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Equicio, Santo |
Abad
Martirologio Romano: En la provincia de Valeria, en Italia, san
Equicio, abad, que, como escribe el papa san Gregorio I
Magno, fue padre de muchos monasterios a causa de su
santidad y, donde quiera que iba, daba a beber a
los demás de la fuente de las Sagradas Escrituras (antes
de 571).
San Equicio abad; contemporáneo
de San Benito, fundó muchos monasterios en la provincia de
Valeria (Italia); sus monjes, a semejanza de los benedictinos, se
dedicaron a las labores del campo y eran verdaderos solitarios.
Alonso de Villegas, en su Flos Sanctorum
(1594), en el capítulo Discurso de Compañía provechosa para buenos
y dañosa para malos, pone la siguiente anécdota:
Basilio, hechicero y mago, por librarse de la muerte que
se daba en Roma a los de su trato, con
fingimiento e hipocresía se vistió hábito de monje y llegóse
al obispo de Amirtina. Éste le llevó a Equicio, abad
en un monasterio de la provincia de Valeria y varón
santo y rogó le tuviese consigo. Puso en él Equicio
los ojos atentamente, y dijo al obispo: “¿Este hombre, señor,
me encomiendas? Sabe que no es monje, sino demonio".
El obispo replicó: "Dices eso para no
hacer lo que te ruego". A lo que el abad
respondió: "Digo lo que él es, y para que no
parezca que niego tu petición, lo recibiré".
Pasaron
algunos días, y estando ausente del monasterio Equicio, sucedió que
en otro monasterio de monjas sujetas a él cayó enferma
una de ellas muy joven y de gran hermosura. Parecía
que se iba a morir, pedía a voces que le
llevaran allí Basilio Monje, que él sólo podía curarla. Avisaron
de esto al abad Equicio, el cual dándose cuenta del
engaño, y de que el fingido monje Basilio era causa
de la enfermedad de aquélla monja y que pretendía su
deshonra, mostrando en su rostro dijo: -Ya había dicho yo
que en los hechos, éste era más demonio que hombre;
id y echadle del monasterio. Y de la monja no
os preocupéis, que luego quedará sana.
Echaron al
hipócrita de la congregación y sanó la religiosa. Al tiempo
que salió Basilio del monasterio, dijo, oyéndolo muchos monjes: -muchas
veces he levantado con arte mágica este edificio y casa
en el aire, y nunca he podido hacer daño alguno,
porque la santidad de Equicio me lo impide.
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