tomás de Aquino afirmó que la fe y la razón pueden ser conciliadas, "porque provienen ambas de Dios", siendo la razón un medio de entendimiento de la fe.63
El Cuarto Concilio de Letrán (1215) oficializó una antigua tradición en que cada católico tenía que recibir, por lo menos una vez por año, en la Pascua, la confesión y la Eucaristía (ver los cinco mandamientos o preceptos de la Iglesia Católica). Ese concilio defendió también el celibato clerical, la doctrina de la transubstanciación y condenó todavía los albigenses.60 64 65
En el siglo XIII, Santo Tomás de Aquino, doctor de la Iglesia y autor de la Suma Teológica, adaptó la filosofía de Aristóteles al pensamiento cristiano de época. El es considerado el más alto representante de la escolástica, que es un sistema, movimiento y método que procuró reafirmar que la fe supera pero no contradice la razón. Combinando siempre la filosofía y la teología, los debates y reflexiones escolásticos se basaban en la lectura de las Sagradas Escrituras y de los escritos de los Padres de la Iglesia y de varios filósofos.66 67 68
El Concilio de Constanza (1414-1418) condenó las herejías de John Wycliffe y de Jan Hus, que eran dos famosos precursores de la Reforma Protestante.60 El Quinto Concilio de Letrán (1512-1517) definió la inmortalidad del alma.69

Cuestión del celibato

El Primer Concilio de Latrán (1123) y el Segundo Concilio de Letrán (1139) condenaron e invalidaron el concubinato y los casamientos de clérigos, imponiendo así el celibato clerical.70 71 Pero, es preciso señalar que el celibato obligatorio ya fue decretado por el Concilio de Elvira (295-302), pero, como era solo un concilio regional español, sus decisiones no fueron cumplidas por toda la Iglesia.72 El Primer Concilio de Nicea (323) decretó solo que "todos los miembros del clero estaban prohibidos de vivir con cualquier mujer, con excepción de la madre, hermana o tía" (III canon).49 A pesar de eso, en el final del siglo IV, la Iglesia Latina promulgó varias leyes a favor del celibato, que fueron generalmente bien aceptadas en el Occidente, en el pontificado de San León Magno (440-461).72 De hecho, el Concilio de Calcedonia (451) prohibió el casamiento de monjes y vírgenes consagradas (XVI canon).59
Sin embargo, a pesar de eso, hubo varios avances y retrocesos en la aplicación de esa práctica eclesiástica, incluso llegando hasta a haber algunos Papas casados, como por ejemplo el Papa Adriano II (867-872).73 En el siglo XI, varios Papas, especialmente León IX (1049-1054) y Gregorio VII (1073-1085), se esforzaron nuevamente por aplicar con mayor rigor las leyes del celibato, debido a la creciente degradación moral del clero.72 Según fuentes históricas, durante el Concilio de Constanza (1414-1418), 700 prostitutas atendieron sexualmente a los participantes.74 75 76
El celibato clerical volvió a ser defendido por el Cuarto Concilio de Letrán (1215) y por el Concilio de Trento (1545-1563).72 Actualmente, las leyes del celibato se aplican solamente a los sacerdotes de la Iglesia Latina (del Occidente), a diferencia de las Iglesias orientales católicas y los ordinariatos personales para anglicanos, que permiten la ordenación de casados, pero no que los sacerdotes contraigan matrimonio.77 78 79

Del Concilio de Trento hasta ahora


El Concilio de Trento (1545 - 1563) luchó contra la Reforma Protestante,48 que fue, a la par del Cisma de Oriente, una de las mayores divisiones que la Iglesia Católica jamás enfrentó.80 81
En el siglo XVI, debido a la Reforma Protestante, fue convocado el Concilio de Trento (1545-1563) para reformar la disciplina eclesiástica y consolidar las principales verdades de fe católicas. Ese concilio reafirmó, clarificó y definió la presencia real de Cristo en la Eucaristía, la doctrina de los siete sacramentos (siendo cada uno de ellos ampliamente debatido y definido por el concilio), la doctrina de la gracia y del pecado original, la justificación, el valor y la importancia de la misa, el celibato clerical, la jerarquía católica, la Tradición, el canon bíblico (reafirmó como auténtica la Vulgata), la liturgia (la misa tridentina), el culto a los santos, de las reliquias y de las imágenes, las indulgencias y la naturaleza de la Iglesia. El concilio promovió también la publicación del Index librorum prohibitorum. El Concilio de Trento fue el concilio ecuménico que duró más tiempo, emitió el mayor número de decretos dogmáticos y reformas y produjo los resultados más duraderos sobre la fe y la disciplina de la Iglesia.60 82 83
A lo largo de los siglos XVII y XVIII, los jesuitas y los jansenistas se confrontaron con polémicas acerca del papel de la gracia, de la libertad humana y de la participación del hombre en su propia salvación. Por último, los jansenistas fueron condenados por el Magisterio de la Iglesia Católica.84 85 En 1854, el Papa Pío IX proclamó como dogma la Inmaculada Concepción de María.86 El Concilio Vaticano I (1869-1870) proclamó incluso como dogma la Infalibilidad papal.87 En 1891, el Papa León XIII publicó la encíclica Rerum Novarum, marcando así el inicio de la sistematización de la Doctrina Social de la Iglesia.88 A finales del siglo XIX e inicios de siglo XX, apareció la herejía del modernismo, que fue duramente condenada por el Papa San Pío X.89
En 1950, el Papa Pío XII proclamó como dogma la Asunción de María al Cielo, en cuerpo y alma.90 Entre 1962 y 1965, el Concilio Vaticano II, idealizado por el Papa Juan XXIII, impulsó el aggiornamento (actualización) de la Iglesia, tratando por eso de varios temas distintos, tales como la reforma de la liturgia, la constitución y pastoral de la Iglesia (que llegó a ser fundada en la igual dignidad de todos los creyentes), la relación entre la Revelación divina y la Tradición, la defensa de la libertad religiosa, el empeño al ecumenismo y la defensa del apostolado de los laicos. Ese concilio no proclamó ningún dogma, pero sus orientaciones doctrinales y pastorales son de extrema importancia para la acción de la Iglesia en el mundo moderno.91 92 93 En 1968, el Papa Pablo VI publicó la encíclica Humanae Vitae, que trataba de varios asuntos relacionados con el valor de la vida, la procreación y la contracepción.94

La doctrina y el conocimiento científico

El Magisterio de la Iglesia Católica defiende actualmente que buena parte de la Tradición, incluyendo la Biblia y más específicamente el libro de Génesis, debe ser interpretado como alegoría y de acuerdo con las costumbres y con los conocimientos científicos de la época. En ese caso, esas alegorías serían portadoras de verdad teológica, pero que no poseerían necesariamente verdad histórica o científica.95 Luego, las interpretaciones literales son oficialmente abandonadas, aunque todavía permanezcan ciertos sectores más conservadores y fundamentalistas que no lo acepten por completo. Ese modo alegórico de interpretar la Biblia no es algo surgido solamente en los tiempos actuales. Por ejemplo, ya en el siglo V, San Agustín afirmaba que la Biblia debería ser interpretada de modo de armonizarla con los conocimientos científicos disponibles en cada época.96
De hecho, la Iglesia Católica, defendiendo el pensamiento de San Agustín y de Santo Tomás de Aquino, que afirma, "aunque la fe supere la razón, no podrá nunca existir contradicción entre la fe y la ciencia porque ambas tienen origen en Dios."66 Luego, a partir del siglo XX, la Iglesia fue lentamente aceptando varios descubrimientos científicos modernos. Por ejemplo, acabó por aceptar oficialmente las teorías del Big Bang y de la evolución (con la constante intervención divina), defendiendo que son compatibles con la creencia de la creación divina del mundo, desde que esas teorías sean científicamente válidas. Además, no considera el creacionismo y el diseño inteligente como teorías científicas o teológicas.97
La Iglesia Católica y la ciencia continúan sin estar de acuerdo en cuestiones relacionadas, como por ejemplo: en la infalibilidad y en la autenticidad de la Tradición revelada; en la negación de la existencia de Dios y del alma (y de su inmortalidad); en los momentos exactos del principio y del fin de la vida humana; y en las implicaciones éticas de la clonación, de la anticoncepción o fertilización artificial, de la manipulación genética y del uso de células madre embrionarias en la investigación científica.98 99

El caso de Galileo


Galileo Galilei siendo juzgado por la Inquisición.
Tal vez el caso más paradigmático del conflicto entre la ciencia y la Iglesia Católica sea Galileo Galilei, pero historiadores y científicos modernos nota 1 ven el caso como algo más complejo que solo una confrontación entre ciencia y religión.107 108 En 1616, la Inquisición romana declaró el heliocentrismo como "falso y absurdo desde el punto de vista filosófico y formalmente herético", por estar en contradicción con la interpretación literal de ciertos pasajes bíblicos.109 A pesar de que sus pruebas experimentales y teóricas no estaban totalmente concluidas, Galileo nunca abandonó sus ideas y llegó incluso hasta a reinterpretar y usar varios pasajes bíblicos para defender la veracidad del heliocentrismo.104 110 111 En 1633, Galileo acabó siendo juzgado por la Inquisición y sentenciado a prisión domiciliaria. Estuvo prohibido también enseñar que el heliocentrismo era verdadero (solo podía enseñarse como una hipótesis científica).110 111 109 108
Con el tiempo, sin embargo, la Iglesia Católica revió su posición en cuanto al heliocentrismo, acabando por aceptarlo. En 1758, la Iglesia Católica retiró las obras heliocéntricas del Index Librorum Prohibitorum. 112 En 1979, el Papa Juan Pablo II lamentó los sufrimientos de Galileo causados por católicos y organismos eclesiásticos y defendió, una vez más, que las dos verdades, de fe y de ciencia, no pueden nunca contradecirse, concluyendo con la cita de una afirmación del propio Galileo: "procediendo igualmente del verbo divino, la escritura santa y la naturaleza, la primera como dictada por el Espíritu Santo, la segunda como ejecutora fidelísima de las órdenes de Dios." 113 En el año 2000, el Papa Juan Pablo II emitió finalmente un pedido formal de disculpas por todos los errores cometidos por algunos católicos en los últimos 2.000 años de historia de la Iglesia Católica, incluyendo el juzgamiento de Galileo Galilei por la Inquisición.114 115

Dios y la Santísima Trinidad


Miniatura medieval con la representación clásica de la Santísima Trinidad, siendo o hombre más viejo el Padre, el más nuevo (con una cruz) el hijo y la “paloma”, el Espíritu Santo.
La Iglesia Católica, como parte del Cristianismo, cree en el monoteísmo, que es la creencia en la existencia de un único Dios.116 Para los católicos, Dios es el creador de todas las cosas y consigue intervenir en la Historia, siendo algunos de sus atributos divinos más importantes la omnipotencia, la omnipresencia y omnisciencia.117 Además de esos atributos, Dios también es fuertemente referido en el Nuevo Testamento como la propia Verdad y el propio Amor: Dios ama, perdona y quiere salvar a todas las personas y que estas pueden establecer una relación personal y filial con él a través de la oración.118
Pero los católicos creen también en la Santísima Trinidad, esto es, que Dios es un ser uno pero simultáneamente trino, constituido por tres personas indivisibles: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, que establecen entre sí una comunión perfecta de amor. Para la Iglesia, ese dogma central no viola el monoteísmo.119 Esas tres personas eternas, a pesar de poseen la misma naturaleza, "son realmente distintas, por las relaciones que las referencian unas de las otras: el Padre genera el Hijo, el Hijo es generado por el Padre, el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo; pero todos siempre existieron, no existiendo así ninguna jerarquía" entre los tres.120

Dios Padre: creador del mundo


Este fresco retrata la creación de Adán (lado izquierdo) por Dios (lado derecho).
Dios Padre, la primera persona de la Trinidad, es considerado el padre perfecto porque amó y nunca abandonó a los hombres,121 sus hijos adoptivos, queriendo siempre salvarlos y perdonarlos infinitamente, desde que ellos se arrepientan de un modo sincero.122 Él no fue creado ni generado y es considerado "el principio y el fin, principio sin principio" de vida, estando por eso más asociado a la creación del mundo. Pero eso no quiere decir que las otras dos personas de la S.S. Trinidad no participasen también en ese importante acto divino.123 El Credo Niceno-Constantinopolitano hace referencia a Dios Padre:
Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso,
Creador del Cielo y de la Tierra,
De todas las cosas visibles e invisibles.

