En química, Él convirtió el agua en vino.
En biología, Él nació sin la concepción habitual.
En física, Él desafió la ley de la gravedad cuando ascendió al Cielo.
En economía, Él desafió la ley de la disminución alimentando a 5000 hombres con dos pescados y 5 panes.
En medicina, Él curó a los enfermos, sanó al ciego sin administrar una sola dosis de droga.
En historia, Él es el principio y el final.
En el gobierno, Él dijo que debería ser llamado Admirable, Consolador, Príncipe de Paz.
En religión, Él dijo: "Nadie viene al Padre sino es por mí" Así que...
¿Quién es Él? ¡Él es Jesús! Únete a mí y celebrémoslo; Él es digno.
Mantente en Dios y busca Su rostro siempre. Amén!
¡En Dios hemos encontrado todo! El hombre más grande de la historia, Jesús, no tiene ningún sirviente, y aún así lo llaman Amo.
Él no tiene ningún título, y aún así lo llaman Maestro. Él no tiene medicinas, y aún así lo llaman Sanador. Él no tiene ningún arma, y aún así los reyes le temen. Él no ganó ninguna batalla militar, y aún así Él conquistó el mundo. Él no cometió ningún crimen, y aún así lo crucificaron. A Él lo enterraron en una tumba y aún así, Él vive hoy.
En biología, Él nació sin la concepción habitual.
En física, Él desafió la ley de la gravedad cuando ascendió al Cielo.
En economía, Él desafió la ley de la disminución alimentando a 5000 hombres con dos pescados y 5 panes.
En medicina, Él curó a los enfermos, sanó al ciego sin administrar una sola dosis de droga.
En historia, Él es el principio y el final.
En el gobierno, Él dijo que debería ser llamado Admirable, Consolador, Príncipe de Paz.
En religión, Él dijo: "Nadie viene al Padre sino es por mí" Así que...
¿Quién es Él? ¡Él es Jesús! Únete a mí y celebrémoslo; Él es digno.
Mantente en Dios y busca Su rostro siempre. Amén!
¡En Dios hemos encontrado todo! El hombre más grande de la historia, Jesús, no tiene ningún sirviente, y aún así lo llaman Amo.
Él no tiene ningún título, y aún así lo llaman Maestro. Él no tiene medicinas, y aún así lo llaman Sanador. Él no tiene ningún arma, y aún así los reyes le temen. Él no ganó ninguna batalla militar, y aún así Él conquistó el mundo. Él no cometió ningún crimen, y aún así lo crucificaron. A Él lo enterraron en una tumba y aún así, Él vive hoy.
Jesucristo, con su nacimiento, contradijo las leyes de la vida; con su resurrección, impugnó las leyes de la muerte.
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