Aprendamos del Señor, que es manso y humilde, y pidámosle que nos conceda un corazón paciente.
Señor, al comenzar este nuevo día que nace,
vengo a pedirte paz, sabiduría y fuerza.
Hoy quiero mirar el mundo con ojos llenos de amor,
ser paciente, comprensivo, humilde, suave y bueno
con todas las personas con las que entraré en contacto
a lo largo de la jornada.
Concédeme ver detrás de las apariencias
como lo ves Tu mismo,
para apreciar la bondad de cada uno
y comprender sus debilidades.
Cierra mis oídos a toda murmuración,
guarda mi lengua de toda maledicencia,
que sólo los pensamientos que bendigan permanezcan en mi.
Quiero ser bien intencionado y justo
de manera que todos los que se acerquen a mí
sientan Tu presencia.
Revísteme de tu bondad, Señor,
y haz que durante este día, yo te refleje.
Jesús, manso y humilde de corazón,
dame un corazón semejante al tuyo.
Amén.
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