Creación del mundo y ángeles


Arcángel San Miguel derrotando a Satanás.
El mundo, ordenado y amado por Dios, es bueno y fue creado a partir de la nada, para que Él pueda manifestar y comunicar su bondad, amor, belleza y verdad. La obra de la creación culmina en la obra todavía mayor de la salvación, por eso el fin último de la creación, incluyendo la humanidad, es que Dios, en Cristo, "sea todo en todos" (1 Cor 15,28), en su eterno reino.124
Además de los seres materiales, la creación está constituida también por ángeles,125 que son seres personales puramente espirituales, invisibles, incorpóreos, inmortales e inteligentes. Ellos sirven y obedecen la voluntad de Dios. Según San Basilio Magno, "cada fiel tiene a su lado un ángel como protector y pastor, para conducirlo a la vida", siendo esos protectores llamados ángeles de la Guarda.126
Según la doctrina católica, el Génesis, al narrar que el mundo fue creado en seis días por Dios, por encima de todo quiere revelar a la humanidad el valor de los seres humanos creados y su finalidad es de la alabanza y servicio a Dios, prestando especial atención al valor del hombre,127 que es el vértice de la creación visible.128 Luego, la Iglesia Católica, corroborando con la idea de San Agustín, admite la posibilidad de el mundo no haya sido creado literalmente en solo seis días.96

Demonios y mal


Satanás, el mayor símbolo del mal y de la eterna perdición.
En el principio del mundo, ocurrió la caída de los ángeles, que fue una rebelión de un grupo de ángeles, liderado por Satanás (o Lucifer). Ellos, siendo creados buenos por Dios, se transformaron en demonios, porque negaron libremente a Dios y el su reino, originando así el Infierno. Ellos, el símbolo del mal, buscan asociar el hombre a su rebelión, pero los católicos creen que Dios afirmó en Cristo su victoria absoluta sobre el Mal, que se va a realizar plenamente en el fin de los tiempos, cuando el mal acabe por desaparecer.129
La Iglesia enseña que el mal "es una cierta falta, limitación o distorsión del bien"130 y es todavía la causa del sufrimiento humano, que está íntimamente relacionado con la libertad humana.131 Los católicos profesan que la existencia del mal es un gran misterio, pero ellos tienen la certeza de que Dios, siendo bueno y omnipotente, no puede nunca ser la causa y origen del mal. Ellos tienen fe de que Dios "no permitiría el mal con el mismo mal no establecería el bien." El ejemplo más destacado de eso será la muerte y resurrección de Jesús, que, siendo el mayor mal moral, trajo la salvación para la humanidad.132

Hombre, su caída y el Pecado original


Adán y Eva, la primera pareja humana de la Tierra.
El hombre fue el único creado a la imagen y semejanza de Dios128 y, por eso, no es un objeto, pero si una persona con dignidad humana y "capaz de conocerse a sí mismo, de darse libremente y de entrar en comunión con Dios y con las otras personas", siendo por eso llamado a la santidad y a la felicidad.133 Según el Génesis, que puede ser interpretado como una alegoría, todo el género humano es descendente de “Adán y Eva”. Ambos poseen una igual dignidad y, al mismo tiempo, viven en una "complementariedad recíproca en cuanto a lo masculino y femenino". Luego, son llamados a formar un matrimonio indisoluble de "una sola carne" (Gn 2, 24), para transmitir la vida humana y para administrar la Tierra, de ahí la gran responsabilidad del hombre en el plano de Dios.134
En la perspectiva católica, el hombre posee un cuerpo mortal pero un alma inmortal, que es creada directamente por Dios. Por eso, después de la muerte, el alma volverá a unirse al cuerpo, pero solamente en el momento de la resurrección final.135 Según el proyecto inicial de Dios, los hombres no sufren ni mueren.136 Pero, “Adán y Eva”, como eran libres y por eso sucumbieron a la tentación del Diablo, comieron del fruto prohibido, desobedeciendo así a Dios y queriendo tornarse "como Dios, sin Dios y no según Dios" (Gn 3, 5). Así, ellos perdieran su santidad original y cometieron su primer pecado, dando origen al pecado original (véase la sub sección Pecado).137
Además de eso, ellos propagaron ese pecado a todos los hombres, que son sus descendentes, haciendo que todos pasaran a morir, a cometer muchos pecados, a sufrir y a ser ignorantes.138 Pero, los católicos creen que Dios no abandonó al hombre al poder de la muerte y, por eso, preanunció misteriosamente que el mal sería vencido. Esto constituyó el primer anuncio de la venida de Jesús, que, entre otras cosas, instituyó el bautismo para la remisión (pero no la eliminación) del pecado original y de otros pecados.139

Dios Hijo: Jesucristo, el Salvador


Jesús es muchas veces caracterizado como el Buen Pastor, que cuida de sus ovejas hasta al punto de dar su vida por ellas.140
Jesucristo es la figura central del Cristianismo, porque, por voluntad de Dios Padre,141 él se encarnó (vino a la Tierra) para anunciar la salvación y las bienaventuranza a la humanidad entera, "o sea: para reconciliar a nosotros pecadores con Dios; para hacernos saber su amor infinito; para ser nuestro modelo de santidad; para tornarnos participantes de la naturaleza divina (2 Ped 1, 4);"142 y para anunciar el Reino de Dios.143 San Atanasio, un famoso Padre y Doctor de la Iglesia, afirmó que Jesús, "el Hijo de Dios, se hizo hombre para hacernos Dios", o sea, para tornarnos santos como Dios.144
Jesús (del hebreo, Yeshúa), que significa "Dios salva",145 es el Mesías o el Cristo. Más específicamente, el es consagrado por Dios Padre y ungido por el Espíritu Santo para su misión salvadora: el, "descendió del cielo" (Jn 3,13), fue crucificado y después resucitado, y es el siervo sufridor que "da su vida en rescate por la multitud" (Mt 20,28).5 El Credo Niceno-Constantinopolitano hizo referencia a Jesucristo:
Creo en un solo Señor, Jesucristo,
hijo único de Dios,
nacido del Padre antes de todos los siglos:
Dios de Dios, luz de la luz,
Dios verdadero de Dios verdadero;
engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre.
Por quién todo fue hecho.
Que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación
bajó del Cielo.
Y por obra del Espíritu Santo,
encarnó en María, la Virgen
y se hizo hombre.
y por nuestra causa fue crucificado
en tiempos de Poncio Pilatos;
padeció
y fue sepultado.
Resucitó al tercer día;
según las Escrituras;
y subió al cielo;
donde está sentado a la derecha del Padre.
y de nuevo vendrá en su gloria para
juzgar a vivos y muertos;
y su reino no tendrá fin.

Jesús, recién nacido en un establo, es adorado por los pastores, que eran personas pobres y humildes.

Naturaleza de Jesús y su nacimiento

La cristología católica enseña que Jesucristo, Nuestro Señor,146 es la encarnación del Verbo divino,147 verdadero Dios y verdadero hombre, Salvador y Buen Pastor de la Humanidad.4 El es también el "Hijo Unigénito de Dios" (1 Jn 2, 23), la segunda persona de la Santísima Trinidad, porque, en el momento del Bautismo y de la Transfiguración, la voz del Padre designó a Jesús como su Hijo predilecto. De hecho, Jesús se presenta a sí mismo como el Hijo que "conoce al Padre" (Mt 11,27).148 Por eso, él es el único y verdadero Sumo Sacerdote149 y mediador entre los hombres y Dios Padre,150 llegando a afirmar que "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie viene al Padre sino es por mi" (Jn 14, 6).151
Jesús, siendo Dios, se rebajó de su condición divina para ser un hombre, habiendo aprendido, al igual que las otras personas, muchas cosas a través de la experiencia y de su inteligencia humana, a pesar de conocer íntima y plenamente los designios eternos de Dios y luego a su infinita sabiduría.152 Según la mariología católica, Jesús fue concebido virginalmente en el seno de María por el poder del Espíritu Santo.153 Él nació en Belén, en Palestina, en el tiempo de Herodes, el Grande y del emperador romano Octavio César Augusto.154
Jesús procede de Dios Padre y es eternamente consubstancial a él. No fue creado por el Padre, pero generado porque se encarnó, asumiendo así su naturaleza humana.155 Jesús es considerado el hijo perfecto porque subordinó su voluntad humana a la voluntad divina del Padre, que consiste en la salvación de toda la humanidad.156 Por eso, le es atribuida la salvación del mundo.145

Ministerio y enseñanzas



La crucifixión y muerte de Jesús fue parte de la voluntad de Dios Padre de salvar los hombres, a través del supremo sacrificio redentor de Jesús.158 159
Durante su ministerio, se dice que Jesús hizo varios milagros, como caminar sobre las aguas, transformar el agua en vino, varias curaciones, exorcismos y resurrecciones de muertos (como Lázaro).160 El estuvo en varios lugares de Israel, particularmente en Galilea, Samaria, Judea y sobretodo en Jerusalén, poco antes de su crucifixión.161
En sus muchos sermones, Jesús enseño, entre otras cosas, el Padre nuestro,162 las bienaventuranzas163 e insistió siempre que el Reino de Dios estaba próximo164 y en que Dios estaba preparando la Tierra para un nuevo estado de cosas. Anunció también que quien quisiese ser parte del Reino de Dios tendría que nacer de nuevo, de arrepentirse de sus pecados, de convertirse y purificar. Jesús enseñaba también que el amor, el poder y la gracia de Dios eran muy superiores al pecado y a todas las fuerzas del mal, insistiendo por eso en que el arrepentimiento sincero de los pecados y la fe en Dios pueden salvar a los hombres.165
El también mando a sus discípulos a "amar a Dios con todo su corazón, toda su alma y todo su espíritu" (Mateo 22:37) y "amar a su prójimo como a sí mismo" (Mateo 22:39). Para Jesús, esos dos mandamientos constituyen el resumen de "toda la Ley y los Profetas" del Antiguo Testamento (Mateo 22:40).166 incluso dio a los hombres un nuevo y radical mandamiento de Amor: "amaos unos a los otros, como Yo los amo" (Juan 15:10).
Jesús alertó a sus discípulos que "solo quien acepta mis mandamientos y les obedece, ese es quien me ama. Y quien me ama será amado por mi Padre. Yo le amaré y me manifestaré a él. […] Nosotros vendremos a él haremos nuestra morada" (Juan 14:21-23). Sobre ese aspecto, la Iglesia cree también que quien ama a Dios permanecerá en el amor. Y "quien permanece en el amor permanecerá en Dios y Dios en él", porque "Dios es amor" (1Juan 4:16).

