jueves, 9 de agosto de 2012

Equicio, Santo


Abad, 11 de agosto
 
Equicio, Santo
Equicio, Santo

Abad

Martirologio Romano: En la provincia de Valeria, en Italia, san Equicio, abad, que, como escribe el papa san Gregorio I Magno, fue padre de muchos monasterios a causa de su santidad y, donde quiera que iba, daba a beber a los demás de la fuente de las Sagradas Escrituras (antes de 571).
San Equicio abad; contemporáneo de San Benito, fundó muchos monasterios en la provincia de Valeria (Italia); sus monjes, a semejanza de los benedictinos, se dedicaron a las labores del campo y eran verdaderos solitarios.

Alonso de Villegas, en su Flos Sanctorum (1594), en el capítulo Discurso de Compañía provechosa para buenos y dañosa para malos, pone la siguiente anécdota:

Basilio, hechicero y mago, por librarse de la muerte que se daba en Roma a los de su trato, con fingimiento e hipocresía se vistió hábito de monje y llegóse al obispo de Amirtina. Éste le llevó a Equicio, abad en un monasterio de la provincia de Valeria y varón santo y rogó le tuviese consigo. Puso en él Equicio los ojos atentamente, y dijo al obispo: “¿Este hombre, señor, me encomiendas? Sabe que no es monje, sino demonio".

El obispo replicó: "Dices eso para no hacer lo que te ruego". A lo que el abad respondió: "Digo lo que él es, y para que no parezca que niego tu petición, lo recibiré".

Pasaron algunos días, y estando ausente del monasterio Equicio, sucedió que en otro monasterio de monjas sujetas a él cayó enferma una de ellas muy joven y de gran hermosura. Parecía que se iba a morir, pedía a voces que le llevaran allí Basilio Monje, que él sólo podía curarla. Avisaron de esto al abad Equicio, el cual dándose cuenta del engaño, y de que el fingido monje Basilio era causa de la enfermedad de aquélla monja y que pretendía su deshonra, mostrando en su rostro dijo: -Ya había dicho yo que en los hechos, éste era más demonio que hombre; id y echadle del monasterio. Y de la monja no os preocupéis, que luego quedará sana.

Echaron al hipócrita de la congregación y sanó la religiosa. Al tiempo que salió Basilio del monasterio, dijo, oyéndolo muchos monjes: -muchas veces he levantado con arte mágica este edificio y casa en el aire, y nunca he podido hacer daño alguno, porque la santidad de Equicio me lo impide.

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