martes, 29 de octubre de 2013

Consejos del Abba Paisios del Monte Athos (+ 1994)


Sobre la lectura Espiritual


    Padre, ¿Qué libros deberían leer cuantos se inician en la búsqueda espiritual?

-  En primer lugar, deberían leer el Nuevo Testamento para aprender el conocimiento de Cristo, para ser un poco sacudidos, luego se puede leer el Antiguo Testamento. Es muy difícil, cuando no han leído nada, y me piden ayuda. Es como cuando un niño de la primaria va a ver a un profesor universitario y le pide ayuda. ¿qué puede hacer el profesor? ¿empezar por uno más uno igual a dos? Otros, en cambio, que no son espiritualmente inquietos, vienen y dicen: “Padre, no tengo problemas y estoy bien, solo pasaba para verte”. El hombre no puede nunca decir que no tiene problemas, ni preocupaciones, siempre tendrá algo. La lucha por la vida espiritual no termina nunca. O también, algunas personas vienen y me dicen: “Nos dices algo espiritual”. Es como si fuesen a hacer las compras y dijeran: “Danos lo que vamos a llevar”. El comerciante quedaría perplejo y necesitaría saber qué cosas necesita. Por lo cual deberían decir: “queremos tanto de azúcar, arroz, y así sucesivamente. O es como ir a la farmacia y decir: “Danos la medicina”, sin antes decir qué enfermedad tienen, o si fueron o no al doctor, y qué tratamiento le aconsejó hacer. Sabed, que quien está seriamente interesado en su situación espiritual sabe, más o menos, lo que le falta, y cuando lo busca, avanza.

Como  un principiante, cuando leía algo que le gustaba, lo escribía para no olvidarlo, y buscaba aplicarlo a su vida. No leía solo para pasar el tiempo gustosamente.

Yo leo relativamente poco, y me examino mucho sobre aquello que he leído, me pregunto: ¿en qué situación estoy? ¿Qué debo hacer? Me siento y me auto-examino. No me permito que aquello que leo pase por mí ligeramente.

 Hoy, con tanta lectura, la gente llega a preferir los grabaciones, llenándose de casete sobre cuestiones superfluas. Según Abba Isaac, sin embargo, la sabiduría que no está basada sobre su justa actividad es un depósito de desgracia [1]. Mirad, como muchos que les interesa el deporte leen revistas y diarios deportivos mientras están sentados. Pueden estar como un gordo ternero, y aún así admiran a los atletas. ¡Oh, es maravilloso!¡Es increíble! Y no se esfuerzan, nunca sudan, y no pierden tampoco una libra. Leen y leen sobre los eventos atléticos, y luego van a acostarse, no aprovechando nada. Están satisfechos con el placer de la lectura. Algunas personas mundanas leen los diarios, literatura romántica o una novela de aventura, otros miran un partido de futbol en el estadio y pasan su tiempo. Lo mismo hacen algunas personas que leen libros espirituales. Estos pueden quedarse toda la noche leyendo libros espirituales con gran fervor y estar contentos. Toman un libro espiritual, cómodamente seducidos, e inician la lectura. “Oh, yo he sacado provecho de esto”, dicen. Cuando sería mejor decir: “me he divertido, he pasado gustosamente mi tiempo.” Porque esto no es sacar provecho…

Aprovechamos cuando entendemos lo que leemos, cuando nos corregimos y nos disciplinamos a nosotros mismos, a través de la aplicación de lo que leemos: “¿qué significa esto? ¿Dónde me encuentro en relación con esta verdad espiritual? ¿Qué debo hacer ahora?” Después de todo, mientras más aprendemos, más responsabilidad tenemos ya que debemos vivir conforme a esto que hemos aprendido. No estoy diciendo que no debemos leer de modo que podamos invocar a la ignorancia y por esto estar exentos de responsabilidad, porque esto es un hábil engaño; estoy diciendo que no deberíamos leer solo para pasar el tiempo gustosamente. Malo es que si uno lee mucho y tiene una gran memoria como para recordar muchas cosas y puede también hablar mucho sobre lo que lee, a la vez se engañe a sí mismo pensando que también él observa personalmente estas muchas cosas que lee. Así, él ha creado una ilusión hacia sí mismo y hacia los otros. Por tanto, no quedemos tranquilos pensando en que leemos mucho. Por el contrario, volved la atención a ustedes mismos y aplicad esto que han leído. Leer mucho solamente, educará sólo enciclopédicamente.

– ¿Cuándo se tiene una distracción, es útil concentrarse a través del estudio?

– Sí, se debería leer un poco, algo profundo, para calentar el alma. Esto mantiene las distracciones y las preocupaciones bajo control, y la mente es transportada al reino divino. En caso contrario, la mente es desviada por cualquier preocupación.
  
– Padre, ¿cuáles libros espirituales son más útiles?
  
-   Los diversos textos patrísticos, que gracias a Dios hoy están disponibles a millares, son muy útiles. Se puede encontrar cualquiera si tenemos necesidad y si deseamos estos libros. Se trata de un alimento espiritual auténtico y de una guía segura en el camino espiritual. Sin embargo, para que puedan ser un beneficio para nosotros, deben ser leídos con humildad y oración. Los textos patrísticos revelan la condición espiritual interior del alma, así como una tomografía revela la estructura interna del cuerpo. Cada frase de los textos patrísticos contiene una multitud de significados, y cada uno puede interpretarlo según el propio estado de la existencia. Es mejor leer el texto antiguo, más que una traducción, porque el traductor interpreta el verso original según la propia espiritualidad. En todo caso, para comprender los escritos de los Padres nos debemos esforzar, concentrar y vivirlos espiritualmente, porque el espíritu de los Padres es percibido a través del espíritu solamente. Particularmente útiles son las Homilías ascéticas de san Isaac el Sirio, pero deben ser estudiadas lentamente de modo que puedan ser asimiladas poco a poco como alimento espiritual. El Evergetinos [2] es verdaderamente de gran utilidad, porque nos provee una visión de todo el espíritu de los Santos Padres, es útil porque describe las luchas de los Padres contra todas y cada unas de las pasiones, y, porque aprendemos cómo tenemos que trabajar en la vida espiritual, el alma así es fuertemente ayudada. Además, el Sinaxario, las vidas de los Santos, son historias sagradas y muy útiles especialmente para los jóvenes, pero no deben ser leídas como cuentos.

 No tenemos necesidad de grandes conocimientos para ser devotos [3]. Si nos concentramos y meditamos las pocas cosas que sabemos, nuestro corazón estará espiritualmente colmado. Se puede estar profundamente impresionado por un simple himno, mientras que otro puede no sentir nada incluso si conocen todos los himnos de memoria, por no haber entrado aún en la realidad espiritual. Por esto, lean los Padres, una o dos líneas por día. Son vitaminas muy nutrientes para el alma



  
[1] Cfr. S. Isaac el Siro, Le Omelie ascetiche, Omelia 1.
[2] Una antología familiar de dichos y acontecimientos ascéticos y patrísticos que han sido compilados por el monje Pablo l’Evergetinos, el fundador del famoso santo monasterio de la Theotokos Evergetinos (Soccorritrice) en Constantinopla.
[3]  Juan 4, 23.

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