Jesús y el Antiguo Testamento

Durante el Antiguo Testamento, Dios, a través de profetas, ya anunciaba la venida del Mesías, para que la humanidad, y especialmente el pueblo escogido de Israel (o pueblo judaico), pudiese reconocerlo cuando el viniese. La Iglesia enseña que Jesús, siendo el Mesías, cumplió todas las profecías del Antiguo Testamento acerca de esa venida salvadora, incluyendo las del profeta Isaías.167 168 169
Luego, Jesús no vino para superar, sustituir o abolir las enseñanzas del Antiguo Testamento, "pero si para llevarlos a la perfección" (Mt 5,17). Eso quiere decir que el dio el sentido último y pleno a las verdades reveladas por Dios a lo largo del Antiguo Testamento.3 Eso significa también que Jesús, que llevó simultáneamente continuidad e innovación, renovó también la alianza entre Dios y los hombres, instaurando así el Nuevo Testamento (o la Nueva Alianza).170

Misterio pascual y salvación


La resurrección de Cristo simboliza la victoria de Dios sobre el pecado, el mal y la muerte.171 172
Para los católicos, Jesús amó tanto al hombre que se entregó incondicional y totalmente para ellos, llegando al punto de sacrificar voluntariamente su propia vida en la cruz para librarlo del pecado158 y abrirles en la plenitud el camino de la salvación y de la santidad (temas tratados en la sección Salvación y Santidad).159 Fue también Jesús que, al cumplir la voluntad de Dios Padre,141 derrotó el pecado y el mal,146 a través de su muerte redentora en la cruz. Y, para derrotar la propia muerte, el resucitó al tercer día,172 después de su crucifixión en Jerusalén.154 Ese hecho da a los católicos esperanza de que Jesús ya garantizó a los hombres "la gracia de la adoración filial que es la participación real en su vida divina" y también esperanza de que, en el día del Juicio Final, todos los hombres serán resucitados por Dios.171

Pentecostés, donde el Espíritu Santo descendió sobre los doce apóstoles y la Virgen María.173
Después de su resurrección, Jesús continuó en la Tierra durante cuarenta días, junto de los apóstoles, aún transmitiéndoles enseñanzas y confirmando que en general ellos y la Iglesia recibieron al Espíritu Santo, algo que aconteció en el Pentecostés. Después de ese período de cuarenta días, Jesús fue elevado al cielo,174 pero continúa actualmente "permanececiendo misteriosamente sobre la Tierra, donde su Reino ya está presente como germen e inicio en la Iglesia" fundada y encabezada por él.175 El está también presente en el sacramento de la Eucaristía.176 En el día del Juicio Final, que coincide con la realización final de su nuevo Reino, Jesús volverá en gloria, pero la fecha precisa de este acontecimiento nadie la sabe.175

Dios Espíritu Santo: el guardián de la Iglesia

El Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo y, a pesar de ser invisible, personaliza el amor íntimo e infinito de Dios sobre los hombres. Se manifestó primeramente en bautismo de Jesús y plenamente revelado en el día de Pentecostés, cincuenta días después de la resurrección de Cristo.173 El fue comunicado y enviado a los corazones de los fieles, por medio de los sacramentos, para que ellos recibieran la vida nueva de hijos de Dios177 y estarían íntimamente unidos con Jesús en un solo Cuerpo Místico. El Espíritu Santo, que es el maestro de la oración,178 fue enviado por Jesús para guiar, edificar, animar y santificar la Iglesia y para que ella siempre testifique e intérprete bien la Revelación divina.179
En relación a la Virgen María, el Espíritu Santo la llenó de gracia y concibió Jesucristo en el seno de esa mujer virgen, por eso el Espíritu hizo de ella la Madre de Cristo y, como Cristo es el proprio Dios encarnado, también la Madre de Dios.180 El inspiró también a los profetas del Antiguo Testamento para hablar en nombre de Dios, siendo esas profecías plenamente realizadas en Cristo, que reveló la existencia del Espíritu Santo, la persona divina que lo ungió y lo consagró Mesías.181 Resumiendo, se le atribuyó al Espíritu Santo, la tercera persona de la Trinidad, la santificación de la Iglesia y del mundo con la gracia divina y sus dones. El Credo Niceno-Constantinopolitano hizo referencia al Espíritu Santo:
Creo en el Espíritu Santo;
Señor y dador de vida,
y procede del Padre y del Hijo;
y con el Padre y el Hijo recibe
una misma adoración y gloria:
y que habló por los Profetas.

Oración

La oración, o simplemente el acto de hablar con Dios, es una gracia de Dios que permite el establecimiento de una relación personal, amorosa y filial de los hombres con Dios, que van al encuentro de los hombres y habita en sus corazones.182 En la oración, el creyente eleva el alma a Dios para alabarlo y/o pedirle a Dios bienes conformes a su voluntad.183 La Iglesia Católica cree que "la fe y la oración son fuerzas que pueden influir en la historia" y que pueden cambiar así el destino de la humanidad.184
Unos de los prerrequisitos de la oración es creer en un Dios personal y en la posibilidad de contactar directamente con él, siendo por eso la expresión más espontánea de nuestra búsqueda incesante de Dios, que simultáneamente nos atrae y nos llama.183 185 Luego, la oración es "el encuentro de la sede de Dios con nosotros. Dios tiene sed de que nosotros tengamos sed de El."186

Oración en el Antiguo y Nuevo Testamentos


Jesús rezando en el Monte de los Olivos, pidiendo ayuda y fuerza a Dios Padre, incluso antes de ser traicionado por Judas Iscariote.
En el Antiguo Testamento, la oración ya estaba presente, como por ejemplo, en los varios episodios importantes de personajes bíblicos (especialmente Abrahán, Moisés, David, Isaías, etc.) y del propio pueblo de Dios, siendo los Salmos un ejemplo de su expresión. Ya en el Nuevo Testamento, Jesús, a pesar de estar en íntima comunión con Dios Padre, es considerado el perfecto modelo y maestro de oración, rezando mucho al Padre, principalmente en los momentos más importantes de su vida, desde su bautismo en Jordán a la muerte en el Calvario.183
Jesús de Nazaret, además de enseñar el Padre nuestro, enseño también a sus discípulos a rezar con devoción y persistencia,183 transmitiéndoles las disposiciones necesarias para una verdadera oración.187 Jesús les garantizó también que serían oídos siempre que recen bien,183 porque la oración humana "está unida a la de Jesús mediante la fe. En ella, al oración cristiana se vuelve comunión de amor con el Padre". De hecho, es el propio Jesús que manda rezar: "[...] Pedid, y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido." (Jn 16,24).188

Oración en la vida de la Iglesia

El Espíritu Santo es el "maestro interior de la oración cristiana", porque hace a la Iglesia rezar mucho y a entrar en contemplación y unión con el insondable misterio de Cristo.189 Por eso, la oración es indispensable al progreso espiritual de la Iglesia y de cada católico.190 Luego, poco a poco, la liturgia se fue desarrollando y se tornó en la oración oficial de la Iglesia, con especial énfasis en la Liturgia de las Horas y la misa. A su vez, la liturgia se centra en la Eucaristía, que es un sacramento que expresa todas las formas de oración191 Además de la liturgia, se desarrolló también la piedad popular, practicada en comunidad o individualmente.183
A pesar de toda la oración tiene como destino final la Santísima Trinidad, eso no impide a los creyentes prestar devoción y de rezar la Nuestra Señora, a los ángeles y a los santos como Intercesores junto de Dios.183 Por otra parte, la Iglesia le gusta orar a la Virgen María , porque ella es considerada a orante perfecta y la mejor indicadora del camino para su hijo Jesús, o único mediador entre los hombres y Dios. Oraciones como el Ave María y el Rosario son ejemplos de eso.192
La oración, que presupone siempre una respuesta decidida por parte de quien reza, es también considerada un combate contra sí mismo, contra el ambiente y contra Satanás.190 El intenta a toda costa retirar el creyente de la oración, a través de la distracción, de la pereza, de las dificultades y de los aparentes fracasos.193

Padre nuestro: la síntesis del Evangelio

En el Sermón del monte, Jesús enseñó el Padre nuestro,162 que es considerad "la síntesis de todo el Evangelio" (Tertuliano) y "la oración perfectísima" (Santo Tomás de Aquino).194 En el Padre nuestro, los católicos piden las siete peticiones a Dios Padre, que son la santificación del nombre de Dios, la venida del Reino de Dios, la realización de la voluntad divina, el alimento cotidiano, el perdón divino de los pecados y la posibilidad de liberarse de las tentaciones y del Maligno.195 Los católicos creen que esas siete peticiones serán completamente realizadas en la Parusía.196
Para además de estas peticiones, el Padre nuestro, que forma parte de la liturgia,196 revela también a la humanidad su relación especial y filial con Dios Padre. A partir de entonces, los hombres pueden invocar a Dios como Padre, "porque él nos fue revelado por su hijo hecho hombre y porque su Espíritu no los hace conocer. […] Al rezar la oración del Señor, estamos conscientes y con absoluta confianza de que somos hijos de Dios"197 y de ser amados y cuidados por Dios Padre.198

Iglesia: Cuerpo de Cristo y la semilla del Reino de Dios


Jesús entrega las llaves del Reino de Dios a la Iglesia, que es liderada por el Apóstol San Pedro199 y, consecuentemente, a todos los Papas o obispos, que son los sucesores de los doce Apóstoles.200
La Iglesia es una asamblea constituida por el pueblo de Dios, que son todos aquellos que, por la fe y por el Bautismo, se vuelven hijos de Dios, miembros de Cristo y templos del Espíritu Santo.201 Los católicos creen que la única Iglesia fundada y encabezada por Jesucristo,10 "como sociedad constituida y organizada en el mundo, subsiste (subsistit in) en la Iglesia Católica, gobernada por el sucesor de Pedro y por los obispos en comunión con el."202 Según la Tradición católica, la Iglesia está basada en el Apóstol Pedro, a quien Cristo prometió el primado, al afirmar que "sobre esta piedra edificaré mi Iglesia" y que "daré las llaves del Reino de los Cielos" (Mateo 16:17-20).199 La Iglesia de Cristo es la titular en la plenitud de los siete sacramentos y de los otros medios necesarios para la salvación, dados por Jesús a la Iglesia. Todo eso para reunir, santificar, purificar y salvar toda la humanidad y para anticipar la realización del Reino de Dios, cuya semilla es necesariamente la Iglesia.203 Por esa razón, la Iglesia, guiada y protegida por el Espíritu Santo, insiste en su misión de anunciar el Evangelio a todo el mundo, siendo también ordenada por el propio Cristo: " id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo" (Mt 28,19).204 La Iglesia, mediante los sacramentos del bautismo y de la reconciliación, tiene también la misión y el poder de perdonar los pecados.205
En el Credo Niceno-Constantinopolitano, es atribuida a la Iglesia las propiedades de una, santa, católica y apostólica.206 Además de eso, ella es también llamada de Esposa de Cristo,207 Templo del Espíritu Santo208 y Cuerpo de Cristo. Ese último nombre se basa en la creencia de que la Iglesia no es solo una simple institución, sino también un cuerpo místico constituido por Jesús, que es la cabeza, y por los fieles, que son los miembros de ese cuerpo irrompible, a través de la fe y del sacramento del bautismo. Ese nombre también se basa en la creencia de que los fieles están unidos íntimamente a Cristo, por medio del Espíritu Santo, sobre todo a través del sacramento de la Eucaristía.209 210

Organización jerárquica y regional


Benedicto XVI, el actual Papa de la Iglesia Católica.
La Iglesia Católica es regida por el Código de Derecho Canónico y constituida por 23 Iglesias particulares autónomas sui juris (la Iglesia Latina y las 22 Iglesias católicas orientales), que, a su vez, son constituidas por una o más circunscripciones eclesiásticas.211 212
La Iglesia Católica está formada por el clero y por laicos, pudiendo esos dos grupos tener también como miembros las personas consagradas, que normalmente se agrupan en órdenes religiosas o en institutos seculares.213 La Iglesia dispone de una jerarquía ascendente, basado en los tres grados del Sacramento de la Orden (el Episcopado, el Presbiterado y el Diaconado),214 que va desde el simple diácono hasta llegar al cargo supremo de Papa, que es el jefe y pastor de la Iglesia. Considerado el Vicario de Cristo en la Tierra y el "perpetuo y visible principio y fundamento de la unidad de la Iglesia",200 el Papa es electo por el Colegio cardenalicio.215 La Iglesia defiende que todos sus obispos (que son coadyuvados por los presbíteros y diáconos), debido al sacramento de la Orden, son los sucesores de los Doce Apóstoles, siendo el Papa el sucesor directo del Apóstol Pedro. De ahí la autoridad y primacía de que el Papa goza.200
La Iglesia Católica cree que sus ministros sagrados son iconos de Cristo,216 luego todos ellos son hombres, porque los doce Apóstolos son todos hombres y Jesús, en su forma humana, también es hombre.217 Pero eso no quiere decir que el papel de la mujer en la Iglesia sea menos importante, sino solamente diferente.218 Exceptuando en casos referentes a los diáconos y a padres ordenados por las Iglesias orientales católicas y por los ordinariatos personales para anglicanos, todo el clero católico está obligado a observar y cumplir el celibato.77 78 79 En las Iglesias orientales, el celibato es solo obligatorio para los obispos, que son escogidos de entre los sacerdotes célibes.219

