Cuando Dios parece haberse olvidado de nosotros, cuando la oración nos resulta un monólogo sin respuesta. Cuando la desolación nos invade...
En cierta ocasión, un discípulo preguntó al maestro:
- ¿Por qué, a veces, Dios parece retirarse de nuestras vidas, alejarse, ocultarse?
El maestro le respondió con una parábola:
- Cuando un padre enseña a su pequeño hijo a acaminar, primero extiende sus manos hacia él para alentarlo a dar unos pasos y, al mismo tiempo, impedir qque se caiga. Pero a medida que el niño se acerca, su padre retrocede y aparta las manos a fin de que el niño avance un poco más. El padre hace esto repetidas veces... hasta que el niño, finalmente, aprende a caminar.
Dios se esconde por un motivo, para que puedas crecer.
Cuando Dios se manifiesta te permite ver su obra y gozar de sus consuelos; cuando se oculta, aprendes a mirar tu interior y a descubrir que Él sigue trabajando. Sólo puedes dar este paso apoyado en tu fe.
Oración:
"Padre, te doy gracias por tu amor y tu sabiduría.
Sé que te escondes en el lugar secreto de Tu presencia.
Enséñame cómo habitar en Tí, como permanecer en Cristo,
escondido en su corazón, a salvo del enemigo.
Enséñame a comprender la sabiduría de Tu silencio, a perseguirte como a un amante fugitivo.
Que la sequedad de mi oración se vuelva manantial de Tu gracia.
Que permanezca fiel en la noche hasta que despunte la aurora.
Padre, que el misterio de tu presencia me sostenga en todo momento y ensanche mi corazón.
Amén"
No hay comentarios:
Publicar un comentario