Una oración para despertarnos a Dios. Para pedirle, con humildad, que no nos deje. Que nos llame. Que nos toque.
Para que oyendo, como Tú quieres,
sepa escuchar con nitidez lo que me dices.
Y si a veces, Señor, vuelvo la cabeza
haz que, de nuevo, con la veleta de la fe
me marques el sentido de mi vida.
¡Perdóname, Señor!
Cuando te escucho y finjo no haberlo hecho
Cuando te escucho, y pienso que no es para mí
Cuando te escucho, y me hago el sordo
¡TÓCAME, SEÑOR!
Porque, si me toca sólo la mano del mundo
siento que me pierdo la mejor parte de Ti
Creo apartarme del camino verdadero
Escucho aquello que sólo a unos interesa.
¡TÓCAME, SEÑOR!
Y despiértame de mi letargo espiritual
para que, volviendo otra vez a Ti,
pueda entender que sin Ti
todo es vacío, ansiedad y sufrimiento
¡TÓCAME, DE NUEVO, SEÑOR!
Porque, a veces, estoy demasiado tocado
por las manos de un mundo caprichoso
de una sociedad corrompida
de un ambiente que no me deja oir
lo que me produce paz y alegría sin límites
¿ME TOCARÁS, SEÑOR?
Ábreme mis oídos, que te escuche
Mis manos, que me dé
Mis ojos, para que vea
Mis pies, para que camine
Mi conciencia, para que nunca te olvide
Amén
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