Culto católico


Procesión de Nuestro Señor de los Pasos: una de las innumerables expresiones de piedad popular.
En la Iglesia Católica, para además del culto de adoración a Dios (latría), existe también el culto de veneración a los santos (dulía) y a la Virgen María (hiperdulía). Esos dos cultos, siendo la latría más importante, son ambos expresos a través de la liturgia, que es el culto oficial de la Iglesia, y también a través de la piedad popular, que es el culto privado de los fieles220 221
Dentro de la piedad popular, se destacan indudablemente las devociones y las oraciones cotidianas; en cuanto que en la liturgia se destacan la misa (de asistencia obligatoria los domingos y los fiestas de guardia) y la Liturgia de las Horas. La Iglesia permite también la veneración de imágenes y de reliquias sagradas. A pesar de que la piedad popular sea de cierto modo facultativa, ella es muy importante para el crecimiento espiritual de los católicos.220 221

Liturgia

La liturgia es la celebración pública y oficial del Misterio de Cristo y en particular de su Misterio pascual,222 siendo por eso la principal actividad de la Iglesia y la fuente de su fuerza vital. A través de ese servicio de culto cristiano, los católicos creen que Cristo continúa la obra de la salvación en su Iglesia, con ella y por medio de ella.223 Esa presencia y actuación de Jesús son aseguradas eficazmente por los siete sacramentos,220 221 con especial atención en la Eucaristía, que es la fuente y culmen de la vida cristiana. Esto porque la Eucaristía, donde Jesús está presencialmente, renueva y perpetúa el sacrificio de Jesús en la cruz a lo largo de los tiempos hasta la Parusía. Por eso, toda la liturgia se centra en la celebración eucarística (o misa).224

Jesús, como Cabeza, celebra la liturgia con los miembros de su Cuerpo, o sea, con su "Iglesia celeste y terrestre", constituida por santos y pecadores, por habitantes de la Tierra y del Cielo. Cada miembro de la Iglesia terrestre participa y actúa en la liturgia "según su propia función, en la unidad del Espíritu Santo: los bautizados se ofrecen en sacrificio espiritual […]; los Obispos y los presbíteros actúan en la persona de Cristo Cabeza", representándolo en el altar. De ahí que solo los clérigos (exceptuando los diáconos) pueden celebrar y conducir la Misa, incluyendo la consagración de la hostia.225
Toda la liturgia se centra en el domingo y en la Pascua anual.226 A pesar de celebrar el único Misterio de Cristo, la Iglesia Católica posee muchas tradiciones litúrgicas diferentes, debido a su encuentro con los varios pueblos y culturas. Eso constituye una de las razones de la existencia de las 23 Iglesias sui juris que componen la Iglesia Católica, todas ellas con un tradición teológica, litúrgica, histórica y cultural diferentes entre si.227

Sacramentos


En la Última Cena, Jesús instauró el sacramento de la Eucaristía.228
La Iglesia Católica cree que los siete sacramentos fueron instituidos por Jesucristo y confiados a la Iglesia, durante su ministerio, como señales sensibles y eficaces mediante los cuales es concedida la vida y la gracia divina a todos aquellos que los reciben.229 La administración de los sacramentos es independiente de la santidad personal del ministro, aunque los frutos de los sacramentos dependan de las disposiciones de quien los recibe. Sobre los sacramentos, San León Magno dice: "lo que era visible en nuestro Salvador pasó para sus sacramentos".230
Al celebrarlos, la Iglesia Católica alimenta, expresa y fortifica su fe, siendo por eso los sacramentos una parte integrante e inalienable de la vida de cada católico y fundamentales para su salvación. Eso porque ellos confieren a los creyentes la gracia divina, los dones del Espíritu Santo, el perdón de los pecados, la conformación a Cristo y la pertenencia a la Iglesia, que los vuelve capaces de vivir como hijos de Dios en Cristo. De ahí la gran importancia de los sacramentos en la liturgia católica.231

Los siete sacramentos representados en una pintura del siglo XV.
Los siete sacramentos marcan las varias fases importantes de vida cristiana, siendo estos divididos en tres categorías:
  • los sacramentos de la iniciación cristiana (Bautismo, Confirmación y Eucaristía), que "sientan las bases de la vida cristiana: los fieles, renacidos por el Bautismo, son fortalecidos por la Confirmación y alimentados por la Eucaristía";232
  • los sacramentos de la curación (Reconciliación y Unción de los Enfermos), que posibilitan a la Iglesia la curación y el fortalecimiento de la nueva vida dada por Jesús a través de los sacramentos de la iniciación cristiana, visto que ella puede ser debilitado y hasta perdida por causa del pecado;233
  • sacramentos al servicio de la comunión y de la misión (Orden y Matrimonio), que contribuyen para la edificación del pueblo de Dios, para la comunión eclesiástica y para la salvación de los otros.234
Santo Tomás de Aquino afirmó que "todos los sacramentos están ordenados para la Eucaristía como para su fin". En la Eucaristía, se renueva el misterio pascual de Cristo, actualizando y renovando así la salvación de la humanidad.235 También en la Eucaristía, donde Cristo está presencialmente en ella, la acción santificadora de Dios en favor de los hombres y el culto humano para con Él alcanzan su auge.236

Salvación y santidad


Los santos son modelos de santidad y de virtud para ser seguidos por la Iglesia.237
Según la soteriología católica, la salvación, que es ofrecida por Dios, se realiza, después de la muerte, en el Cielo. Esa salvación, que conducirá el hombre a la santidad, a la suprema felicidad y a la vida eterna, debe ser obtenida a través de fe en Jesucristo y de la pertenencia a la Iglesia fundada y encabezada por el.238
El camino de santificación del cristiano comenzó en el momento de su bautismo, cuando el recibió la gracia santificante, y debe avanzar con la ayuda de los medios de salvación organizados por la Iglesia. Esa progresión, que busca también la perfección, debe ser siempre motivada por la esperanza de la salvación y animada por la caridad. La caridad cristiana se traduce en la realización de las enseñanzas cristianas (que se resumen en los mandamientos de amor) y en la práctica de las buenas obras, que expresan la fe en Cristo y eliminan las penas temporales causadas por el pecado. Esa postura y acción del católico y de la Iglesia contribuiría también a la construcción de un mundo mejor y para la aceleración de la realización del Reino de Dios en la Tierra.238
Los católicos creen que ese camino espiritual va a acabar en la resurrección final. En el nuevo Reino de Dios, cada santo o salvo gozará eternamente, en íntima unión con la Santísima Trinidad, la vida eterna, "la visión de Dios, cara a cara", y la plenitud de la felicidad y de la santidad.14 238 Por esa razón, todos son llamados "a la plenitud de la vida cristiana y a la perfección de la caridad", que es justamente la definición de santidad.239

Justificación, gracia, misericordia, mérito y libertad


San Pablo (siglo I) contribuyó mucho en el desarrollo del concepto de justificación.240
Debido al pecado y a la caída del hombre, todos los hombres tienen que morir. Pero Dios quiso reconciliarse con los hombres y salvarlos, enviando por eso a su Hijo para que Él muriese por los pecadores.141 Luego, a partir de eso, todos los pecados de los hombres, en el pasado y en el futuro, serán perdonados por Dios, desde que los hombres se arrepientan de un modo libre y sincero.122
En otras palabras, la salvación se debe a la justificación, que es la iniciativa y la acción misericordiosa y gratuita de Dios de conceder la salvación a la humanidad. Esa acción sobrenatural cancela los pecados, por medio de la gracia santificante del Espíritu Santo, que fue merecida por la pasión de Cristo y dada en el bautismo a los hombres. Para además de la gracia santificante, que justifica y diviniza los hombres, existen también las gracias actuales, las gracias sacramentales y las gracias especiales (o carismas).241
La gracia es un don sobrenatural o socorro gratuito que Dios concede a los hombres, para que sean capaces de actuar por amor a Él, para concederles todos los bienes (espirituales o materiales) necesarios para su existencia y también para que sean hijos de Dios y partícipes de la naturaleza divina y la vida eterna.242 De hecho, la preparación misma del hombre, con libertad para recibir la gracia es ya una obra de la gracia, que es necesaria para elevar y mantener la colaboración de los fieles en la justificación por la fe y en la santificación por la caridad.243
En la dinámica de la justificación, la libertad es fundamental porque la respuesta del hombre la gracia divina debe ser libre, pues "el alma solo puede entrar libremente en la comunión del amor".244 Eso explica el hecho de la santidad no ser alcanzados por la totalidad, a pesar de la voluntad de Dios de salvar a toda la humanidad. Siempre hay personas que van al infierno, simplemente porque se niegan libremente el arrepentimiento y la gracia de la salvación, incluso en el momento de la muerte. Pero la libertad, que fue concedida por Dios, permite también que la humanidad participe libremente en la construcción del Reino de Dios, como hijos de Dios y coherederos con Cristo. Esta participación solo fue posible gracias al sacrificio redentor de Cristo.245
Esta participación, además de la fe, se basa también en la práctica cotidiana de las buenas obras, cuyo mérito o derecho a la recompensa debe ser atribuido a la gracia de Dios y después al libre albedrío del hombre. El hombre, que legalmente no tiene ningún mérito, porque recibió todo gratuitamente de Dios, puede merecer, por concesión y caridad de Dios,246 las gracias útiles para alcanzar la vida eterna, así como también los bienes temporales que Dios piensa que son necesarios. Pero nadie puede tener el mérito de la gracia santificante.247

Salvación para los no católicos


En la encíclica Redemptoris missio, el Papa Juan Pablo II afirmó que "la salvación en Cristo […] debe ser puesta concretamente a la disposición de todos."248
La Iglesia Católica cree que es el instrumento de la redención de todos los hombres y el sacramento universal de la salvación.249 Por eso, la Iglesia Católica enseña que fuera de la Iglesia no hay salvación. Esa enseñanza se remonta a los primeros siglos del Cristianismo, siendo ya reflejada por varios Padres de la Iglesia, como San Agustín y San Cipriano.250 El Papa Pío IX (1846-1878) subrayó también que:
Fuera de la Iglesia Apostólica Romana nadie puede salvarse. […] Sin embargo, también hay que dar por sentado que los que sufren de ignorancia de la verdadera religión, si eso es invencible, no son ante los ojos del Señor los acusados de este fallo.251
Esa ignorancia invencible, que muchos no católicos sufren, puede ser causada por la precariedad de los medios de comunicación, por la ineficiencia de la evangelización y por ambientes de restricción y de barreras contextuales, intelectuales, psicológicas, culturales, sociales y religiosas, muchas veces insuperables.252 Eso significa que todos los no católicos (incluso los no cristianos) también pueden ser salvos, siempre que, sin culpa propia, ignoran la Revelación divina y la Iglesia, pero que "buscan sinceramente a Dios y bajo la influencia de la gracia se esfuerzan por cumplir su voluntad".253 En relación a los bebés y niños muertos sin bautizar, la Iglesia tiene esperanza de que ellos puedan ser salvos,254 por eso, en su liturgia, las confía a la infinita bondad de Dios.255
La Iglesia enseña también que los cristianos no católicos son hermanos y son, a pesar de un modo imperfecto, miembros inseparables del Cuerpo Místico de Cristo, a través del bautismo.256 O sea, ellos son considerados como elementos de la única Iglesia de Cristo,257 que subsiste (subsistit in) en la Iglesia Católica.202 Por eso, esas comunidades cristianas disponen de muchos, pero no de la totalidad, de los elementos de santificación y de verdad necesarios a la salvación,256 siendo esa posición católica una de las bases del ecumenismo actual. Pero, la Iglesia Católica afirma que solo ella es que la que contiene y administra la totalidad y la plenitud de los medios de salvación.258 252
La posición ecuménica de tolerancia y respeto a otras religiones no significa que la Iglesia Católica reconozca que todas las religiones son válidas e iguales y que los hombres están consecuentemente libres para salir de la Iglesia.252 250 Para concluir, la afirmación fuera de la Iglesia no hay salvación significa que "toda la salvación viene de Cristo-Cabeza por medio de la Iglesia, que es su Cuerpo", independientemente de que la persona salva sea católica o no.238 253 259

Sufrimiento


San Francisco de Asís (1182 - 1226), tal como muchos santos, era practicante de innumerables sacrificios. El experimentó hasta la pobreza radical y el dolor de los estigmas.260 261
Según la perspectiva católica, el sufrimiento, que es una consecuencia del mal131 y que está asociado a la muerte y a las limitaciones humanas, nunca fue deseado por Dios. Pero, contra la voluntad divina, el sufrimiento pasó a ser una realidad intrínseca al hombre, por consecuencia del pecado original y, posteriormente, de todos los pecados cometidos por los hombres.262 263 Esto significa que el sufrimiento es arrebatado a la libertad humana y al conflicto entre el bien y el mal en el mundo131 Pero, por causa del sacrificio redentor de Cristo, el sufrimiento pasó a tener un "sentido verdaderamente sobrenatural y […] humano, […] porque se radica en el misterio divino de la redención del mundo y […] porque en él el hombre se acepta a sí mismo, con su propia humanidad, con la propia dignidad y la propia misión."264 Luego, el sufrimiento pasó a estar presente en el mundo para desencadenar el amor y para posibilitar la conversión y la reconstrucción del bien.265
Por esas razones, el sufrimiento, ya sea voluntario (ej.: la mortificación), como involuntario, pasó a ser, sobre la forma de sacrificio, una pieza fundamental en la salvación de la humanidad, mediante la participación personal y unión de los sacrificios individuales al supremo Sufrimiento de Cristo. Y esa participación implica la aceptación amorosa y resignada de los sufrimientos mandados por Dios en la vida terrenal. De hecho, San Pablo también afirmaba que va "completando en mi carne lo que falta a los sufrimientos de Cristo, a favor de su cuerpo, que es la Iglesia" (Col 1,24).262 263 Además de eso, el sufrimiento sirve también para que Dios pruebe la fe, a perseverancia y la confianza del hombre en Él, bien como para volver al hombre más fuerte y más maduro (como en el caso de Job).130

Comunión de los Santos


Un grupo de santos en el Cielo.
La comunión de los Santos puede significar la participación de todos los miembros de la Iglesia en las cosas santas: la fe, los sacramentos, los carismas y los otros dones espirituales.266 Por otro lado, y más vulgarmente, significa la unión viva de todos los cristianos en estado de gracia (o sea, que no están manchados por pecados mortales y, por lo tanto, son considerados santos en sentido amplio), que están en tres estadios espirituales diferentes:267 268
  • Iglesia Militante, formada por los habitantes de la Tierra que no tienen ningún pecado mortal cuya culpa todavía no fue perdonada;267 268
  • Iglesia padeciente, constituida por las almas que todavía padecen en el Purgatorio267 y que, por eso, necesitan de las oraciones de sufragio (es decir, la misa), de las buenas obras, de los sacrificios, de las indulgencias y de las obras de penitencia practicadas por los miembros de la Iglesia militante.269 Todas estas acciones aceleran la purificación y posterior entrada en el Cielo de estas almas padecientes;268
  • Iglesia Triunfante, compuesta por los habitantes del cielo (desconocidos/anónimos o reconocidos por la Iglesia), que alcanzaron la eterna y definitiva santidad y que, por lo tanto, son los intercesores de los hombres junto a Dios.267 268
Además de estos santos que se encuentran en estos tres estadios espirituales, la Iglesia Católica está también constituida por personas que tienen pecados mortales, que son considerados como miembros imperfectos y solo entran nuevamente en la comunión de los santos (se consideramos la segunda definición) se arrepienten de sus pecados y confiesan.268 Vulgarmente, y en sentido más restricto, un santo es considerado solamente como una persona canonizada o beatificada (o sea, reconocida) por la Iglesia por distinguirse por su santidad. Por eso, la Iglesia la reconoce como un habitante del Cielo y un modelo ejemplar de imitación. Además de eso, un santo es todavía digno de culto, pero, solo de veneración (la dulía), que es diferente del culto de adoración a Dios.237

Virgen María: Madre de Dios


Virgen María y el niño Jesús en su regazo.
De acuerdo con a mariología católica, Dios escogió libremente a María como a madre de su Hijo: para cumplir tal misión, fue preservada del pecado original y de todos los pecados.270 El arcángel Gabriel anunció a la Virgen María que Dios haría que ella concibiese a Jesús del Espírito Santo, o sea, en virginidad y sin participación de ningún hombre.153 Luego, el Espíritu Santo hizo de ella la Madre de Cristo y, como Cristo es el propio Dios encarnado, también la Madre de Dios.180 271 María aceptó obedientemente esa misión divina tan necesaria para la salvación, volviéndose así en la corredentora de los hombres. Se casó con San José, que asumió la paternidad terrenal de Jesús, pero, aún así, ella consiguió conservar su virginidad por toda la vida.272
Debido al hecho de haber concebido a Jesús, que es el único Redentor de los hombres y la Cabeza de la Iglesia, ella se vuelve también la Madre de la Iglesia y de todos los hombres que Jesús vino a salvar. Ella "coopera con amor de madre en el nacimiento y en la formación en la orden de la gracia" de cualquier ser humano.273 Después de su asunción al cielo, ella, como Reina del Cielo, continúa con la intercesión por sus hijos y es un modelo de santidad para todos. Los católicos "ven en ella una imagen y una anticipación de la resurrección que los espera", siendo por eso el icono escatológico de la Iglesia (o la realización más perfecta de la Iglesia).274
El culto de veneración a María (llamado hiperdulía) es diferente del culto de adoración a Dios. El culto mariano es expresado en las fiestas litúrgicas dedicadas a ella, en las peregrinaciones a los locales donde María apareció, en las innumerables devociones (ex.: Escapulario de Nuestra Señora del Carmo) y oraciones marianas (ex.: Santo Rosario).275 Una de las principales causas de la devoción popular y del culto a María tienen a ver con la creencia de los católicos en la poderosa intercesión de María junto a Dios, el destinatario último de todas las oraciones y pedidos de los hombres.276 277

La mujer

Más información sobre el pasaje de San Pablo en la 1 Timoteo, véase No permito a la mujer
Existe en la Biblia varios versículos donde se puede interpretar que la figura de la mujer es inferior a la del hombre (Eclesiastés 7:26, Eclesiastés 25:24, Eclesiastés 42:14, 1Corintios 11:7-9 y Timoteo 2:9-14). Pero, también existen varios otros donde se puede interpretar que la mujer tiene un papel importante, especial, central y digno (Génesis 2:20-24, Proverbios 19:14, Proverbios 12:4, Proverbios 31:10, 1Pedro 3:7, 25-31 5, 1Gálatas 4:4-7, Éxodo 20:12 y Mateo 28:1-10).
La Iglesia Católica solo admite hombres como clérigos, y lo justifica porque los doce Apóstoles fueron todos hombres y Jesús, en su forma humana, también es hombre.217 Pero, a pesar de eso, la Iglesia considera actualmente que la mujer y el hombre son iguales en dignidad, porque fueron ambos creados a la imagen y semejanza de Dios,128 pero son diferentes y por lo eso, deben vivir en una "complementariedad recíproca en cuanto a lo masculino y feminino".134 En 1988, el Papa Juan Pablo II escribió la carta "Mulieris Dignitatem", donde elogió el papel de la mujer (incluido el de la Virgen María), se disculpó ante las acciones machistas cometidas por miembros de la Iglesia a lo largo de la historia, agradeció a las mujeres por todo lo que hicieron en el mundo y llamó a la defensa de la dignidad de la mujer.278 218

Muerte y vida eterna


Un alma siendo purificada por el fuego temporario del Purgatorio.

Almas perdidas siendo torturadas por el fuego eterno del Infierno.
Según la escatología católica, después de la muerte de cada persona, su alma se separa de su cuerpo mortal y corruptible, iniciando así su vida eterna, que no tendrá fin y que está precedida para cada uno por un juicio particular y que será confirmada por el juicio final.279 Ese juicio final se realizará en los últimos momentos antes del fin del mundo.280

Juicio particular

Básicamente, el juicio particular es el juzgamiento de retribución inmediata que cada hombre, después de su muerte, recibe de Dios, teniendo en cuenta su fe y sus obras realizadas durante su camino de santificación terrestre (vea la sección Salvación y Santidad).281 Después de esa epifanía particular, el alma será destinada a estar:
  • en el Paraíso (o Cielo), que es el estado de salvación definitiva y de felicidad suprema, reservado solamente a las personas que, debido a la aceptación de Dios (y del su amor) y a su arrepentimiento, murieron en estado de gracia, es decir, sin manchas de cualquier pecado. Esos santos forman así la Iglesia triunfante, donde "ven a Dios cara a cara" (1 Cor 13,12), viven en comunión de amor con la Santísima Trinidad y interceden por los habitantes de la Tierra;282
  • en el Purgatorio, que es el estado de aquellos que, siendo amigos de Dios y ya salvos, precisan aún más de purificación para entrar puros al Cielo. Esa purificación temporal, que los fieles todavía peregrinos en la Tierra pueden ayudar a acelerar (vea la sub sección Comunión de los santos), consiste en la eliminación de las penas temporales de los pecados cuyas culpas ya estaban perdonadas;283
  • en el Infierno, que consiste en la condenación eterna de aquellos que decidieron libremente vivir separados de Dios. Más concretamente, ellos rechazaron a Dios, su amor y su gracia salvadora, escogiendo voluntariamente persistir en el pecado mortal, incluso en el momento de la muerte.284 Esas decisiones son respetadas por Dios, porque Él creó el hombre como un ser libre y responsable, a pesar de que Él quiere "que todos tengan modo de arrepentirse" (2 Ped 3,9).285
Esa doctrina escatológica, que trata sobre el destino individual de las almas, está sintetizada en los llamados novíssimos, que son cuatro: muerte, juicio, infierno y paraíso. El purgatorio no entra porque es solo un estado espiritual transitorio y temporario.286

Fin del mundo, Juicio Final, Resurrección y Reino de Dios

Acerca del destino colectivo del hombre en la fin del mundo, la Iglesia enseña que ocurrirá un Juicio final incluso antes del fin del mundo, pero ni ella sabe exactamente cuándo ocurrirá ese acontecimiento.280 Incluso antes de eso, Jesucristo, que también resucitó de los muertos y vive para siempre, resucitará toda la humanidad, dando, más concretamente, una nueva vida, pero esta vez inmortal, para todos los cuerpos que perecieron. En ese momento, todas las almas, que estén en el Cielo, en el Purgatorio o en el Infierno, regresarán definitivamente a sus nuevos cuerpos.287
Por lo tanto, toda la humanidad se reunirá delante de Dios, más concretamente de Jesús, que va a regresar triunfalmente a la tierra como juez de los vivos y de los muertos. El confirmará los innumerables juicios particulares y permitirá consecuentemente que el cuerpo resucitado pueda "participar en la retribución que el alma tuvo en el juicio particular". Esta retribución consiste en la vida eterna (para los que están en el Cielo o en el Purgatorio) o en la condenación eterna (para los que están en el Infierno).288
Después del Juicio Final, se da finalmente el fin del mundo. El antiguo mundo, que fue creado por Dios en el principio, se libera de la esclavitud del pecado y se transforma en los "nuevos cielos y tierras nuevas" (2 Pedro 3:13). En este nuevo estado de cosas, se logra también la plenitud de la Reino de Dios, es decir, la realización definitiva del designio salvífico de Dios de "recapitular todas las cosas en el cielo y la tierra" (Ef 1:10). En este misterioso reino, donde el mal no existe, los santos (o salvados) disfrutan de la vida eterna y Dios será todo en todos" (1 Corintios 15:28), formando así una gran familia y comunión de amor y felicidad. Los condenados vivirán para siempre en el infierno y lejos del Reino de Dios.15

Moral católica

Los católicos creen que la Revelación divina presenta las reglas para un buen relacionamiento de los hombres entre sí y para con Dios.289 Esa ética y moral se centra en el desafío de la dádiva de sí mismo a los otros y a Dios.290 Por lo tanto, esas reglas deben ser practicadas en el cotidiano, para liberar al hombre de la esclavitud del pecado,289 que es un auténtico abuso de la libertad.291 Eso porque, en la visión católica, el hombre solo es libre se conseguir ser mejor y ser atraído para el bien y para lo bello.292 La Iglesia enseña que la bondad y las bienaventuranzas definen el contexto para la conducta moral cristiana, que es indispensable para el camino de la salvación, iniciada por la gracia santificante del bautismo, que justifica.293 289
Según la Iglesia, la transgresión de una regla moral implica la elección del mal y por eso el cometimiento de pecados, aunque la intención, las consecuencias y las circunstancias pudiesen anular o atenuar la responsabilidad de quien actúa. Pero eso no puede nunca alterar la cualidad moral de los propios actos, visto que "el fin no justifica los medios".294

Dignidad, libertad y consciencia moral

La doctrina católica cree que el hombre posee dignidad, que está radicada en su creación a la imagen y semejanza de Dios, lo que implica necesariamente que el hombre posee libertad y conciencia moral. La libertad es una capacidad inalienable del hombre,295 dada por Dios, de escoger entre el bien y el mal. Ese poder único, que "llega a la perfección cuando es ordenado por Dios", torna el hombre responsable por sus actos deliberados, debido a su conciencia moral. Luego, "la elección del mal es un abuso de la libertad, que conduce a la esclavitud del pecado."296
Cuando escucha correctamente la consciencia moral, cualquier persona percibe la cualidad moral de un acto, permitiéndole asumir la responsabilidad, y consigue oír la voz de Dios,297 que lo ordena a practicar el bien y a evitar el mal.298 El hombre, como posee dignidad, no debe ser por eso impedido u obligado a actuar contra su consciencia,298 se bien que ella también puede producir juicios equivocados. Luego, es preciso educarla y ratificarla, para que ella pueda estar cada vez más en sintonía con la voluntad divina, con la razón y con la Ley de Dios (incluyendo la regla de oro y los mandamiento del amor).299

Ley moral

Los católicos creen que la Ley moral o Ley de Dios, siendo una obra divina, les prescribe la conducta que los llevan a la salvación y a la felicidad eterna, prohibiéndolos de los caminos que los desvían de Dios y del su amor.300 Esa ley es constituida por la Ley natural, que está escrita por Dios en el corazón de cada ser humano;301 por la Antigua Ley, revelada en el Antiguo Testamento; y por la Nueva Ley, revelada en el Nuevo Testamento por Jesús.
La Ley natural "manifiesta el sentido moral originario" que permite al hombre diferenciar, por la razón y por su conciencia, el bien y el mal. Como todos los hombres (fieles o infieles) la perciben, ella es de cumplimiento universal y obligatorio,301 pero ella no siempre es totalmente comprendida, debido al pecado. Por eso, San Agustín afirma que Dios "escribió en las tablas de la Ley lo que los hombres no conseguían leer en sus corazones", dando así origen a la Antigua Ley, que es la primera etapa de la Revelación divina y que está resumida en los Diez Mandamientos.302
La Antigua Ley, siendo todavía imperfecta, prepara y predispone a la conversión y al acogimiento del Evangelio303 y de la Nueva Ley, que es la "perfección y cumplimiento" (pero no la substitución) de la Ley natural y de la Antigua Ley.304 Esa Nueva Ley se encuentra en toda la vida y prédica de Cristo y de los Apóstoles, siendo el Sermón del monte su principal expresión.305 Esa ley ya perfecta es plenamente revelada y se resume en el mandamiento del amor a Dios y al prójimo, que es considerada por Santo Tomás de Aquino como "la propia gracia del Espíritu Santo, dada a los creyentes en Cristo."304

Diez Mandamientos


Moisés, gran profeta del Antiguo Testamento, trae los Diez Mandamientos al Pueblo de Dios. (Pintura de Rembrandt van Rijn (1659)).306
Como los Diez Mandamientos (o Decálogo) son la síntesis de toda la Ley de Dios y la base mínima y fundamental de la moral católica, la Iglesia exige a sus fieles el cumplimiento obligatorio de esas reglas. Quienes no siguen estas reglas, cometen pecado.307 Además, según las propias palabras de Jesús, es necesario observarlos "para entrar en la vida eterna" (Mt 19,16-21), además de ser necesarios para que los fieles muestren su aprecio y que pertenecen a Dios.308 Estos mandamientos que determinan los deberes fundamentales del hombre para con Dios y su prójimo, también dan a conocer la voluntad divina, y en total son diez:307
  • 1º - Adorar a Dios y amarlo sobre todas las cosas.
  • 2º - No invocar el Santo Nombre de Dios en vano.
  • 3º - Guardar domingos y fiestas de guarda.
  • 4º - Honrar al padre y a la madre (y a los otros legítimos superiores).
  • 5º - No matar (ni causar otro daño, en el cuerpo o en el alma, a si mismo o a prójimo).
  • 6º - Guardar castidad en las palabras y en las obras.
  • 7º - No hurtar (ni injustamente retener o dañar los bienes del prójimo).
  • 8º - No levantar falsos testimonios.
  • 9º - Guardar castidad en los pensamientos y en los deseos.
  • 10º- No codiciar las cosas ajenas.
(Basados en La Biblia de Jerusalén Éxodo 20:3-17)
Según la doctrina católica sobre los Diez Mandamientos, esos mandamientos pueden ser resumidos en solo dos, que son: amar a Dios sobre todas las cosas; y amar al prójimo como a nosotros mismos.309

Virtud

La virtud, que se opone al pecado, es una cualidad moral que dispone una persona a hacer el bien, siendo "el fin de una vida virtuosa tornarse semejante a Dios".310 Según la Iglesia Católica, existen una gran cantidad de virtudes que derivan de la razón y de la fe humana. Estas, que se llaman virtudes humanas, regulan las pasiones y la conducta moral humanas,311 siendo las más importantes las virtudes cardinales, que son cuatro: la Prudencia, la Justicia, la Fortaleza y la Templanza.312
Pero, para que las virtudes humanas lleguen a su plenitud, ellas tienen que ser vivificadas y animadas por las virtudes teologales, que "tienen como origen, motivo y objeto inmediato el propio Dios". Ellas son infundidas en el hombre con la gracia santificante y vuelven a los hombres capaces de vivir en relación con la Santísima Trinidad.313 Las virtudes teologales son tres: la Fe, la Esperanza y la Caridad (o Amor).314 Sobre las virtudes, San Pablo dice que la mayor de todas ellas es el amor (o caridad).315

Pecado

Según San Agustín, el pecado es "una palabra, un acto o un deseo contrarios a la Ley eterna", causando por eso ofensa a Dios y a su amor.316 por lo tanto, ese acto del mal es un abuso de la libertad291 y perjudica la naturaleza humana. Los católicos creen que Cristo, con su muerte, reveló plenamente la gravedad del pecado y lo venció con su amor.316 Hay una gran variedad de pecados, que pueden ser directamente contra Dios, contra el prójimo y contra sí mismo. También se puede distinguir entre pecados por palabras, por pensamientos, por omisiones y por acciones.317
La repetición de pecados genera vicios, que oscurecen la conciencia e inclinan al mal. Los vicios se relacionan con los siete pecados capitales: soberbia, avaricia, envidia, ira, lujuria, gula y pereza.318 La Iglesia enseña también que todos aquellos que cooperan culpablemente en los pecados de los otros, son también responsabilizados por tal.319 En cuanto a su gravedad, los pecados cometidos se pueden dividir en:
  • pecados mortales, que son cometidos cuando "hay materia grave, son cometidos con plena conciencia y deliberado consentimiento". Ellos alejan al hombre de la caridad y de la gracia santificante y, si el pecador no se arrepiente sinceramente, lo conducen a la muerte eterna del Infierno;320
  • pecados veniales, que son cometidos sin pleno consentimiento o sin plena conciencia o también cuando se trata de materia leve. Ellos, a pesar de que alejan el camino de santificación, merecen solo penas purificatorias temporales, es decir en el Purgatorio.321
Todos esos pecados personales se deben al debilitamiento de la naturaleza humana, que pasó a quedar sometida e inclinada a la ignorancia, al sufrimiento, a la muerte y al pecado. Eso es causado por el pecado original, transmitido a todos los hombres, sin culpa propia, debido a su unidad de origen, que es Adán y Eva. Ellos desobedecieron a Dios en el inicio del mundo, originando ese pecado, que puede ser actualmente perdonado (pero no eliminado) por el bautismo.138

Perdón e indulgencias

Como el amor de Dios es infinito y como Jesús ya se sacrificó en la cruz, todos los hombres, católicos o no, pueden ser perdonados por Dios en cualquier momento, desde que se arrepienten de un modo libre y sincero122 y se comprometen en hacer lo posible para perdonar a sus enemigos.322 Ese perdón tan necesario puede ser concedido por Dios sacramentalmente y por medio de la Iglesia, por la primera vez, a través del bautismo y después, ordinariamente, a través de la reconciliación.320
Pero Dios también puede conceder ese perdón a través de muchas maneras diferentes (o hasta mismo directamente) para todos aquellos que se arrepientan (incluyendo los no-católicos).323 Pero el perdón divino no significa la eliminación de las penas temporales, o sea, del mal causado como consecuencia de los pecados cuya culpa ya está perdonada. En ese caso, para eliminarlas, es necesario obtener indulgencias y practicar buenas obras durante la vida terrenal o también, después de morir, una purificación del alma en el Purgatorio, con la finalidad de entrar puro y santo en el Cielo324
La venta de indulgencias

La venta de indulgencias, pintura de Augsburg, cerca de 1530.
Durante la Edad Media surgió el llamado contrabando de indulgencias,325 en que los documentos forjados declaraban la venta de indulgencias de carácter extraordinario,326 habiendo en algunos locales, la venta de indulgencias por profesionales "perdonadores"327 (quaestores, en latín). La Iglesia reconoció y condenó la existencia de estos abusos,325 como puede ser observado en los decretos y documentos del Cuarto Concilio de Letrán (1215), del Concilio de Ravena (1317),325 do Papa Bonifacio IX (1392) y de otros Papas, tales como Clemente IV, Juan XXII, Martín V y Sixto IV, que lucharon y prohibieron abusos indulgenciarios practicados en su época.325
A pesar de estas condenaciones y restricciones, el final de la Edad Media vio el crecimiento considerable de estos abusos, que serían contestadas en la Reforma Protestante.327 En 1563, en la última sesión del Concilio de Trento, la venta de indulgencias fue prohibida definitivamente para no permitir más excesos y abusos.328 Desde entonces, las indulgencias pasaron a ser concedidas gratuitamente a los fieles que practicasen determinados actos de piedad, penitencia y caridad (ex: oraciones, peregrinaciones, etc.) establecidos por la Iglesia.329

Amor, sexualidad y castidad


San José, el padre adoptivo de Jesús, es considerado como un gran modelo de castidad.330
En relación a la sexualidad, la Iglesia Católica invita a todos sus fieles a vivir en castidad, que es un don divino y una virtud moral que permite la integración positiva de la sexualidad en la persona.331 Esa integración exige "un aprendizaje del dominio de sí, que es una pedagogía de la libertad humana. La alternativa es clara: o el hombre controla sus pasiones y alcanza la paz, o se deja dominar por ellas y se torna infeliz." La virtud de la castidad se relaciona con la virtud cardinal de la templanza.332
Luego, todos los católicos son llamados a la castidad,333 porque la sexualidad solo se "torna personal y verdaderamente humana cuando está integrada en la relación de persona a persona, en el don mutuo total y temporalmente ilimitado, del hombre y de la mujer",334 ambos unidos por el sacramento del matrimonio (que es indisoluble).335 Por eso, los actos sexuales fuera del matrimonio constituyen siempre un pecado grave.336 Por esas razones, el sexo prematrimonial, la pedofilia, el adulterio, la masturbación, la fornicación, la pornografía, la prostitución, el estupro y los actos sexuales entre homosexuales son condenados por la Iglesia como expresiones del vicio de la lujuria.337
Para la Iglesia, el amor es una virtud teologal314 y lo opuesto al desamor.338 Aplicado en las relaciones conyugales humanas, el amor verdaderamente vivido y plenamente realizado es una comunión de dádiva mutua de sí mismo, "de afirmación mutua de la dignidad de cada pareja" y un "encuentro de dos libertades en entrega y receptividad mutuas".339 Esa comunión conyugal del hombre y de la mujer es un icono de la vida de la Santísima Trinidad y lleva no solo a la satisfacción, sino también a la santidad.340 Ese tipo de relación conyugal propuesto por la Iglesia exige permanencia y compromiso matrimoniales.341

Santa María Goretti (1890-1902), una virgen que, tal como los innumerables santos, vivió rigurosamente y a su manera la castidad cristiana.342
Por esa razón, la sexualidad es una fuente de alegría y placer, y se ordena al amor conyugal343 y para la procreación.344 La sexualidad (y el sexo) es también considerada como la gran expresión del amor recíproco, donde el hombre y la mujer se unen y se complementan.339
El verdadero amor conyugal, donde la relación sexual es vivida dignamente, solo es posible gracias a la castidad conyugal.341 Esa virtud permite una vivencia conyugal perfecta basada en la fidelidad y en la fecundidad matrimoniales.344 Pero además de la castidad conyugal (que no implica la abstinencia sexual de los casados), existen también diversos regímenes de castidad: la virginidad o el celibato consagrado (para los religiosos, las personas consagradas, los clérigos etc.) y la castidad en la abstinencia (para los no casados).345

El divorcio

En la actualidad, la Iglesia no acepta el divorcio, aunque este sea aceptado en el Antiguo Testamento:
Cuando alguno tomare mujer y se casare con ella, si no le agradare por haber hallado en ella alguna cosa indecente, le escribirá carta de divorcio, y se la entregará en su mano, y la despedirá de su casa.346
Sin embargo, en el Nuevo Testamento, Jesús, que según la Iglesia vino a completar y dar el sentido definitivo a las revelaciones divinas del Antiguo Testamento, afirmó que:
Moisés permitió dar carta de divorcio, y repudiarla. […] Por la dureza de vuestro corazón os escribió este mandamiento; pero al principio de la creación, varón y hembra los hizo Dios, Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer; y los dos serán una sola carne; así que no son ya más dos, sino uno. Por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre.347
Por eso, basándose en las enseñanzas de Cristo, la Iglesia afirma que el sacramento del matrimonio entre un hombre y una mujer libres es indisoluble, hasta en el momento en que uno de los dos cónyuges muera.335 Sin embargo, en casos donde no hubo consumación o no hubo un consentimiento matrimonial claro y libre de cualquier violencia o "grave temor externo", el matrimonio puede ser declarado nulo e inexistente por autoridades eclesiásticas competentes.348 349

Preservativos y ETSs

Según la doctrina católica, el uso actual e indiscriminado de preservativos incentiva un estilo de vida sexual inmoral, promiscuo, irresponsable y banalizado, donde el cuerpo es usado como un fin en sí mismo y el compañero(a) es reducido(a) a un simple objeto de placer. Ese tipo de vida sexual es fuertemente condenado por la Iglesia.350
El Papa Benedicto XVI reafirmó, durante su visita a los cameruneses y a Angola (17 de marzo a 23 de marzo), que solamente la distribución de preservativos no ayuda a controlar el problema del SIDA, por el contario, contribuiría a "empeorar la situación". Tales declaraciones desencadenaron una tempestad de críticas y condenaciones por parte de gobiernos y de las ONGs. El director ejecutivo del Fondo Mundial de Lucha contra el SIDA, la tuberculosis y el paludismo, Michael Kazatchine, pidió a Benedicto XVI que retirase sus declaraciones "inaceptables".351
Sin embargo, en 2010, el Papa Benedicto XVI afirmó, de forma coloquial y no oficial, que el uso del preservativo puede ser justificable en algunos casos puntuales para disminuir el riesgo de contagio de las enfermedades de transmisión sexual (ETSs), "como por ejemplo la utilización del preservativo por un(a) prostituto(a)". Sin embargo, el Papa advirtió que el uso de preservativos no es "una solución verdadera y moral". Él volvió también a reafirmar la doctrina católica que defiende que a fidelidad en el casamiento, el amor recíproco, la castidad, la humanización de la sexualidad y la abstinencia son los mejores medios para combatir las ETSs, en lugar de la "mera fijación en el preservativo".350 352

Homosexualidad

Los actos sexuales entre personas homosexuales son considerados moralmente incorrectos porque violan la "iconografía de diferenciación y complementariedad sexuales" entre el hombre y la mujer y porque son incapaces de generar vida.353 Sin embargo, para que la Iglesia, tener tendencias homosexuales no es considerado un pecado, ni un castigo, sino solo una prueba. El pecado está en ceder a esas tendencias y adoptarlas en la práctica.354 La Iglesia repudia también cualquier reconocimiento legal de las uniones entre personas del mismo sexo.355
Pero la Iglesia Católica no discrimina a los homosexuales y pretende ayudarlos a vivir en la castidad, para que ellos eviten os actos sexuales, que son moralmente desordenados, "porque son actos de afirmación de sí mismos y no dádiva de si mismos".353 La Iglesia todavía invita a los homosexuales a aproximarse gradualmente de la perfección cristiana, a través del autodominio, de la oración, de la gracia sacramental, del ofrecimiento de sus dificultades y sufrimientos como un sacrificio para Dios y "del apoyo de una amistad desinteresada".354
Sin embargo, paradójicamente, algunas fuentes católicas afirman que los seminarios y los noviciados pueden estar dominados por homosexuales. En relación a eso, el presidente del episcopado estadunidense, el monseñor Wilton Daniel Gregory declaró que "la lucha continúa y es importante que se combata para que los seminarios y los noviciados no estén dominados por homosexuales".356

Vida, planeamiento familiar y anticoncepción


En la encíclica Humanae Vitae (1968), el Papa Pablo VI trató temas como la procreación y la regulación de natalidad.94
La Iglesia Católica considera la vida humana como sagrada y como un valor absoluto e inalienable,357 por eso condena, entre otras prácticas, la violencia, el homicidio, el suicidio, el aborto inducido, la eutanasia,358 la clonación humana (sea ella reproductiva o terapéutica)359 y las búsquedas o prácticas científicas que usan células madre extraídas del embrión humano vivo (que provocan la muerte del embrión).360 Para la Iglesia, la vida humana debe ser generada naturalmente por el sexo conyugal y tiene inicio en la fecundación (o concepción) y su fin en la muerte natural.361 362 Según esa lógica, la reproducción asistida es también considerada inmoral porque disocia la procreación del acto sexual conyugal, "instaurando así un dominio de la técnica sobre el origen y el destino de la persona humana".363
En cuando a la regulación de los nacimientos, la Iglesia la defiende como una expresión de la paternidad y maternidad responsables a la construcción prudente de familias, desde que no sea realizada con base en el egoísmo o en imposiciones externas.364 Pero esa regulación solo puede ser hecha a través de métodos naturales de planificación familiar, tales como la continencia periódica y el recurso a los períodos infecundos.364 La píldora, la esterilización directa, el preservativo y otros métodos de anticoncepción son expresamente condenados.365

Doctrina Social de la Iglesia

A pesar de que la misión principal de la Iglesia, que consiste en la salvación de la humanidad, es de ámbito esencialmente espiritual, ella formuló una Doctrina Social de la Iglesia (DSI). A través de un análisis crítico de varias situaciones sociales, la DSI pretende fijar principios y orientaciones generales al respecto de la organización social, política y económica de los pueblos y de las naciones, orientando así a los católicos y hombres de buena voluntad en su acción en el mundo.88
A través de las numerosas encíclicas y pronunciamientos de los Papas, la Doctrina Social de la Iglesia aborda varios temas fundamentales, como la dignidad humana; las libertades y los derechos humanos; la familia; la promoción de la paz y del bien común en el respecto de los principios de la solidaridad y subsidiariedad; el primacía de la justicia y de la caridad; el sistema económico y la iniciativa privada; el papel del Estado; el trabajo humano; el destino universal de los bienes de la naturaleza; la defensa del ambiente; y el desarrollo integral de cada persona y de los pueblos.366 367
Pero la existencia de la DSI no implica la participación del clero en la política, que está expresamente prohibida por la Iglesia, excepto en situaciones urgentes. Eso porque la misión de mejorar y animar las realidades temporales, incluidas a través de la participación cívico-política, y destinada a los laicos.368 369 Luego, la jerarquía eclesiástica está solo "en el negocio de formar el tipo de persona que consigue formar y dirigir gobiernos en los cuales la libertad conduce a la genuina realización humana".370
El pensamiento social cristiano se fue desarrollando a lo largo de los tiempos, siendo el inicio de su sistematización datada en 1891, año de la promulgación de la encíclica Rerum Novarum por el Papa León XIII.88 La DSI rechaza las ideologías totalitarias y ateas asociadas al comunismo o al socialismo.371 Además de eso, en la práctica del capitalismo, la DSI rechaza, por ejemplo, la excesiva y desenfrenada expectativa del lucro y/o la primacía absoluta de la ley del mercado sobre el trabajo humano y la economía.372

Principales críticas

Además de las históricas críticas y divergencias entre la doctrina católica y las otras doctrinas cristianas y entre la doctrina católica y la ciencia, varias creencias y principios católicos son también actualmente criticados por el mundo moderno y hasta por algunos católicos.373
Como por ejemplo, la ética católica sobre el casamiento (que en la actualidad no acepta el divorcio), sobre la vida (que no acepta el aborto, la eutanasia, el uso de anticonceptivos artificiales y la utilización de células madre embrionarias para fines científicos que lleven a la destrucción del embrión) y sobre el sexo (que no acepta el sexo prematrimonial, la homosexualidad y el uso de preservativos) continúan generando muchas polémicas y controversias.373 351 Las acciones escandalosas e inmorales, que van contra la doctrina católica, practicadas por ciertos miembros y clérigos católicos (ex: casos de abuso sexual cometidos por miembros de la Iglesia católica) refuerzan las críticas referentes al modo como esa doctrina trata la sexualidad y la moralidad en general.374 375 376
Con la creciente laicización y secularización del mundo occidental, algunas personas comenzaron a cuestionar la compatibilidad entre la democracia y la doctrina católica y la exigen hasta el fin de cualquier influencia de la Iglesia sobre la vida pública y sobre las decisiones legislativas (especialmente sobre la cuestión del aborto).373
La propia creencia en Dios y las reglas ético-morales de la Iglesia son también duramente criticadas como obstáculos para la verdadera liberación, progreso y realización del hombre. Cuestiones más teológicas como la divinidad y celibato de Jesús (con especial atención a las teorías sobre María Magdalena377 ), los milagros, la existencia de dogmas, la vida eterna, la virginidad de María y la paradójica compatibilidad entre la existencia de Dios y la existencia del mal y del sufrimiento son también cuestionadas.373 Recientemente, la cuestión teológica de la unicidad y universalidad salvífica de Jesucristo y de la Iglesia Católica257 y al definición teológica de que la Iglesia Católica es la única Iglesia de Cristo378 continúan dando lugar a varias polémicas y desacuerdos.379 A pesar de esas dos creencias, la Iglesia Católica nunca negó la salvación de los no-católicos. Cuestiones más disciplinares de la Iglesia, como la jerarquía católica, el celibato clerical y la prohibición de la ordenación sacerdotal a las mujeres son también temas debatidos en la actualidad.373
En conclusión, la Iglesia Católica (y su doctrina) es muy controversial, porque ella "se revela muchas veces […] en oposición al que parece ser el conocimiento vulgar de nuestros tiempos" y porque ella insiste siempre en que "la fe implica verdades, que esas verdades implican obligaciones y que esas obligaciones exige ciertas decisiones". Por esa razón, la Iglesia Católica, "vista de exterior, […] puede parecer de poca visión, de mal humor y atormentara - el predicador amargo de una cadena infinita de prohibiciones".380

La doctrina católica y las otras Iglesias cristianas

Iglesia Ortodoxa

La doctrina de la Iglesia Ortodoxa es muy semejante a la de la Iglesia Católica, ya que ambas desarrollaron sus principales creencias básicamente a partir de la misma tradición.381 Sin embargo, existen entre ellas varias diferencias doctrinales y disciplinares. Como por ejemplo, los ortodoxos solo reconocen los siete primeros concilios ecuménicos y no aceptan, como por ejemplo, el dogma católico de la Inmaculada Concepción (pero los ortodoxos creen en la Asunción de María382 383 ); el Purgatorio; la primacía y la infalibilidad del Papa; la cuestión del filioque; la falta de Epíclesis y el uso del pan ácimo (sin levadura) en la misa; la comunión eucarística solo sobre la especie del pan; o Bautismo por infusión (y no por inmersión); la forma de administrar el sacramento de la unción de los enfermos; el celibato de todo el clero y la indisolubilidad del matrimonio.384
Debido al reciente y gran esfuerzo ecuménico, muchas de esas diferencias fueron siendo parcialmente resueltas o, por lo menos, disminuidas. El principal problema entre las dos iglesias reside en la cuestión de la primacía y de la infalibilidad del Papa.384 Pero, hasta en este campo, hubo progresos significativos, que culminaron con la aprobación del Documento de Ravena, el día 13 de octubre de 2007. En ese documento, las dos iglesias reconocieron la primacía papal, al afirmar que el Obispo de Roma "es el “protos”, o sea, el primero entre los patriarcas de todo el mundo, pues Roma, según la expresión de San Ignacio de Antioquía, es la "Iglesia que preside en la caridad"".385 Pero aún así, los católicos y ortodoxos todavía difieren en cuanto a los privilegios de la primacía.386

Iglesias protestantes

Las Iglesias protestantes adoptan, tal como la Iglesia Católica, el mismo Credo Niceno-Constantinopolitano, por lo que la doctrina acerca de la Santísima Trinidad y de Jesucristo es idéntica a la católica. Sin embargo, la diferencia entre la doctrina católica y la doctrina de la mayoría de los grupos protestantes es grande. En general, las diferencias más significativas se refieren al papel de la oración y la indulgencias;388 a la comunión de los Santos; a la doctrina del pecado original y de la gracia; a la predestinación; a la necesidad y naturaleza de la penitencia; y al modo de obtener a salvación, como los protestantes defienden que la salvación solo se puede alcanzar a través de la fe (sola fide), en detraimiento de la creencia católica de que la fe debe ser expresada también a través de las buenas obras esto provocó una gran divergencia que a su vez llevó a un conflicto sobre la doctrina de la justificación).388 389
Hay también diferencias importantes en la doctrina de la Eucaristía y de los otros sacramentos (los protestantes solo profesan el Bautismo y la Eucaristía, que son solo para ellos meras señales que estimulan a fe389 ); en la existencia del Purgatorio; en el culto de veneración a la Virgen María y a los santos; en la forma de interpretación (los protestantes defienden la interpretación personal390 o libre-examen de las Sagradas Escrituras) y en la composición del Canon de las Escrituras; en el papel de la Tradición oral; en la propia naturaleza, autoridad, administración, jerarquía y función de la Iglesia (incluyendo el papel de la Iglesia en la salvación); en el sacerdocio; y también en la autoridad y misión del Papa.388 389
Sin embargo, ya que incluso entre las denominaciones protestantes hay diferencias considerables,390 podemos encontrar entre ellas algunas cuyas doctrinas se aproximan bastante a la católica. Es el caso, por ejemplo, de algunos sectores del Anglicanismo, que se autodenominan como anglo-católicos. Recientemente, el diálogo ecuménico moderno llevó finalmente a algunos consensos sobre la doctrina de la justificación entre los católicos y los luteranos, a través de la Declaración Conjunta Sobre la Doctrina de la Justificación (1999).391 Además de eso, ese diálogo trajo también varios consensos sobre otras cuestiones doctrinarias importantes, especialmente entre los católicos y los anglicanos.392

Véase también

Enlaces externos

Sitios tradicionalistas

Sigue a continuación una pequeña lista de sitios con tendencias tradicionalistas. El catolicismo tradicionalista profesa básicamente los mismos dogmas católicos, pero no acepta varias decisiones pastorales y doctrinales del Concilio Vaticano II.393 394

Nota

  1. A modo de ejemplo, estos historiadores y científicos modernos incluyen a David C. Lindberg, Ronald Numbers,100 101 Craig Rusbult,102 Russell Maatman 103 Owen Gingerich,104 Thomas E. Woods Jr.105 y Jerome J. Langford 106

Referencias

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Liturgia

Se denomina liturgia a la forma con que se llevan a cabo las ceremonias en una religión.
Las sociedades practican rituales, o conjunto de ritos, con connotaciones de tipo religioso o ceremonial en las bodas, entierros y demás momentos importantes de la vida individual o colectiva, y las religiones reglamentan, aunque en diferente medida, el modo en que se debe efectuar el culto en los lugares públicos, especialmente en los templos.
En la Iglesia católica las ceremonias litúrgicas se recogen en los libros litúrgicos.

Evolución del concepto

Origen etimológico

El término liturgia proviene del latín liturgīa (liturguía), que a su vez proviene del griego λειτουργία (leitourguía), con el significado de «servicio público», y que literalmente significa «obra del pueblo»; compuesto por λάος (láos) = pueblo, y έργον (érgon) = trabajo, obra. En el mundo helénico este término no tenía las connotaciones religiosas actuales, sino que hacía referencia a las obras que algún ciudadano hacía en favor del pueblo o a las funciones militares y políticas, etc. A la exención de esas funciones se le llamaba αλειτουργεσία (aleitourguesía).
En el Nuevo Testamento, escrito en el dialecto griego llamado κοινέ (koiné), esta palabra se utiliza con cuatro significados fundamentales:
1) Obra civil (7 veces): como el cuidar a los pobres, colectas, etc.
2) Culto del templo (5 veces): con un sentido ritual, similar al culto del templo de Jerusalén.
3) Ejercicio público de la religión (1 vez): como la predicación que se hacía en las sinagogas o en las plazas.
4) Culto espiritual comunitario (2 veces): como la asamblea litúrgica que se reúne para celebrar en comunidad la fe.

Antigüedad cristiana

Ya como nueva religión en el Imperio Romano, el cristianismo desarrolló cultos derivados del sacerdocio de Jesús; uno de ellos y el principal era la Eucaristía. Con la palabra λειτουργία (leitourguía), los primeros cristianos se referían no al sacrificio de los judíos en el templo, sino al único sacrificio de Jesucristo. El uso de esta palabra fue relativamente extraño debido a la posibilidad de confusión con el culto judío. Sin embargo, se volvió común desde el siglo IV en todo el oriente griego, mientras que en Occidente se desconocía este término, y para referirse a los actos culturales se utilizaban palabras latinas como officium, munus, sacrum ritum, ministerium, etc., pero todas estas expresiones, aunque buscaban evitar el equívoco, no toman en cuenta el carácter público y la participación comunitaria que sí se indica con la palabra λειτουργία (leitourguía).
Con los distintos cismas religiosos se establecieron formas distintas de liturgia, cada una con sus distintos ritos.

Bibliografía

Véase también

Enlaces externos

Culto cristiano

El culto ha sido considerado, por la mayoría de los cristianos, como el acto central de identidad cristiana a través de la historia. Muchos teólogos cristianos han definido la humanidad como homo adorans, o sea, "el hombre que rinde culto", significando así que el culto a Dios es central para comprender al ser humano.

Tradición Litúrgica

En el Catolicismo, en la Iglesia Ortodoxa y en algunas ramas (Iglesias Altas) del Anglicanismo y del Luteranismo, el culto de adoración a Dios es prestado en la liturgia: acto del hombre que adora (acción ascendente) y del Dios que salva (acción descendente).
El término liturgia deriva del griego "ergosleitor" (acción del pueblo), donde los dotados de propiedades practicaban filantropía para con los necesitados y estos, agradecidos, alababan tales actos. algo parecido sucede en la liturgia: Dios santifica y concede gracias al hombre y este, en gratitud, lo adora y sirve, alcanzando así su salvación eterna, principalmente a través de su participación, por gracia divina, de los méritos del sacrificio de Cristo en la cruz. Este sufrimiento y sacrificio redentor y supremo es renovado por la Eucaristía y celebrado en la Misa.
De ahí que el culto es celebrado de forma solemne, seguido de una orden estricta de servicio y centrada precisamente en la Misa, más precisamente en la Eucaristía.

Iglesia Católica

En la Iglesia Católica, además del culto de adoración a Dios (latría), existe también el culto de veneración a los Santos (dulía) y a la Virgen María (hiperdulía). Estos dos cultos, siendo el primero más importante, son muy diferentes, pero ambos son expresados a través de la liturgia, que es el culto oficial y público de la Iglesia Católica, y también a través de la piedad popular, que es el culto católico privado.
Dentro de la piedad popular, que es de cierto modo facultativa, se destacan indudablemente las devociones; mientras que en la liturgia, se destaca la Misa (de asistencia obligatoria los Domingos ye fiestas de guarda) y la Liturgia de las Horas. La Iglesia permite también la veneración de imágenes y de reliquias sagradas de Cristo, de los Santos y de la Virgen María. Pero, en el caso de las reliquias, ellas tienen de ser primero autentificadas por la Iglesia, para que su veneración sea autorizada.

Tradición Reformada

Desde la publicación del libro de Martín Lutero El Cautiverio Babilónico de la Iglesia las iglesias protestantes reenfocaron el culto cristiano, basándolo en la lectura y exposición de la Palabra, ya sea por himnos o sermones. La música es solemne, generalmente acompañada por un órgano, o, en algunos casos de coros u orquestas. La participación colectiva de la congregación es alentada: la iglesia canta al unísono, se recitan confesiones de fe, se hacen lecturas de respuestas. Los rituales son más simples, refutan las vestiduras, son sobrios y buscan la adoración divina.
El Culto Tradicional tiene un contenido programático pero no tan ritual como el estilo Litúrgico, sino sería un estilo semi litúrgico.

Antecedentes Históricos

Lo que llamamos adoración tradicional surgió inmediatamente después del fin de la Edad Media. Fue una corrección de estilo de culto medieval, con el fin de corregir sus abusos.
Durante los siglos XVI y XVII, se desarrolló un estilo litúrgico modificado, tanto en Suiza como en Inglaterra. Estos cultos, menos estructuradas que los planificados por Lutero y Cranmer, fueron los precursores de los cultos tradicionales de nuestros días.
Juan Calvino (1500-1564) fue el líder de la Reforma en Ginebra y en sus consideraciones en cuanto al culto estaban que la Cena del Señor sirviera como una herramienta para la exhortación de la Iglesia y no como un ritual elaborado y que el culto debe ser recibido con fe para obtener la gracia de Dios derivada de él. La liturgia debe seguir tres reglas: Cantar solamente salmos y no himnos, acompañados sólo de melodía y armonía, era obligatoria la predicación exegética en todos los cultos semanales.

Tradiciones de las Iglesias Libres

Tradiciones de la Iglesias Libres son así llamadas por su amor, libertad y autonomía en la determinación de los componentes del culto y su orden dentro de él. Se destaca los grupos: anabaptistas, pietistas, los separatistas, puritanos y hermanos de Plymouth, que poseen como características:
  • La práctica de adoración tenían un precedente bíblico bien claro.
  • Los asuntos relativos a la adoración debería ser de interés única y exclusivamente de la iglesia local.
  • Las oraciones deben ser espontáneas e informales (en objeción a la orden litúrgica como el Libro de Oración Común) y los sermones deben ser prácticos y aplicables (en contraste con el Leccionario).
  • Los puritanos, especialmente, estaban en desacuerdo con las vestiduras del clero oficiante, el uso del agua bendita, de arrodillarse para recibir la comunión, de la participación de los católicos en la comunión del Evangelio de la orden de culto impresa, de rezar. Ellos, en conclusión, estaban en contra de todo lo que no fuera respaldado por las Escrituras. Por esta razón, sus cultos fueron simplificados al máximo: largas oraciones, pocas canciones y muchos sermones interminables.
  • En grupos más tradicionales de las iglesias libres, tales como los Hermanos de Plymouth, cualquier miembro puede liderar parte del servicio, llamar a los cánticos, alzar la voz en la oración, predicar, partir el pan.

Tradición evangélica

En el siglo XIX hubo un surgimiento de los movimientos de Gran Despertar en el mundo anglosajón, surgió la tradición Evangélica, originaria del metodismo, de la cultura de la frontera agrícola del Oeste Americano y de los Evangelistas urbanos en la Gran Bretaña industrial. Hace hincapié en la venida de Dios para cumplir con la humanidad, y la adoración se dedica a la Iglesia. La orden del servicio es más libre, contando con gran participación laica, instrumentos tocando músicas religiosas con estilos contemporáneos y populares, con presentaciones individuales, tiempo de llamada y espera que los nuevos creyentes que acepten a Jesús como salvador y el domingo por la mañana Escuelas Bíblicas Dominicales.

Véase también

Bibliografía

  • Wainwright,Geoffrey; Westerfield Tucker, Karen Beth (ed.)The Oxford history of Christian worship
  • Webber,Robert E. Worship Old and New
  • White, James F. Introduction to Christian Worship
  • White, James F.A Brief History of Christian Worship
  • Wainwright,Geoffrey; Westerfield Tucker, Karen Beth (ed.)The Oxford history of Christian worship.


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